Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Kisses and Blood por PinkuBurakku

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

 

Trabajo creado de una necesidad por traer más de esta pareja, el mundo necesita mucho más Ironpool. Prometido a Kw.M del grupo Hail Multishipper en Facebook, lo prometido es deuda.

Ironpool 

Wade Wilson x Tony Stark 

Deadpool x Ironman 

 

 

Notas del capitulo:

Nueva historia de la mano de una de mis parejas favoritas. El fandom del Ironpool debe crecer. 

Advertencias: Violencia implícita. 

1/20 

 

     El sol del asiático continente tan abrasador cómo imperioso me recibió y me preguntó que tan buena idea es llevar un traje negro al desierto, podría haber conseguido uno blanco. Lo recalibro por un momento, un traje perfectamente blanco e impoluto en una ventisca de arena, no, definitivamente no era la mejor opción. Decidido a terminar con esto cuanto antes ignoró lo adecuado de mi vestimenta y la reemplazó con otra idea mucho más necesaria, volver al avión y dormir un poco después de la faena montada en el avión con las azafatas, me apresuro a bajar las escalerillas del mismo con la idea bailando en mi mente; soy recibido por al menos una docena de hombres perfectamente erguidos con sus uniformes brillando contra el sol en el punto de la tarde, tan fuerte que incluso pica contra la piel y debajo de la ropa;

Me gustan los militares, con sus perfectos trajes ajustados, sus normas inquebrantables y el aura que los embriaga de poder y solemnidad. Me gusta admirarlos y seguirlos cómo un perro faldero a un pedazo de carne, es inimaginable que el gran Tony Stark tenga tal desvaríos y predilecciones, aunque los pocos que me conozcan no encontrarán escandaloso el hecho, la verdad es que seguramente la sociedad ignorante que me ha idealizado, se retorcería desde sus cimientos al saber que el epítome de la raza humana, es decir yo, tenga desvariante fantasías con militares y su rígida manera de caminar tronando las botas contra la arena y el poco asfalto del lugar. Seguramente dichas personas también, nunca han estado frente a un gran coronal, un caliente capitán o un musculoso militar. Estoy seguro que nunca han imaginado el sudor corriendo por sus cuerpos musculosos debajo de varias capas de ropa perdiéndose en recónditos escabrosos y sucios de su piel húmeda. Yo mismo al imaginarlo pierdo el horizonte, no sé qué sería de las pobres almas de intelecto normativo, con deseos banales y vidas aburridas. Tal perversión, sólo está reservada para perversas almas sedientas de lujuria cómo la mía. Para mercaderes de almas y muerte.

La manera en que se divide los músculos del trasero debajo del militar frente a mí, me reconecta con la realidad; aunque me permito perderme un poco más en cómo tira y se contrae con cada paso la tela y en cómo el olor almizclado de la hombría en su máxima representación inunda el lugar de testosterona, se que todos lo notan pero se permiten ignorarlos, todos excepto yo , que me apunto un acierto mental al acomodar con disimulo la semi erección dentro de los pantalones. Respiro un poco del aire arenoso del desierto al estar de camino a la presentación, el morbo por los militares, hace enloquecer a cualquiera. No obstante y aunque aprecio los músculos buenos, las hombrías de buen tamaño marcadas bajo los uniformes y el resonar imperioso de las buenas y pesadas botas militares; había uno, un militar que era capaz de que sólo pensar en su apellido me diera un tirón la polla. Sólo uno que era mejor que todos los militares juntos, uno, que desata el verdadero infierno en mis pantalones con tanta soltura que me reprendo por ser un jovencito hormonal en medio de negocios importantes. Uno que ha sido el protagonista de mis últimas corridas en coños húmedos mientras pienso en cómo idear un plan para acercarme, joderlo y que me joda; quizás con su uniforme puesto y el resonar de las placas en su cuello contra mi nuca, era una necesidad intangible últimamente. Uno que ha sido el protagonista de mis últimas corridas en coños húmedos mientras pienso en cómo idear un plan para acercarme, joderlo y que me joda; quizás con su uniforme puesto y el resonar de las placas en su cuello contra mi nuca, era una necesidad intangible últimamente. Uno que ha sido el protagonista de mis últimas corridas en coños húmedos mientras pienso en cómo idear un plan para acercarme, joderlo y que me joda; quizás con su uniforme puesto y el resonar de las placas en su cuello contra mi nuca, era una necesidad intangible últimamente. 

Una avariciosa y depravada necesidad que suponía correctamente se debe a la sensación de autoridad y poder de los militares, de ese militar en específico. Siendo un hombre tan poderoso, sólo puedo estar atraído por el mismo poder que me baña las venas y aunque el militar no tenga rango o distinción importante, la estela de respeto y casi miedo que deja detrás de sí, logra que sea lógicamente imposible resistirse a su mirar. Esa misma mirada que siento pegada al cuello, aunque sea sólo de soslayo; lo había comprobado, le dedicó la misma mirada y el militar me sonríe detrás de su casco bicolor, apagado y sublime. Miro hacia delante al percibir el movimiento de su mano al saberme descubierto. Pero el militar es listo, encuentro su amplia sonrisa con su mano en alto frente al espejo retrovisor, su sonrisa se ensancha al sentir la risa floja bajo mi garganta, nerviosa y maliciosa. Me guiña un ojo y me preguntó si acaso se puede resistir un mortal a dicho gesto. Abro la boca para tentar al hombre tanto cómo he sido tentado, sin embargo sus ojos escapan de mí, miran mucho más adelante, ladeando el rostro hacia su compañero que hasta ahora había ignorado deliberadamente.

El militar, entrecierra los dedos en su arma amenazante y entre ambos forman una conversación sin palabras, comunicándose por medio de cejas fruncidas y movimientos imperceptibles de cabeza. El hombre salvaje parece ganar la pujada porque le sonríe a su compañeromente atractivo. Nunca comprendí que hace un sujeto tan malditamente hablador, perversamente atractivo y suciamente encantador en un lugar tan poco práctico cómo el desierto, pero con el tiempo ignore la pregunta estúpida y me centro en el hecho detrás de tan mala decisión de vida, me limito a agradecer a la milicia de América por tenerlo allí para mí, listo y esperando mis órdenes; pronto idearía el plan perfecto para atraerlo aunque tal vez, no tenía que hacer ningún plan. Apenas fui consciente del resto de la conversación entre gestos, perdido fugazmente en los recuerdos de las primeras veces viendo al militar a mi lado, cuando el entendimiento llegó nuevamente a mi caliente cabeza, el chico al frente ajusta su arma al cuerpo con soltura, una maña aprendida sin duda en su entrenamiento militar y que en términos generales, supongo traza el final de la disputa silenciosa de ambos militares. No se gira hacia el frente cómo espere, sino que su mirada se posa en mí, de arriba a abajo repasando con descaro en mi anatomía; mira nuevamente a su compañero. Soy consciente de que no es el único que me ve, bueno, un premio doble no va mal. supongo traza el final de la disputa silenciosa de ambos militares. No se gira hacia el frente cómo espere, sino que su mirada se posa en mí, de arriba a abajo repasando con descaro en mi anatomía; mira nuevamente a su compañero. Soy consciente de que no es el único que me ve, bueno, un premio doble no va mal. supongo traza el final de la disputa silenciosa de ambos militares. No se gira hacia el frente cómo espere, sino que su mirada se posa en mí, de arriba a abajo repasando con descaro en mi anatomía; mira nuevamente a su compañero. Soy consciente de que no es el único que me ve, bueno, un premio doble no va mal.

La perversa idea de fornicar en un auto en movimiento en medio del caluroso desierto, me despierta. Me remuevo por primera vez desde que entre al vehículo después de la fastuosa presentación del  Jericó; la sensación de incomodidad en mi ingle pincha contra mi abdomen, se acrecienta al saber que los militares rodeándome repasan sedientos todos mis movimientos; las pupilas filosas y picaras a mi lado nuevamente se pegan a mi cuello, mientras que las otras se pegan justo a mi ingle dónde imperceptiblemente la dureza debajo de pega un justo estirón. El chico abre la boca al suponer lo correcto y mira a su compañero que lo ignora sin despegar su mirar de mi piel ya sudaba por tanta mirada indiscreta. Ambos hombres quedan estáticos en el mismo lugar y agradezco el traje que llevo encima, los muslos y la entrepierna quedan sutilmente pegados a la tela; justo allí siento las pupilas sucias de ambos, entrecierro los ojos detrás de los lentes ante tal desfachatez; la propia y la suya.

Ambos militares se acercan escasos centímetros a mi cuerpo caliente y siento que ya me puedo entregar una corte marcial por el sublime pecado de fornicar en mi cabeza con militares aptos para tal crimen. No me dan tiempo de redimir mi pecado o pensar en mi coartada cuando la mirada de  ese  militar, me recorre por completo a su antojo, reconozco que la sensación electrificante me azota con fuerza petrificando mi cuerpo en un calambre dolorosamente caliente. Miro hacia el frente nuevamente, el militar me ve detrás del espejo retrovisor y se relame los labios. Siento un poco de humedad en mi ropa interior; definitivamente soy un maldito jovencito caliente, a eso había sido reducido y no podía estar más extasiado y loco por la sensación. Aferro el vaso de whisky entre mis dedos para evitar derramarlo.

- Me preguntó si acaso debo tener miedo… - Mi voz se expone sobre la música que ha sido colocada expresamente para mí, sé qué tengo su atención y muevo el whisky entre mis dedos, no podía seguir perdido en la sensación aberrante y perversa de cachondeo absoluto, terminaría corriéndome patéticamente -... Me mataran de una vez o lo har de camino - Intentó romper el hielo, hacer hablar a mis guardaespaldas asignados para desviar sus miradas, quiero hacerlo hablar a él. Se que siempre tiene mucho que decir y me descubro queriendo saber qué será esta vez. Cuál será la banal conversación que se convertirá en dulce recuerdo para mi hasta el próximo encuentro. 

-Usted los intimida, Señor - Responde por fin uno de los tres, descubro que es ella; tantos meses trazando con los militares y hasta ahora descubro ese detalle, hago alarde a mi galanura innata de playboy; la chica se ríe, lo hacen todos y escondo el jadeo detrás del líquido ambarino de mi bebida. Su jodida risa es terriblemente exquisita, pero he conseguido mi objetivo dejan de mirarme.

- Yo tengo una pregunta… - Comienza uno tímido, cayendo en mi red me sonríe de lado, casi juguetonamente y el arma se mece pegada a su cuerpo cuando el militar casi se posa por completo en el reposa cabezas para verme -... ¿ ¿Es verdad que se ha ligado a más modelos que nadie en el mundo? - Pregunta, vi el brillo perverso en sus pupilas mientras su lengua se traba un poco al hablar, sonrió terminando mi vaso. Un poco predecible, un militar más descartado. Al menos se porque lo pregunta, otro chico listo.

- Muy buena pregunta… - Le concedo y hago la pantomima de estarlo pensando cuando es obvio que conozco la respuesta, las he contado en mi cabeza sólo por el morbo de saber el número al final del recorrido -... Sí, creo que me he ligado a más modelos en el mundo; después de todo, soy un auténtico Playboy… - Me rio de mi propia desfachatez y los hago reír a ellos, al menos a dos. El chico a mí lado bufa imperceptiblemente pero lo escucho, me relamo los labios con descaro, así que era celoso -... Al menos eso dicen de mí, dime tú qué crees, hombre - Lo pico e internamente me remuevo en el asiento sintiendo la mirada a mi lado, es fuerte y oscura; estoy tentado a girarme, en mi cabeza hay una bíblica imagen de su cuerpo dominando al mío, mejor aún castigándome bajo el efecto irremediable de sus celos. Sólo si se lo permito. 

- Tengo otra pregunta - Por fin su voz grave rompe en la conversación y deseo un poco más de whisky para diluir la sensación asfixiante de ese tono imperativo y juguetón. El plan no resulta cómo espero, la cura es peor que la enfermedad, eso lo dice el tirón en mi polla. Me folla with the look and parece aún conservar su descarado buen humor, mismo del que estoy preso sin lugar a dudas; por eso el militar es especial. Su poder, me absorbe por completo y este ni siquiera tiene idea de ello.

- Dispara Wilson - Le concedo, me giró hasta su cuerpo enfrentando a la bestia evitando ser un cobarde ahora que yo mismo, solté a su demonio. Frente a mí el deseo es encarnado. Wade está cruzado de brazos, tiene el ceño fruncido y se relame los labios antes de abrirlos por completo, veo su rosada lengua juguetear antes de formular alguna palabra. Sonríe, entrecierro los ojos y aguanto la respiración. Tenía que masturbarme al llegar al avión. Algo definitivamente había explotado dentro de mis pantalones.

- Es cierto el rumor, que no sólo prefiere los modelos de revistas… - El poder en su boca me atrae hasta ella irremediablemente y se que lo sabe. Me sonríe nuevamente, oculto apenas mí erección al desplegar un muslo sobre el otro, mi espalda da contra el vidrio de la puerta a mi espalda, encarnó una ceja y entiende que quiero que lo diga, que sea más directo, se lo que pregunta pero quiero escucharlo de su boca -... No sólo a las mujeres Anthony, sí sabe a lo que me refiero - Justo en el blanco, entrelazo los dedos sobre mis rodillas y le sonrió de lado, una mueca marca Stark que puede con las supermodelos y puede increíblemente con el militar que ajusta los dedos a su arma, para no ajustarlos a su dura erección que se alza bajo su uniforme. 

- Una impertinente y bastante personal pregunta, Señor Wilson… - Juego con él, este ya sabe la respuesta a su pregunta, he estado todo el rato casi pidiendo a gritos ser follado por el militar o que este me permite follarlo, aún no lo tengo claro -... Pero me pregunto si tiene alguna base para hacerla - La curiosidad innata nace a raíz de una comprobación que no necesito pero quiero escuchar, poco importa la razón, pero me pregunto si hay alguna; me seduzco a mi mismo al pensar que sí, que es algo más que el gusto instaurado en su pantalón, me entretengo pensando que quizás haya algo más placentero. Un morbo equiparable al mío, tal vez.

- Por supuesto que sí… - Responde sin siquiera meditarlo, seguro de sus palabras. El arma deja su puesto en su regazo y baja a ser sostenida en medio de sus piernas, el soporte adecuado que le permite acercarse un poco más a mi cuerpo, mi pie está pegado a su pantorrilla -... Compre un pequeño departamento en Malibú , junto a las grandes estrellas… - Su voz grave, excéntrica y adictiva me arrastra a la realidad lejos de la vista adherida cerca de la hombría del militar. Sus palabras son entendidas, codificadas e ignoradas -... Pero tengo que conseguir  amigos a quién llevar, ¿no lo cree Stark? - Asiento con un movimiento de cabeza porque es lo más sensato, le sonrió amplio y travieso, he entendido su jugarreta. La oportunidad que estaba buscando, se presenta delante de mis ojos y ahora es imperioso que preste atención.

- Por supuesto, con lo importante que son los  buenos amigos … - Sigo su juego, acercándome un poco más a su cuerpo, respiramos el mismo aire caliente, decido dejarle claras mis intenciones así how las suyas han sido interpretadas y aceptadas -... Pero respondiendo a su pregunta, debería leer más revistas de vanidades con mi rostro en la portada… - Hay un breve momento de confusión, bailó su cuerpo sobre mi mano con una habilidad aprendida después de años de ligar sin control, lo llevo por los temas sin un orden y espero que me siga, me concede nuevamente el deseo encarnando su ceja rota que tan caliente lo hace ver, un chico peligroso -... Todas dicen los buenos amigos con los que se me ha visto - sus preguntas son respondidas con el equilibrio perfecto entre sutileza y veracidad, nuevamente, gruñe bajo ; celos, benditos celos.

- Le aseguro Stark, que nunca ha tenido un amigo tan bueno, cómo lo seré yo… - Se enaltece cómo un pavo real con sus plumas extendidas, sus ojos refulgen más que el sol besando el desierto; no tengo duda de ello será el mejor hombre al que deje entrar en mis pantalones -... Juro que al salir de este pedazo de arena, me tendrá en su mansión; claro, sí me da su dirección - Coqueto, vuelve a su papel, se deja abrazar por el vidrio de la ventana en su espalda y extiende sus piernas, entrelazándose conmigo; tan lejos pero tan cerca.

- Primero, debe salir de aquí, Sr Wilson - Siento el calor de su piel bajo la ropa, lo miró detrás de los dedos enlazados. Ambos nos retamos a decir algo, lo que sea que nos dejemos aún más en descubierto. Este flirteo insano entre un militar común y un magnate de la industria armamentista. Sólo la música y los motores rugiendo interrumpen nuestra guerra de miradas.

- Stark, necesito tomarme una foto con usted… - Pide el olvidado soldado a mi lado, me giró al ver al chico, entusiasmado y casi babeando sobre el reposacabezas. Está extasiado por el intercambio delante suyo, por la sensualidad y la perversión. No lo culpo, yo mismo estoy extasiado, con la polla dura para demostrarlo. Le hago una seña para que se acerque.

- No hay problema, hoy soy un ser generoso… - Los ojos siempre al frente mientras a mí lado el militar salta de su asiento para acercarse a mi cuerpo, su olor es lo primero que percibo bajo mi fina nariz. Sudor, excitación y algún perfume terriblemente fuerte; descubro que prefiero el perfume natural del hombre frente a mi que no deja de mirar el intercambio con su compañero -... Pero no las uses para indecencias, mi rostro vale millones… - El chico me sostiene la espalda baja, bastante pegado a mi cuerpo a la vez que le tiende una cámara a Wilson, este deja su arma para tomar el aparato, mis palabras inundan el lugar y el chico a mi lado aguanta la respiración para mi morboso regocijo -... Es broma, es broma - Aprecio el tinte rojizo en sus mejillas y cómo sus manos se aferran con más fuerza a mi traje, casi clavando sus dígitos en mi piel; él otro me mira detrás de la cámara. Ambos comprendemos que este quiere ser el que me esté sosteniendo.

- No, sin símbolos… - Le advierto el chico que ha puesto la paz frente a mi rostro, justo en la ironía; pero cómo toda buena ironía es morbosamente divertido cuando baja los dedos apresuradamente -... Es broma… - Esta vez no puedo evitar reírme, el primer impacto del rotulador da directo sobre mi cuerpo, ensanchó la sonrisa depredadora exclusiva para el fotógrafo elegido -. .. Amo la paz. Adoro la paz… Sí esa cosa de verdad fuera posible, me jubilaría - Todos nos reímos y un nuevo impacto del rotulador lleno con un clic  el ambiente sobre la música. Me preparo para otra toma.

- Hablando de cosas que podrían ser verdad… - Wilson baja la cámara, su voz se vuelve mucho más grave y sus ojos se entrecierran; me dirá algo o pedirá algo en todo caso, lo se perfectamente antes que diga algo importante. He estado en esta situación muchas veces, preparo mi boca, sería definitivamente un sí a todo lo que pida. 

- Toma la foto Wade… - Le recuerda su amigo aún más cerca de mí, casi fundiéndose con mi traje. Wade lo ignora sin despegar sus pupilas de mí cuerpo. Su rosada lengua sale a flote detrás de sus perfectos dientes, veo las palabras aglomerándose en su garganta, aunque esto sea lógicamente imposible. Veo su pecho alzarse tomando aire, sería algo importante, al menos para el militar.

- Stark, usted quisiera salir… - El hombre se esconde detrás de la cámara, sus ojos al frente pero su boca oculta, los dedos se aferran al aparato casi con la necesidad de romperlo con la fuerza que le aplica; espero la llegada de sus palabras y el sonido del rotulador capturando mi imagen. Algo mucho más fuerte me impacta.

Soy catapultado hacia delante debido al fuerte golpe que me aturde aún más que los militares mismos. Lo primero que notan mis sentidos adormecidos es la bestial sacudida que me manda directo al regazo de Wilson, la cámara cae al suelo rompiéndose inevitablemente, sus dedos ahora se aferran a mi cuerpo y me empujan entre su uniforme y el piso, la grabadora dónde antes se reproduce música acompaña a la cámara; ahora esta permanece en silencio cediendo el protagonismo al sonido de las balas surcando el aire rompiendo todo a su paso. Wilson me aísla de las balas, siento a la perfección su anatomía al completo contacto con la propia, noto su erección pegada a mi espalda baja, pero ni siquiera puedo disfrutar de ello cómo pensé lo haría en su momento, el sonido de sus gritos en mis oídos me lo impide; el olor a sangre y arena inunda mis fosas nasales. 

 

Notas finales:

Gracias por leer. 

PK.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).