Cap. 19: Shiva.
Poco a poco, Mathew empezó a sentirse diferente, los días uno tras otro, acumulándose en una montaña enorme de semanas pasadas hasta acumular algunos meses. ¿Anestesia? ¿Placebo? Ni por error se lo cuestionaría conscientemente, antes había estado completamente perdido, lastimado, adolorido a tal grado que los suspiros hondos le lastimaban el pecho, sin embargo, hacía semanas que no se perdía en pensamientos.
Había aprendido una maña perversa de evadir los pensamientos dolorosos; y aunque en un inicio pensó que “ella” se merecía un interminable sufrimiento, a su cuerpo y mente no le había sido posible soportarlo así que simplemente rechazaba a empujones aquellas enormes culpas que le carcomían el alma.
— Mathew, ¿Te vas ya? — Alex desde el marco de la oficina le observó incrédulo. Sí, era la hora de salida, pero tenían una carga de trabajo impresionante y aunque había echado hacia atrás su cabello, en señal de fastidio, Mathew no reparó en las sutiles indirectas.
— Sí, ya he acabado el reporte te lo envié por correo. —
— Ok. — Robert desde su escritorio observó en silencio. Hacía tanto que Mathew estaba completamente desapegado del área que empezaba a tener un pequeño resentimiento hacia él.
— Que tengas buen fin de semana Matt. Tú que si puedes irte temprano.
— Gracias Bob, que te sea leve. — Respondió y sin más salió de la oficina, había escuchado un pequeño “cuchicheo” por parte de la recepcionista cuando le vio salir, pero esas cosas poco le importaban. Sabían que todos estaban acostumbrados a que él fuese el último en retirarse, así que cuando empezó a ser el primero en marcharse, sin duda, empezó a ser la “comidilla” de la oficina.
No es que le importase poco su trabajo, pero… André le había enseñado a tener su trabajo al día, y prefería… adelantar pendientes desde casa, de madrugada, trabajando con su roomie a la par, que quedarse en la oficina solo observando como todos se marchaban.
Además, hoy era viernes, los viernes acostumbraban a pasar la noche “tomando cualquier cosa”, platicando de la semana y organizando alguna que otra salida para el domingo. Mathew subió al departamento, saludó a los vecinos del piso de arriba, cuando se los topó por las escaleras, le recordaron que en unos minutos iniciaría la reunión del edificio, confirmó que asistiría, odiaba escuchar a los vecinos discutir, pero aquello era mejor a que los acusaran con la casera, de no participar en las actividades vecinales.
Apenas ingresaba al departamento cuando su móvil empezó a sonar.
Era André.
— ¿Qué ocurre? —
— Matt, me están invitando a un bar… tienes que acompañarme. — Mathew dudó un momento. Había pensado que lo pasarían solos ese fin de semana. — No aceptaré un no como respuesta. Estoy esperándote afuera.
— ¿A qué hora regresaremos?
— ¿Tienes algo que hacer?
— Algunas cosas. No demasiado realmente.
— Anda, vamos un rato y si no te gusta, nos regresamos y como recompensa te invitaré a cenar.
— Ok, bajo enseguida. — Mathew dejó las cosas que llevaba, en el pasillo de entrada, corrió a su habitación y se puso algo mucho más cómodo. Al bajar alguno de los vecinos ya reunidos le miraron esperando que se integrara, pero algo más importante se había presentado. — Lo siento, una emergencia, no podré estar en la reunión.
Se despidió deprisa y salió del edificio y ahí estaba André, en su camioneta blanca, con el brazo saliendo por la ventana, asomaba un cigarro casi por terminar. Apenas se vieron, sonrieron.
— ¿Te pusiste guapo, para mí? —
— Vete al diablo. — Respondió Mathew mostrando el dedo corazón y se apresuró a subir, apenas se había intercambiado miradas por unos segundos, cuando los labios de André buscaron con desesperación los del castaño.
¿Qué cómo había ocurrido todo aquello?
André vivía su libertad en una cuenta regresiva y yo… estaba empezando a, verdaderamente, vivir.
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|¤°.¸¸. ·´¯`» Doki Amare Peccavi «´¯`·. ¸¸. °¤|