Cinco años, cinco años de la tragedia de la familia Jaeger. Cinco años más de esa guerra que arrasó con gran parte del reino. Hasta hace un mes. Las campañas del castillo sonaron, anunciando la muerte del rey. Traicionado por su propia gente. Las noticias se esparcieron por todo el reino. Los nuevos soberanos, los del reino de Shiganshina. La gente estaba expectante a lo que este nuevo reinado traería
- ¡Mami! mira, mira - Un pequeño azabache, de cabello esponjoso corría con una rana en sus manos, hacia un castaño que extendía unas ropas
- Ancel no corras, te puedes caer - Reprendió el omega
- Pero mamá, mira lo que encontré - Dijo emocionado el pequeño alfa. El omega solo pudo sonreír con ternura hacia su imperativo cachorro
- Si amor, ya la vi. Pero dime ¿Dónde está tu hermano?
- Acá estoy mamá - Dijo un pequeño castaño que veía por el mismo camino donde habia salido el primero
- Zelig, Ancel, saben que no se deben separarse cuando estén por los árboles - Dijo el omega
- Lo siento madre, pero Ancel corrió de repente y casi no lo alcanzo - Hablo Zelig. Eren miró a sus cachorros, eran tan iguales y tan distintos a la vez. Físicamente se parecen a él, pero Ancel tiene el cabello negro. Además también estaban sus ojos; Los dos niños sufrían de heterocromía. Ancel tenía un ojo gris y el otro esmeralda como los de él, en cambio Zelig tenía un ojos oliva y el otro esmeralda
No se arrepentía haberlos tenidos. En vez agradece a todos los dioses porque si no fuera porque supo que estaba en embarazo, él hubiera dejado morir por la tristeza. Los dos pequeños alfas eran su vida, su todo. No supo nada de los alfas de aquella cueva y quizás así era mejor. No le hizo falta nada. Vendió la tienda su padre y trabaja en la panadería de la madre de Jean. El caballo y Bert lo ayudaron mucho en esos momentos difíciles, cuando se sentía solo, la tristeza, cuando desmejoraba su salud al pasar su embarazo lejos del padre de sus bebés y cuando algunos betas del pueblo y soldados lo trataban mal
- Vamos a preparar el almuerzo - Hablo Eren y los dos pequeños asintieron. Ancel soltó a la rana y junto a su hermano caminaron junto a su madre
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Varias carretas jalada por caballos llegaron al pueblo, acompañadas de varios soldados, que por su vestimenta se sabía que eran de Shiganshina. La gente comenzó a postrarse. A la cabeza iba una mujer de lentes y cabellos castaños, que sonreía y saludaba a todo el mundo. Llegaron hasta el centro del pequeño pueblo, donde la mujer se bajó de su caballo y se dispuso a hablar
- ¡Escuchan todos! - Gritó la mujer - Mi nombre es Hanji Zoe y vengo enviada del reino de Shiganshina - Todos en el pueblo ya estaba al rededor de donde se encontraba el pequeño ejército reunido - Vengo a cumplir la primer orden para estas tierras, la cual consiste en llevar a los omegas sin marcar, a la ciudad principal de Shiganshina - La gente se comenzó a asustar. ¿Iban a llevarse a los omega como el antiguo rey?
- ¿Por qué se los llevaran? - Preguntó un anciano
- Como sabrán, su antiguo rey logró matar a gran parte de los omegas de Shiganshina - Dijo Hanji - Por eso necesitamos a los omegas, suplir las pérdidas que hubieron
- ¿Y si no queremos ir? - Preguntó un omega bicolor de ojos miel. Hanji sonrió mirando fijo al omega
- Pues los obligaremos - La gente se comenzó a alarmar - Pero queremos que vayan de forma pacifica, sin tener que llevar a esto a un enfrentamiento sin sentido, en el cual saben perfectamente que están en desventaja - La gente guardó silencio - Soldados, reúnan a todos los omega en un solo punto. No dejen a ninguno
Los guardias de forma inmediata comenzaron a reunir a cada omega del pueblo.
- Vamos lindo. Colabora con esto - Dijo un alfa rubio y fornido, a un omega bastante algo y de ojos verdes
- Ni se te ocurra ponerle un dedo encima a Bert - Gruño el omega bicolor que estaba junto a él
- Jean - Bertolt puso la mano en el hombro de Jean para calmarlo
- Tranquilo, no le hare nada a tu lindo amigo - Respondió el guardia sin dejar de mirar los ojos verdes del alto omega
- Reiner, deja de estar asustándolos - Dijo otro soldado
- Connie, pero si yo no estoy haciendo nada - Contestó Reiner. Connie bufo
Los omega fueron al final reunidos. Algunos pusieron resistencia, pero con solo un poco de autoridad de los alfas del ejército y bastó para que se volvieran sumisos
- Se que es algo que no les gusta, pero les aseguraremos que estarán bien - Hablo Hanji a los omegas, tratando de calmarlos - ¡¿Son todos?! - Grito mirando al pueblo
- Falta uno - Gritó alguien en el fondo
- Thomas - Dijo Jean, apretando los puños, viendo como el beta rubio se acercaba
- ¿Quién falta? - Pregunto Hanji
- A las afueras del pueblo, hay un omega. Tiene un par de crías, pero aún no ha sido marcada - Hanji entrecerró los ojos, analizando al beta que estaba frente a ella
- Connie, Sasha y Reiner. Vayan a donde él dice y verifiquen si hay un omega por ese lugar - Ordenó Hanji. Thomas le señaló que camino tomar para llegar a su destino
- No tengo alguna recompensa por ayudar - Preguntó Thomas
- Para una escoria que vende a los suyos, debería rebanarte la garganta, pero la muerte sería un premio para tu sucia conciencia - Contesto Hanji, haciendo palidecer a Thomas, que inmediatamente retrocedió - Lárgate de mi vista - Puede que la mandaran por los omegas, pero no soportaba a la gente traicionera. Al menos los demás se resistieron o algunos se despidieron entre lágrimas, pero nadie habia vendido a su familia o amigos