-Buenas tardes, Mu-
-Buenas tardes, Shaka. ¿A que debo tu visita?-
-Sé que estas algo ocupado, pero necesito pedirte algo-
-Sabes que puedes pedirme cualquier cosa-
Asiente, manteniendo sus ojos cerrados y llevando la Pandora Box de Virgo en su espalda –Solo requiero, que repares mi armadura-
Sentado en el suelo, donde usualmente se acomoda mejor para hace su labor como herrero del Santuario, portando sus ropas civiles, ya estando algo cansado y sudoroso, pero con una bella sonrisa en su ostro, para recibir al recién llegado.
-No habrá problema- Lanza un suspiro, girándose hacia el rubio que no le muestra expresión alguna, por su tranquila presencia de siempre –He terminado gran parte de mi labor con las armaduras de plata, puedo tomarme el tiempo para ayudar a la tuya-
-Si estás muy ocupado, puedo volver luego- Su tono serio y comprensivo se hace presente, elegante y solemne con sus prendas típicas de su región de nacimiento.
-No, está bien- Asiente, sujetando las herramientas celestiales entre sus manos, para seguir regalándole una sonrisa al rubio, aunque este tan cansado, jamás negara su ayuda a alguno de sus compañeros –Si el caballero de Virgo, necesita de mi ayuda, no veo por qué no debería dársela- Tranquilo, y algo burlón por haberlo dicho sabiendo que el otro es bastante orgulloso, y no es de pedir asistencia a nadie, aunque sea algo imprescindible.
El rubio capta este jugueteo de palabras, pero lejos de molestarlo, solo frunce levemente las cejas, para disimular una sonrisa, que en cierta forma le dio más gracia el comentario del contrario –Te lo agradezco, Mu-
Dicho esto, Shaka entrega con cuidado su armadura entre las manos del Ariano.
-Si quieres, puedes venir un poco más tarde por ella- Le propone, ya que sería un trabajo que si tardaría, pero no se tomaría muchas horas, aun así, estarlo viendo de seguro seria aburrido hasta para el Hindú.
Además de que no podría estar conversando con él por su enorme concentración.
-Si no te molesta, prefiero esperar- Solo contesta esto, mientras sus pies dan uno cuantos pasos hacia una parte de esta habitación dentro de la torre de Jamir -¿Puedo meditar aquí?- Una pregunta, solo por cortesía, ya que tampoco deseaba verse tan invasivo en su llegada.
-Por supuesto- El pelilila solo da su afirmativa, mientras comienza a verificar la sexta armadura dorada.
Sin duda todas las armaduras de los caballeros de cualquier rango, necesitan una reparación de diferentes grados, en algunas significaría dar su sangre, en otras simplemente reparaciones que no implicarían estos riesgos, pero no sería del todo fácil, y en unas solo ligeras maniobras con las herramientas celestiales.
Mu había tenido tanto trabajo desde que aquella mentira de hace trece años se logró desvanecer.
Y al fin la verdad, la justicia y luz esta reinando en el santuario, y va hacer todo lo posible para ayudar a que así se mantenga.
Por eso, se ha estado ocupando exhaustivamente a que todas las armaduras estén perfectamente bien, para que puedan ser usadas lo antes posibles por sus respectivos dueños.
Es curioso, los caballeros dorados, debieron haber sido los primeros en venir a repararlas.
De hecho… Todos los dorados en sí, así lo hicieron, fueron los primeros… Junto a los de bronce como muestra de gratitud por haber ayudado a que todos vieran la verdad.
Los de plata ya serían los últimos, no exista mucho problema con ello, ya que muchas armaduras ahora mismo ya no tenían a quien las portara, pero eso es un trabajo para aquellos que se ocupan de evaluar a los novatos para lograr obtener un título de esa índole.
Por lo cual Mu solo debía ocuparse de su reparación.
Le parece curioso por breves momentos, en como Shaka pudo haber dejado casi para lo último la reparación de su armadura, que en si…
Si esta algo dañada, pero claramente aún viva, por ende… No sería un mayor problema…
Un poco de polvo estelar, algunos ligeros golpecitos con sus herramientas para que quede como nueva.
Se tomara su tiempo, el ritmo que tiene ahora es algo más lento, por haberse propuesto a tenerlas listas lo antes posible, por ende ha pasado todo el día haciendo esto, lo cual ha hecho que este un poco agotado, pero aún se mantiene tranquilo, enfocado en su deber primordial.
Mostrando siempre una gentil sonrisa, un rostro pacífico y una amabilidad única…
Tal vez por esa razón… El rubio decidió quedarse un momento a su lado…
Había pasado tiempo desde la última vez que se vieron… Y no han tenido tiempo de poder conversar un poco…
Ya que Aries ha estado casi encerrado en Jamir desde hace unos días…
Simplemente quería estar un momento a solas con su buen amigo…
Aunque no pudieran hablar, aunque debía estar simplemente observan como el cabello de Aries se mueve por el esfuerzo que hace, admirar en silencio el cómo eleva aquellas herramientas y el sonido de los metales chocando.
No le molesta para poder “Meditar”
Ese ruido no le cusa conflicto algún, porque se siente tranquilo y en paz.
Solo por una sola razón…
La compañía es buena, lo “Observa” hacer lo que siempre ha tenido como deber.
En la misma mente del rubio, el recuerdo de su infancia lo comienzan a atrapar.
Sus ojo cerrados, que ven a la persona de delante…
Imaginándose que su rostro debe ser exactamente igual a cuando reparo un armadura por su cuenta por primera vez…
Y recordar la emoción con la que le conto aquella experiencia, la guarda profundo en su memoria.
El tiempo transcurrió, pero ellos siguen siendo exactamente iguales…Con la diferencia que sus cuerpos maduraron, sus pensamientos se volvieron más complejos por el mayor conocimiento y experiencia, y los sentimientos… Bueno…
Puede que esos tampoco cambiaron, solo crecieron…
En efecto…
Ambos en silencio… La concentración que cada uno le presta a su labor es notoria.
Y gracia a eso, Aries termino de reparar a Virgo, poco antes de que el atardecer terminará de traer la noche.
Secándose el sudor con su antebrazo, manchando aun más las vendas que tienen en sus muñecas, que ocultan varios testigos de su labor de herrero, sus cabellos algo desordenados, sus ropas igualmente sucias, pero es obvio, no ha parado en todo el día.
De seguro solo desea tomar un baño, comer algo y descansar, para mañana terminar todo el trabajo que al fin parece tener un desenlace.
Una sonrisa en sus labios se dibuja, sentir que ha ayudado a alguien importante, aunque no se lo exprese, es lo que más le ha gusto hace en este día.
Acercándose con cuidado, sus piernas necesitan estirarse un poco, pero obviamente no las tiene dormidas.
Llevando la armadura entre sus manos, para entregarla a su respectivo dueño.
-Esta lista, Shaka- Sus manos a simple vista parecen ser delicadas y suaves, pero si se fijan con suma atención, y más ahora, se notan lo callos por el arduo trabajo, como algunas nuevas ampollas, sin embrago eso no es ninguna dificultad para el Ariano.
Alza su vista hacia la dirección de aquella preciosa voz a su parecer –Gracias, Aries- Contesta con sincera gratitud, y un respeto que solo le puede profesar al Lemuriano.
-Me alegra no haber tardado tanto, posiblemente tienes cosas más importantes que hacer- Unas pequeñas palabras para dar inicio a una conversión que puede no ser muy larga.
-Dejo todo lo importante ya hecho, por hoy… Ya no tengo nada más que hacer- Contesta serio, poniéndose de pie, para recibir a Virgo entre sus manos.
Pero en ese momento nota con más atención, como se encuentra el pelilila…
Agotado, cansado, algo desarreglado por su labor diario, sus ropas desordenadas, es obvio esto… Pero sobre todo, lo que más llama su atención, son las manchas de sangre seca que ahí en las vendas que parecen ya deshacerse.
Claro que esto no lo dejara pasar, una oportunidad del destino.
Algo que pidió en su meditación improvisada, que lo volviera cercano de algún modo a Mu.
Igual a cuando siendo niños se ayudaban, y no existan dobles intenciones, no como ahora mismo.
-Tus vendas…- Habla serio, señalando dicho punto del contrario, mientras su armadura es dejada en el piso con cuidado.
-Oh- Se sorprende tanto, que por mero instinto retira sus manos, retrayéndolas hacia su cuerpo, flexionándolas por los codos, y por mero movimiento rápido, la derecha cubre de inmediato a la izquierda, para que no se aprecie aquel detalle –Si, es evidente que eso pase… Eh estado en esto todo el día, y no he tenido oportunidad de cambiarlas- Responde de inmediato, con una gentil sonrisa disimulada, ladeando su cabeza levemente, mientras sus ojos son cerrados, con un poco de nerviosismo bastante evidente en su rostro –Lo hare en un momento. No te preocupes Shaka, está bien ¿Si?-
Aunque el Lemuriano le diga esto, y no dude de sus palabras, pues no es algo de gravedad…
No puede evitar sentir un fuerte deseo de ayudarlo… De hacer algo para que este cómodo, y devolverle un favor que simplemente es parte del trabajo del otro.
-¿Acaso, Mu de Aries no puede aceptar la ayuda de un amigo?- Pregunta arrogante, al igual que el otro lo llego hacer poco tiempo antes, mostrándose ahora él burlón. Mientras que sin permiso alguno toma la mano izquierda del actual carne dorado, y la acercar a su “Vista”.
El Lemuriano se sorprende por esto…
Su mirada verde se contrae, pues… El hecho de que alguien viera lo que oculta debajo de sus vendas es algo que le incomoda, pero que justamente este rubio que aunque a veces es bastante creído y orgulloso, lo recuerda con esa curiosidad, serenidad, paz y dulzura que le llego a demostrar antes.
Pero sobre todo, por el hecho de que su corazón lata cada que está cerca de él, lo pone en una situación de completa incomodidad y nerviosismo.
Se supone que no deberían molestarle aquellas cosas, pero… Ante los ojos azules que pocas veces llego a ver… Quería mantenerse en una imagen de alegría… Y tal vez sea algo vanidoso de su parte pensarlo de ese modo, pero… Desea que lo siga recordando con la lindura que muchos dicen que posee, aunque esos cumplidos no le importan, solo los que alguna vez este joven adulto le dijo.
Las cicatrices que lleva en sus muñecas, claramente ellas harían que se devalúe su imagen ante él.
Ni Mu entiende por qué se preocupa tanto por algo como eso…
Otros lo habían visto sin sus vendas, y si bien se sentía incómodo por eso, no era al grado de sentir su corazón tan desesperado, nervioso e impotente, de que algo que deseaba mantener se vea desgarrado de repente.
Sin embargo… Algo lo hace estremecerse de repente, cuando…
Siente unos labios tocarlo, justamente en donde las vendas habían cubierto, y las heridas sanados.
Sus esmeraldas simplemente no pueden creer lo que está pasando.
Un sobresalto peor que el inicial se da, queriendo apartarse, pero sin tener esa posibilidad por el agarre del rubio, que con gentileza sostiene la mano izquierda donde ha depositado un tierno beso entre las cicatrices que Aries posee.
Su sonrojo en esas pálidas mejillas, el corazón que late desbocado, como la impresión de ser besado de esa forma, al igual que ver los zafiros que se dejan apreciar con una mirada que extrañaba contemplar sobre su ser.
-No debes avergonzaste por ellas- Es lo que aquel dorado dedica con gentileza, mientras se parta de esa piel, para mirar directamente a esos preciosos ojos que añoro por años.
-Shaka… ¿Acaso has leído mi mente?- La sorpresa por que entienda su sentir, junto a la vergüenza de que justamente ese joven hombre vea sus marcas.
-Sabes que contigo no me atrevería hacer eso- Contesta solemne, buscando con la mirada algunas vendas limpias, para ayudarlo a cubrirlas nuevamente –Solo con tu expresión, puedo darme cuenta de lo que sucede contigo- Sus zafiros de nuevo se fijan directamente en ese rozagante rostro que le parece tan precioso -¿Por qué avergonzarse de algo que es parte de ti? Me parece tan extraño que actúes así- Expresa su punto de vista, mientras con ayuda de su cosmos que le ha traído lo que quería para ayudar al Lemuriano, empieza a cubrirle las muñecas –Para mí, cada parte de ti es muy hermosa, simplemente creo que eres perfecto Mu-
Palabras dulces y bonitas dedicadas a alguien que simplemente se queda impresionado por lo que el otro se atrevido a decir.
¿Cómo podía decirle algo así?
¿Cómo es que fue capaz de besar esas marcas?
Las cicatrices que Aries posee, que todo herrero del santuario ha tenido que ocultar siempre bajo vendajes, por diferentes razones…
No lo entiende… No puede pensar con claridad, para saber cuál es ese significado.
Su corazón late desesperado, su cuerpo se ha estremecido, su rostro demuestra vergüenza, pena, y un anhelo de que esto puede representar mucho más…
¿Desde cuándo Shaka ayudaría a alguien en vendar alguna parte de su cuerpo?
Conociéndolo, jamás sería capaz de asistir a nadie de esa manera…
Pero… Gracias a igual lo conoce muy bien… Sabe que pocas son las veces que lo hace y usualmente es porque…
Quiere demostrar algo importante…
Al momento en que sus muñecas de nuevo son vendadas, las manos de Virgo no han soltado para nada las ajenas.
El Lemuriano demuestra su asombro, al igual que las mejillas rojas como la grana.
-¿Por qué… Has hecho y dicho algo así?- Pregunta, curioso, desconcertado por esas acciones, sin entender del todo estas palabras y gestos que jamás espero tener la fortuna de ser receptor de ellos.
-¿No es obvio?- Pegunta, levantando una de su ceja con cierta duda, de que lo que ha querido expresar, pensado que tal vez no lo dijo claramente.
-¿Eh?- La confusión sigue creciendo en el Lemuriano, además de que nota como el rostro del rubio también se ha tornado ligeramente rojizo.
Cierra sus ojos por un momento de nuevo, intentando respirar profundamente, pues para eso se había estado preparando.
Un momento para que su corazón se calme, pues igual ha estado latiendo con fuerza, intentando encontrar el valor que le hacía falta.
Para volver a abrir sus parpados, para contemplar con firmeza al Ariano.
-Pienso que eres bastante hermoso Mu, al grado que mis pensamientos se han tornado a tu imagen, recordando varios momentos que vivos juntos, y que me lograron acompañar hasta el día que te volviera a ver- Con su sinceridad, las orejas se tornan rojizas como sus mejillas, pero la mirada que posee se mantiene atenta al otro, sin dudas, ni arrepentimientos –Lo que quiero decirte, es que… Me gustas, te quiero Mu…- Con esto último se queda callado, para negar con su cabeza rápidamente –No, eso no es todo…-
Mu simplemente se ha quedado estático, sin hablar, ni moverse, solo siendo capturado por las manos por Virgo, y sus esmeraldas fijas en ese hombre que le esta dedicando las palabras más hermosas que siempre deseo escuchar.
-Te amo, Mu de Aries. Creo que ahora queda más claro ¿No?- Lo dice firme, estoico, decidido y sin ningún gamo de duda.
Se había preparado con anticipación para esto… No había venido a reparar su armadura así de simple, quería privacidad, que nadie los fuera a interrumpir…
Por esa razón, fue cuidadoso en saber toda la información posible para encontrar el momento perfecto en que Mu estuviera menos atareado, al igual que el pequeño alumno de este se encuentra lejos de Jamir, para así tener el valor de confesarse.
Lo de aquellas vendas, desde luego no fue planeado, pero si una muy buena manera que le dio para hacer su movimiento.
-¿Qué?- Solo exclama esto el pelilila, pues su sorpresa es demasiado, como la emoción en su corazón porque justamente esa persona… De quien ha estado enamorado desde que tiene memoria, le ha confesado sus sentimientos más puros –Shaka, lo que estás diciendo, es… ¿De verdad…? ¿Es… Cierto?- Simplemente aun no puede creer la suerte que tiene.
Asiente, acortando la distancia entre ambos, con dos pasos, para quedar tan cerca de ese lindo rostro, la misma altura, lo mismos sentimientos, el mismo deseo.
-Yo no mentiría en algo como eso, y lo sabes- Habla en un susurro, su aliento choca por la cercanía de la boca ajena, con la que había estado fantaseando por mucho tiempo.
-Shaka…- Sus ojos brillan, su alegría se presenta radiante.
-¿Tú que sientes por mí?- No va con rodeos, directamente al grano, solo una respuesta necesita para sentirse con el derecho de hacer su deseo realidad.
Escuchar aquella pregunta, pensar que su mayor anhelo se ha vuelto realidad, en un día que se podría decir no era para nada fuera de lo común, pero con la llegada de Virgo… Todo su alrededor pareció tornarse solo alegre para él.
No había podido tener tiempo de estar en el santuario por completo, porque su deber lo ameritaba estar ocupado en la torre de Jamir.
Pero en el momento en que lo volvió a ver, al defender a Atena y apoyar a los de bronce… Fue como si todo siguiera igual…
-Yo… Siento lo mismo por ti Shaka… Te amo… Lo he hecho desde que éramos unos niños…- Una confesión que jamás creyó posible hacer, pues los nervios, al timidez y la angustia de no ser correspondido lo invadió por mucho tiempo…
Sin embrago el rubio dio el primer paso, y gracias a eso… Y con un cumplido a lo que le daba miedo dejar ver de si mismo, obtuvo una valentía para decir las palabras de amor que deseaba.
En ese instante, ambos corazones parecen ser uno por el latir tan fuerte que prueba la inmensa alegría de ser correspondidos, la cercanía de la que son participes, y la atmosfera que se ha formado a su alrededor, sin siquiera haberse dado cuenta.
La dulce mirada del Virgo, se fija en las esmeraldas, sonriente, agradecido de que esas palabras sean verdad, pues al igual que Mu, dudaba de ser digno de ese amor que ha perdurado a lo largo de los años, y eso es simplemente asombroso.
¿Puede un amor infantil reinar en esos corazones hasta la edad adulta?
Para que al final se volviera tan fuerte y valiente… Y así se lograran confesar de una manera que solo ellos comprenden.
Las manos de Virgo ripiadamente capturan las mejillas del pelilila, sonriente, decidido, algo pícaro en sus pensamientos también, ya que… Está a punto de cumplir lo que su corazón estaba deseado desde hace muchos años.
-¿Puedo hacerlo?- Pregunta, susurrante, mientras sus labios están a nada de rozar los ajenos.
-Si…- Una repuesta gentil y suave, que solo escucha el contrario.
Con aquella afirmativa, Virgo ya no dudo más…
Sujetando ese precioso rostro, acariciando levemente, mientras acorta la distancia entre ambos, en donde al fin puede sentir el cálido y delicioso toque de unos labios tan suaves como la piel de un dulce melocotón, y tan rosas como los lotos mismos.
El beso, solo siendo uno roce en donde sus labios se prueban, sin que sus lenguas tengan protagonismo alguno.
Las manos del Lemuriano rápidamente alrededor del cuello del Hindú, para seguir atrayéndolo.
Pues, es lo que ambos habían estado esperando por mucho tiempo…
El deseo y anheló de dos corazones, que inocentemente se vuelve realidad, con un dulce y casto beso, en donde expresan todos sus sentimientos, sin mayores palabras.
Con su voz se dijeron lo que guardaron, con acciones se demostraron lo que significa el uno para el otro.
Al parecer el tiempo no importa, la distancia jamás fue impedimento para que su amor creciera… Lo único que necesitaban era el momento adecuada para que sucediera este encuentro.
Al fin Aries y Virgo han logrado confesar lo que en su ser se ocultaba…
Y es sumamente esplendido...
Por qué a final de ese beso, en donde ambos están sonrojados, mirándose a los ojos que jamás se cansaran de contemplar, y una sonrisa que dedican al otro…
Solo necesitan saber que de ahora en adelanté, entre ellos una amistad no es todo lo que existe, sino…
Que un dulce, y tierno momento se ha desarrollado y gracias a eso, su amor se pudo declarar sin mayores miedos y titubeos.
Y ahora solo queda vivir este precioso amor todo el tiempo que tengan de vida, disfrutarlo hasta el último momento, ya que… Como caballeros dorados, caballeros de la Diosa Atena… Saben que el tiempo nunca se debe volver a desperdiciar…
Y eso jamás volverán a permitir que ocurra.