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Wrong House por NNK

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Notas del capitulo:

Como siempre, los personajes pertenecen a J.K Rowling y algunos son propiedad mia.

 

Capitulo XVII: Control.

 

Hator, Dennis y Aroa se encontraba en el salón de estudio, los tres haciendo deberes atrasados de cuando se encontraban en la enfermería. El ambiente era tensó, Severus y Remus vigilaban todas las mesas en silencio, solo se escuchaba el sonido del lápiz contra el papel y las páginas cambiando.

 Hator, observo a los alumnos de la mesa en la que estaban, luego miró a su alrededor, los profesores y alumnos le veían, retirando sus ojos de sus compañeros. Suspiro, mejor continuaba con su tarea. Dennis fue quien levanto ahora su cabeza, su hermano Collin estaba haciendo sus deberes, por unos segundos sus miradas se cruzaron y solo vio preocupación. Desde que los tres habían despertado, todo Hogwarts les miraba esperando algo.

Aroa, en cambio, solo hacía sus deberes, su mente estaba confusa, como nublada e ida, sentía los ojos de su padre sobre ella y de manera intermedia los de su hermana junto a los hermanos Malfoy, quienes también se encontraban haciendo los deberes. Aroa cerró su cuaderno y tuvo la intención de levantarse, cuando sus compañeros le llamaron la atención.

— ¿Por qué no vas a la enfermería para que Pomfrey te dé algo para el dolor de cabeza?—preguntó Hator en un susurró, viendo a Aroa.

—Ella nos dijo que si nos dolía la cabeza, podíamos ir a verla—recordó Dennis preocupado al ver que su amiga les miraba con confusión.

—Chicos tranquilos, fuimos atacados y no recordamos casi nada, si se fuerzan a recordar es obvio que les dolerá la cabeza—habló, desviando el tema— A mí me duele la cabeza por la mirada que nos lanza todo Hogwarts, primero ya sobreviví al odio de todo Gryffindor y ahora debo hacerlo con la preocupación de todo el colegio. Esto ya parece chiste—confesó impaciente e indignada.

—Tal vez Aroa tenga razón Dennis. Yo estoy harto de que mi hermano Blaise me mire como si fuera una caja de sorpresas—confesó Hator, observando a su compañero.

—Puede ser, mi hermano Collin tampoco baja la guardia conmigo—reconoció Dennis frustrado.

—Ustedes tienen la suerte de tener solo a sus hermanos mayores vigilándolos, yo en cambio, tengo a toda mi familia, no me dan respiro, es horrible—comunicó, viendo como sus dos amigos le daban la razón.

—Dejemos de hablar de esto, nos están mirando—corto Dennis, volviendo a sus deberes.

Aroa levantó su cabeza, viendo hacia todas las mesas, todos esos ojos trataban de disimular que su verdadera intención era observar a sus compañeros y a ella. Observo hacia delante. Giró su mirada hacia donde se encontraba tanto el profesor Lupin como su padre, ambos tenía e aburrimiento grabado en su rostro. Sonrió, ya tenía una idea de cómo desviar la atención. Lo sintió por el profesor Lupin, pero un pequeño sacrificio valía la pena.

—Profesor Lupin ¿Puedo hacerle una pregunta curiosa?—consultó Aroa, ganándose toda la atención del nombrado, quien le miró con atención, ignorando que Severus les observo de reojo a ambos. Remus asintió— ¿Por qué tiene como sobrenombre “El señor de la noche”?—Remus rió. Sabía perfectamente que quería lograr Aroa.

— ¿Por qué crees que mi sobrenombre es “El señor de la noche”?—preguntó Remus divertido, sintiendo como Severus le miraba atento, al igual que todos los alumnos que se encontraban presentes.

—Yo ¿Está seguro?—habló, sintiéndose cómplice de la mirada divertida de su profesor—Creo que usted tiene ese sobrenombre, porque en algún bar usted baila el baile del cáñamo—hizo saber, causando la risa de todos los alumnos presentes. Había logrado su cometido.

— ¡Aroa!—exclamó Severus, llamando la atención de su hija.

—Déjala Severus, sus preguntas son divertidas—explicó Remus divertido—Sería una anécdota muy graciosa que mi sobrenombre viniera de allí, pero viene de mi juventud, de cuando tu padre y yo éramos alumnos de Hogwarts—recordó Remus, viendo que los ojos de Aroa brillaban de curiosidad.

—Puedes contarme, mi papá es un poco tacaño en ese tema—comentó Aroa, ignorando que su padre rodaba los ojos. Remus sonrió.

—Mi sobrenombre viene de un grupo de amigos que tenía yo, en la noche salíamos a ser bromas, como las que hacen los Weasley, yo era el más calmado y entre los cuatro yo era el lobo que calmaba a los cerditos, para que no hicieran tantas bromas—comunicó a Aroa. Esta le miro atenta debido a su referencia.

—Que desilusión, yo pensaba que bailaba en un bar—habló Aroa, haciendo un puchero. Remus soltó una carcajada, desviando la mirada de todos a su persona.

—Aroa, ve a entregarle el trabajo a la profesora Mcgonagall antes de que entre a clases—ordenó Severus, mirando a su hija amenazadoramente.

—Bien, adiós profesor Lupin, adiós profesor Snape, adiós Profesor Lupin—se despidió, solo para molestar a su padre. Remus sonrió.

—Adiós Aroa, Adiós chicos—dijo, al ver que dos chicos salían antes de Aroa—Adiós Aroa—imitó Remus el saludo, sintiendo la mirada celosa de Severus sobre su persona.

—No te despidas de ella así—dijo Severus entre dientes, acercándose a Remus.

Remus rodó sus ojos divertido, le agradaba su ahijada. Además le agradaba saber que Severus estaba molesto con él, como en los viejos tiempos.

Aroa dejó de sonreír e hizo una mueca de dolor cuando se vio en el pasillo sola, estaba segura de que en cualquier momento su cabeza explotaría, sabía que estaba en Hogwarts, pero tenía la extraña sensación de que también estaba en el bosque prohibido. Llevaba toda la mañana escuchando un suave tarareo que no la dejaba poner atención a sus compañeros, tal vez Hator tenía razón y debía ir a la enfermería, pero no quería preocupar aún más a su familia, ya bastante susto les había dado.

Me buscaste por once años ya me olvidaste

¿Qué?—preguntó Aroa, deteniéndose a mitad del pasillo, estaba sola. Tal vez los cuadros habían hablado.

Si quieres recordar, debes ayudar

— ¿Dónde estás?—volvió a preguntar. Seguía sola.

Encuentra el traslador que les quitó la aurora Thonks, lo tiene la profesora Mcgonagall.

— ¿Quién eres?—preguntó ya asustada. Escucho como alguien se acercaba por el mismo pasillo.

Obedéceme o el siguiente aroma que pasarás buscando, será el de tu padre Snape.

 —Señorita Snape ¿Qué hace usted por estos pasillos?—llamó la profesora Mcgonagall, captando la atención de la chica. Aroa le miró confundida, temiendo volver a escuchar aquella voz.

—Vine…—pronunció intentando recordar a que venía con exactitud. Observo su cuaderno de deberes—Vine a dejarle la tarea, que dio los días en los que estaba inconsciente—pronunció, dejando ver una sonrisa, para que su profesora no sospechara.

—Entonces, entrégame el cuaderno para que revise la tarea—pidió Mcgonagall, viendo como Aroa la miraba sin entender y luego observaba nuevamente el cuaderno.

—Claro, disculpe—dijo, pasándole el cuaderno con una sonrisa. Se volteó con la intención de irse.

—Señorita Snape, puede entregarle el traslador a su compañero Dennis, creo que ya suficiente tiempo lo he tenido yo—comentó, entregándole el objeto a Aroa, antes de irse a sus clases de transformaciones con los niños de tercero.

Aroa se vio con el objeto en las manos, sintiendo nuevamente ese tarareo. Observo para ambos lados confundida y guardó el objeto en su capucha, necesitaba ir a dormir una pequeña siesta antes de su clase de astronomía.

Notas finales:

Gracias a todos por llegar hasta aqui, nos vemos en la siguiente pubicación.


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