Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Toya x Yukito por La kike

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Toya, mientras contemplaba a Yuki dormido, revivía una y otra vez lo sucedido, la impotencia lo invadía, la impotencia de no haber podido hacer nada, así mismo las palabras de Jesucristo retumbaba en su cabeza, ¿a qué se refería con que mi persona predestinada era quien había poseído a Yuki? Este mismo recuerdo lo llevaba al momento en el baño, no podía superar cómo su cuerpo había solo respondido a los estímulos, a pesar de saber que ese no era Yuki ¿Acaso solo estoy enamorado de un cuerpo? o ¿del todo? Toya se sentía miserable y sucio, sentía que había traicionado a Yuki. Él realmente no quería intimar ni de chiste con Yuki en esas condiciones.

—No lo pienses tanto Toya.

—¡Yuki! —anonadado—.

—Yo vi todo lo que pasaba mientras estaba poseído, sé que no querías tener nada con ese ser a pesar de que tu cuerpo reaccionase a los estímulos, es normal, esa área es muy sensible y tus afectos, imágenes y pensamientos se pueden contraponer y contradecir en una situación como esa, lo mismo pasó con Syaoran, la energía lunar aún lo aturde y trastoca, además de estar en plena adolescencia. Quisiera hablar con él, debe sentirse también muy culpable, cuando él no hizo nada.

—Igual siento que no es excusa Yuki, debí haber sido lo suficientemente fuerte como para resistirme.

—Como te dije es normal, tendrías que haber apagado tu sistema nervioso o algo así y no tienes esos poderes.

—Mejor no hablemos de esto…

—En serio sé cuánto me amas, yo también te amo mucho, no sientas culpa por favor —le sonríe amablemente—.

Toya se sonroja ante las palabras y gestos amables de Yukito, también se siente triste, porque a pesar de lo que vivió su amado conserva esa tranquilidad y serenidad que le caracteriza.

—Yuki, me daré una ducha —me siento asqueroso, se dijo así mismo—, por favor descansa, si necesitas algo, no dudes en pedírmelo. Ya notifiqué a los profesores con los que nos tocaba hoy que no asistiremos por problemas de salud, así que de eso no te preocupes.

—Toya, no era necesario, en serio estoy bien ahora.

—¿No te das cuenta?

Yuki mira extrañado a Toya.

—Lo que vivimos la noche que acaba de pasar, me hizo pensar que cada vez es más presente la posibilidad de perderte, y no quiero, me niego. Quiero permanecer todo el tiempo que pueda junto a ti.

—Sonriendo—Toya, en caso de que yo dejase de existir, tienes que seguir viviendo tu vida, y para eso, no tienes que descuidarla desde ahora, para que tengas donde regresar. Tal cual como si fuéramos una pareja de dos humanos mortales, con la posibilidad de terminar nuestra relación en cualquier momento, tendríamos que tener una vida a la cual volver a pesar de vivir las ausencias del otro.

—Pero no es nuestro caso. Yo te amaré por siempre.

Habiendo dicho esto último, Toya se dirigió a bañarse. Estando en el baño empezó a desnudarse poco a poco, con asco, con recelo, discutiendo con su propio cuerpo, ya no se sentía uno consigo mismo, se sentía como dos, dos completos extraños el uno del otro; entró a la ducha, dejó correr el agua sobre su cuerpo, se sentía impuro, muy sucio. Tomó el jabón, y entrando en un trance empezó a tallar su cuerpo con gran frenesí, la espuma empezó a aparecer e invadir su cuerpo, la piel morena dejó de verse entre ardor, irritación, dolor, asco y espuma.

Sin planearlo, realizó una proyección astral, es decir, su alma se desprendió de su cuerpo, cuando volteó a ver su cuerpo, no lo reconocía y no se hallaba en él, tanto literalmente como metafóricamente. No quería volver a él, se sentía traicionado totalmente. El cuerpo desnudo de Toya, dejó de poderse sostener por sí mismo y fue desmoronándose en el suelo poco a poco, como si el cuerpo también pensara por sí mismo.

—¿Por qué traicionaste a Yuki? ¿Por qué me traicionaste a mí?

El cuerpo simplemente no respondía, solo estaba y respiraba, sin parpadear, parecido al estado último en el que se encontraba Yukito la noche que apenas había pasado, pero con un ligero tinte diferente, la lucha que se desarrollaba esta vez no era interna, se había salido del cuerpo, y era Toya versus Toya. Toya se veía con pena, se acercó a sí mismo, se observó como si fuera la primera vez, y solo pensaba: “este no soy yo”, “no me recuerdo así en el espejo”, “mi cuerpo no hubiera reaccionado así”.

El dolor invadía incluso su espíritu, todo él dolía, aunque su cuerpo no, él podía sentirse ambos al mismo tiempo, aunque no podía ver a través de los ojos de su cuerpo o atinar a saber qué pensaba el cuerpo, solo sensación, era lo único que predominaba.

Intentó tocarse sin éxito, aunque podía sentir el calor del agua, sin tocar el agua, solo con que esta lo atraviese era suficiente para que su espíritu sintiera la temperatura. No sabía cómo regresar a su cuerpo, tampoco estaba seguro de si eso era lo que en realidad quería, así que solo lo dejó tirado y salió atravesando la puerta. Toya quería ir donde Yuki, pero no se atrevió, se sentía más desnudo, más expuesto, no sabía cómo se veía, su apariencia, si él le reconocería, se sentía menos capaz de verlo por lo que había hecho, a pesar de que seguía culpando a su cuerpo por sus reacciones. Decidió salir de la casa, a buscar a Kero, quería hablar con Eriol, quería saber qué es lo que le estaba pasando, pero no se atrevía a pedírselo a Yue, a Yukito.

Al intentar entrar a su casa se encontró con que no podía ingresar, había una especie de barrera que se lo impedía. La presencia de Nadeshiko empezó a manifestarse.

—¿Quién eres tú?

—¡Okasan! Soy yo, Toya

—Tú no eres Toya, no intentes engañarme, conozco bien a mi hijo, incluso su alma.

Toya no sabía qué responder, pues se estaba perdiendo aún más a sí mismo. El cuerpo de Toya empezó a secretar lágrimas, algo que el espíritu no podía hacer a pesar de las circunstancias.

Kero, estando solo en casa también había empezado percibir una presencia extraña, y se puso alerta, presto para luchar. Salió discretamente por la puerta delantera, viendo a Nadeshiko frente a una presencia desconocida, lo que le llevó a convertirse en Kerberos.

—¿Kero? ¿Tampoco me reconoces? —¿Qué está pasando? Se preguntó—.

Cada vez se sentía menos él. El corazón de Toya empezó a latir cada vez más lento, como si entrase a una relajación muy profunda o en un estado de catalepsia.

—Soy yo, Toya ¿Por qué no me reconocen?

—Porque tú mismo no te reconoces —aparece una presencia rápidamente frente a Toya para cubrirlo—.

—Yue…—Yue prepara una flecha de energía muy seriamente—

—No me importa que seas la Madre de Toya, si intentas hacerle daño también te atacaré y lo mismo va para ti Kerberos.

—De qué estás hablando Yue, ese no es Toya —dijo Kerberos—.

—Sí lo es, acabo de seguir su cordón de plata hasta aquí, a pesar de que a ratos se empezaba a desvanecer.

—Si lo que dices es cierto, es de vital importancia que vuelvas a tu cuerpo hijo.

—Ese no es mi cuerpo.

—Toya, si sigues pensando así, nunca podrás volver a tu cuerpo, morirá y no te aseguro qué podría pasar con tu espíritu. Tú, a diferencia de tu madre o Sakura, no has tenido un entrenamiento mágico o gran poder como para poderte mantener en este plano o siquiera visitarlo.

—Pero…

—¿Puedes pensar en Yuki? ¿Cómo se sentirá? Solo recuerda cómo te sientes tú con tan solo pensar que cada vez es más real perderlo.

—Ese no soy yo…

—Hijo, este tampoco eres tú, te estás perdiendo a ti mismo por algo que se escapó de tu control.

—¿Sabes lo que pasó?

—Sí, y me hubiera gustado poder intervenir, pero hay cosas que no puedo hacer, además que no soy tan poderosa como para enfrentarme a esa entidad…—expresó preocupada y acongojada Nadeshiko—.

—¿Sabes cómo librarnos de este nuevo mal que nos ataca?

—Esas respuestas las tienen que encontrar ustedes, yo no puedo intervenir.

—Toya, concentrate, ahora lo único que importa eres tú y que regreses a tu cuerpo.

—No entiendo ¿por qué has dejado de reconocerte? ¿Acaso por lo que pasó anoche? ¿Qué pasó mientras Sakura y yo no estábamos presentes? ¿Qué les hizo luna roja?

—Kerberos, no es momento para esto.

—Hijo, mirame por favor, mirate a ti mismo, no te has traicionado, tampoco a Yuki, nadie más que tú mismo te estás culpando por lo que pasó, cuando la situación se escapaba de tu control, del de todos nosotros. Me hubiera gustado poder protegerte de esto mi pequeño, espero a Sakura nunca le pase, me terminaría de destrozar. Solo el imaginarlo me pone mal. Cuídense mutuamente, el enemigo al que se enfrentan es muy fuerte. —Nadeshiko abraza al espíritu de Toya, haciéndolo recobrar su forma—. Es lo único que puedo hacer por ti.

Toya vio a los ojos de su madre, y pudo verse reflejado en ellos, y vio que sí era igual al cuerpo que yacía tirado en la bañera, inundado en lágrimas.

—¡Eh! Tienes que desear regresar a tu cuerpo, solo así podrás regresar.

—Así es Toya, haz lo que dice Kerberos y no hagas preocupar más a Yukito —Dijo Yue—.

—Yue, cuida a mi Toya, pues sé que tus sentimientos son los mismos que los de Yukito hacia él, te lo encomiendo de corazón.

Yue, sorpresivamente se sonrojó levemente.

—Vamos Toya, te guiaré a tu cuerpo.

Entre Yue y Toya no compartieron palabra en todo el camino de regreso a casa. Yue estaba muy molesto con Toya, y a la vez se sentía egoísta porque quizá, era decisión de Toya dejar esa existencia terrena. Una vez en casa, en el mismo punto donde toda esta travesía empezó, Toya le pregunta a Yue:

—¿Por qué mi cuerpo continúa ahí y el agua sigue corriendo?

—Yukito apenas percibió que algo andaba mal, vino a verte y al no sentir tu alma su reacción fue salir a buscarte, no le importó en sí tu cuerpo, ni siquiera si alguien nos viese, sino tú. Entiendo que lo que estás pasando no es travesía de un día, pero aceptar que también fuiste víctima y no culpable es un buen primer paso.

Toya, todavía confundido, cierra sus ojos y su alma se empieza a volver fotones de luz que se van integrando al cuerpo desnudo en la bañera. Al despertar, se ve a sí mismo en el cuarto, sobre la cama de Yuki.

—¡Toya! Al fin despertaste, me alegro, has dormido casi todo el día.

—¿Qué? ¿En serio? Siento mi cuerpo pesado…

—Es normal por el tipo de experiencia que tuviste, no estás acostumbrado y aún estás reconectándote con tu cuerpo.

—Lo siento Yuki…

—Solo descansa, estarás bien, estaremos bien.

Detrás de una sonrisa amable Yukito estaba conteniendo una rabia y sed de venganza inmensurable por lo que había ocasionado ese tal Jesucristo y el ser que había poseído su cuerpo, para la siguiente ocasión estaría más preparado para ello.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).