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Wrong House por NNK

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Notas del capitulo:

Como siempre, los personajes pertenecen a J.K.Rowling y agunas de mi propiedad.

 

Capitulo XV: Padre e hijas.

 

Flash Back.

Severus dejó de lado unos minutos su caldero y la pócima que había en ella, al darse cuenta de que Phoenix y Aroa no hacían ruido, se acercó al pequeño corral que les había armado, mientras él trabajaba en las pócimas para sus clases de pociones. Vio como Aroa dormía utilizando el estómago de Phoenix de almohada, mientras la mayor utilizaba un oso de peluche para lo mismo. Ambas tenían la cara, las manos y sus pies llenos de pintura, mordió su labio molesto al ver que utilizaban su capa como cobija y que esta estaba sucia con las marcas de manos y pies de ambas.

Se acercó a ambas con la intención de ir a acostarlas en un lugar más cómodo, pero se sorprendió cuando Aroa lo abrazaba del cuello, riendo, Phoenix lo empujo para que cayera dentro del corral, pronto se vio en el suelo, mientras sus hijas se reían de ver que su pelo y ropa quedaban manchados de pintura. Intentó moverse, pero Phoenix le lanzó con su propia varita Petrificus totalus. Sintió como cada una se ponía a su lado y se dormía al poco tiempo. Sonrió, había entendido el mensaje.

Fin Flash Back.

Severus observo con sus ojos enrojecidos, la foto que le había sacado Narcisa al día siguiente que lo encontró paralizado, Aroa y Phoenix, aquella noche lo había utilizado de saco de boxeo, mientras dormían. Como le hubiera gustado volver a ese tiempo, al menos sabría que sus hijas estaban a su lado, vivas, contentas y bromistas como siempre.

Habían pasado dos días, en los cuales solo Dennis Creevey y Hator Zabini recuperaron la conciencia, pero Aroa no lo hacía. Él y Mcgonagall le preguntaron a los involucrados, pero ellos al recordar se mostraban confundidos y perdidos. Aun así ambos profesores les pidieron a los alumnos de su casa estar atentos a cualquier detalle que pudieran presentar.

Guardó su diario en su ropa al escuchar golpes en la puerta de su dormitorio, camino a paso seguro, entreabriendo la puerta, viendo a Phoenix con unos pergaminos en sus manos. La dejó entrar, viendo como dejaba todos los pergaminos en la mesa.

—Estos son los pergaminos de la sala de Slytherin—aviso con una sonrisa, mientras regresaba a la puerta para dirigirse a su sala común. —Buenas noches, papá.

—Phoenix—llamó, viendo como su hija se volteaba sin mirarlo— ¿Estás bien?

—Vaya, te demoraste dos días en preguntar aquello—hizo saber, cruzándose de brazos, mientras relamía sus labios—Aroa, tiene razón cuando se enfada contigo por hacerla esperar—reconoció, llevando una mano a su nuca. —Sabes perfectamente como me siento, esta es la peor broma que nos ha hecho Aroa, me las va a pagar cuando despierte. ¿Por qué despertará, verdad? Digo, sus compañeros ya lo hicieron y ella no sé que está esperando, siempre ha sido dramática para sus asuntos, pero nunca se ha demorado tanto.

Severus la observo en silencio. Phoenix no mostraba sus sentimientos en público y si llegaba a pasar, solo era con gente de confianza, no sabía explicarse cuando algo personal le molestaba. No tenía palabras para consolar a su hija, así que solo la hizo entrar a su dormitorio y la abrazo con fuerza, cerrando la puerta.

La escucho llorar y solo acaricio su cabello consolándola. Phoenix lo abrazo. Ambos se quedaron abrazados por unos momentos, compartiendo su preocupación y dolor. Severus por primera vez dudó en traer a su hija al colegio, apenas llevaban un mes y medio y Aroa ya había estado dos veces en la enfermería.

—Venía para acá y me acordé, cuando te emboscamos en el corral—confesó Phoenix con una sonrisa. Severus se sorprendió al escucharla, él había pensado lo mismo.

—Ese día sí que aprendieron a trabajar en equipo—dijo con una sonrisa al recordar como lo habían dejado—Fue un excelente plan, viniendo de ti.

—En realidad Aroa fue la de la idea de lanzarte esa maldición. Ella lo dibujo. Además de todos modos tú querías ser emboscado, pudiste librarte con un hechizo no verbal y estaba solucionado. —recordó con una sonrisa.

Severus ladeó su cabeza al verse descubierto por su hija. Miró a Phoenix y se sintió satisfecho al ver brillar los ojos de su hija, mientras sonreía. Ordenó el cabello de su hija y lo acomodo detrás de la oreja de Phoenix.

—Vuelve a tu sala común y descansa—pidió Severus, viendo como su primogénita asentía con la cabeza.

Phoenix salió del dormitorio de su padre y se dirigió a la sala común de Slytherin. Se fue recordando cómo planearon aquella travesura a su padre.

Flash Back

Phoenix sintió el aroma a hierba desde el corral, observo el reloj de la muralla, no sabía ver la hora aún, pero comprendía que el palito mayor se había movido al número al once y el pequeño al número cinco. Dejó de jugar viendo sus manos y sus pies llenos de pintura, fue gateando hasta donde se encontraba su hermana Aroa. Observo el papel, viendo que estaban los tres dibujados en él, pero sonrió al ver a su padre con los brazos juntos, y encerrado en una burbuja.

— ¿Por qué está encerrado en una burbuja?—preguntó a una Aroa de cuatro años.

—No, piedra—contestó Aroa, mirando a su hermana y señalando a su padre en el dibujo—papá tieso, piedra—habló a su hermana, llevando su dedo a su boca.

— ¿Y qué estamos haciendo nosotras si papá está tieso?—preguntó sin entender. Aroa se lanzó hacia atrás, quedando recostada en el suelo, cerrando sus ojos. Phoenix rió traviesa, mientras tomaba a su hermana de su polera, para volver a sentarla en el suelo—Yo puedo hacer el hechizo que deja a papá tieso, tú hace silencio, porque sospecha más rápido de ti, que de mí.

Aroa asintió contenta al saber que su padre caería en la trampa.

Fin Flash Back.

Phoenix entró en la sala común de su casa y se sentó en el sillón con una sonrisa. Su padre a la mañana siguiente se había quejado todo el día de que lo habían utilizado como un saco de boxeo, que esa no era forma de dormir, que las iba a amarrar con una cuerda el cuerpo entero, para que aprendieran a dormir como una piedra como él lo hizo. Amenaza que nunca cumplió.

Se acomodó en el sillón y cerró sus ojos, pensando en su infancia. Su padre tenía razón, aquella travesura había sido la primera en la que habian trabajado en equipo, adelantándose a los pasos de Severus y sus pasos habian sido positivos, al igual que muchas de sus otras travesuras. Luego de aquel evento, Severus siempre andaba con cuidado, en especial cuando susurraban entre sí.

Sabía que juntas eran aún más peligrosas que estando solas. Se durmió en el sillón justo al fuego de la chimenea, recordando los momentos de su infancia que la hicieron feliz.

Notas finales:

Gracias a todos por llegar, nos vemos en la siguiente publicación.


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