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un niño roto (itasasu-sasuita) por uchihaincest

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Notas del capitulo:

¿que tal? ¡estoy devuelta!

cuenta la historia que hubo una vez un hombre, este hombre tomó a un elefante desde cachorro y se apropió de su libertad. los animales son en si mismos salvajes y libres, pero este elefante no era así. los elefantes son en si mismos luchadores por su propia vida y rebeldes por su propia existencia, pero este elefante no era así.

 

 

 

cadenas que él no pidió lo ataban a un pasado que nunca quiso vivir, el que tendría que ser su cuidador lo ató a un circo, lo usó como juguete y no le permitió ser libre. ¿Cómo puede ser conocedor de la libertad si toda su vida ha vivido encadenado? ¿Cómo puede vivir feliz y libre si nunca ha tenido opción?

 

 

 

 

 

pequeño elefante encadenado ¿por que no te liberas de tus ataduras si tus cadenas son mas pequeñas que tu propia fuerza?

 

 

 

 

 

no hay peor costumbre que la que no se puede desaprender y no hay peor atadura que aquella de la que te puedes librar pero no lo haces.

 

 

 

 

 

¿puede este elefante comparase con una persona?

 

 

 

por supuesto, ¿no lo crees?

 

 

 

¿ya sabes quien es el elefante de esta historia?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

un niño. pero no era un niño común, pero no era un niño que haría niñerías y no era un niño que podría decidir su propia vida. creado para obedecer, entrenado para ser sumiso; su pequeña mente no concebía la desobediencia y su propio corazón le era fiel al que era su amo.

- padre ¿Por qué no puedo jugar?- cuestionó aburrido el pequeño.

 

 

 

 

 

¡oh pequeño elefante! ¿Por qué no puedes correr y divertirte como los demás de tu especie?

 

 

 

 

el mayor miró al niño e hizo una mueca en un intento de ocultar su fastidio con la pregunta del pequeño.

- ya lo sabes Itachi, en esta vida no hay juegos sino realidades- le dijo el hombre- ¿de que te sirve acostumbrarte a una fantasía e ignorar la realidad?

el niño lo miró confundido sin entender lo que salía de la boca de su padre, sus cejas se curvaron demostrando su desconocimiento. después de todo así hablemos de un niño que no se comporta como niño y de un elefante que no se comporta como elefante, ¿por eso dejan de ser lo que son?

- padre ¡tengo un amigo!- exclamó emocionado el niño, ya no siendo tan pequeño.

 

 

 

 

¡oh pequeño elefante! ¿Por qué debes estar aislado de los tuyos y solo cumplir los caprichos de tu amo?

 

 

 

 

el hombre volteó a ver a su hijo, le sacudió la ropa como si se hubiera infectado de algún veneno o cosa mortífera y lo llevó rápidamente a dentro de la casa. comenzó a desvestirlo y tomó algunas toallas que estaban colgadas en el lavadero de su casa; llenó de agua la tina y metió el pequeño para bañarlo. lo restregaba con fiereza y tallaba su piel sin delicadeza.

- ¡no quiero volver a verte con ninguno de esos mocosos!- gritó el hombre mientras seguía restregando la piel del niño con tanta fuerza que ya poseía tonos rojizos.

el niño levantó la mirada con los ojos llorosos, no le gustaba cuando su padre se enojaba y prefería complacerlo en todo lo que quería. el asunto era que esta situación era distinta y ese era el problema, Itachi había encontrado el primer niño que no lo ignoraba por miedo a su padre.

- pero...padre- insistió con una suave voz- Kisame es buena persona, él si me habla y no me ignora como todos los dem...

el hombre lo interrumpió con fiereza y haló sus cabellos para mostrarle que no le agradaba en nada lo que le estaba diciendo.

- escúchame bien Itachi- le dijo el hombre tomándolo de los cabellos nuevamente- ¡ni tu ni yo debemos estar rodeados de idiotas!

 

 

 

 

 

 

elefantito....la vida te dio la llave ¿Cómo la perdiste?

 

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estaba asomado por la ventana de su casa y hoy como siempre no iría a jugar como todos los demás niños. los contemplaba desde arriba, veía como el balón con el que jugaban se alzaba de vez en cuando debido a sus actividades y movimientos. sus manos descansaban en el pequeño espacio de la ventana y sus pies estaban puestos encima de su cama, hoy se encontraba especialmente aburrido y no sabía con que entretenerse.

como situación extraña su padre había salido, ¿para que? no lo sabía. el hombre solo lo encerró en su habitación y le dijo que se quedara allí quieto mientras llegaba, también le dio a entender que debía atender un importante asunto del cual debía deshacerse y por ello se dirigía a su antigua gran casa.

Itachi no le dio mucha importancia aunque le pareció bastante raro, pero en definitiva él no tenía nada que hacer en los asuntos de su padre. allí encerrado en su habitación se sentía privado de su libertad, aunque nada le faltara y siempre hubiera comida en la mesa había algo que le desagradaba y era que su padre controlara todas sus acciones.

¿Qué pasaría si lo desobedeciera? después de todo nunca lo había intentado.

su mente de niño empezó a maquinar muchas cosas las cuales podría hacer si saliera de ese sofocante lugar, pero había un problema el cual no podía ignorar y era que estaba encerrado con llave en esa habitación. sus ojos decayeron desanimado pero aun en su cabeza guardaba la esperanza de escapar, sería solo un momento ¿realmente podría pasar algo tan malo?

si saltaba por la ventana, la cual no era muy alta ¿al fin probaría el dulce sabor de la libertad?

y mientras estaba totalmente ensimismado en sus pensamientos otro niño en la parte de abajo se quedó mirándolo curiosamente. ¿ese niño quería saltar?

- ¡oye!- gritó el niño que estaba abajo apoyándose en los ladrillos de la vivienda- ¿quieres que te ayude?- le preguntó saludándolo con la mano.

Itachi saltó en su lugar y miró asustado al niño, él nunca había tenido conversaciones de ningún tipo con nadie y su padre le decía que ignorara a los desconocidos. intentó voltear su mirada hacia otro lado pero esto no fue eficiente ya que el niño de abajo seguía llamándolo.

- venga pero no te asustes- dijo con una gran sonrisa- ¡me llamo Shisui!- exclamó remarcando su sonrisa que era de lo mas bonita.

Shisui le extendió las manos y le volvió a sonreír.

- vamos niño ¡lánzate que yo te atrapo!- exclamó con la alegría típica de los niños.

Itachi estaba considerando seriamente si saltar o no saltar, pero al final decidió probar por si mismo lo que le pasaría si desobedecía a su padre. se armó de valor y fue parándose lentamente y cuidando de no perder el equilibrio en el borde de la ventana.

- o-oye ¿estas seguro que puedes conmigo?- preguntó un poco asustado Itachi.

Shisui hizo un ademan con las manos para que Itachi se lanzara.

- si ¡por supuesto!- dijo felizmente- yo seré tu llave para salir de este encierro ¡solo lánzate!, yo me encargo de lo demás.

así fue como Itachi saltó desde la ventana, cerró sus ojos y sintió un vacío horrible tomar lugar en la parte baja de su estomago. tocó algo suave y cuando abrió sus ojos, allí estaba Shisui sosteniéndolo y sonriendo como desde que lo conoció.

- ¿vez?- dijo Shisui intentando que Itachi quitara la expresión de terror que se había instaurado en su rostro y que recuperara el color normal de su piel- no paso nada- agregó dejando suavemente a Itachi en el suelo.

Itachi le agradeció con la mirada y no supo que mas decir debido a su poca experiencia entablando relaciones, él solo conocía una relación y era la que tenía con su padre.

- ¿no hablas mucho verdad?- preguntó Shisui analizando a Itachi con la mirada- bueno eso es comprensible, ya que hasta donde recuerdo ¡jamás te vi salir! ¿Qué tu padre te prohíbe salir de casa o algo así?- dijo a modo de broma riéndose al final.

- si, bueno no es que me lo prohíba pero...

- ¡¿que?!- exclamó Shisui muy asombrado- ¿era enserio?, oye...escucha lo siento no quería...

- ¡hey! no te preocupes- respondió por primera vez relajadamente Itachi- esta bien.

Shisui observó con mucha felicidad como por primera vez Itachi se permitía a si mismo sonreírle a un desconocido y hablar sin contenerse.

- ¿q-que tanto me miras?- preguntó Itachi con un leve sonrojo en sus mejillas.

nunca nadie lo había observado de la manera en que lo hacía Shisui en este momento, su padre solo lo miraba cuando quería ordenarle algo y los demás niños no se atrevían a posar sus ojos en él porque le temían.

- eres muy lindo ¿lo sabias Itachi?- dijo Shisui dándole una sutil caricia en el cabello a el otro chico.

con eso consiguió un Itachi todavía mas sonrojado y adorable.

- ¡vamos! tengo algo que mostrarte- exclamó con energía tomando de la mano a Itachi y jalándolo hacia una de las calles.

sus pequeños pies corrían sobre el asfalto de la calle, el viento alborotaba un poco sus cabellos haciéndoles cosquillas y se reían por causa de ello. esta era una de las calles mas bonitas de la ciudad, contaba con ciclorrutas amplias, carretas con tres carriles y parques rodeándola de naturaleza y vida. los faroles que colgaban sobre ellos aunque estaban apagados eran de un diseño muy hermoso o eso pensó Itachi; de pronto todo un mundo nuevo se abría frente a él y era un mundo que le era totalmente desconocido.

las actividades que para las demás personas son cotidianas y sin importancia para él era maravillosos retazos de un nuevo cuento, los perritos que eran sacados por sus amos para él eran fantásticas criaturas y los aburridos carros que rodaban por la carretera eran para él un hermoso espectáculo. las tiendas y sus colores y luces lo encantaban en sobremanera, los olores y ruidos lo hechizaban y atraían.

sus ojos vagaban de un sitio al otro y brillaban de emoción por apreciar lo desconocido, para él la calle era un lugar hermoso, un lugar donde era libre y un lugar donde no estaba su padre para presionarlo. su concepción de el mundo exterior en ese justo instante era muy emocional y fantasiosa por causa del aislamiento que su padre tuvo con él del exterior.

Shisui no observaba todo lo demás, ya que lo único que lograba captar su total atención era el mismo Itachi. veía sus hermosas reacciones al probar el delicioso sabor de la libertad, sus expresiones eran las de un ave que siempre había sido encerrada pero después de ser liberada tomaba vuelo y desataba su belleza.

- Itachi...¿quieres ir a comer dulces?- le preguntó sacando un poco de dinero que cargaba.

a el azabache le brillaron los ojos e inconscientemente una sonrisa surcó sus labios.

- ¡anda no seas tímido!-le animó Shisui con alegría.

aunque Itachi no respondió, asintió con la cabeza y una leve sonrisa apareció en sus labios.

Shisui le devolvió la sonrisa y nuevamente corrieron por las calles. se detuvieron en una tienda muy colorida que destilaba diversos aromas, en su vitrina se podían apreciar caramelos, chocolates y muchas otras golosinas llamativas.

al entrar ambos niños hicieron sonar la campana que anunció su llegada y una joven persona se asomó en el mostrador. ambos caminaban aún tomados de la mano y sus piernas por alguna razón en especial se encontraban coordinadas.

- ¡hola pequeños! ¿Qué puedo ofrecerles?- dijo una señora con cabello morado y bonito rostro. su vestimenta era simple ya que estaba compuesta por un bonito delantal rosado con un cupcake dibujado en el centro.

ambos niños levantaron la mirada y observaron la vitrina, como escogiendo con la mirada lo que llevarían.

- Ita ¿Qué quieres llevar?- susurró Shisui en la oreja de Itachi, optó por hacerlo así ya que supuso que le incomodaría si le preguntaba allí frente a la señora.

Itachi se quedó pensativo por unos momentos pero después dirigió su mirada a Shisui y se acercó un poco mas para susurrarle.

- u-un chocolate- le respondió el niño.

Shisui se acercó a la mesa del mostrador y le preguntó a Itachi con la mirada si le gustaría acercarse, pero como la respuesta fue negativa le indicó que esperara.

- señorita deme una caja de chocolates, una de helados y otra de gomitas por favor- le pidió Shisui entregándole el dinero equivalente mientras esperaba.

la señora les entregó a los niños su pedido y les deseó un buen día cuando salían de su tienda.

 

 

 

 

 

¿recuerdas la advertencia elefantito? ¿Qué pensará tu amo cuando llegue y no estés allí?

 

 

 

 

 

¿te reprenderá por tu mal comportamiento?

 

 

 

 

¿o elegirá castigar a alguien más en tu lugar?

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convertidos en muñecos, huecos y sin vida. siendo expuestos como si de una horrible obra de arte se tratara, sin belleza común sino detalles siniestros. esta era la sala de los trofeos de Fugaku, aquí venían a parar todos aquellos que interferían con su voluntad.

 

 

 

 

 

¿Cuál es el castigo que tanto te asusta?

 

 

 

 

¿Cuál es la pesadilla que no te deja dormir en las noches?

 

 

 

 

 

¿Cuál es la cadena que te mantiene atado y que por más que hales sabes que vas a volver al mismo lugar?

 

 

 

así es y así siempre será. desde el día en que tus ojos apreciaron un hermoso muñeco sin vida, exhibido como si su muerte fuera digna de celebrarse. su rostro estaba todo dañado, sus ojos no estaban en su lugar, sus manos estaba cortadas y puestas en otro lugar. lo único que recordabas de él era su bella sonrisa.

esa sonrisa que te impulsó a tirar de las cadenas, esa sonrisa que te llevó a escapar y por un día probar tu libertad.

pero que horrible sentimiento te invadió cuando supiste que había sido tu culpa, que la muerte de tu primer amigo era por tu causa y que ya no había vuelta atrás.

el llanto no demoró en mostrarse y tu rostro se colocó pálido como si ahora pertenecieras allí con esos muertos juguetes. todos ellos te observaban, algunos sin manos y sin piernas, otros sin cabeza y otros sin cuerpo. era como un sueño, como una pesadilla y no sabías como librarte de sus miradas.

ellos te reclamaban porque ahora lo sabías. tu conocías a donde habían ido a parar todos los desaparecidos y no podías hacer nada.

estabas encerrado en ese gran lugar el cual era una de las habitaciones secretas de tu casa.

 

 

 

 

¡¿por que?!- le gritaste a la nada con desesperación...tus ojos ya se cansaban de tanto llorar y tu cuerpo estaba frio.

 

 

 

 

 

allí apareció tu padre, estaba sonriendo de una sádica manera y en su mano cargaba una señal indicadora con el nombre de Shisui. se acercó a ti y secó tus lagrimas, acarició tus cabellos y besó tu frente.

- ¿por que lloras hijo?- te preguntó como si no entendiera el motivo de tu llanto.

no respondiste por lo que él suavemente levantó tu rostro.

- este es el salón de los trofeos, este es el palacio de los muertos y aquí solo vienen a parar aquellos que se oponen a mi voluntad- te explicó como si estuviera enseñándole cualquier otra cosa digna de aprender- ¿sabes porque Shisui es mi nueva obra de arte?- te preguntó animándote a contestar.

- padre...él no hizo nada ¿por que debe ser así?- hablaste con una suave voz, tan rota como si tus cuerdas vocales ya no funcionaran más.

él hombre el cual se hace llamar tu padre soltó una risotada y se agachó para quedar a tu altura. tú asustado de su presencia y de su locura intentaste retroceder pero él te sostuvo con fuerza.

- ¿recuerdas lo que te dije? ¡¿lo recuerdas?!- gritó de una horrible forma- ¡no necesitamos estar rodeados de idiotas!, tu me tienes a mi y yo a ti ¿necesitamos mas?

comenzaste a llorar de nuevo por lo que tu padre dejo de hablar y de nuevo limpió tus ojos.

- esta bien hijo ¿lo entiendes verdad?- tu asentiste con la cabeza mirando hacia el suelo- eso es , eres un buen niño- te dijo- ¿no vas a acercarte a nadie mas y solo serás mío verdad?- te probó con su ultima pregunta.

- si padre- le contestaste aun sin mirarlo.

él no estaba complacido con la respuesta que le diste por lo que volvió a llamar tu atención.

- vamos bebé sonríe para mi- te ordenó- se un buen chico y colócale a Shisui su nombre- impulsó tu cuerpo con sus manos.

sonreíste con falsedad pero hiciste un buen esfuerzo, tanto que cualquiera que te viera juraría que era una sonrisa totalmente sincera. tomaste el cartel con el nombre de Shisui y aguantaste las lagrimas que querían fluir de tus ojos, haciendo caso a tu padre lo colocaste allí frente a su cuerpo inerte.

- ven aquí hijo- te ordenó tu padre.

- si padre- respondiste acercándote.

 

 

 

 

 

 

 

cuenta la historia que hubo una vez un hombre, este hombre tomó a un elefante desde cachorro y se apropió de su libertad. elefante aun siendo grande y pudiendo romper las cadenas no lo hacía y ¿sabes porqué?

 

 

 

 

porque no hay peor costumbre que la que no se puede desaprender y no hay peor atadura que aquella de la que te puedes librar pero no lo haces.

 

 

 

 

 

 

y ahora tiras de nuevo de las cadenas ¿lograrás romperlas?

 

Notas finales:

gracias!!! por leer


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