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Chronosaurus por erickkbaj

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Capítulo V: Paraíso prohibido.

“Mi autocontrol se ha roto en el agujero negro

Me he vuelto loco, estoy confundido

No puedo contenerme, en como un dulce veneno

Si he cometido un pecado, aceptaré el castigo.

—(G) IDLE

 

—¿Si sabes lo que has hecho? —Eros se secaba su majestuoso cuerpo al sol encima de una roca en la orilla de una isla, viendo como al fondo del horizonte las nubes oscuras desencadenaban una fuerte tormenta.

—¿Crees que nos pase lo mismo que a ella? —Mencionó con preocupación en su voz.

—Siempre es lo mismo contigo y el maldito viento. Tiempo te encomendó la tarea de mantenerla encerrada en la profundidad del océano y por estar peleando con tu novio la dejaron ir. ¿Por qué no solo se mandan al carajo y nos dejan en paz? Esta vez llegaron lejos. —Eros vio de mala forma a su viejo amigo el océano o como hace unas décadas decidió llamarse; DaeHyun, para escapar a la tierra y comer lo que los humanos preparaban.

—Siempre peleamos, es la naturaleza entre nosotros, así es el amor, y deberías saberlo ya que tú lo eres. ¿Olvidas lo que pasó con Zelos? No puedes llegar a culparnos, todos cometemos errores, es la naturaleza del existir, incluso esta situación es por eso, Tiempo no correspondió a Fuego, ya amaba a Muerte desde un inicio y Fuego simplemente no lo soportó e hizo todo un caos por su dolor. —DaeHyun hablaba desde su perspectiva, tomando asiento a lado de Eros.

—Y ahora ellos piden vernos y saber qué es lo que está pasando, y debemos ir antes de enfurecerlos más. —DaeHyun asintió mientras un fuerte tornado bajaba del cielo, de entre las nubes dejando ver al amor de su vida, el viento o como decidió llamarse actualmente, YoungJae quién lo vio de mala manera, encaprichado.

Los ojos de Eros comenzaron a iluminarse de un color blanco, los de DaeHyun de un profundo azul y los del recién llegado en gris, la isla comenzó a hundirse mientras sus energías desaparecían encaminándose a ver a sus superiores.

***

El ambiente se sentía distinto, BangChan quitaba de las manos de su amigo el séptimo vaso de la noche, el chico no toleraba demasiado el alcohol y no quería que hiciera un espectáculo vomitando en medio de la fiesta. Palmeaba su espalda mientras veía a sus costados a las demás personas moverse al ritmo de la música, ChangBin seguía quejándose y lloriqueando por lo mucho que extrañaba a Felix y lo culpable que se sentía por tratarlo de esa forma. Su relación siempre había sido buena, al menos al inicio, pero los últimos meses han sido puras peleas. Su vista se detuvo cuando una elegante cabellera roja le llamó la atención, pasaba por encima de unos bellos hombros, con minifalda y prominentes curvas, estaba cautivado y sin mucho remedio se levantó a seguirla. Atraído por una fuerza siguió la sensual silueta que se contoneaba de lado a lado hasta que su cuerpo fue sacado de aquel trance cuando sintió un golpe en su hombro, había chocado con otro chico que hasta parecía drogado.

BangChan buscó por el sitió con una rápida mirada a todos lados por donde se había ido aquella persona, pero simplemente había desaparecido. Optó por regresar con ChangBin, sin embargo, la sorpresa cayó en él cuando en su lugar estaba JaeBeom. BangChan se sobre saltó al verle, pero sus pies ya lo habían traicionado y se encontraba de camino hasta él.

—¿Qué haces aquí? —JaeBeom no dijo nada ante la pregunta, solo colocó sus labios encima de los de BangChan, sintiendo un fuerte calor envolver a su cuerpo, tomando la cintura del mayor, arrinconándolo contra la pared, el chico trataba de detenerlo a pesar de disfrutar el contacto, quería saber cómo había llegado y si seguía enojado.

—¿Quieres ir arriba esta vez? —Los ojos de BangChan se abrieron al estar sorprendido, eso fue suficiente para hacer que perdiera su cordura, él siempre quiso intentarlo con JaeBeom de esa forma, pero éste siempre se negaba y era el pie a iniciar una nueva discusión, así que simplemente desistió de alguna vez estar dentro de su novio. Pero ahora JaeBeom estaba tan dispuesto que BangChan había dejado de pensar, hipnotizado por esos ojos que tanto deseaba, era como si sus más profundos deseos fueran escuchados finalmente, no racionaba y solamente seguía sus bajos instintos ante las caricias de las escurridizas manos que se colaban debajo de su camisa y delineaban sus abdominales.

Ante los ojos de BangChan subía de la mano a su chico por las escaleras de la gran casa, no sería cosa dificil encontrar un lugar para estar a solas, y como si fuera magia logró ver una puerta abierta, una habitación vacía, adentrándose a ésta quitándole su ropa y separando sus piernas. El chico no escuchaba los gemidos que su amigo lanzaba, confundido mientras pensaba que Felix lo tomaba. ChangBin no se resistía a la lengua de su amigo, en lo más profundo siempre había deseado ser tomado por Felix, y pensando que su amigo era él, le dejó entrar en su interior, siendo poseído por la pasión que se había generado de la nada.

***

Señora. —SoYeon se inclinó una vez vio a la mujer bajar las escaleras, de cabello rojo y hombros hermosos descubiertos, con minifalda y pronunciado escote. Contorneándose por el ambiente mientras sus zapatillas realzaban el eco al caminar.

—¿No deberías estar haciendo tu trabajo? —Cuestionó mientras le indicó que le siguiera. Las arrugas en su rostro se presentaron, estaba tan disgustada de ver a aquella bruja principiante y ni hablar de sus compañeros, otros inexpertos.

—Eso hago, mi señora. —SoYeon hizo contacto visual con KuanLin quién al ver con quién estaba se dio la vuelta, ignorándola mientras daba un largo trago al vaso que sostenía.

—Lo dudo, quizá deberías darte la noche libre, junto a tus mediocres amigos, si yo tengo que hacer su trabajo, ustedes no sirven de nada. Esto no puede seguir pasando, tomando en cuenta que hay una lucha de poder por ver quién es el favorito … —La pelirroja toma por la barbilla a SoYeon y le acaricia con la punta de su uña del dedo pulgar sus labios. — Y ella inclina la balanza hacia KuanLin, piénsalo, antes de seguir siendo una inútil. —La mujer tronó los dedos antes de salir del lugar mientras la temperatura en éste se elevaba. Pronto todas las personas dentro se encontraban besándose los unos con los otros. SoYeon asqueada salió del lugar inmune, buscando a sus compañeros para salir del sitio, chocando contra aquellos cuerpos sudados y necesitados, cuando abrió la puerta para salir se tropezó contra un hombre alto, de cabellos largos y ondulados, cruzaron miradas por unos instantes hasta que fue ella quien se retiró, había sido extraño.

JaeBeom vio a la chica irse a lo lejos junto a otras personas, siluetas humanoides, pero eso no le importaba, se le había entregado una nota, bastante simple, pero explicita donde finalmente todas sus sospechas eran contestadas, BangChan le era infiel.

Avanzó por el ambiente intoxicante de feromonas hasta que un fuerte calor se apoderó de su cuerpo mientras seguía su camino por las escaleras, siendo jalado de cierta forma por la esencia de su chico mientras varias chicas se lanzaban a él robándole besos y caricias obscenas, su camisa fue abierta por otros chicos que hacían lo mismo y se frotaban contra él, subiendo escalón por escalón logró escuchar a su chico gruñir acompañado de otra voz envuelta en jadeos. Abrió la puerta y encontró a BangChan embistiendo a su amigo ChangBin, los dos absortos en la situación no se percataron de su presencia y mucho menos de cuando comenzó a quitarse su ropa con lentitud, esbozando una sonrisa maliciosa. Vio como su novio terminaba dentro del chico quien a su vez liberaba su esencia sobre las sábanas de la cama. ChangBin dejó caer su peso sobre la suave superficie, recuperando el aliento entre jadeos más tranquilos, con gotas de sudor escurriendo por su frente y otras más por su espalda, su pecho quedó contra el colchón mientras su trasero continuaba alzado y dilatado, con la esencia de su mejor amigo saliendo y escurriendo por sus muslos. Apoyó parte de su peso en sus rodillas estando BangChan con sus ojos cerrados disfrutando de las sensaciones de su orgasmo.

—¿Cuánto tiempo has estado esperando esto? —Susurró JaeBeom detrás de la oreja de BangChan mientras le tomaba de la cintura, viendo como su piel se erizaba completamente bajo su tacto y voz. —Hueles tan bien…y estás tan necesitado…. —Lamió su sudado cuello llevando una de sus manos hasta su abultado trasero donde con su ágil mano comenzaba a separar sus nalgas, deslizando las puntas de sus dedos alrededor de su entrada, la cual reaccionó por el movimiento estimulante.

ChangBin se había dado la vuelta y quedado boca arriba solo para recibir el peso de su amigo encima, pronto se dejaron oír los gemidos agudos del mayor acompañado de una voz extra. El mayor de los tres se adentraba una y otra vez mientras BangChan y ChangBin rozaban sus cuerpos, pecho contra pecho, miembro contra miembro, con sus sudores ayudando a los resbalones entre las calientes pieles y aromas embriagantes llenando la habitación. JaeBeom tomó el mando y disfrutó de ver los labios de su chico siendo poseídos por otro, el trasero de BangChan seguía siendo azotado por las embestidas del mayor, pero se sintió curioso al ver el otro par de ojos observarle así que lo dejó a un lado, solo para tomar entre sus brazos las piernas del chico de cabellos negros recostado boca arriba en la cama metiéndose en su interior y sintiéndose curiosamente afortunado de sentir aun los fluidos de su chico dentro de ChangBin. El tiempo pasaba y sus gemidos aumentaban y sin olvidarse de su novio le hizo acostarse de espaldas contra el torso de su amigo, guiando el falo erecto de este hasta su entrada dejando que lo penetrara mientras le veía intensamente. BangChan se sujetaba de la cama tratando de acostumbrarse a la intromisión, frunciendo su entrecejo mientras cerraba sus ojos con fuerza, con uno de sus brazos se sujetó del hombro de su chico, sin embargo, éste se acercó más y guio su propio falo hasta la entrada ya invadida de BangChan, introduciéndose en su apretado ser.

El chico comenzó a llorar por las sensaciones, sentía que sería partido en dos, su entrada ardía y sentía como era abierta más allá de sus posibilidades, sus quejidos eran algo fuertes y trataba de bajarse, de alejar a su novio, pero por otra parte se sentía demasiado excitado en tal situación, con esos ojos que tanto pensaba adorar, por otra parte ChangBin y JaeBeom disfrutaban de la apretada sensación y sin medirlo ambos empujaron en su interior, el menor de los tres apretaba la cintura de su amigo mientras con sus pies en el suelo se impulsaba para embestirlo, por su parte JaeBeom se maravilló de ver a su chico en esa posición, así que siguió embistiendo mientras sujetaba sus muslos para separarlos y marcar la silueta de su mano por su pálida piel, creando ruidos obscenos acompañados de gruñidos y gemidos, BangChan rasgaba la espalda del mayor con sus uñas. ChangBin mordía el cuello de su amigo mientras JaeBeom bajaba sus manos hasta su abultado trasero, dándole azotes hasta que junto a ChangBin se corrieron dentro y BangChan sin poder soportar más se volvió a correr, cerrando sus ojos poco a poco mientras era tendido en la cama.

ChangBin se puso de pie esta vez colocándose entre las piernas de BangChan adentrándose en su interior abierto y húmedo empezó a embestirlo nuevamente mientras JaeBeon penetraba a un necesitado ChangBin, BangChan simplemente se perdió en el placer y el deseo, consumiéndose por esa noche, donde los tres entraban a un paraíso prohibido.

***

—Había pasado mucho tiempo esperando a que llegaras. —Se escuchó una voz ronca, con tonos tétricos, pero denotando algo de sobriedad y calma.

—Mi trabajo no es exactamente uno con muchas vacaciones. —Responde. Voz siniestra, haciendo un eco al frío aire.

—HimChan, necesito hablar contigo. —El mencionado se giró sobre su eje para encarar aquel ser que cobraba forma delante de él, saliendo de entre las sombras.

—Te escucho, YongGuk. —Sus ojos negros se fueron haciendo más chicos hasta tomar el tamaño de una pupila normal, se sentó en medio del lugar. Hizo aparecer una mesa de entre las congeladas tinieblas con todo lo necesario para preparar un poco de té, sinceramente necesitaba algo de relajación y en ese lugar estaba seguro que no lo tendría, el té debería de ayudar.

—Necesitamos que encuentres un aprendiz, quizá un sucesor. —YongGuk suspiró al tocar el tema, tomando asiento del otro lado de la mesa cerró sus ojos al sorber del té que se le había dado.

—YongGuk, no puedes matar a la Muerte, deberías de tener eso en mente. —Bebió de su vaso mientras las cortinas ventaban a la par del aire.

— ¿No recuerdas lo que pasó? Han pasado tantos años que parece que lo has olvidado. Nuestro origen. —Le miró fijamente mientras el contrario parecía ignorarle.

—No pasará lo mismo, yo solo te necesito a ti. No es necesario… —Iba a darle otro trago a su te, pero detuvo su mano, lamió sus labios. La mesa y demás utensilios se esfumaron. —A no ser que estes preocupado por algo que hayas visto… Viste el futuro, ¿verdad? —HimChan dejó su vaso sobre la mesa, mirándole fijamente.

Ambas miradas se encontraron y sin necesidad de palabras todo fue dicho. El lugar empezó a congelarse mientras HimChan mantenía sus ojos cerrados, tratando de relajarse y no causar un caos. YongGuk simplemente se puso de pie mientras veía todo a su alrededor congelarse. Acercándose al contrario le tocó su hombro.

—Escapó… —HimChan soltó un suspiró, logrando tranquilizarse.

—¿Esto tiene un final? —Ladeó su cabeza, sintiendo la calidez de YongGuk, frotando su mejilla contra el dorso de su mano, a veces olvidaba que él era lo único que no podía matar con el tacto.

—Me temo que es más complicado de lo que parece. —Respondió.

—¿A qué te refieres? —Se puso de pie quedando cara a cara, pasando sus dedos por la túnica ajena.

—Magia… eso es lo que ocurre, sabemos de lo que son capaces los humanos, HimChan… Algún día lo fuimos. —Susurró acariciando su mejilla.

—Sigo sin entender… —Desvió la mirada mientras sus manos viajaban por los brazos ajenos, cerrando sus ojos por el tacto.

—Las cosas han estado en cambios constantes como nunca antes, ha estado indagando mucho en el futuro, lo había sospechado, pero no pensé que fuera ella. Cuando logro rastrearla las señales desaparecen, no sé cómo lo ha logrado, pero me preocupa ¿Cómo logró cegar al tiempo? —Se separó de HimChan, tocándose su cabeza, estaba cansado.

—¿Me estás diciendo que te puede engañar? ¿A ti que eres el tiempo? —Dijo con temor y nerviosismo.

—Es una magia muy avanzada, de nuestra época y ha logrado que alguien más le ayude, sospecho que se ha estado ocultado en diferentes épocas del tiempo, pero me preocupa otra cosa. —Sostuvo la mano que se posaba sobre su hombro, dándose la vuelta sostuvo a HimChan entre sus brazos apegándolo hasta su pecho. —HimChan, incluso la muerte puede morir y lo sabes. —

—Tendremos que alistar todo ¿Tú ya has encontrado tu sucesor? —Susurró a lo bajo

—El trabajo de la muerte no es sencillo y tampoco el del tiempo, yo tengo el tiempo ¿Pero tú? —Apretó el cuerpo ajeno entre sus brazos.

—Te tengo a ti ¿No es lo mismo? —Sonrió de medio lado.

—Idiota. —Juntó las manos del menor a lo alto y les dio un beso, sonriendo mientras le miraba, posando su mano vacía sobre sus cabellos oscuros. A veces HimChan olvidaba el tacto de otro ser y que YongGuk era de los pocos de quien podía recibir un beso.

—Supongo que necesitaremos la ayuda de WonHo y ShowNu. —Mencionó resignado.

—Dudo que en esta vida estén usando esos nombres, pero sé dónde están, desde un inicio han estado esperando por alguna instrucción, creo que ya es tiempo de mover las piezas. —Se separó un poco mientras un frío viento soplaba.

—¿Por qué eres tan duro con ellos? Su pecado más grande ha sido su amor. —YongGuk acomodó mejor su atuendo alistándose para dejar el lugar.

—La Muerte tiene reglas, así como el Tiempo las tiene. Todo tiene un orden, todos tenemos un deber. WonHo rompió las reglas hace tantas vidas… Simplemente no puede tener un paraíso por lo que hizo. —Suspiró.

—Y aun así le dejas cumplir su condena con su otra mitad. Para mí eso es como tener un paraíso. —Sonrió, algo que no pasaba muy seguido.

—No es asunto tuyo, y no fue su culpa, nadie elige de quien o que enamorarse. —Sin darse cuenta ambos seres se unían en medio de las tinieblas, sintiendo sus energías combinarse. —Será mejor hacer nuestro trabajo. —

—Estoy de acuerdo. —YongGuk le dio un beso en la mejilla, sosteniendo su rostro entre sus manos, para después darle un beso en sus labios, ambos sonrieron y después de eso soledad. Aunque una más llevadera y agradable. Estaba sonrojado.

***

Yuto necesitaba estar a solas en el departamento y esa noche era la mejor oportunidad. Se lamentaba porque quería pasar un rato junto a WooSeok, pero tuvo que mentirle y cancelar su ida aquella fiesta, pensó que lo mejor era mandar un mensaje de texto así que lo hizo. Siendo sincero pensó que no era la mejor forma, pero él tenía que cumplir con sus objetivos, por eso había sido mandado a esa ciudad, el hecho de encontrarse con WooSeok y sentirse atraído a él no estaba en sus planes por lo que sin MinHo y WooSeok en el departamento solo tenía que esperar a que BangChan se fuera y, cuando lo hizo, la luz desapareció, poniéndose de pie indagó en toda la habitación, tratando de sentir algo que pudiera decirle o al menos responder algunas preguntas que se había estado haciendo desde hace días respecto a MinHo.

Pero no estaba concentrado, seguía pensando en WooSeok, en los momentos que había compartido durante tantas semanas, nunca había convivido de esa forma con otro humano. En Japón vivía con HongSeok, pero dormía y entrenada 24/7 junto a otras personas, y nada iba más allá de las habladurías del entrenamiento y su filosofía. Todo era nuevo con WooSeok y su facilidad de amoldarse a él casi al ser su otra parte le asustaba. No podía simplemente alejarse y sentía que después de mandar ese mensaje el chico estaría molesto, Yuto no podía estar tranquilo. Tratando de dejar todo e ir a buscarlo se puso de pie de prisa y sin querer tiró algunos libros dentro de la habitación que MinHo y BangChan compartían. Uno en especial llamó su atención, de portada negra y carcomida, leyéndolo se confundió más, se trataban sobre sueños, los sueños de MinHo, con detalles de las cosas, los lugares y las bestias que veía, algunos dibujos y demás anotaciones, opiniones acerca de todo, palabras de aliento tratando de mantenerse cuerdo, entonces si MinHo tenía pesadillas quizá sin darse cuenta era él quien movía las energías pero ¿Qué tan poderoso tenía que ser un humano simple para hacerlo?

—¿Qué es lo que se supone que haces? —Yuto se dio la vuelta deprisa, de entre las sombras materializó un par de espadas con las que tomó una posición de defensa contra aquella criatura la cual no podía ver, pero sabía que estaba entre las sombras. —¿Enserio? —La voz sobrenatural se dejó escuchar por la habitación, erizando la piel de Yuto quien quedó inmóvil, tuvo que dejar caer las espadas mientras sentía la falta de aire, su corazón comenzó a detenerse y fue entonces cuando pudo verlo. Era la muerte.


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