Conociéndose de una forma poco idónea, enfrentándose en un partido donde la diferencia de talento y destreza era abismal, terminando en una relación que ninguno de los dos esperaba durar tanto, ahora, ambos con la mayoría de edad; tanto a Akashi Seijuuro como Furihata Kouki están contrayendo nupcias.
La boda fue totalmente pagada por Akashi, quien hasta contrato un padre extranjero para no tener que tener problemas con algún conservador japonés, más adelante también sobornaría al Registro Civil Japonés para así casarse civilmente con su pareja, pero no es momento de hablar sobre aquello.
Ahora mismo toda la boda se organiza en la casa de la familia Akashi, usando toda una decoración perfecta para una boda de jardín.
Había muchos invitados, familias de ambos novios, excompañeros de Seirin, Rakuzan y Teiko, incluso Nigou estaba ahí, nadie sabe cómo, pero Kuroko logró entrenarlo para llevar los anillos en sus espaldas y hacer entrega de ellos. Sí, un perro iba a llevar los anillos.
Todo fue bien, Kouki pasó a tomar el apellido de Seijuuro, la ceremonia fue gloriosa, un gran banquete, buenos discursos por parte de Reo, Kuroko y Momoi. El baile de los novios, en resumen, el mejor día de sus vidas.
Hora de un nuevo comienzo, la vida de recién casados.
De momento, ambos chicos seguían siendo universitarios, Akashi debía tener muchos conocimientos de economía, negocios, política, entre otros para ser un digno heredero. Por otro lado, Furihata decidió estudiar para convertirse en veterinario, su mejor materia en preparatoria era biología, así que puede poner más atención en otras clases con las cuales tenga mayores dificultades. Otra cosa a destacar es que, mientras sigan estudiando, vivirán juntos, pero no en la casa de Akashi, Furihata le dijo que quería empezar despacio luego de casarse y que vivir bañado en lujos de la noche a la mañana le causaría estrés, debido al cambio tan radical en su estilo de vida. Akashi respetó esa decisión hasta cierto nivel, porque en vez de rentar una habitación o un departamento, optó por comprar una casa de dos pisos. Sí, es mucho más pequeña que la mansión donde vive, aunque sigue siendo algo bastante grande. De todos modos Furihata se lo dejó pasar y su día a día como casados zarpó.
Su vida diaria se podía describir como normal: Cada uno tenía su propio horario semanal, los quehaceres de la casa iban rotando, a veces dependía de la disponibilidad, en su mayoría era trabajo equitativo. También tenían la costumbre de hacer el desayuno del otro si es que uno despertaba antes o debía madrugar. Tenían buena noción del tiempo, así que inconvenientes como ir atrasados no eran frecuentes.
Sus días libres se la pasaban todo el día en casa viendo alguna serie o película, también salían a jugar básquet y aprovechaban de enseñar a los niños que se los pedían, la mayoría pedía consejos para tirar o driblar, por lo que no les tomaba mucho tiempo hacerles demostraciones simples y de fácil entendimiento.
Cuando ya era hora de volver a casa, compraban cosas para la cena. Furihata aprovechaba estas ocasiones, poniendo a prueba los consejos que Kagami le daba, porque ambos chicos no son precisamente unos buenos cocineros. Al menos podían hacer cosas comestibles, pero estas eran las ocasiones adecuadas para la mejoría.
— ¿Qué cocinaras para la cena? — Pregunta Akashi mientras se dirigen a casa luego de las compras.
— Kagami me dio una receta para hacer Nabe, quizás sea difícil, pero sus instrucciones son sencillas cuando se trata de cocina. — Responde y luego suelta una risilla por su comentario.
— Si harás Nabe, podremos guardar para el desayuno de mañana.
— Tienes razón, quizás aproveche ese tiempo extra en estudiar un poco antes de ir a la universidad. ¿Tienes práctica con el club de la universidad mañana?
— Sí, mañana tenemos partido. Quizás llegue tarde por la noche. Te llamaré cuando esté por salir para que puedas llenar la bañera.
— Entendido. — Esto no es típico de Furihata, pero aun así decide hacer la broma que acaba de pensar en su cabeza. — Cuando llegues a casa mañana, te recibiré con un: “Bienvenido a casa. ¿Qué quieres hacer primero? ¿Cenar? ¿Bañarte? O… ¿A mí~?”
Hubo un lapso de silencio, donde esa broma pasó a ser algo vergonzoso para Furihata, quien se tapó su cara con ambas manos y no mostrar el rubor que se apoderó de él.
— Sin dudar elegiré a Kouki.
— ¡E-Espero que llegues tan cansado que ni tocarme puedas!
Un matrimonio joven, inexperto, pero sobre todo, amoroso.