Capitulo LII: Pistas.
Aroa observo su reloj de muñeca mientras veía como Dennis y Hator disfrutaban de los dulces que los gemelos Weasley le habían enviado con Phoenix, por sus sonrisas supo que ellos lo encontraron tan delicioso como ella. Fijó sus ojos en la hora y dio un golpe en la mesa que alertó a sus dos compañeros sobre su reunión. Pronto todos los alumnos que se encontraban en el gran comedor, que no eran muchos, los vieron con curiosidad al verlos correr hacia afuera. Llegaron a los pasillos y se dirigieron hacia el puente que llevaba al bosque prohibido, el lugar de reunión que habían acordado con Tonks a través de la carta. Los tres llegaron a la entrada viendo como los profesores y los alumnos de tercero a séptimo se encontraban allí, pasaron por entre medio de ellos, bajo la mirada curiosa de todos y corrieron hacia el puente lo más rápido que sus piernas le permitieron.
Aroa sonrió al ver aparecer a su prima en el puente a la una en punto, esta le sonrió y camino hacia ellos al verlo correr en su dirección. Se detuvo y soltó una pequeña risa al ver que los tres se detenían con la respiración agitada y con una curiosidad en sus ojos, que se vio tentada a prolongar y así lo hizo cuando los tres aún no se recuperaban.
— ¿Se puede saber de dónde vienen corriendo? De milagro no se murieron al frente mío de un infarto—bromeó, ganándose una sonrisa de los tres chicos.
—Del gran comedor—comentó Hator—Estábamos comiendo unos dulces que los gemelos Weasley le enviaron a Aroa.
—Pues no vuelvan a comer dulces dados por esos dos pelirrojos, de seguro tenían un hechizo para intensificar el agotamiento—pronunció al ver que los tres decidían sentarse en el suelo, tratando de recuperar el aire de sus pulmones.
—Ya nos dimos cuenta—comentó Dennis agotado.
—Los odio—pronunció Aroa, refiriéndose a los gemelos, mientras recuperaba el aire.
—Todos decimos eso al comienzo, luego los queremos—reconoció Tonks, viendo como los tres negaban con la cabeza.
Sonrió y se sentó en el suelo, ante la mirada curiosa de la profesora Mcgonagall que se había detenido en la entrada del puente y se retiraba al ver que los alumnos se encontraban con un adulto.
—Leí la carta y me parece una idea genial, bien hecho Hator—felicitó Tonks, haciendo que el menor se sonrojara lentamente—Yo puedo hacer el recorrido con Baltasar y ustedes tres, pero antes debo hablar con Snape y Mcgonagall, y aceptar cualquier condición que ellos pongan— dictaminó Tonks, ganándose una mirada nerviosa de los tres chicos.
— ¿Cualquier condición?—preguntó Aroa, sintiéndose un poco insegura.
—Se que no les agrada la idea, pero el bosque prohibido es peligroso y por mucho que los profesores estén de acuerdo con su idea, primeramente ellos deben preguntar a sus padres—recordó Tonks, viendo la mirada frustrada de los tres.
—Genial, no pensamos en nuestros padres—murmuró Hator malhumorado, al darse cuenta de que se le había olvidado ese gran detalle.
— ¿Tiene que ser con Baltasar?—preguntó Aroa un poco molesta, aun recordaba cuando su padre se besó con él.
—Las interrogaciones en terreno deben ser de dos aurores, lo siento—informó Tonks a Aroa con una sonrisa.
—Solo viniste a Hogwarts para decirnos eso, Nym…Digo Tonks—llamó Dennis, algo nervioso al recibir dos codazos de parte de Aroa y Hator, mientras que la prima de su amiga le miraba entre amable y enojada.
—He venido a buscar unos papeles que he pedido a Pomfrey anteriormente ¿Me acompañan?—ofreció la mayor con una sonrisa.
Los tres chicos se levantaron del suelo seguidos de Tonks y todos se dirigieron a la enfermería. Hator y Dennis rápidamente, comenzaron a hablar sobre quiddicth, mientras que Aroa observaba con preocupación cada paso que daba para llegar a la enfermería, quería ayudar a sus amigos, pero la voz en su cabeza solo le pedía una cosa, eliminar cualquier tipo de evidencia.
Se sintió acorralada cuando todos entraron en la enfermería, algo en su interior le decía que saliera corriendo de allí, que si lograba abandonar ese lugar, el culpable sería encontrado y ella quedaría libre de ese gran secreto que poco a poco le estaba cobrando su salud mental. Pero, por más que intentara luchar a favor de sus amigos, la voz dentro de su cabeza solo le pedía traicionarlos. Vio como Pomfrey le sonreía a su prima e iba a su escritorio para entregarle un sobre, le miró, sintiendo que le faltaba el aire. Dennis dejó de hablar con Hator y ambos se preocuparon de la palidez que representaba su amiga.
—Aroa ¿Te encuentras bien?—preguntó Dennis al ver que estaba blanca como un papel.
Aroa se giró a mirar a sus amigos asustada, sin darse cuenta de que Tonks guardaba el papel en su capa, asintió con la cabeza y respiro profundamente para que el color regresara poco a poco a su cara.
—Estoy bien, es solo que me puse un poco nerviosa por lo que pudiera decir mi padre sobre la idea—mintió, haciendo una sonrisa forzada, mientras intentaba ignorar esa voz dentro de su cabeza.
—Aroa—llamó Pomfrey al ver a la menor, le hizo un gesto que llamó la atención de Tonks y su completa curiosidad cuando Pomfrey se acercó al oído de la menor a susurrarle algo en silencio, haciendo que ella afirmara con la cabeza.
Tonks giró su cabeza al escuchar la puerta abrirse de la enfermería y ver entrar a Fred y Phoenix.
— ¿Ustedes que hacen aquí?—preguntó Tonks, llamando la atención de ambos.
—Aroa, Dennis y Hator, deben irse a la acampada de segundo y primero—habló Phoenix con una sonrisa—Vayan rápido, los profesores los están buscando y Aroa, papá dice que te inscribas a la lista de los que se quedan para navidad, nos quedaremos aquí—hizo saber a su hermana, quien asintió con una sonrisa antes de abandonar la enfermería con sus amigos.
—Tonks ¿Podemos hablar contigo?—pidió Fred con seriedad.
Tonks asintió afirmativamente, ante la mirada de los dos jóvenes, era normal ver a Phoenix seria a veces, pero a Fred, era algo inimaginable. Se despidió de la enfermera y salió del lugar antes de que los echara a todos. Camino por los pasillos, siguiendo a ambos al lugar donde querían conversar, anduvieron por alrededor de dos minutos antes de meterse en el baño de Myrtle la llorona.
—Debe ser algo urgente si pasaron a un baño que no funciona—murmuró, poniéndose al frente de ambos jóvenes — ¿Qué es eso tan importante?
—Ayer le hicimos un truco de adivinación que nos enseñó Harry y Ron a mi hermana—comentó Phoenix, ganándose una mirada curiosa de su hermana—Ayer en la noche Aroa tomó la taza y salió esto—susurró Phoenix, entregándole la tasa a Tonks.
— ¿Anoche? ¿Phoenix te escapaste?—pronunció Tonks sorprendida, prefirió callar al ver la mirada urgente de ambos.
Tonks observo con cuidado la taza, primero mostraba un perro gigante y después un conejo, peleando con un perro. Regresó su mirada a ambos jóvenes preocupada, eso no significaba nada nuevo.
—Nadie más tocó esta tasa ¿Verdad?—preguntó Tonks a ambos con seriedad, no le gustaba que Phoenix se pusiera en peligro por su hermana menor.
Miren, se que quieren ayudar a sus compañeros, pero ellos van a estar bien, tomaré la tasa y la dejaré como evidencia, mientras que ustedes van a volver con los demás y van a actuar como siempre en especial con ellos tres—les ordenó Tonks a los tres jóvenes con seriedad—Y Phoenix ten cuidado, Aroa puede ser peligrosa en este momento.
Tonks espero a que todos salieran del baño, observo la tasa con preocupación, esto no era nada bueno y debía hablar con Severus, si quería salvar a su prima.