Abrigo
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Tokoyami no puede despegar sus ojos rojos de la ventana. Sus pensamientos están inquietos dentro de su cabeza, van y vienen como hojas agitadas por el viento. Es extraño y lo pone incómodo, porque él necesita del control para mantener a Dark Shadow a raya. Debe mantener esa entereza en todo ámbito.
Entonces siente la presencia a su espalda, enorme, el calor le llega de lleno y el sonrojo se expande bajo las plumas de su rostro.
—Shoji —susurra antes de sentir esos enormes brazos envolverlo.
Lo siente pegado a su espalda, los firmes y musculosos brazos a su alrededor en un abrazo protector. El calor es abrumador, como toda la gentil presencia de Shoji. Le cuesta acostumbrarse a esa cercanía, al abrigo de encontrarse en ese abrazo que se viene repitiendo desde hace días y a pesar de lo nervioso que lo pone, tampoco se ha visto capaz de detener ese contacto.
Shoji le declaró sus sentimientos luego del ataque de la Liga de los Villanos en el campamento. Dijo que encontrarse en ese peligro tan oscuro había sido el impulso para declararse. Tokoyami sigue confundido y algo avergonzado porque no encuentra lógica en que un ser tan amable como Shoji se fije en alguien tan oscuro como él. Alguien que pierde el control con facilidad y podría dañar a cualquiera sin quererlo.
Pero Mezou ahí está, abrazándolo y enterrando el mentón en su hombro, riendo suave.
—Tus plumas me hacen cosquillas —dice Shoji y su voz es ligera, pero ronca. Tokoyami se estremece y traga con fuerza, le abruma.
Le gusta.
¿Cómo es que puede volverse un manojo de nervios con tanta facilidad? Él es alguien bastante serio, es algo que debe hacer, ser reservado y cauteloso, es el precio de tener a Dark Shadow. Pero cuando de Shoji se trata y con esa cercanía que le permite sin saber exactamente por qué, o quizá sí lo sabe, nadie puede negarle nada a ese gigante tan gentil.
Huele bien y Tokoyami suelta un suspiro, cerrando los ojos y decidiendo que no tiene porqué reprimirse con todo, puede permitirse amar, ¿no?
Gira la cabeza y restriega la frente contra su mejilla, sintiendo el sedoso cabello gris de Mezou enredarse en sus plumas.
—A él le gusta que lo abraces —la voz de Dark Shadow lo hace dar un respingo y fruncir el ceño, bastante avergonzado.
—Y a mí me gusta abrazarlo —contesta Shoji alzando la mano para acariciar la cabeza de la sombra con cariño.
Quizás sí puede acostumbrarse, quizá todo salga bien de alguna forma. Todo tiene consecuencias y sabe que dejar que Shoji entre en su vida de esa manera puede ser solo para hacerlo perder el control de forma más rápida, al igual que en el campamento. Pero los sentimientos ya han sido despertados por los gestos del más alto y él sabe que solo puede dejarse llevar y buscar la forma de controlar a su sombra, que parece disfrutar incluso más que él mismo de las caricias de esa mano masculina y grande.
Cierra los ojos otra vez, se siente más tranquilo. Le queda bastante por descubrir desde ahora, no es alguien débil y aprenderá con rapidez, está seguro de ello.