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DESTINOS (RIREN) por Tia Waka

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- Eren, prometo que volveré - Decía la alfa, con su abrigo ya puesto y con un caballo con provisiones a sus espaldas 


- Pero...


- Debo volver - Mikasa lo interrumpió - Mi pueblo me necesita. - La azabache volteo a mirar a Carla y a Grisha - Por favor cuídense


- No te preocupes mi niña - Dijo Carla - Viaja con cuidado. - La azabache asintió antes de comenzar a alejarse


- ¡Espera! - Grito Eren. Salió corriendo hacia la casa, para después salir con una tela roja en sus manos, se acercó a la alfa y la enrollo en su cuello - Soy tu hermano y por eso te debo cuidar. Toma esto para el frio. Mi madre dice que hay que abrigarse bien para no enfermarse - Decía el omega, terminando de acomodar la prenda


- Gracias - Dijo Mikasa - Gracias por todo.


Y así la alfa se alejó de ese lugar


Eren abrió los ojos con pesadez. Sentía sus cuerpo adolorido y pegajoso. No entendía por que tenia ese recuerdo ahora. Ya habia pasado cinco años de aquello. La guerra habia estallado hace ya tres. Gracias a los dioses no estaban en el centro de la batalla, pero sí podían ver cruzar los ejércitos no muy lejos de ahí. A Veces los soldados se quedaban en el pueblo a descansar. Según los rumores una extraña epidemia atacó a los reinos enemigos, diezmando la población omega y parte de la beta. Se decían que era culpa del rey 


- Eren, ¿Cómo sigues? - Carla entró en la habitación donde el omega estaba encerrado. - Te traje el té que para que bajen los síntomas - Grisha habia inventado una bebida a base de distintas hierbas, que ayudaban con las incomodidades del celo. No lo quitaban, pero al menos lo hacen llevadero


- Me acordé de Mikasa - Dijo Eren. Ya habia quedado atrás el niño omega, con caderas anchas y largas piernas. Sus ojos grandes no perdían ese hermoso brillo y su cabello suave


- Espero que ella esté bien - Dijo Carla


- Madre. ¿Qué paso anoche? - Pregunto Eren


- Tropas pasaron cerca de acá. Hubo un enfrentamiento - Carla guardó silencio al escuchar algo - Amor no vayas a salir - Dijo poniéndose de pie


- ¿Mamá?


- Deben ser soldados que están de paso, no te preocupes - La mujer salió del cuarto. Eren se puso de pie, pegando su odio en la puerta


- Señores, bienvenidos. En que les podemos ayudar - Esa era la voz de su padre


- Lo huelen - Se escuchó la voz de alguien más


- ¿A que se refieren?


- Huele a omega... omega en celo - El cuerpo de Eren se tenso al escuchar las palabras


- Señores. Les pido por favor que se retiren - Escucho la voz de su padre, cargada de autoridad. Alguien río


- Somos del ejército del rey. Tu pueblerino, no nos das órdenes - Dijo con burla alguien más


- Por favor, no hacemos mal a nadie. Váyanse  - Rogó su madre


- Guarda silencio omega - Dijo uno de los tipos utilizando su voz. El cuerpo de Eren comenzó a temblar, bajando la cabeza. Nunca habia escuchado la voz, ni siquiera de su padre


- Hace tiempo que no comparto lecho con un buen omega - Dijo uno de los tipos - Solo nos divertiremos un rato con la perra en celo que tienen ahí adentro y nos iremos


- No - Contestó su padre


- ¿Te atreves a oponerse a la ejército real? - Eren ya no sabia que hacer. 


- No tocaran a mi familia 


- ¡Grisha! - Escucho el grito de su madre


- ¡Carla, corre! - Gritó su padre. Eren se alejó de la puerta. Afuera se podían escuchar gritos, golpes, rugidos e insultos. La puerta de su cuarto fue abierta de repente. Dejando ver a su madre con parte de su vestido rasgado


- Tenemos que irnos, hijo. Corre - Sin más, la mujer tomó a Eren del brazo y lo jalo hasta la parte de atrás de la casa - Vamos hijo


- Mamá... ¿Papás dónde está?


- El nos alcanzara Eren. Tenemos que irnos - Se escucharon más cosas romperse - Corre Eren, corre - Dijo esta. Un rayo iluminó el cielo, estaba a punto de llover. Carla agradeció a los dioses por esto, ya que así podría disipar el aroma de Eren


Unos pasos más adelantes Carla se detuvo. Eren la miro.


- ¿Madre? - Carla volteo mirando hacia la casa, puso su mano en el pecho


- Eren corre lo más lejos posible


- Mamá...


- No te detengas, ni mires atrás - Carla hablaba sin ver a su hijo


- Ma


- ¡Ahora! - Grito empujándolo y corriendo ella regresando a la casa. Eren vio a su madre acercarse a la casa, pero antes de entrar le volteo a mirar. Eren iba a avanzar donde ella. Pero un rugido lo hizo sobresaltar - ¡Vete por favor. Todo va a estar bien! - Gritó su madre antes de entrar a la casa


Todo va a estar bien


Eren retrocedió y corrió. Su madre le dijo que todo iba a estar bien. Ella nunca mentía. Las gotas de lluvia comenzaron a caer. Los rayos iluminaban el cielo y  los truenos opacaban cualquier otro sonido. Incluso los gritos. 


Corrió a todo lo que su cuerpo le daba. Ignorando el calor que se hacia nuevamente presente en su cuerpo. Paso el arroyo que y tropezó con una roca, mojando aún más sus ropas. 


- ¡Por aquí! - Escucho la voz de uno de los tipos de antes. Corrió aún más rápido ¿Qué pasó con su madre? ¿Su padre?. 


La lluvia cayó más fuerte aún.  No sabe cuanto corrió, pero su cuerpo ya no podía mas. Vio una cueva a lo lejos y se adentro en ella. Rogaba para que el clima hubiera hecho desistir a sus perseguidores. Tenía que volver pronto


La cueva era oscura. El calor de su cuerpo impedía que sintiera el frío de la noche o de sus ropas empapadas. Se adentro un poco más, pero algo lo hizo detenerse. Los aromas a menta y limón, veían de más dentro de la cueva. Su celo ya los estaba aturdiendo, porque comenzó a caminar siguiendo los olores.


En medio de la oscuridad, dos pares de ojos brillaban peligrosamente. Unos oliva y otro grises cual metal fundido. Eren tragó grueso e intentó retroceder, pero un par de gruñidos bajos y profundos lo hicieron caer de rodillas al piso mostrando su cuello. Su entrada palpito, escurriendo más lubricante. Escucho unos pasos acercarse a él. Unas manos frías comenzaron a acariciar su cuerpo y pido sentí como los dos alfa (Estaba más que seguro que eran dos) enterraron sus narices en su cuello. Sollozo al sentir el toque en su piel sensible


Omega - Gruñeron los dos alfas. 


Sin mas Eren sintió como sus ropas Eran arrancadas de su cuerpo. No sabia que hacer. Tenía miedo, pero a la vez deseaba eso que le era desconocido. Debería estar pensando el volver con sus padre, pero su mente parecía no querer funcionar de forma adecuada. Tanto así que no se habia dado cuenta que ya tenía a un alfa pegado a su espalda lamiendo y besando su cuello, gruñendo al toparse con el collar que llevaba el omega, mientras el otro succionaba y mordía sus pezones. La oscuridad no le dejaba distinguir nada, solo los ojos de los alfas, que lo miraban con hambre y deseo. Pudo olerlo, esos alfas estaban en celo, los dos. 


Lo siguiente que sintió fue algo internándose en su entrada. Gimió y sollozó aún más fuerte, clavando sus uñas en los hombros del alfa que tenía en frente. Era algo duro, largo y caliente. El alfa se quedó quieto un momento, antes de comenzar a moverse de forma lenta. Los gemidos de Eren rebotaban en las paredes de la cueva. Grito al sentir como el pene del alfa golpeaba un punto dentro de él. El alfa siguió dando en el mismo lugar. 


Después de unos minutos, Eren se asustó al sentir que algo más presionaba su entrada. El otro alfa también quería entrar. Trato de alejarse, pero su cuerpo fue sostenido con firmeza. Sus entraba fue estirada al límite, sus entrañas estaban llenas. Lloro ante el dolor. Era su primera vez y su cuerpo estaba siendo forzado al límite. Al parecer los alfas entendieron y lo comenzaron a masturbar, mientras daba leves mordiscos cerca al collar, donde quedaba la glándula omega. Pasado de un rato se logró relajar, aunque el dolor no habia desaparecido del todo


Los dos alfas se comenzaron a mover de manera lenta y coordinada, gruñendo por los bajos al sentir el estrecho canal que los recibía. No tardó en llenarse nuevamente la cueva del sonido de los gemidos y sollozos de Eren, los gruñidos de los alfas y el choque de pieles húmedas. Eren no supo cuánto duraron así. Pero algo lo trajo nuevamente al mudo y fue el sentir los nudos formándose en su interior. Era doloroso, pero los alfas lo distrajeron nuevamente mordiendo suavemente por encima del collar. Eren se vino con un agudo gemido, mientras su interior era llenado


 


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Cuando volvió a tomar conciencia era de noche. Eren sabía que no era la misma noche en que habia llegado, ya que al parecer su celo habia pasado ya. Sabía que los alfas estaban cerca, pero tenía que largarse. Tenía que volver con sus padres, ver que estaban bien. Ya habia perdido tiempo por culpa de su maldito celo, no iba a perder más lamentándose por ser tomado. Se puso de pie, pero el potente dolor en su cadera lo hizo flaquear. Recoge una prenda que sintió en el piso. No sabía si era suya, pero no iba  irse desnudo. Su madre lo regañaría


Se apoyó en la paredes, alejándose de los alfas que al parecer estaban profundamente dormido. Llegó a la salida. Pudo ver que estaba cubierto solo con una camisa blanca y en su piel se notaban marcas de besos y mordidas. Eren sacudió la cabeza. Debía volver. 


Camino de regreso a su hogar. Conocía esa zona como la palma de su mano. Corrió cuando vio su casa a lo lejos, aguantando el horrible dolor de su cuerpo. Entró por la puerta trasera. Un conocido aroma lo hizo detenerse


Sangre


- Madre... Padre - Los llamó con miedo. Su corazón latía dolorosamente. No tardó mucho en encontrarlos - No... ¡NO! - Corrió hacia el cuerpo de su madre, rodeado por un charco de sangre - Madre despierta... Mamá - Lloró apretando el frío cuerpo contra su cuerpo. A pocos pasos estaba el cuerpo de su padre


Esa noche también llovió, como si el cielo sintiera el sufrimiento del omega


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