Llegar a su casa ebrio era algo que no acostumbraba en su perfecta vida de perfecto esposo… claro.
Arrugó el gesto al pensar en ello entrando a su habitación y viendo a Saga dormido sin la menor idea lo que estaba pasando a su alrededor. Negó suspirando que de ahora en adelante su vida ya no sería la misma, ya no podría ver a las personas igual sin saber si estaban pasando lo mismo que él y que decidían no mostrarlo, justo como lo hacía por la mañana en el supermercado, haciendo compras como si nada hubiese sucedido.
Eso no podía ser así, no podía estarle pasando a él.
------------------------------
Era su segunda junta en el día y ya estaba un poco cansado. Tomó su bolígrafo golpeándolo contra las hojas que tenía enfrente mientras escuchaba a Dohko parlotear de cosas sin importancias.
-Shura- susurró Shaina acercándose sigilosamente detrás de su jefe.
-¿Qué?
-Te busca Mu Díplo, está en la entrada del edificio- el azabache miró a su amiga incrédulo mientras esta se alzaba de hombros y salía. Frunció el ceño y se levantó para salir enseguida y saber qué era lo que ese hombre quería.
Bajó hasta la recepción acercándose al guardia de seguridad, quien lo miró confundido.
-Licenciado Caballero.
-¿Qué sucede?- el hombre señaló con su mentón hacia Mu, quien estaba sentado con un enorme perro a sus pies y unos lentes que cubrían la mitad de su rostro. Shura lo miró extrañado.
-Lo llamamos porque este hombre se hace pasar por ciego e insiste verlo- en ese momento el pelilila se levantó furioso de su lugar tomando la correa de su perro.
-¡Yo no dije eso! Uso estos lentes porque me veo de la mierda y al ver al perro se imaginó eso- se quejó haciendo que el azabache suspirara y se tomara el puente de la nariz.
-Yo me encargo, gracias- dijo al guardia algo apenado con una sonrisa y tomando al pelilila del brazo para alejarse. -¿Qué sucede?
-Pretender que no sé nada de la infidelidad de Saga me llevó a una enorme furia y rencor, y no eres un cualquiera ni nada por el estilo…
-Vamos afuera- musitó Shura sospechando que el pelilila haría de nuevo una vergonzosa escena. Mu asintió saliendo junto a Kaiser y sus enormes lentes de sol. -Asumo que viniste porque pensaste que somos amigos y me importan tus problemas, pero no es así. No me importan tú, ni Saga, ni tu matrimonio, ni tu perro- el pelilila lo miró con un puchero lastimoso.
-Sólo quería mantenernos en contacto- Shura lo miró ofendido abriendo la boca sin creer lo que ese extraño hombre decía.
-¡No quiero estar en contacto!
-Bien, de acuerdo- aceptó Mu agachando la mirada.
-Gracias- finalizó Shura algo agitado y dándose la vuelta para volver a su aburrida junta, la cual prefería que seguir con esa bizarra e incómoda situación.
------------------------------
Después de tan estresante escena, esa misma tarde, Shura se encontraba en casa ahora tranquilo y tratando de despejar su mente con una copa de vino.
O al meno eso creyó.
Cuando estaba por sentarse a ver la televisión su timbre se escuchó. Rodó los ojos levantándose molesto para asomarse por la mirilla. No podía ser cierto.
-Lo siento, soy yo, no te enojes. Sólo quiero hablar y tal vez podamos cenar algo- dijo Mu sonriendo hacía la mirilla y alzando una bolsa con lo que parecía ser la cena. Shura negó y resopló sabiendo que quizá el diablo lo estaba castigando por todos sus juegos pasados.
-¿Cómo supiste dónde vivo?- preguntó en cuanto abrió, recibiendo una mirada avergonzada del pelilila, quien claro, no venía solo.
-Te seguimos a casa- aceptó acariciando la cabeza de Kaiser.
-¿Y cómo entraste al edificio?
-Esperamos a que alguien saliera y entramos- el español lo miró sin saber si llamar a la policía o comenzar a reírse.
-¿Qué quieres? ¿No entiendes lo raro que es esto?
-Sólo pensé que podríamos hablar porque yo… -Mu comenzó a boquear entre la vergüenza y entre no saber qué decir -Yo… porque… todo mi mundo se vino abajo y no tengo trabajo, no tengo dinero propio y honestamente no sé qué es lo que voy a hacer- aceptó con los ojos humedecidos y mirando al azabache con pesar comenzando a llorar -No tengo amigos con quienes hablar porque todos mis amigos son amigos de Saga. Sin exagerar, tú eres literalmente la única persona en el mundo que sabe lo que está pasando y si sigo hablando conmigo me volveré loco- creo que ya sucedió pensó Shura mirando al pelilila con algo de lástima.
-No puedo hablar contigo hasta que dejes de llorar.
-Lo siento- gimoteó Mu tratando de calmarse apretando la garganta -Es que estoy muy triste.
-Llora por dentro como un ganador.
-De acuerdo- aceptó respirando con dificultad y guardando su llanto ganándose un dolor en la garganta.
-No puedes encargarte de ti mismo a menos que seas fuerte. Y si quieres hablar con alguien que no sea un chismoso, yo te puedo dar los nombres de tres abogados.
-Los abogados cuestan dinero.
-Tienes dinero, tienes la mitad de lo que tiene Saga- explicó haciendo que Mu asintiera lentamente agachando la mirada.
-Está bien, gracias.
-De nada ¿Terminamos?- espetó Shura algo tajante recibiendo una mirada ofendida.
-¿Terminamos? Esa no fue una conversación, sólo me dijiste cosas hirientes- finalizó dándose la vuelta junto a Kaiser. Shura suspiró apretando los labios, quizá sí se había excedido un poco.
-De acuerdo, mira- dijo haciendo que Mu regresara a su lado rápidamente con una mirada esperanzada -Si te dejo entrar no nos peinaremos el pelo, ni beberemos tragos amistosos y mucho menos haremos una pijamada.
-No, nada de eso, lo prometo.
-Tienes una hora- soltó Shura haciéndose a un lado dejando pasar al pelilila con su peluda compañía -Y me dejarás elegir lo que trajiste de cena.
-De acuerdo- sonrió Mu asintiendo dándole la bolsa.
-Toma asiento- dijo llevando la bolsa hasta la cocina. Al volver vio que Mu no se había movido de su lugar y miraba a su alrededor algo incómodo o al menos él, ya que el perro ya había tomado lugar en el sofá más grande.
-Kaiser, bájate- susurró el pelilila, pero el perro sólo lo ignoró.
-Lo que me faltaba.
-Es sólo un cachorro, no entiende.
-De acuerdo, sólo siéntate- aceptó alzando sus manos y sentándose en el sofá pequeño. Mu volvió su mirada a su alrededor mostrándose ansioso -¿Qué?
-No quiero sentarme en un lugar en donde Saga y tú hayan tenido sexo- el azabache resopló pensando pasando su mirada por el lugar -¿Esa silla?- señaló por detrás de Shura, quien la miró haciendo una mueca.
-Mejor no.
-¿Y este pequeño taburete?- señaló a su lado haciendo que el español negara lentamente -Bueno, me sentaré en el alféizar- sonrió yendo a la ventana.
-Para ser honesto…
-¿En serio?- soltó Mu sorprendido mientras Shura se alzaba de hombros -Es una ventana, la gente puede ver hacia adentro.
-Mira, tendrás que elegir un lugar sin darle más vueltas. Siéntate- Mu resopló dejándose caer junto a Kaiser, y estaba por decir algo más, cuando el celular de Shura se escuchó vibrando en la pequeña mesa de centro.
Vio la pantalla desde su lugar y después miró al pelilila chistando, de verdad que ese día estaba siendo demasiado extraño y molesto.
-¿Es Saga?
-Sí.
-Saga está en nuestra casa de Patras ¿Por qué te habla desde ahí?
-No sabía que estaba en Patras- musitó Shura sin responder la estúpida llamada y dejándose caer en el respaldo del sofá.
-¿Por qué te llama entonces?
-Tampoco sé eso. Usualmente no llamo a mis novios cuando me entero que están casados- dijo con sarcasmo.
-¿Lo has estado ignorando y aún así te llama?- Shura se alzó de hombros ante la incrédula mirada del pelilila.
-Quizá por eso me llama.
-¿Qué tal si te llama para decirte que está enamorado de ti y que quiere estar contigo?
-No me importa.
-¿Qué tal si esta enamorado de ti?- continuó Mu con una extraña sonrisa en el rostro -¿Alguna vez te ha dicho que te ama? ¿Ha hablado así contigo? ¿Crees que aún me ame?- y ahí estaba la realidad de toda esa estúpida verborrea. Shura lo miró alzando sus oscuras cejas.
-Si vamos a hacer esto necesito un trago.