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Una Segunda Oportunidad por Lucifer_2118

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El matrimonio Potter habían perdido las esperanzas de tener un heredero y ya estaban resignados a que su apellido se perdiera pues con el pasar de los año, Euphenia Potter no había podido quedar en estado y al consultar con los mejores medimagos de Inglaterra estos le habían confirmado su mayor temor; el cual era ser estéril
 
Por eso cuando de repente se empezó a sentir mal pensó qué tal vez había contraído alguna enfermedad mágica y no que estuviese embarazada. Pero después de un chequeo con su Medimago personal, las dudas fueron despejadas y le dio una maravillosa noticia. Había dado a luz a un niño precioso y desde ese momento lo habían consentido en todo lo que quería el pequeño James C. Potter.
 
Dando como resultado a un joven vanidoso; caprichoso y rebelde. Que había entrado al colegio Hogwarts de magia y hechicería para hacer de las suyas y que en ese momento se encontraba en su peor momento.
 
Al finalizar la clase de pociones James Potter salió hecho un basilisco, estaba fúrico, quería matar a la maldita serpiente de Snape. No concebía que ese imbécil la noche anterior le había noqueado y ahora había podido desarmar a canuto, como si fuese un niño de 3 años. No le cabía en la cabeza y luego Remus le había regañado por su “pequeña broma” y que prácticamente él se había ganado todo.
 
Obviamente no les había comentado nada a sus amigos del incidente con Snivellus la noche anterior pues moría de vergüenza él haber perdido con esa escoria. Pero es que no había previsto que la maldita serpiente fuese tan bueno al defenderse pues nunca lo había hecho, siempre había evitado un enfrentamiento con él y sus amigos.
 
No sabía donde se dirigía realmente, escuchaba que sus amigos venían tras de él y que le hablaban pero no quería estar con ellos pues se sentía avergonzado y no quería tocar el tema de Snivellus y sabía que Sirius estaría hablando por horas de ese tema y no quería morir de un coraje la verdad. Se dirigió a la sala de los Menesteres, necesitaba estar a solas y sacar su frustración y eso solo lo lograba destruyendo todo a su alcance.
 
 
 
Sirius Black era un joven de 16 años, muy apuesto, heredero de una de las más grandes y antiguas familias de magos y brujas sangre pura de Gran Bretaña. Y eso lo convertía en uno de los mejores partidos que alguien pudiese conseguir ya sea para ellos mismos o para sus hijos, tenía a miles de pretendientes que besaban el piso por donde él pasaba, él podía tronar sus dedos y enseguida tendría a muchas y muchos dispuestos a hacer lo que fuese por él. Aunque no todo era color de rosa en la vida del joven, pues al ser seleccionado en la casa de los leones sus progenitores le habían dejado de lado, diciendo que era una decepción para todo el linaje Black pues en la historia de su familia todos los integrantes habían pertenecido a Slytherin
 
Y el heredero había ido descubriendo que su familia estaba rodeada de mentirás pues para la comunidad mágica podía ser la familia perfecta pero por dentro estaba llena de prejuicios que a su parecer eran estúpidos pues el no veía nada malo al ser mestizo o de padres muggles. Pero sus padres no creían eso y con el pasar de los años y las amistades que tenía le habían alejado más de su familia incluso de su pequeño hermano Regulus el cual le había dolido en el alma separare de él, pero sus padres se habían encargado de meterle toda esa mierda de la diferencia de ser sangre pura a ser un sangre sucia y el menor había optado por complacer a sus padres matando la relación con Sirius
 
Sirius se sentía mal al tocar el tema de sus padre y que Snivellus le tocara ese punto para burlarse de él y después dejarlo en ridículo con su muestra de poder lo tenía en un estado de shock. No había puesto ni una pizca de atención a la clase de esa mañana y mucho menos al regaño al cual habían sido sometidos por parte de Remus, en su cabeza sólo podía ver a Snivellus burlándose de él
 
Al terminar la calase James se había marchado resoplando con un gran enojo y ellos habían salido tras él mientras le hablaban pero Cornamenta no les había hecho caso y había desaparecido.
 
-Ustedes nunca entenderán que no tiene que meterse con Snape -Remus seguía con el mismo tema
 
-Pero ¿No les parece extraño? -Preguntó peter 
 
-¿Extraño? ¿Qué cosa? -Formuló canuto. 
 
-Bueno ya sabes, Snivellus jamás se había defendido de las bromas y ahora de repente tiene esa habilidad mágica y valor para enfrentarlos. ¿No será que se unió a eso de lo que habíamos estado hablando hace unas semanas?
 
-No lo creo Peter, pues si se hubiera unido a eso habría sido asesinado pues él es un mestizo. - Razonó Remus
 
-Pero es muy raro. - Término de decir el más pequeño de los merodeadores
 
-¡Peter tiene razón!. - Gritó el de cabello ondulado. Remus solo le dedicó una mirada de incredulidad. -Vamos piensa un poco Lunático, es Snivellus de quien hablamos, el mago más inútil en cuanto a defensa personal, el que siempre se había resignado a su destino de ser nuestro conejillo de Indias. Y ahora de pronto puede defenderse y desarmar al mejor mago en defensa contra las artes oscuras. - Término de decir en un tono un poco exaltado
 
-Sirius cálmate.- Le ordeno del de ojos color miel. -Que Snape te haya podido desarmar no significa que es uno de ellos, quizás por fin se cansó de sus tontas bromas y se la paso practicando en vacaciones para detenerlos a James y a ti
 
-¡Pero Remus! Tienes que admitir que es muy raro que de la nada él pueda con migo sin mostrar nada de miedo. -Sirius no podía aceptar así de la nada que Snivellus le había sobrepasado en sus habilidades mágicas
 
-Esta bien Sirius, es un poco extraño pero tampoco vamos a condenarlo sin tener pruebas de sus especulaciones. - Quería ya acabar con ese absurdo tema. Pues él sabía que Snape no pensaba de esa manera pues su mejor amiga era Lily, una bruja hija de Muggles
 
-Voy averiguar que esa serpiente si está metido en esa mierda y cuando lo logre lo meterán en azkaban, ¡ya verá ese Snivellus, va a lamentar toda su vida él haberme humillado frente a todos. - Ya había tomado una decisión y nadie le haría cambiar de opinión, no espero a que Remus o Peter le dieran su opinión y salió corriendo a la sala común de los leones tenía que planear la manera de como desenmascarar a Snape y necesitaría de toda su concentración y con Remus regañándolo no iba a conseguirlo.
 
Remus soltó un gran suspiro al ver a su amigo correr con tal desesperación, esperaba de todo corazón que Sirius no cometiera una gran estupidez de la cual se podría arrepentir. Tomó camino a su siguiente clase, la cual le tocaría solo pues Peter había optado por una diferente a él y no le culpaba pues dicha clase se se traba más en leer y sus amigos no eran muy aficionados a dicha actividad
 
Remus era un joven muy apuesto pero con muy poca autoestima pues todo su cuerpo estaba cubierto con muchas cicatrices causadas por él mismo, dado que estaba prisionero de una maldición la cual era ser un hombre lobo, una criatura mágica muy peligrosa, cada luna llena de transformaba en ella y esto le ocasionaba un dolor sin medidas; cada hueso de su ser se quebraba y tomaba diferente forma; sus dientes se convertían en grandes colmillos; sus uñas en filosas garras capaz de cortar con facilidad la carne humana o de cualquier animal indefenso. Perdía el control y era capas de matar si la bestia se sentía amenazada.
 
Había sido atacado apenas con 4 años de edad y desde ese momento su vida había dado un giró de 180 grados, sus padres se habían visto obligados a alejarse lo más que pudiesen del mundo mágico y vivir prácticamente aislados de magos y muggles pues tener como hijo un hombre lobo no era nada fácil, toda su vidas había luchado con su maldición por lo que nunca había tenido nada parecido a un amigo y creía que así viviría por el resto de su vida hasta que un día había aparecido un hombre de bastante edad que se hacía llamar Dumbledore y le había ofrecido una oportunidad de estudiar y ser un muchacho como cualquiera, al principio no había estado muy seguro pues su padre le había explicado que los hombres lobos no eran bien vistos y que no podían simplemente asistir a un colegio pues el ministerio de magia los consideraba una criatura peligrosa.
 
Pero el director del colegio les había explicado que Remus tendría un lugar suficientemente seguro para pasar las lunas llenas y que después de ellas no habría ningún peligro. Que solo se tendría que mantener en secreto su condición y así él podría tener una oportunidad para formar parte del mundo mágico al cual pertenecía. Unas charlas más y sus padres habían accedido a que asistiera a Hogwarts, Remus se había sentido tan feliz y asustado a partes iguales pues no estaba acostumbrado a tratar a otros niños pero él se había prometido a dar su mayor esfuerzo por ser buen alumno y de mantener en secreto su situación
 
Pero no todo había salido como lo planeado pues se había hecho amigo de 3 alumnos muy perspicaces que habían descubierto su secreto a tan solo un año de haber llegado, pero contrario a lo que había creído ellos lo habían apoyado, hasta se habían encargado de poder ser animagos sin registrar para poder pasar a su lado las lunas llenas.
 
Con el pasar de los años esos 3 chicos se habían convertido en su familia, aunque no eran perfectos aún así lo amaba
 
Pero ahora se había hecho casi “amigo” de su peor enemigo, pero él no lo había planeado pues había sido decisión de la maestra hacerlos pareja para esa clase y Remus había descubierto que Snape era una gran mago, un poco asustadizo pero valiente a la vez.
 
Al llegar al salón de su clase había tomado asiento donde siempre lo hacía, junto a Severus Snape el enemigo jurado de los Merodeadores
 
-Hola -Saludó
 
-Lupin
 
Remus no creía que Snape perteneciera a esa secta de magos sangre pura, solo eran las tontas ideas de Sirius rondando en su cabeza
 
-Se te ve satisfecho- Dijo en un tono amable, como la mayoría de veces que entablaba conversación con él de cabellos azabache
 
-Claro que lo estoy, pues por fin puse en su sitio al idiota de tu amigo
 
-Me sorprendió verte hacerlo, eh de admitir pero me alegro que lo hayas hecho. - Y lo decía de verdad pues nunca había estado de acuerdo en las bromas de sus amigos aún a pesar de tenerle un poco de celos al pocionista por tener una relación un poco sospechosa con cierto Slytherin de cabellera platinada
 
-Me asombra que no hayas metido tus narices por ellos.- Le reprochó el Slytherin
 
- Vamos Snape, sabes que jamás me han gustado sus actitudes infantiles y aunque quiera detenerlos nunca he podido. - Trato de dar una excusa razonable pero sabía que no tenía una buena pues lo que realmente impedía que se pusiera contra sus amigos era el miedo de que estos lo abandonarán
 
Severus no quiso contestar pues sabía que terminarían discutiendo, aunque podía entender un poco al Gryffindor pues sabía su secreto y comprendía el miedo de ser abandonado, pues él había experimentado dichos miedos con Lily
 
La clase comenzó y ambos chicos decidieron concentrarse en lo que la maestra decía, aunque Severus solo fingía poner atención pues su mente estaba en otra cosas, pensaba en si sería bueno él darle la poción matalobos al que ahora se podría decir que era un conocido. Él sabía de los desagradables síntomas que dejaba la transformación pues en su otra vida había tratado con Lupin muchas ocasiones. El tipo parecía un inferí al día siguiente y le daba un poco, solo un poco de lástima el chico, pues sabía que cada vez que los idiotas de sus amigos le hacían sus estúpidas bromas nunca había participado en ellas. Al parecer viajar en el tiempo le había llevado a ser un sentimental algo que no lo ponía de muy buen humor.  

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