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Hombre bajo la lluvia por Doki Amare Pecccavi

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Cap. 34: Un poquito vivo     

 

Esforzarme tanto, me había dejado sin aliento.

Sin fuerza, sin sentido; perdí la brújula y mi fuente de energía, así que, si en aquel momento un enorme hoyo negro me hubiese absorbido, no hubiese dejado rastro de resistencia.

 

No hay sentido, para sacrificar demasiado. Caer en pedazos, poco a poco, es peor que dejarlo todo de golpe.

 

 

.*.

 

Calor excesivo.

Era viernes, cuatro de la mañana. Mathew estaba cansado, había probado abrir la ventana para enfriar la habitación, pero lo poco que había conseguido se perdió cuando André se pegó a su cuerpo. Ambos sudaban, pero sólo él parecía incomodo con todo aquello.

 

Terminó revisando el archivo de su presentación desde el móvil, repasaba desde el inicio cada uno de los puntos, lo hizo hasta que su alarma sonó, cinco cincuenta, salió de la cama enseguida, se dirigió a prender el calentador del agua y preparó un emparedado.

 

Sonaba Joep Beving, mientras tomaba un baño, regresó a la habitación con una toalla enredada a la cintura y el cuerpo escurriendo en agua, apenas entró a la habitación el suelo alfombrado seco sus pies. Cuando estaba solo aprovechaba para enterrarse algunos minutos entre sus sabanas, completamente desnudo, pero estando André ahí, era difícil poder hacerlo sin terminar sugiriendo alguna situación y la realidad era de sólo recordar que estaría gran parte del día con Ángel, el lívido se le iba por completo al suelo.

 

La habitación a oscuras, Mathew acostumbraba a vestirse así, verse bien no era sus propósitos aquel día, aun así, se sentía cómodo con cualquiera de sus prendas; camisa blanca, pantalón y chaqueta gris oxford, y una corbata más oscura.

 

Terminó de secarse los pies previos a calzarse con zapatos oscuros, y antes de salir de la habitación cerró la ventana, cerró la puerta a su espalda, apagó todas las luces y el calentador de agua. André ni había notado por la mañana cuando había salido, media hora antes de lo normal. Su destino, aquella mañana, estaba un poco más lejos y lo último que quería era llegar tarde, aun sabiendo que Ángel no estaría en la oficina del norte, hasta después de las nueve de la mañana.

 

Tendría el tiempo suficiente para revisar la presentación completa por una última vez, antes de tener la reunión. Sería difícil, la última vez que se habían visto no habían terminado de buena forma, después de evitarlo, así que esperaba una actitud poco profesional de su parte.

 

No tenía intención de dar oportunidad al error, ni de ser contratado por algo adicional a su potencial, así que tenía que ser tan exageradamente bueno, como para que aquello fuese suficiente.

 

La oficina del norte; Mathew llegó, ingresó una puerta de cristal, el policía de la vez anterior le recibió para el registro, subió escaleras de dos tramos y un descanso, todo parecía mármol blanco, pero estaba seguro de que se trataba de otro material. La primera planta de la oficina estaba completamente alfombrada, sus pasos se silenciaron inmediatamente y, a pesar de eso caminó con cautela hasta el fondo del lugar, el único lugar privado de todo el piso, una oficina cubierta por una pared de reflejo de agua, con una puerta de cristal opaco, y como cabecera el titulo de la Dirección comercial.

 

En algún momento de su estancia en la empresa, empezó a pasar por alto el exceso de lujos en las instalaciones, entró y una mesa ovalada le recibía; seis plazas en asientos negros y en la cabeza, el asiento más grande, en ese lugar Mathew dejó un folder para Ángel, después su computadora al extremo contrario de la mesa.

 

Tendría tiempo de sobra, colocó su móvil en silencio y repasó la presentación varias veces, desde ya, que se había conectado a la pantalla de la oficina, encendió el aire acondicionado y acomodó algunas botellas de agua al centro de la mesa, lo tenía todo listo antes de las nueve treinta, pero Ángel se presentó hasta pasado el mediodía, cruzaron apenas miradas y el saludo había sido más bien un burdo “buen día”.

 

— Empieza, no tengo mucho tiempo. — Ángel tomó asiento, Mathew mordió su lengua para evitar algún comentario en respuesta, asintió con su cabeza y tomó asiento también, desde su computadora explicaba algunos datos proyectados en la pantalla, el antecedente para explicar que era lo que se había trabajado anteriormente con Alexander, y el porqué, el plan de distribución autorizado no era el más adecuado.  

 

Mathew propuso la antítesis del proyecto de Robert.

 

— Sé que Robert sigue apostando por automatizar los procesos de distribución, por supuesto que antes, en otros proyectos, esta ha sido la solución adecuada, reducimos costos de manos de obra y evitamos errores humanos, pero… específicamente el área de distribución no está lista para un cambio tan radical. Tenemos primero que actualizar los proceso, darlos a conocer y generar mejoras. Antes de la automatización, estoy proponiendo que se genere una reingeniería sobre lo que ya tenemos.

 

— Me interesa el tiempo. Porque Robert ha dado un plazo de seis meses para generar la automatización, además de asegurar que esto lo estará llevando con un consultor de costo medio, entiendo que lo que está proponiendo es una estupidez, quiero qué me digas como puedo convencer al comité para que no acepten la propuesta de Robert y Ed.

 

— Tengo avance con eso, Robert no se ha tomado la molestia de generar una detección de necesidades antes de generar su propuesta, yo desde finales del año pasado he estado mapeando los procesos actuales en el centro de distribución, me tomará sólo un mes generar la autorización del personal del CEDIS para empezar con la reingeniería — Mathew se tomaba aquel tema casi de forma personal, así que, sin darse cuenta, terminó con el ceño fruncido. Esa misma explicación se la había dado a Robert intentando convencerlo de realizar cambios en el proyecto. — Posiblemente tarde poco más de ocho meses en finalizar, sin embargo, estaremos teniendo reducción de gastos desde el tercer mes. Una vez que estén documentadas las cosas como se hacen realmente, tendremos una radiografía completa de cuales son las principales fallas, así que podemos atacar los principales problemas en centro.

 

— Suena muy bien, sé que funcionará, pero dime ¿Por qué tendrían que creerte? 

 

—   Porque podemos trabajar sin inversión inicial, Robert necesita un consultor para avanzar en el proyecto, requerirá un software para la automatización y una modificación en el ERP, para poder implementar los cambios, mantenimiento constante de un desarrollador para la corrección de errores, en fin, es una inversión muy alta para algo que muestra errores por donde se vea. Nuestra propuesta, por el contrario — Incluyó Mathew de forma inteligente a Ángel. — Se puede llevar a cabo con lo que ya tenemos, no requiere una inversión inicial y en tres meses, estaremos teniendo los primeros ahorros. Si me dice porqué creer en nuestra propuesta antes que la de Rober, podría decirle que porque todos preferimos ganancias a partir de ahorros y no de más gastos.

 

Mathew sintió la pesada mirada de Ángel sobre él.

 

— ¿Ocho meses será tu fecha compromiso? —

 

— Ocho meses. — Replicó Mathew, incomodo. — Que el tiempo de Robert sea menor, puede ser un punto a favor para él, también… tomará el discurso de no reciclar lo que no sirve, de apuntar directo a la innovación, pero bastará con que se le cuestione si su método está basado en BPM.

 

¿Aquello era una jugada sucia? Por supuesto, Mathew tenía información sobre las deficiencias de Robert, por montones, pero se limitó a mencionar únicamente las que pudiesen asegurar la autorización de su proyecto. Robert había hecho algo peor, así que no se debían nada a partir de ese momento. Mathew no se sentía la mejor persona después de eso, pero tampoco era un idiota que no sabía defenderse.

 

Empezaba con los detalles sobre la cronología del proyecto, cuando el móvil de Ángel sonó. Respondió enseguida después de ver la pantalla, se puso de pie furioso, pero antes de que pudiera moverse, la puerta de la oficina se abrió de un solo golpe. Una mujer rubia, el aroma a YSL lo invadió todo al instante.

 

— ¿Estás trabajando? — Preguntó incrédula, Mathew miró a ambos sin entender bien de qué se trataba aquella interrupción, Ángel dejó el móvil sobre la mesa y salió, jalando del brazo a la mujer. Después hubo un poco más de gritos, era evidente que ella había esperado encontrarse con una escena diferente al llegar a la oficina.

 

Entendió que aquella mujer, contemporánea a Ángel, era su esposa; y no era la primera vez que citaba a alguien en esas oficinas. Que Ed le había advertido sobre su “nuevo empleado” y un montón de cosas más que no pudo escuchar porque la voz de ambos se alejaba, mientras discutían. Sintiéndose un poco más que incomodo, Mathew salió de la oficina, bajó las escaleras y salió del lugar, estaba seguro de que aquella privacidad la requerían, así que cruzó la calle, caminó no más de cinco minutos y esperó, por más de dos horas en una cafetería de mediana calidad.

 

Después, un mensaje de Ángel:

“Regresa al corporativo, todo está aprobado, empieza a trabajar hoy mismo en eso”.

 

Lo hizo, regresó al corporativo, verle llegar fue la clara señal de que había sido “aceptado” en el equipo de Ángel, una completa novedad para varios, sin embargo, Mathew notó enseguida el cambio de actitud de algunos para con él. Dejaba de ser un apestado y estando en el corporativo, tenía mayor facilidad de dar a conocer su trabajo, a diferencia de lo que Robert podría hacer.

 

En cuanto a Ed, Mathew sabía muy bien que no había sido del agrado del otro director, desde el inicio, le soportaba al trabajar con Alexander, pero ¿Ahora? El incidente con Ángel había sido un ataque directo por parte de Ed, y le incomodaba haber sido inmiscuido en eso.

 

Estaba en el punto exacto, en donde un error puede hacerte ganar o perder todo. Aquel lugar incomodo resulta verdaderamente desgastante, lo sabía, habían tenido esa posición estando en el equipo de Alexander, pero ahora… estaba completamente solo para sobre llevar la situación.

 

Le agotaba pensar en aquello, así que el resto de la tarde intentó sumirse completamente en el proyecto, después de las siete de la noche, salió de la oficina, entonces notó algunas llamadas perdidas de André.

 

Con él empezaba y terminaba su día. Devolvió la llamada y él respondió enseguida.

 

— ¿Todo bien? — Preguntó con voz ronca, seguro estaba recién despertando de una siesta. — Te he estado llamando para saber si querías ir a algún lado después del trabajo. ¿Qué dices?

 

— No, hoy no. Estoy muy cansado. — Salió del corporativo, caminaba manteniendo la llamada con André, le hubiese encantado tomar un taxi, pero tampoco tenía dinero de sobra en esos días, así que, con auriculares colocados, siguió la llamada antes de llegar a la parada del bus. — Además, no es como si puedas andar de aquí para allá, hoy se acaba tu licencia, así que oficialmente aún eres un paciente en reposo.

 

—  Vaya, te lo has tomado muy en serio. — Bromeó. Aquella llamada era tan poco convencional. — Como sea, Mathew, aún no me has dicho ¿Cómo te ha ido hoy?

 

Mathew no pudo evitar sonreí.

 

— Lo ha autorizado.

 

— ¡Lo lograste! — Canturreó André, Mathew no dijo nada. No pudo, quedó boquiabierto cuando la camioneta de André se estacionó frente a él. — Por eso te mereces un premio. Te invito a cenar a donde quieras.

 

André bajó la ventana del asiento del copiloto y se inclinó para abrir la puerta. Enseguida subió.

 

— ¿Qué haces aquí? —No era un reclamo, estaba impresionado. Sintió como si todo en su interior fuese algodón apachurrado. Un verdadero oso de felpa.

 

— Quería venir por ti, pensé que sería buena idea, ya sabes. Soy todo un romántico. — Ambos rieron, Mathew dejó pasar todo lo que había ocurrido durante el día, sabía que André querría saber los detalles, así era él, sin embargo, era viernes y lo último que quería era hablar de Ángel. — ¿A dónde quieres ir?

 

— ¿A dónde yo quiera? — Hablaba mientras colocaba sus cosas en el asiento trasero y aseguraba el cinturón. Hubo lago distinto, el asiento que siempre tenía corrido hacia atrás, estaba adelante, al tope.  Un detalle que decidió ignorar por completo.

 

— Sí.

 

— Entonces… no regresemos a casa hoy. ¿Y si vamos a la playa? ¿Queda muy lejos?

 

Lo suficiente; trecientos ochenta y dos kilómetros de la playa más cercana.

Se miraron durante unos segundos, André poco podía creer aquella locura, Mathew le sorprendió con un beso, al ligero roce de sus labios, secundó sin dudar. 

 

Viernes por la noche y el trafico fue un desastre, hicimos dos paradas al baño y una más, afuera de un estacionamiento para que André pudiera dormir un poco.

 

Yo vigilé, la adrenalina a mil no me había dejado ni cerrar los ojos.

 

Sólo él y yo lo sabíamos.  

 

Cuatro horas de viaje con peaje, que se volvieron siete y el bochorno llegando al puerto se había vuelto insoportable. Eran más de las tres de la madrugada cuando llegaron, les tomó otra hora encontrar un lugar vacío para poder pasar el resto de la noche. Un cuarto modesto que tenía la ventaja de seguridad en el estacionamiento. Se desnudaron completamente, el calor era mucho más intenso que en la ciudad, sin duda.

 

Estaban las ventanas abiertas, ambos recostados sin cubrir su cuerpo. André era una babosa adherida al cuerpo de Mathew, tantas tonterías les tenían excitados. Se deseaban, sin dudarlo terminaron uno sobre el otro. 

 

— Si empezamos ¿No vas a quedarte dormido? — Preguntó Mathew, susurrando al oído de André. Abrió sus piernas para hacer espacio y enseguida sintió el cuerpo de André colarse entre sus muslos.

 

— Estás tan extraño hoy, pero no me quejo.  No podría. — André atrapó los labios con sabor a café, restregó su cuerpo en Mathew, y exhaló el deseo, tan innecesario contenerse. Libres por decisión, obligados a disfrutarlo todo. — Me encantas Mathew, me encanta tu locura.

 

— André…— Le llamó en susurro. Pasó sus brazos alrededor del cuello de André para atraerlo hacia él — Métemela.

 

Igual, haber tomado taxi al salir de la oficina, hubiese sido la mejor forma de ahorro, para aquel fin de semana. No puedo arrepentirme de lo ocurrido aquel fin de semana, pero André. ¿Qué recordaría de aquel fin de semana?

 

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«. ·°·~*~Morder tu piel'~*~·°·. »
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