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Crisantemo por Zils

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Notas del capitulo:  
Hola! La siguiente actualización será el 15 de febrero. 
Muchas gracias leer y comentar! Que tengan una linda semana, un abrazo de oso!!! :3

XX

 

Takuma observó impotente la cabellera rojiza asomándose entre las desordenadas mantas. Apretando los puños, se acercó a la cama y contuvo la respiración con temor.

Por favor…

— ¿Senri?

Su voz apenas salió en un tembloroso susurro.

La figura en la cama ni siquiera se inmutó.

Por favor…

Durante esa semana y media, cada vez que ese sujeto dormía, Takuma esperaba paciente a su lado, rogando a toda fuerza mística existente que cuando él abriera los ojos fuera Senri quien despertara, le mirara con esa adorable expresión confundida que tenía al levantarse, y le dijera que Rido ya no estaba.

Esos 10 días, rogó con todas fuerzas mientras susurraba su nombre una y otra vez. Sin embargo, a pesar de todos sus ruegos, cuando Shiki despertaba no eran esos cálidos ojos azul claro los que le veían adormilado, sino unos burlones orbes bicolores junto a una cínica sonrisa.

Rido se regocijaba con su desesperación y no tenía reparos en demostrarlo.

A duras penas exhaló el aire contenido. Takuma sintió su garganta cerrarse en un doloroso nudo. Cada día era más difícil permanecer de pie, mantenerse optimista mientras esperaba una señal, algo que le dijera que Senri seguía allí.

Era tan difícil…

Mientras crecía, los únicos que se atrevieron a hablarle con normalidad fueron Kaname y Senri. Ambos vieron a través de la influencia de Asato, de los comentarios venenosos de los demás nobles, y su máscara de perfección; descubrieron a “Takuma” de una sola mirada, como si se tratara de un cristal. Ellos tomaron su mano con confianza, sacándolo del abismo de oscuridad en el que su abuelo lo había metido, dándole una cálida esperanza.

Fue imposible no tomarles cariño, tanto así que podía asegurar que los amaba, aunque de formas distintas. Kaname era su mejor amigo, su hermano mayor y su figura paterna, ese que le enseñaba con paciencia y le impulsaba a superarse a sí mismo. Senri, por otro lado, era esa persona a quien deseaba proteger y hacer feliz, con quien deseaba pasar cada momento del día.

Cuando Takuma descubrió su vínculo, ese con el cual había fantaseado por mucho tiempo, fueron ellos quienes le apoyaron sin dudarlo.

Descubrió su vínculo de una forma inesperada; cierta noche soñó con una casa desconocida, rodeado de una cálida familia en una cena navideña. Una escena bastante corta que duró apenas unos minutos, pero, fue el realismo del sueño lo que le fascinó; se sintió como si realmente él estuviera en ese lugar, disfrutando la comida y abriendo regalos. Takuma creyó que era un simple sueño producto de ver demasiadas películas navideñas, algo que lamentablemente no se repetiría jamás, mas, estaba muy equivocado. Los sueños continuaron, cada vez más extensos e intensos; en todos ellos ocupaba el lugar de un chico humano llamado Asano Akihiko, viviendo escenas cotidianas de un niño de primaria.

En uno de esos tantos sueños, el pequeño Akihiko se paró frente a un espejo y con una enorme sonrisa dijo:

— ¡Hola, Takuma!...Espero que esto funcione y podamos hablar. ¡En fin! ¿Estás bien? ¡Tu abuelo da mucho miedo!  

Takuma se despertó eufórico y salió corriendo hacia la habitación donde se alojaba Kaname ese día para contarle. Su amigo escuchó atentamente su atropellada explicación de esos meses de sueños, y con un tono suave comentó:

—Parece que es tu destinado.

Takuma se sintió en las nubes. ¡Realmente tenía un destinado! ¡Y un vínculo que le permitía saber muchísimo del otro!  Poco importaba si su destinado era humano o vampiro, el simple hecho de encontrarlo, de saber que existía, era suficiente para hacerlo saltar de felicidad. Después de todo, él fantaseaba con la llegada de ese día desde que su abuela, a escondidas de Asato, le contó sobre los destinados y su sagrado encuentro; añoraba sentir ese vínculo mágico que le llevaría a esa persona que el destino había elegido para él.

Rápidamente se empeñó en comunicarse con Akihiko; utilizando el método del espejo se dejaban largos mensajes que aparecerían en los sueños del otro. Con el pasar de los años, aprendieron mucho de su alma gemela, sus estilos de vida, sus gustos, la forma de ver el mundo. El tiempo pasó rápidamente en esa burbuja de felicidad; mientras él crecía poco a poco debido a su condición de vampiro, Akihiko pronto era un adolescente que disfrutaba los últimos años de su vida escolar.

A pesar de no haberse visto nunca en persona, ellos se querían. Ambos eran unos soñadores románticos; no importaba si uno era humano y el otro vampiro, estaban dispuestos a encontrarse y estar juntos a toda costa.

Takuma fue quien dio el primer paso.

Y fue quien Asato lo detuvo.

No puedes verlo, Takuma. Si tu destinado es un humano, no vale la pena. ¿Acaso piensas traerlo aquí, a nuestra sociedad? ¡Ja, no seas iluso! Terminará siendo comida de otro y tú morirás con él. ¿O pensabas pedirle a Kaname-sama que lo transforme? Un nivel E con un noble, vaya estupidez. —Asato no tuvo compasión con sus palabras. Le dirigió una mirada fría, llena de furia contenida que le hizo estremecer. —No serás un fracaso como tú padre. Olvídalo.

Las palabras de su abuelo lo congelaron. En ese entonces, él aún era demasiado susceptible a sus mandatos, por lo que no puso objeción cuando Asato decidió encerrarlo en la mansión con estricta vigilancia.

Él insistió a sus amigos que estaba bien, que pronto podría conocer a su destinado, que no había prisa. Le pidió a Akihiko que tuviera paciencia y él, por supuesto, entendió.

Ese fue su más grande error.

Una noche, durante una cena con los socios de su abuelo, inesperadamente su cuerpo dejó de responderle, sintió como si fuera succionado a una realidad diferente a través de un tubo estrecho. De repente, estaba en una calle lluviosa, tirado en el suelo, rodeado de personas que jamás había visto gritando espantadas de un lado a otro, mientras intentaban cubrirlo con sus paraguas. Su visión poco a poco se tornó borrosa, hasta que simplemente se oscureció por completo, dejándolo en un profundo vacío.

Cuando despertó en su habitación, acompañado de Kaname, la realidad lo golpeó brutalmente.

Su destinado había muerto.

Ni siquiera pudo despedirse. Jamás pasó por su mente que podría pasar algo así, estaba tan confiado en que podrían verse en algún momento que no contempló que algo inesperado pudiera pasarles, que alguno de los dos muriera antes de verse en persona.

Miles de si hubiera se acumularon en su corazón, hundiéndolo en una oscuridad aún más intensa que la que lo rodeó en su infancia. La culpa, la impotencia y la tristeza le dejaron a merced de los planes de su abuelo, incapaz de hacer algo por su cuenta.  Takuma se dejó llevar por la corriente.

En ese entonces, Kaname estaba ascendiendo al trono, apenas tenía tiempo para estar en casa, por lo que fue Senri quien se empeñó en apoyarlo.

El chico reservado e indiferente, que jamás había enfrentado a los nobles adultos, apretó los puños y se enfrentó a Asato para que le permitiera quedarse en la mansión Ichijo y poder cuidar de él. Tras mucho insistir, su abuelo finalmente aceptó. Senri se mudó junto a él; estuvo a su lado cada noche, en cada pesadilla, envolviéndolo entre sus brazos mientras susurraba dulces palabras. Recogió los pedazos de su destrozado corazón, uniéndolos poco a poco, con infinita paciencia.

Lentamente, Senri le ayudó a levantarse, sosteniendo firmemente su mano mientras avanzaban juntos.

Takuma se sintió abrumado, profundamente conmovido de la tenacidad de Senri para sacarlo adelante. Jamás lo había visto tan empeñado en algo, poniendo todo de sí para ayudar a otro; le hizo sentir especial, querido. Takuma estaba agradecido.

Ahora le tocaba a él ayudarlo.

Takuma estaba dispuesto a enfrentarse a cualquiera para proteger a Senri, se enfrentaría a Asato e incluso a Rido, de ser necesario.

— ¿Senri?—susurró observando detenidamente el cuerpo aún dormido en la cama—Senri, por favor…

Cuando la cabellera rojiza se movió, Takuma aguantó la respiración, atento a cualquier reacción.

— ¿Senri?

—Estás siendo muy ruidoso, Takuma-san. ¿Aún es de día?— Shiki se removió entre las mantas, tallando perezosamente sus ojos, como solía hacerlo cada noche al despertar.

Como solía hacerlo…

— ¡¿Senri?!—Takuma rápidamente tocó su hombro, ansioso de verlo despertar siendo él mismo. Quería abrazarle, decirle cuan preocupado estaba por él, asegurarle que no permitiría que algo así volviera a ocurrir. Quería tomar su mano y sacarlo de allí, ir lo más lejos posible, donde nadie pudiera encontrarlos—Lo siento, pero debes levantarte. ¡Por favor, Senri! ¡No tenemos tiempo!

—Senri, Senri, Senri ¿Es lo único que sabes decir, Takuma?—Shiki se volteó desganado, mirándolo directamente.

Los maliciosos ojos bicolores lo atravesaron como cuchillas ardientes. Toda esperanza quedó reducida a cero cuando una sádica sonrisa adornó el rostro de Senri. Takuma tuvo que apretar los puños, morder el interior de su mejilla y contener las lágrimas de frustración.

Ese sujeto sólo jugaba con él.

Rido extendió su mano y acarició su mejilla con suavidad. Sólo porque era la mano de Senri, no lo apartó de un manotazo.

—Mi hijo es tan lindo, entiendo que te guste tanto. —Takuma se alejó rápidamente y desvió la mirada al piso, evitando al máximo el contacto con el sangre pura. Rido soltó una carcajada en respuesta, demasiado entretenido con la expresión del otro como para detenerse—Los chicos no son lo mío, pero puedo hacer una excepción. ¿Qué dices, Takuma? Puedes darme tu sangre y estar con tu preciado Senri.

Takuma apretó los dientes.

Debía ser paciente, mantenerse cerca…

Antes de que Rido continuara su juego. Asato, tras dar dos golpecitos a la puerta, entró en la habitación. Por primera vez, Takuma agradecía la presencia de su abuelo.

Asato, ignorando a su nieto, se dirigió hacia su maestro e hizo una respetuosa reverencia.

—Mi señor, ¿ya se ha acostumbrado al cuerpo de su hijo?

—Parece que ustedes se ponen de acuerdo para interrumpir mi sueño. —Rido le digirió una mirada burlesca a Takuma, disfrutando de su expresión compungida. Ese niño le agradaba; podía hacerlo sufrir con sólo mirarlo un par de segundos. Para Rido no había cosa más placentera que destruir a ese tipo de personas bondadosas, esas que estaban dispuestas a dar todo por su ser amado o a seguir fielmente sus inútiles ideales; era simplemente perfecto ver como se rompían, como su mundo era destruido frente a sus ojos, dejando únicamente desesperación.

Takuma era un niño perfecto para romper.

Pero primero, había otro iluso a quien disfrutaría quitar de su camino. Uno que debió tratar hace muchos años atrás.

—Asumo que has venido para decirme que todo está listo ¿o me equivoco, Asato?

Ichijo Asato negó solemne.

—Los preparativos están listos, mi señor. Estamos a espera de sus órdenes.

— ¡Excelente! Entonces, debería visitar a mi no tan agradable sobrino. — Rido emitió una sonrisa juguetona, sus fríos ojos bicolores expresando una rabia pura. Todo su ser irradiaba ansias de destruir.

Takuma alzó la mirada. Frente a sus ojos, una densa neblina de desesperación se alzaba imponente. 

 

 

 

*

 

*

 

*

 

 

Zero miró atento a Aido, esperando que el noble continuara. El tono serio que había usado le preocupó, no era común escuchar ese tono en idol-senpai y mucho menos que quisiera hablar con él por su cuenta.

Eso sonaba a malas noticias.

Sin querer alargar más el momento, le dirigió un asentimiento a Yuuki, quien rápidamente captó el mensaje y se despidió de ellos, y partió junto a Aido por el solitario sendero que llevaba a la entrada.

Tras unos segundos de caminata y asegurarse que nadie los seguía, Aido habló.

—Kiryuu, hay algo que tienes que saber. —Zero lo miró de reojo al notar la inseguridad en su voz. Aido tardó unos segundos más en continuar, aumentando su nerviosismo—La situación es complicada en la sociedad vampírica. Hay rumores de que el Consejo de ancianos se revelará contra Kaname-sama, y si eso ocurre, es probable que esta escuela sea un blanco.

— ¿El Consejo de Ancianos está contra Kuran?

Bien. Ya no sólo era Kuran Rido, sino que un grupo completo de nobles que seguramente buscaban la muerte de su destinado.

—El Consejo está en contra de cualquiera que apoye la coexistencia. —Aido soltó un profundo suspiro. —Ya sea otros nobles, o el mismísimo rey, buscarán la forma de implantar su pensamiento a toda costa y adquirir poder. Ellos creían que Kaname-sama estaba bajo su control, claramente se equivocaron, y él se transformó en un objetivo.

Uhg.

Desde la cena de los Aido, cuando Sara hizo su aparición, Zero entendió que la sociedad nocturna era diferente a lo que pensó, sin embargo, no imaginó que estuvieran en un conflicto de opiniones políticas que los llevara a un levantamiento.

Esos eran más problemas de lo que supuso en un comienzo.

Lo que más le molestaba en ese momento era que obviamente Kaname sabía todo al respecto pero, aun así, no le había dicho nada. Ni siquiera una advertencia. ¡Nada! Lo mantenía en una burbuja de ignorancia, mientras buscaba formas de encargarse por su cuenta.

— ¿Kuran Rido tiene algo que ver en esto?— esa era una pregunta que planeaba hacerle a Kaname, pero ya que Aido le había dicho todo eso, aprovecharía de sacar más información.

— ¿Qué sabes sobre él?—Aido le miró receloso, no esperaba que Kiryuu le preguntara sobre Rido. Dudaba que Kaname le hubiera dicho algo sobre ese sujeto. Ya que era un tema delicado, no quería hablar de más.

—Sé que es el tío de Kaname y que, aparentemente, Shizuka estaba tras él. —resumió.

Aido se llevó una mano a su boca en un gesto pensativo. Su mente rápidamente comenzó a sacar conclusiones. Shizuka tenía mil razones para querer deshacerse de Rido; si ella estaba tras él, entonces el que hubiera ido a la academia Cross tenía sentido. Ella necesitaba más poder para enfrentarlo y la forma más rápida para conseguirlo era devorando a otro sangre pura, uno que fuera más joven y puro que ella, otro Kuran.

Supuestamente, Rido entró en letargo poco antes de la muerte de Haruka y Juuri; su cuerpo quedó bajo la custodia del Consejo y nadie volvió a hablar de ello. Si lo pensaba fríamente, el Consejo se mantuvo bastante tranquilo desde el fallecimiento de los antiguos reyes, confiados en el poder que ejercían sobre un joven Kaname; sin embargo, desde que se instauró la clase nocturna y sus miembros fueron aumentando, el Consejo comenzó a inquietarse. Era lógico que buscaran una fuente de poder afín a sus ideales para derrocar a Kaname, y el mejor candidato era Rido.

La repentina ausencia de Senri y Takuma también podía estar ligada al despertar de Rido. Senri, al ser su hijo, era un sacrificio perfecto para despertarlo; Asato, por otro lado, querría mantener a su heredero cerca, bajo estricta vigilancia.

Y sí Kuran Rido era el problema que se avecinaba…

— ¿Aido?

Uhg. ¿Y ahora qué debería decir?

Hanabusa revolvió su cabello, irritado consigo mismo. ¿Por qué tuvo que abrir la boca?

—No es nada confirmado, pero si el Consejo busca el apoyo de un sangre pura es probable que Kuran Rido sea una opción. —Aido murmuró abatido. Ya había soltado la bomba, un poco más de información no haría daño —Uhg. La cosa es que tienes que tener cuidado. ¡Si algo llega a pasar yo!...y-yo…emm…b-bueno…

Zero alzó una ceja al ver como el rubio se deshacía en un manojo de nervios. Por supuesto, entendió el mensaje principal: “el peligro está a la vuelta de la esquina, mantente alerta.”; pero aún no entendía por qué Hanabusa le estaba advirtiendo todo eso.

A menos que él supiera que era destinado de Kuran.

Sus balbuceos nerviosos lo delataban. Bueno, eso explicaba las actitudes anteriores del rubio.

—Si algo llega a pasar tú me vas a proteger. ¿Eso quieres decir?—Zero tanteó el terreno con tono casual. La expresión lívida de Aido le dijo que estaba en lo correcto; el pobre sujeto parecía haber visto un fantasma, quedó tieso en su lugar y Zero tuvo que detenerse para no dejarlo atrás.

— ¡¿Q-Qué idioteces dices?! ¡N-no, por supuesto que no! Me refería a que y-yo, y-yo…emm… ¡Estoy del lado de la coexistencia! ¡Eso!—Aido balbuceó atropelladamente cuando salió de su estupor. Definitivamente quería esconderse bajo tierra. ¡No podía estar más avergonzado! Su plan era pasar desapercibido ¡Desapercibido! ¡Y metió la pata hasta el fondo!

—Claro, a favor de la coexistencia. —Zero soltó una larga exhalación. En otra situación, la escena le hubiera parecido muy cómica— ¿Kaname te contó? No te recuerdo en la lista.

— ¿Eh?

¡¿Cómo que “Kaname”?! ¡¿Cómo que “lista”?!

— ¡¿Otros saben?! ¡¿Tú sabes?!

—Él no fue. —Zero ignoró sus preguntas anteriores—Asumo que lo descubriste por tu cuenta.

— ¡Espera, espera!—Aido alzó ambas manos en señal de alto— ¿Tú ya sabes q-que s-son…?—Zero asintió secamente en respuesta— Oh…b-bueno… ¡No le digas a Kaname-sama que yo sé!

Zero frunció el ceño, agotado. Jamás entendería a los nobles. Primero, Aido se presentaba como un príncipe mimado; luego, le defendía frente a otros; y ahora, le rogaba como niño pequeño que escondiera sus travesuras de su madre.

—No lo haré. ¡Pero no se te ocurra volver a actuar como caballero de brillante armadura! Es raro.

Aido asintió varias veces, obediente. Definitivamente él tampoco quería usar ese papel con Kiryuu.

Zero suspiró, aliviado de que el rubio estuviera lo suficientemente incómodo con la nueva situación como para armar un escándalo.

— ¿A esto te referías cuando dijiste que estabas de mi lado?

— ¿Sí?

—Ah, esto se pone cada vez más raro.

Definitivamente.

Se sumieron en un incómodo silencio, cada uno ordenando sus pensamientos. Tras unos segundos de debate interno, Zero preguntó.

—    ¿Puedes contarme más sobre Rido?

Aido se revolvió cabello, evidentemente inseguro de responder. Ya que le había dicho casi todo, ¿qué más daba contarle lo que sabía?

De verdad, Hanabusa rogaba que Kaname no se enterara de eso o le castigaría por metiche.

—No hablamos mucho de él… Así como es tabú para nosotros mencionar algo sobre Haruka-sama y Juuri-sama, lo es comentar algo sobre Rido. —Aido soltó un largo suspiro— Ni siquiera debería decirte esto…Bueno. Kuran Rido es el hermano mayor de Haruka-sama y Juuri-sama; en principio se había decidido que para el nacimiento de Juuri-sama, ella sería la prometida de Rido y tomarían su lugar como futuros reyes; pero, casualmente, resultó que Haruka-sama y Juuri-sama eran destinados. Fue una revelación que cambió todos los planes familiares. De inmediato, ellos escalaron como futuros herederos y Rido quedó atrás.

—Y decidió vengarse…

—Algo así. Rido es un sujeto caprichoso, sediento de poder, cuando encuentra algo que llama su atención no se detiene hasta obtenerlo o destruirlo. Hio Shizuka fue una prueba de eso; ella jamás lo quiso, pero, aun así, él logró capturarla. El punto es que, se encaprichó con Juuri-sama e intentó muchas cosas para tener su atención. Ninguna funcionó, por supuesto. Terminó siendo catalogado como peligroso, y puesto en vigilancia por el Consejo. Poco antes de la muerte de los reyes, él entró en letargo. Esa es la información oficial.

—Entrar en letargo justo antes de la muerte de los reyes, suena muy conveniente.

Aido asintió ligeramente. Eso también era algo que le había molestado durante muchos años. Todos sabían que la explicación del suicidio era una mera fachada; cualquiera que hubiera conocido a los reyes se daría cuenta de eso, pero preferían ignorar el asunto.

—El único que sabe qué pasó esa noche es Kaname-sama. De hecho, como actual líder de la familia es el único que podría decirte más sobre Rido. Lo que te conté es todo lo que sé.

Zero no tenía más preguntas para Aido. Él único que podía resolver sus inquietudes era Kaname. Con quien, por cierto, estaba molesto. Un poco. Porque entendía, hasta cierto punto, que los dramas políticos no eran lo suyo; pero claramente merecía saber si sus vidas peligraban.

—Aido-senpai—Hanabusa lo miró con desconfianza; él ya no quería seguir respondiendo preguntas por las que, probablemente, terminara sosteniendo tres baldes con agua. Contrario a lo que esperaba, Zero hizo un ligero asentimiento con la cabeza—Gracias.

¡Eso era peor que una pregunta!

— ¡Sin agradecimientos! Si vine a hablar contigo es por Kaname-sama, no porque me preocupe por ti. ¡Tenlo claro!

Antes de que Zero pudiera replicar, Hanabusa se volteó y apuró el paso, dejándolo atrás.

Él jamás creyó que ese vampiro infantil sería su aliado, pero estaba conforme con la situación.

Por otro lado…

Esa noche hablaría con Kaname. Tenían muchas cosas que aclarar, y ya no podían seguir postergándolo.


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