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96. Su Pequeño Vampiro (10) por dayanstyle

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La tensión se enrollo a través de la columna vertebral de Ki Ho, mientras miraba a la mujer menuda bajar desde el coche. Tenía que hacer una doble toma, para asegurarse de que estaba viendo bien. Valoraba el sexo y las mujeres debían ser tratadas con el máximo respeto, pero... Wow. Nunca, en sus ciento cincuenta y dos años de vida, había logrado tener una erección al mirar a una chica.

No importaba lo hermosa que pareciera.

Incluso Dong Wan se sentó y tomo nota. No estaba seguro de qué fue lo que hizo que el oso se volviera, pero sus ojos se movieron sobre ella con un caliente reconocimiento.

—Maldita sea —, dijo Dong Wan, en voz baja.

Conocía el sentimiento. Su polla se contrajo, cuando ella delicadamente metió los largos y negros mechones detrás de la oreja. Estúpida lujuria, pensó seriamente en ir hacia ella, para poder conocerla mejor.

Pero no lo era y todavía la deseaba. Muy delgada, ligeramente bien construida, cabello largo que se extendía por su espalda, y un trasero agradable. Si hubiera sido un tipo, estaría sobre eso. Ella era exactamente su tipo... si fuera chico.

—A mí no me importaría, tener esas delgadas piernas envueltas alrededor de mí —, dijo Dong Wan. Se colocó junto a él. Cogió su pantalón, dándole un tirón corto. —La pequeña cosa dulce, necesita estar debajo de mí.

Posesividad broto dentro de él. Su corazón golpeó dolorosamente contra su esternón. Se frotó una mano por la cara, sintiendo demasiado confundido ante su reacción.

Kidoh se había apoyado en su motocicleta. Se puso en pie y se unió a ellos.

—Que loco. —El hombre se rascó la barbilla. —No voy por las chicas, pero si quiero un pedazo de eso.

Así que no era el único hombre gay que sentía eso. Era una locura, pero quería golpear con el puño la mandíbula de Kidoh y Dong Wan por comérsela con los ojos tan abiertamente. Frotándose el pecho, retrocedió un paso. Inseguro de lo que estaba pasando dentro de su cerebro, miró hacia el suelo, tratando de asimilarlo.

Un demonio del infierno se apretaba contra su cremallera, y eso, más que nada, le desconcertaba como la mierda. Aún más confuso era el hecho de que su lobo aullaba, jadeando para llegar hasta ella.

 

—Hong Seok —, dijo Jong Bin, mientras daba un paso fuera. —Estoy tan contento de que vinieras.

Miró de nuevo al Lexus. La chica lo miraba fijamente, con las cejas fruncidas ligeramente, el cabello largo ocultaba su cara. Jong Bin estaba hablando con el conductor, sin saber cómo él y los hermanos Kim Remus estaban reaccionando a no más de seis metros de distancia.

Su mirada se deslizó sobre él. ¿Estaba comprobándolo seriamente? Frunció el ceño, cuando al instante flexionó sus brazos. Fue una reacción involuntaria. Sacudió la cabeza y miró a los hermanos Kim Remus, pero sus ojos se desviaron de nuevo hacia ella, tomó todos los matices del lenguaje corporal, expresiones y todo lo que pudo ver mientras le daba una ojeada a su perfil

No había nada malo en ella, pero aún así, el sistema de tuberías  estaba mal.

Miró al conductor y luego de vuelta a él, como si se preocupara que la notaran mirándolo. Él no tenía idea de que eran esos dos, y no quería saber... y si quería.

Mierda. Sus músculos se estrecharon cuando él luchó contra el impulso de guiñar le un ojo. No, definitivamente no flirtearía. Se rehusó a hacerlo cuando nada saldría de ello.

Le guiñó un ojo. Mierda.

Si una persona era hombre o mujer, parecía que el deseo de coquetear superaba su sentido común. Ella frunció el ceño, inclinó ligeramente la cabeza hacia un lado, y entonces una sonrisa celestial apareció. Se encontró devolviéndole la sonrisa y luego se sorprendió. Se pasó la mano por la boca, obligándose a sonreír.

—Es como si no pudieras evitarlo —, le dijo Kidoh. —¿Pasamos a un universo alternativo?

Tenía que ser eso. — No sé.

—Me alegro de que estés aquí —, el hada dijo, mientras se giraba hacia él.

—¿Recuerdas algunas de esas ideas que tuve?

Solo pudo asentir con la cabeza. Se las arregló para apartar su atención del pasajero. Se aclaró la garganta, dijo: —Sí.

 

Esperaba que la mujer no fuera una nueva bailarina. Estaba luchando lo suficiente para mantener su atención fuera de ella. Si trabajaba en Silk Room, no estaba seguro de lo que podía hacer. ¿Trataría de tener relaciones sexuales con ella? El sudor le corría por el cuero cabelludo, de sólo pensarlo.

Moviéndose alrededor de la parte delantera del coche, Jong Bin agitó una mano hacia la chica, y su estómago se retorció.

—Conoce a Sun. Lo contraté como nuevo barman.

—Oh, Dios mío, Santa mierda, gracias. —Las palabras salieron de Kidoh.

El hombre miró hacia el cielo, como si su mundo se hubiera enderezado.

—Pensé que todo mi mundo se había volteado y por ello me empezaron a gustar las vaginas.

Lo golpeo con el codo. El tipo se encogió de hombros, pero entendía el alivio que sentía el tipo.

Ella era un él.

Dong Wan se rió entre dientes. —Pensaste que habías pasado al lado oscuro, ¿no es así?

No  estaba  seguro  de  si  el  tipo  estaba  hablando  con  él  o  con  Kidoh.  

Probablemente con ambos. —Supongo que eres hetero —, dijo a Dong Wan.

El hombre levantó un hombro. —El género no significa nada para mí. Si la tentación está allí, voy por ella. —Su mirada se deslizó sobre el nuevo barman. —Y la tentación, está definitivamente ahí.

Un gruñido salió de su pecho. Sus cejas se alzaron. ¿Qué diablos fue eso? ¿Por qué diablos era tan territorial con un extraño?

Dong Wan lo miró, el humor desapareció de sus ojos. Su mirada de acero con la de él. —Baja esa mierda, lobo.

Jong Bin miró entre ellos, mientras se acercaba. —No me hagan patearlos chicos.

Kidoh soltó una carcajada. Él no encontró el comentario gracioso.

Podría estar bien con los hermanos de Kim Remus, pero no era parte de su manada. Sabía que Dong Wan era un alfa, él era un macho alfa, así que obviamente no apreció la feroz advertencia.

—¿Podemos entrar? —Jong Bin le pidió. —¿O necesitas más tiempo para marcar su territorio?

—¿Qué territorio? —No tenía idea de qué estaba hablando el hada.

 

Le dio a Ki Ho una mirada de conocimiento. —Oh por favor. Incluso un ciego puede ver lo delicado y sexy que es Sun. Si yo no estuviera apareado, y fuera por el tipo andrógino, iría por ello.

—Voy por ese tipo —, se ofreció Kidoh. —Envíelo conmigo y le voy a mostrar lo bueno que es con un oso.

Jong Bin puso los ojos en blanco. —Abajo chico. Un depredador caliente por la muchedumbre. —Lo miró. —Entremos.

Abriendo la puerta, vio a Mino cerca. El vampiro alzo una sola ceja, mientras miraba a Sun. —Hey, pequeño, ¿qué estás haciendo aquí?

Sun y quienquiera que sea el conductor, se detuvieron para hablar con Mino. Ki Ho empezó a unirse a ellos, pero Jong Bin lo llamó con la mano. La duda hizo que sus pasos vacilaran. Quiso oír lo que se decía.

—Son del mismo aquelarre —, le explicó Jong Bin, mientras daba un paso detrás de la barra.

Así que Sun era un vampiro. Interesante.

Demonios, el chico  era  un  nuevo  empleado.  No  se  metía  con  los  que trabajaba. Un rollo, en las sábanas, habría sido una gran distracción.

 

—De lo que J.Jun me ha dicho, tanto Hong Seok como Sun han trabajado en un club. Su clan posee un lugar llamado The Manacle. —Jong Bin se sirvió un refresco. —Así que, gracias a Dios, no tengo necesidad de formar al tipo.

—¿Los dos están relacionados? —Vio la forma en que Hong Seok intervino para bloquear a Sun de los hombres interesados. Era un movimiento de protección puro. ¿Amantes? ¿Por qué ese pensamiento le hizo rechinar los dientes?

—Hermanos —, aclaro Jong Bin. —Sun es el hermano menor, y por lo que mi compañero me dice, Hong Seok es muy sobre-protector con el chico. Él estará trabajando como guardia.

Un guardia adicional. Le daría tiempo para manejar el lugar de manera más eficiente. También era un guardia y se había preguntado cómo haría su trabajo, mientras dirigía el lugar. Todavía planeaba ir al bar. La interacción con los clientes, era algo que disfrutaba. Y le daría tiempo para pasar con Sun. Sus pensamientos, lo llevaron muy lejos. No coqueteaba con los empleados. Ahora tenía que pensar en el nivel de propietario de un negocio.

—Asegúrate de mirar el papeleo —, Jong Bin le recordó. —He citado un precio de compra, pero soy flexible.

Su atención se dividió, simplemente asintió.

 

Jong Bin le golpeó en el brazo. —¿Estas escuchando? —Lo miró y luego a donde estaba Sun. —No lo haría si fuera tú. Estarías jugando con fuego, si intentas aprovechar ese culo. No sólo su hermano es feroz cuando se trata de Sun, tampoco no quieres conocer a sus padres.

¿Quién dijo algo de los padres? Una jodida, no requería permiso de los padres. Si el tipo era lo suficientemente mayor, para trabajar en clubes, entonces era legal. Eso era lo que importaba para él.

No juegues con los empleados.

Desviando la mirada del hombre afeminado, se aclaró la garganta.

—Él no está en mi menú.

Jong Bin asintió con la cabeza. —Bien, porque odiaría perderte. —Ki Ho frunció el ceño. —¿Qué significa eso?

—Cielo, te lo diré, pero no lo has escuchado de mí. —Jong Bin levantó las manos, parecía exasperado. —No hay que jugar con Sun. Su familia es la definición de homicida, ¿entendido?

 

Se encogió de hombros. Aunque estaba escondido de su viejo grupo, vivir la vida en el borde tenía sus ventajas. Además, no le gustaba que le dijeran que podía o no coger.

Jong Bin gruñó. —Juro que los hombres de mi vida, están decididos a darme una crisis nerviosa. Me voy a casa, con mis gemelos. Por lo menos, cuando me conducen encima de la pared, son adorables.

Con un dulce sobrino de cuatro años, conocía la sensación.

—Ve, yo me ocupo de esto.

Jong Bin lo miró y luego sacudió la cabeza, gruñendo entre dientes, mientras se dirigía desde detrás del bar. Su atención derivó de inmediato, hacia donde estaba Sun, pero el chico ya no estaba allí.

—Hola.

Miró hacia abajo, para ver a Sun a su lado. El chico le sonrió, y su corazón casi golpeó a través de sus costillas. De cerca, el hombre era aún más espectacular. Piel impecable, ojos oscuros, y maldita sea, era pequeño. Él se alzaba sobre el tipo.

—Hola.

Extendiendo una mano delgada, el tipo dijo: —Soy Sun.

 

Comenzó a agitar la mano del hombre, pero dio un paso atrás, casi chocando con las manijas del grifo. Había oído hablar de la atracción, pero experimentar de primera mano, casi le hizo caer de rodillas. La conexión que sentía hacia Sun, era como un martillo en el estómago.

Los ojos de éste se abrieron un poco, como si llegara a la misma conclusión.

Eran compañeros.

Esto no podía estar pasando. Hablando sobre el peor momento de la historia.

Cuando Hong Seok se acercó, Sun se volvió, sonrió y actuó como si nada estuviera ocurriendo. Su compañero estaba volviéndolo loco, sonriendo, mientras su mundo estaba de cabeza.

No había manera de que pudiera reclamar al hombre.

No cuando estaba en la lista de los más buscados de los Red Devils.

 

 

 

El shock que resonó a través de Sun estaba bien escondido cuando Hong Seok se dirigió hacia él. Decir que su hermano era demasiado protector era un eufemismo. Trataría de rasgar la garganta del lobo si sabía quién era el hombre para él. El Ultionem tenía una ley que declaraba que nadie podía interferir en un apareamiento, ¿pero lo haría de todos modos? De ninguna manera.

De acuerdo, tal vez estaba exagerando. No mataría al lobo. Su hermano era protector, pero no un psicópata.

Hong Seok se acercó con un ceño fruncido en la cara. Miró al lobo, con los ojos entrecerrados. —¿Y tú eres?

Mentalmente negó con la cabeza, por la actitud de Hong Seok. ¿Por qué el tipo no solo se golpeaba el pecho como un simio primitivo?

—Pronto seré tu jefe. —El lobo le gruño a Hong Seok. —Te sugiero que saques tu trasero de aquí. Sería una vergüenza ser despedido en tu primera noche.

Su mundo se derrumbó, cuando el lobo no revelo que eran compañeros. Desde su postura rígida y el pulso que latía con fuerza en el cuello, el chico no quería que nadie lo supiera. Incluso parecía ligeramente aterrado.

 

 

Hong Seok se molestó con las palabras del hombre. Sun se preparó para lo que vendría. Dando unos pasos hacia atrás, se aseguró de que estaba lo suficientemente lejos, si esos dos comenzaran a rasgarse la garganta. Para su sorpresa, la boca de Hong Seok se torció hacia un lado. Su hermano no era un idiota. Realmente no lo era. Pero después de trabajar en The Manacle durante tanto tiempo -y viéndolo ser atacado por borrachos– la naturaleza protectora de su hermano, siempre le daba una patada a su cerebro.

—Estoy bien —, le aseguró a su hermano. —Ve a hablar con Mino. Hong Seok lo sacó de detrás del mostrador.

Manteniendo su voz baja, dijo, —Si el lobo te molesta, házmelo saber. Vi cómo te miraba en el estacionamiento.

La mirada hambrienta no hubiera sido tan difícil de pasar por alto. Incluso si no había estado buscando al hombre, sintió la mirada del lobo, como un tacto suave acariciando su cuerpo.

También había visto a los osos, echarle un vistazo. —Lo haré.

Con un firme asentimiento y labios fruncidos Hong Seok miró al lobo antes de irse a buscar a Mino. Él estaba molesto, porque Ki Ho no dijo quién era.

¿Por qué el lobo no le dijo a Hong Seok que eran compañeros? Tal vez Ki Ho quería conocerlo primero.

Aferrado a ese pensamiento, se dirigió hacia el bar. —Puedes empezar, cuando estés listo —, dijo su compañero, su tono un poco frío.

Sonrió, a pesar de lo nervioso que estaba o lo fría manera en que su pareja estaba actuando. —¿Cuál es tu nombre?

El tipo parecía como si estuviera debatiendo sobre si debía decírselo o no.

Era sólo un nombre. ¿Qué había de malo con el shifter?

—Ki Ho.

Dio unas palmaditas en los bolsillos. No tenía un centavo con él.

—¿Quieres que te pague por saber tu nombre?

Una amplia sonrisa se estampo en la cara del hombre, sus ojos grises comenzaron a brillar. Este negó con la cabeza ligeramente, y él no entendió la broma.

—¿Lo harías tú? —El hombre parecía que realmente sentía curiosidad.

—No generalmente —admitió. Localizó una moneda  junto al registro y lo agarró, colocando la moneda en el mostrador mirando al lobo.

—Pero lo haré.

 

Eso logró hacer que el lobo se riera más fuerte. Dios, era maravilloso. La sonrisa lo hizo ver accesible, sexy, y no tan intimidante.

Se alzaba sobre él, de pie sobre 1,98 mts. Tenía gruesos músculos, un rastro de barba y bigote, y los costados de su cabeza estaban afeitados.

Chico malo vino a su mente, lo que hizo que se preguntara si sería tan malvado en la cama. Sólo podría apostar, que el lobo podría quemar las sábanas.

—Me gusta tu ingenio. —La risa de chico disminuyo, pero la sonrisa se mantuvo. —Mi nombre es Ki Ho.

—Oh —, asintió con la cabeza. Sus ojos se quedaron pegados al pecho de Ki Ho. —Eso es muy único.

Sus ojos migraron del pecho de Ki Ho hacia la ingle del lobo. Y lo que era una agradable protuberancia. Dios, estaba visiblemente devorando al hombre.

Al darse cuenta de hacía dónde lo miraba, rápidamente se apartó. Cuando volvió a mirar hacia Ki Ho, el hombre seguía sonriendo, pero el brillo de sus ojos grises parecía fundido en un fuego lento -la clase que tenía un chico cuando el  sexo estaba en la mente.

La sonrisa se volvió lobuna. — ¿Listo para comenzar?

—¿Aquí, detrás del bar? — Le tomo un segundo, para que su cerebro se pusiera al día. Ki Ho estaba hablando de trabajo, no de sexo.

Como si un cubo de hielo hubiera sido derramado sobre la cabeza del lobo, la sonrisa de Ki Ho desapareció. —Allí es por lo general, donde se sirven bebidas.

¿Qué diablos le pasaba al lobo? Un segundo era juguetón, y al siguiente parecía como si tratara como un bartender cualquiera. Estaba empezando a tener la sensación de que Ki Ho no lo quería. Se enfureció al darse cuenta de que Ki Ho no admitió que eran compañeros, por ello se dirigió hacia el mostrador, dándole a Ki Ho tanto espacio como le fuera posible.

—¿Disculpe, señorita?

Se dirigió instintivamente hacia el cliente. Estaba acostumbrado a que los hombres lo vieran como chica. Se parecía a su padre, Min Hyuk, y tenía su carácter dócil, pero también tenía de las personalidades de U-Kwon y Jaehyo, fuerte e inflexible.

 

¿Qué producían la combinación de esas personalidades? Un culo muy educado. Al menos, así era como lo habían llamado a lo largo de los años, por todos los hombres que había rechazado.

Cuando estos habían descubierto que tenía tres padres, lo miraban como si hubiera crecido en una comuna de sexo. Este punto de vista no lo llevaba a ningún lado, pero, con el tiempo, había aprendido a ignorar la estrechez mental de las personas.

—¿Sí? —Sintió los ojos de Ki Ho arder en su espalda. Si el hombre no lo quería, entonces el lobo no tenía derecho a estar enfadado, cuando alguien coqueteaba con él. La idea de dañar a su compañero no le gusto, pero se aferró a su decisión y sonrió, coqueteando con el cliente.

—Bueno, ¿cómo estas bonito? —Preguntó el hombre, que lo miraba de una manera escabrosa. El chico se humedeció los labios y sonrió. —¿Qué tal al si tú y yo vamos…

—No pasara. —El gruñido que salió de Ki Ho era salvaje, posesivo. Genial, otro macho alfa queriendo protegerme. Quería la lujuria de Ki Ho, no su protección. Ya había tenido suficiente de eso.

Bateó sus pestañas y sonrió al humano. —¿Qué estabas diciendo?        

El chico miró de él a Ki Ho, luego retrocedió. —No quiero ser una molestia. Girándose, miró a Ki Ho. — ¿Qué crees que está haciendo?

—Evitando que ese humano, logre tener el cuello roto. —Ki Ho arrojó la toalla de la barra, por encima de su hombro. El lobo parecía tranquilo por fuera, pero la mirada amenazadora en sus ojos, le contó una historia diferente.

—¿Por qué? —Ki Ho sonrió. —¿Gruñí demasiado fuerte?

¡El muy idiota! Había tenido suficiente de hombres bien intencionados, que trataban de cuidarlo, y no dejaría que su compañero fuera prepotente con él. Además, Ki Ho no lo quería. No lo dejaría actuar como un mono y lo despreciara al mismo tiempo.

—Puedo arreglármelas solo. No soy exactamente débil. —Esa fue una de las razones por las que había saltado ante la oportunidad de ir a Dalton Falls. Se había sentido sofocado y pensó que iba a ganar una onza de libertad al alejarse de su familia.

Pero Hong Seok había demostrado que esa teoría era errónea. Su hermano gruñó y espanto a cualquier persona que parecía estar demasiado cerca de él. Hubo momentos, en que quería golpear al hombre con un periódico enrollado. Sun sentía en carne propia lo que era la injusticia familiar.

 

Lo trataban como si fuera de cristal, mientras que Hong Seok fue tratado como el hombre adulto que era. Eso era tan injusto. Ya estaba crecido y debía ser tratado de la misma forma.

—Además —, argumento su punto. —Doy consejos, y es posible que haya perdido una gran cantidad de dinero.

Ki Ho metió la mano en el bolsillo y luego dio una palmada en un dólar en el mostrador. —Ahí.

Miró al lobo. —Muy divertido.

Ki Ho levantó las manos y se encogió de hombros. —Mi error.

La concesión llegó demasiado fácil, y no confiaba en ella. Ki Ho no parecía de ese tipo. Acababa de conocer al hombre, por lo que podría estar equivocado, pero sólo por su aspecto, Ki Ho parecía más propenso a morder a alguien en la cabeza, antes de que fuera de permitir, que trataran de ligar con lo que era suyo.

O debería haber sido suyo. La frialdad en los ojos de Ki Ho hizo que se marchitara. Estaba claro en ese mismo momento, que Ki Ho no tenía intención de reclamarlo.

—El flirteo es parte del trabajo. —Mantuvo la ira y el dolor en su voz. Dejó caer las manos a las caderas e inclinó la barbilla hacia arriba.

—¿O no has estado en esto lo suficiente, como para saberlo? Los ojos de Ki Ho se estrecharon. —Haz lo que te dé la gana.

Sentía como que su corazón estaba siendo arrancado, cuando Ki Ho se dirigió hacia la salida.

 

 

continuara...

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