Capítulo LIII: Permiso.
Tonks esperó unos minutos antes de salir del baño de niñas del segundo piso, suspirando aliviada al estar afuera y dejar de escuchar a Myrtle la llorona en el baño. Camino por los pasillos de segundo hasta la salida principal de Hogwarts, se sonrojo al ver que Remus acomodaba a los chicos de Gryffindor con una sonrisa que iluminaba ese rostro pálido que le atrajo desde el primer momento en que le vio, sonrió, rodando los ojos cuando su prima menor le hacía señas para burlarse de ella. Se acercó para evitar que Remus la regañara y se diera cuenta de que estaba jugando con ella, la abrazo para así detener cualquier gesto que implicara una burla a su persona.
Aroa la abrazó con fuerza mientras Tonks le correspondía, dándole un beso en la cabeza y así dejara de burlarse de ella. Se quedaron así unos minutos, ganando varias miradas curiosas y ansiosas, incluso la de Remus.
— ¿Cuántas veces te he dicho que respetes a tus mayores en lo que va de año escolar?—le preguntó Tonks, tirándole suavemente el pelo a su prima.
—Con esta van cinco mil—molestó Aroa con una sonrisa—Vamos a reconocerlo—insistió. Tonks negó con una sonrisa. Su prima a veces no tenía remedio.
Ambas enfrentaron sus miradas con una sonrisa.
— ¿Ocurre algo señoritas?—preguntó Remus con una sonrisa al ver que ambas se abrazaban como si de fueran a separar para siempre—necesito que me entregues a mi ahijada para que vaya al campamento—comentó burlón al ver que Aroa solo se aferraba más a Tonks.
—Es mi prima tengo derecho— comentó Tonks, sacando su lengua a Remus.
Se quedaron así unos segundos más antes de separarse. Tonks beso la mejilla de Aroa y observo con una sonrisa como se alejaba conversando con sus dos amigos. Tonks se giró al verlos desaparecer en el bosque prohibido para encaminarse a la sala de profesores para buscar a Snape y Mcgonagall. Se sintió un poco extraña al ver algunos pasillos vacíos, estaba acostumbrada a verlos llenos de alumnos, pero también sabía que se encontraban así porque las vacaciones de navidad estaban cerca.
—Disculpa—hablo Tonks, deteniéndose al frente de su elfo doméstico— ¿Sabes dónde se encuentran la profesora Mcgonagall y el profesor Snape?—preguntó con una sonrisa.
—En la sala de profesores—respondió el elfo doméstico, confirmando las sospechas de la chica, sonrió al entender la verdadera pregunta—cruza el atajo de ese pasillo y estarás en la sala de profesores.
—Muchas gracias—agradeció Tonks, continuando su camino.
Cruzó el atajo del pasillo, sonriendo al ver la puerta que daba a la sala de profesores, se paro en frente y tocó con su puño un par de veces, escucho ruido dentro y a los pocos segundos la puerta se abrió, dejando ver a Mcgonagall.
—Tonks—llamó a la profesora Mcgonagall con una sonrisa—Pomfrey me comentó que querías hablar con nosotros, así que pasa por favor—comentó, dejándole espacio para entrar en la habitación.
Tonks obedeció y entró, sonriendo al ver que Severus le hacía una seña para que bebiera te junto a ellos dos.
—Es un alivio encontrarlos a ambos, pensé que el profesor Snape, estaría con los niños de Slytherin—comentó nerviosa, sentándose al frente de Snape.
—Mis alumnos son educados y saben comportarse ante la ausencia de su profesor, no como los salvajes de Gryffindor, que necesitan un profesor siempre deteniendo sus impulsos—pronunció Severus despectivamente, ganándose una mirada enojada de la profesora Mcgonagall.
—No creo que debas hablar así de Gryffindor, Aroa pertenece a esa casa—defendió Tonks, ante la tensión que se formó en el ambiente.
—Eso a Severus no le importa, porque considera que su hija menor es una salvaje también—dictaminó Mcgonagall con tono molesto.
Tonks aclaró su garganta para detener esa pequeña discusión que ambos profesores estaban teniendo, observo como Severus se dedicaba a beber de su taza de té, mientras que la profesora Mcgonagall se sentaba a su lado con una mirada de odio dirigida a su persona.
—Bueno yo estoy aquí—anunció para que ambos dejaran de mirarse con molestia y le tomaran en cuenta—Porque Dennis Creevey, Hator Zabini y Aroa Snape, me han pedido que hable sobre el asunto del accidente—comentó Tonks, haciendo que ambos le miraran atentos.
—Si es sobre suspenderlo, olvídalo, no voy a dar mi autorización para ello—anunció Severus a la defensiva, su ahijado le había comentado sobre la idea de Hator y no le gustaba para nada.
—Tranquilo, no es nada de eso, de hecho es una idea genial, pero los niños necesitan la autorización de sus padres y una vez lo autoricen, una vez obtenida, podré organizarme con mi compañero Baltasar—pronunció entusiasmada, ignorando la pequeña mirada ansiosa que le dedicó Severus al pronunciar el nombre de su compañero.
—Pues dilo de una vez—pidió la profesora Mcgonagall, perdiendo la paciencia.
—Los chicos me explicaron en una carta que tenían muchas ganas de cooperar en la investigación de su accidente, pero se sentían muy frustrados de no recordar los lugares ni los eventos que vivieron en ese momento—explicó Tonks, ganando la atención de ambos—Me han pedido poder hacer un paseo nocturno para así intentar nuevamente recordar los sucesos que ocurrieron—comentó con seriedad—Ellos me han pedido esto, porque Aroa dice que el ambiente del bosque prohibido cambia al anochecer ¿Ustedes que piensan al respecto?—preguntó ante la mirada seria de ambos jefes de casa.
—Es un detalle que debemos tomar en cuenta, los niños están frustrados y es entendible, a mi me gusta la idea siempre y cuando me aseguren la seguridad de los pequeños—afirmó Mcgonagall— ¿Qué piensas tú Severus? Eres padre de uno de los niños.
— ¿La idea fue de los niños?—preguntó Severus. Tonks asintió afirmativamente—Me parece una buena idea, pero me preocupa la seguridad de los niños, el bosque prohibido es altamente peligroso de noche—hizo saber Severus un poco angustiado.
—Entiendo sus puntos, por ello he pedido la ayuda de mi compañero y se sienten más seguros, puedo pedirle ayuda a Newt Scamander—comentó Tonks con tono preocupado.
—Pide ayuda a Newt Scamander y la de Hagrid, el mejor que nadie conoce el bosque prohibido en especial de noche—pidió Mcgonagall con una sonrisa— Si te parece bien Severus, enviaré una carta a los padres de Hator Zabini y Dennis Creevey.
—Me parece perfecto— afirmó Severus con una sonrisa—Tonks, puedes actuar con libertad, por favor en cuanto tengas la fecha, infórmanos para avisarle a sus padres.
—Muchas gracias, los chicos se lo agradecerán—dijo Tonks con una sonrisa antes de despedirse de ambos y alejarse de la habitación.
Salió de la sala de profesores con la intención de leer la carta que le había dado a Pomfrey y saber que tipos de hechizos habían utilizados en los menores, tal vez se explicara de alguna manera porque no recordaban nada. Camino por los pasillos, buscando un aula completamente vacía, una vez estuvo dentro de una, busco entre los hechizos de su túnica, pero se extrañó al no encontrar la carta, por un momento pensó que se le había caído, pero luego negó con la cabeza enfadada cuando se acordó de cuando abrazo a Aroa, seguramente la menor le había quitado la carta en la distracción de mostrarle cariño.