Un gato callejero de ojos bicolor recorría techo tras techo buscando de qué alimentarse, no importa si era una presa o algo de basura, sólo quería algo para comer.
Entre casa y casa divisa la comida perfecta, se mira deliciosa, era un conejito enano de color café, bastante joven. No tan pequeño como un ratón, pero sería la presa perfecta, sólo debía acercarse lentamente, sin hacer ruido alguno y atacarlo de sorpresa. No sería difícil para este gato, quien ya estaba acostumbrado a cazar incluso grandes ratas.
El gato baja en silencio, poco a poco acercándose, sin embargo, las orejas del pequeño conejo se levantan al sentirse amenazado, volteando justo a la dirección donde estaba aquel gato, quien al ver la cara del conejo, no fue capaz de saltarle encima.
— ¡Oh! — El conejito no se asustó al ver a ese felino, por el contrario, se dirigió hacia él para olfatearlo. — Tus orejas son muy pequeñas para ser un conejo.
— ¿Nunca habías visto otro animal? — El gato le miró extrañado, en parte había perdido el apetito, pero ahora sentía curiosidad por este animalito. — ¿Este es tu territorio?
— No, esta es la casa de mis dueños, Seijuuro y Kouki. Mi nombre es Kou-chan.
¿Por qué el conejo no sentía miedo? Se pregunta el gato, apenas perdió su instinto asesino, el conejo pareció olvidar por completo la amenaza y trataba hacerse amigo del animal recién llegado. Mira hacia todos lados, pero no ve humanos o comida decente, porque al ser un felino, el comer vegetales, frutas o ese extraño césped reseco no estaba precisamente en su menú.
El estómago de aquel gato gruñe y el conejo pega un saltito del susto, fue un gruñido de hambre muy fuerte.
— ¿Tienes hambre? ¡Mis dueños me dejaron comida! ¡Pu-Puedo dártela! — Dijo exaltado mientras le lleva heno y frutas cortadas al gato.
— No… — El gato no quería ser descortés, pero comer esa comida podía hacerle daño, su cuerpo quizás no podría digerirla correctamente. — No puedo comer esto. Soy un gato, yo necesito otro tipo de alimento.
— ¡Te-Tengo muchas frutas y verduras! ¡También mucho heno! — Pobre conejito, no sabía sobre la diferencia de alimentación que tenían ambos, sin embargo, su buena voluntad parecía estar colmándole la paciencia al gato.
— Carne. Yo necesito comer carne.
Como el conejo no tenía carne, no encontró más remedio que colocarse frente al gato y ponerse de espaldas, tiritaba un poco, aunque parecía dispuesto a ayudar a su recién conocido amigo. Después de todo, era el primer animal que conocía, el conejito sólo vive con sus dueños, tiene un gran jardín para él, pero ningún amigo animal, así que perder al primer otro animal que conoce le daba mucha tristeza.
— N-No sé si seré delicioso… — Toda la emoción y confianza del conejito se había ido perdiendo de forma gradual cuando descubrió que no tenía para alimentar a su amigo. — ¡Pu-Puedes comerme! ¡Sólo no te vayas!
— Si te como, te vas a morir.
— ¡Pero podrás comer!
— ¡¡SEI!!
Un tremendo gritó asusto a ambos animales que estaban en el jardín, para la perspectiva de Furihata, lo que él veía era un gato tratando de comerse a su mascota, así que del pánico llamó a Akashi y, a su vez, corrió donde Kou-chan para tomarlo entre sus manos. Su corazón latía a mil pensando que perdería a un miembro importante de la familia, porque sí, ellos lo ven de esa forma.
— ¡Kouki! — Akashi se asomó por la puerta y fue para ver a Furihata, esperando que tanto él como Kou-chan se encontraran bien, sobre todo este último, quien supuestamente era el que sería comido. — ¿Tiene algún rasguño o herida?
El gato sólo se quedó inmóvil ahí mirando la escena, esos dos humanos realmente querían mucho al conejito, fue una buena idea no haberlo devorado. Él nunca ha tenido una familia, ha sido callejero desde muy pequeño, tampoco estuvo mucho tiempo con su madre, porque desgraciadamente murió en un accidente. Ese gato ha estado sobreviviendo solo desde muy pequeño y ya se había acostumbrado a esa vida.
Antes de que lo echaran, el gato está decidido a irse por su cuenta, pero el conejito no quería eso, así que comenzó a escarbar la mano de Furihata para que le prestaran atención. El castaño miró sus manos y vio a Kou muy inquieto, como queriendo decirles algo, así que ambos muchachos decidieron confiar en su mascota y la volvieron a poner en el suelo. Kou comenzó a correr alrededor del gato, como dándole a entender a su dueños que no era peligroso.
Los chicos se quedaron en silencio un minuto, tratando de asimilar la situación.
— Kouki, quédate cuidando a Kou, iré por algo a la cocina.
— ¿¡Eh!? ¡E-Espera! ¡No me dejes solo con ambos! ¿Qué pasa si el gato vuelve a atacar a Kou-chan?
Incluso diciendo eso, Akashi ya había ido a la cocina, mientras que Furihata se encargaba de tener bien vigilado al intruso y que este no le hiciera daño al conejito.
El pelirrojo no tardó mucho en llegar con una lata de atún ya abierta. El gato inmediatamente captó el olor y se acercó ronroneando al chico, quien le dejó la lata en el suelo para que pudiera comer.
— Entiendo, sólo tenía hambre. — Furihata aprovechó que el gato ya estaba siendo más manso al comer y lo acaricia con gentileza, sintiendo la vibración del ronroneo en sus manos. — Sei. — El castaño mira a su pareja con unos ojitos que sólo usa para cuando realmente quiere algo. — ¿Podemos adoptarlo?
A esos ojitos, también se le unieron los ojitos del pequeño conejo que entendió que tendría un amigo en casa. Ante ese par de ternuras castañas, el pelirrojo fue incapaz de negarse, mañana tendría que ir a la tienda de mascotas para comprar un collar para gato, alimento y otras muchas cosas.
— Bueno, el nombre de él será Akai-chan.
— ¿Akai?
— Tú le pusiste mi nombre a Kou-chan. — Refunfuñó Furihata. — Así que es mi turno de colocarle el nombre al gato, además, no podemos llamarlo “Sei”, porque se confundirían. — Soltó una carcajada a su propio comentario. — ¡Por lo tanto, Akai es perfecto!
— ¿Te enojarás si te digo que no me gusta el nombre?
— No me enojaré, pero Akai-chan y Kou-chan dormirán conmigo en la cama y tú en el sofá.
— … Me gusta el nombre.