Cuando era niño, yo, conocí a una bruja. No tengo muchos recuerdos de ella, porque sólo le hablé durante unos minutos, pero lo que sí recuerdo es su mirada, una mirada que denotaba una profunda tristeza. Recuerdo sus ojos, porque miraron directamente a los míos mientras susurraba palabras desconocidas para mí.
Nunca más volví a ver a esa bruja. No sé lo que dijo, ni por qué me lo dijo. Sólo puedo sentirme triste por recordar su mirada, como si ella estuviese algo malo y me pedía perdón por ello.
Eso sucedió cuando era niño, actualmente curso mi primer año de preparatoria en Seirin, donde soy parte del club de básquet. Aunque mis habilidades están quizás un poco bajo el promedio, intento cada día ser un poco mejor, porque es lo que este club me ha enseñado.
Estábamos tomando un descanso de las actividades, habíamos entrenado mucho y la entrenadora nos permitió un respiro. Justo en ese momento, Koganei-senpai, se acercó junto a Mitobe-san para mostrarnos una noticia en su celular.
— ¡Miren! ¡Miren! ¡Las personas dicen haber visto a una Bruja! ¡Una Bruja!
— ¿Hay brujas en Japón? — Pregunta Kagami. — Unos compañeros dijeron que sólo había brujas en Europa.
— ¿Y tú les creíste? ¡Por supuesto que no! ¡Puede haber brujas en cualquier rincón del mundo!
La noticia sea probablemente falsa, pero prefiero guardarme el comentario, porque es divertido ver a Koganei-senpai y Kagami discutiendo sobre si puede haber brujas en Japón o no.
Mientras ellos están en eso, Kuroko estaba viendo su celular, probablemente leía algún mensaje.
— Furihata-kun. — Creo que me le quede viendo sin querer. — ¿Crees en las brujas?
— ¿Eh? Bueno… — Antes de responder, Kuroko vuelve a hablar.
— Una vez en secundaria, Akashi-kun dijo haberse topado con una bruja cuando era niño. Lo dijo tan seriamente que no sabíamos si era una broma o lo decía en serio. Al menos yo creo que lo dijo en serio.
— Ya-Ya veo… ¿Por qué tan repente la pregunta, Kuroko?
— Leí un libro sobre una bruja que lloraba cada que veía un niño, porque lo que más quería en el mundo era tener una familia, pero sus actos, relacionados a la brujería y cosas malévolas le impedirían cumplir ese sueño. Nunca concretó su sueño y a día de hoy continúa vagando por el mundo con una mirada llena de pesar.
Kuroko dijo que Akashi también se conoció a una bruja, dudo que sea la misma que yo conocí de niño, pero aún si no es así, la curiosidad me está ganando.
— Kuroko, ¿Es posible que puedas reunirme con Akashi? — Entre el miedo al aura de Akashi y mi curiosidad por la bruja, siento que lo segundo es más fuerte.
— Puedo hacerlo. Mañana vendrá por unos asuntos de familia y tiene tiempo de sobra.
Poco se tardó en enviarle un mensaje y recibir una respuesta afirmativa, mañana podría reunirme con él, espero no me crea un loco por lo que le diré…
A la mañana siguiente me reúno con Akashi en el Maji Burger, nos sentamos en una mesa y ordenamos algunas cosas para comer.
— Estoy sorprendido de que quieras hablar a solas conmigo, ni si quiera Kuroko está por aquí. — Siento que incluso le temo cuando habla, quisiera pedir perdón y salir corriendo, pero no puedo.
— Y-Yo… Que-Quería preguntarte sobre la bruja.
— ¿Oh? — Akashi pareció intrigado por mis palabras. — ¿Kuroko te contó?
— Sí. De pequeño también me topé con una bruja y el recuerdo más claro de ella era su mirada triste.
— Ya veo. Parece que nos topamos con la misma bruja. Déjame adivinar: ¿Quieres saber lo que susurraba?
— ¿Cómo lo supiste?
Él sonrío calmadamente antes de darme una respuesta.
— “Deseo tu felicidad”. No tengo muy claro por qué lo decía, pero a cada niño que veía le decía eso. Bueno, también está lo del libro que una vez me explicó Kuroko, me pregunto si en ella estará inspirada ese libro.
Me siento satisfecho de saber lo que la bruja dijo ese día, pero inconforme respecto a su destino, ahora entiendo la razón de su mirada y esa conexión que tiene con los niños.
— La bruja debería desear también por su felicidad. — Solté involuntariamente.
— Tienes un corazón bastante puro, Furihata Kouki.
Nos quedamos charlando un rato más, no me sentía asustado de su presencia por ahora, más que nada porque me ayudó a aclarar un recuerdo. Espero que donde sea que esté, esa bruja pueda encontrar la felicidad que día a día le desea a tantos niños.