El día de su primer aniversario como pareja, Akashi quería regalarle algo muy especial a Furihata, pero no quería comprar una cosa material, todo lo contrario, este presente debía ser hecho por él mismo o interpretado por él mismo. Una idea iluminó al pelirrojo, componerle una melodía. Su manejo del piano y el violín quizás ya no estén al mismo nivel de cuando era pequeño, debido a su falta de práctica, sin embargo, todavía le queda una parte de experiencia de sus años previos.
Durante semanas, Akashi practicó y practicó, incluso pidió consejos a Reo sobre qué tipo de canciones podrías escribir para alguien, pero nada parecía convencerle. Era de cierta frustrante, la búsqueda de la perfección hasta en hacer un regalo le impedía completarlo como tal.
Mientras tanto en Tokio, Furihata buscaba qué regalarle al joven y único heredero de un multimillonario negocio. Cualquier recurso material no tendría valor ni sentido, imaginándose hasta lo insultante que sería regalarle algo cuyo valor monetario sea inferior a los diez mil yenes o cien mil yenes.
— Furihata-kun. — Kuroko ayuda a su compañero para salir de esos pensamientos negativos. — Akashi-kun aceptaría cualquier cosa viniendo de ti. Pienso que hasta podrías darle una carta que sólo diga “Hola” y él definitivamente la enmarcará con un marco de oro para colocarla en su habitación a plena vista.
— … ¡Eso fue innecesariamente específico y aterrador! — Respondió exaltado, pero logró salir de su cabeza.
— Si no decía eso, seguirías torturándote. — Aclaró a la par que veía ofertas en unas cuantas vitrinas. — Debes tener más confianza en tu relación con él.
— Lo dice alguien cuyo novio se conforma con comida. — Lo dijo en voz alta sin querer. — ¡NO! ¡Espera, Kuroko!
Kuroko no se estaba yendo, envió un mensaje a Akashi para preguntarle sobre qué le gustaría recibir de Furihata. Un acto de venganza rápido a los cuáles sólo Kuroko tiene estos accesos.
— ¿¡Por qué!?
— Respondió rápido: “Seré feliz con cualquier regalo viniendo de Kouki.”. ¿Esto lo dejó claro, Furihata-kun?
— Puedes llegar a dar mucho miedo, Kuroko…
Ya a sólo dos días de su aniversario, parecía que ambos chicos tenían sus regalos listos: Akashi había concretado una canción en piano para Furihata y este último hizo un osito de peluche hecho a mano, con ayuda de su madre, claro está. El tema es que ambos regalos tenían algo más en común además de sólo estar hechos a mano. Tanto regalo de Akashi como el de Furihata tenían en común la música. El osito de peluche viene con una sorpresa especial, si se le aprieta su mano izquierda, la voz de Furihata tarareando la canción infantil “Twinkle Little Star”. Este detalle surgió sólo para hacer más especial el osito. Le tomó mucho trabajo conseguir la ayuda de un profesional para que le instalará eso al peluche, pero sus ahorros lo ayudaron en gran medida.
Por fin tanto Akashi como Furihata se reunieron para pasar su aniversario, el castaño fue quien decidió partir a Kioto, donde Akashi le iría a recibir en una limusina y luego irían a su casa, quizás mansión sería lo correcto.
— No importa las veces que venga, me sigue pareciendo increíble lo grande que es tu casa.
— Cuando quieras puedes venir a vivir aquí.
— ¡E-Espera que al menos nos graduemos, por favor! — La propuesta es repentina y conlleva dobles intenciones obvias, pero en vez de una respuesta negativa, su respuesta sonó más a un “Quizás” con ayuda de ese “Espera” en la oración.
Akashi llevó a Furihata al salón donde se encontraba el piano, allí el pelirrojo sentó al castaño en una cómoda silla, mientras que él se dirigía a tomar posición frente al piano.
Primero un silencio, seguido de ello, suena la primera tecla, poco a poco más y más teclas son tocadas, una melodía relajante, que transmite paz hace eco en ese gran salón. Sus deleitantes sonidos llevaban calma a Furihata, quien sin pensarlo dos veces, aplaudió con gran entusiasmo al escuchar terminar la canción.
— Ese ta-talento musical que tienes es increíble, Sei.
— Hice esa melodía pensando en cómo me siento cada vez que estoy contigo.
— ¿E-Eh? — Esas palabras son un punto débil para Furihata. Su cara se torna toda roja por eso. — Yo… Ah… ¡Te-Tengo tu re-re-galo! — Intentando superar ese momento avergonzado, saca de una bolsita el osito de peluche y se lo entrega a Akashi. — ¡Su-Su mano izquierda!
— ¿Mano izquierda?
Incluso sin esperar la indicación de cómo accionar la canción, Akashi aprieta la mano del osito y se oye la voz de Furihata tarareando esa canción sobre la estrella. Su voz, a pesar de ser sólo tarareo, suena bellísima a los oídos de Akashi; este se acerca a Furihata para abrazarlo y luego darle un beso en la frente.
— Cuidaré de este osito por el resto de mi vida.
— ¡S-Sí!
— Por cierto, una cosa más: ¿Sabías que la letra original francesa de esta melodía trataba sobre que no se podía vivir sin una amante?
— ¿Eh?
— Vamos a mi habitación.
— ¿¡Eh!?
Un primer aniversario con música para demostrar sus sentimientos, quizás algunos sentimientos son más fuertes que otros… Como el deseo carnal de Akashi por tener todo de Furihata.