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Chronosaurus por erickkbaj

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Capítulo III: Silencio.

“Por favor cubre mis oídos, no quiero escuchar nada

porque aquí es demasiado ruidoso”

—Pentagon.

 

—Es increíble. —La frase hizo eco por todo el pasillo de los dormitorios

—Por favor, cállate, no me quedaré más y verte. —

—JaeBeom espera. —BangChan había tomado su brazo, pero JaeBeom lo alejó de inmediato, él era un poco más fuerte.

—¡No! estoy hartó, primero pasas todo el maldito tiempo con ChangBin y ahora llega este imbécil y también tengo que verte con otro. —Cada vez alzaba más su tono

—Es mi compañero de dormitorio y ChangBin es mi amigo de toda la vida, no jodas, JaeBeom. —BangChan fue puesto contra la pared, el brazo del mayor le apretaba su pecho mientras le veía con odio.

—Cuando dejes de ser la zorra de todos, ven y te haré mi zorra de nuevo, o simplemente invítalo para divertirnos todos con tu lindo culo, imbécil. —Se separó y de nueva cuenta le volvió a estampar contra la pared, alejándose y saliendo del edificio mientras apretaba sus puños de la rabia que tenía por sus celos dañinos.

BangChan se dejó caer sobre el suelo, sentándose mientras algunas lágrimas salían de sus mejillas. Mientras Yuto y WooSeok recién entraban a ese pasillo, escuchando toda la pelea y viendo como JaeBeom se iba.

—¿Estás bien? —Murmuró WooSeok, acercándose para ayudar al chico a ponerse de pie, el mayor no quería pasar por una vergüenza como esas así que solo puso una sonrisa en su rostro y se limpió sus lágrimas mientras asentía.

—No te preocupes. —WooSeok no le creyó en absoluto, pero prefirió no hacerlo sentir incomodo y mejor calló.

—Mucho gusto, soy Yuto Adachi, su compañero de habitación. —Hizo una reverencia mientras BangChan le veía extrañado y reía un poco por la interrupción y cambio del ambiente.

—Oh, vi tus maletas hace rato, disculpa, estaba en clases y hace rato pasé a dejar a MinHo, nuestro otro compañero, lo estaba ayudando a llegar a la biblioteca y bueno, JaeBeom lo malinterpreto… —Bajó un poco la mirada y sin darse cuenta soltó un profundo suspiro.

—Tranquilo, no tienes que dar explicaciones. No escuchamos nada. ¿Cierto? —WooSeok palmeó la espalda de Yuto, mientras este solo asentía sin saber mucho viéndole confundido. Solo sabía que hubo una pelea, pero no le interesaba en absoluto.

—Pasemos… —Dijo tratando de dar por muerto el tema, era lo mejor.

***

MinHo buscaba dentro de su mochila un suéter, la temperatura parecía haber bajado de repente y un fuerte mal presentimiento se instauró en él. Mientras pasaba la prenda por su cabeza para bajarla sintió unas fuertes y frías manos tomarle del cuello acorralándolo contra la pared más cercana tirando su mochila en el proceso, no pudo evitar sentirse temeroso y algunos recuerdos de sus tormentosos sueños le vinieron a la mente al ver esos ojos llenos de ira.

—¿Qué es lo que quieres? ¿No te puedes conseguir una maldita vida? —JaeBeom se había encontrado con MinHo al salir del edificio después de la discusión con su novio.

El mayor había pedido a BangChan que lo acompañara por unas cosas al centro de la ciudad, pero nunca respondió sus llamadas, dejándolo molesto, pero lo que colmó su poca paciencia fue ver a su novio a lado de otro chico, no le molestaría que fuera un chico feo, pero era alguien demasiado atractivo y sabía que entraba en los gustos de BangChan, por eso su enojo subió como espuma y cuando llegó a su habitación no pudo evitar hacer reclamos. La cereza del pastel, ver al susodicho de cerca y saber que comparte habitación.

—No sé de qué hablas, ni te conozco. —Trató el menor de zafarse, pero solo consiguió una fuerte mirada de desprecio del mayor.

—Aleja tus asquerosos ojos de BangChan. No doy segundas advertencias. —Lo soltó y se dio la vuelta, dejándolo solo mientras MInHo agarraba de nueva cuenta su mochila.

Las palabras seguían en su mente, y no mencionó nada al respecto cuando vio a BangChan, solo fueron unas presentaciones entre sus compañeros y una pequeña cena, nada del otro mundo, nada emocionante, se repetía una y otra vez.

***

HoSeok había regresado a su hogar después de su encuentro con la profesora de Historia, realmente se sentía cansado, como si no tuviera energía alguna, fue una buena reunión, intercambiaron muchas formas de estudio y congeniaron bien en las actividades para los alumnos, Song JiEun era sumamente brillante, tenía buen porte y era hermosa, un par de años más grande que él. Trabajar con ella sería algo bueno para él, podría aprender mucho de ella y eso era lo que ya hacía.

—¿Estás bien? —Cuestionó una gruesa voz cuando HoSeok entro a su habitación tirándose sobre la cama.

—Estoy cansado. —Respondió el menor a HyunWoo apoyando su cabeza sobre la almohada. El mayor de los dos quitó la laptop de su regazo y colocó sus lentes sobre la mesita de noche, jaló del cuerpo ajeno para que quedara boca arriba, recibiendo una sonrisa somnolienta del menor.

—No, solo no tienes energía. —Su rostro era de pocas palabras a veces, pero esta vez estaba preocupado. —No es normal, Seokie. —

—¿Qué sugieres? No sentí nada extraño, no es como si pudieran esconderse tan fácil de nosotros. —HoSeok cerro sus ojos mientras el mayor se subía hasta su regazo dándole algunos masajes sobre sus hombros, comenzando a desabotonar su camisa blanca.

—Me preocupas. —Dijo haciendo un tenue puchero, pero que hizo sonreír al menor.

—Solo necesito dormir…y soñar contigo. —HyunWoo se bajó de encima, terminando de desvestirlo y dejarlo solo en su ropa interior.

—¿Y si esto es un sueño? —Cuestionaba, acomodándose a lado del hombre, rodeándole con sus brazos haciendo que se acomodara contra su pecho.

—Entonces, no quiero despertar. —Se había quedado sin fuerza, por unos instantes olvido mencionar a aquellos chicos que tenían energías extrañas y poderosas, pero mejor lo hacía mañana, por el momento aquellos fuertes brazos le tranquilizaban tanto como para empezar a roncar.

***

Le gustaba pasar tiempo entre aquellas montañas, le relajaba con demasía ver la neblina flotar por los bordes de las colinas mientras degustaba su té favorito, era bueno para su meditación además de permanecer lejos de todo contacto humano, prefería a las criaturas libres y salvajes, eran más sabias, tanto o más que la misma naturaleza, incluso ella cometía errores y la vida y muerte era un reflejo más de ello. Permaneció pensante aspirando el aroma de la bebida en mano, aspirando el cálido humo que ésta emanaba, cerrando sus ojos para disfrutar un poco más.

—¿Por fin aprendiste el idioma? —La suave voz se dejó escuchar por el eco de la amplia y alta habitación adornada con cortinas de sedas entre columnas mientras un joven chico asentía a aquellas palabras caminando a través del amplio sitio tan grande como un palacio real y tan alto como un edificio, conservando la simpleza del vacío, un lugar algo lúgubre, frío, oscuro y solitario que por alguna extraña razón confortaba al joven hombre.

—Sí. —Dijo en su idioma natal sin mostrar alguna expresión más viendo fijamente al ser en forma de humano delante de él, estaba acostumbrado a esa imagen jovial, aunque era su maestro y era muchos años mayor que él podría sentirlo o considerarlo como un hermano mayor, como un padre, mejor dicho.

—Adachi, si te pregunto si aprendiste coreano en coreano lo que espero es una respuesta en coreano y no en japonés. —Con rasgos pacíficos el hombre camino hacia el exterior siendo seguido por su discípulo, cuando el ente estaba en aquel templo todo siempre se tornaba opaco, como si pusieras algún tipo de filtro de fotografía o al menos así pensaba Adachi de vez en cuando pero no era algo por lo que se preocupaba, siempre le ha gustado ese ambiente, lo hace estar en su zona de confort.

—No lo manejo bien, señor, sigo practicando, no será problema. —Dijo firme, permaneciendo detrás de su maestro quién contemplaba las montañas majestuosas que rodeaban su templo.

—La misión que te confiero es demasiado importante y sé que dentro de todos los humanos que conozco tú eres el indicado para efectuarla. — Clavó sus ojos en el vaso de su mano, evaporizándose entre humo negro. —Así que más te vale dominar el idioma y ser más social, en estos casos necesitamos averiguar los pasos de nuestro adversario…Además, considero que será bueno para ti, después de todo será algo así como tener una vida normal. —Cruzó sus brazos girándose para ver a su alumno.

—Mi vida es normal, señor. —No se inmutó, su maestro solo sonrió.

—Yuto, aunque tenga la imagen juvenil de un chico como de tu edad tengo más años de los que puedas imaginar, he convivido con ustedes los humanos por siglos, los he observado y créeme que nunca vas a tener una vida normal desde el momento que te encontraste en mi camino. —El chico solo bajó la mirada, pensando un poco en aquellas palabras, el mayor solamente soltó un suspiro y dentro de las mangas de su kimono se esparció una nube de humo negro con el cual fue formando un bastón. —Será mejor que hagas tu maleta, tu avión está por salir, no me causes problemas y por favor…Cuídate. —

—Sí, maestro. —Hizo una reverencia de noventa grados y se marchó, dejando a su maestro un poco pensativo mientras caminaba hacia el vacío de aquellas montañas empinadas.

—Harás lo mejor Yuto…lamento haberte hecho esto, pero después de todo así es el destino ¿O me equivoco, JinHo? —Hablaba a la nada con una sonrisa mientras un brillo aparecía a su lado.

—Vas mejorando después de todos estos años. —De la nada se materializó una pequeña figura con cuerpo masculino, acompañándole en su andar.

—¿Está vez te quedarás con ese nombre? — Cuestionó sin voltear a verle, con una amplia sonrisa dibujada en su rostro.

—Por supuesto, al menos lo llevaré el tiempo suficiente y me agrada como suena junto al tuyo, HongSeok. —La figura se deshizo en un pequeño destello de luz dejando al mencionado más que sonriente.

—Milenios a tu lado y sigues jugando conmigo. Eres un bastardo. —Murmuró al horizonte donde la noche empezaba a caer conforme este se acercaba.

***

—¿A qué has venido? —Unas fuertes pisadas anunciaban su llegada, la temperatura, aunque cercana al mar, había subido abruptamente y eso solo podía ocasionarlo un ser.

—¿Es que acaso no quieres saber qué pasó con Zelos? —Una voz femenina y suave, relajada.

—¿Es que acaso quieres que recuerde tu tragedia? —Aquella criatura con forma de mujer, de ojos rasgados y cabello largo y oscuro sonrió de medio lado ocultando su molestia.

Eros…—El mencionado, cubierto por una túnica blanca encendió algunos incensios delante del altar que tenía, cubierto por diversas botellas y esencias con diferentes aromas. El aroma al océano golpeó sus fosas nasales, frunciendo un poco su entrecejo y arrugando su nariz se dio la vuelta para encarar aquel ser. —Hagamos un trato… —

—No hago tratos con brujas corrientes, no soy un demonio asqueroso. —Le dio la espalda para volver a sus actividades.

—He de admitir que es un buen insulto, pero soy tan antigua como tú, y lo de demonio asqueroso déjaselo a Zelos. —Tomó asiento mientras veía aún la negación de Eros.

—Dime, ¿Qué ganaste? Hijo del tiempo y la muerte, tan tierno que vómito. ¿Se preocuparon cuando Zelos causó tal caos? En cambio, el castigo fue… bastante peculiar y cruel. —Guardó su sonrisa para después.

—¿Qué es lo que quieres de mí? ¿Me dejarás en paz? A mí nunca me importó todo lo que pasó. —Dijo con un profundo suspiro.

—Por supuesto, después de perder a tu ser amado ¿Qué más te quedaba? —

—Sabes qué puedo hacerlos llamar hasta aquí y detenerte ¿Cómo es que una víbora como tu logró escapar? —

—¿Y aun así subestimas a las brujas? Déjame decirte algo, puede que el fuego no sea lo suficientemente fuerte para acabar con la vida, para deshacerme de la muerte o del tiempo, pero ¿Sabes que encontré en la magia de este pobre planeta? —Alzó sus manos, sus orbes brillaron de un fuerte violeta y las mantas de tela se enrollaron alrededor del cuerpo de Eros, lo apretaba más y más fuerte mientras éste trataba de alejarse.

—¿Nuevos trucos? —Logró liberarse, pero no tenía el tiempo suficiente para escapar, conocía a su contrincante y lo único que pudo hacer fue anunciar su llamado. Eros alargó sus uñas y cortó las venas de su brazo, logrando anunciar a todo el mundo su regreso. El fuego provino de aquella criatura, la envolvió por completo creando una fuerte columna del suelo hasta el techo, en unos cuantos segundos envolvió aquel edificio antiguo y con Eros dentro.

***

MinHo se sobre saltó en su lugar llamando la atención de todos dentro de la clase, había espantado a los presentes y la profesora Song le había llamado la atención. Pocas veces se ve molesta, pero en esta ocasión se le veía así, de cierto modo lucía exaltada, quizá es de esas personas que se asustan con facilidad y después de descubrir que su alumno estaba durmiendo era de esperarse esa reacción. Ella lo mandó a los baños para que se refrescara y dejara de quedarse dormido, algo que agradecía pues de verdad necesitaba despejar su mente. Odiaba sus sueños, esas pesadillas que cada vez parecían más reales y vividas, no les encontraba un verdadero significado. En esta ocasión había visto una conversación entre dos personas en medio de un templo antiguo, podría decir estilo griego y luego fuego, una vez más fuego ¿Qué era lo que quería decir aquello?

Limpió su rostro y se vio en el espejo notando como una larga cabellera roja pasaba detrás de él, un rojo vivaz como el fuego así que trató de alcanzarle, pero cuando salió al pasillo simplemente estaba vacío y en silencio. Esos cabellos le recordaron a un sueño bastante bochornoso, había ocurrido en las primeras noches que llegó a la Universidad, pero era tan vergonzoso que no pudo ver a BangChan al menos por el fin de semana. Se encontraba en medio de una casa, muchas parejas comiéndose a besos y al fondo se sentía como era jalado por un brazo, fuerte y trazado con algunas venas, cuando cayó en la cama notó que BangChan se desnudaba delante de él y separaba sus piernas, sin embargo, esa vez WooSeok le despertó creyendo que tenía una pesadilla, fingió que sí y permaneció enojado el resto del día, escondiéndose del mayor. ¿Por qué recordaba eso en este momento?

—Lo siento. —MinHo se disculpó con el chico con quien acaba de chocar, estaba sumamente distraído que no notó como los espejos del baño se cuartearon levemente, ya se había tardado un poco y quería evitar otro regaño más de la profesora Song.

—SeungMin ¿Quién era ese? ¿Viste lo mismo? —El mencionado giró a ver a su compañero, ambos estaban sorprendidos por lo que acaba de ocurrir. —Me dio la sensación que … ¿Hay más? —

—Quizá eso debas de empezar a averiguar, pequeño JeongIn. —Dijo, suspirando profundamente.


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