Cuando supe que tocaríamos en "El Micrófono Abierto" sentí que un rayo me traspasaba. Pero cuando Mordecai y mi yo del futuro se hicieron presentes, sentí que la descarga eléctrica fue mucho más intensa. No me malinterpreten, estaba emocionado de que la banda que Mordecai y yo comenzamos (por la absurda tontería de mi amigo para "conquistar a Margarita"), hubiera tenido éxito. Pero la perspectiva de saber que nos deparará el destino, era todavía más emocionante. Y el ver a Mordecai tan... tan... ¡viejo! Si, sí, eso. Fue igual de impresionante. Es decir, éramos todos unos adultos ¡Arg! En fin, nuestros yo del futuro nos auguraron bastante éxito en nuestra banda, pero cuando les preguntamos sobre algo más importante solo nos decían "que sea una sorpresa". Pero yo no me voy a quedar con la curiosidad. Le preguntaré a mi yo futurístico si pude conseguir eso que tanto he querido o no. ¡A como dé lugar!
Micrófono abierto 8:00 pm.
Estamos a punto de subir a escena. Logré que Rigby me dijera la verdad y estoy tan feliz. Mi deseo se cumplirá. Lo tendré para mí y para nadie más. Cómo dice que él lo tiene ahora. Y no, no me refiero al tatuaje de tiburón en mi axila. Me refiero a...
-Rigby, ¡date prisa! - me grita Mordecai - ¡Estamos a punto de subir al escenario y allí está Margarita!
-Margarita, siempre Margarita... -susurro por lo bajo. - ¡Ya voy!
La perspectiva de lo que va a pasar en el futuro hace que suba sin nervios e incluso me veo contento. Mordecai nos presenta y comenzamos a tocar. Como por arte de magia, Party Tonight resuena a todo lo que da y la gente grita emocionada. Yo soy un as con la guitarra y él tiene la voz más sexy del mundo. ¡Ah! mi sueño está a punto de volverse realidad... Pero ¿qué pasa? Mordecai se detiene y me pide lo mismo. ¡Ha sido playback todo este tiempo! El haber descubierto la mentira hace que nuestros yo del futuro comiencen a desaparecer y seguramente mi más grande deseo también.
Por la noche me encontraba solo y muy deprimido sobre mi trampolín. La perspectiva de perder lo que tanto había querido era demasiado dura. Traté de no llorar para no parecer un cobarde, pero las lágrimas seguían saliendo sin parar. Un rato después, escuché la puerta del cuarto abrirse y él entro. Se sentó a mi lado y con cuidado me tomó en sus brazos. Seguí llorando desconsoladamente en su pecho hasta quedar seco. Entonces sentí su suave mano que acariciaba mi cabeza, mi frente y finalmente mi mejilla. Ese gesto fue tan especial que de inmediato me sentí mejor. Después de darme un suave beso, me deseó las buenas noches y se fue a dormir. Me quedé sorprendido. Tal vez pensaba que estaba triste porque la banda no pudo concretarse, pero al menos me dio la esperanza de que quizá algún día mi deseo si podrá volverse una realidad.