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Hombre bajo la lluvia por Doki Amare Pecccavi

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Cap. 28: Preferiría ahogarme.  

 

Escucho el sonido de las gotas de lluvia golpear la ventana de mi habitación; está oscuro, es casi media noche, pero hace meses que he dejado de tener miedos nocturnos y aunque aún no se ha ido la ansiedad, la soledad tranquiliza mi alma. Me hace bien. 

 

.*.

 

Mathew abrió los ojos cuando escuchó las llaves chocar con la puerta de la entrada y la puerta azotarse. Permaneció en silencio por unos segundos y enseguida tomó su móvil para ver la hora. Dos de la madrugada. André no acostumbraba a llegar tarde entre semana, mucho menos a no avisar, pensó en levantarse para asegurarse de que todo estaba bien pero apenas rodó unos centímetros en su cama, escuchó como la puerta se cerraba en la habitación continua.

 

“Entró directo” Pensó y poquito a poco se dejó vencer nuevamente por el sueño, no soñaba nada, pero el cansancio mental le agotaba, agradecía tocar cama y rendirse enseguida, por algunas horas, antes de que la alarma de su despertador sonara.

 

Con cabeza pesada, y la extraña sensación de tener “un montón de cosas pendientes” iniciaba su día, en soledad el departamento, la regadera estaba seca y no había rastro de André por ningún lado. Tampoco es como si hubiese buscado demasiado, sólo no habían topado el inicio de su día así que se dedicó a “hacer lo suyo”.

 

Una ducha, algo a lo que se le pudiese llamar “desayuno” y de ida a la oficina, caminó esquivando los charcos por la lluvia de la madrugada, había una tibia sensación al ingresar al edificio en contraste con el aire frío de la mañana, pero incluso si no hubiese estado tan abrigado, le generaba mayor incomodidad el ingresar y regresar a su lugar de trabajo otro día más.

 

Como era de esperarse, Alexander y Bob estaban en la oficina continua, ninguno había siquiera virado la cabeza para mirarle en cuanto llegó. Directamente él buscó su móvil para observar la hora, eran diez minutos antes de su hora de entrada así que dudaba que ellos dos acabasen de llegar.

 

“No importaba demasiado”. Acomodó sus cosas en un cajón vacío y encendió su computadora en completo silencio. Su pecho subía y bajaba en una ligera sensación de ahogamiento, pero su rostro frío no daba ni la ligera pista de que tuviese alguna incomodidad.

 

Completa soledad durante el resto del día. De ninguna forma podía ser tan malo, sólo tuvo que hablar con Alexander para avisar que todos sus pendientes habían sido enviados por correo electrónico. Se marcó a comer apenas dieron las dos de la tarde, a unas calles de la oficina, en un negocio de comida casera. Ni siquiera había tenido que revisar su móvil porque durante todo el día no había llegado ningún mensaje para él.

 

Le parecía extraño. Aquella sensación de haber dejado algo inconcluso aún no desaparecía y al final, las ganas de comer habían desaparecido completamente. Salió del negocio, vagó por las calles antes de volver a la oficina y al regreso, se topó con Alexander y Rober saliendo, seguramente para ir a comer.

 

No había mostrado interés alguno en mirarlos, caminó de regreso a su oficina; se tumbó por algunas horas antes de regresar a casa. Una rebanada de jamón como cena, una ducha para terminar el día y otra para iniciarlo. El despertador sonó veinte minutos después de haber despertado y a nada de salir del departamento, se encontró una maleta negra completamente desarreglada. ¿André había vuelto? Ni siquiera sabía que no estuviese.

 

A veces necesitamos la lluvia,

Como de la noche de la que a veces carecemos.

 

Regresó de vuelta hacia las recamaras, tocó un poco la puerta sin respuesta, pero el aroma a cigarro le llenó inmediatamente la nariz.

 

— ¿Estás fumando tan temprano? — Preguntó del otro lado de la puerta, era temprano pero no para su compañero, quién ya tendría que estar casi llegando al trabajo. — ¿Todo bien?

 

— ¿De qué mierda estás hablando? — Se escuchó la voz reseca del otro lado, unos pasos firmes y para ese momento Mathew ya había dado algunos pasos hacia atrás, completamente asustado. — ¿No te has dado cuenta de que André tiene tres días sin llegar?

 

A veces necesitamos la lluvia,

Cuando el sol bajo el que andamos intenta matarnos.

 

— ¿Qué estás haciendo aquí? — Samantha, la reconoció apenas la puerta se había abierto, André tenía fotos de ella, en su recamara, aún después de haber terminado por eso siempre prefería no entrar. Mathew había aprendido los detalles de ese rostro redondo, su cabello chino teñido en rojo y esa blancura casi fantasmal que siempre mantenía.

 

— André me dio permiso de estar aquí. —

 

Cuando nuestras manos nos traicionan

Cuando no eres más que arena entre mis dedos,

 

— Ok. — Mathew miró de reojo el reloj simulando no tener más tiempo de hablar y dio medio media vuelta.

 

— ¿No vas a preguntar por él? ¿No vas a decirme nada?

 

— No tengo tiempo. — Por lo menos no para ella. Ni siquiera sabía qué decir, cómo reaccionar, aunque si algo tenía seguro era que la sensación revolviendo su estomago era enojo puro.

 

¿Cómo se había atrevido André a dejarle en el mismo departamento a Samantha sin decirle?

 

Cuando los días se extienden de un modo…

…que las noches resultan ser más claras.

 

A veces necesitamos la lluvia,

Como de la noche de la que a veces carecemos.

 

 

|¤°.¸¸. ·´¯`» Doki Amare Peccavi «´¯`·.¸¸. °¤|

 

 

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«.·°·.*.' Ella no ‘.*.·°·. »
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POEMA: Por desgracia Leer Aquí


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