Paso una semana.
En la que todos los empleados, tuvieron que limpiar de arriba abajo el hotel entero, sin duda para que se pueda apreciar mucho más hermoso de lo que ya es.
Es un gigante muy clásico, pero denota esa esencia de calidez, o bueno lo hacía hace tiempo atrás, cuando la administración estuvo bajo el cuidado de los padres de cierto peli azul, que fue del que más abusaron para la limpieza exhaustiva.
Todo limpio.
Reparaciones que debían hacer en cualquier cuarto, falla eléctrica, lo tuvieron cubierto.
La vigilancia igual
La cocina tendrá lo mejor de lo mejor, en esa visita importante.
La gerencia está dispuesta a verificar cada detalle de nuevo.
Sin duda trabajaron como esclavos en esta semana, pero tuvieron una buena bonificación por esto, así que casi nadie se quejó, o bueno no de frente.
---Cocina---
-Cielos viejo- Un joven hombre de cabellos morados cortos, se sienta de forma descuidada sobre unas cajas de rendijas –Estoy molido-
-Vamos Death, tenemos que terminar de perfeccionar este platillo- El chef en jefe le hablo con toda la calma del mundo.
-Grandote… No puedo creer que tengas tan buen humor, cuando toda la semana hemos estado trabajando hasta tarde, para que todos los condenados platillos queden perfectos- Bufo molesto, tratando de levantarse.
-La cocina me da mucho ánimo, además… No será tan malo- Sonrió a medias –Tendrán invitados muy importantes mañana y quieren que todo luzca perfecto.
-Pero… Por todos los cielos, viejos esto es anti constitucional- Regreso a pelar papas, mientras refunfuña –Me voy a quejar con el sindicato, de estos idiotas-
-Oh vamos, no es tan malo- Le doy una palmada en la espalda algo fuerte.
Casi tirando la papa, pero no lo hizo, solo miro con enojo al gran hombre que nunca pierde su sonrisa.
En eso, el reparador oficial de todo, o más bien el encargado de primera mano en arreglar cualquier desperfecto, hizo acto de presencia, también agotado.
-¿Cómo están?- La débil sonrisa que el pelila proyecta, combinado con su semblante de cansancio total.
-Mejor que tú, cara de bebe- El aprendiz de chef, hablo para burlarse del recién llegado.
-Hice las ultimas reparaciones el día de hoy y… Creo que quiero dormir toda una semana- Hablo para animar el ambiente.
-Es tu hora de salida ¿Verdad?- Aldebarán pregunta, mientras revisa el último postre a cocinar por hoy.
-Si- Contesto tranquilo –Me apure toda la semana, para que hoy logre salir a mi hora normal-
-Entonces vete de una vez, que tú puedes irte a descansar ya, me hace enojar tanto- Le señalo con el pela papas.
Mu solo abrió sus ojos, poniendo sus manos delante, pues le impresionó algo la molestia del otro.
-No le hagas caso, está enfadado por cocinar un poco más- Rápidamente el hombre Latino calma las aguas.
-Comprendo- Sonrió, para despedirse, pero antes de hacerlo algo llamo su atención -¿Alguno de ustedes han visto a Saga?-
Los dos cocineros se miraron entre sí, indicando con ello la negativa de la pregunta.
-No ha venido en todo el día- Contesto el mayor –Ni siquiera por su almuerzo, comida, o la cena tampoco-
-Ni siquiera le han dado descansos- Death hablo, algo molestó por las injusticias que cometen contra el peli azul, aunque usualmente haría bromas sobre ello, que enojarse, sí que debe estar cansado.
Suspiró con molestia, le preocupa mucho su amigo, y más con lo que sabe que ha estado pensando, todo lo que tiene que soportar.
El exceso de trabajo le ayuda a no pensar, en el dolor de que pueda llegar a padecer… Bueno que el hotel sea destrozado y con ello todos los recuerdos de su familia que ha querido mantener aunque sea en su pequeña “Habitación” Si a eso se le puede llamar así.
Pero Mu se ha dado cuenta de cómo lo han traído, sin descanso, ni siquiera lo ha visto en la hora de la comida.
-Señor Alde- Aunque todos sean empleados, el pelilila es el más joven de todos los que allí trabajan, así que habla con respeto hacia los demás.
-¿Si?- Ya le ha dicho varias veces que le llame por su nombre, pero nomás no lo hace entender, así que solo sonríe.
-Yo le llevare la cena, debe estar muy cansado que ni siquiera debe recordar comer- Trato de restarle importancia, pero… Sabe que eso será difícil, cuando su rostro refleja que le duele verlo así.
-Eres un muy buen niño Mu- Le sonrió el mayor, para buscar en el refrigerador aquel platillo que siempre prepara aunque sea a escondidas para el peli azul –Solo lo calentare unos minutos-
-No sé por qué Saga, aguanta a esos idiotas- Death se recupera para dejar escapar veneno.
-Eso es solo cosa de él- El mayor hablo, no conoce toda la historia, pero tiene algunas pistas que ha descubierto desde que trabaja en esa cocina.
-Sí, pero si fuera él, yo ya me habría ido a buscar otro trabajo y olvidar este lugar-
-No es tan fácil para Saga- Mu agregó esto, cabizbajo.
Gracias a todos los cielos que el sonido del microondas sonó y el pelilla no espero que el mayor abriera el aparato, para sacar el plato e irse.
-Bueno… Nos vemos mañana- Sonrió disimuladamente para retirarse.
Los otros dos se quedaron con muchas preguntas, con lo que dijo el pelilila, mas salió demasiado rápido de la pulcra cocina, que no pudieron hacer nada más.
Camino hacia la supuesta habitación de Saga, bajando las escalares hasta la sala de calderas.
Sigue pensando en cómo es posible que alguien duerma en un lugar así de oscuro, sucio y lo único positivo es que la temperatura es adecuada para el otoño y el intervino.
-¿Saga?- Llamo con cuidado, antes de atreverse abrir la puerta.
No hubo respuesta, esto le preocupó, pero imagino que es porque el otro está dormido.,
Abrió la puerta y fue allí que confirmó sus sospechas.
El peli azul, descansa como puede en esa vieja cama, cubierto por una sabana, usando aun la ropa de trabajo cotidiana.
Para Mu ver esto, es muy triste… Decidió poner la comida en una mesa, pensaba en despertar al otro, pero… Puede notar en sus ojos cerrados ojeras, que sin duda apenas ha dormido, por el exceso de trabajo.
Es mejor retirarse en silencio… Agradece que la comida se pueda tapar, para que nada le caiga o se lo como antes de que Saga lo haga.
Es una horrible pena ver a un buen amigo así, pero… ¿Qué se puede hacer?
Incontables veces le ofreció ir a vivir con él y sus padres, sabe el sufrimiento que padece, inclusive el papá del pelilila conoció a Saga de más pequeño…
Cuando fue un trabajador de ese hotel en su juventud y conoció a los padres de este…
Pero siempre se niega, alegando que no puede dejar el hotel solo… Si no… Una clausura puede arruinarlo más de lo que ya está.
-Apero que tu vida mejore…- Lo miro un momento, para retirarse con cuidado del lugar, sin hacer ruido, cerrar un poco la puerta…
Saga no merece esta vida que se le ha obligado resistir, hasta que llegue al punto de quiebre…
Desde que perdió a toda su familia, no ha tenido dulces sueños… No ha parado de llorar ni un solo día… Sus sonrisas ahora son ficticias, obligadas, los momentos que puede relajarse son solo… En sus sueños, y aun así… Deja escapara una lagrima que moja el colchón…
¿Sus sueños son tan crueles también?
---Al día siguiente---
Todo un espectáculo, los supuestos “Dueños” Del hotel, esperando por sus invitados, o más bien por la familia que podría ayudarlos de manera económica, si todo se lleva de acuerdo al plan.
Itiá y Krest, usando sus mejores ropas, trajes elegantes de colores serios, para verse muy bien.
Igual sus hijos, Degel sonriendo porque tiene sin duda el trabajo de ganarse el corazón del hijo mayor y obviamente al lograrlo tendría su vida resuelta y ayudaría a su familia. Así que la mejor sonría hipócrita por dar.
Y por su parte Camus… Bueno… El solo está allí presente, no va a sonreír ni por todos los mejores tratos del mundo, pero sería amable es su naturaleza.
-Recuerden lo que deben hacer- Hablo el hombre de cabellos negros.
-Sí, lo se padre- Sonríe confiado el joven de cabellos verdes.
-Sigo creyendo que la recepción pudo verse mejor- Las palabras acidas y despreciativas a ese recinto, de parte del hombre de cábelos castaños cortos
En si el lugar está bastante elegante, las tonalidades del hotel, van de un color dorado en las paredes, los pisos de azulejos de una tonalidad blanquecina, algunos muebles para poder esperar a ser atendidos, o solo estar allí.
Bellas alfombras, de colores rojizos, la recepción siempre llamativa, con el gerente Shura presente.
Mira con tanto cuidado a lo que esa familia está esperando o más bien a quienes.
-Camus…. ¿Podría sonreír?- De inmediato Krest cuestiono al menor de la familia.
Suspiro mirando a su progenitor –Lo estoy haciendo- Se señaló a sí mismo, pero se denota que no es nada sonriente.
De inmediato su papá lo cuestionaría, pero… En ese momento las personas que han estado esperando, hacen uso de presencia.
La familia integrada por dos hombres y sus dos hijos.
Los mayores uno de cabellos oscuros, mirada afilada como la misma espada legendaria Excalibur, portando un traje de color verde oscuro, pero su semblante denota algo de molestia, presintiendo que esta invitación conlleva algo más.
El otro cabellos cafés igual cortos, una mirada mucho más cálida y amigable, un traje de dos piezas de un color beige, usando una corbata roja, saludando con una gentil sonrisa, pero nadie nunca se debe fiar de ese semblante amable, hará lo que sea por ver a sus hijos felices y evitar cualquier mal para ellos.
El mayor de esta familia, bastante similar a su papá, con la diferencia que aunque sonría, puede llegar a tener la mirada del padre de afilada, si algo no le parece, va un poco más casual, una camisa y pantalón, color blanco superior y negro inferior, además de una corbata roja.
Y el ultimo pero no menos importante el menor de la familia, que el sí que lleva el tema de vestimenta causal a otro nivel, pantaloncillos cortos, una camiseta con un estampado curioso, y no levanta la vista de su juego portátil que lleva.
-Sean bienvenidos al Hotel Santuary- De inmediato saludo el líder de la familia impostora de ese recinto.
-Gracias por la invitación- Sísifo contestó, ya que sabe que su esposo El Cid no es de muchas palabras.
Esto parece ser el inicio de una gran aventura, fortuna para algunos, infortuna para otros.