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Hombre bajo la lluvia por Doki Amare Pecccavi

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Cap. 9: Es extraño

 

Y el acoso de aquel director había sido tan corto como el tiempo que duró con una erección. Después de aquel incidente había salido apena se había acomodado los pantalones y los siguientes días no se habían visto demasiado.

 

Y no era como si el director fuese un viejo asqueroso, de hecho, de no ser por horrorosa personalidad, Mathew se hubiese pensado tomarlo como amante ocasional, después de todo era vergonzoso haber quedado con el trasero al aire, completamente manchado.

 

Aquello había sido un desastre, sin embargo, por lo menos había conseguido que el tema de ser su asistente no saliera en los siguientes días. Trabajaba mucho más tranquilo, sin interrupciones. Era una tranquilidad envidiada que sólo era capaz de romper Alex.

 

— ¿Muy concentrado, Mathew? — Y el aludido había levantado la mirada tan rápido como había podido, su jefe caminaba hacia y se plantó frente a su escritorio.  Mathew no cayó en lo extraño que lucía Alex aquel día, pero, bajó la pantalla de su laptop para poder darle toda su atención.

 

— Bastante, estoy por terminar el flujo del proceso de abasto. — Alex levantó la mirada, encontrando la Hikvision Domo, y sonrió con ironía.

 

— Espero que puedas terminarlo hoy. Necesito que a partir de lunes regreses a la oficina.

 

— Ok, está bien.

 

— Ok. Nos vemos entonces, entraré a reunión.

 

— Vale, nos vemos. — Alex volvió a sonreír, se giró y salió de la oficina, y Mathew imaginó que toda aquella extrañeza era tensión sexual. Sí que lo necesitaba, por eso esperó hasta tiempo después de la hora de salida, pero la reunión parecía prolongada.

 

Pidieron bocadillos para el boardroom y antes de que decidieran “tomarlo” de mozo, salió del corporativo. Pidió un Taxi y regresó a casa. Ingresó en silencio, pero enseguida escuchó las pequeñas patitas, del perro enano, rozar con el suelo y correr hacia él.

 

— Cállate. — Susurró bajito, pero nada de eso ocurrió, aquel remedio de perro terminaba ladrando siempre que llegaba alguien, para después saltar en sus patitas traseras. Le encantaba ser cargado para lengüetearles el rostro. Un asco, pensaba en ese momento.  

 

— ¿Por qué quieres que se calle? ¿Pretendías que no te escuchara entrar? —

 

— Mamá, ¿Qué haces levantada? — Mathew hizo a un lado al perrito y camino hasta donde ella estaba, intentó tomarla de los brazos, pero era una gelatina humana cuando se trataba del contacto con él.

 

— Me levanté porque estoy harta de estar acostada, y tengo que levantarme a comer y al baño. ¿O piensas que alguien puede hacerlo por mí? Estoy sola todo el día. — El castaño bajó la mirada, arrepentido. Por supuesto que todo eso lo sabía y también que era un reclamo. Últimamente, y mientras más avanzaba la enfermedad de su madre, menos parecido tenía a la mujer que él conocía.

 

— Lo siento mamá, me gustaría estar más tiempo contigo.

 

— Sí, sí, ya sé que eso es lo que dices, pero es extraño, que tu tía venga y tus primas también y apenas salgan de mi habitación, se echan a llorar en el pasillo ¿y tú? ¿No lloras? ¿No te duele que me esté muriendo?

 

— No digas esas cosas.

 

— ¿Te duele? Como sea, no es peor de los dolores que yo tengo.

 

.*.

 

Las negociaciones se hacían así, con un buen plato de bocadillos y un poco de Whisky.

 

Alex prefería ver a proveedores en algún restaurante para negociar y hacer un poco más ameno el encuentro pero que Ed y Ángel hubiesen decidido estar presentes, sólo podía significar algo.

 

O el otro estaba proponiéndolo para otro nuevo proyecto.

O uno de los dos dudaba de sus capacidades.

Sabía muy bien como era su situación con ambos directores.  Ninguna de los dos panoramas le comprometía o asustaba. Porque era una completa estupidez que le pidiesen negociar las compras de los insumos pendientes. Sabía del proveedor hacía sólo tres días, pero con los históricos de compras y sus contactos en el mercado había podido encontrar los puntos débiles.

 

— Sin retraso en la entrega, pagaremos el precio que dicen, pero quiero una póliza de entrega. Si mi producto no llega el día que ustedes indican, el porcentaje de la multa por retraso se extiende.

 

— Jamás hemos hecho algo así.

 

— Pero estas son las nuevas condiciones que estamos implementando. ¿Me dirás que no son capaces de cumplir el plazo?         Porque de ser así ¿Por qué te comprometerías a una entrega tan rápida? Dime de una vez si puedes cumplir para firmar o no. Tenemos algunos proveedores más que entrevistar así que. — Era una completa mentira y Ed no pudo evitar comer un bocadillo a modo de celebración. El proveedor era como un gatito acorralado y Alex tenía tanta soltura como trucha de río. — ¿Sí o no?

 

— Sí, sí claro, por supuesto.

 

— Bueno pues, entonces espero que el mismo día de hoy quede modificado el contrato de servicio para que pueda revisarlo el área legal y en cuanto eso se haga, confirmamos el acuerdo. ¿Les parece?

 

— De acuerdo. — El proveedor y su asistente habían quedado con un mal sabor de boca, no sólo porque la negociación no había sido directamente con los directivos, sino porque por entregas con retraso, ya habían perdido algunos clientes. — Bueno, entonces nos retiramos para hacer las modificaciones del contrato y lo enviaré por correo.

 

— Gracias. Como lo comentó Alex, en cuanto lo hayamos revisado, quedará firmado. — Mucho más ameno que Alex, Ed despidió a los proveedores, dejando solo a Ángel con él. 

 

— Lo has hecho bien. Ed no mentía cuando dijo que eras bueno. — Alex tomó uno de los bocadillos y lo metió de lleno a su boca. No se había equivocado, la prueba era lo correcto.

 

— Lo sé Ángel. Soy bueno en lo que hago, aunque para ser sincero, no sé cómo es que no se había hecho esto antes. ¿Quién ha llevado estas compras hasta ahora? —

 

— ¿Ya llevas tiempo en la empresa y aún no sabes quién realiza estas compras? — Aquella respuesta a la defensiva le hizo suponer que las negociaciones anteriores estaban directamente gestionadas por la dirección comercial. Con un comentario más del Project mánager hubiese bastado para que todo terminara en tragedia, sin embargo, Ed sabía la naturaleza de esas dos personalidades, así que apenas había visto a los proveedores bajar por las escaleras, regresó a la oficina con una sonrisa triunfal.

 

— ¿Qué dicen de ir a tomar algo? — Alex levantó una ceja. ¿Desde cuándo era correcto que él recibiera una invitación a beber por parte de los directivos? Declinó de inmediato, no iba a arriesgarse hasta no saber qué tramaban ellos dos.

 

— Lo siento, yo tengo un compromiso, pero en otra ocasión será. Ángel y Ed, en cuanto tenga el contrato le daré seguimiento. Que tengan excelente noche.

 

“Ojo por ojo” había pensado mientras salía. Las demás oficinas estaban con las luces apagadas así que imaginó que la mayoría de los empleados se habían marchado ya.

 

.*.

 

Tenía muchas explicaciones para aquella forma de comportarse.

 

Pensaba que tal vez su mamá actuaba de aquella forma para protegerlo, para intentar que todo el proceso de su enfermedad fuese menos duro para él. O tal vez que ella no sabía cómo expresar lo que sentía, pero… después, la consciencia le llegaba y golpeaba fuerte su corazón.

 

Por supuesto que ella no podría pensar de aquella forma.

Ella era una mujer fuerte, que había pasado toda su vida pensando en lo maravillosa la vida cuando las condiciones perfectas llegaran. Ella tenía muchas cosas pendientes y ahora, que el diagnostico había sido por fin confirmado, las cosas se habían roto completamente entre ellos.

 

Ella mostró por fin aquel lado egoísta reprimido tanto tiempo.

Estaba muriendo y a Mathew le pareció correcto que por primera vez pensara en sus necesidades, y si lo que necesitaba en ese momento era alguien a quién detestar, a quién culpar y con quién desquitarse, él podía ser esa persona.

 

Ella había hecho tanto por él, y eso ayudaba a Mathew a tomar valor para toda esa situación. Cuando el dolor pasaba, él lograba desenterrar muy ligeramente los restos de “su verdadera madre”, disfrutaba de aquello el tiempo que durase y después la volvía enterrar.

 

Todas las veces que aquello fue posible, la desenterró y después, cuando los dolores regresaban, volvía a enterrarla para entonces, poder recibir los reclamos e insultos. Así lo hizo una y otra vez, hasta que un día, no pudo encontrar nada. Había intentado escarbar en el interior de su mente, pero jamás volvió a encontrar aquella mirada llena de amor. Mathew supo que su mamá había muerto en aquel momento y la última vez que había escuchado un “te amo” de su parte, no supo que jamás lo volvería a escuchar.

 

Ella seguía teniendo un cuerpo móvil. Seguía sintiendo dolor y llorando en las noches, pero a Mathew, jamás le volvió a mirarle con amor.

 

La realidad en la que caía Mathew es que sólo quedaba él, el perro enano y el envase vacío del cuerpo que alguna vez perteneció a su mamá.

 

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