Pesadilla
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Todo es negro a su alrededor. La oscuridad lo ha tragado y a veces siente que flota, otras veces no. El tiempo parece espeso a su alrededor. Cuando por fin está seguro que el suelo es firme a sus pies, unos ojos grises, oscurecidos, se posan en él.
—Mamá…
Su voz no es la propia pero se escucha como él, ¿quizás más aguda? Se escucha como un niño. Su voz de infancia.
—Mamá… por favor… no.
Gimotea, ya está llorando y todo es miedo y él sabe lo que viene. Ya lo ha vivido una vez, hace años. Lo recuerda cada día, cada vez que se ve en el espejo.
—No, por favor…
Nonononono.
Su madre lo mira con los ojos desorbitados, puede sentir el terror en ella al mirarlo. Avanza hacia él con cautela, la tetera temblando entre sus dedos.
Entonces viene el dolor, de un segundo a otro, su madre ya está quemando su lado izquierdo. Le arde, puede sentir el ardor caliente sobre su piel y el terror de perder el ojo. Todo comienza a dar vueltas.
—¡No! —grita sentándose de golpe en la cama.
Jadea tratando de recuperar la respiración, llevándose una mano temblorosa hacia su cicatriz. Siente la piel en relieve, un poco más dura que la del resto de su rostro. Sigue temblando, sigue viendo los ojos horrorizados de su madre cuando lo quemó aquella vez.
—No soy como mi Padre…
Su voz también tiembla, quiere gritar. Quiere llorar y maldecir. Quiere olvidar ese dolor de una vez por todas.
—Claro que no lo eres —dice Iida y se sienta a su lado, tomando la mano que cubre sus ojos y entonces el chico parpadea, recordando que no está solo—. Eres Shouto. Sólo tú. No eres como tu padre, ni como tu madre, eres único.
Entonces las lágrimas salen, Todoroki suelta un desgarrador sollozo y deja que las lágrimas empapen su rostro. Deja salir aquello que se atora en su pecho, lo que guarda tan profundo porque no sabe lidiar con sus sentimientos. Evita pensar en ellos porque no los domina, son las secuelas de haberse criado aparte de sus hermanos.
Iida sabe de esas heridas y le cuesta comprender la magnitud de aquello porque él ha sido criado dentro de una familia amorosa, un hermano mayor preocupado y que siempre lo ha protegido.
Por eso lo ayuda de la forma que él conoce, dándole amor, haciéndole saber que está allí y que jamás lo dejará solo.
Que lo ama con todo y sus fantasmas.
Iida besa sus mejillas, bebiendo cada una de sus lágrimas. Lo hace con devoción, sintiendo el agua salda pegarse a su paladar, tibia, saca la lengua y la desliza sobre su mejilla izquierda, subiendo hasta su ojo y besándolo.
Besa una y otra vez justo sobre su cicatriz. Justo donde más le duele. Sus labios se sienten como el aleteo de una mariposa, es delicado.
—Iida —susurra Shouto alejándose para mirarlo a los ojos.
Todoroki está temblando, los resquicios de la tristeza se mezclan con la calidez de los gestos de Tenya. Se va a derretir, quiere suspirar y jadear, abrazarlo y no soltarlo jamás. Hundir el rostro en ese fornido pecho donde o hay nada más que ternura y comprensión.
—Gracias —dice sin más, sonriendo suave, un gesto que Iida atesora en lo más profundo de su corazón.
—Eres Shouto Todoroki, eres un gran chico y eres el hombre a quién amo. Eres increíblemente fuerte —responde Iida, acunando el rostro del chico con ambas manos, perdiéndose en esos tonos bicolor. Dos mundos, dos quirk, una familia destruida, todo eso se alberga en la división de su cuerpo—. Quiero que sea eso lo que recuerdes cuando veas esa cicatriz.
Entonces lo besa. Un toque suave, saboreando ese labio inferior entre los suyos, sigue tocando con su boca, sigue aquel beso hasta que Todoroki no puede hacer más que temblar entre sus brazos mientras responde con desesperación, entregándose por completo. Solo se aleja cuando necesita respirar y todo se calma.
Con suavidad, se recuesta sobre la almohada y acaricia su sedoso cabello cuando Shouto se recuesta sobre su pecho, pasando el brazo sobre su estómago. Iida lo siente quedarse dormido cuando su respiración se calma y un suspiro abandona sus labios.
Iida sólo piensa que Todoroki necesita amor, contención, y él tiene de sobra para darle. Él le daría hasta sus huesos si fuese necesario, porque lo ama con todo su ser.
No dejará que las pesadillas consuman su vida.
Él va a salvarlo de todo aquel dolor.