Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El clan por FiorelaN

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Capítulo XXV: “Marchito”. Parte I

 

Naruto

Nuevamente estaba en sus brazos. Él estaba rodeando todo mi cuerpo con sus brazos fuertes y mi piel estaba tocando la suya. Su calor…, su aroma y el sonido de su voz me envolvían y embriagaban de tal forma que no podía razonar. No pensaba claramente. Solamente deseaba seguir experimentando una vez más aquellas sensaciones eléctricas de cuando sus manos tocaban mi cuerpo deseado sentirlo en cada rincón de mi piel.

Me puse de espaldas a él y mordió mi hombro, haciéndome soltar un gemido, pero tapó mi boca con su mano. De mis ojos salían lágrimas de placer y un poco de dolor, pero no me importaba. Todo estaba siendo magnífico y quería sentirlo tanto como fuese posible. Metió dos dedos en mi boca y comencé a mover mi lengua entre ellos sin reparo mientras él se movía sobre mi cuerpo.

—Sasuke…—gemí su nombre y mordió mi cuello—Aaah…

—Naruto, haz silencio…—respiraba agitadamente en mi oído y eso me enloquecía aún más—Cerré la puerta con el pestillo, pero pueden oírte todavía…

—Sasuke…—dije su nombre una vez más, pero en un tono más bajo—Muévete más rápido…—le supliqué y moví mis caderas para sentirlo más profundo.

—Como gustes…—me susurró y aumentó la intensidad de las embestidas, que hicieron que se me estremeciese todo el cuerpo.

Estaba ardiendo. Nunca había sentido tanto calor en mi vida. Mi cuerpo quemaba desde mis entrañas hasta mi exterior. Él me agarró del cuello y elevó mi cabeza para poder morder mis labios.

—No tienes idea… de lo mucho que esperé por este momento…—me dijo y lamí su boca.

—Pensé… que ya no me deseabas—le dije y me entristecí al recordar todo lo que había sucedido.

—Yo te he deseado desde el momento en el que te vi por primera vez… Nunca podría dejar de desearte. Yo vivo para amarte, Naruto…—me dijo y mi corazón se sintió aliviado.

Sus embestidas se hicieron cada vez más intensas y profundas, lo que provocó que no pudiese soportar más el no venirme. No sabía cuántas veces lo había hecho, pero sentía que ya no podía venirme más veces. Mi interior también estaba lleno de él. Sentía entre mis piernas cómo escurría su esencia que se escapaba de mi interior.

—Sasuke… Sasuke…—gemía su nombre y él me embestía con más fuerza, como si eso lo provocase mucho más.

—Sé… que algún día… dirás mi nombre más de lo que has dicho el nombre de ese…—me susurró y no pude comprenderlo.

¿Sasuke estaba celoso de alguien? ¿Él creía que a mí me gustaba alguien más?

—Sasuke…, eres el único en mi vida. Jamás… podría sentir nada por nadie más… Mi vida y mi cuerpo son tuyos… Tómame cuanto quieras…—le dije entre jadeos y giré un poco mi cabeza para poder besarlo.

—¿Puedo… tomarte las veces que yo quiera? —me preguntó.

—Aaah… Sí… Hazlo…—le respondí y me vine nuevamente.

—No te arrepientas luego de tus palabras…—me dijo para continuar llenando mi interior.

Sentí durante todo el tiempo cómo dormía mi espalda, mi cuello y casi todo el cuerpo, dejando sus marcas por todas partes. Me sentía tan bien al ser marcado por mi amado Sasuke que no podía con toda la felicidad que sentía en mi interior. Yo le pertenecía y él era completamente mío… Nadie más que yo podía tocar su cuerpo.

En la mañana, me desperté aún con ese pensamiento en mi cabeza y acaricié su rostro, su cabello y su cuello sin abrir los ojos.

—Sasuke… Sigues aquí—dije feliz y sonreí.

Abrí los ojos lentamente y podía escuchar su respiración lenta, tranquila y sin preocupaciones. La imagen que se estaba proyectando en mi retina y que se hacía cada vez más nítida fue borrando la sonrisa que había dibujado en mi rostro.

—¿Qué…? —no podía creer lo que mis ojos estaban viendo.

Toqué ese cabello que había estado acariciando y esos mechones se entrelazaron en mis dedos. No entendía nada, pero tocaba ese pelo como si quisiese que cambiase de color y pensaba que mi cerebro estaba mezclando los colores. Eran… rojos.

—¿Por qué…? ¿Qué? —mis ojos miraron el rostro dormido de quien estaba a mi lado en la cama.

No era la blanca piel de Sasuke ni tampoco sus ojos. Aquellos ojos tenían unas ojeras muy marcadas y la piel de ese cuerpo era ligeramente acanelada. Acaricié el rostro de quien dormía allí con la esperanza de estar alucinando. Conocía ese rostro, pero no podía entenderlo.

—Gaara…—susurré el nombre de aquel cuerpo que estaba desnudo a mi lado y solamente estaba cubierto por las sábanas blancas.

Aparté mi mano de su cara y me intenté sentar en la cama. Me dolía el cuerpo. Me miré a mí mismo y también estaba desnudo. Mis ojos se abrieron mucho por la sorpresa. Tragué duro.

—No… puede… —no podía comprenderlo.

Mi corazón comenzó a latir muy rápido y se me anudó la garganta. Una sensación de vacío, asco y desesperación me invadió.

Miré a mi alrededor y estaba en mi cuarto en el orfanato. Miré hacia la cama de Sai y no estaba. La puerta estaba cerrada y Gaara descansaba plácidamente a mi lado.

Quise levantarme de la cama y sentí una horrible punzada en mi espalda baja. Me caí y me quejé de dolor. En ese instante sentí algo húmedo entre mis piernas y una incomodidad en mi interior. Me llevé la mano hacia la zona incómoda y mi mano se mojó con algo viscoso.

—¿Qué… es esto? —sabía la respuesta, pero me aterraba el darme cuenta de la situación por más obvia que fuera.

No era la primera vez que amanecía de la misma forma, pero, aquella vez, no era con quien estaba acostumbrado a amanecer así.

—¿Naruto…? —oí la voz de Gaara y me asusté.

Jalé las sábanas desde el suelo y cubrí mi cuerpo. Sentí mucha vergüenza, miedo, desesperación y una horrible tristeza invadiendo todo mi ser.

—¿Naruto? —se acercó a orillas de la cama y me miró.

Comencé a derramar lágrimas mientras lo miraba entre asustado, confundido y enfadado.

—¿Qué hiciste…? —le pregunté y apreté mis dientes sin poder soportar el llanto que me invadió.

—N-Naruto…, puedo explicártelo—intentó acercarse a mí al levantarse de la cama.

—¡ALÉJATE DE MÍ! —le grité y me cubrí aún más con las sábanas.

—Naruto, no grites—miró hacia la puerta y sabía que estaba asustado de que nos descubriesen.

Él se puso rápidamente la ropa interior.

—¿Qué fue lo que me hiciste? —le reclamé y vi que su rostro se tornó triste.

—¿Por qué me preguntas eso ahora…? —me dijo y se sentó al borde de la cama.

—Yo… no puedo entenderlo…—me llevé las manos a la cabeza.

Todo lo que recordaba era que yo estaba en la cama con Sasuke. ¿Por qué Gaara estaba desnudo a mi lado en la cama? ¿Acaso yo había enloquecido?

—No tengas miedo. No voy a hacerte nada malo—me dijo y me extendió su mano—. Debes levantarte del suelo e ir a lavarte primero.

—No quiero que me toques… Yo puedo solo—le dije y traté de levantarme como pude—. ¿Dónde está Sasuke…? —pregunté con la poca esperanza viva que tenía.

—Él no está aquí…—me respondió sin mirarme.

—¿A dónde se fue?

—No sé dónde está ahora. Él no vino aquí jamás—me respondió y palidecí.

—Yo… ayer estuve con…—me interrumpió.

—Estuviste conmigo, Naruto—me dijo muy serio y se puso de pie para acercarse a mí—. Tú te acostaste conmigo ayer. Estuvimos juntos.

—No…—dije y comencé a llorar aún más—No es cierto… No…—quiso acercarse aún más, pero puse mi mano en su pecho para que se alejara—. ¿Qué fue… lo que me hiciste, Gaara?

—No hice nada que no me hayas pedido—me miró a los ojos con seriedad, pero luego su rostro se tornó triste y bajó la mirada.

—¿Qué es lo que estás diciendo…? ¿Cómo podría yo…? —me interrumpió.

—¿Engañar a Sasuke? —esbozó una leve sonrisa amarga—. Tranquilo. No lo engañaste, porque tú y él ya no están juntos. Él te abandonó, ¿no lo recuerdas?

Me mordí el labio inferior y sentí una punzada en mi corazón al recordar lo que había sucedido el día anterior.

—Deidara y Hidan te trajeron al orfanato, porque te habías desmayado. Yo me acerqué a ti para ver cómo estabas y tú me besaste—al escuchar eso, lo miré sorprendido y sin poder entenderlo.

—¿Qué…?

—Tú me besaste, Naruto, y dijiste que deseabas que yo te tocara—me dijo y apreté mis dientes al sentir que el nudo en mi garganta crecía.

—No…—negué sin creerle.

—Sí. Tú me pediste que tocara tu cuerpo y me rogaste que yo entrara en ti. Tú me pediste que yo te tomara mientras tocabas mi cuerpo para provocarme y luego…—puse mis manos en su boca para que se callara, porque no lo soportaba más.

—¡Cállate! ¡Cállate! No digas nada más… No es posible…—le dije mientras lloraba.

Miré el rostro de Gaara y se veía cabizbajo. Su expresión parecía demostrarme que estaba ofendido por alguna razón y apartó mis manos de su boca para luego ir a recoger su ropa del suelo sin decir nada más. ¿Por qué él estaba así? Yo debería ser el ofendido y el que tendría que estar enojado, porque él se había aprovechado de mí.

Recogí mi ropa y comencé a vestirme para luego ir a ducharme. Él me miraba de reojo mientras buscaba ropa en su armario y tenía una expresión que nunca había visto en mi vida. Era como si, en cualquier momento, comenzaría a llorar, y mis sospechas se hicieron ciertas al escuchar un pequeño sollozo de su parte que me dejó petrificado. Volteé a mirarlo y sólo pude ver su espalda mientras buscaba lo necesario en el armario.

—¿Qué demonios…? —pregunté y él me ignoró.

Me sentí muy enojado. Podía escuchar algunos sollozos de su parte mientras yo me estaba abotonando la camisa. Me temblaban las manos. No podía creer en lo que él me había dicho. Yo… ¿engañar a Sasuke? Aunque él me había abandonado, yo no podría estar con alguien más. Para mí, sería un engaño de todas formas. Yo lo amaba y estar con otro significaría traicionar ese amor. Gaara tenía que haberme engañado y había abusado de mí. Me sentía asqueado. No podía creer que mi mejor amigo había sido capaz de hacerme algo como eso. Sus sollozos me estaban hartando.

—¡¿QUIERES PARAR YA, MALDITA SEA?! —lo agarré del hombro y lo di vuelta para ver su rostro y lo estampé con fuerza contra el armario.

Abrí mucho los ojos y mi rostro abandonó la expresión de ira al ver su cara. Estaba envuelto en un llanto que intentaba ahogar y su cara estaba empapada en lágrimas. Ni siquiera me miraba a la cara. Sus ojos estaban cerrados y se llevó una mano a la cara para cubrírsela. Lo solté y, lentamente, comencé a apartarme de él.

—¿Por qué…? ¿Por qué… estás así? —me sentía confundido y no entendía lo que sucedía.

—Nunca… fue mi intención hacerte algo que no quisieses… Yo, realmente…, creí que tú… —se llevó la otra mano también a su rostro y se lo cubrió para sucumbir en un llanto intenso que me hizo revolver las tripas de la culpa que comencé a sentir en ese instante—Naruto…, te juro que, si yo hubiese sabido que tú no querías…, jamás te habría puesto una mano encima. Créeme, por favor…—cayó de rodillas frente a mí y me sorprendí aún más.

Su voz quebrada, el llanto sin control que lo envolvía y esa mirada en sus ojos que expresaba una profunda tristeza, arrepentimiento y culpa se clavaron en mi mente, haciendo que me creyera una basura por haberlo tratado mal. Quizá… lo que me había contado era real. Yo, realmente, había visto a Sasuke ayer en mi cama… ¿Qué tal si por la tristeza que sentía por el abandono de Sasuke me había confundido y creí que Gaara era Sasuke…? En ese caso, entonces…

—¿Dices… que yo te pedí que tú…? —me agarró de los tobillos y puso su cara sobre mis pies.

—Yo creí… que tal vez tú querías que yo te consolara después de tu discusión con Sasuke… Pensé que yo te gustaba…, aunque sea para pasar el rato… La ilusión de pensar que tenía la más mínima posibilidad de aparecer en tu radar me la despertaste al besarme y pedirme que te tocase…—elevó su rostro y vi sus ojos rojos de tanto llorar—Pensé que yo… te gustaba de alguna forma y que tú me deseabas cuando me tocaste con tanta insistencia…

Sentí una punzada en el estómago y tragué duro al ver ese rostro tan triste. Jamás había visto a Gaara tan roto. ¿Yo era el culpable? ¿Acaso yo… lo había ilusionado y él creía que tenía alguna posibilidad conmigo? No… ¿Qué demonios había pasado el día anterior…? ¿Qué había hecho yo…?

—Naruto…, te juro que yo nunca te hubiese hecho nada en contra de tu voluntad. Haré lo que sea para demostrártelo, pero, si no me crees y deseas verme muerto por creer que yo abusé de ti…, entonces, pídeme lo que quieras. Haré lo que sea que me pidas. Puedo acabar con mi vida ahora mismo si tú me lo pides. Puedes odiarme cuanto quieras…—me dijo entre llanto y se volteó a buscar algo en el armario.

Sacó de allí la cuchilla de una afeitadora y comenzó a hacerse un corte en la muñeca. La sangre comenzó a brotar rápidamente y me lancé al suelo para agarrar sus manos.

—¡¿QUÉ MIERDA HACES?! ¡DEJA ESO! —grité desesperado e hice que soltase la cuchilla para luego apretar con fuerza la muñeca cortada.

La sangre se escurría entre mis dedos y no podía creer todo lo que estaba pasando en una mañana. Me mordí el labio inferior por la ansiedad que estaba sintiendo. Intentaba parar la sangre y miré a Gaara. Pude ver sus ojos tristes mirando mi rostro con una fascinación sin precedentes. Me miraba como un idiota mientras intentaba sonreír y las lágrimas seguían brotando de sus ojos.

—¿Por qué… hiciste eso? —aparté mis ojos de los suyos y él puso su mano libre sobre mi mejilla.

Lo miré de nuevo y él me sonrió mientras me acariciaba el rostro. Sus ojos me expresaban todo lo que él estaba sintiendo. Pude sentir aquel amor que me había confesado hacía unos meses atrás a través de sus ojos y sentí una horrible culpa en mi corazón.

—Tenemos que vendarte la mano…—le dije mientras apretaba su herida.

—Perdóname…—me dijo y apoyó su frente sobre la mía.

Pude sentir su cálido aliento chocar con mi cara y la culpa creció aún más. Mi corazón le creía. Sabía que Gaara sería incapaz de aprovecharse de mí. Yo había sido el idiota sin cuidado que lo había confundido con Sasuke y lo había ilusionado. Gaara estaba enamorado de mí y yo había abusado de él sin pensar que eso lo lastimaría. Había lastimado a este chico que estaba indefenso y entregándome su vida una vez más. Él había sido quien me había salvado una vez y estaba dispuesto a darme su vida para que le creyese y lo perdonase por algo que él no había hecho.

—No te disculpes. Yo debería disculparme contigo por pensar cosas horribles de ti… Yo sabía que tú estabas enamorado de mí y me aproveché de eso para calmar mi tristeza. Apenas te vi, quise calmarme contigo y terminé lastimándote. Soy de lo peor, dattebayo…—le dije y agarré un pañuelo del armario para envolver su herida y apretarla con él.

—Debí haberme controlado… Yo tenía que haberme dado cuenta de que no estabas en tus cinco sentidos y haberte detenido, pero…—suspiró con pesadez y tristeza.

—No tenías por qué controlarte si yo vine a provocarte. Te obligué a que hicieses algo por mí de manera egoísta, aprovechándome de tus buenos sentimientos. Perdóname, Gaara… No volveré a desconfiar de ti—lo abracé y el rodeó mi cuerpo con sus brazos.

Anhelaba consolarlo. Verlo llorando de esa manera había roto mi corazón y no deseaba volver a verlo de esa forma.

—Debo hacerme responsable por mis acciones, Naruto. Yo te hice esto y prometo responsabilizarme. Todo lo que quieras puedes pedírmelo y lo tendrás—me dijo al separarse de mí.

Sentí aún más culpa al escuchar esas palabras. ¿Él hacerse responsable? Yo tenía la culpa… Yo debía responsabilizarme. Lo había ilusionado haciéndole creer que había una posibilidad entre nosotros. Debía hacerme cargo de su corazón roto y ayudar a sanarlo. Yo lo había destrozado al acusarlo también. Él estaba tan roto como Sasuke me había dejado roto a mí.

Recordé todas las hirientes palabras de Sasuke y la duda de que, si había jugado conmigo o no. Yo no quería jugar con Gaara como ese idiota había jugado conmigo.

Me sentía tan miserable y solo además de todo… Gaara también debía de sentirse solo y triste. Quizá debía darle esa posibilidad que había creído que podía tener conmigo. Digo…, no íbamos a salir tan rápido luego de que yo había roto con Sasuke, pero podíamos acercarnos más para que yo pudiese remediar mis errores y quizá él terminaría por llenar mi vacío. Tal vez estaba pensando todo aquello por la enorme tristeza que tenía en mi corazón y quería apagarla con cualquier cosa…

No tenía idea de qué hacer, pero debía recompensar a Gaara. Quizá debía intentar darle la oportunidad de curar mi corazón como él tanto había querido desde siempre y yo curaría su corazón, del cual era responsable.

—Gaara…—susurré su nombre y él me miró con sus ojos tristes.

—¿Qué pasa? —me preguntó y bajé la mirada.

—Quiero hacerme responsable por haberte lastimado—lo miré a los ojos—. ¿Podrías… perdonarme y darme una oportunidad de…? —me mordí el labio inferior—¿Crees que podrías darme la oportunidad de enmendar la situación y salir conmigo? —me sonrojé al decir eso, porque estaba muy avergonzado por lo sucedido.

Él abrió mucho los ojos y pude ver su sorpresa.

—¿Tú… quieres salir conmigo, Naruto? ¿Estás pidiéndome… que salga contigo? —tomó mis manos y buscó mis ojos.

—Sí…—respondí avergonzado y sentí su cuerpo sobre el mío.

Me abrazó con todas sus fuerzas y me estremecí.

—Naruto Uzumaki…, acabas de hacerme muy feliz. Ni siquiera necesitabas pedírmelo—me dijo en el oído y correspondí a su abrazo.

—No sé cómo vaya a funcionar… No sé si podré tomar tu mano o besarte, y mucho menos hacer que se repita lo de anoche, pero… prometo quedarme a tu lado, dattebayo…—le dije tratando de no darle esperanzas de que actuaría como una pareja para él.

—No importa. Sé que eso no sucederá de la noche a la mañana. Todavía debes superar mucho para eso. No te pediré absolutamente nada. Sólo… quédate a mi lado. Yo prometo que te haré olvidar a todas las personas que te lastimaron, en especial… a Sasuke Uchiha—me dijo y mi cuerpo se estremeció al escuchar ese nombre.

No podía negarlo. Mi cuerpo deseaba a Sasuke. El abrazo de Gaara no me hacía sentir completo. Anhelaba que esos brazos que me apretaban el cuerpo con fuerza fuesen los de mi Sasuke… Mi Sasuke… Yo no sabía si realmente quería olvidarte. Aunque intentase aferrarme a todo lo que pudiese sanarme, sabía que mi ser se había comenzado a marchitar desde el momento en el que me habías dejado. Desde que había despertado a la realidad, sentí cómo mi cuerpo había comenzado a secarse por tu ausencia. Me estaba marchitando en los brazos de alguien que intentaba salvarme de lo que tú me habías hecho, Sasuke…


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).