Cap. 35: Bésame
La arena entre los dedos estaba bien si los limpiaba en tus muslos
El agua salada en mis ojos, pero me sostenías delante de ti para obligarme a saltar las olas.
La tierra húmeda y los bochornos de medio día.
Lo odio todo, pero si volviésemos a ese día, lo viviría otra vez.
.*.
¿Qué quedaba de aquella apasionante noche? Dos cuerpos desnudos y una temperatura sobre los 38°. Mathew abrió los ojos con pesades, André le miraba fijamente. Ambos sonrieron.
— André. — Le llamó, sentía el cuerpo caliente a su lado.
— Despertaste. ¿Estás cansado? — Mathew asintió, pero la sonrisa no se borró de sus labios, retiró la sabana de su cuerpo para permitir que el aire suave del ventilador le refrescara, enseguida André deslizó sus dedos por la espalda descubierta y ese par de nalgas a su alcance. — ¿Quieres que vaya a conseguir algo de desayunar? Son las diez.
— No, no voy a quedarme aquí encerrado. — Era increíble que se encontraran en aquella situación, no hubiese ocurrido de aquella forma, de haberlo planeado. La falta de pensamientos le daba una sensación de estar anestesiado. Su mente en blanco le daba un poco de libertad. — ¿Por qué no vamos a la playa?
— ¿Con la ropa que tienes? — André dio una mirada al suelo, los zapatos negros y el traje sastre no iban para ese lugar. — Iré a comprarte algo de ropa y después haremos lo que tú quieras.
— A la playa. — Repitió hundiendo su cabeza en las sábanas.
— Aceptado.
André salió de la pensión, a esa hora de la mañana ya varios carros de madera se desplazaban hacia la playa para hacer sus ventas así que no fue difícil encontrar uno que vendiera ropa sencilla, compró algo también para él, pantalones cortos, sandalias, camisas sin mangas y bloqueador solar, eso era lo único que necesitaba.
De regreso revisó que su camioneta no hubiese tenido ningún daño por la noche, nada de qué preocuparse, ingresó a la habitación y Mathew, cubría con una toalla su cuerpo, André dejó caer todo sobre la cama y se abalanza a estrujar el cuerpo de Mathew.
— Ya me bañé y tú vienes todo sudado. — Se quejó apenas, porque Mathew no era alguien mal agradecido, observó la ropa, la de tela blanca llamó su atención. Empujó a André fuera de su alcance y después sonrió. — Anda, toma un baño. ¿Trajiste algo de comer?
André negó, lo había olvidado por completo.
No fue tan importante después de todo, mientras uno se bañaba, el otro terminaba de ordenar las cosas en la habitación, Mathew tendió la cama y guardó su computador debajo de la almohada, siempre lo había hecho así su madre con las cosas de valor y se sorprendió al replicar aquello de forma automática.
La ropa blanca se le iba a trasparentar toda cuando entrara a la playa, pero no le importó demasiado aquello. Esperó a que André estuviera listo y cuando fue así, salieron.
La playa más cercana no quedaba a más de cinco minutos caminando. André anduvo algunos pasos detrás de Mathew, el sonido de las olas se escuchaba apenas salieron de la pensión y el golpe de calor le asfixiaba. A escasos metros de la playa, el camino era en empinada, la arena oscura y el agua violenta era lo único que podía ofrecer la playa más cercana a la ciudad, pero no demeritaba la asombrosa escena.
André descubrió en Mathew, algo que jamás imaginó encontrar.
Mathew paró en seco, lo miró todo, la unión del mar y el cielo, la luz fuerte y el reflejo del sol que le hacía creer que le cegaría si le miraba demasiado.
Se inclinó para tener las sandalias en sus manos y sintió sus dedos hundirse en la arena húmeda, las olas frías que golpearon fuerte.
No era la mejor época para nadar, tampoco sabía demasiado como hacerlo, pero...la sonrisa más sincera se escapó de sus labios.
Emoción, el único recuerdo que tenía de la playa era un recuerdo infantil y antes jamás se había detenido a acumular todas aquellas sensaciones a su alrededor. El ceño se le arrugó en una mirada compasiva, mordió sus labios y André creyó que en ese mismo momento Mathew se pondría a llorar, pero no hizo más que soltar un fuerte suspiro y sentarse en la arena mojada.
— Siéntate. — Le pidió, André quedó a su lado, no era tan romántico cuando el agua les golpeaba el pecho y mojaba sus rostros con la amenaza de tirarlos. Tenían que esforzarse por no ceder, pero estaba bien así.
Todo estaba bien, como hacía mucho no lo estaba.
Éramos André y yo sin ningún propósito.
Un fin de semana cualquiera, llegando al medio día.
Nadie creería ahora si le contase de nuestra aventura
Y todas las veces que intentamos que se repitiera.
En silencio, todo el tiempo que el rayo del sol les permitió, la sal y el agua empezaban a resentirse en su piel. No había pasado ni una hora cuando ya ambos se encontraban completamente rojos, bajo una sombrilla sentados en la arena. Comían trozos de coco y tomaban sangría. Desayuno irresponsable pero no habían encontrado algo que se les antojara más, con ese calor.
— ¿Sabes a done deberíamos ir? — Por supuesto que Mathew no sabía, lamió un trozo de coco antes de meterlo a su boca y se encogió de hombros.
— Sorpréndeme —
— A una playa nudista. — Mathew sonrió.
— ¿Qué tipo de fantasía es esa y por qué quieres ver a otros desnudos? ¿O es que quieres que te vean a ti?
— Para nada. — André no se dejaba intimidar por nada, mucho menos si estaba con Mathew, en aquella situación de confianza. Él también comió un trozo de coco antes de seguir hablando. — Pero debe de ser una experiencia particular.
— No tengo intensiones de ver a otros desnudos.
— ¿Y que te vean? — Mathew meditó un poco e indiferente negó. Ambo siguieron comiendo, aunque no había mucho que hacer, estar sentados sin preocupaciones les encantaba. Era hedonismo puro, pero bien merecido.
Hedonismo.
Mathew se quitó la camisa y su cuerpo quedó al descubierto, después abrió las piernas y las estiró, dejó que la tela blanca se estirara, se le transparentaba la entrepierna por completo, algo que con el short de André no ocurría.
— No sabía cómo sé te había ocurrido comprar algo blanco para nadar, pero también es problema mío porque no tengo nada debajo... — Bromeó. Se lamió los labios y volvió a poner la playera sobre su regazo, pero sin cubrir su pecho. — Ahora que dices lo de la playa nudista, has quedado descubierto. ¿Te pone?
Le ponía, André desvió su mirada hacia ambos lados asegurándose de que nadie estaba cerca, se echó en la arena boca abajo y estiró su mano para dejarla debajo de la tela blanca, Mathew dio un pequeño respingo al sentir los dedos de André se introducían hasta rozar su entrepierna.
¿Había sido una insinuación? Por supuesto.
Hecho sus manos hacia atrás para recargar su propio peso y disfrutó.
El roce de los dedos con arena, sus fluidos no mejoraron la situación pero que todo ocurriera con André fue el aliciente para que su entrepierna terminara completamente dura.
Como un cliché, tuvo que enterrar los tobillos en la arena cuando estuvo a punto de correrse y después lo dejó salir, su semen en la mano de André, él estaba satisfecho, pero... esas situaciones se tenían que retribuir.
— No vamos a coger en la playa. — Le advirtió y André sonrió, negó, con la mano aún manchada se levantó y caminó al interior de la playa, las olas el golpearon, le divertía no ser movido a pesar de estar sumergido por arriba de su cintura. Mathew lo siguió, la sombrilla quedó sola, pero imaginó que no había riesgo en eso. Se colocó su camisa para no tener que sostenerla en el agua, pero no fue capaz de llegar tan profundo como había llegado André.
Entendían ambos a lo que habían entrado, pero de pronto le daba un poco de temor la violencia del agua. Había un exceso de espuma, pensó.
André entrenaba tres veces por semana en una alberca olímpica. Él no había pasado de los “busitos” en las clases de natación.
— No, mejor regresemos a la posada.
— Mathew, nadie está viendo.
— No es por eso...
— Es que esto en verdad es una tontería, pero quiero hacerlo. Anda. —
André regresó por Mathew, le tomó de la mano y ambos ingresaron un poco más profundo, las olas les golpeaban, pero el cuerpo de André terminó por proteger del impacto. Las pocas personas a lo lejos prestaban nula atención a la pareja, Mathew no quiso mira para asegurarse de aquello, sólo supuso, porque André parecía demasiado ocupado como para prestar atención.
Podía sentir la presión del miembro de su roomie en su trasero, sintió cuando la tela se deslizó y el culo le quedó al contacto directo con el agua...
— No me lo vayas a meter. Me vas a lastimar si lo haces. — Sentenció cuando el glande de André se clavó entre sus nalgas.
— No voy a hacerlo. — Pero si lo hubiese hecho de no ser advertido. Mathew en recompensa terminó por atrapar el tronco de André entre sus piernas, y en segundos le tenían ya sosteniendo de la cintura, tenía que ser rápido, en su hombro André recargó su barbilla mientras embestía. — Me gustas mucho Mathew.
— André... ya córrete. — Bromeó presionando más sus piernas, impidiendo que André pudiera alejarse de él, le respiraba en la espalda, lo sostenía con fuerza y en cuestión de minutos terminó corriéndose entre sus piernas, enseguida se había subido el Short para simular que nada pasaba, minutos después ambos salieron de la playa.
La arena y los roces habían hecho lo suyo y durante el resto de la tarde habían tenido que regresar a la playa para descansar de la irritación de su piel, la piel entre sus piernas. Igual era mejor si esperaban hasta que atardeciera, y lo mejor había sido cuando al regresar a la posada, los mismos locatarios habían ofrecido un menú de alimento para llevarlo directo a su habitación.
— Deberíamos de salir a buscar un bar o algo. — Mathew quería, pero recordar la operación de André le hizo desanimarse un poco. — No beberé alcohol.
— ¿Estás seguro?
— Sí, vamos.
(º·. ¸ (¨*·. ¸ ¸. ·*¨) ¸. ·º)
«. ·°·~*~Todo es por ti'~*~·°·. »
(¸. ·º (¸. ·¨* *¨·. ¸) º·. ¸)
|¤°.¸¸. ·´¯`» Doki Amare Peccavi «´¯`·. ¸¸. °¤|