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Captive por rivaida

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Dos días atrás...


Eren caminaba como de costumbre a tomar el autobús que le llevaría a su trabajo, la capucha sobre su cabeza lo mantenía un poco más cálido, protegiéndolo del gélido invierno que atenazaba esa época del año. Se frotó las manos una vez llegó a la parada establecida y saltó de un pie a otro simulando una carrera matutina para entrar en calor. A pesar de ello seguía sin sentir manos ni pies.


Miró al cielo, aún oscuro porque era demasiado temprano para que amaneciera, pero solo faltaba media hora para dar paso a los primeros rayos matutinos.


Apenas vio que su autobús se acercaba, sonrió ya que podría estar a salvo del frío, y no tardó en subir, pagando como correspondía y luego tomando asiento junto a la ventana, suspirando de gusto por sentirse más cobijado y cómodo.


Buscó su teléfono y puso una alarma para media hora, mientras tanto se recostaba y acomodaba para tomar una siesta en lo que su trayecto finalizaba. Eren nunca fue consciente de la muchacha que le seguía de cerca, envuelta en una capucha roja. Eren ni siquiera fue consciente de que la muchacha se sentó detrás suyo y se inclinó en varias ocasiones hacia adelante, en donde él se encontraba, para olfatearlo.


Mikasa había estado duramente trabajando por diez años para encontrar a Eren, siguió muchas pistas falsas, y estuvo al borde de abandonar su misión en varias ocasiones, sin embargo luego de que se enteró de un traspié que tuvo el menor, fue capaz de encontrarlo con facilidad.


Aquel traspié al que Mikasa se aferró, fue el de Eren cuando ingresó a trabajar a una empresa demasiado reconocida a nivel internacional, lo que implicaba una nómina pública de los trabajadores. En muy pocas ocasiones aquella información era mantenida en secreto, puesto que no se infringía ningún tipo de ley al revelarla, y cada año se reclutaba personal y se anunciaba públicamente la nómina para evitar el proceso engorroso de contactar con cada empleado.


De ese modo fue que la muchacha encontró a su objetivo, y no pudo sentirse más afortunada que en el preciso momento que dio con aquella valiosa información.


Eren, en un descuido de borrar sus rastros, había olvidado por completo aquel proceso de selección de personal en el que había participado, puesto que la emoción había sido tan grande al conseguir su primer trabajo, que ni siquiera pensó en algo más. Creyó que el quedar seleccionado en la empresa más grande de telecomunicaciones sería lo mejor para comenzar su carrera como periodista, pensó que ya no tenía por qué preocuparse de ser perseguido, después de todo había pasado tanto tiempo...


Fue así como luego de aquel primer encuentro, Mikasa no tardó en trazar un plan para capturar a su amado Eren, a pesar de que se moría por simplemente abordarlo y ver su expresión de pánico y miedo mezclados mientras pedía ayuda. Pero ella esperó, ignorando sus impulsos y arranques repentinos de querer hacerlo ya. 


De ese modo fue que dos días después, tenía todo dispuesto y establecido para recibirlo en sus brazos, donde nunca más lo dejaría irse.


Y aquella noche, al ver a Eren saliendo de la empresa, con su traje perfectamente a la medida, caminando solo por la calle en dirección al mismo autobús de siempre, porque sí, a Mikasa solo le bastó seguir su rutina dos días para saber que en realidad Eren era el mismo de siempre, predecible y algo asustadizo. Por lo tanto, la muchacha no tuvo que esforzarse demasiado en idear algo complicado para capturar a su amado, ya que solo requirió de seguirlo en todo el camino hasta su departamento, y justo antes de que pudiera ingresar al mismo, lo tomó de sorpresa por la espalda, realizando una llave en torno a su cuello.


Eren batalló de tal forma que Mikasa tuvo un primer problema cuando la empujó contra la pared con tal fuerza que le hizo quitar el aliento, sin embargo no tardó demasiado en reponerse y volver a retomar el agarre alrededor de su cuello, evitando hacer ruidos para no alertar a los vecinos. Hasta que finalmente, luego de inmovilizar sus piernas, Eren cayó al suelo golpeándose en la cabeza contra el suelo, quedando completamente inconsciente.


El resto fue pan comido para la muchacha, quien como siempre, sorprendía con su destreza, agilidad y fuerza física, no por nada formó parte de la academia de policías un tiempo, hasta que la despidieron y desvincularon por completo luego de que atacara a uno de sus compañeros en una redada, llevando al fracaso de una misión que se había planeado por meses.


De ese modo, Eren terminó siendo secuestrado por su mejor amiga de la infancia. Sin ninguna oportunidad de escapar. Muerto en vida.


 


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