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El clan por FiorelaN

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Notas del capitulo:

POR FAVOR, LEE LAS NOTAS DE AUTOR DEL FINAL

Capítulo IX: "Decepción"


Deidara


Me desperté con un dolor de cabeza insoportable. Me ardían los ojos como si me hubiese echado alcohol en ellos. No podía pensar claramente y tampoco sabía dónde estaba con certeza, porque todo me daba vueltas sin darme la oportunidad de reconocer el lugar.


Al final, solamente me trajo de nuevo a la horrible realidad que me rodeaba una voz muy conocida que me dio a entender dónde me encontraba.


—Oye, ¿estás bien? —me preguntó Hidan y noté su preocupación.


Estaba muy confundido, sin saber qué había sucedido ni cómo había llegado al orfanato. Mi mente era una laguna de agua oscura que no me permitía ver mis recuerdos y sentía mi cabeza como si me la hubiesen golpeado.


De pronto, sentí otro golpe el doble de doloroso atacar mi pecho y sentí cómo algo lo oprimía sin permitirme respirar. Mi mente extrajo de aquella negra laguna un recuerdo aún más negro que sus aguas.


—Sasori…—susurré.


Mis ojos se humedecieron y me ardieron aún más. Me incorporé en la cama sujetando mi cabeza con una mano y me senté al borde de dicho mueble.


Pude ver a Hidan tumbado en su cama con su celular en sus manos. Su rostro mostraba preocupación, la cual no era bueno ocultando. Aunque fingiese que no le importaban muchas cosas, después de tantos años, no podía fingir que yo no le interesaba. Además, yo era su mejor amigo.


Se puso de pie para dirigirse hacia mi cama y se sentó a mi lado con una expresión en su cara, como no sabiendo qué hacer o qué decirme. Suponía que ya sabía todo.


—¿Cómo estás? —me preguntó.


—¿Cómo llegué aquí? —le pregunté con esa duda clavada en mi mente, porque no recordaba muchas cosas.


—Itachi te trajo en sus brazos. Estabas completamente noqueado—me dijo en un tono entre serio y bromista—. Parecías una linda princesa—rio un poco, pero ni él tenía muchas ganas de ser tan bromista.


Suponía que intentaba bromear conmigo para distraerme, hacerme enfadar o animarme. Lástima que no funcionara y lo notó.


Yo solamente solté un suspiro mientras no podía evitar que unas lágrimas quisieran escaparse de mis ojos sintiendo ese dolor y esa presión horrible en mi pecho. Limpié mis ojos con mis manos rápidamente y apoyé mi codo en mi pierna para recargar mi cabeza en mi mano.


—Oí lo que sucedió con tu chico. Lo siento mucho—me dijo y me supo raro, pero, a veces, Hidan tenía esos momentos de compasión que sorprendían a todos.


No tenía ganas ni fuerzas para responder a nada, pero asentí con mi cabeza, dándole a entender que aceptaba sus palabras.


Mi mente se vaciaba por momentos, pero no de él. Su imagen estaba en mi cabeza todo el tiempo… Sus palabras y sus acciones. Su aroma inundaba toda la habitación. Sentí que, en tan poco tiempo, me estaba empezando a volver loco y temía empezar a verlo por todos lados.


Aún no podía concebir la idea de que ya no existía y me negaba a aceptarlo. Suponía que así sucedía, como explicaban los psicólogos a los que nunca les había prestado demasiada atención, pero cada chico de este orfanato estaba obligado a asistir a una sesión semanal. Pronto lo aceptaría, pero no por el momento.


Cubrí mi rostro con mis manos teniendo los codos apoyados en mis rodillas. Todo estaba en silencio, porque Hidan, aunque estaba a mi lado, estaba callado y no se oía ningún ruido en el orfanato, ya que era de tarde y todos estaban en sus cuartos durmiendo una siesta o metidos en sus asuntos. Yo, en vez de oír ese silencio, que, posiblemente, extrañaría a partir de ahora, solamente escuchaba la voz de Sasori en mi cabeza.


Algo interrumpió su pacífica y melodiosa voz que me estaba torturando: el tacto de Hidan. Me había puesto su mano en mi hombro y me sobresalté un poco.


—Oye, tranquilo. Relájate—me dijo ante mi sobresalto.


Estaba como un gato asustado sin saber qué hacer. Me sentía solo, abandonado… La soledad me estaba empezando a ahogar, porque él había sido mi compañero y había obtenido lo que había deseado de él. Se había convertido en mi novio y, tan rápido, tan de repente, lo había perdido absolutamente todo.


—No te deprimas mucho. No será bueno verte así—me dijo y su tono sonaba entre preocupado y asustado.


Pasé a mirarlo con mis ojos humedecidos, rojos por tanto llorar y llenos de dolor. Me miró con sorpresa, porque jamás me había visto en estas condiciones y sabía que había sentido pena por mí, porque no soportó sostenerme la mirada y la bajó para dejar de verme.


—Será… mejor que no te moleste en un rato—me dijo malinterpretando mi mirada.


Yo estaba asustado, desesperado, con ganas de salir corriendo a buscar a mi novio y abrazarlo. Me sentía solo y sentía cómo la soledad me abrazaba sin darme tiempo a escapar, sintiendo como si nunca fuera a soltarme.


Vi cómo Hidan se había puesto de pie, pero luego noté su sorpresa cuando volteó a verme, y era que lo había sujetado de la mano.


—Por favor,… no te vayas. No quiero estar solo…—le dije suplicando y quebrándome delante de él.


Su mirada se llenó de tristeza, de mi propio dolor,… como si, al tocarlo, le hubiera inyectado un poco de todo el dolor que estaba sintiendo y volvió a sentarse a mi lado sin decirme nada, pero no me miró más. Miraba al frente y se había quedado completamente quieto sin saber qué hacer.


Por mi parte, no había soltado su mano y me acercaba cada vez más él. Pude notar cómo se tensaba mientras me comenzaba a pegar a su cuerpo como queriéndome acurrucar a su lado imaginándome a Sasori. Hidan se tensaba hasta el punto de lo insoportable, porque lo notaba todo. Era demasiado expresivo.


—Deidara…—dijo mi nombre con dudas de si seguir en ese lugar o retirarse.


—Quédate—le respondí.


Apoyé mi cabeza sobre su pecho y arrugué su camisa por esa misma zona entre mi mano aferrándome a su cuerpo como buscando calor y refugio y sintiéndome muy nostálgico.


Él estaba inmóvil, pero pronto cedió un poco por pena. Tal vez. Pensaba yo que era así. Rodeó mi cuerpo con sus brazos y nos quedamos de esa forma no sabía por cuánto tiempo. Me hubiese gustado ver la expresión de su rostro, porque no sabía qué cara pondría un chico tan desinteresado en los sentimientos afectuosos como él.


 


Narración en tercera persona


Sasuke estaba en su cuarto mirando hacia el techo con la angustia hecha un nudo en su garganta, bastante enojado consigo mismo y frustrado por no poder hacer nada por el momento.


Había pensado en enviarle un mensaje a Naruto o llamarlo, pero, cuando estaba a punto de presionar “enviar” o darle al símbolo verde para llamarlo, se arrepentía, porque no tenía ganas de quedar con el sentimiento horrible del rechazo por quedarse esperando un mensaje de respuesta o de que su llamada no fuese contestada, o mucho peor, que cortase cuando estuviese sonando el tono, así que prefirió esperar un poco más para después hacer lo que estaba pensando.


En ese momento, oyó cómo alguien entraba a su casa. Sabía que era Itachi, el cual, seguramente, vendría de darle la noticia a Deidara o algo por el estilo.


Estos días habían sido entre extraños y reconfortantes para Sasuke, porque su hermano pasaba mucho más tiempo en casa, lo que le resultaba difícil de creer. Todo se estaba pareciendo más o menos a la época donde sus padres todavía habían vivido. Su hermano, en esa época, había estudiado en la universidad y, aunque se habían visto poco, al menos, se habían visto algunas horas y no solamente cinco minutos al día.


Luego de su conversación unos días atrás, a veces, conversaban de tonterías y se habían comenzado a contar un poco más sus asuntos, pero Sasuke iba con cierta cautela, porque sabía que no podía ser eterna esa situación y no deseaba ilusionarse demasiado.


Salió de su cuarto, bajó las escaleras y fue a recibir a su hermano, quien estaba sentado en la sala soltando un suspiro pesado.


Itachi tenía dos grandes ojeras, una expresión de cansancio inmensa y parecía estar bastante pálido.


—¿Qué hay? —saludó Sasuke quedando parado frente a Itachi.


—Hey…—respondió Itachi—¿Cómo está tu amigo? —preguntó cambiando su expresión de cansancio a una más normal y seria.


Sasuke soltó una leve risa. Su hermano se enteraba de todo con mucha facilidad.


—¿Cómo es que te enteras de todo siempre? —dibujó una sonrisa ladeada en su rostro.


—Me las arreglo—respondió cruzándose de brazos.


—Se pondrá bien—le dijo yéndose a sentar a su lado y soltando un suspiro pesado—, pero fue mi culpa…


—¿Por qué? —lo miró intrigado.


—Es… una historia larga—se tensó.


Recordó que su hermano no sabía lo de Orochimaru, pero, si le decía, todo podría tornarse un poco complicado, por no decir extremadamente complicado, y tendría muchos problemas, pero sabía que, en algún momento, tendría que hablar, ya que era obvio que no podría arreglárselas solo con ese tipo.


—Tengo tiempo de oír esa historia—le dijo al menor en tono serio.


—Supongo que tendré que decírtelo en algún momento, pero no ahora… No quiero más problemas—miró hacia el techo—. Solamente te diré que Naruto me oyó diciéndole a la persona con la que me vio ayer que él no me importaba y solamente estaba con él para que no dijese nada—suspiró.


Itachi no entendía muy bien todo, pero no era estúpido. Si el tema era tan complicado como para hacer suponer a Naruto que lo estaba usando para no ser delatado, pensaba que su hermano se había metido con alguien que no debía.


—¿Quién es la persona con la que Naruto te vio? —preguntó preocupado y muy serio.


Sasuke dudó.


—¿Vas a responderme? —insistió Itachi.


Sasuke lo miró a los ojos.


—¿Harás un escándalo? —preguntó para asegurarse.


Itachi llevó sus manos a la cabeza poniéndose de pie algo nervioso, teniendo en la mente noción de lo que podría llegar a decirle su hermano menor, y estaba cada vez más intranquilo, pero no deseaba perder la calma que siempre lo caracterizaba por fuera.


—Mejor no te digo nada. ¿Le dijiste a Deidara lo de su novio? —preguntó para cambiar el tema.


Su hermano mayor pasó a mirarlo sabiendo de sobra que lo estaba evadiendo, pero seguiría insistiendo de todas formas.


—Sí—respondió simplemente.


—¿Y?


—Tuvo un shock emocional y se desmayó o quedó dormido. No sé muy bien—respondió, pero comenzó a toser un poco.


—¿Te enfermaste? —preguntó Sasuke extrañado por la tos repentina.


—Tal vez. Ha estado lloviendo mucho y hace frío, así que… tal vez—respondió sin más— ¿Maestro, conserje o preceptor? —preguntó con seriedad mirándolo a los ojos.


Sasuke suspiró pesadamente ante eso y se tensó, pero debía soltarlo.


—Director—respondió.


Itachi se llevó las manos a la cabeza nuevamente y sentía que todo no podía estar yendo peor de lo que iba.


—¿Te metiste con Orochimaru, Sasuke? ¿Es en serio? ¿Y no pensabas decírmelo? —estaba bastante molesto y sin poder creerse la imprudencia de su hermano menor.


—Ya no tengo nada con él. Fue cosa de una sola vez y ni siquiera pasó a mayores—dijo tratando de calmar a su hermano mayor.


—No me des detalles. No los necesito—suspiró con pesadez nuevamente—. Supongo que, si le tuviste que decir que ese niño no te importaba, es que ese sujeto te amenazó o algo así, ¿no? —preguntó.


Sasuke miró hacia otro lado algo tenso, pero sin perder su postura orgullosa y superior.


—Algo así—respondió—, pero está bajo control, al menos, por ahora—sonrió de lado con arrogancia.


—Eres increíble…—le dio la espalda—Necesito saber… ¿Él te obligó a que hicieras…? —ni siquiera podía pronunciar ninguna palabra que se refiriera a actos indebidos.


—No—contestó el menor sin mirarlo—. Fue porque yo quise.


Itachi estaba empezando a ponerse bastante peor de lo que estaba, pues su tos estaba de nuevo y trataba de controlarse para no toser de más. No deseaba levantar sospechas de nada más que una simple gripe y controlaba su respiración para mantenerla normal.


Había algo que no podía creer y era el hecho de que su hermano accediera voluntariamente a tener algo con un sujeto como Orochimaru. ¿Desde cuándo? Era la pregunta que rondaba su cabeza.


—¿Estás bien? —preguntó indiferente el menor, pero estaba preocupado por la tos que no se iba.


—Sí—logró responder y respiró profundo—. Sasuke… ¿Desde cuándo pasa esto? No me creo que haya sido voluntario. Seguramente, él te obligó y, aun así, siendo voluntario, es un delito. Tú eres menor de edad y…—tosió de nuevo—es corrupción de menores y perversión. Tendré que hacer la denuncia.


Sasuke se asustó un poco y se puso de pie.


—No hagas nada. Todo está bien. Ya te dije que no hay nada más con ese sujeto—trató de convencerlo—. Juro que no volverá a pasar esto. Además, sólo fue antes de ayer y ayer… Nada más. Lo juro. Si haces algo, quedaré muy expuesto y él podría hacer algo peor.


Sasuke estaba asustado por el hecho de que Orochimaru podría tomar represalias hacia Naruto, porque, sinceramente, no le importaban las represalias hacia él. Además, también estaba nervioso por el hecho de que media Konoha se enterara de que un Uchiha había sido abusado por un director de escuela. Su orgullo estaba en juego y el de la familia entera también lo estaba. No podía permitirlo.


—No lo hará si puedo impedirlo—se llevó las manos a su frente tratando de controlar su respiración—. Júrame que fue voluntario, Sasuke…—pidió casi en súplica—, porque,… si ese sujeto…—no podía siquiera pensarlo, estaba ardiendo en rabia—si ese sujeto… abusó de ti, yo…—fue interrumpido.


—No—contestó—. No abusó de mí, ¿ok? Yo hice lo que hice voluntariamente, ¿sí? No hagas nada—pidió.


—Ok—accedió, pero sólo por el hecho de no exponer a su hermano—. Pero ni creas que me quedaré de brazos cruzados después de que te amenazó y que tu amigo corre peligro, ¿entendiste? Hablaré con él y no volverá a molestarlos—dijo antes de empezar a ir hacia las escaleras y subir.


—Te dije que todo está bajo control—respondió bastante molesto por lo que le había dicho su hermano mayor.


—Silencio—le ordenó desapareciendo de la vista de su hermano menor escaleras arriba.


Sasuke suspiró sin más. Además, ya era hora de hacer lo que había estado pensando hacer.


—¡Iré a ver a Naruto al orfanato! —elevó la voz para que su hermano lo oyera.


—¡Trata de no venir tan tarde! —recibió como respuesta desde el cuarto de su hermano mayor.


—Mira quién lo pide…—dijo Sasuke en susurro.


Sasuke se dirigió hacia el orfanato pensando en qué le diría a Naruto para poder convencerlo de que él lo amaba, de que lo necesitaba y de que le importaba tanto que haría lo que fuera para que le creyese, para que estuviera a su lado y no se alejase de él nunca más.


Ciertamente, había algo en su mente que lo inquietaba bastante. ¿Qué era lo que había estado haciendo Naruto detrás de esa puerta escuchando todo? ¿Por qué lo había seguido? ¿Acaso lo había estado espiando? ¿No confiaba en él? Tenía muchas dudas en la mente acosándolo, pero no deseaba tener la idea de que alguna de esas dudas fuera cierta, porque se sentiría más que ofendido si Naruto le había faltado al respeto de esa forma. Quería pensar que el rubio había ido hacia el lado de la oficina por alguna razón diferente y justo había escuchado algo desde fuera que le había llamado la atención y se le había hecho inevitable quedarse a escuchar.


Llegó al orfanato convencido de que, cuando tuviese en frente al rubio, podría aclarar sus dudas y, de paso, las palabras para convencerlo le saldrían solas sin tener que estarlas pensando antes. Tocó el timbre y esperó a ser atendido.


Abrió la puerta Tsunade.


—Sasuke—dijo sorprendida.


—Hola, señora Tsunade. ¿Puedo entrar a ver a Naruto? —preguntó cordialmente con sus manos en los bolsillos y mirando seriamente a la mujer.


—Verás, Sasuke. Qué pena,… pero los chicos no pueden recibir visitas de personas externas que no sean algún familiar o alguien autorizado. Además, eres menor de edad y, si algo te ocurre allí adentro, tendré problemas—le explicó.


Sasuke puso una cara de desagrado y se molestó bastante por la respuesta negativa. No pudo evitar mirar los ojos de la rubia tratando de intimidarla, pero parecía no funcionar, así que decidió hablar.


—No pude verlo en el hospital, porque no me dejaron entrar a su habitación. Necesito verlo y, además, ni que me fuera a pasar la gran cosa ahí adentro. Nadie va a matarme—le respondió enfadado.


—Si tienes que decirle algo, puedo informárselo por ti—le dijo Tsunade con mucha calma—Además, Naruto irá a la escuela mañana. Pondrán verse.


—No me está entendiendo, Tsunade. Necesito hablar con él ahora—le dijo cada vez más molesto sintiendo que la mujer estaba siendo un estorbo para él y no dudaría en entrar a la fuerza si era necesario.


Tsunade dudó un momento al ver la cara enfurecida del Uchiha menor, pero no por tenerle miedo, sino porque veía que, realmente, deseaba con todas sus fuerzas ver al rubio. Además, una pequeña visita no sería un problema. Después de todo, el hermano mayor de ese chico era un gran amigo de la casa. Sería un pequeño acto de cortesía hacia Itachi dejar entrar a Sasuke.


—Está bien, pero no te tardes mucho, por favor—le dijo dándole paso.


—Sí, como diga—respondió fríamente mientras entraba rápido al lugar.


—Ven. Te mostraré cuál es su habitación—le dijo Tsunade.


Ambos se dirigieron hacia la habitación de Naruto y se detuvieron frente a su puerta.


—Esa es la habitación de Naruto. ¿Quieres que le diga que estás aquí? —preguntó la rubia.


—No. Yo puedo anunciarme solo. Gracias…—le respondió con indiferencia y un agradecimiento sarcástico sutil.


 


Naruto


Estaba tumbado en mi cama haciendo el reposo que me había indicado la abuela Tsunade, porque estaba preocupada por mí a más no poder y no quería que me levantara de la cama. Tampoco quería que fuera a la escuela al día siguiente, pero yo deseaba ir para poder ver a Sasuke y hablar con él.


Miré hacia mi costado y vi a Gaara leyendo un libro aburrido de no sé qué materia escolar de su grado. Supongo que estaba estudiando para algún examen, porque anotaba cosas en su cuaderno también. Luego vi a Sai, que estaba dibujando, y yo no estaba haciendo absolutamente nada.


La verdad era que esperaba a que Sasuke me enviase un mensaje o me hiciera una llamada para hablarme o decirme que esperaba verme al día siguiente para hablar, pero nada. Yo era tan tonto para ponerme a dudar de las afirmaciones de Gaara y usar la falta de comunicación como argumento de que era cierto que no le importaba a Sasuke.


Estuve pensando en unas cuantas cosas que me pusieron bastante triste, como las palabras que había oído salir de la boca de mi novio diciéndole a ese sujeto que yo no era importante para él, cuando, de repente, la puerta de nuestro cuarto se abrió de golpe. Yo me espanté un poco y me incorporé rápidamente dirigiendo mi vista hacia la puerta cuando mis ojos se abrieron más de lo normal sin poder creer lo que veía. De hecho, creí que estaba alucinando.


—¿S-Sasuke? —tartamudeé.


Él entró a la habitación con sus ojos clavados en mí. Tenía una expresión seria, muy seria, como si estuviese enfadado o algo. Sin mirar a los otros dos chicos, les dijo:


—Largo.


Gaara lo miró menos de un segundo. Luego me miró a mí brevemente. Cerró su libro y dejó sus cosas sobre la cama para levantarse pacíficamente y salir de la habitación. La verdad era que me confundió poco, como si se esperara que Sasuke viniera o algo así.


Sai, por otro lado, no entendía nada, pero no deseaba toparse con la furia de Sasuke, que parecía bastante enojado. Dejó sus cosas sobre la cama también y se dispuso a irse.


Todos estábamos sorprendidos de estar viendo en ese lugar a Sasuke, porque se suponía que él no podía entrar.


Se empezó a acercar hacia mí luego de oír que la puerta se cerró tras de Sai y yo me asusté un poco.


—Naruto—me dijo con un tono severo y con su rostro tan serio a más no poder.


—Sasuke…—susurré atemorizado por su expresión y su voz.


Él se acercó a mí, me tomó de los brazos e hizo que me pusiera de pie. No me atreví a protestar. Él estaba tan seguro de sus acciones que no podía hacer otra cosa más que obedecer. Ya había visto esto antes, pero siempre era porque yo lo hacía enfadar o estaba enfadado con alguien, pero no entendía por qué él estaba enfadado. Tal vez estaba enojado conmigo porque había hecho que el doctor aquel no lo dejara entrar a verme.


Todo lo que estaba pensando se borró automáticamente cuando sentí sus brazos rodear mi cuerpo y su respiración cálida en mi cuello. Abrí mis ojos mucho por la sorpresa, pues no me esperaba en absoluto eso.


—Lo siento…—me susurró y no pude evitar que mis ojos se humedecieran.


—Tranquilo—le respondí correspondiendo a su abrazo reaccionando a la situación.


Su calor alivió todo mi ser. Sentirlo tan cerca, con su suave tacto y su calor corporal que me encantaba a niveles impensados, me producía un gran alivio. No necesitaba nada más para comprobar que él me quería de verdad. Se había arriesgado al venir aquí, donde se suponía que tenía prohibida la entrada, y había convencido a la abuela Tsunade de entrar, creí yo, porque, de otra forma, no era posible.


—¿C-Cómo entraste? —le pregunté.


—De verdad. Yo no quería que te pasara nada malo. Quería arreglar las cosas para que nadie nos molestara y terminé enviándote al hospital…—me dijo ignorando mi pregunta y con un sincero arrepentimiento que no había esperado para nada oír en mi vida de parte suya.


—Sasuke, tranquilo. Estoy bien. No tienes que disculparte…—le respondí deseando que ya no se culpara.


—Todo lo que oíste que le dije a ese tipo no es cierto. Lo hice para protegerte…—se separó de mí para verme a los ojos.


Sus ojos eran tan hermosos, tan negros y llenos de algo que no sabía qué era, pero me gustaba. Hallaba la paz en esos ónices.


Sasuke acarició mi mejilla porque se me había salido una lágrima y él la limpió con su suave y cálida mano.


—Te creo, Sasuke—le dije y él se sorprendió un poco.


—Eso me alivia—me respondió—, pero… ¿tan rápido? —me preguntó sospechando.


Él se dio cuenta de que yo sabía algo.


—Gaara me contó lo que sucedió. Supongo que fue bueno que lo hiciera, porque,… sinceramente, yo estaba tan enojado que no creo que te hubiese escuchado—le dije y su expresión cambió totalmente.


Empecé a ver cómo su rostro formaba una expresión de decepción y frustración que hacían que empezara a sentir miedo.


—Ya veo—me respondió apartando la mano de mi cara y bajando la mirada con el enfado estampado en su cara.


—¿Qué ocurre? —le pregunté, porque deseaba saber la razón de su enfado.


Debería estar contento. Gaara le había dado una gran ayuda, porque, en mi estado, habría tardado unas semanas en dirigirle la palabra y me habría costado muchísimo creerle si hubiera aceptado hablar con él.


—No necesitaba ayuda de él—dijo muy enojado—¿Por qué tuvo que meter sus narices en donde nadie lo llamó?


Supe entonces que tenía herido el orgullo y que habría preferido hacer todo el trabajo solo, aunque le hubiese llevado toda la vida. Era Sasuke. Por supuesto que no quería ayuda para nada. Él creía poder con todo solo siempre y se había sentido ofendido al saber que Gaara había hecho casi todo el trabajo.


—No te enfades. Al menos, todo estará bien—traté de calmarlo, pero pareció enojarse más.


—Conque no ibas a escucharme, ¿eh? —preguntó con la decepción marcada en el rostro.


—Entiéndeme, Sasuke. Estaba muy dolido y pensaba que tú me habías usado—le dije y se apartó de mí llevándose una mano a su rostro.


Sabía que estaba tremendamente dolido, enojado y decepcionado.


—Así que… ¿no confiabas en mí…? —preguntó sonriendo de lado—Claro… Ahora entiendo todo.


—¿Qué? —su pregunta me sorprendió.


No entendía muy bien, porque había usado una palabra en tiempo pasado y me di cuenta de que él sospechaba que yo había estado dudando desde mucho antes.


—Tú no me creíste cuando te dije que te quería… Tú… no confiabas en mí y no creíste ni una sola de mis palabras. Por eso me seguiste a la oficina del director, ¿no, Naruto? —me miraba a los ojos con su cara de decepción y sonriéndome de lado.


Sentí una puñalada en mi corazón al ver esa sonrisa, esa mirada dolida, esa expresión que odiaba ver en cualquiera si era hacia mi persona. La puñalada que sentí, me la di yo mismo al ser tan idiota de haber desconfiado de Sasuke.


—Sasuke… Yo…—intenté decir algo, pero no sabía qué decir.


Él posó sus dedos sobre mis labios, como indicándome que no hablara.


—No necesitas decirme nada, Naruto. Ya entendí todo—me dijo y me dio la espalda para empezar a caminar hacia la puerta.


Sentí como si me aplastaran el pecho. Tampoco sentía mis pies sobre el suelo y la desesperación me elevó hacia el cielo de una forma que jamás hubiese imaginado.


La adrenalina recorrió mi cuerpo y sentí que toda mi vida se iba a ir por esa puerta, que debía detenerlo, y no dudé en lanzarme hacia su cuerpo abrazándolo por detrás y dejando mis manos aferradas a su pecho. El aroma de su cuerpo me llevó a un lugar de paz en medio de esa tormenta de fuego que me quemaba por dentro. Hundí mi rostro en su espalda.


—No te vayas, Sasuke… No me dejes—le supliqué empapando su ropa con mis lágrimas.


Él simplemente se quedó quieto, sin mover una sola fibra de su cuerpo. El silencio fue sepulcral y tenía muchísimo miedo de ver su rostro, porque estaba seguro de que me rompería en mil pedazos si me volvía a mirar con esos ojos fríos llenos de enojo y decepción.


—Sasuke…—supliqué por una respuesta.


Quería que me dijera algo, lo que fuera. Aunque también tenía miedo de recibir otra puñalada en lugar de un bálsamo. Había aprendido algo en ese corto tiempo que habíamos estado juntos: sus palabras eran una espada de doble filo. Podían ser tanto curativas como destructivas.


Tenía mis manos encadenadas a su pecho y no pensaba soltarlo hasta que me dijera algo que me demostrara su perdón.


—Lo siento… Sasuke, por favor… Yo te quiero…—le dije apelando a su amor.


—Sí,… pero no alcanza con eso—me respondió y sentí que me rompía en mil pedazos, porque su voz sonó tan fría e indiferente a mis sentimientos.


Cada vez, me estaba desesperando más. No sabía qué hacer y no podía permitir que me dejara. No podría soportar estar sin él después de todo lo que había sucedido. Ya sabía la verdad de la que había estado dudando y quería estar feliz con él, pero lo había arruinado…


—Yo… sé que debí decirte antes sobre lo peligroso que podía ser que Orochimaru supiese que yo te quería, que debí decirte que iba a fingir que tú no me importabas. Lo acepto. Fue mi error… Te pedí perdón por eso, pero tú,… Naruto…—suspiró pesadamente como aguantándose para que su voz no se le quebrase—Tú desde antes de eso no confiabas en mí y no me creías. Tú me mentiste, Naruto… Me miraste a los ojos y me dijiste que me creías y que confiabas en mí. Me miraste a los ojos y me mentiste descaradamente.


—Sasuke…—dije su nombre como suplicando que se detuviera.


—Luego te atreviste a espiarme en vez de decirme directamente que no confiabas en mí… ¿e ibas a tener el descaro de no darme la oportunidad de explicarme, de defenderme, de escucharme al menos? —me dijo con una furia, una decepción y un dolor cada vez más grande—Qué gran amor es el que tienes por mí entonces…—me dijo por último y fue lo que terminó de matarme.


Todas sus palabras fueron como dagas clavándose en cada parte de mi cuerpo, destrozándome dolorosamente y con mucha lentitud.


—Sasuke… Yo te juro que te amo… Por favor…—supliqué al borde de romper en llanto y deseando no dejar de sentir su aroma.


—Suéltame—me pidió con tanta frialdad y enojo que por poco lo soltaba.


No iba a soltarlo. No iba a perderlo. Me aferré aún más a él apretando los dientes intentando no romper a llorar desconsoladamente.


—Naruto—me dijo llevando sus manos a las mías con claras intenciones de apartarme.


—¡No! —Grité con desesperación—Sasuke… Te juro que, si te vas ahora,… no dudaré en salir corriendo a buscarte y me quedaré en la puerta de tu casa hasta que decidas abrirme para hablar contigo, así la abuela Tsunade envíe a la policía a buscarme—le dije, pero, en realidad, había pensado en decirle que iba a suicidarme.


No podía decirle semejante cosa o se pondría peor, porque yo se lo había prometido. No pensar en quitarme la vida ni hacerlo, pero no podía evitar pensarlo cuando sabía que él iba a dejarme.


—Puedes hacer lo que quieras, Naruto—me dijo con frialdad.


—Sasuke… Temo que desaparezcas de mi vida y que ni siquiera seas mi amigo. No quiero perderte. No quiero que jamás vuelvas a hablarme y que me vayas a ignorar—le dije empezando a llorar con intensidad, porque ya no pude resistirme.


—Eso debiste pensarlo antes, porque es lo que sucederá. Ya no somos nada y nada es lo que tendrás de mí a partir de ahora. Ahora…—su tono era cada vez más severo y frío—Suéltame, maldito mentiroso…—apartó mis manos con brusquedad.


—¡No! ¡Sasuke! —grité.


Él se había zafado de mí y, en un segundo, había logrado salir de la habitación cerrando la puerta en mi cara. La abrí apresuradamente, pero él había salido corriendo hacia la entrada. Abrió la puerta y salió, pero yo corrí para salir a buscarlo cuando la abuela Tsunade se paró frente a la puerta.


—¿Dónde crees que vas, Naruto? —me preguntó cruzada de brazos.


—¡Sal de ahí! ¡Tengo que alcanzar a Sasuke! —le grité desesperado intentando quitarla, pero ella no se movió.


—¡Cálmate! —me gritó y me agarró de los hombros.


Estaba hecho un desastre. Lloraba desconsoladamente mientras intentaba limpiarme las lágrimas con mis manos y ni siquiera podía respirar bien. Entonces, fue cuando me empezó a faltar el aire exactamente como cuando había estado en la escuela oyendo lo de Orochimaru y Sasuke.


La abuela Tsunade se empezó a poner nerviosa y me abrazó para intentar calmarme. Me llevó de la mano hasta la habitación y buscó en la mesa de noche el inhalador que me había comprado ella en la farmacia luego de salir del hospital.


—A ver, Naruto, ven acá—me dijo secando las lágrimas que caían de mis ojos—. Abre la boca y respira profundo cuando recibas la medicina.


Le hice caso, porque intentaba respirar violentamente y ni siquiera podía extraer un poco de oxígeno de mi alrededor. Ella metió el pequeño tubo en mi boca y apretó el botón que expulsaba el salbutamol. Respiré profundo en las dos aplicaciones y empecé a relajarme, pudiendo respirar mejor.


—Ya…—me dijo acariciando mi rostro y volviendo a abrazarme.


Yo correspondí a su abrazo, pero lo que más quería era un abrazo de Sasuke, pero eso no iba a ser posible en un buen tiempo.


—Tengo que ir con él…—le dije sin evitar derramar más lágrimas.


—¿Qué pasó, Naruto? —me preguntó preocupada acariciando mi nuca.


—Lo arruiné todo… Él tiene razón…—le dije y ella no preguntó más nada.


Suponía que entendía que era una pelea de amigos, pero era más que eso. Acababa de perder al amor de mi vida.


 


 

Notas finales:

Notas de autor: ¡Hola! Sé que la hago muy larga para que la relación de Naruto y Sasuke empiece a ir bien, pero ténganme paciencia ???? Intento hacerlo lo mejor que puedo.

La verdad es que esta es la primera vez que hago una historia larga con esta temática. Yaoi ya he hecho antes, pero no en una trama complicada. Espero que les esté gustando.

Nos vemos en el siguiente capítulo ¡DATTEBAYO!


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