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Chang Ai por N3K0-Ch4N

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Zuko despertó con un suspiro, sus ojos se abrieron lentamente mientras dejaba que la tenue luz de la mañana entrara por la ventana de su habitación y luego cerró sus ojos nuevamente, estaba tan cansado pero le había prometido a su tío que lo ayudaría con el trabajo en su nueva tienda de té hoy, así que luego de permanecer unos minutos en su cama, se levantó, estiró los brazos por encima de su cabeza, bostezando al tiempo que dejaba entrar más luz desde la ventana a medida que amanecía. Se incorporó, se acercó al alfeizar de la ventana y se apoyó contra ésta, respiró profundo el aire fresco y húmedo de la mañana, exhaló lentamente.

-Es todo-pensó sonriendo, viendo a un par de pájaros revoloteando y jugando entre ellos-hoy es el comienzo de mi nueva vida-

Se apartó de la ventana con los hombros rectos y un nuevo propósito, por un tiempo trató de capturar al Avatar para poder confesarle sus sentimientos al maestro aire y también tratar de averiguar si era Kuzon, pero luego llegó a la conclusión de que eso era completamente imposible, tuvo que aceptar el hecho de que el niño enmascarado que conoció en el festival no era real, por lo que decidió centrarse en sus sentimientos hacia Aang, pero no lo había visto desde que estaban en el lago Laogai. Fue a su armario, abrió las puertas y buscó algo que ponerse: sacó una túnica de color marrón oscuro con detalles dorados, una camiseta base y leggins, ya no le desagradaba la ropa del Reino Tierra, es más, llegó a acostumbrarse a usarla a diario y hasta casi la disfrutaba. Comenzó a vestirse lentamente, sus pensamientos se perdieron en su tío quien tarareaba alegremente desde la cocina, el suave aroma a comida flotó a través de la rendija de su puerta.

Zuko hizo una breve pausa mientras ataba su faja alrededor de su cintura, tocando el suave material mientras miraba hacia la puerta por unos momentos ¿qué habría hecho él sin su tío? su tío, quien siempre estuvo a su lado cuando más lo necesito, quien siempre lo defendió, quien lo amó incondicionalmente… su tío, era más que eso, era como un padre para él, uno mejor que el que alguna vez Ozai pudo haber sido. Encargarse de una tienda de té en Ba Sing Se no era algo que Zuko planeaba hacer por el resto de su vida, esto era algo que Iroh quería hacer, y estaba feliz por él, había pasado por muchas cosas y lo había dado todo por él, lo apoyaría hasta que pudiera comenzar su propia vida… ser dueño de su propio destino.

"¿Quién eres y qué es lo que quieres?"

Su tío tenía todas las razones habidas y por haber para hacerle esa pregunta cuando estaban en el lago Laogai luego de que Zuko liberara a Appa usando su disfraz del Espíritu Azul, porque, durante mucho tiempo, no sabía quien era en realidad, pero ahora sí, finalmente descubrió su verdadera identidad. Zuko salió de sus pensamientos y se colocó sus sandalias, golpeó los dedos de los pies en el suelo para que estuvieran ajustadas sobre sus pies y luego se volteó hacia el espejo en su habitación, pasó una mano por su cabello, trazando distraídamente su cicatriz, la otra noche tuvo un sueño extraño pero muy particular, tuvo el sueño de que él había sido el Avatar por un instante ¿por qué había sucedido eso? no estaba seguro, pero también recordó cuando vivía con su tío en las áreas bajas de Ba Sing Se, pudo ver los rostros desesperados de los refugiados, niños con ropa sucia y el rostro manchado de lágrimas, recordó los besos que compartió con Aang y el cómo con cada día que pasaba esos momentos se desvanecían, finalmente, recordó que amaba a Aang, lo amaba como nunca antes había amado a alguien.

-Soy el príncipe Zuko de la Nación del Fuego-susurró en voz baja, poniéndose de pie-hijo del general Iroh y quiero que haya paz en el mundo... que no haya más lágrimas. Yo quiero... yo quiero estar con Aang y ayudarlo a corregir los errores de mis antepasados ... quiero abrazarlo, estar a su lado en todo momento y decirle... poder decirle que lo amo-miró fijamente su reflejo un poco más, trazando su cicatriz y luego sus labios, sintió que su espíritu se volvía más liviano y menos confundido, estaba seguro de lo que quería ahora y si las cosas no sucedían de la forma en que las había planeado desde un principio, al menos Zuko sabía que podía ser dueño de su propio destino. Con todo eso en mente, salió de la habitación, sintió otro bostezo salir de él apenas entró en la cocina y en la sala de estar de su nuevo apartamento. Se refregó los ojos tratando de quitarse el sueño de éstos, el aroma de una sopa blanca y pastosa llamada Jook que Iroh estaba preparando en un caldero golpeó sus sentidos con más fuerza que antes y caminó hacia el anciano que estaba sirviendo parte del contenido en un cuenco de madera-¿qué es ese aroma?-preguntó acercándose para mirar por encima de su hombro.

-Es un plato de arroz llamado Jook-le advirtió Iroh a su sobrino-probablemente no te guste-

Zuko se inclinó e inhaló profundamente, dejando que el cálido aroma lo invadiera por un momento. Acercó una mano a la despensa, tomando uno de los cuencos de madera que había allí dispersos.

-En realidad eso huele delicioso-dijo tan brillante y sinceramente como pudo, esperando a que su tío no creyera que lo estaba engañando, porque siendo honestos, no estaba mintiendo. Extendió su tazón, sonriendo suavemente al hombre al que admiraba-me encantaría un tazón, tío-

Su tío lo miró un poco escéptico por un momento, pero no cuestionó lo que dijo su sobrino, alcanzó su cucharón y recogió algo del Jook para Zuko, vertiéndolo en el recipiente vacío que sostenía en su mano.

-Ahora que tu fiebre ha desaparecido, pareces alguien diferente-comentó su tío, lo que provocó que Zuko intentara explicar el porque de esta sensación de alivio y el nuevo propósito que ahora tenía en mente, pronto su futuro estaría en sus manos, tomaría sus propias acciones, sus propias decisiones y no las forzaría por sobre él, por nadie más o por sus propios delirios, se volteó con su tazón en mano y se arrodilló en el suelo junto a la mesa del comedor.

-Hoy es un nuevo día-dijo Zuko con un tono de voz más suave y relajado, como si de alguna forma estuviera más… despreocupado-tenemos un departamento nuevo, muebles nuevos, y hoy es la gran inauguración de tu tienda de té. Las cosas están mejorando, tío-

Zuko desvió su mirada hacia los tejados del área superior, escuchando las risas de los niños que corrían por las calles, entremezclándose con las conversaciones de los comerciantes y los pájaros cantando. Tomó un sorbo de su cuenco observando por el rabillo del ojo como su tío le sonreía con orgullo, Zuko se sintió como si estuviera en la novena nube, sabía que había tomado la decisión correcta al quedarse la lado de ese hombre en lugar de perseguir algo que por mucho que lo obtuviera, su padre jamás le daría su aprobación u aceptación. En cambio, Iroh, siempre lo aceptó y aprecio como era sin pedir jamás algo a cambio, éste se volteó para servirse su tazón de Jook, apagó el fuego en la olla apenas salió de la cocina y se sentó frente a Zuko en la mesa. Se sentaron uno frente al otro en una atmósfera silenciosa y agradable, lo único que se podía oír era a ellos bebiendo un sorbo de sus cuencos y ponerse de pie para llenarlos, luego de un rato, Zuko desvió la mirada hacia su tío, abrió la boca en un intento inútil de querer entablar una conversación pero no supo bien que decir así que la volvió a cerrar, miró detrás de sí, luego la ventana y finalmente a su tío, se dio cuenta de que el hombre estaba observándolo fijamente, a juzgar por el brillo en sus ojos dorados.

-¿Hay algo que te esté inquietando, príncipe Zuko?-preguntó su tío dejando de lado su cuenco, sus manos se deslizaron por debajo de las mangas de su túnica mientras lo miraba-¿estás pensando en alguien especial? como… ¿una chica, quizás?-

Suspiró apoyando su propio tazón en la mesa, girándolo un poco mientras intentaba buscar la forma de decirle lo que necesitaba decirle, si tan solo aquel anciano pudiera entender su sufrimiento por no poder confesarle su amor al Avatar, jugueteó con la faja alrededor de su cintura con una mano mientras respiraba profundamente y, finalmente, decidió poner las cartas sobre la mesa.

-Tío… yo… e-estoy enamorado de alguien…-fue interrumpido por un golpe en la puerta del apartamento, lo que provocó que su tío se pusiera de pie de inmediato para ir a ver quien estaba afuera. Bajó la cabeza, golpeándola suavemente contra el borde de la mesa, ahora nunca tendría la valentía de confesarle a su tío lo que sentía por Aang y poder recibir algún consejo de su parte sobre que es lo que debería hacer, miró por debajo de su largo cabello para ver a su tío saludando a su benefactor, quien se jactaba en voz alta de su futuro éxito en el negocio del té. Zuko se golpeó la cabeza un poco más contra la mesa antes de incorporarse y salir de la habitación, decidió que lo mejor sería ir allá usando su uniforme de la tienda, después de todo ya había perdido su oportunidad.

Ambos salieron del departamento minutos después, se subieron al carruaje que su benefactor les trajo. Zuko desvió la mirada hacia la ventana, sintiéndose un poco nostálgico por así decirlo, pero finalmente reaccionó, hoy no se trataba de él, hoy era un día importante y se trataba únicamente de su tío, además, ya habría tiempo de explicarle todo a aquel hombre a quien admiraba y quería como un padre.

-Así que ¿de qué querías hablar conmigo, Lee?-preguntó su tío con una mano sobre su hombro, usando su seudónimo para que su conductor no sospechara. Zuko desvió la mirada hacia su tío, le sonrió y negó un poco con la cabeza.

-No es nada importante, te lo diré otro día-le dijo tomando la mano de su tío por un momento antes de desviar la mirada otra vez hacia la ventana, le diría todo a Iroh cuando estuviera listo.


Aang y Sokka aterrizaron en la costa de la bahía Camaleón, la supuesta ubicación del padre de Sokka, Hakoda, y los demás guerreros de la Tribu Agua del Sur. Sokka se puso muy nervioso y hasta sintió su estómago revolverse; sin embargo, Aang logró calmarlo, éste le preguntó si no se sentía así por su encuentro con el gurú Pathik para aprender a dominar el estado Avatar, Aang le sonrió, a diferencia de Sokka, no se sentía nervioso en lo más mínimo, tras dejar a su amigo en la bahía Camaleón, el maestro aire se fue gritándole a Sokka que se verían dentro de una semana.

Luego de que Aang se fuera, Sokka entró en la base y es recibido con cálidos abrazos y bienvenidas por parte de los guerreros de la Tribu Agua del Sur. Tras un breve intercambio de saludos, los guerreros lo acompañaron a una enorme tienda, Sokka entró en la tienda y allí había unos cuantos guerreros más, incluidos Bato y su padre, quienes estaban estudiando un mapa. Hakoda elevó su vista y se levantó del suelo para abrazar a su hijo felizmente.

Mientras tanto, el Consejo de los Cinco revisaba el plan de invasión con Katara, quien estaba acompañada de Momo.

-La base del general Fong servirá como punto de partida para el ataque-dijo el general How haciendo una demostración moviendo varias piezas de piedra que representan las fuerzas del Reino Tierra a través de un mapa mundial con tierra-control-en exactamente dos meses, el ejército y la marina invadirán la Nación del Fuego durante el día del sol negro-

Momo, de repente, se lanzó a través del tablero y volcó los pilares. Katara se rió de las acciones del lémur.

-O podríamos enviar a Momo para genere algún desastre-dijo la maestra agua en un intento de lidiar con los cinco generales, a quienes no les divirtió su broma en lo más mínimo-porque… bueno… lo… lo siento-

-Todo lo que necesitamos es el sello del Rey Tierra para ejecutar nuestro plan-le ordenó el General How a Katara mientras le daba un pergamino.

-Le enviaré estos pergaminos de inmediato-respondió Katara-gracias, general How-

Por otro lado, Aang se dirigía con Appa al Templo Aire del Este, por alguna razón en particular sus pensamientos nuevamente se perdieron en Zuko, preguntándose cómo estaría en ese momento y qué estaría haciendo, no había visto al príncipe desterrado desde la última vez que estuvieron peleando contra Azula en la aldea abandonada, recordó haberlo dejado atrás, envuelto en una ola de fuego y furia, por un momento, había dudado seriamente en regresar y ayudarlo, realmente quería ayudarlo. Ahora que lo pensaba mejor, sus pensamientos no habían estado centrados muy seguido en Zuko debido a la noticia del eclipse, los planes de la invasión y la desaparición de Appa, ante ese doloroso pensamiento, escondió su rostro con fuerza contra el hombro del bisonte volador por un momento.

-Te quiero, amigo-susurró al viento áspero que azotaba a su alrededor. Recibió un gruñido en respuesta a sus palabras, tanto tiempo conviviendo con el animal le hicieron entender que el sentimiento era mutuo, se preguntaba si le decía a Zuko que lo amaba, le correspondería. No habían podido hablar, no con una conversación seria desde aquella vez que lo rescató de la fortaleza de Zhao disfrazado como el Espíritu Azul, el Polo Norte no contaba, porque había cosas más importantes de las cuales preocuparse como el hecho de tener que proteger a los espíritus de la luna y el océano, así que no habían tenido la oportunidad de hablar desde entonces y tampoco había tenido la oportunidad de preguntarle a Zuko que era aquello tan importante que quería decirle mientras estuvieron en la cueva de hielo, probablemente, si volvía a verlo y le preguntaba, ya lo habría olvidado. Aang sintió un cosquilleo recorrer todo su cuerpo de solo rememorar ese recuerdo e intentó recordar las sensaciones que Zuko provocaba en su joven cuerpo… pero esos recuerdos eran tenues y se desvanecían lentamente con cada día que pasaba, por mucho que lo intentara, no era capaz de rememorar esos sentimientos prohibidos entre él y el príncipe de la Nación del Fuego. Rozó sus dedos contra sus labios como siempre lo hacía cada vez que pensaba en Zuko, esta vez el recuerdo era más fuerte, porque logró robarle no solo un beso sino unos cuantos mientras estaban en el Polo Norte antes de volver a separarse por quien sabe cuanto tiempo, recordó la cálida sensación de los labios de Zuko y supuso que era porque venía de un lugar donde la mayoría de las personas eran maestros fuego, la forma suave en la que se presionaban contra los suyos, las chispas de placer que recorrían su cuerpo, esas sensaciones que solamente él podía provocar, que solo con él podía sentir, mordisqueó y lamió sus labios. Gimió en voz baja acurrucándose un poco en Appa apenas los recuerdos invadieron su mente y mordió su labio inferior, deseando que fuera el de Zuko, nunca antes había experimentado algo así, esa ferviente pasión por alguien que además era de su mismo sexo, ni siquiera por Katara sentía esta sensación, la maestra agua siempre sería una persona muy importante para él, pero los sentimientos que desarrollo por ella estaban lejos del pequeño enamoramiento que alguna vez sintió, ella no lograba despertar ese desconcierto como lo hacía el príncipe desterrado. Abrió los ojos, no se dio cuenta de en que momento los había cerrado, divisó a lo lejos las torres del Templo Aire del Este, resopló deseando tener más tiempo para pensar, pero supuso que era lo mejor, él era el Avatar, y las necesidades del mundo estaban por encima de las suyas; sin embargo, durante los siguientes minutos que tenía antes de llegar, se permitió soñar un poco, el único privilegio que aún le quedaba en estos tiempos tan caóticos. Cerró los ojos y vio a Zuko sonriéndole, extendiendo sus brazos hacia él, las imágenes de su sueño comenzaron a mostrarse a rápida velocidad, como siempre lo hacían, esta vez pudo ver a Zuko uniéndose a su equipo y ayudarlo a pelear contra la Nación del Fuego, pudo ver a Zuko a su lado durante la invasión el día del sol negro mientras derrotaban al Señor del Fuego, Zuko lo envolvió en sus cálidos y fuertes brazos y lo besó dejándolo sin aliento frente a todos, pudo escuchar a sus amigos animándolos sintiéndose seguro en su abrazo, finalmente el mundo estaba a salvo, el equilibrio se había reestablecido y el amor triunfaba. Fue un hermoso sueño… pero había pasado por muchas cosas luego de que fue liberado del iceberg como para tener esperanzas al final, sabía que lograr que todo volviera a ser como era antes iba a ser difícil, que habría lágrimas, dolor y sangre en el proceso, lo único que esperaba era que todos pudieran lograr obtener su final feliz, la posibilidad de que el mundo regresara a su estado de equilibrio y armonía que no se había visto en más de cien años. Aang se limpió una lágrima perdida mientras él y Appa atraviesan una nube, sacudiéndose la humedad mientras se ciernen alrededor del templo. Él ve a un hombre meditando en la distancia y dirige a Appa en esa dirección, Guru Pathik estaba meditando sobre la misma torre donde se sentó antes de la partida de Appa-uh, hola? Eres el guru Pathik, ¿verdad? la persona que dejo la nota en el cuerno de Appa-

-En efecto-respondió el anciano sin abandonar su posición de meditación-yo era un hermano espiritual de tu gente, y un amigo cercano del monje Gyatso-

-En tu nota, dijiste que podías enseñarme a tomar el control de estado Avatar-dijo Aang mientras se sentaba frente a Pathik-¿cómo?-

-Debes ganar el equilibrio dentro de ti mismo antes de poder equilibrar el mundo-le respondió el gurú Pathik-y el primer paso para lograr el equilibrio comienza con esto-le dio un cuenco de madera a Aang-bébelo-

El joven Avatar lo hizo antes de escupirlo, comentando que era una extraña combinación de cebolla y jugo de banana. Luego de esa incómoda escena, el gurú Pathik comenzó a explicarle al Avatar la instrucción de los chakras, para dominar el estado Avatar, Pathik le dijo que primero debía abrir los siete chakras de su cuerpo, al darse cuenta de que Aang no tenía un mínimo conocimiento de la naturaleza de los chakras, Pathik le ofreció una demostración visual. Usando un estanque obstruido con algas, le explicó exitosamente a Aang el concepto de los chakras, afirmando que al eliminar las obstrucciones entre los estanques, el agua podía fluir al igual que la energía fluye a través del cuerpo cuando los siete chakras están abiertos, el gurú además le explicó que hay siete chakras dentro del cuerpo cada uno con un propósito diferente, una intensa sensación que culmina con la apertura de todos ellos. Pathik advierte que el proceso de abrir los chakras no se puede detener una vez que ha comenzado, debe completarse para tener éxito. Aang acepta este desafío y comienzan el proceso, viajando por diferentes puntos del Templo Aire del Este aprendiendo sobre los primeros seis chakras: Tierra, Agua, Fuego, Aire, Sonido y Luz.

Mientras tanto, Mai y Ty Lee, vestidas con uniformes de guerreras Kyoshi se sentaron en los escalones de la entrada del palacio del Rey Tierra, ninguna de ellas notó que un par de agentes Dai Li las espiaban ocultos tras las columnas, algo les decía que aquellas chicas no eran lo que aparentaban ser y que debían averiguar que estaban tramando.

-Estoy harta de usar este disfraz de señorita-se quejó Mai mientras Ty Lee se mantenía ocupada haciendo ejercicios y elongando sus extremidades-no sé cómo puede alguien pelear con esto-

-Tal vez por eso fue tan sencillo derrotar a las guerreras Kyoshi y quitarles sus uniformes-le dijo Ty Lee a Mai, uno de los agentes Dai Li que estaba detrás de la columna entrecerró los ojos con una expresión seria al escuchar que esas guerreras Kyoshi no eran nada más que unas impostoras.

-¿Cuánto tiempo más vamos a tener que estar sirviéndole al Rey Tierra?-preguntó la sombría chica a su amiga-si tengo que recoger otra pila más de popo de oso, juro que voy a vomitar-

-La princesa Azula nos prometió que volveríamos a la Nación del Fuego una vez que capturemos al Avatar-le dijo Ty Lee a su amiga-solo debemos ser pacientes-

-¡Cállate!-le dijo la chica de cabello oscuro-¿acaso quieres que todo el palacio sepa que somos de la Nación del Fuego?-

-Lo siento-se disculpó la alegre chica junto a ella, los agentes Dai Li que habían estado espiando sigilosamente desde las columnas, se aferraron a éstas de manera rápida y sigilosa, una vez que se fueron, Azula hizo su aparición.

-Buen trabajo, chicas-las felicitó la princesa disfrazada-estoy segura de que los Dai Li enviarán el mensaje-

Aang y Pathik avanzaron al chakra del fuego, ubicado en el estómago, lidia con la fuerza de voluntad y se bloquea con la vergüenza. Antes de desbloquear el chakra del fuego, el gurú prosiguió con el desbloqueo del tercer chakra preguntándole al Avatar de qué esta tan avergonzado y porque razón estaba decepcionado de sí mismo. Aang tiene una visión de cuando intentó hacer fuego-control por primera vez y terminó hiriendo a Katara, diciéndole a Pathik que luego de ese incidente, nunca más volvería a hacer fuego-control, Pathik respondió que para obtener el equilibrio debe aceptar todos los aspectos de su vida, Aang era el Avatar y en su vida pasada él había sido un maestro fuego. Acepta su deber, el destino que se le fue impuesto desde un principio y con eso logra abrir el tercer chakra, el siguiente chakra es el del aire, localizado en el corazón, lidia con el amor pero se bloquea con el dolor, poniendo su dolor como principal prioridad, Aang visualiza a todos los nómadas aire que fueron eliminados por la Nación del Fuego durante la guerra de los cien años, estando Gyatso delante de todos ellos, estos se desvanecieron uno por uno convirtiéndose en humo. Según Pathik, el amor es una forma de energía que gira en torno a las personas, afirmo además que el amor que Aang sentía por los nómadas aire permanecería siempre con él pero que podía llegar a reencarnar en un nuevo tipo de amor, al principio, Aang intentó pensar en Katara pero luego recordó que no era ella por quien tenía estos sentimientos, la imagen de la maestra agua se distorsionó para darle paso a Zuko.

El siguiente chakra es el del sonido, ubicado en la garganta, lidia con la verdad pero es bloqueado con las mentiras. Aang recordó el momento en el que ocultó su verdadera identidad a Katara y a Sokka, afirmando que en un principio no quería que supieran que el era el Avatar porque nunca quiso serlo. Pathik le explica que no puede negar su propia naturaleza y que debía aceptar su destino como el Avatar, con una visión en mente y soltando un suspiro, Aang aceptó esta idea logrando abrir con éxito el chakra del sonido, siendo felicitado por Pathik quien comenzó a explicar la técnica para desbloquear el chakra de la luz, el cual está ubicado en la frente, lidia con la visión pero se bloquea con la ilusión, además, admite que la mayor ilusión del mundo es la separación, las cosas que se creen que son separadas por ser diferentes una de la otra. Aang relacionó instantáneamente este concepto con las cuatro naciones y Pathik le dijo que cada individuo era parte de todo colectivo, pero que viven como si estuvieran divididos. Aang se dio cuenta de que Pathik tenía razón al decir que todos estaban conectados, por lo que las divisiones carecían de sentido. Pathik continuó explicando que incluso la separación de los cuatro elementos era una ilusión, ya que los cuatro son partes del mismo todo, añadiendo que incluso el metal era simplemente tierra refinada y purificada.

Con la apertura final del chakra, Aang sería capaz de entrar y salir del estado Avatar fácilmente, así como controlar sus acciones dentro de éste. El último chakra es el del pensamiento, ubicado en lo alto de la cabeza, lidia con la energía cósmica pero es bloqueado por las posesiones terrenales, le pidió a Aang que meditara sobre a qué se mantenía tan aferrado, y mientras lo hacía, las imágenes de Zuko volvieron a su mente, incluido el sueño que tuvo mientras viajaba hacia el templo, todas estas imágenes invadieron su mente y al ver que Aang finalmente logró centrarse en lo que lo mantenía atado, Pathik le ordenó que dejara ir estas emociones, de pronto, Aang se enfada al darse cuenta de que debe dejar atrás sus sentimientos por el príncipe de la Nación del Fuego cuando hace poco acababa de descubrir que lo amaba sin restricciones. Se pregunta por qué no podía permitirse sentir este tipo de amor, cuando el mismo gurú le dijo que eso era algo bueno para él, Pathik entrecerró los ojos pero permaneció en una actitud calmada y serena, afirmando que si Aang quería que la energía cósmica pura entrara en él, tenía que abandonar sus posesiones terrenales, incluyendo a aquel que tanto amaba incondicionalmente.

Katara entró corriendo en el palacio del Reino Tierra respirando agitadamente y una vez que entró en la sala del trono del Rey Tierra se encontró con Azula, May y Ty Lee disfrazadas de guerreras Kyoshi arrodilladas en el suelo. Por supuesto, la maestra agua no las reconoció y creyó que eran Suki y sus compañeras.

-Gracias a Agni que estás aquí, Suki-dijo Katara a la princesa disfrazada-algo terrible está sucediendo, la Nación del Fuego se ha infiltrado en la ciudad. Acabo de ver al Príncipe Zuko y a su tío, tenemos que decirle al Rey Tierra de inmediato-

-Oh, no te preocupes-respondió Azula mientras se levantaba del suelo-me aseguraré de decírselo-

Ahí fue cuando Katara se dio cuenta de su error, reconoció el distintivo tono dorado en los ojos de Azula. Sin embargo, su descubrimiento llegó demasiado tarde; Ty Lee se lanzó en el aire y bloqueó su chi. Azula y sus amigas se pararon alrededor del cuerpo inmóvil de Katara, comentando que era hora de que ella y Zuko se encontraran de nuevo.

De regreso en el Templo Aire del Este, ya era muy entrada la noche y la discusión continuaba, Aang permanecía firme en su opinión de no dejar atrás sus sentimientos por Zuko, pero el gurú Pathik le dijo que debía aprender a dominar todos los chakras para entrar en el estado Avatar. Aang accedió a intentarlo y tuvo una visión de Zuko siendo capturado por los agentes Dai Li con su hermana riéndose de él mientras se lo llevaban, luego apareció una imagen de Katara desapareciendo en el espacio y fue llevado por encima del planeta para caminar a lo largo de una corriente de energía cósmica, la corriente irradiaba de una imagen gigantesca de sí mismo en el Estado Avatar, que lo rodeó en una esfera de energía que irradiaba de sus palmas. Aang se sorprendió; sin embargo, al ver una imagen de Katara, capturada bajo tierra, abandonó la figura inducida por el estado Avatar y comenzó a correr en dirección a la imagen, haciendo que la corriente de energía cósmica se disipara y Aang cayera en picada a la Tierra.

-¡Katara está en peligro!-dijo Aang luego de ver que su amiga estaba en problemas, no obstante, la imagen de Zuko siendo capturado era lo que más le temía-tengo que irme-

-No, Aang-dijo Pathik intentando detener al niño que estaba por abandonar el templo-al elegir aferrarte a tus posesiones terrenales, bloqueaste el chakra ¡si te marchas ahora, nunca podrás entrar en el estado Avatar!-

Aang sabía que iba a arrepentirse de esto más tarde, pero ahora tenía que volver a Ba Sing Se, ayudar a su amiga e impedir que Azula capturara a Zuko, no le hizo caso a las advertencias del hombre y dejó atrás su oportunidad de dominar en el estado Avatar.


En la prisión de Ba Sing Se, un grupo de agentes Dai Li escoltó a una restringida y quejumbrosa Azula hasta la celda de Long Feng. Al llegar, ella exigió porque la llevaron hasta una prisión en medio de la noche.

-Tú no eres una guerrera Kyoshi ¿no es así?-preguntó Long Feng, quien sonrió apenas la reconoció-¿Azula, princesa de la Nación del Fuego?-

-¿Qué es lo que quieres?-le preguntó Azula.

-Quiero proponerte un trato. Es hora de que recupere el control de Ba Sing Se-respondió Long Feng-y tienes algo que necesito-

-¿Huh?

-La confianza del Rey Tierra.

-¿Por qué razón debería ayudarte?-le preguntó la princesa disfrazada al hombre con un tono de voz rudo pero a la vez agrio.

-Porque puedo ayudarte a derrotar al Avatar.


En el Jasmine Dragon, Iroh y Zuko estaban terminando con sus tareas de limpiar la tienda de té cuando apareció un mensajero portando un pergamino en la mano.

-Un mensaje del palacio real-dijo el mensajero dándole el pergamino a Iroh, el anciano tomó el pergamino, lo abrió y leyó lo que estaba escrito dentro de éste.

-No… no puedo creerlo-dijo Iroh un poco asombrado.

-¿Qué sucede, tío?-preguntó Zuko mientras se acercaba a él.

-Buenas noticias, hemos sido invitados a servirle té al Rey Tierra.

Sin perder tiempo, Iroh se apresuró a preparar todo para ir al palacio real mientras Zuko lo miraba extremadamente contento y feliz por su buena suerte, y continuó trabajando en la tienda. No tenían idea en el tipo de problema en el que se habían metido al haber aceptado esa invitación.

Aang sintió que la culpa lo carcomía mientras miraba a Sokka y Toph quienes estaban sentados junto a él en Appa, les había mentido diciéndoles que había logrado dominar el estado Avatar… sin embargo, no podía revelarles la verdadera razón por la que regresaba a Ba Sing Se sin haber dominado el estado Avatar, incluso cuando había logrado desbloquear el cuarto chakra… el que lidiaba con el amor y se bloqueaba con el dolor, pudo ver como su gente, los nómadas aire, se desvanecían en la niebla, pero cuando el gurú Pathik le dijo que podía llegar a reencarnar en un nuevo tipo de amor, tenía razón, ese amor había tomado la forma de algo nuevo, primero había visto a Katara pero después esa imagen cambio para ser reemplazada con Zuko. Zuko había sido el predominante y pudo sentir que su corazón latía con intensidad al saber que fue él quien le había estado dando fuerzas y lo estaba ayudando a dominar el estado Avatar, pero luego, cuando tuvieron que trabajar en desbloquear el último chakra, Pathik le dijo a Aang que debía deshacerse de todas sus posesiones terrenales, eso incluía su conexión y el amor que sentía por Zuko porque necesitaba liberarse para dominar de forma definitiva el estado Avatar de la manera en que él quería que lo hiciera. Casi se negó a hacerlo, no podía dejar ir a Zuko, ellos habían llegado a formar una conexión en el Polo Norte, al menos por un breve lapso de tiempo, además, mantenía vivas las esperanzas de que luego de todo esto, podrían volver a reconectarse y estar juntos, no solo como amigos, sino también como algo más, desafortunadamente, el gurú destruyo todas esas expectativas al decir que debía dejar atrás a Zuko si quería dominar rápidamente el estado Avatar.

Aang sabía que sus vidas pasadas, como el Avatar Roku, habían logrado dominar el estado Avatar, pero luego de tantos años de disciplina y meditación… estaba seguro de que no habían tenido que renunciar a sus posesiones terrenales para lograrlo. Solo porque Aang estaba tomando la manera rápida y sencilla de dominar el estado Avatar, la cual culminó teniendo que sacrificar lo que más amaba… no pudo negar que todo eso implicaba el bien del equilibrio. Finalmente, se dio por vencido, asintió solemnemente al gurú Pathik y decidió renunciar a la persona que más amaba si eso implicaba tener que salvar al mundo, pero tras tener una visión de Zuko en problemas seguido de una visión nebulosa de Katara en peligro, tuvo que huir con la culpa de haber elegido la salida fácil y no renunciar a su amor porque tenía que ir a salvarlo.

Así que, ahora estaba allí sentado en la cabeza de su bisonte volador junto a Sokka y Toph, mintiéndoles sobre que había dominado el estado Avatar y que había pensado que Katara podía llegar a estar en grave peligro, claro, sin mencionar el hecho de que primero había visto a Zuko correr un grave peligro, porque no podía decirles (especialmente a Sokka, quien odiaba al príncipe) de la historia de amor secreta que tuvo con Zuko por lo que mintió entre dientes esperando que sus amigos no sospecharan e instó a Appa en ir más rápido hacia el palacio del Rey Tierra, jaló sus riendas con rapidez con la esperanza de que llegaran allí antes de que algo malo sucediera, desvió la mirada hacia Sokka y Toph deseando poder dejar escapar todo pero decidió no hacerlo.

Mientras tanto, en las profundidades subterráneas, Azula, que ahora estaba en control de los agentes Dai Li gracias al trato de Long Feng, trabajó rápidamente para establecer su posición de liderazgo y hacer que la teman y la obedezcan.

-El Rey Tierra y el Consejo de los Cinco no confían en los Dai Li-les dijo Azula, ella había cambiado su disfraz de Guerrera Kyoshi por un uniforme de agente Dai Li, sus amigas, Mai y Ty Lee aún seguían disfrazadas como Guerreras Kyoshi-encarcelaron a su líder, Long Feng, pronto se volverán contra todos ustedes y los eliminarán, tomar el poder hoy es una cuestión de vida o muerte-comenzó a bajar las escaleras mientras miraba a los agentes-este golpe debe ser rápido y decisivo, el Rey Tierra y cada uno de los cinco generales deben ser derrocados simultáneamente. Long Feng los ha puesto bajo mi mando mientras derrocamos al gobierno-giró sobre sus pasos y caminó doblando hacia a la derecha mientras su mirada seguía fija en los agentes Dai Li parados frente a ella-si siento alguna deslealtad, alguna duda, alguna debilidad, la apagaré. Eso es todo-

Con esas ultimas palabras, los Dai Li giraron sobre sus pasos y salieron de su cuartel general.

-Buen discurso, Azula-la felicitó Ty Lee mientras servía una taza de té-fue bonito, poético pero también aterrador en el buen sentido-

-Sí, por un segundo creí que los harías orinarse en sus pantalones-comentó Mai mientras sonreía con diversión.

-Todavía hay algunos cabos sueltos, el Avatar... mi hermano y mi tío-dijo Azula mientras rodaba los ojos.

Iroh y Zuko llegaron al palacio del Rey Tierra por la estimada invitación que recibieron para ir a servirle el té. Mientras esperaban al rey, los dos comenzaron a mostrarse algo aprensivos.

-¿Por qué estará tardando tanto?-le preguntó Zuko a su tío mientras éste preparaba el té y lo servía en las tazas dispuestas en la mesa.

-¿Quizás el Rey Tierra se haya quedado dormido?-respondió Iroh. De repente, un grupo de agentes Dai Li rodeó a Iroh y a Zuko, pronto se dieron cuenta de que todo había sido una treta armada por Azula.

-Es la hora del té-dijo la princesa de la Nación del Fuego apenas apareció en la habitación.

-Azula…-dijo Zuko adoptando una posición defensiva, aparentemente, las cosas estaban marchando acorde a lo que había estado planeando desde hacía unos días.

-¿Conocen a los Dai Li? Son maestros tierra pero tienen un instinto asesino tan parecido al de los maestros fuego-les dijo Azula presentando su nueva escolta con una mirada siniestra-eso me fascina-

En lugar de reaccionar como lo hizo Zuko, Iroh decidió adoptar una perspectiva diferente.

-Bueno ¿alguna vez te he contado cómo fue que me gané el apodo "el Dragón del Oeste"?-le preguntó con calma a Azula mientras bebía su taza de té y se levantó de su asiento justo al lado de Zuko.

-No estoy interesada en una larga anécdota, tío-respondió Azula moviendo su mano en señal de desinterés y aburrimiento.

-En realidad es más bien una demostración-le dijo el anciano, sorbió su taza de té y al instante comenzó a lanzar su aliento de fuego atacando a los agentes Dai Li que lo rodeaban a él y a Zuko. Aprovechando la distracción, ambos dieron marcha a su fuga, esquivando proyectiles de tierra que arrojaban los agentes Dai Li, Iroh destruyó una pared con ayuda de un rayo y saltó del palacio aterrizando en el suelo e instó a Zuko a escapar con él; sin embargo, Zuko decidió dejar de correr y se dio la vuelta para enfrentarse a Azula. Iroh estaba claramente disgustado con su decisión, pero rápidamente se incorporó y huyó de la escena, el príncipe desterrado desafió a su hermana a un Agni Kai el cual rechazó sin dudarlo, intentó atacarla pero en eso llegaron los agentes Dai Li y pronto lo capturan y lo arrestan.

Mientras tanto, Aang, Toph y Sokka llegaron al palacio, se bajaron de Appa, se dirigieron corriendo hacia la sala del trono y se enfrentaron al Rey Tierra.

-Katara está bien-les respondió el Rey Tierra, Kuei, intentando calmarlos-no tienen nada de qué preocuparse-

-Pero tuve una visión, estaba seguro de que ella estaba en problemas-le dijo Aang.

-Bueno, se reunió con el consejo de generales para planear la invasión-dijo Kuei-y luego de eso se ha ido con sus amigas, las guerreras Kyoshi-

-¿Lo ves, Aang? probablemente esté con Suki-le dijo Sokka tratando de ser positivo ante la situación, pero también tratando de animarlo-de seguro están de vuelta en el apartamento ahora mismo, hablando de maquillaje o algo así-

-Ok, tal vez tengas razón-dijo Aang, pero algo en su interior le decía que Zuko y Katara estaban en grave peligro y que lo que Kuei y Sokka le estaban diciendo no era verdad.

-Créeme, si hubiera algún peligro, los instintos animales de Bosco lo sentirían-dijo el Rey Tierra, de repente su mascota oso se despertó y retumbó al tiempo que parpadeaba. Sin embargo, ninguno de ellos era consciente de que las guerreras Kyoshi eran en realidad Azula, Mai y Ty Lee disfrazadas. Apenas el equipo Avatar regresó a su departamento lo encontraron vacío, allí fue cuando se percataron de que Katara estaba en peligro, mientras el grupo buscaba en el departamento vacío, Toph sintió a alguien tocar la puerta, identificando a la persona detrás de ésta como un viejo amigo suyo, Iroh, y lo invitó a pasar para sorpresa de Aang y Sokka.

-Necesito su ayuda-les dijo Iroh con un semblante preocupado en su rostro.

-Bueno, este día se está volviendo cada vez más y más extraño-pensó Aang, primero el Rey Tierra les dice que Katara estaba bien, lamentablemente dejando a Aang sin una forma de saber si Zuko también estaba bien y no podía siquiera preguntar porque si no la situación era sospechosa para sus amigos, así que contuvo la lengua y volvieron a su departamento en el anillo superior tratando de encontrar a Katara pero ella no estaba allí, hasta que el general Iroh apareció pidiendo su ayuda. Aparentemente, Iroh y Toph tuvieron un encuentro antes y Aang no tuvo más remedio que confiar en su maestra tierra-control, si ella decía que Iroh estaba bien, entonces Aang tuvo que deducir que podía ser cierto. Además, Iroh era el tío de Zuko y el maestro aire era incapaz de creer que aquel hombre fuera una mala persona, a pesar de que había permanecido al lado del príncipe desterrado a pesar de todo.

-La princesa Azula está aquí en Ba Sing Se-les dijo Iroh mientras entraba en el apartamento.

-Ella es quien debe tener a Katara-dijo Aang.

-También ha capturado a mi sobrino-les dijo el anciano, Aang comenzó a preocuparse al pensar en el tipo de tortura que estaba aplicando la temible princesa sobre la maestra agua pero también temía por la seguridad de Zuko.

-Entonces trabajaremos juntos para luchar contra Azula y salvar a Katara y a Zuko-sugirió el joven maestro aire mientras apretaba el puño mostrando su ira hacia la princesa de la Nación del Fuego.

-Whoa, espera, tiempo fuera-dijo Sokka interrumpiendo a su amigo-me perdiste cuando mencionaste a Zuko-

-Sé cómo debes sentirte por mi sobrino... pero debes creerme cuando te digo que hay bondad dentro de él-dijo Iroh con palabras reconfortantes, una vez más, Aang tuvo que reconocer que el anciano tenía razón, si Zuko no tuviera bondad dentro de él, nunca lo habría rescatado de la fortaleza de Zhao ni los hubiera ayudado a salvar a la aldea de la adivina de la inminente destrucción de un volcán.

-¡Con solo ver la "bondad" dentro de él no es suficiente!-exclamó Sokka no muy convencido con las palabras del anciano-¿por qué mejor no vuelves cuando él no te esté esperando ahí afuera, está bien?-

-Sokka, Zu… Katara está en grave peligro-le dijo Aang deteniendo al chico de la Tribu Agua del Sur-todo Ba Sing Se está en peligro, trabajar juntos es nuestra única oportunidad-

Sokka cambió de opinión, Iroh y el equipo Avatar se dirigieron afuera.

-Traje a alguien que quizás podría ayudarnos-dijo Iroh, una vez afuera, retuvieron al agente Dai Li capturado por Iroh en una cuña de rocas y tras un interrogatorio por parte de Sokka, el equipo Avatar supo que Katara estaba recluida en una cueva subterránea conocida como las catacumbas de cristal.

Zuko luchó contra el agarre que aplicaban los agentes Dai Li sobre él, queriendo escapar pero también queriendo estrellarse la cabeza contra una pared por su estupidez. Había estado tan atontado después de su fiebre, pensando que podría enfrentarse a su padre y al mundo y salir ileso. Entonces se dio cuenta de lo que había hecho... se había enfrentado a su hermana, que ahora tenía a toda Ba Sing Se comiendo de la palma de su mano y había sido completamente humillado, cuando lo que en realidad quería hacer era intentar ganarse su confianza para después traicionarla sin que se diera cuenta. En serio que necesitaba pensar mejor cuándo era el momento de actuar y cuándo era el momento de rendirse o huir.

Se detuvieron ante una pared de roca, parte de ella redondeada y se preguntó con un poco de miedo que tendrían reservado para él, le colocaron los brazos detrás de la espalda y un agente lo sostuvo mientras el otro movía la roca redondeada despejando el camino, revelando un túnel que desaparecía en la oscuridad.

-No te preocupes, tendrás compañía ahí abajo-le dijo uno de los agentes con sarcasmo.

Zuko no tuvo tiempo de procesar lo que el agente quiso decir porque fue arrojado hacia dentro del túnel, cayendo y girando contra la implacable roca, aterrizando en el suelo con un ruido sordo. Gimió, moviendo su cuerpo para poder arrodillarse, escuchó la roca que servía como la puerta de su nueva celda cerrarse. Levantó la vista hacia Katara, quien estaba de pie en la misma cueva oscura iluminada por cristales, ésta adoptó una postura defensiva, su expresión era furiosa mientras lo miraba... bueno, esto iba a ser una reunión interesante, solo esperaba que ella no tuviera agua en su cantimplora, porque temía por su vida por la mirada que se reflejaba en sus ojos, Zuko logró darse la vuelta sin que ella lo estuviera persiguiendo, se sentó en el suelo tratando de pensar en una manera de salir mientras ella le gritaba y lo perseguía, quería explicarle que ya no estaba tratando de capturar a Aang, al menos para no llevarlo a la Nación del Fuego encadenado, pero en su lugar, se quedó callado, no quería pelear contra ella; ya no tenía fuerzas para hacerlo. Además, si quería estar con Aang en algún momento en un futuro cercano, tenía que intentar hacer las paces con los amigos del niño, no había lugar como el presente ¿no es así? y en ese momento, ella dijo algo que sorprendió a Zuko, pero también le dio él una oportunidad para quizás comenzar una conversación con la chica que en cierto tiempo tuvo toda la devoción del Avatar, lo que podría comenzar a alivianar algo de la animosidad entre ellos, le dijo que él no sabía cuán doloroso fue para ella ver a la Nación del Fuego matar a su madre. A pesar de ello, a Zuko aún no le agradaba Katara, porque ella en parte era su rival en el amor, era demasiado calculadora, juzgaba a la gente demasiado rápido y no podía olvidar el pasado.

Sin embargo, por un tiempo, Zuko tuvo que reconocer que él tampoco fue capaz de olvidar el pasado, pero ahora podía hacerlo, por el bien de Aang, intentaría aunque sea hacer las paces con ella, aunque no estaba en su plan inicial, pero si alguna vez él y el Avatar llegaban a tener una relación seria, lo menos que podía hacer era intentar llevarse bien con ella y los demás amigos del joven maestro aire y Zuko solamente debía aprender a lidiar con eso, así que se volteó para verla, vio a la maestra agua arrodillada en el suelo llorando por la pérdida de su madre.

-Lo siento-susurró esperando a que ella tomara esto como una especie de tregua-eso es algo que quizás tenemos en común-Katara dejó de llorar y se volteó para mirarlo, apartó la mirada de sus tristes ojos azules hacia sus manos-mi madre siempre me ha estado protegiendo de mi padre... y ella tuvo que sacrificarse para hacerlo... la extraño… demasiado-

Se puso de pie y miró alrededor de la cueva incapaz de ver a la maestra agua a los ojos luego de su repentina confesión. Katara arrastró los pies, viéndolo con sus ojos perdidos y se dio cuenta de que tal vez ambos eran buenos chicos, solo que habían tomado malas decisiones pero ahora estaban en el camino correcto.

-Siento mucho haberte gritado antes-se disculpó Katara.

-No importa-respondió Zuko, no le importaba eso en ese momento.

-Es solo eso que por tanto tiempo, cada vez que imagino el rostro del enemigo es el tuyo-dijo la maestra agua.

-Mi rostro, ya veo-murmuró Zuko mientras llevaba una mano a su cicatriz.

-No, no. Eso no es lo que quise decir-asumiendo que ella estaba haciendo referencia a su cicatriz, Zuko le explicó que era una marca que simbolizaba su destierro, y su "destino" de perseguir al Avatar para siempre-tal vez podrías librarte de ella-

-¿Qué?-dijo Zuko mientras volvía su mirada hacia la maestra agua.

-Tengo habilidades curativas-le dijo Katara.

-Es una cicatriz, no se puede curar.

Sin embargo, había ganado la confianza de Katara hasta el punto en que ella misma se ofreció en borrar su cicatriz usando el agua del oasis en la Tribu Agua del Norte, Zuko le permitió borrar la cicatriz, pero antes de que pueda siquiera hacer algo, Aang e Iroh irrumpieron a través de la pared de la cueva. Emocionada de ver a su amigo, Katara se acercó corriendo hacia Aang, pero antes de que ella pudiera siquiera abrazarlo, el joven maestro aire la hizo a un lado y se acercó a Zuko, la maestra agua frunció el ceño ligeramente, gracias por verificar si ella estaba bien. Zuko miró a Aang y su corazón se aceleró al ver una hermosa sonrisa dibujarse en el rostro del niño, una sonrisa diferente a la que le dio la chica cuando corrió a abrazarlo. Sintió que correspondía su sonrisa, deseaba tanto poder cargar al niño en sus brazos y besarlo hasta que ambos no pudieran más, Aang levantó su mano saludándolo con timidez, Zuko correspondió el saludo aún sonriendo antes de cerrar la distancia entre ellos con un abrazo. Las pupilas de Katara se encogieron ante la escena que estaba presenciando, Aang envolvió sus pequeños brazos alrededor de la cintura de Zuko mientras enterraba su cabeza en el pecho del príncipe.

-¿Que está pasando aquí?-pensó Katara mientras los miraba a ambos abrazándose-acaso ellos... ¿acaso ellos se están abrazando? pero ¿por qué?-la maestra agua aún estaba sorprendida por el cambio de escena, se acercó cuando se dio cuenta de que Aang estaba hablando, se inclinó para intentar escuchar.

-Te extrañé... te extrañé tanto-murmuró Aang frotando su rostro contra el pecho de Zuko, observó atónita cómo los brazos del príncipe rodeaban a Aang, sosteniéndolo tan tiernamente... como si fuera un amigo... no, como si fuera un... como si fuera un amante.

-No-pensó Katara tratando de convencerse a sí misma de que lo que estaba viendo no era real-no, ellos no pueden ser… no podrían ¡de ninguna manera! debo estar soñando, sí ¡es eso! solo estoy soñando despierta. Cerraré mis ojos y cuando los abra todo desaparecerá-

Sin perder un segundo, Katara cerró los ojos y esperó unos segundos, pero cuando abrió los ojos, se quedó en shock, ahora se estaban besando ¿qué estaba pasando? Se había vuelto loca, era la única razón lógica que podía encontrarle a esa situación. Aang y Zuko se separaron y el príncipe desterrado bajo la cabeza y le susurró algo en el oído a Aang, lo suficientemente bajo como para que la maestra agua no lo escuchara, por mucho que Katara quisiera escuchar, lo que sea que Zuko haya dicho hizo que Aang se sonrojara y una sonrisa se dibujara en su rostro; sin embargo, el momento fue interrumpido apenas Iroh entro por el hueco en la pared de la cueva, Zuko se separó de su amor y fue a abrazarlo también, feliz de ver al anciano otra vez.

-¿Qué está pasando, tío?-preguntó Zuko una vez que se separó de él y desvió su mirada hacia el Avatar.

-Estamos aquí para rescatarte-respondió Aang, con un rostro cauteloso, pero sus ojos grises lo delataron y Zuko pudo sentir su cuerpo embriagarse en sentimientos que no sabía que él podía sentir.

-Ve a ayudar a tus otros amigos, te alcanzaremos después. Pero primero, necesito hablar con mi sobrino-le dijo Iroh a Aang, con una cálida mano apoyada el hombro de Zuko. Parte de Zuko quería alejarse de la mano e ir tras a Aang, pero no podía porque quería escuchar lo que su tío tenía que decir... y compartir algunas cosas que debería haberle dicho hace tiempo.

-Tío...

-No eres el hombre que solías ser, Zuko, eres más fuerte, más sabio y libre que nunca, y ahora has llegado a la encrucijada de tu destino. Es hora de que elijas... es hora para que elijas bien-dijo Iroh y Zuko lo miró, respiró profundamente para contarle todo al hombre. No había marcha atrás ahora... ya ha elegido bien, no solo porque amaba a Aang sino porque sus ojos habían sido abiertos y ahora veía al mundo como realmente era, oscurecido por el manto de mentiras que su nación arrojó. Había visto a los refugiados y las familias rotas y a un niño pequeño que quería que se quedara con él en su casa. Zuko no tenía otra opción que tomar... la había hecho desde el día en que fue expulsado de su hogar, pero antes de que pudiera decir todo esto, antes de poder decir estas cosas y ver que la cara de su tío se iluminaba de orgullo... el momento se hizo añicos, jadeó apenas los cristales brotaron de la tierra y rodearon a su tío en una capsula inquebrantable. Zuko se puso en una posición defensiva observando con los ojos muy abiertos a dos agentes Dai Li deslizarse dentro de la pequeña caverna en la que se encontraban, seguidos por su hermana, luciendo tan pomposa y presumida como siempre, incluso con su uniforme Dai Li.

-Esperaba este tipo de traición de nuestro tío-dijo ella, acercándose a él-pero ¿Zuko? ¿príncipe Zuko? eres muchas cosas pero no eres un traidor ¿no es así?-

-Libéralo de inmediato-gruñó.

-Aún no es muy tarde para ti, Zuko-continuó como si no lo hubiera escuchado-todavía puedes redimirte-

-El tipo de redención que ofrece no es para ti-

-¿Por qué mejor no dejas que decida el mismo, tío? te necesito, Zuko. He planeado cada momento de este día, este glorioso día en la historia de nuestra nación y la única forma de que ganemos es trabajando juntos. Para el final del día recuperarás tu honor, tendrás la aprobación de papá, tendrás todo lo que tu desees.

- Zuko... te lo ruego. Mira dentro de tu corazón y busca qué es lo que realmente quieres.

-Eres libre de decidir-tras eso, Azula envió a los agentes Dai Li lejos de allí, en ese momento fue cuando Zuko supo lo que estaba sucediendo: él solo era otro movimiento más en su camino al éxito, él solo era un peón en su juego de ajedrez. La observó alejarse, entrando al túnel por donde el Avatar y la maestra agua fueron a encontrarse con sus otros amigos, estaba siendo mal influenciado psicológicamente por ella, estaba excavando en lo más profundo de su corazón seleccionando todos los puntos débiles que lo harían doblegarse más a su voluntad, su honor, su padre, pero ella no había tomado en cuenta un pequeño punto muy frágil y vulnerable, Aang.

Zuko apretó los puños con los ojos entrecerrados, perdiéndose en sus pensamientos, aun así, no creía que fuera lo suficientemente fuerte como para pelear contra ella, no creía que pudiera hacerle frente y sobrevivir. Suspiró, mirando a su tío, aún tenía una oportunidad para rendirse, seguir su plan original, hacer lo que ella le pedía y dejar de pelear... había estado peleando durante tanto tiempo... demasiado tiempo. Sería sencillo, solo esperaba que Aang lo perdonara por su decisión, pero necesitaba ganarse la confianza de su hermana si quería ejecutar su plan a la perfección.

Azula alcanzó a Aang y Katara corriendo para salvar a Toph y Sokka de su prisión y sin pensarlo les arrojó una ráfaga de fuego azul. Una batalla intensa se desató entre Aang, Katara y Azula, justo cuando Aang y Katara la tenían acorralada, Zuko apareció, luego de un breve momento de tensión, puso su actuación en acción y comenzó a pelear junto a Azula para sorpresa de todos. En medio de la batalla, se dividieron en dos grupos: Zuko peleaba contra Katara, cada uno usando látigos de sus elementos en lados opuestos de un río.

-¡Me mentiste!-gritó Katara dejando salir todo su enojo y frustración-¡creí que habías cambiado!-

-He cambiado-respondió Zuko inescrutablemente continuando con su actuación, necesitaba convencer a su hermana de que estaba de su lado.

Por otro lado, Aang y Azula luchaban entre ellos, Azula envío una ráfaga de fuego azul, enviando a Aang a volar por los aires, la batalla continuó, con Katara se enfrentó a Zuko y Azula, pero no podía manejarlos a los dos por su cuenta y terminó siendo noqueada cuando una explosión de Azula la golpeó contra una pared de cristal. Poco después, Aang se las ingenió para no volver a ser arrojado, se aferró contra el suelo, creando una ola de tierra que se precipitó hacia Azula y Zuko, pero los agentes Dai Li lo detuvieron. Pronto se les unieron docenas de agentes Dai Li, y Katara asumió la postura del pulpo: no era más que agua-control con forma de tentáculos. Al ver que había pocas probabilidades de ganar esta batalla debido al número desigual de oponentes, Aang se da cuenta de que no tiene otra alternativa y hace lo primero que se le viene a la mente, creó una pequeña capsula con los cristales de la cueva con tierra-control, meditó e intentó liberarse de su apego terrenal por Zuko, pero antes de que pudiera dejar atrás su amor por el príncipe de la Nación del Fuego y entrar definitivamente en el estado Avatar, Azula lo derribó con un rayo detrás de la espalda, matándolo. En ese momento, el espíritu Avatar cayó del plano existencial y a su vez, Aang volvió a caer al suelo, al ver esto, Katara creó una gran ola usando su agua-control y se las arregla para apartar a los agentes Dai Li y a Azula, Zuko vio a Aang caer y corrió una pequeña carrera tratando de ganarle a Katara y atrapar al niño antes de que tocara el suelo, pero la maestra agua lo empujó con uno de sus ataques.

-Aang...-susurró Zuko mientras veía cómo Katara ganaba definitivamente la carrera y atrapaba a Aang antes de que tocara el suelo, lo vio inconsciente en sus brazos y comenzó a llorar, per ese momento se vio interrumpido al verse acorralada e indefensa; sin embargo, Iroh apareció para ayudarla.

-Voy a detenerlos. Llévate a Aang y sálvalo-le dijo Iroh.

-Pero, Iroh... aún puedes venir con nosotros-le ofreció la maestra agua pensando que quizás ambos podrían luchar contra aquel grupo frente a ellos, ambos podrían escapar.

-VETE-gritó. Katara asintió y una vez que escapó con Aang en sus brazos, Iroh se rindió ante los Dai Li y miró a Zuko, volteando rápidamente la cabeza, avergonzado por la decisión que había tomado su sobrino.

Cuando terminó la batalla, el equipo Avatar escapó con un Aang casi muerto, el Rey Kuei y su mascota oso lejos de Ba Sing Se, Azula y Zuko salieron de las catacumbas de cristal y se dirigieron a la sala del trono del palacio real.

-Lo hicimos, Zuko-le dijo Azula mientras sonreía saboreando su victoria-tomó cien años, pero la Nación del Fuego finalmente conquistó a Ba Sing Se-la chica dejó de sonreír cuando vio la expresión molesta en el rostro de su hermano-aw, vamos, Zuzu. No estés triste, tenemos que celebrar nuestra victoria, nunca podría haber hecho esto sin ti-

-Traicioné al tío-murmuró Zuko sintiéndose mal por lastimar al hombre que siempre lo había apoyado y que estuvo a su lado cuando más lo necesitó.

-No, te equivocas, él te traicionó-respondió la princesa de la Nación del Fuego mientras continuaba mal influenciándolo psicológicamente, se levantó del trono y miró a su hermano-Zuko, cuando regreses a casa, tu padre te dará la bienvenida como un héroe-

-Pero no tengo al Avatar-dijo Zuko todavía decepcionado de sí mismo-¿y si papá no quiere restaurar mi honor?-

-No lo necesitas, Zuko. Hoy has restaurado tu propio honor-dijo Azula mientras colocaba una mano sobre su hombro, Zuko la miró por unos segundos y luego desvió la mirada ¿qué demonios había hecho? había lastimado a la persona que siempre había estado con él y lo apoyó incondicionalmente y ahora Aang, el chico al que amaba más que a nada y a nadie en ese mundo estaba muerto, todo era por su culpa, todo porque quiso seguir los pasos de su plan al pie de la letra y poder ganarse la confianza de Azula.

Mientras tanto, el equipo Avatar consiguió escapar con algo de dificultad y mientras volaban en Appa, Katara usó el agua del oasis espiritual para curar a Aang, quien en un principio parecía muerto. Al principio nada pasó y Katara comenzó a llorar y aferró a Aang cerca de ella, los tatuajes de Aang brillaron momentáneamente, abrió los ojos y le sonrió débilmente, abrumada y aliviada de que su amigo estuviera bien, Katara lo abrazó más cerca, mientras el Rey Tierra, Bosco, Momo y el equipo Avatar vuelan sobre el lomo de Appa por sobre el muro externo y fuera de la ciudad, el Rey Tierra desvió la mirada hacia atrás.

-El Reino Tierra... ha caído-proclama con tristeza.


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