Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Por él por Menma Lightwood-Uzumaki

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Advertencia: Este fanfic's está ubicado en el mismo mundo de Inevitable Destino, si deseas entenderlo mejor te recomiendo leer ese primero, si no, pues no es obligatorio.

También contiene spoilers del anime.

N/N; Por si acaso, esto no es una especie de final alternativo ni nada similar, solo es una idea que queria poner en la historia original pero que no me parecio que tuviera logica, de modo que decidi desarrollarla aqui.

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, yo solo los utilizo para dejar volar mi imaginación y traernos a nosotros que adoramos el anime la oportunidad de ver aquello que Kishimoto nos negó en un principio.

Este va a ser un capítulo único muy especial que tratará en su mayoría de Sasuke Uchiha en un enfoque muy personal a su historia, añadiendo por supuesto al Diosito Itachi en su mejor papel de hermano mayor. Aquí se viene a ver ese amor fraternal entre ellos juntado con mucho de mi toque cómico, escenas graciosas, nostalgia, muchos recuerdos, romance, amor y la visión de un futuro que seguramente a muchos de nosotros nos hubiera gustado que pasara.

De modo que si lo que esperabas era ver drama tóxico, incesto, sudor y sexo entonces está historia no es para ti. Exceptuando eso, espero que disfrutes la historia.  

Notas del capitulo:

Dedicado a mi querida pajarita, por ese bello final que nos hubiera encantado ver.

Sasuke Uchiha.

Leer ese nombre es como un indicativo automático que da pie varias palabras, en su mayoría adjetivos bastante gráficos como: Asesino, emo, traidor, vengativo...; También otros un poco más positivos como lo serían: Poderoso, letal, fuerte, inteligente y orgulloso. No obstante, cuando se suele enfocar demasiado en los extremos de una línea a veces se olvida que hay mucho de por medio, y en el caso de Sasuke lo que existía en ese medio era mucho dolor, tristeza, abandono, soledad, ira... Sentimientos provocados desde la masacre de su clan, sentimientos que jamás creyó que podría eliminar de su sistema por el simple hecho de que el amor inmenso que le tenía a su pueblo era solo unos grados menor al que tenía por su hermano mayor, y fue él quien se encargó de que se perdiera ambas cosas, dejándole completamente solo.

Puede que Itachi tuviera la idea preestablecida de que si el pudo anteponerse a la soledad y superarse, Sasuke también podría. Pero existía un detalle monumental en esa lógica ¿Cuál? Simple: Contexto.

Itachi desde muy joven ya había tenido una idea mucho más madura y consiente de lo que era el dolor, y a pesar de su inusitada soledad temprana, tuvo a varias personas a su alrededor, de entre las cuales se destacó Shisui como su mejor amigo y confidente, y el mismo Sasuke como aquel con quién podía expresar la poca ternura que le quedaba. Experimentó soledad a esa edad, si. Pero podía llegar a casa y ver a su madre, podía saludar a sus vecinos, podía charlar con su padre, podía escuchar las historias de sus tíos... Podía hacer un montón de cosas que, aunque fueron contraproducentes cuando se hizo mayor al acrecentar su culpa, de niño le resultaron reconfortantes.

Y Sasuke no tuvo eso.

Había sido un pequeño ignorante del mal en el mundo porque el mismo Itachi lo quiso de esa manera, se enfocó tanto en mantenerlo a salvo de experimentar el dolor que a la final fue eso lo que terminó perjudicandole. Sasuke no aprendió sobre el dolor poco a poco hasta acostumbrarse a el, no, el vivió una vida complemente normal hasta que la traición le destruyó la existencia. De un día para otro su mundo se vino abajo, la amargura de la soledad le empañó el corazón y para cuándo regreso a casa de ese hospital, no hubo nadie a quien pudiera ver.

No tenía un amigo, no tenía un hermano, no tenía padres, no tenía tíos, no tenía a nadie que le recibiera con una sonrisa en casa. Estaba absolutamente solo, y es por eso que aunque tuviera una mejor esperanza de futuro que su hermano, no significaba que sufriera menos.

De hecho, a veces incluso sufría más.

- Llegué a casa... - Apenas y tuvo fuerza para elevar la voz por encima de un murmullo, pero daba igual, nadie le hubiera escuchado de todas formas.

Tal vez estuviera loco, pero a veces podía ver sus sombras, como el eco de espíritus corpóreos vagando entre su mundo y el otro, recordándole que estaban en un lugar que él no podria alcanzar.

Un día simplemente había llegado más desmoralizado de lo normal, no fue a la escuela y solo se quedó mirando el agua del río en silencio hasta que se hizo de noche, regresando a su casa con el andar pesado de quién arrastra una carga demasiado grande como para lidiar con ella. No había levantado la cabeza hasta que llegó a la entrada, abriendo la puerta y sorprendiendose al jurar ver el vestigio de lo que era el andar y la espalda de su hermano entrando en la cocina.

Se volvió loco. Corrió hacia allá con un enorme revoltijo de emociones haciéndole mella en el pecho, y para cuando su joven mente entendió que solo era otra alucinación provocada por el trauma, ya se encontraba pegándole puñetazos a las paredes en un ataque de rabia histérica.

- ¿¡Porque no lo hiciste!? - Pegaba un golpe tras otro al concreto hasta que su propia sangre comenzó a deslizarse por la superficie. Sus gritos eran desgarradores - ¿¡Porque no te deshiciste de mi!? ¿¡Porque no me mataste!?
 
"Tonto hermano menor, casi me das lastima"

"Tu no vales ni que te asesine"

Le escuchaba hablar en ese tono lúgubre y desprovisto de sentimientos en su cabeza y no podía dejar de enfurecerse, ¿Así que eso era todo? ¿Eran tan insignificante que no valía la pena levantar el arma y deshacerse de él? ¿Realmente era tan inútil? ¿Así de poco importante era?

Esa noche su hermano le había dejado en claro que no valía la pena desperdiciar su tiempo con él. Que no valía lo suficiente como para matarle.

Pero podía hacerlo él.

Había tomado ese Kunai entre sus manos temblorosas, apuntando a ciegas un punto en el centro de su cuerpo. Apenas y tenía conocimiento de que punto podía apuñalar para morir más rápido, pero no importaba, solo quería dejar de existir, quería dejar de sentir dolor, quería al menos, por un miserable segundo, recordar que se sentía ser feliz.

Una persona adulta lo habría hecho rápido, pero el era un niño y tenía miedo, por lo que fue enterrando el filo lentamente en su cuerpo, sintiendo como su piel se hundía para evitar lastimarle.

- ¿Porque no me mataste? - La elasticidad había llegado a su fin con ese susurro doloroso y desolado, con un hilillo de sangre cayendo por su estómago.

Se sentía mal, su pequeño cerebro mareandose ante la visión de su propia sangre y al ardor que cada vez se volvía más insoportable. Comenzaba a hiperventilar y creía que podía desmayarse, caer en el suelo en medio en una serie de incontrolables temblores que podían escalar a una brutal convulsión. Quería eso, quería que le diera un colapso hasta que su propio corazón fallase, quería desaparecer con los demás.

Seguía alucinando, sabía que lo hacía no por la visión de sombras oscuras bailando en las esquinas de su visión a medida que su conciencia se desvanecía, sino por la imagen casi traslúcida de su hermano arrodillado frente a él, sonriéndole amorosamente como siempre había hecho. Casi podía sentir el roce de sus dedos en su frente.

"Perdóname, Sasuke. La próxima vez ¿Esta bien?"

- No quiero esperar a la próxima vez, lo quiero ahora... - Se le había cerrado la garganta mientras hablaba, ahogándose al sentir unas náuseas inmensas y aún así, se le salieron las lágrimas; Apretó con más fuerza el arma - Quiero morir... Quiero... Yo quiero...

La imagen de una hermosa cena familiar brilló unos segundos detrás de sus ojos.

- ... Quiero que todo sea como antes.

Se le cayó el Kunai en el proceso de tirarse al suelo y llorar como nunca lo había hecho, gritaba entre sollozos los nombres de todas las personas que había perdido incluyendo a su hermano, indeciso de si gritaba porque lo quería de regreso y abrazarle o porque no quería verlo de nuevo a menos que fuera para matarle.

Quería a su madre, quería a su padre, quería su vida de vuelta...

"Me siento solo..." No, era mucho peor y ahora lo entendía. No era tanto el sentirlo, era darse cuenta de la realidad en la que ahora vivía y con la que por el resto de su existencia tendría que soportar.

"Estoy solo"

Sasuke se guardó a partir de entonces todos sus buenos sentimientos muy en el fondo para tratar de sobrellevar su dolor, y aún cuando se hizo poderoso y salvó junto a Naruto el mundo, se seguía sintiendo muy vacío por dentro, como si necesitase de algo y no supiera que era; Mentiria si dijera que no estaba feliz de estar de nuevo en su aldea, de tener tranquilidad y paz, de saber la verdad de las cosas, de tener a su hermano de vuelta... ; Y aunque en su momento le hubiera dado una apoplejia fulminante cuando descubrio que estaba de pareja con otro hombre, ahora se le escapaba una pequeña sonrisa cuando les veía caminar juntos. Nunca fue partidario de las parejas melosas, y ciertamente la genética Uchiha tenía que ver pues nunca veía a su hermano regalando flores o haciendo cartas, pero le veía el cariño en los ojos cuando le miraba. Era similar al que ponía cuando le veía a él, solo que algo más íntima y cómplice.

Estaba feliz por supuesto, pero le costaba convivir, y ahora por alguna razón se había acrecentado el problema.

Se había alejado de las demás personas en los últimos meses, y aunque eso obviamente no desalentó a un Naruto que aún andaba de lo más presumido por tener a su mejor amigo en la aldea, si estaba un poco preocupado de verlo tan distante de sus compañeros. Y como el Uzumaki era reconocido por no quedarse corto en pedir ayuda si no podía hacer algo, acudió a Itachi para ver si podía hacer algo con esa actitud reticente y huraña que había adquirido el menor de los Uchiha.

Sasuke realmente no quería sentirse triste ni alejarse de nadie, quería estar motivado y feliz (Al menos tan feliz como el podía serlo) pero le costaba entender porque no podía hacerlo. Sentía una extraña molestia en el pecho cada vez que se levantaba por las mañanas, como una acidez que le perturbaba la tranquilidad. Todo lo que pasaba a su alrededor le resultaba asfixiante, se fastidiaba muy rápido de todo, le aburría en exceso estar rodeado de personas, sentía la insoportable necesidad de quedarse en su casa haciendo cualquier otra cosa por muy rutinaria que fuese, y solo se sentía medianamente cómodo cuando se iba a dormir, permitiéndose pensar en sus momentos felices con sus padres y los entrenamientos con su hermano.

Con el paso de los meses a lo máximo que había llegado a suponer es que estaba molesto, pero no entendía de que, o porque. Simplemente sabía que estaba amotinado, fastidiado, cansado, díganle como gusten, el punto es que estaba de muy mal humor.

Para su suerte, emparejado o no Itachi Uchiha seguía siendo un genio, y aunque no lo fuese, conocía demasiado bien a su hermano, por lo que la respuesta a ese malestar que sufría Sasuke fue tan sencilla y clara para él que incluso le generó un poquito de gracia. No obstante, por suerte para el emo vengador, la solución a ese problema era igual de fácil.

La idea se le había ocurrido unos dos días después de que Naruto fuese a verle, y aunque él no tenía dudas de que funcionaría y el Jinchuriki estuvo de lo más alegre por ello, había otro rubio que estaba bastante escéptico.

- ¿Porque me miras así? - Situación sería o no, que su cara de indecisión le resultara entretenida era casi inevitable.

Un par de ojos azules se estrecharon con algo de acidez.

- ¿Tú porque crees?

- ¿Crees que es una mala idea?

- No, creo que es una terrible idea - Podía tratar de ser algo empático con el Uchiha presuntuoso, pero eso no quitaba que le parecía una mala estrategia - Y eso ya es raro, porque tus planes siempre funcionan.

Itachi comprendía su punto, esto se salía un poco de su estándar, por ello se sentó junto a él.

- No siempre tengo los mejores planes - Comentó tranquilamente, rememorando los días antes de la masacre del clan.

- Pero funcionan - Acotó el rubio, reprimiendo una sonrisa - Los míos por otra parte si que son extravagantes, y lo peor es que no funcionan la mitad de las veces.

Aquello alivió un poco el ambiente, pero no era sorpresa. La habilidad de modificar el entorno a uno más divertido y ameno era una habilidad que parecía innata en su compañero últimamente, y a pesar de que sabía que seguía inseguro de continuar con su idea, tenía que entender que era la mejor solución al problema.

Pero no hizo falta, llevaban demasiado tiempo rodeados el uno del otro. Lo único que necesitó fue mirarle, observando esos ojos claros que siempre llamaban su atención, mientras que los suyos propios le transmitían la urgencia del momento, juntado con la vulnerable devoción que venía cada vez que se fijaba en él.

Solo bastó agregarle una sola palabra.

- Dei...

Bufando con un dramatismo que no perdería nunca en su vida, Deidara le echo una mirada de resignación antes de asentir brevemente. Si estaba ahí con ese sujeto es porque le tenía confianza. Tener dudas a estas alturas era tonto, y no tenía motivos para ello.

El como ese Uchiha recompensó su apoyo es una historia que va para otra ocasión ( CofcofBiendurocontraelmuroCofcof ) Lo que si se podría destacar era el pensamiento de expectativa que tuvo Itachi despues cuando salió en dirección a la casa de su hermano, insistía en que su idea era la mejor opción, pero no por ello estaba menos intrigante de que reacción tendría Sasuke. Al menos tenía en mente que siempre había sido un chiquillo respetuoso al menos en su niñez, y aunque en la mitad de la adolescencia se había puesto algo detestable, últimamente luego de la guerra su carácter se había dulcificado un poco gracias a su presencia de hermano mayor y la paz de los días tranquilos.

De modo que para que Sasuke volviera a ponerse tan arisco como un gato callejero en épocas de hambre, tenía que cogerlo muy fuera de base.

Más o menos como ahora.

- No me jodas.

La ceja del mayor de los Uchiha se alzó de inmediato en reacción a ese lenguaje tan brusco y vulgar. Vale, que no esperaba rosas pero aquello resultó muy repentino.

- No lo hago.

- ... - Aquella seriedad típica en Itachi le puso un poco más derecho, pero no por ello estaba menos sorprendido - ¿Acaso Deidara está muy ocupado?

- Los dos iremos a una misión fuera de la aldea, volveremos en tres dias.

- ¿Y porque no le pides ayuda a Naruto o a esos cúmulos negros que supuestamente son Dioses? Ellos no te dirán que no.

- Seguramente - Su gesto de paciencia no menguo con esa mirada fija - Pero te lo estoy pidiendo a ti.

"Fantástico" Si antes estaba amargado ahora lo estaba mucho más, siempre sentía en su interior que Itachi había hecho tantas cosas por él que nunca podrá pagarselo, por lo que cada vez que le pedía un favor le era imposible negarsele ya que creía que nada de lo que le pidiera se comparaba a lo que tuvo que hacer por él.

- Honestamente no sé qué es lo que esperas que haga... - Dejo salir un suspiro cansado - Esta no es mi área y lo sabes.

- Si, eso lo sé. Pero no te estoy asignando una misión, no te exijo un informe ni que pongas en peligro tu vida. Lo único te estoy pidiendo, Sasuke, es que hagas lo mejor que puedas.

Honestamente Sasuke hubiera preferido que le pidiera cualquiera de las otras opciones.

- Ya que.

Aquel tonito de adolescente amargado no le sorprendía, pero tampoco le concedería el capricho.

No es como que si Itachi le tuviera malcriado ni nada de ese estilo, pero por lo general cuando se ponía necio con no querer cumplir con alguna tarea asignada por el consejo para redimir sus errores era su hermano el que intervenía para que no le fastidiasen demasiado. Él y Naruto, claro. Para ellos era fácil hablar con esa bola de ancianos prepotentes porque Naruto les había salvado el culo pellejudo e Itachi pues... a él prácticamente le debían la solvencia de aldea, asi que era más lo que le debían que lo que le podían pagar. Ah pero a él no, él si tenía que desgastarse el lomo haciendo misiones porque ¡Uy! Atentaste contra la aldea.

¿Y? La Aldea la atentaban todos los días, una más no hacia la diferencia.

¡Uy! Te peleaste casi a muerte con tu amigo.

Kakashi hizo lo mismo y hasta de Hokage lo pusieron, además ¡Que coño! No había ser en Konoha que no le hubiera pegado a Naruto, el pobre se había llevado tanto golpes que uno suyo realmente no afectaba en lo más mínimo. Era imposible que el tipo se quedara más idiota después de los puños voladores que recibía de Sakura casi a Diario.

Así que no, no era un consentido que hacía drama cuando le ponían tareas pesadas, pero si aceptaba que hubieron varias asignaciones que eran bastante exageradas y que aunque pudo haberlas hecho, su hermano se encargó de hacérselo notar a Kakashi.

Pero justamente hoy que realmente no quería hacer algo era su propio hermano el que tenía que insistirle para que lo hiciera. Que maravilla.

Tomo de su casa las cosas que necesitaría para esos días y se dirigió al apartado en el bosque que Itachi tenía para vivir, no le parecía mala la ubicación ya que era bastante privada, lo que le discutía era los animales silvestres. No le gustaban. Aguantaba a los gatos y eso a medias, porque tampoco es que era fan.

A medio camino fue interceptado por el rey de Roma.

- ¿Que haces aquí? - Inquirió Sasuke con su poca cortesía usual que no afectó al otro.

- Recibirte, no has venido muchas veces por la zona.

- Eso no significa que me vaya a perder, se dónde queda tu casa. De hecho, todo el mundo lo sabe - Su amargura se debía a que su hermano era prácticamente una sensación en la aldea. Cada persona en la aldea se había asomado por lo menos una vez a mirar el domicilio del famoso ex criminal Uchiha - Si lo que realmente te preocupaba era que no apareciera no debiste molestarte, no voy a huir.

- Se que no huirias, eres demasiado orgulloso para eso - Aunque pudo ser un regaño, su sonrisa era cariñosa.

Le agradó la confianza, pero se guardó la emoción.

- Pues gracias.

Llegaron muy rápido a la sencilla contrucción que Itachi tenía como hogar. Era bastante destacable en ciertos aspectos, y se notaba que le pertenecia a él por varias razones, comenzando por el símbolo del Clan Uchiha encima del marco de la puerta, los cuervos que por allí revoloteaban o, como ahora, la presencia de una cabecita rubia que salía por la puerta de enfrente, echándole una mirada significativa.

Era notorio para Sasuke que él tampoco estaba muy de acuerdo con la idea.

- Deidara - Su breve y seco saludo fue recibido con otro similar, solo que menos apático.

- Sasuke.

Aunque no lo pareciera, Deidara le caía bien. No era un lamebotas conformista como la mayoría que solía acercarse al apellido Uchiha, era terco y aunque tenía ese tinte escandaloso que llevaba años criticandole a Naruto, su escasa disposición para aceptar tonterías y su carácter rebelde le convertía en alguien que le resultaba extrañamente agradable para él.

- Tienes todo lo que necesitas adentro - Suspiró Deidara - No debería venir nadie, pero a veces vienen personas de sorpresa para saludar.

Sasuke arrugó las cejas.

- ¿Saludar?

- Verle - Acotó, dando una cabezada al mayor de los tres que presenciaba la escena con ese interés entretenido que le generaba ver a esos dos hablando - Vienen a veces a confirmar rumores, preguntan cosas sobre el Clan Uchiha o piden detalles sobre la guerra. Nada muy complicado, por lo general se van rápido, tu decides si quieres atenderles.

- No pienso perder el tiempo atendiendo a nadie - Dijo el Uchiha con seriedad.

A Itachi ese carácter tan cerrado le saco un inaudible suspiro, definitivamente eso lo había sacado de su padre; A Deidara si le pareció divertido.

- Pues allá tú.

Dando por finalizada la conversación, ambos ninjas comenzaron a alejarse quebrando un poco esa coraza de frialdad que tenía el menor de los Uchiha.

- ¿Ya se van?

- Si - Respondió un Deidara a quien ese ligero tono de desenfoque le resultó épico - Ya te dije, está todo adentro. Vigila la propiedad y trata de que los cuervos no entren por la ventana o se te comerán la comida.

- ... Vale.

- Volveré pronto - Aquellas palabras fueron acompañadas de una mano en su hombro, ofreciéndole un apoyo reconfortante que solo la familia te puede dar - Cuídate.

Bajando los hombros como una señal de resignación, Sasuke asintió y visualizo por un segundo esa mínima sonrisa alentadora en Itachi antes de que se marchase del lugar.

Saltando entre las ramas de los árboles, Deidara simplemente no podía dejar de sonreír.

- Te va a matar cuando regreses.

- Quizás... - Sorprendentemente, el que lo intentase no le parecía mal, de hecho le recordaba a cuando de niños se negaba a pasarle algo de la estantería más alta y Sasuke corría a sus piernas para darle un ataque brutal por su falta de obediencia - O quizás no.

- Yo creo que sí, ¿Viste su cara? - Cuñado o no, no podía perder la oportunidad de burlarse - Parecía que le iba a dar un infarto y eso que aún no entraba a la casa.

- Sasuke siempre ha sido muy apresurado a las cosas, tiende a hacerse ideas que no son y por eso piensa mal de la mayoría de las personas.

Los ojos azules le echaron un repaso crítico.

- Incluyéndote.

- Incluyendome - Accedió de buena fé, bajando un poco la velocidad pues ya estaban bastante lejos - Puede que él no esté de acuerdo, pero le va a servir la experiencia.

- Si tú lo dices... - Una sonrisa creciendo en su rostro - Esto de ser malicioso se te está dando demasiado bien en estos días, ya como que comienzo a preocuparme.

A su lado, resonó una baja y profunda risa muy sensual.

- Hay más cosas por las que deberías preocuparte.

- ¿Ah, si? ¿Como que?

- Tú - Su voz bajando hasta tornarse grave y sus ojos negros resaltando - Hace rato.

Uhhh, cierto.

Habían estado charlando de lo más tranquilos de la vida hasta que, por algún motivo u otro, comenzaron a divagar sobre el orgullo y la prepotencia Uchiha que al parecer era genética, Deidara había hecho un par de comentarios muy a su estilo sobre el tema y, en lo que se llevaba a cabo ese contrapunteo sobre el ego, accidentalmente en uno de sus alegatos se le había escapado llamarle por su apellido. Ni siquiera fue algo muy importante, apenas un mero "No me fastidies con eso, Uchiha" Pero ese Uchiha no aceptaba equivocaciones, y sabía exactamente qué acción tomar para castigar esa osadía.

Su humilde trasero se salvó única y exclusivamente porque Sasuke había llegado, y Deidara en ese momento no pudo sentirse más agradecido por el hecho de que el matrimonio Uchiha hubiera decidido traer otro retoño al mundo.

Ahora, sin embargo, no tenía salvación.

- Podrías retractarte - Comentó como si nada el azabache, más por molestarle que otra cosa.

Es que vamos, a él no le daba eso de dar su brazo a torcer. En desventaja o no, prefería que le arrancasen los brazos de nuevo, aunque tampoco es como si su reprimenda fuera tan mala.

Eso, por supuesto, no lo aceptaría en voz alta.

De modo que tenía dos opciones: Aceptar su oferta y disculparse...

- Podría hacerlo... - Su fingido tono de indecisión llamando su atención.

O Correr.

- Pero lo haré sobre mi cadáver - E imitando como nadie al rayo amarillo de Konoha, desapareció bruscamente del lugar. Lo único que podía ver Itachi con su Sharingan era su espalda a muchísimos metros hacia adelante.

Igualando su velocidad y teniéndolo un poco más cerca, el Uchiha vio imperativo ponerlo de sobre aviso.

- Sabes que voy a alcanzarte - Aquello, más que desanimarlo, le sacó una mueca burlona seguida de una mirada de desafío.

- ¡Te reto a que lo intentes, Uchiha!

Ohhh.

Aún si por fuera aquellos ojos se entrecerraron con un anticipado brillo peligroso, por dentro se encontraba sonriendo con el mayor de los entretenimientos.

Esto sería muy divertido.








             OoOoOoOoOoOoO








Por otra parte, observando la puerta de la casa como si detrás de ella se encontrara la acumulación total de toda la maldad, Sasuke titubeó un poco. La arruga que siempre mantenía en la frente se había profundizado notoriamente al sentir su duda, era casi como si su orgullo estuviera observándolo con una ceja alzada. Carajo, que era Sasuke Uchiha, cuando le diera la gana era capaz de hacer un revuelo tan grande que podía paralizar Konoha entera, actuar con vacilación era para débiles y estúpidos.

La estupidez se la dejaba a Naruto, y él no era débil.

Sacudió la cabeza y entró con una valiente determinación que envidiaria cualquier miembro de SWAT. Se detuvo un segundo una vez adentro para ojear brevemente la estancia, descubriendo que estaba exactamente igual a la última vez que había venido, que era más o menos como casi un año. Todo era bastante básico, pero habían fotos, había una cocina, un sofá, y encima de ese último se encontraba el objetivo de su misión. Le miró fijamente como cinco minutos, quieto como fantasma que quería espantar a alguien. El no quería asustar, de hecho no quería hacer mucho ruido, pero no estaba seguro de cómo proceder ahora. Es decir, ¿Debería moverlo? ¿Moverse él? ¿Encerrarlo? ¿Encerrarse él? ¿Quizás...?

- ¿Si sabes que es un bebé y no una bomba, verdad?

Un shuriken salió volando en dirección a la voz, enterrandose en la pared donde segundos antes estaba su cabeza.

- Uy, pero que genio.

- ¿Que estás haciendo tú aquí? - Su mal genio trasladándose a esos ojos cafés que se hallaban divertidos.

- Teníamos el presentimiento de que esto saldría del culo y vine para verificar que todos sigan vivos. Sin ofenderte, tampoco es que nos resultes un desastre total, pero acabo de llegar y lo primero que veo es a ti mirando al crío como si quisieras echarlo al barril de desechos tóxicos.

Omitiendo ese pequeño momento de desliz personal, le miró mal.

- No necesito ayuda de ustedes - Su reticencia con respecto a las figuras se debía básicamente a que le parecían una estafa. Se suponía que manejaban el universo y lo único que él las veía hacer aparte de perseguir a Deidara como si se pudiera morir en cualquier momento, era generar desmadre por dónde quiera que fueran. Él creía en otra clase de dioses, y si esos no existian entonces estaba bastante decepcionado de que estos fueran los que tenían. Alzó la barbilla - Lo puedo hacer perfectamente solo.

- ¿Seguro? Porque podrías necesitar alguna ayudita.

- Te he dicho que no.

La que tenía en frente era la que le resultaba más fastidiosa de todas. Es decir, las tres le caían mal, pero la que Deidara llamaba la "Tres" era particularmente insoportable por su manera de llamarlo. Si, al artista le llamaba rubio y eso no lo veía mal, a fin de cuentas era rubio, y a su hermano le llamaba Uchiha, como la mayoría de personas; Creyó que le llamaría igual pero al parecer solo uno era merecedor del apellido, y como Diosito le puso de segundo en la fila, terminó teniendo que soportar...

- Oh vamos, renegado junior, no te amargues tanto la vida.

Podía jurar que se le bajaba el azúcar cada vez que escuchaba ese apodo.

- Solo debes llamarme y apareceré enseguida para ofrecerte mi humilde mano ami...

- Fuera.

- ¿Pero no crees...?

- ¡Largo! - Con el diseño del Mangekyo Sharingan adornando sus pupilas, la figura número tres alzo la manos sin dejar de sonreír. Esos Uchiha no aguantaban nada.

Una vez quedado solo, solo le quedó un pequeño problemita.

Había alzado la voz, y muy fuerte además, por lo que por razones obvias, el pequeño bollito comenzó a despertarse; Arrugó los ojos en un pequeño intento por volver a dormir, pero no fue suficiente, de modo que emitiendo un suave y bajito "Mmmm" apretó los puños y bostezó, abriendo los ojos.

Dos pares de ojos negros se observaron por lo que pareció una eternidad.

Luego, como superando la aparición de su tío casi ausente, movió la cabeza de un lado a otro, balbuceando un par de incoherencias que muy seguramente en su idioma significaban "¡Tráiganme a alguien que no me este mirando como si fuera un pejelagarto, por favor!"

"Okey..." Aquello tenía que ser sencillo, osea si, no tenía ni puta idea de cómo cuidar bebés. De hecho lo más loco que había hecho como chico joven normal era beber sin tener la edad, porque del resto era tan noob en la materia de cuidar infantes como cualquier adolescente.

- Muy bien.

Se subió bien los pantalones y tomo a la versión enana de su hermano, extendiéndolo lo maximo que le daban los brazos. El pequeño hizo un brusco movimiento de queja por la forma tan insultante e incómoda en la que era transportado, por lo que se siguió quejando hasta que terminó en el piso; Sasuke quería que se distrajera para poder entrenar un rato, así que adornó a su alrededor con un montón de cosas que no sabía para que eran pero que tenían colores brillantes así que debían servir de algo, y ya. Se quedó expectante de si eso era suficiente, de si eso serviría para mantenerle ocupado...

Pues no.

Su sobrino rechazó cada uno de los juguetes improvisados con un ceño fruncido de malas pulgas que definitivamente no había sacado de ningún Uchiha, su cara estaba arrugada y le decía un montón de cosas mezcladas de las cuales solo tenía claro que no le gustaba nada de lo que le había puesto. Porque del resto no le entendía un carajo.

Vale, plan B. Intentaría con comida, ya eran casi las doce así que probablemente tendría hambre.

Cuando se inclinó para levantarle, ambos Uchiha compartieron una significativa mirada de circunstancias, fue algo en plan de "Te cargaré como me de la gana" Por parte de Sasuke, y un "Atrévete a intentarlo" Cortesía del pequeño cuyos pulmones eran lo suficientemente fuertes como para aguantar tres horas de llanto si le hacian fastidiar.

Aquellos ojos podían ser ligeramente redondeados, pero había toda una descendencia Uchiha ahí metida.

Sasuke terminó por resignarse, al fin y al cabo tenía en frente la combinación más jodida del mundo: La inteligencia de su hermano y la insoportable terquedad de Deidara; "Un terco perseverante e inteligente, perfecto" Exhaló con frustración, pegandoselo a las costillas con renuencia; A pesar de la brusquedad, su renuncia le calmó un poco el movido carácter al vencedor, y se quedó quieto mientras le colocaban en una silla de la cocina.

Claro, al menos los primeros diez segundos, luego intento irse de cabeza.

- ¡Joder! - Le sostuvo un lado del cuerpo para evitar que cayera, acomodandolo de nuevo en su sitio - Quedate quieto.

Apenas pudo mover una olla para ponerla en la mesa antes de que se fuera al piso de nuevo, y de espaldas. Se salvó solo por las ágiles manos que volvieron atraparlo.

Sasuke lo sentó derecho en la silla con las cejas arrugadas.

- Sentado - Decían que la voz firme y la seña funcionaban con los perros, así que no veía porque no en este caso.

Se le quedó viendo con cara de sospecha en lo que retrocedía con cuidado, el pequeño se había quedado quieto y le miraba con una curiosidad bastante justificada, es decir, tenía a Sasuke Uchiha en frente moviéndose con una lentitud precavida similar a cuando se quieren matar cucarachas, a cualquiera le hubiera parecido interesante.

Decidió hacer sopa, no tenía idea de lo que le gustaba comer, pero se figuraba que la sopa bastaría. Buscó los ingredientes y los juntó en un orden que ya se había aprendido hace muchos años. De niño nunca tuvo necesidad de cocinar pues su madre o Itachi se encargaban de eso, pero luego de la masacre del clan se había tenido que adaptar a la idea de que nadie cocinaria para él; Comió instantáneo, quemado y crudo por tres meses hasta que aprendió a hacer una sopa decente. Luego la fue perfeccionando.

Como era lo único que sabía hacer, estuvo comiendola por dos semanas enteras mientras recordaba como se sentía llegar a casa y oler el sabroso aroma de una cena familiar recién hecha.

Hacer esa sopa se hizo habitual, y llorar mientras la comia también.

"Joder" Aquel fastidioso sentimiento de opresión al que ya se había acostumbrado comenzó a atosigarle, ya no era tan asfixiante como antes, pero aún le afectaba.

Salió de su pozo de negatividad escuchando un divertido "Omp" seguido del ruido seco de la madera. En esta ocasión, y por andar de distraído, se tuvo que tirar al piso para servir de parachoques.

"O no comprende la ciencia o me quiere tocar las pelotas" Pensó mirando con ojo crítico a su sobrino sentado en su pelvis.

Cuando fue a incorporarse para sentarse también, un pinchazo le resonó en la frente. Maldijo mientras se llevaba la mano a la cara, notando como al parecer antes de caer el niño se había llevado consigo el cucharón de madera, y ahora le pareció buena idea usar su cabeza como tambor.

"Me quiere tocar las pelotas" Dictaminó con un tic en la ceja.

Jodidamente harto, hizo aparecer una de sus serpientes y amarró el niño a la silla.

- Ahora si - Se sintió de lo más satisfecho.

Estaba seguro que si Deidara hubiera aparecido por ahí y encontrara a su hijo atado a una silla por un reptil no habría Dios en el mundo que le salvara de morir explotado. Por ello agradecía que no volverían en un rato.

O no, porque por lo mismo tenía mucho que aguantar.

Terminó de cocinar sin ningún contratiempo, observando de reojo como el mini Uchiha se distraía detallando los matices de la piel lisa del animal, tocando sus pliegues y examinando el interior de su boca; Era una suerte que fuera una serpiente entrenada, por lo que se quedó tranquila ante su orden.

Cuando fue él momento de comer, cayó en cuenta de un detalle: Tenía que dársela.

Si, que podía hacerlo porque no tenía mucha ciencia, pero la daba una vergüenza super jodida hacerlo; Como no le quedaba de otra, mirando de un lado a otro como verificando que no hubiera nadie, extendió la cuchara que fue mordida de inmediato. Al menos no necesito hacer esas muecas vergonzosas que hacen las mamás, el niño sabía que iba a comer y eso hizo sin ponerle trabas. Al menos en eso era bastante tranquilo.

A diferencia de él...

- No quiero - Se quejaba un Sasuke de tres años con los labios hechos una montañita de quejas.

Le habían dicho que le harían tomates para la cena, pero resultó que una reunión del clan entretuvo a sus padres demasiado tiempo, ¿El resultado? Ellos aún no habían llegado e Itachi que recién terminaba una misión con su equipo solo pudo comprar lo esencial para que su hermanito no tuviera que esperarle demasiado.

La comida se veía deliciosa, pero eso no era lo que Sasuke quería.

- Vamos, Sasuke - Suspiró un joven Itachi que, aunque magullado y sin poder descansar, estaba centrado netamente en el más pequeño - Es muy tarde para salir a comprar tomates.

- Pero me lo prometieron - Con su tonito infantil haciéndose más agudo por el sentimiento de tan enorme traición.

- Lo se, pero si quieres mañana yo mismo te compraré un par.

Los ojos de Sasuke se iluminaron por completo.

- ¿Y me cocinaras?

- Si, te haré algo especial.

- ¿Lo prometes?

- Lo prometo - Y tomando la cuchara que el menor se había negado a tomar, la lleno con comida y se la puso enfrente con aire persuasivo - Ahora come, está bueno - Sonriéndole para darle ánimos.

Sasuke se la llevó a boca con una expresión de felicidad que mantuvo el resto de la noche. Puede que su hermano no pudiera cumplirle todo el tiempo, pero confiaba en que si era él quien se lo prometía, aunque tardase, lo haría.

Recordar eso le dejo muy quieto, ensimismado por la abrumadora felicidad que ese recuerdo antes de producía y que ahora, sin razón aparente, solo le daba mucha nostalgia, pero no de la buena.

- Realmente... - Murmuró por lo bajo, alzando la mirada ausente justo a tiempo para ver a su sobrino toser.

Se asustó como la mierda.

Sasuke se levantó con tanta fuerza que la silla se cayó hacia atrás, aventandose contra el niño y dándole instintivos golpecitos en la espalda, tratando que superase el ahogo. Como eso al parecer no funcionaba, lo alzó al aire, pegándolo contra su pecho sin dejar de incentivar sus pulmones.

Terminó con el hombro húmedo pero al menos logró que se fuera estabilizando.

Comprendiendo que para cuidar niños tenía que tener los ojos bien abiertos a menos que quisiera que está vez fuera su hermano el que quisiera matarlo a él, se dió un momento para superar su propio momento de horror personal.

"Itachi lo hace ver fácil" Tenía que concederle eso, su hermano parecía haber nacido con ese sentido sobreprotector y responsable con los seres mas indefensos. Él... Digamos que Sasuke era más tosco para esos temas.

O para todos, en realidad.

Estaba esperando a que los últimos resquicios de la tos se apagasen cuando alguien tocó la puerta. Por el chakra sabía que no era nadie conocido, por lo que perfectamente pudo no abrir de no ser porque el visitante era muy insistente. Vale, que le podía ignorar, pero ni él tenía paciencia para aguantar ese fastidio.

Aún con el bebé alzado, abrió la puerta con su típica cara de indiferencia. Era un pueblerino cualquiera que lucía demasiado interesado.

- ¿Vive aquí Itachi Uchiha?

"No era un chiste entonces" Pensó Sasuke alzando una ceja.

- Si, pero no está.

- Oh, ya veo... - El gesto de emoción decayó - Para la próxima será, dígale por favor que del lado oeste le enviamos nuestra gratitud por su colaboración en la guerra.

Asintió una sola vez y cerró la puerta. Que curioso, él recordaba muy vividamente que le habían apuñalado hasta casi matarlo y que por ello consiguió el Rinnegan y la capacidad de sellar a Kaguya, por lo que le resultaba bastante interesante que nadie se le apareciera en la puerta para decir gracias.

Ah, que importa, a él no le gustaba socializar de todas formas.

Se dió la vuelta con la intención de dejar al niño de vuelta al sofá cuando la puerta le Interrumpió de nuevo. Esta vez era un canoso hombre mayor.

- ¿Se encuentra el señor Uchiha?

- No.

- Que mal, pensé que estaría... - Luego le dió una mirada interrogante - ¿Y tú eres?

"Me tiene que estar jodiendo" Se sintió achicar peligrosamente los ojos.

- Uchiha Sasuke - Mascullo con su voz muy grave.

El hombre hizo un ruido de apreciación en lo que daba unas súbitas asentidas con la cabeza.

- ¡Ah, eres el hermanito!

Antes de que su instinto de atravesar gente a punta de Chidoris se manifestase, cerró la puerta de un portazo.

- Hermanito... - Murmuró moviendo inconscientemente la cabeza sin poderselo creer; El pequeño soltó una risa al observarle - ¿Y tú de que te ríes?

Casi sin pensarlo, movió la cabeza de nuevo. No le hizo ninguna mueca ni tampoco le agregó alguna estúpida voz aguda, y aún así, ese gesto de seriedad con esa melena negra moviéndose en su cabeza como una palmera fue suficiente para hacerle reír de nuevo.

Una de sus comisuras tiró hacia arriba, bajandose solo por el sobresalto que el sonido en la puerta le produjo.

- ¿Que? - Cuestionó con un humor de perros que solo empeoró cuando el chico del otro lado pasó por completo de él.

- ¿Está...?

- No.

- Ah... Había escuchado que le dejó encargada su casa a un sujeto, vine para saber si era cierto - Ladeó la cabeza - Eres tú, ¿No? ¿Como te llamas?

La forma en la que esos ojos negros relucieron en silencio de manera amenazadora pudo haber hecho huir a cualquiera, pero el chico pareció interesado en otra cosa.

- ¡Oh! ¿Ese es su hijo? - Exclamó con un animo repentino en dirección al pequeño, como si quisiera tomarlo.

Instintivamente, Sasuke echo el lado de cuerpo que sostenía al bebé atras, poniendo el otro adelante con ese aire imponente y oscuro que poseía. El Sharingan en sus ojos le agregó más peso, y el sujeto retrocedió.

- Itachi Uchiha no se encuentra y no lo va a estar los siguientes días - Anunció con frialdad - Así que dile a los que conoces que si quieren seguir fastidiando lo hagan cuando él llegue.

Y le cerró la puerta en la cara.

"Esta gente... " Bufó cuando desactivo sus ojos. Por Dios, que él había sido un grandísimo desgraciado hasta hace poco, pero tampoco había cruzado el límite de querer quitarle un niño a alguien como si fuera un Kunai prestado. Se llamaba respeto familiar, y él no cruzaba ese límite.

Una mano le tiró de un mechón de pelo, regresandolo a la realidad.

- Deja - Y echo la cabeza atrás. Fue inútil, se inclinaba para poder tomarle de los mechones del frente.

"Es demasiado necio"

Luego de tanto estrés el siguiente paso en su lista habría sido dejarle dormido para poder largarse a incendiar algo y relajarse, pero cierta personita no tenía interés alguno en dormirse de nuevo. Andaba bastante enérgico, de hecho. Apenas y podía sostenerle por la manera en la que movía los pies con entusiasmo.

- Tal vez... - Dudó un poco, si lo que quería era tener algo de movimiento siempre se lo podía llevar a entrenar. Total, no podía causar tanto desastre si no sabía caminar - Bueno, a ver qué tal sale esto...








             OoOoOoOoOoOoO








Dos horas y siete infartos más tarde, Sasuke verificó que no hace falta andar en dos pies para ser un magnífico dolor de culo.

- Maldita... sea... - Se encontraba recostado bocarriba, observando el cielo y resintiendo un montón de heridas, raspones y quemaduras que se había hecho tratando de salvaguardar el futuro del clan Uchiha. Futuro que por cierto, no le puso las cosas para nada fáciles.

Un ligero pesito le hundía el estómago en lo que algo húmedo le mojaba el pecho, estaban en la orilla de un estanque y como pensando que el tío Sasuke necesitaba un baño, tomaba agua con las manos y se la echaba encima, jugando con la tela empapada.

Lo dejo ser, a fin de cuentas era lo más quieto que había estado hasta ahora.

Quien apareciera por ahí diciendo que ese niño era la copia exacta de su hermano se iba a llevar una muerte tan malditamente dolorosa que hasta Madara Uchiha se sentiría orgulloso. Verga, recordaba que Itachi tenía sus momentos de vez en cuando, pero de eso al calvario que acaba de pasar existía un trecho muy largo dentro del cual se encontraba un único responsable.

Lo dedujo cuando se llevó un buen porrazo al salvarle del camino de una bola de fuego.

- ¡Agh! ¿¡Sacaste el instinto suicida de Deidara o que!? - Exclamó totalmente cabreado, enfrentando a unos ojitos que, ignorando por completo su enojo, miraban la katana que trataba de quitarle - De ninguna manera, enano.

"¿Que? ¿Te da miedo que él también quiera apuñalarte?"

Lo que faltaba.

"Salte de mi puta cabeza" Gruñó malhumorado, ese truco que lo usarán con cualquiera, a él le parecía un abuso a la privacidad.

"¿Sabes? Te iría mejor si aceptaras mis consejos, al fin y al cabo he convivido más veces con el crío que tú"

En eso tenía razón, no visitaba tanto a su hermano cómo las figuras lo hacían, pero no por ello se iba a rebajar a pedir ayuda.

"Lárgate"

"¿Quieres probar que tanto resistes antes de colapsar?"

"¿Quieres probar que tan lejos puedo invocar el Amaterasu?"

La figura número tres soltó una risa de lo más divertida, fastidiar a los Uchiha siempre le ponía de un humor magnífico.

"Si insistes..." Y desapareció por completo de su cabeza, pero seguía echando un ojo de vez en cuando. No le agradaba Itachi, pero esa idea había sido buenísima.

Luego de eso simplemente se había tirado al piso en una especie de rendición silenciosa que el niño tomo como una señal para poder usarlo como almohada personal; Le reviso la vestimenta, la venda del brazo izquierdo, examinó su cabello negro y finalmente se subió a él para mojarle.

Aunque ahora que lo pensaba, si que necesitaba un baño.

Había que ser honestos, estaba apestoso, sudado y sucio. Aparte que su sobrino estaba en igualdad de condiciones, la camisa gris con el símbolo del clan estaba negra y sus manos era lo único que tenía limpio por haberlas sumergido en el agua. El pobre hasta tenía vestigios de ceniza en la cara.

Bueno, el estanque era bastante grande.

Se molestó apenas en buscar una toalla y algo de jabón, del resto solo se metió al agua. A otro con eso de tener que preparar al baño, estaba mental y físicamente agotado, había un sol potente y la temperatura estaba bien. No era tan irresponsable, solo sentía que tampoco debía exagerar por un simple baño.

El bebé terminó sin ropa porque no podía bañarlo con el pañal puesto, y él se limitó a quedarse en ropa interior.

- ¿Mmmm? - Le sorprendió enormemente ver a la pequeña fiera tan concentrado a su alrededor. Le estaba manteniendo en alto para que la mitad de su cuerpo sobresaliera, y al parecer le gustaba - Con que te gusta el agua ¿Eh?

Completamente enfocado en alcanzar un pétalo de flor a unos metros de distancia, las pequeñas manos y pies se movieron hacia adelante en lo que el adulto a cargo se encargó de funcionar de motor.

Fue la media hora de mayor tranquilidad que tuvo, dejo a ese mocoso reluciente como un sol, y una vez el estuvo igual, le hizo recorrer la zona completa en medio de torpes pataleos. Incluso le soltaba unos cuantos segundos, comprobando que, para su edad y sin experiencia, se mantenía a flote bastante bien; Si, terminó completamente envuelto en esa inocente risita y no pudo negarle unos cinco minutos más de juego antes de sacarlo. Que él también tenía su lado sensible, vamos.

Aún así, se llevó un chillido de queja cuando lo fue a sacar.

- Ya es mucho - Le dijo él en tono más calmado - Si no llueve mañana te traigo de nuevo, ¿Vale? - El bebé se apaciguó un poco ante su voz tranquilizadora, y él hizo una mueca - Joder, ya hasta hablo como Itachi.

Definitivo, lo niños eran contagiosos.

Lo siguiente resultó más sencillo, entró y le vistió de nuevo. El como hizo para poner un pañal fue algo que tuvo que agradecerle a su breve estancia en un centro médico acompañando a Karin, vio a un par de enfermeras haciendo lo mismo con unos niños y como que se le quedó el aprendizaje. Del resto le colocó otra muda de ropa y él se puso algo más ligero que había traído de casa.

Le estaba secando el oscuro cabello cuando una carita sobresalió de la tela con una exclamación estusiasta antes de esconderse y hacerlo de nuevo. Le resultó cómico, la mayoría de los niños esperan que sus padres jueguen cubriéndose la cara, pues en este caso era al revés.

Sin proponérselo, ver esos ojos infantiles escondidos entre la toalla le hizo recordar una escena que casi había olvidado.

El que Sasuke fuera el segundo hijo de Fugaku Uchiha puede que le hubiera salvado de un montón de responsabilidades que le correspondían únicamente al primogénito, no obstante, cuando de estrategia y poder se trataba, los enemigos del clan tenían muy en cuenta que si querían atacar al líder, debían hacerlo con su punto más débil. Y puesto que Itachi era demasiado astuto para su edad, por lógica la mala suerte siempre recaía en él.

Era vulnerable, y ellos lo sabían.

En aquella ocasión no le hicieron más que algún raspón por el forcejeo, de hecho ni siquiera lograron salir de los terrenos del clan. Los miembros de la policía militar los emboscaron a los pocos minutos y Sasuke estuvo de vuelta en la puerta de su casa en donde su padre se limitó a echarle una rápida revisión y ponerle una mano en el hombro antes de irse. No le dijo nada, no preguntó si estaba bien, simplemente asumió que debía estarlo. Pero no lo estaba.

Aún no cumplía los cinco años, así que seguía en la edad en donde no se siente vergüenza buscar los brazos de su madre, pero cuando trato de hacerlo, la mirada interrogante de su padre en la habitación le hizo retroceder. No quería mostrarse débil, quería que le viera igual de fuerte que a su hermano, por lo que no dijo nada.

A la hora de dormir, sin embargo, aquel temblor causado por el miedo no le permitía cerrar los ojos. Sentia que abrirían la puerta e intentarian llevárselo a rastras, alucinaba con la idea de que esos ninjas vinieran y le cortaran la garganta para lastimar a su familia; Tenía que ser él, porque era pequeño, porque era un niño, y porque tenía miedo.

Se vio en el espejo de su habitación como lo que era, un niño asustado hecho una bolita con las sábanas que le cubrían hasta la cabeza. Y apenas las primeras lágrimas de terror bajaron por su rostro, se encontró saliendo de su habitación en puntillas hasta llegar a lo que él consideraba su lugar seguro.

- ¿Sasuke?

Se aferró al torso de su hermano apenas le abrió la puerta de su habitación, y así como su padre, no le hizo le preguntas. Lo que lo hacía diferente, es que Itachi no necesitaba hacerlas, sabía lo que él sentía y por ello le dió el consuelo que necesitaba.

La noche estaba fría, pero Sasuke se mantuvo bien abrigado entre los brazos del que ahora se encargaba de sobar su espalda, reconfortandole en mas de un sentido.

- No te preocupes... - Murmuró con la mejilla apoyada en su cabeza - Yo siempre estaré aquí para ti.

Sasuke se vio de nuevo en un espejo diferente, ahora como un pequeño que sabía justamente en donde siempre estaría su hogar. A gusto y más tranquilo recibiendo la atención que su padre debió haber tenido con él, no pudo sentirse más contento por tener a alguien que nunca dejaría de preocuparse por él, que siempre le protegería, que nunca le dejaría solo...

"Solo..." Repasó esa palabra una y otra vez en su cabeza, comprendiendo como aquel fastidioso dolor volvía a afectar su mente. Y cuando una pequeña mano le tocó un lado de la cara con curiosidad, finalmente pudo comprenderlo todo.

Solo.

Se sentía solo.

Había ignorado aquel sentimiento antes porque se había acostumbrado a vivir día a día con él, hasta que simplemente llegó un punto en el que se le olvidó como se sentía ser feliz, estar acompañado de gente que te aprecia y estima; Cuando Itachi pudo volver a vivir en Konoha, la dicha que eso le produjo hizo que olvidara por completo cualquier sentimiento negativo en su cabeza, devolviéndole casi por completo a las mismas épocas de su infancia en las que todo era perfecto para él...

Se había sentido tan feliz que olvidó por completo como se sentía ser miserable.

- Entonces, ¿Te han dejado quedar en la aldea? - Sentado en una pequeña colina desde la que se podía ver el mar, Sasuke miró a Itachi - ¿Por cuanto tiempo?

El otro Uchiha sonrió un poco.

- Todo el que necesite, al parecer.

- Tienes suerte - Su voz amargada - Yo no deseo quedarme y aún así debo hacerlo.

- ¿Aún tienes resentimiento contra la aldea?

- Más con el consejo que con la aldea, en realidad - Entonces, y solo porque era él, hablo en un tono de confidencia -: No es el motivo por el que no quiero quedarme, sin embargo.

Itachi le observó con interés.

- ¿Tienes algún plan en mente?

- Si, deseo viajar. Creo que ya es algo tarde para volver a establecerme en algún lado, además le he cogido el gusto a visitar varios lugares; Así que si el gobierno quiere que haga algo de utilidad por la aldea, una vez que retiren la supervisión obligatoria pensaba ofrecerme como voluntario para mantener el orden fuera de Konoha. Me mantendría en contacto cada vez que pudiera y podría ayudar a las aldeas que se destruyeron durante la guerra.

- Deseas traer paz - Comentó entonces su hermano con tranquilidad - Me parece bien.

- ¿Enserio?

- Si de querer paz se trata, involucrarte personalmente con el pueblo es una buena manera de hacerlo. Te hace ver humilde, y comprender el dolor de las personas también te ayuda a madurar.

- Bien - Entonces sonrió - Porque voy a necesitar tu ayuda para que se lo expliques a Naruto, si pongo un pie fuera de la aldea sin decirle el muy estúpido es capaz de arrancarme el otro brazo.

Compartir esa breve risa fue como un soplo de tranquilidad para ambos.

- De acuerdo, solo no te olvides de la familia cuando te marches.

- Nunca - La manera tan convincente en la que dijo eso fue suficiente para hacer entender que, aún a kilómetros de distancia, su hermandad siempre superaría todo.

Y eso había pensado, pero...

Miró más detalladamente aquellos ojos que, aunque no totalmente iguales, le recordaban a su hermano. El impacto que sintió al saber de su existencia y más aún de su llegada era uno que creyó haber superado.

- Tú - Dijo entonces, sosteniendo esos adorables ocho meses de existencia Uchiha - Llegaste tú.

Había visto aquel amor incondicional en la mirada de Itachi muchísimas veces antes, y todas era cuando le miraba a él. Pero cuando aquella figura de ojos claros le puso en brazos aquel bollito berreante de apenas unos segundos de vida, observó con sus propios ojos como el mismo amor era depositado en él de una manera casi instantánea.

Fue en ese momento que volvió a sentirse solo.

O tal vez no solo, quizás la palabra correcta sería abandonado; Compartir con Deidara de vez en cuando por cortesía nunca había sido un problema aún cuando sabía que su hermano le quería ¿Porque? Pues porque era un cariño diferente, era un apego más íntimo y sentimental por ser pareja, en cambio lo suyo era de familia, y por mucho tiempo creyó que siempre sería el único.

Hasta que ya no lo fué.

- ¡Eh, Sasuke! ¿Has visto a tu sobrino? - Un efusivo Naruto se posó a su lado en una rama, sonriendo ancho de emoción - Se parece un montón a ti y a Itachi, pero muy pequeño. Es genial.

- Los niños son pequeños, Naruto, no hay nada de genial en eso.

- Ya lo sé, pero está súper raro eso de ver a Itachi teniendo un hijo, y eso que hemos visto varias cosas raras. Nadie se lo vio venir, todos pensaban que lo máximo que tendría para vigilar serías tú.

Sasuke torció la boca en un intento por reprimir aquello que lentamente estaba comenzando a molestarle, y miró hacia otro lado.

- Supongo.

- Podríamos visitarle en un rato, tengo mucha basura acumulada en mi departamento de cuando era niño. A lo mejor y algo sirve.

- Ve tú, yo estoy ocupado.

La sonrisa en el rostro del Uzumaki perdió fuerza de pronto, conocía bien a su mejor amigo y por ello sentía que algo no cuadraba en su actitud.

- ¿Estás bien?

- Tan bien como podría estarlo - Bufó sin gracia alguna, levantándose - Ahora deja de seguirme, ya estoy en la aldea ¿No? Por lo menos déjame estar solo.

- Sasuke... - Naruto le había observado allí, a punto de saltar del árbol con una expresión que no se parecía en nada a la del chico que se había disculpado con él después de esa pelea ni mucho menos a ese que se había conmovido por tener a su única familia cerca; Este era el Sasuke al que se había acostumbrado, el Sasuke de antes, el que sentía dolor.

El Uchiha chasqueo la lengua.

- Solo déjame en paz.

Se fue de allí escondido entre la maleza justo para observar de camino a casa la escena de un pequeño Uchiha dormido en brazos mientras Itachi le observaba a un lado con cierto aire ensimismado. Lo conmovedor en el ambiente era palpable, pero nada de eso le llegó a él.

Fue en ese instante al llegar a casa que aquella amargura conocida volvió a corroerle con más fuerza, susurrandole que volvía a dejar de encajar, que ya no tenía un sitio al cual volver, que la única familia que le quedaba ya tenía un reemplazo mucho mejor; Y lo gracioso es que no era así, su hermano seguía buscándole casi todos los días, preguntando y estando atento de su salud. El que se había alejado fue él, el que se había apartado del mundo fue él, el que creyó que dejó de ser importante fue él.

Pero no era así.

- ¿A dónde vas, Sasuke?

Girandose para encarar a su hermano, el aludido se encogió de hombros.

- Voy a entrenar un rato.

- ¿No tenías revisión obligatoria con el consejo?

- Si, pero me les escapé - Su tono de resolución despreocupada haciendo que Itachi negara con la cabeza - Estoy harto de la supervisión.

- Si sigues evadiendolas de esa forma lo único que vas a conseguir es que te impongan más.

- Ya se, pero necesito un descanso.

Sintiendo algo de empatía por ese tono de cansancio tan palpable, Itachi se adelantó a él lanzándole un Kunai que Sasuke atajó al vuelo.

- Anda - Sonrió un poco - Tardarán una hora antes de que noten que no estás, podemos usar el campo de entrenamiento.

- ¿Podemos? - Inquirió el otro con cierta esperanza que supo disimular con su usual actitud.

Itachi asintió.

- Te castigarán menos si no te encuentran solo.

- ... Pensé que tenías un compromiso hoy - Comento de camino al campo, torciendo el gesto al recordar como ese día el pequeño bollito cumplía cuatro meses y la mayoría de sus conocidos estaban con él en ese momento. Incluso Kakashi se había escapado un rato para ir.

- Si, es cierto.

- ¿Porque no estás ahí entonces? Se supone que es muy importante.

- Lo es, pero tú tampoco estás ahí.

Inevitablemente, aquello le puso un poco fuera de lugar, no creyó que le sacaría el tema; Le miró de reojo.

- He estado muy ocupado y quería entrenar.

- Quizás, o quizás solo no querías estar allá - Tras mirarle de una manera que el gesto serio de Sasuke flaqueó un poco, suspiró - Sasuke, ¿Sabes porque a pesar de haber hecho tanto para que te quedases en la aldea, no me opuse cuando dijiste que te irías?

- Porque te parecía correcto lo que haría si me iba - Respondió él, frunciendo un poco las cejas al ver a Itachi mover la cabeza como si sopesara el comentario.

- En parte, pero también porque el mayor sacrificio que he hecho no fue para mantenerte atado a un lugar, sino para que tuvieras el futuro que tú decidieras tener.

Tras un segundo de pausa, Sasuke le miró de frente.

- ¿Lo que dices es que estarás de acuerdo con lo que decida?

- No, lo que digo es que no te obligaría a quedarte en un sitio en el que no quieras estar.

Resultó difícil no saber si sentirse incómodo, tranquilo o conforme con esa indirecta, de modo que se ahorro el comentario y continuaron su camino para entrenar. Lo sabía, sabía que lo que él quería es que fuera el mismo por su cuenta el que quisiera ir, pero no podía forzarse a hacerlo; Fue una tarde agradable y tranquila que varió entre recuerdos del pasado, lucha de fuerza y algún que otro comentario sobre el futuro. Resultó un momento bastante tranquilo y nostálgico, interrumpido solamente porque el nuevo papá debía estar presente en otro lado.

Sasuke notó claramente la ligera vacilación de Itachi al momento de irse, pero en vez de acompañarle, solo le dejo ir.

Y le entendía ahora, es decir, había pasado un montón de locuras ese día, comprendiendo que tener hijos no es una tarea fácil aún cuando tienes a alguien que te ayude. Y aún así, Itachi se las arreglaba para hacer eso y buscarle, pues no podía hacer ambas ya que el mismo se había encargado de poner una barrera impenetrable entre él y las personas que su hermano amaba.

Le había complicado las cosas de nuevo. Otra vez, por su causa, Itachi tenía que estar dividido entre lo que quería y él.

Y no era justo.

Atrajo ese pequeño cuerpecito con cuidado, rodeándolo con sus brazos y ofreciéndole el primer abrazo desde que había llegado al mundo.

- Lo siento... - Puede que no hiciera falta, pero quería decírselo.

Siempre había sentido a su hermano más como su padre, y aún ahora que era mayor, muy en el fondo sabía que siempre iba a necesitarle. Tal vez ya no tuviera edad para abrazos por malos sueños o que le llevasen en la espalda, pero su sobrino si. Y él, a partir de ahora, quería asegurarse de no ser el impedimento para que tuviera lo mismo. O incluso más, porque verle dormirse tranquilamente en su hombro le hacía sentir probablemente lo mismo que su hermano sentía por él al verle a esa edad: Un cariño muy especial ligado con un sentimiento de protección.

Puede que el tiempo de Itachi dando su vida por otra pequeña persona aún no llegase a su fin, pero eso no significaba que el suyo no pudiera comenzar ahora.

- Algún día... - Murmuró bajito - Algún día será tu turno - Se levantó de allí con el niño dormido, viéndolo ser víctima de un hermoso sueño inocente, y sonrió - Por ahora, disfrútalo.

Sasuke se fue a dormir esa tarde sintiéndose ligero como en varios meses no había estado, experimentando esa plenitud que solo te ofrece la felicidad.

Había llegado el momento de que estuviera del otro lado de la moneda, pero aún con el sacrificio que eso implicaba, nada le pudo quitar la pequeña sonrisa del rostro.

Cuando Itachi llegó dos días después y entró de nuevo en su hogar no podía sentirse más conforme, pues ignorando el hecho de que había un Kunai clavado en la pared, que habían objetos regados por todas partes, que una serpiente estaba enroscada en el techo, que había una larga y chispeante línea negra producto de un Chidori en la esquina donde normalmente solía aparecer la figura número tres, que ya prácticamente no quedaba comida y que de camino al lugar solo escuchaba rumores de que el que se había quedado en su casa era un huraño desalmado que no respetaba a los invitados, tenía en frente una escena que había esperado meses para ver.

Su hijo seguía en el sofá, en la misma posición de lado que lo había dejado cuando se fué, la única diferencia ahora es que justo debajo de él y sirviendo como cama personal estaba Sasuke. El brazo derecho le caía hacia abajo y el flequillo le cubria un ojo mientras que en el otro visible se notaban unas pequeñas ojeras similares a las suyas propias. Sin embargo no se preocupó, no lo hizo porque ambos, aunque exhaustos a su medida, estaban en perfecto estado.

Y porque no tenía palabras para expresar la conmovedora sensación que le produjo ver como aquel brazo que luego de tanta insistencia había aceptado ponerse, lo usaba para sostener ese pequeño torso en un intento inconsciente de cuidar su sueño.

De modo que recostado en el marco de la puerta y haciendole una silenciosa seña a Deidara para que no despertase a los durmientes, el mayor del clan Uchiha pudo darse por bien servido al ver de nuevo a Sasuke tan relajado de la misma manera que cuando volvió a formar parte de su vida. Lo veía en su expresión, había aprendido la lección como esperó que lo hiciera, y lo máximo que podía pedir ahora en su vida es que su hermano nunca olvidase que el hecho de crecer no eliminaba ninguna de las promesas que le había hecho. Ni la importancia que siempre tendría para él.

Porque si, Itachi siempre estaría dispuesto a dar su vida por Sasuke, porque era su hermano, porque era su orgullo, y porque sin importar cuanto tiempo pasara o cuántas personas llegasen, nunca dejaría de amarle.












Fin.

Notas finales:

Curiosidades:

1_ El como mi querido Deidara pudo tener a esta criatura tan hermosa es algo que lo dejo a libre interpretación, no di especificaciones porque de eso no se trataba la historia. Aunque, si desean ni opinión, solo diré que las figuras siguen siendo muy poderosas UwU

2_ Aquí Sasuke acepto el brazo que hizo Tsunade porque al quedarse a vivir en la aldea entre Naruto e Itachi le convencieron de que si quería lamentarse por lo que había hecho existían mejores opciones que quedarse sin un brazo.

3_ Si se fijan, el bebé duerme exactamente como siempre describo a Deidara en Inevitable Destino, osea, de lado.

4_ Al pequeño Uchiha no le puse un nombre fijo porque siempre está el "Ay, el nombre no le queda" "Ay, ese no me gusta" "Ay, está muy feo" y como yo soy una bicha muy indecisa pues que cada quien le coloque al niño el nombre que le dé la gana xD

5_ Debo aclarar que Sasuke nunca sintió Celos, para sentirse celoso de mini Itachi tendría que haber un sentimiento negativo hacia él y no lo había. Tampoco era envidia. Solo se sentía desplazado por ya no ser el enfoque principal de su hermano, es todo.

6_ La misión a la que fueron los padres no era tan importante como para que fueran ambos, pero Itachi igualmente decidió acompañar a Deidara para que así no le quedara a Sasuke de otra que aceptar.

7_ Sasuke tenía casi un año alejándose del cuadro familiar, y si el bebé tiene ocho meses, se podría decir que se fue apartando paulatinamente a partir de los últimos meses antes de su nacimiento. Esto era, por obvias razones, porque mientras más cerca del nacimiento más atención tiene que haber.

8_ A pesar de la incomodidad hacia el niño, Sasuke se seguía sintiendo relajado en presencia de Deidara.

9_ El que varias personas no tengan muy presente a Sasuke se debe a que, teniendo a Itachi presente y con tan tremenda historia trágica por detrás, la atención de los curiosos se va hacia él.

10_ Deidara vive en Konoha solo porque Itachi lo pidió.


Y bueno, espero que les haya conmovido así sea un poquito está mini historia :3 Dejenme sus reviews!

Un saludo y nos leemos muy pronto!


Los quiere, Menma.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).