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Corazón Puro por Erzsebeth

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Hellboy se encontraba sobre uno de los edificios, encima de un letrero espectacular que amenazaba con desprenderse en cualquier instante. Había estado buscando altura, encontrar una buena posición para poder dispararle a la creatura y detenerla.

—¿Por qué estás de su lado? Son criaturas tan inferiores a nosotros y aun así deseas protegerlas —de algún modo, el príncipe Nuada había aparecido a su lado, sobre el techo del edificio. —Tú fuiste enviado aquí para gobernarlos, y aun así estas obedeciéndolos como su mascota bien entrenada —dirigió su mirada a la creatura que destruía otro de los edificios cercanos—. Mírala a ella, por ejemplo. La última de su especie y tú la matarás ¿Y para qué? Para proteger a los mismo humanos que te rechazan. Únete a mí, toma tu lugar como legítimo rey de este mundo.

Hellboy se detuvo un segundo, analizando sus palabras. Podía ver un poco de razón en estas. Desde esa misión en la que reveló la existencia del buró, había oído muchas opiniones mezcladas. Hacía apenas unas horas, mientras ayudaba a Liz con las cámaras, un grupo de humanos se había acercado a llamarlos “fenómenos” y a decirle a él en particular que era el anticristo… ¿Por qué seguía intentando ganar su aprobación?

Tu padre te dio opciones, la oportunidad de escoger. De saber lo que está bien y lo que está mal. No dejes que nadie te diga quién eres.

Cierto. Él podía decidir… Y decidía estar junto a sus compañeros.

—¿Es que nunca te callas?

—Agente Hellboy —una voz desde el piso llamó su atención —¿Qué está esperando? ¡Dispare! La criatura está ganando fuerza, ¡Dispare al ganglio de energía!

—¿Al qué?

—En serio que… A la cabeza, ¡Dispara a la cabeza!

Nuada, que había oído todo, solo sonrío.

—Oh bueno, supongo que si no puedes mandar… Solo queda obedecer.

Hellboy le lanzó una mirada furiosa, pero el príncipe ya había desaparecido. Levantó su arma y…

—¡No dispares!

La voz de John lo detuvo por completo. Podía verlo ahí abajo, corriendo hacía Kraus y Abe. Ignorándolos.

—¡Tengo un plan Rojo! Por favor, confía en mí —en lugar de reunirse con sus compañeros, John mantuvo su paso, dirigiéndose a la creatura.

—Agente Myers, ¡Vuelva en este instante! —Kraus ordenaba.

—John, ¿qué crees que haces? —Abe exclamaba con preocupación.

—Por favor, solo confíen en mí.

Hellboy sabía que debía actuar ahora pero, ¿qué debía hacer? Quería confiar en John, era lo menos que le debía después del fiasco con la antártica pero ¿podía confiar en él, después de todas las mentiras y secretos? Además, si su plan fallaba, no había forma de  ir a salvarlo estando tan cerca de la criatura. Sería una muerte segura…

—Hellboy, ¡Dispara ahora! ¡Es una orden!

Hellboy bajó su arma—: Más te vale que esto funcione John.

John se encontraba junto a la criatura, exactamente a sus pies. La criatura parecía ignorarlo, tal vez por estar fuera de su rango de visión o por considerarlo insignificante… probablemente lo era ante una deidad como esta. Se acercó a una de las raíces de la creatura (no sabía si ese era el término adecuado, pero era lo más parecido) y ella ni se inmutó. Okay, Ahora solo tenía que concentrarse. Eso había funcionado en la última misión, cuando había lanzado un hechizo de protección… aunque había terminado inconsciente después. Pero eso no importaba ahora, tenía otras prioridades más urgentes.

Se centró en la energía específica de la criatura, tratando de conocerla, de controlarla… Eso fue suficiente para llamar su atención.

—Mierda.

La creatura lo había sujetado con uno de sus tallos, levantándolo por el aire con curiosidad, no con intenciones de dañarlo.

—¡John! —La voz de Hellboy se oía lejana pero tan clara a la vez.

—Hellboy ¡Espera! Si disparas ahora, John caerá y se estrellará contra el concreto.

—¡Puedo hacer esto, solo confíen en mí!  —John sabía que pedía mucho y que no había hecho nada para ganar su confianza, pero confiaba en ellos. Esperaba que por esta vez, ellos pudieran hacerlo.

La criatura lo elevó hasta dejarlo a la altura de su rostro, frente a frente. Su boca se abrió mientras soltaba un gruñido, y la parte superior se abría como una semilla germinando, naciendo un orbe de energía que iluminaba su rostro… ¡Eso era!

John sujetó el tallo que lo sujetaba, concentrando su mirada en la energía, una clase de energía como nunca antes había sentido. Energía pura de creación y destrucción. Sintiendo como esa energía lo invadía —Salg loas, salg loas —El hechizo apareció en su mente, como si alguien más lo hubiera colocado ahí.

—Ayúdame…

John perdió la noción de todo a su alrededor. Solo podía sentir la energía rodeándolo… Todo era energía...

Hellboy podía observar como John empezaba a brillar sin comprender que estaba pasado. Desde dónde estaba, John no parecía estar sufriendo, pero el que brillara no podía ser algo normal. Lo que sea que estuviera haciendo parecía funcionar. La criatura parecía disminuir de tamaño a cada minuto que pasaba.

—Abe, ¿qué está pasando? ¿Qué le ocurre a John?

Abe no le respondió, pero si era porque el mismo no lo comprendía o porque no lo había oído al estar concentrado en John, Hellboy no pudo decirlo con seguridad. Si era lo segundo, Hellboy no podría culparlo. El espectáculo era impresionante, John se veía tan poderoso y… Hermoso.

—¿Qué está pasando? —Los murmuros de la multitud llegaron a sus oídos, por lo que bajo la mirada, buscando que había sorprendido a todos.

Verde. Un gran campo verde empezó a crecer en el suelo, sobre el concreto, como reclamando de vuelta lo que había sido suyo. Pequeñas flores blancas crecieron a lo largo del verde pasto que se expandía desde el punto donde la creatura estaba de pie hasta varias cuadras alrededor, cubriendo autos y algunos de los edificios. Era hermoso.

Volvió a mirar hacia John, sorprendido de ver que la criatura había desaparecido por completo mientras él seguía ahí, flotando con alguna fuerza misteriosa, la misma que la había ayudado a detener a la criatura.

—Si cae desde esa altura —la voz de Abe en su comunicador lo sorprendió. No recordaba haberlo encendido—, no sobrevivirá. Sigue siendo humano después de todo…

Eso puso en alerta a Hellboy; no podía dejar que John se estrellara, no después de salvarles la vida con esta criatura. Pensó en colocarse bajo de él, en recibirlo cuando cayera, si caía… pero no había modo que sus dos metros fueran suficientes para suavizar una caída desde tal altitud.

Subió al techo del edificio donde se encontraba el espectacular en el que hubiera estado momentos antes, tratando de tener una mejor vista de la situación, de lo que podría hacer para ayudar. Empezó a correr entre los techos de los edificios, saltando y escalando donde fuera necesario para llegar lo más cerca posible de donde estaba John, sin la criatura siendo una amenaza, podría acercarse sin problema. Cuando llegó, John aún estaba flotando varios metros por encima de su posición; el siguiente edificio era el más alto de la cuadra, no había modo de que pudiera acceder al techo desde donde estaba, pero las ventanas eran lo suficiente grandes para poder entrar por ellas.

—¡Se va a caer! —el grito de la multitud lo distrajo por un momento, pero rápidamente volvió a centrarse en John, viendo que la luz que emanaba de su cuerpo iba desapareciendo, dejando un rostro pálido e inconsciente en su lugar. Ya no quedaba otra opción, era ahora o nunca.

Hellboy tomó impulso corriendo a lo largo del techo y saltó hacía John, hacia donde iba cayendo. Lo sujetó en el aire, aferrándose a él para asegurarse de que estuviera protegido; John no reaccionó en lo más mínimo, pero se preocuparía por eso después. Ahora solo esperaba que el impulso fuera suficiente, que pudiera mantener ese ritmo para llegar al otro edificio.

Sintió los vidrios de la ventana romperse a su paso y se alegró, parecía haberlo logrado. Mejor esto que hacerse papilla contra el suelo ¿no?

Estaba recostado sobre su espalda, sintiendo algunos de los vidrios clavándose en esta, pero no importaba. John estaba vivo y él estaba vivo, era el mejor de los resultados.

John, seguía inconsciente sobre su pecho. Había hecho su mayor esfuerzo por protegerlo con su cuerpo, envolviéndolo lo más posible, pero recibiendo todo el impacto él mismo. Espero unos segundos que el dolor pasara, siempre era más difícil durante los primeros momentos, y cuando se creyó lo suficiente restaurado, se enfocó en John. Pudo distinguir en sus ojos, aún cerrados un camino de lágrimas de sangre, si eran recientes o por culpa de lo que sea que hubiera hecho para detener a la criatura, no podría decirlo con seguridad… pero podía notar el errático subir y bajar de su pecho, de su respiración. Fuera lo que fuera, seguía vivo y eso era lo que más importaba. Ahora tenía que llevarlo con un médico, asegurarse de que así siguiera.

Al acercarse a levantarlo creyó verlo sonreír un momento, una expresión de alivio, de seguridad. Creyó volver a ver el brillo en sus ojos, pero no había forma que eso pasara; estaba completamente inconsistente. Cuando lo levantó, notó que su puño estaba cerrado, como protegiendo algo que no podía distinguir. Decidió abrirlo, asegurarse que no hubiera una herida importante que hubiera pasado por alto. En su mano estaba aquella habichuela saltarina de la cual la criatura había surgido antes…

—Tú… por supuesto que buscarías la manera de salvar a los monstruos, incluso arriesgando tu propia vida… Idiota. —Hellboy cargó a John entre sus brazos. Eran varios pisos los que le faltaba bajar para poder llegar a un lugar al que pudiera llamar seguro.

—¿Dónde está Rojo? ¿Y John? —Liz había llegado frenética después de esa última petición urgente de John. Y al llegar, se había encontrado con la ausencia de la criatura a la que debían estar enfrentándose y con ese paisaje lleno de vida que, de ser otro momento, la hubiera dejado encantada. Pero ahora, estaba demasiado alterada para prestarle atención. —¿Qué pasó aquí?

Abe procedió a explicarle lo ocurrido, como John había acabado con la criatura y Hellboy había subido a ayudarlo.

—Están dentro de este edificio, pero no podemos entrar a buscarlos por la flora que ha surgido; tiene la puerta cubierta por completo… Estamos esperando a ver si Rojo ha encontrado la forma de salir.

—Si ese es el problema, yo puedo ayudar —Liz se acercó a la puerta del edificio, completamente encendida y lista para destruir todo aquella vegetación intrusa.

El sonido de un golpeteo entre los escombros la detuvo, la puerta se abrió de par en par con pura fuerza bruta. Hellboy salió del edificio con John entre sus brazos, que seguís inconsciente

—Un médico, ¡necesito un médico!

Liz no tardó en correr de regreso hacía la multitud que retrocedió al verla acercarse. Típico. Pero ahora no importaba, en su camino hasta acá se había topado con varias ambulancias y paramédicos que habían venido a ayudar en toda la escena.

Hellboy avanzó detrás de ella, ignorando las miradas fijas de los civiles a su alrededor. Pero los murmuros, esos siempre habían sido difíciles de ignorar.

—¿Ese monstruo lastimó a ese hombre?

—¡No! Yo lo vi todo, ese “hombre” estaba brillando, es uno de ellos.

—¡Y ella estaba en llamas! Iba a quemarlo todo.

—Todo está cubierto de esta porquería verde, ¡es su culpa!

Estaban a unos pasos de la ambulancia cuando un grupo de oficiales los rodeó —¡De…Deténganse! Dejen al civil en el suelo y pongan las manos en alto.

—¿Están bromeando? ¡Acabamos de salvar sus vidas! Trabajamos para ustedes, para su maldito gobierno, ¡chéquenlo! —Liz gritó, controlándose para no estallar en ese instante.

Hellboy se sentía derrotado—: Escuchen, ya me da igual, solo… llévenlo a la ambulancia por favor.

—Agente Hellboy —La voz de Manning llamó la atención de todos los presentes, haciendo que incluso los policías voltearan a verlo. No sabía desde cuando había llegado ahí, pero esta vez se alegraba de verlo.

—Está bien, está conmigo —señaló, sacando su placa y mostrándosela a los oficiales que retrocedieron. —Lleva al agente Myers a la ambulancia. Agente Sherman, Sapiens, Kraus, de regreso al camión. Necesitamos hacer control de daños.

Hellboy no lo pensó dos veces ni se quedó a esperar la reacción de sus compañeros, se dirigió a la ambulancia cercana con John en sus brazos. Dejó a John en la camilla, mirando a los paramédicos que se le hicieron conocidos… claro, trabajaban en el buró. Parecía que Manning había cargado con todo el equipo. —Vamos, al hospital más cercano —ni en broma dejaría a John solo otra vez.

—Eh… ¿señor? —había duda en su voz, si esa era la forma correcta de llamarlo—, tenemos órdenes de llevarlo de regreso al buró.

—¿Qué? ¡Pero ni siquiera sabemos que le pasa! En cualquier momento él podría… —Hellboy gruñó y levanto la voz. Pero no podía pensar así, no podía ponerse a gritarles a los hombres que podían salvarle la vida. Además, no era su culpa, ellos solo seguían órdenes. —Okay, entonces vámonos ahora. No podemos perder más tiempo.

Los paramédicos asintieron, centrando su concentración en John, poniéndole una bolsa de suero mientras lo conectaban a diversos aparatos para seguir sus signos vitales. Hellboy no podía dejar de mirarlo, estaba tan pálido, tan indefenso…

Si tan sólo le hubiera disparado a la maldita cosa, John estaría a salvo pero…

—¡Debe haber otro modo! ¡Es la última de su especie! Confía en mí…

Sacó el frijol de su gabardina, pensando en cómo John había logrado encontrar otro modo en tan poco tiempo y había logrado salvar al elemental. En verdad, él era asombroso… Y ni siquiera había podido juntar el valor de disculparse por tratar de enviarlo a la Antártica.

—Aguanta John, por favor. Te necesito…

En su inconsciencia, John creyó oír la voz de Hellboy. Alivio y seguridad lo invadió… incluso si solo era una ilusión.

Notas finales:

¡Gracias por leer! Tengo varios capítulos listos, así que nos vemos en 15 días con el siguiente


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