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Spinning Fence por Silver Bullet

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Kazemaru corría por alguno de los tantos pasillos del Instituto Imperial, maldijo el haber confiado en sí mismo... por muy ridículo que suene. Anoche había sido insólito, al punto de tener que ignorar a los chicos cuando llamaron a su puerta. Aunque no pudo dar las gracias directamente estaba conmovido porque le llevaron la cena.

Cuando quedó solo para continuar con su entrenamiento, algo salió mal. La técnica casi fue terminada, estaba orgulloso, pero le costó horrores mantener a los clones y más aún los huracanes. Había perdido de vista el balón y terminó golpeándose la cabeza, cayó al piso desde la altura que había conseguido por el túnel de viento. Inmediatamente lo invadió el dolor en la zona lastimada, debió haberle hecho caso a Sakuma y descansar, pero no, él quiso seguir.

Aquí es donde comienza el problema, él seguía en el piso masajeándose la parte de atrás de su cabeza, lastimada por el golpe, sintió hasta una leve protuberancia, seguro y le salía un chichón. 

- ¡Eso fue divertido! – él no habló...

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Pero esa era su voz...

Su cuerpo se tensó desde donde estaba, ahora notaba que había personas a su alrededor, pero se supone que él estaba solo en la cancha. Como estaba sentado en el pasto sintético con la mirada gacha, solo podía ver otros cuatro pares de pies a su alrededor.

-Aún falta para perfeccionar la técnica, sería mejor buscar un compañero. – joder esa era su voz, pero sonaba tan... tan no él – Deberíamos llamar a alguien.

- No puedo hacer nada solo, sabía que era una pérdida de tiempo, nunca voy a lograrlo... Además ¿quién querría ayudarme?

- Ya empezaste a molestar, mejor cállate si no vas a aportar nada. ¡Y tú! ¡Párate de una vez, te ves patético!

Considerando que él era el único sentado dedujo que le hablaban, alzó la mirada aún aturdido por haber escuchado su voz con cuatro tonos diferentes. Él mismo le regresó la mirada... debió golpearse verdaderamente fuerte contra el piso.

-No vayas a desmayarte, no pienso cargarte hasta la enfermería. – le exigió uno de los cuatro él.

- Si te desmayas, alguien tendrá que darle respiración boca a boca. – dijo otro con cierta mirada soñadora.

- ¿Quién querría ayudarme? El equipo estaría mejor sin mí.

- Estoy seguro de que eso no funciona así, pero sería divertido ver las expresiones del resto de los chicos si nos encuentran desmayado en la cancha. – el Kazemaru anterior estaba oculto tras este último.

Kazemaru se estaba escuchando y viendo discutir con él mismo... le punzaba la cabeza y escucharse solo acrecentaba su dolor...

¿Se habrá quedado inconsciente por el golpe y esto es solo un sueño?

No, su dolor de cabeza es demasiado vívido como para estar soñando.

¿Kazemarus de otras líneas de tiempo?

No, eso sería ridículo y demasiado fantasioso... hasta suena como una mala historia.

¿Extraterrestres?...

Ok, ya estaba siendo ridículo...

- ¿Quiénes son ustedes? – se resignó a preguntar, formarse una historia fantasiosa en su cabeza no iba a resolver ninguna duda, mejor ser directo.

- Somos Kazemaru Ichirouta. – respondieron a coro los cuatro.

En medio de la obviedad, seguía habiendo más dudas que respuestas. Kazemaru se masajeó las sienes molesto y agotado. Si estaba dormido, esperaba despertar pronto.

Sintió unos leves toquecitos en su hombro tratando de llamar su atención, levantó la cabeza encontrando su rostro sonriente.

-Tal vez no nos explicamos muy bien. – respondió con cierta burla – Somos algunas de las emociones que conforman a Kazemaru Ichirouta, pero no significa que dejamos de ser él mismo. Yo soy alegría, represento todas tus emociones positivas, felicidad, risas... – se presentó amablemente y con una gran sonrisa en la cara. Tras ese Kazemaru excesivamente sonriente se ocultaba uno mucho más reservado y tímido, el señor sonrisas lo señaló – Él es tristeza, junta todas tus penas, ansiedades, melancolías, depresiones, dolor...

- ¿No crees que estás exagerando un poco? – señaló el Kazemaru con cara soñadora, viendo como el Kazemaru triste parecía hundirse en una nube de depresión por cada palabra dicha.

El Kazemaru feliz se rio al ver es estado del triste, crispándole los nervios al pobre protagonista. ¿Cómo podía reírse de algo así? ¡Él jamás se burlaría del sufrimiento de otros!... aunque sea él mismo.

-No pongas esa cara. – lo regañó uno de los Kazemarus que aún no se había presentado – Él es solo felicidad, no tiene empatía u otra emoción en él, al igual que el resto. Solo podemos ver la vida desde nuestra emoción... soy ira, por cierto, soy todas tus emociones negativas y sí, felicidad me molesta también.

El Kazemaru feliz pareció encontrar eso también gracioso, porque se volvió a reír, mientras tristeza se ocultaba aún más tras él, por miedo a ira... sí, era más fácil ponerles el nombre de su emoción o se volvería loco pensando en qué Kazemaru eran... hablando de emociones, le faltaba un Kazemaru.

Volteó hacia el único que no había dicho su emoción y por alguna razón tuvo un mal presentimiento.

-Creo que falto yo por presentarme. – dijo lo obvio, felicidad se rio, tristeza se asomó un poco desde su escondite, ira suspiró fastidiado – Yo soy gusto, represento todas tus emociones o sentimientos en los que puedas presentar agrado, amistad, fraternidad... amor.

- Esto no está pasando... - se quejó Kazemaru.

- ¿Qué creen que diga el capitán cuando nos encuentre a todos aquí?

- Estarán decepcionados porque no pude completar la técnica.

- ¡Hay un problema mayor a no haber completado la técnica!

- Ya lo hiciste llorar.

Kazemaru quedó en pie de un salto, olvidó ese detalle, los chicos prometieron venir a buscarlo si no se aparecía a cenar...

Entre quejas y malhumores había logrado llevar a sus emociones hasta la habitación que le asignaron, la noche en sí no fue tanto problema, solo tuvo que detener a Gusto y Alegría de querer abrir la puerta cuando Sakuma y Fudou estaban tocando para entregarle su cena. Uno quería ir a saludar y agradecer la comida... y prefería ignorar la cara que puso el otro y sus motivos de querer ver a los chicos.

Fue un milagro acomodarlos a todos para dormir... y entonces llegó la mañana.

Kazemaru despertó solo en su cuarto, inocentemente creyó que anoche solo fue un mal sueño y nada había pasado o en caso contrario, si pasó ya había terminado.

Se enderezó en la cama y tomó su teléfono, encontrando las notas abiertas y un mensaje escrito en este apenas desbloqueó la pantalla.

"Nos aburrimos de esperar a que despertaras, Gusto quería ir a buscar a los chicos, Ira se enojó por sus insistencia y Tristeza quería llorar porque estaban peleando :D así es que salimos un rato a distraernos." – Kazemaru Feliz.

Podía imaginarse al Kazemaru alegre escribiendo el mensaje mientras se reía esperando por su reacción cuando despertara.

Buscó una camiseta y un pantalón limpio, se calzó y corrió fuera de su habitación, debía encontrar a sus emociones sueltas.

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Genda movió algunos arbustos que ocultaban al defensa de su vista, Kazemaru estaba tirado en el pasto con mariposas revoloteando a su alrededor.

¿Desde cuándo hay mariposas en estos patios? La vista era casi de cuento de hadas, donde la princesa puede hablar con los animales y estos parecen entenderle. Así estaba Kazemaru, movía su mano haciendo una especie de baile en el aire y las mariposas parecían seguirlo. El peli-celeste solo se reía disfrutando de los pequeños animalitos y su grácil revoloteo.

- ¿Kazemaru? – lo nombró el portero tratando de llamar su atención.

- ¡Genda! – Kazemaru terminó sentado tan rápido que a Genda le sorprendió que no se marease. Irónicamente, las mariposas en vez de dispersarse por el brusco movimiento se alejaron momentáneamente para luego posarse sobre los celestes mechones.

- ¿Qué haces aquí? No-más bien... ¿Dónde estabas? ¿Estás bien? Desde anoche que te estamos buscando, estábamos preocupados por ti.

- Me encuentro perfectamente Genda, nunca he sido tan feliz. – el de melena café se apenó un poco, Kazemaru actualmente era una visión surrealista con una sonrisa tan grande y mariposas a su alrededor. Parecía haber perdido toda mesura y seriedad de su personalidad dejando una bomba de azúcar y alegría en su lugar - Te ves gracioso cuando te preocupas por mí.

- Todos estamos preocupados por ti, no solo yo. – hizo un esfuerzo por mantenerse centrado y no embobarse por la sonrisa de Kazemaru – Ven, busquemos a los demás, Sakuma y Fudou se alegrarán de verte.

- Oki. – Kazemaru con un salto estaba de pie y a su lado, sorprendente que las mariposas aún estuvieran en su cabello...

Espera... ¿Desde cuándo Kazemaru dice Oki?

Pasó por alto eso y comenzó a dirigir al defensa fuera del patio, Kazemaru sonreía ante todo lo que veía, flores, árboles, pájaros... nunca había visto al defensa tan feliz... y sí, las mariposas iban con él.

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Fudou en este momento era la representación gráfica de vergüenza. Ni siquiera estaba seguro de cómo llego a esta situación... no es que se quejara, pero honestamente entre Kazemaru y él, si debía suponer una situación donde alguien le saltara encima al otro sería él al defensa... no al revés.

Después de chocar, iba a reclamarle al chico por no responderle los mensajes desde anoche y haber desaparecido sin dar señales de vida... ni muerto admitía que estaba más preocupado de lo que demostraba.

Pero el defensa no lo dejó ni terminar de estabilizarse para reclamar, cuando se tiró sobre él abrazándolo mientras gritaba - ¡Fudou! ¡Me encontraste!

¿Qué se supone que significaba eso?

Había perdido por completo el equilibrio y los sentidos, cuando cayó al piso con el defensa sobre él . Trató de poner algo de distancia con Kazemaru, o no se haría responsable de lo que pasara. Pero el defensa volvía a envolver sus brazos alrededor de su cuello.

-Kazemaru... - trató de volver a alejarlo, pero este no se dejaba - ¿Tomaste algo de dudosa procedencia?

Joder, que en su cabeza no había otra explicación. Ese no podía ser Kazemaru. El mesurado, frio, serio, cuidadoso y moderado Kazemaru, no se tiraría sobre él a abrazarlo tan descuidadamente.

- ¿Qué dices? Si me encuentro perfectamente. – por fin el de celestes mechones se separó para verlo mientras respondía - ¡Eres tan lindo Fudou! ¡Me gustas!

-...-

¡PAREN EL MUNDO QUE SE NOS FUE FUDOU!

-...-

- ¿Fudou?

Akio quedó en pie con Kazemaru aún colgado de él, el defensa no mostraba indicios de querer soltarlo, pero parecía muy feliz de ser abrazado por el rebelde que más que abrazarlo por gusto estaba evitando que fuera a caerse.

- ¡Busquemos a Sakuma! ¡Vas a repetir eso que acabas de decir en su cara!

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- ¡Baja de ahí! – gritó Sakuma histérico abrazando a Kazemaru de la cintura mientras lo tiraba hacia atrás. Ambos cayeron al piso con un estrepitoso golpe.

Al capitán se le iba a salir el corazón del pecho, tremendo susto que se llevó, Kazemaru no solo estaba sobre uno de los balcones que tenía la torre, tenía un pie en el aire. ¿En qué diablos estaba pensando para hacer algo así?

- ¡Kazemaru! – volteó preocupado para exigir explicaciones, pero encontró al chico llorando en silencio. Ahora se sentía culpable, si Kazemaru la estaba pasando mal por algún motivo al punto de no querer... no quería pensar que Kazemaru sería capaz de algo así – Kazemaru... – llamó en tono mucho más amable, logrando que lo volteara a ver, las lágrimas aún corrían por sus mejillas – Lo siento mucho, no quería asustarte.

El peli-celeste dio un leve asentimiento, logrando tranquilizar un poco a Sakuma – P-perdón... no sé en qué estaba pensando... Lo s-siento...

La voz quebrada del defensa enterneció al capitán de forma inexplicable, Kazemaru para él era una persona fuerte e inquebrantable, con un fiero espíritu de lucha y firmes creencias, nunca lo vio tan indefenso... y eso que el chico era el que solía dar la cara ante Kageyama. Pero le alegraba que confiara en él como para mostrarle este lado de él.

-Está bien Kazemaru, todo está bien. Si tienes algún problema, habla con alguien, no tiene que ser conmigo, cualquiera estaría dispuesto a escucharte y ayudarte con gusto. Somos un equipo, no lo olvides.

Kazemaru siguió llorando, ahora un poco más ruidosamente, con leves hipidos. Y murmurando varias cosas, lo único que Sakuma medio llegó a entender o eso creyó fue la frase – No merezco formar parte de un equipo tan bueno.

La mayoría de las palabras casi las adivinó.

-No digas eso Kazemaru, nosotros tenemos suerte de tenerte. – Sakuma lo abrazó tratando de darle algo de confort. Por lo menos Kazemaru dejó de llorar – Ven busquemos a los demás.

Lo ayudó a incorporarse y como si fuera un niño pequeño lo tomó de la mano mientras bajaban las escaleras. Era una nueva y tierna faceta de Kazemaru, Sakuma se sentía su protector.

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Sin saberlo tres de los titulares con su respectivo Kazemaru, caminaban hacia una intersección, Genda iba con un feliz Kazemaru que parecía dejar brillitos a su paso, Fudou tenía a Kazemaru anclado a su brazo jurando ver corazones volar y Sakuma traía de la mano a un Kazemaru que arrastraba una nube de oscuridad y tristeza con él.

-Pero... - dijo Genda incrédulo.

- ¿Qué... - continuó Sakuma impresionado.

- Diablos? – culminó Fudou alucinando.

Demasiadas preguntas, demasiados Kazemarus y muy pocas respuestas.

Cada uno volteó a ver al defensa que respectivamente los acompañaban, el trio de iguales se veían muy tranquilos con la situación, parecía muy normal que se encontrara con otros dos de él cada uno.

- ¡Ahí están! – por el pasillo restante se escuchó aquel grito, solo volviendo más bizarro el momento. Kazemaru apareció agitado después de correr por todo el colegio buscando a sus clones escapistas. Estaba exhausto y los muy inconscientes estaban de lo más felices... bueno... dos de ellos, no se le podía pedir mucho al Kazemaru triste. Ignoró completamente las caras de sorpresa de Fudou, Genda y Sakuma para regañar a sus tres emociones.

Les habló de la falta de sentido común y lo irresponsable que fueron, Gusto y Alegría poco parecía importarles, o tal vez no podían expresar ningún tipo de angustia, mientras que Tristeza estaba oculto tras los dos primeros temblando cual gelatina y pidiendo perdón.

Las mentes estaban que les volaban a los tres titulares presentes.

- ¿Kazemaru? – probó llamándolo Sakuma con cierto temor.

- ¿Qué? – respondieron los cuatro, cada uno con un tono de voz y ánimo diferente.

- ¿Qué está pasando?

- ¡Yo le explico! – hizo notar el Kazemaru que regañó a los otros, pues cada uno abrió la boca dispuesto a responder la pregunta, por suerte la volvieron a cerrar – Sé que esto parece una locura, pero todo tiene una explicación.

- Quiero ver cómo nos explicas que ahora tienes tres clones. – señaló Fudou bastante mosqueado por haber sido tomado de sorpresa. Definitivamente esto era algo que no esperaba, pero eso explicaría por qué el Kazemaru que estaba con él, no parecía Kazemaru.

- Es que anoche... - Kazemaru meditó lo que dijo Fudou, volteó a ver a sus clones y efectivamente había tres - ¿Dónde está el otro? – preguntó alarmado, precisamente el Kazemaru que no veía era uno de los que más le preocupaba.

- Ira fue al campo de entrenamiento, dijo que quería patear el balón un rato. – habló el que definitivamente era Felicidad.

- Creo que estaba Narukami en el campo de entrenamiento. Lo vi antes de irme. Narukami es tan lindo, pero tu lo eres más Fudou. – Kazemaru pasó por alto la parte donde alguna emoción de su subconsciente pensaba que Narukami era lindo, y se centró únicamente en la parte importante.

- ¡¿Ira está solo con Narukami?! – gritó asustando un poco a la mayoría de los presentes.

- ¡Sí! – respondió Tristeza con temor corriendo a ocultarse tras de Genda que era el más alto del grupo.

Kazemaru dio la vuelta sobre sus pasos y tiró a correr al campo de entrenamientos. Si los demás lo siguieron o no, no era relevante en este momento.

Él se conocía, era bastante estricto cuando de entrenamientos se trataba, pero en general sabía cuándo detenerse. Claro, eso era guiado por el resto de sus emociones haciendo un todo. Si únicamente dejabas la parte de su personalidad que se podría decir "era mala", ya que contenía su ira, enojo, molestia y emociones parecidas. Pues tendríamos un dictador casi, que no tiene sentido común o algún tipo de freno.

Continuará...


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