Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Amor eterno. por Andy12SE

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

A veces, expresar tu amor por alguien no es sencillo, sin embargo, cuando lo que sientes por ese alguien es simplemente inevitable o difícil de ocultar, das todo por que inicie algo aún mejor.

  • Los personajes no me pertenecen.
  • Créditos por ellos a Masami Kurumada.

Aldebarán x Mu.

Notas del capitulo:

- "¿Es que aquellos sentimientos siguen existiendo?"

Aldebarán.

Me encontraba parado en un escalón de la Casa de Tauro, con mis ojos cerrados y mis brazos cruzados. Recién acababa de terminar mi enfrentamiento con Seiya y sus amigos, y necesitaba tiempo para reflexionar sobre lo que sucedía. Todo permanecía en silencio, hasta que a lo lejos se escuchó una voz, extrañamente familiar para mí. ¿Es que aún no acababa la batalla?

- Mucho tiempo sin vernos, Aldebarán.

Volteé sorprendido hacia el lugar del origen de la voz, y, como había presentido antes, resulto ser Mu quién había hablado. ¡¿Pero que estaba haciendo ahí?! ¿Acaso estaba alucinando? ¡Había regresado al Santuario! No podía permitirme abrazarlo o expresarle mi felicidad, pues no era el momento adecuado dada la situación que vivíamos, sin embargo, le hablé. Quería saludarlo adecuadamente y no podía, lamentablemente.

- Ah eres tú Mu... Supe que estuviste fuera del santuario- respondí intentando iniciar una conversación, como si de un día normal se tratara, aunque claro, no lo era.

Mu sonrió, y pareció entender mi idea. Estaba claro que no podíamos tratarnos como mejores amigos en ese momento. Estábamos cumpliendo el papel de aliados.

- Ja, ¿Cómo te sientes con un solo cuerno?, ¿quieres que te lo ponga de nuevo, amigo? - expresó divertido. El me sonrío amablemente, como siempre había hecho desde que yo lo conocía.

- No, gracias - contesté devolviendo la sonrisa mientras tocaba la pequeña parte de cuerno que quedaba unida a mi casco- ¿Qué tonterías hice? Seiya me venció completamente -me senté y reí junto a el- ¿Puedes creerlo?

- Oye, no tienes por qué sentirte tan mal Aldebarán. Pudiste matarlos a todos con tu enorme poder si hubieras querido hacerlo - contestó el. Su amable forma de hablar hizo que me sintiera bien. Estaba feliz de poder volver a verlo después de tanto tiempo.

Platicamos un momento sobre lo que había sucedido durante mi batalla, al igual que lo que creíamos que sucedería después. Al cabo de un rato, Mu tuvo que regresar a la Casa de Aries, después de acordar que cuando tuviéramos tiempo hablaríamos un poco. Mientras el bajaba por las escaleras, yo dirigí mi vista hacia atrás. Debía empezar a reconstruir la Casa de Tauro. Estaba demasiado destruida, de hecho, más de lo que había imaginado. Empecé por quitar algunos escombros y levantar pilares caídos. Pasaron horas, inclusive se había puesto el Sol, y mientras seguía arreglando el desastre que había quedado en mi Casa después de haber luchado, logré sentir un cálido cosmos que se acercaba hacia dónde estaba. Decidí salir para ver quien subía por las escaleras y pronto llegaría hasta mi. Varias personas venían en fila hacia Tauro. Al frente venía Atena, sosteniendo su báculo, y tras ella caminaban los caballeros de bronce restantes, junto a Mu y su pequeño alumno. Era la primera vez que lo veía junto a él. Sin la necesidad de compartir palabra alguna, comprendí que todos ellos estaban reunidos para acabar con la injusticia que residía en el Santuario. Me hinqué ante Atena, y besé su mano, jurándole lealtad ante todo, pues ese era mi deber. Me uní a los demás, y conforme avanzábamos, Aioria, Shaka y Milo también se unieron a la fila, a la vez que Atena revivía a los caballeros de bronce caídos en batalla. Cuando finalmente llegamos hasta dónde estaba Saga, quién se disponía a matar al Caballero del Fénix, Atena intervino, y lo detuvo. Milo, Aioria, Shaka y yo íbamos a luchar contra él, pero Mu nos detuvo justo antes de que lográramos hacer algo. Si él no nos hubiera detenido, tal vez los Caballeros de Bronce no habrían podido aprovechar el momento para mejorar su dominio del Séptimo Sentido. Finalmente, al caer Saga, la Batalla de las 12 Casas había terminado. Los Caballeros de Bronce habían restaurado la paz en el Santuario, y ahora era labor de los únicos Santos de Oro que quedábamos, el mantenerlo así. Sepultamos a nuestros compañeros dorados como fue debido, y empezamos la restauración de todo el lugar, además de reparar las armaduras dañadas. Horas después, finalmente tuve la oportunidad de buscar a Shaka, y así proponerle visitar a Mu. El al instante aceptó la idea, y fue el primero en salir de su Casa, dispuesto a llegar lo más rápido posible a Aries. Después de todo, teníamos que bajar demasiadas escaleras.

- ¡Mira, está allá! - gritó Shaka emocionado. ¿Cuánto había pasado desde que no actuaba así de alegre?

Ante el ruidoso grito de mi compañero, Mu volteó a vernos, y caminó rápidamente hacia nosotros.

- ¡Shaka! ¡Aldebarán! - exclamó sonriendo.

- ¡Mu! ¡Qué emoción poder reunirnos de nuevo! - dijo Shaka. Era divertido verlos tan emocionados.

Shaka abrazó a Mu, y este le correspondió sonriente. Después se acercó a mí, y también me saludó.

- ¿Quieren pasar para tomar té? - preguntó abriendo la puerta de su Casa.

- ¡Suena bien! - dijo Shaka asintiendo sin dejar de sonreír.

Pasamos a la Casa de Aries, dónde Mu nos invitó a sentarnos, mientras él servía el té, que ya tenía preparado.

- ¿Vas a regresar a Jamir? - pregunte mientras me sentaba. Deseaba que no fuera así.

- No. He decidido dejar mi labor en la torre un tiempo para regresar al santuario y cumplir mi deber como Caballero Dorado de Aries- contestó tranquilamente. Los tres asentimos lentamente mientras bebíamos un poco del líquido que estaba en nuestras tazas.

- Ya veo... ¿Y cuánto tiempo te vas a quedar? - dijo Shaka. Creo que tanto el como yo intentábamos descartar el que Mu regresara a su torre en Jamir como una opción probable.

- No tengo idea, pero no planeo irme tan pronto. Quiero pasar tiempo junto a ustedes, y necesito proteger a Atena y al Santuario.

Esas palabras nos alegraron demasiado, y Mu pareció notarlo, pues empezó a reír.

- ¿Y cómo te la has pasado todo este tiempo? Pasó mucho desde que te vimos por última vez - preguntó mi amigo, y la verdad es que sí. No habíamos visto ni oído de Mu en años. Era inevitable estar felices.

- Bien, aunque a veces estuve algo aburrido. Pasaba la mayor parte del tiempo en mi torre, entrenando a Kiki y reparando armaduras. Y claro, ¡No podían faltar las personas que se atrevían a derribarla, y aún peor, querían decirme que hacer! Eso no me gustaba para nada.

Shaka, Mu y yo soltamos estruendosas carcajadas, que, vergonzosamente, resonaron por toda la Casa, e hicieron que Kiki se acercara a nosotros. No había salido de su habitación desde que nos habíamos sentado a platicar. El pequeño nos saludó y después se volvió a ir para seguir con lo suyo. Me parecía curiosa su forma tan tranquila de estar, a pesar de que era de tan corta edad. Nosotros seguimos platicando sobre la estancia de Mu en su torre hasta que el té se terminó, y ya no se escuchaba más ruido que el que producían nuestras voces. Probablemente era de madrugada, o incluso tal vez estaría amaneciendo y nosotros no nos habíamos dado cuenta.

- ¿Qué les parece si nos vemos mañana? -propuso Mu levantándose del sofá. Empezaba a notarse su cansancio, al igual que el nuestro, pero ¿cómo no estar cansados si habíamos pasado tiempos difíciles en el Santuario? Necesitábamos descansar, y en vez de eso, habíamos preferido platicar.

- Suena genial - contesté yo- ¿O tú que crees, Shaka?

- Opino lo mismo- dijo sonriendo.

- Aunque no puedo temprano. Debo ir a entrenar- dije con un tono algo serio. Además, las Casas aún estaban algo dañadas.

- Aldebarán, no deberías preocuparte demasiado, es solo el entrenamiento. Además, tú siempre eres puntual. No va a pasar nada porque faltes un día- me contestó Mu.

- Mu tiene razón -dijo Shaka-. Diviértete un poco.

- Es que en verdad debo ir a entrenar.

- Entonces los espero mañana en Virgo, a las 3 de la tarde. ¿Algún inconveniente?

"No", contestamos Mu y yo al unísono.

- Bueno, creo que debería irme, tengo algunas cosas que terminar. Me agradó pasar tiempo junto a ustedes. No había tenido momentos así durante 13 años - habló de nuevo Shaka muy sonriente.

Ambos nos despedimos de él. Tan solo quedamos Mu y yo en su casa, o más bien quedábamos Mu, Kiki y yo. El pequeño se acercó a mi amigo, y este lo cargó. ¿Cómo es que seguía despierto? Quizá no lo habíamos dejado descansar con el ruido que hacíamos. Me arrepentí en ese instante de haber reído tan fuerte en ocasiones. Me pareció tierno verlos a ambos juntos, aunque no conocía muy bien a Kiki. Es más, hacía poco que me había enterado de que Mu tenía un pequeño alumno.

- Yo también debería irme. Ya es tarde- le dije a Mu.

- Está bien. Yo te acompaño.

Caminamos hacia las escaleras, completamente callados. Nos vimos frente a frente, y por alguna razón, no podía hablar, y creo que Mu tampoco. El resplandor de la Luna se vio reflejado en sus ojos esmeralda. No pude separar la vista de ellos. ¿Qué era lo que me sucedía? Si, estaba feliz de verlo, pero no por eso se deja de hablar, ¿cierto?

- Yo... nos vemos después Mu - dije titubeante. ¿Es que estaba tan cansado? ¿Por qué estaba actuando tan extraño?

- Ah, sí. Te veo mañana.

Estaba dispuesto a empezar a subir las escaleras hacia la Casa de Tauro, pero Mu me detuvo.

- ¡Aldebarán! - gritó él. Aún cargaba a Kiki.

- ¿Qué sucede? - pregunté, con una sonrisa ladeada en mi rostro, aunque no irónica.

Mu se quedó estático un momento, y pude notar un leve sonrojo. ¿Estaba nervioso?

- Buenas noches- dijo bajando su rostro. Kiki permanecía callado en los brazos de mi amigo.

- Buenas noches Mu - contesté.

Sonreí mostrando mis dientes esta vez, y me despedí de él agitando mi mano. Después de subir algunos escalones, llegué a Tauro, y simplemente no podía dejar de sonreír. Después de mucho tiempo había podido volver a ver a Mu. Mientras caminaba hacia mi habitación, volví a retomar mis dudas sobre mi extraña actitud. ¿Por qué no había podido hablarle sin titubear? ¿Es que acaso estaba sucediendo lo que intentaba evitar desde hacía años? Esperaba que no, pero ¿y si ese era el caso? ¿Cómo reaccionaría Mu al saber que el...?

 

- ...me gusta desde hace tiempo, Shaka- dije algo avergonzado y ruborizado a la vez. ¿Y cómo no?

- ¡Entonces díselo! - exclamó dando pequeños saltos.

- Pero solo somos niños, Shaka. Probablemente estoy confundido nada más.

No lo creo. ¡Yo sé que ambos se gustan! Y yo te recomendaría que fueras y le expresaras tus sentimientos a Mu. El entenderá tu situación.

El seguía emocionado. Más que yo, incluso.

Mejor espero. Tal vez cuando seamos más grandes se lo diga, y eso solo si mis sentimientos por el siguen existiendo hasta entonces.

Bien. Hazlo cuando te sientas preparado.

Noté el disgusto en su voz. En verdad quería que se lo dijera.

- Lo haré. Es una promesa.

 

 

Comencé a reír. Simplemente no podía evitarlo. ¿Cómo es que no había recordado aquella platica hasta ahora?

- Entonces al final tendré que hacerlo - susurré para mí.

¿Debía cumplir esa pequeña promesa que había hecho ya hace trece años? Tal vez no. Después de todo, tan solo me había puesto nervioso. Nada más. Quizá había sido porque no había visto a Mu en mucho tiempo. Tan solo era eso. Quería convencerme de aquello. Me recosté en mi cama. Aún seguía riendo. ¿Cómo era posible que me hubiera "enamorado" de alguien a tan temprana edad? Finalmente dejé de reír, y volteé hacia la ventana. Antes de quedarme dormido, me pregunté algo en voz alta.

- ¿Es que aquellos sentimientos siguen existiendo?

Notas finales:

¿Es qué algo tan vergonzoso debía suceder en ese momento?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).