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Crisantemo por Zils

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XII

 

La semana pasó en relativa calma. Poco a poco los confusos sentimientos de su destinado se calmaron, dejándolo un poquito más tranquilo. Esperaba que Zero hubiera solucionado el problema que le aquejaba.

Sin embargo, Zero había tomado la inquietante costumbre de observarlo sin disimulo. Bueno, no es como si buscara disimular cuando lo observaba, pero ahora sentía su mirada constantemente. Cada cambio de turno se le quedaba mirando hasta ponerlo nervioso; tenía que luchar contra su alocado corazón. Si bien, no le transmitía hostilidad, Kaname se preguntaba qué demonios había hecho mal.

Incluso, llegó a preguntarle a Yuuki sobre la actitud de su destinado. Ella se encogió de hombros sin saber que responder; Zero no le había dicho nada así que poco podía decir al respecto.

Su mente, inevitablemente, comenzó a hacer teorías al respecto. ¿Se dio cuenta de su marca? ¿Cross le habría dicho que eran destinados? Suponía que no. Después de cuatro años, el sujeto había demostrado ser lo suficientemente confiable para guardar el secreto. Takuma, tampoco era una opción; mucho menos, Seiren.

Después de darle mil vueltas al tema, Kaname se dio por vencido. Tarde o temprano se enteraría que ocurría, o, al menos, eso esperaba.

Por el momento, seguiría luchando por contener sus vergonzosos sonrojos.

—Entonces, esto es lo último. — Takuma extendió la carta con el emblema de la familia Aido.

A Ichijo le hubiera gustado regañar a su amigo por estar distraído durante su reunión, pero no tenía corazón para hacerlo. A leguas se notaba que su preocupación tenía grabado el nombre Zero. En su opinión, las cosas serían mucho más fáciles si Kaname le dijera a Zero que eran destinados; pero entendía que para su amigo no era sencillo simplemente actuar, no cuando se arriesgaba a una mala reacción por parte de su alma gemela.

—Es la invitación al baile anual de los Aido. Esta vez se realizará antes de vacaciones.

Kaname tomó la invitación. Los bailes siempre le resultaron desgastantes. No estaba hecho para eso, por mucho que los demás así lo pensaran. Su gracia al hablar, sus movimientos elegantes e incluso sus expresiones faciales, habían sido cuidadosamente trabajados a lo largo de los años. Tuvo que aprender, con mucho esfuerzo, a moverse en los círculos sociales, entre esas fiestas agobiantes donde los asistentes buscaban demostrar su superioridad con dinero e influencias.

Él prefería encerrarse con sus libros y experimentos, o disfrutar perezosamente el pasar de las horas.

Lamentablemente, le era imposible negarse.

—Aquí tienes la lista de los invitados y los cazadores que resguardaran el lugar. —Ichijo le pasó los documentos, siendo el primero la lista de cazadores.

Kaname leyó rápidamente la lista, un nombre en específico fue marcado con resaltador. Entendió por qué Takuma le pasó esa lista.

La exhalación que dio, no concordó con la frustración que sintió.

¡¿Tanto les costaba dejar a su destinado en paz por dos semanas?!

—Yagari Toga también va, así que no estará desprotegido. —Takuma se apresuró a explicar, para darle un poco de tranquilidad a su amigo. —También lo cuidará Seiren, y nosotros estaremos allí. Todo saldrá bien.

Kaname asintió. La fiesta era en tres días, ya no había tiempo para meter sus manos en ello. Además, la Asociación de Cazadores era la encargada de asignar a sus miembros para custodiar las fiestas de los nobles; que eligieran a Zero sólo podía significar el descontento de los cazadores con su destinado.

Kaname se obligó a relajarse. Zero era fuerte; tenía mucho más temple y habilidad que otros cazadores con más experiencia. Estaría bien. Él mismo estaría ahí, para asegurarse de que nada le dañara.

 

 

 

 

*

 

*

 

*

 

 

 

—Si lo sigues mirando así, lo asustarás.

Zero, apartó la mirada de su objetivo, avergonzado de verse descubierto por Yuuki. Se concentró, entonces, en vigilar al grupo de chicas que chillaban ante los vampiros.

Últimamente, el cambio de turno se le hacía muy corto.

Él sabía perfectamente que desconcentraba al sangre pura con su escrutinio, pero no podía evitarlo. Era tan extraño saber que esas emociones que transmitía su vínculo fueran del sangre pura; pero ya se estaba acostumbrando. Mejor dicho, ya lo había asimilado.

Los primeros días fueron realmente confusos. El torbellino de emociones que le transmitía Kaname, no concordaba con esa expresión calma que mantenía en todo momento. Eso le causó mucha curiosidad e, inevitablemente, terminó observándolo cada vez que se le cruzaba.

Y, aunque la situación fuera desconcertante, al notar su presencia sentía que estar a su lado era lo correcto. Toda esa confusión desaparecía, dando paso una seguridad agradable.

Jamás pensó que encontraría a su alma gemela y, mucho menos, que éste fuera un vampiro, un sangre pura.

El destino era un tipo retorcido.

— ¡Oh, casi lo olvidaba!—Yuuki exclamó al terminar el cambio de turno. — El director dijo que fueras a su oficina.

— ¿Ahora?

—Cuando terminemos las rondas.

Zero asintió. Yuuki, entonces, comenzó a contarle sus avances con su pequeña alma gemela. Mientras la escuchaba, una pregunta se formuló en su mente: ¿Qué diría ella al saber que Kuran era su destinado?

Según lo que había visto, a Yuuki le gustaba Kuran. Seguramente, para ella no sería agradable saber que la persona que le gustaba estaba emparejado a él. Definitivamente no quería perder a una buena amiga por eso, pero realmente quería decirle y contar con su apoyo.

—Yuuki. — le llamó al cabo de un rato. — ¿Qué harías si conoces a tu destinada?

Ni el mismo sabía por qué se daba tantas vueltas, cuando normalmente era directo.

—Le daría un fuerte abrazo. —Yuuki sonrió al pensar en ello—Querría conocerla mejor, saber que le gusta y disgusta, y un montón de cosas más. Bueno, si fuera en este momento, no podríamos comunicarnos y existe una importante diferencia de edad entre ambas, así que estaría muy feliz si logro ser su mejor amiga.

Definitivamente no se imaginaba a sí mismo corriendo a abrazar a Kuran.

Pero sí podría conocerlo mejor. Después de todo, él no sabía prácticamente nada de su destinado.

—Conocí a mi destinado.

— ¡¿En serio?! —Yuuki detuvo su andar abruptamente. — ¿Cómo? ¿Cuándo fue? ¿Lo conozco? ¡Cuenta, cuenta!

Zero se sintió abrumado con su efusividad.

—Lo conoces. Es de aquí.

— ¿Aquí, aquí? —apuntó el piso haciendo referencia a la academia. Él asintió. —Espera…Por esa cara que tienes y teniendo en cuenta tu reciente actitud, ¿es de la clase nocturna, verdad?

Ella realmente entendía rápido.

—Sí.

— ¿Es Kaname-senpai?

Zero casi se ahogó con saliva.

— ¿Por qué crees que es él?

—Bueno, él te cuida mucho. Siempre está pendiente de ti. Además, no eres para nada discreto al mirarlo.

Zero suspiró. ¿Era tan obvio? Al parecer, sí.

—Sí, es él. —admitió—¿No estás molesta por eso? A ti te gusta Kuran.

Yuuki le miró extrañada, como si su pregunta no tuviera ni pies ni cabeza—Sí, me gusta, como a todos en esta academia. Kaname-senpai, es como una celebridad, esa clase de persona que te gusta y admiras pero que sabes que jamás tendrías algo real con ella. —Yuuki sacudió la mano, restándole importancia al asunto. —Diría que lo veo más como un hermano mayor. Me ha cuidado desde que tengo memoria, así que deseo su felicidad. Y también la tuya, por supuesto… Así que, ¡Puedes confiar en mí para lo que necesites!

—Gracias. —Zero sonrió aliviado. Sintió como un peso abandonaba su espalda.

—Ya te lo dije, soy tu amiga, por supuesto que te apoyaré en todo. —Yuuki le dio un amistoso golpecito en el brazo. A los segundos, le dirigió una mirada preocupada. — ¿Estás bien con eso? Quiero decir, no es como que puedas elegir alejarte de él…Sabes a qué me refiero.

—Estoy bien. El vínculo lo hace más fácil; además desde hace un tiempo, decidí hacerte caso y darle una oportunidad.

Yuuki sonrió satisfecha. — ¿Has hablado con él?

—No. Pero, sabe que somos destinados.

Ella asintió, pensativa. —Creo que deberías decirle. Es algo que deberían resolver juntos…Cuando te sientas preparado, claro.

—Lo haré.

Cuando estuviera listo.

— ¡Bien! En ese caso, me toca patrullar las aulas. —Yuuki le guiñó un ojo, cómplice.

Zero sólo pudo sonreír al verla. Yuuki, como siempre, mantenía una actitud optimista. A veces, le gustaría tener la misma actitud frente a la vida.

Ambos se dirigieron a sus puntos de patrullaje. Fue una noche tranquila. Al finalizar las rondas, se despidió de Yuuki y se dirigió a la residencia del director. Kaien le esperaba en su oficina con una humeante taza de té.

—Buenas noches, Zero. —Cross le saludó con una afable sonrisa— ¿Té?

—No, gracias. —rechazó cortésmente la oferta. —Yuuki dijo que querías hablar conmigo.

Cross asintió. Hurgueteó entre los cajones del escritorio, revolviendo papeles de un lado a otro mientras murmuraba dios sabrá qué. Después de unos minutos de intensa búsqueda, sacó un sobre amarillo con el sello de la Asociación De Cazadores.

—Has sido asignado para resguardar la fiesta de vampiros que se realizará mañana en la noche.— Kaien le extendió el documento de la asignación.—Es un evento organizado por la familia Aido, por lo que, la clase nocturna asistirá.

Zero estudió el documento con cuidado. La Asociación no le dejaba trabajos a menudo, el suponía que tenía que ver con su condición como nivel E. Que lo enviaran a resguardar una fiesta de vampiros, le parecía más bien una burla que un trabajo real.

Desafortunadamente, no podía quejarse.

—Sólo debes observar; aun así será mucho trabajo. Lamento molestarte.

—Está bien, iré.

—Estarás bien. Kaname-kun estará allí, así que seguro no habrá problemas. —Cross sonrió, dándole ánimos.

Zero frunció el ceño, soltando un suspiro abatido. ¿Cuántas veces Kaien le había insinuado algo similar? Él, hasta hace unos días atrás, únicamente creyó que el cazador tenía preferencia por Kuran. Pero, lo cierto era que el mayor supo durante esos cuatro años que Kuran y él eran destinados. Todos sus comentarios fueron con pleno conocimiento del asunto.

Le insinuaba la verdad.

—Por supuesto, tiene que cuidarme, ya que soy su destinado. —soltó. Ya que Kaien sabía, no había nada que ocultar. De hecho, le dejaba en posición de aclarar algunas dudas.

—Claro… ¡¿Te lo dijo?!—Kaien saltó de su silla, precipitándose sobre el escritorio.

—No. —ante su respuesta, Cross volvió a sentarse con una expresión incómoda que claramente decía: “lo arruiné”. —Lo descubrí gracias a Ichiru. Lo que quiero saber es porqué lo ocultaste todo este tiempo. Fuiste tú quien dijo que esto—señaló su marca—era un tatuaje de restricción.

Kaien suspiró. Sabía que ese día llegaría pronto, por eso le insistió a Kaname que le dijera la verdad a su querido hijo adoptivo; para que Zero no se hiciera ideas equivocadas y pudiera asimilar todo con calma. — ¿Has hablado con él al respecto?

—No.

—En ese caso no hay mucho que te pueda decir.

—Con que me digas tu parte, me conformo.

—Bien. —Kaien se recargó en el asiento, buscando las palabras adecuadas. —Cuando Toga te trajo a mí, supe que la única opción para salvarte era la sangre de un vampiro poderoso. Casualmente, conocía a Kaname-kun quien me debía un favor, así que le llamé…Su conexión, al menos vista desde fuera, ocurrió apenas te dio su sangre. Él no se apartó de ti hasta que estuviste estable. De hecho, permaneció contigo hasta que la segunda fase de la transformación terminó. —Zero asintió. Recordaba vagamente esos momentos. — He visto algunos destinados durante mi vida, así que sé cómo funciona el asunto. Reconocí la marca de inmediato, y supe que no podíamos separarlos. Kaname-kun, me pidió que lo mantuviera en secreto.

— ¿Por qué? ¿Por qué soy un ex humano?

Kaien negó. —Porque hubiera sido mucho para ti. Recién habías perdido a tu familia, estabas pasando por la transformación a nivel E; claramente no estabas en condiciones para descubrir que tu destinado era un vampiro sangre pura. Eso creyó Kaname-kun.

Una reconfortante sensación le invadió al escuchar eso. Una parte de él aún estaba escéptica de que Kaname le aceptara como destinado. Un sangre pura teniendo como alma gemela a un simple nivel E—reciente nivel C—, a todas luces era una situación humillante. El sentirse mínimamente rechazado por su destinado, era una sensación desagradable.

¿Acaso Kuran se habría sentido igual ante su rechazo durante esos años?

—Bien, entiendo eso. Pero ¿y ahora? ¿Por qué no me lo ha dicho aún?

—Eso es algo que debes conversar con él…Lo único que puedo decirte, es que no lo oculta para herirte. Los destinados no pueden dañarse entre ellos, también debes sentirlo. —Kaien le dirigió una mirada paternal, llena de afecto. —Muy pocos tienen la oportunidad de conocer a su alma gemela. Tómate el tiempo de conocerlo, de permitir que te conozca. Tal vez, tienen más en común de lo que crees.

 

 

 

 

*

 

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*

 

 

 

—Bienvenido, señor. —los guardias que custodiaban la entrada al gran salón, hicieron una marcada reverencia al verlo llegar. Rápidamente abrieron las puertas francesas para él.

Kaname retrasó lo máximo posible ese momento. Al llegar al lugar, acompañado de Takuma, se dedicó a dar vueltas por el edificio buscando posibles amenazas para su destinado. Le había ordenado a Seiren la protección de Zero, pero aun así no podía confiarse. Después de vagar durante media hora, Takuma insistió en que fueran de una vez al salón.

Kaname tuvo que resignarse a lo inevitable.

El bullicio al interior se detuvo abruptamente ante su llegada. Los nobles, ataviados en costosas ropas de gala y joyas preciosas, eran la viva imagen del elitismo. Hicieron una marcada reverencia ante él, poniendo su más cínicas sonrisas.

—Bienvenido, Kuran Kaname-sama. —corearon.

Él, como si se tratara de una coreografía realizada mil veces, puso una amable sonrisa en su rostro. —Por favor, continúen disfrutando la velada.

Las conversaciones pronto tomaron fuerza. La música continúo a un nivel bajo, perfecta para charlar. Kaname se sintió agotado. La fiesta recién empezaba y ya quería irse.

Los nobles lo miraban con ojos depredadores. Se sentía como un bocadillo a punto de ser devorado por las masas hambrientas. Ellos no lo veían como un líder, lo veían como sangre pura al cual codiciar. Era una criatura exótica que anhelaban domesticar.

A unos metros, sintió la presencia de Zero. Por primera vez, su insistente mirada le reconfortaba. Aunque eso no quitaba que quisiera tomar a su destinado y marcharse de allí.

El jefe de la casa Aido no tardó en acercarse a él, acompañado de Hanabusa y la menor de los Aido.

Kaname suspiró internamente. Ya sabía cómo sería esa conversación.

—Kaname-sama. —Aido asintió a modo de saludo— Le agradezco por cuidar de mi hijo.

—Gracias a usted, Aido-san, por invitarme a esta fiesta. —saludó cordialmente—Lamento no asistir a menudo a estas reuniones.

—Oh, no se preocupe por eso, Kaname-sama. De hecho, tengo un favor que pedirle.

— ¡Espera, padre!—Hanabusa exclamó alarmado. Lamentablemente, eso no impidió que su padre continuara hablando.

—Ella es mi hija menor, Tsukiko. —presentó a la joven muchacha tras él, quien hizo una reverencia ante el sangre pura. —Me encantaría si tomaras interés por ella. A nuestra familia le gustaría mucho.

— ¡Padre, por favor, detente!— Hanabusa quería enterrar su cabeza en la pared de lo avergonzado que estaba. Si su padre supiera que Kaname tenía un destinado a quien protegía, y que además estaba en esa fiesta, no diría cosas como esa. — Kaname-sama, discúlpelo. 

—Está bien. — Kaname sonrió divertido por la actitud nerviosa de Hanabusa. Le distrajo momentáneamente de su incomodidad— Un gusto en conocerte, Tsukiko.— le dirigió un leve asentimiento a la chica, antes de volver la mirada hacia el mayor de los Aido— Aido-san, lamentablemente, no estoy interesado en tener una pareja. Si cambio de opinión, se lo comunicaré.

Su respuesta diplomática generó la exaltación de los nobles cercanos, quienes se apresuraron a abordarlo.

— ¡Kaname-sama, conozca a mi hija también! ¡Es una chica encantadora!

— ¡La mía igual, Kaname-sama!

Exactamente por eso detestaba esas reuniones.

La puerta doble se abrió nuevamente, dando paso a una joven vampiresa. La atención se volcó en la recién llegada: Shirabuki Sara, una hermosa vampiresa sangre pura que emitía un aura hipnotizante.

—Todos, por favor, no sean duros con Kaname-San. —Sara se acercó a él, con una suave sonrisa plasmada en el rostro.

—Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos, Sara. —Kaname besó su mano enguantada a modo de saludo.

—Kaname-san, desde que empezaste la escuela no vas a las fiestas. Me siento un poco sola. —Shirabuki extendió su mano izquierda hacia él, acomodando un rebelde mechón castaño tras su oreja.—Como uno de los pocos sangre pura que quedan, debemos ser unidos.

Kaname aguantó el bufido desganado. Shirabuki Sara, era unos años menor que él, de acuerdo a su edad oficial. Como joven vampiresa, le faltaban muchos años y experiencia para entender lo que significaba ser un sangre pura. Ella aún estaba en la edad donde quería cumplir sus caprichos, donde se sentía poderosa y plena con su estatus de sangre. Era una niña, comparada con él.

Y, para su mala suerte, Kaname era su nuevo capricho.

Ah, era un dolor de cabeza tras otro. Quería volver a la Academia.

 

 

 


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