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Scare To Be Lonely [Simbaxkovu] por Nightmarefrexy

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Notas del capitulo:

"Volvieron a ser eso que habian olvidado. Volvieron a quererse co el aire del primer encuentro".  Juan Ardini.

Disfruten ;)

🌟TRES🌟

 

Simba caminaba junto a Kovu rumbo a la roca del rey. 

A pesar de haber una ligera distancia entre ambos leones, la atmosfera romantica y erotica los abordaba, formando así un deseo mutuo, que hacía parecer la situación relativamente incómoda, aunque; la timidez de kovu y el autocontrol de Simba eran los únicos impedimentos para que no se avalanzara el uno contra el otro.

Caminaban lento y en silencio. Pensando con detenimiento lo que dirían en cuanto alguno rompiera el hielo. 

Simba, sin embargo, se encontraba adentrado en sí mismo, pensando e imaginando los posibles futuros en cuanto su padre viera a Kovu, cual de todas las posibilidades se haría realidad en cuanto Mufasa viera al forastero, y aunado, cómo sería su reacción frente a la confesión que le daría el joven príncipe sobre sus sentimientos frente a este.

Algo era seguro, la noche sería larga.

☆¤《————》¤☆

 

—Descuida querido —exclamó Sarabi—, de seguro solo fue a tomar agua o a ver a Timon y Pumba, no ha de tardar en volver.

—¿Quién demonios se cree que es al salir de noche?

Mufasa había regresado hacía una hora de su visita nocturna, se encontraba decidido frente a su posición frente a Simba, debería darle una buena reprimenda, y la misión que tenía en mente era la oportunidad perfecta para su cometido.

☆¤《————》¤☆

 

Simba se detuvo frente a la roca del rey, siendo seguido por su acompañante. Miraron con ansiedad la imponente estructura natural frente a sus ojos, nerviosos por el futuro que les deparaba. 

—No estoy muy seguro de esto —soltó Kovu

—Es ahora o nunca, mi padre enfurecera mientras más tardemos en decírselo. Debe saber que ya no eres parte del plan de Zira.

—Pero qué haremos si decide liquidarme o exciliarme como a mi madre, no soportaría esa clase de rechazo.

—Descuida, si eso llegase a pasar intercedere por ti.

Un pequeño nudo en la garganta se formó en Simba, tras haber terminado de hablar, no tenía certeza de lo que se avecinaba, había un sin fin de posibilidades.

Subieron lento la escalinata a la entrada a los aposentos reales, la inquietud reinaba entre ellos.

Para cuando llegaron a la entrada se detuvieron, una imponente figura se presentó frente a ellos. Hubo silencio, nadie dijo nada, solamente las miradas de los jóvenes leones y la mirada de Mufasa eran los únicos mensajes en el entorno.

Mufasa miró estupefacto al león marrón frente a sus ojos, lo observó con cuidado y detenimiento, vislumbro con facilidad las facciones propias de sus progenitores, era como si viera una viva imagen de su hermano. Y fue solo hasta que observó hasta el último pelo sobre el león, que miró a su hijo. 

—¿De dónde ha salido?

—Ha llegado hoy padre, lo encontré camino a la laguna.

—Cuales son tus intenciones muchacho —vociferó—, que quieres de estas tierras.

—Soy Kovu majestad, he venido a formar parte de su manada,quiero….

—Se quien eres y no eres bienvenido, los de tu calaña no son bien recibidos en estas tierras, anda y vuelve por donde viniste, y di a tu madre que no nos intimidaran.

—He venido por mi cuesta su excelencia, mi madre no ha tenido nada que ver en esto, he decidido dejar atrás toda aquella hierba mala que han sembrado en mi, quiero hacer el bien y asentar cabeza, y junto a los míos nunca será posible, y he ahi la razon de mi venida, quiero vivir con libertad.

Simba miraba en silencio la conversación, solo escuchaba con admiración lo que decían.

—¿Y cómo diablos han sobrevivido?, los vi morir frente a mis ojos, solo unos verdaderos engendros habrían soportado tal cataclismo.

—Bien se dice que hierba mala nunca muere majestad, y mi madre por desgracia parece no perecer en este mundo. Pero le aseguro por mi vida, que lo que digo es verdad, no tengo intenciones de traicionarlos, solo quiero vivir aquí, bajo la protección de su solemnidad.

Mufasa miró con recelo al joven león, no sabiendo qué decisión seleccionar. El recuerdo de las palabras dichas por su viejo amigo llegaron a su mente, "los reyes del pasado me han hablado, tienen un plan para tu pequeño", ¿sería acaso aquel encuentro parte del plan de los cielos para el reino? 

—No puedo confiar en ti plenamente, no hasta comprobar la veracidad de tus palabras, por lo que serás asignado a mi hijo como su sirviente, pero solo responderás a mi, y todo lo que se te diga lo tendrás que hacer sin ninguna objeción. Y cuando llegue el momento, finalmente decidiremos tu futuro puesto.

—Agradezco su misericordia su majestad.

La emoción enalteció en el interior de Simba, no podía creer que su padre había aceptado de alguna forma a Kovu, no podía contener su felicidad de saber que podría estar junto a su amor platónico.

Mufasa dio media vuelta rumbo a los aposentos, siendo seguido por los dos jóvenes leones. Miró con desdén hacia la figura marrón, interponiéndose en su camino, dejando en claro que no estaba autorizado para ingresar.

Kovu se agazapó, siendo sometido para imponente figura de su majestad. 

Considero la posición de Mufasa como una muy natural reacción frente a un forastero como él, no era inteligente presionar las cosas.

—Permaneceras aquí hasta que todo se haya apaciguado- exclamó Mufasa.

Simba miró con tristeza la escena, se sentía impotente y decepcionado de no haber podido descansar junto a Kovu, era una  verdadera lastima para ambos. 

Avanzó junto a su padre a los adentros de la caverna, donde se dispuso a descansar junto a sus padres en la pequeña meseta dentro de los aposentos, su corazón se sentía inquieto y relajado a la vez, era como si la desesperación de hacía unas horas de encontrar a Nala hubieran desaparecido con el encuentro junto a su ser amado. 

Simba reposo sobre el frío suelo rocoso bajo sus patas, dispuesto a descansar.

☆¤《————》¤☆

 

El alba se asomó sobre la sabana anunciando que la velada había concluido para dar lugar a un nuevo día y tal vez un nuevo inicio a sus vidas. 

 

Simba fue el primero en despertar, los ligeros sonidos de las aves sobre la cálida mañana eran la tonada perfecta de un nuevo día.

Camino con cuidado entre los leones, procurando no importunar a nadie. 

Salió a hurtadillas de la caverna para dirigirse a la placa rocosa que servía de balcón real en La roca del rey. 

Rebusco con la mirada a la añorada figura marrón, pero solo encontró a las aves y animales en los alrededores, ni una sola señal de Kovu.

—¿Habrá desaparecido? —jugueteo Rafiki.

Simba saltó de la sorpresa,no se permitió soltar algún sonido, tan solo una expresión de asombro. Miro al mandril sobre unas cuantas rocas.

—¿Habrás visto a donde fue?

—Quien sabe, los jóvenes de ahora solo gustan de largas caminatas y paseos por los alrededores.

—¿A qué te…?

Rafiki lo callo.

—Anda y ve, que está esperando.

Simba no entendía con exactitud a qué se refería pero le dio un vistazo alrededor. A lo lejos observo la gran y robusta figura de Kovu.

Su interior se tranquilizo inconscientemente, como si una preocupación inexistente se hubiera evaporado.

Camino presuroso. Pensando en un sin fin de frases por decir. 

☆¤《————》¤☆

 

Kovu miro a la amarillenta figura desde lo lejos, una rafaga de sensaciones y emociones recorrieron su pelaje, formando un nerviosismo y ansiedad considerables.

Simba se detuvo, miró desde la corta distancia entre él y Kovu, la majestuosidad del joven león, era completamente diferente al infante kovu que había conocido hacía ya tantos amaneceres. La luz del día, mostraba una figura escultural, las afiladas caderas y la notable musculatura de cazador, lo hacían ver provocativo, delicioso a la vista para cualquiera, sus marcas de batalla y los imponentes ojos esmeralda, era una completa delicia de mirar para cualquiera.

Simba se mordió el labio por un momento, no podía creer que un ser tan sublime como Kovu estuviera frente a él. Un ligero rubor se formó en su rostro, aunque también una nueva sensación se formó en su interior, una que nunca en su vida había presenciado. Era como si una fiebre se apoderara de su cuerpo, sintió perversión, deseo. 

Se sintió avergonzado, pero a la vez candente, no podía detener aquella innovadora sensación. Pero lo intentó, calmo sus impulsos volteando la vista a otra parte. 

—Despertaste temprano—Balbuceo

—Las aves me han despertado, no estoy acostumbrado a escuchar tanto ruido por las mañanas.

—Supongo que sí.

Se miraron, sonriendo como la primera vez que se habían visto. Una ligera alegría los envolvía, era como si todo aquel tiempo que había transcurrido entre ellos nunca hubiera sucedido. Aunque ninguno se atrevió a soltar algún sonido, solo la brisa sobre sus pelajes era la tonada que los abarcaba.

☆¤《————》¤☆

 

Pasearon por la sabana, conociéndose, tratando de identificarse entre ellos, comprendiendose. 

Simba escuchaba con cautela a Kovu, disfrutando a lujo de detalle cada uno de los relatos que el joven león marrón enunciaba.

—Mi perversa madre me engaño, toda mi infancia la vi como una figura a seguir, la idolatraba, y muy a pesar de nunca haber demostrado su amor podía sentirlo a flor de piel, pero en cuanto fracaso su ataque, algo paso, algo se quebró —continuo—, su forma de vernos como hijos había cambiado, lo que me hizo pensar que tal vez nunca me quiso y tan solo fui una ficha más en su jugada para derrotar a Mufasa. Y eso fue lo definitivo, el impulso final que me hizo decidir alejarme, apartarme de aquel engendro que se había formado en mi interior.

—Y ¿porque dispusiste de nuestro reino, que te hizo considerarnos como nuevo hogar?

—Unos días antes de mi partida, escape de mi entrenamiento buscando tranquilidad, no me percate de la distancia que recorrí, solo reinaba en mi mente la impaciencia y la ansiedad. Pero llegué a un pequeño refugio de rechazados. Una pareja de leones me recibieron, me explicaron la desgracia de su reino y la necesidad de encontrar un nuevo hogar para sus crías, santillo era un lugar malvado y despiadado para poder seguirse ocultando, la única escapatoria fue arrinconarse a las lejanías, donde las tierras de nadie eras la unica salvacion para sus supervivencia. —suspiro— hablaron del reino de mufasa, donde cualquier exiliado podía ingresar sin pretexto, el mismo rey lo había mandado " que todos aquellos forasteros y exiliado que necesiten de un hogar, puedan ser partícipes de este próspero reinado que pertenece a los cielos y mis antecesores", cuando lo contaron me sentí tan pleno y feliz por ellos y por mi, era la oportunidad perfecta para todos nosotros. —Suspiró nuevamente, cargando un aliento de tristeza—, aunque ese sueño de llegar, se quedó solo en mi.

—¿A qué te refieres?

—Volví dos días después, tan solo quería agradecer… —sollozo—… no sé quien lo haya hecho, pero espero que haya muerto de la peor forma posible.

—Quieres decir que habían…

Kovu asintió.

—Los cadáveres de la pareja y los cachorros devorados por los insectos y los cuervos se encontraban a la entrada del refugio, no pude hacer nada. Y fue otra de mis premisas, no quería que nadie volviera a sufrir esto, quería pelear por aquellos que no habían podido llegar a la tierra prometida.

Simba quedó mudo.

—No te niego que fue difícil, el saber que llegue a un reino dónde sabría que la mayoría no me aceptaría, de hecho para ser sincero creí que me expulsarian en el momento que puse un pie en el reino, pero la verdad no me arrepiento de haber tomado el riesgo.

—¿Por qué no te arrepientes?

—Porque así pude conocerte… —un ligero rubor surgió— y a tu padre, claro —balbuceó.

— Oh sí… claro..., mi padre — exclamó con  decepción y tristeza 

La arena blanca bajo sus pies comenzó a aparecer, sin siquiera pensarlo habían llegado a lugar del cual solo Simba conocía su existencia. 

—¡Vaya!, que estupendo lugar —exclamó Kovu

—Este ha sido mi lugar secreto por siempre, a donde vengo a librarme de todo, donde puedo ser yo sin ser juzgado por nadie —lo miro — y quise que lo conocieras también, eres la primera persona que he traído aquí. 

Kovu tragó saliva, su interior era un revoltijo de emociones. Por primera vez en su vida se sentía especial, nunca se había sentido de igual forma.  

—Gracias, supongo —vaciló—, no tengo idea de qué decir.

La distancia entre ambos se recortó, uno a uno fueron acortando la distancia. Y para cuando los cuerpos chocaron, se detuvieron, se quedaron estáticos disfrutando de la ligera sensación de calor que emanaba uno contra el otro. 

Simba recostó con cuidado, su cabeza sobre el hombro del joven león, cauteloso a cualquier signo de inconformidad que diera su acompañante.

—No sabes como te extrañe —susurro.

Kovu se quedó mudo, no era bueno para las palabras, no quería arruinar el momento con algo incómodo.

Se arriesgo, recostó con suavidad a simba sobre la blanquecina arena sobre sus patas, dispuesto. Era la única forma de demostrarle a Simba que también lo extrañaba, que no podía soportar más el esperar saborear su aroma. 

La ola del celo los acongojaba, ambos aún inexpertos en el tema sufrían una etapa tan extraña y placentera. 

Kovu se posicionó encima del joven príncipe, ambos se miraron a los ojos, deseosos de mirar el movimiento del otro. Solo se quedaron ahí, olfateando y saboreando cada uno de los aromas que desprendían.

Los gimoteos no se hicieron esperar una vez que los toqueteos comenzaron, las suaves caricias de kovu sobre el pelaje dorado de Simba hacían retorcer al menor. Kovu se sacudía con los ligeros gemidos de su acompañante. Poco a poco la escena comenzaba a aumentar de nivel.

—Mufasa está en camino, y más vale que no los sorprenda en esta situación. —soltó el topo junto a ellos

Kovu y Simba sintieron desfallecer, saltaron de pronto para alejarse, apartandose uno del otro, la vergüenza inmediatamente los invadió.

—¡Q-q-u-ue te ocurre! —grito

—Su excelencia ha mandado a buscarlos, o bueno a usted majestad, y estuve buscándolos por todos lados hasta que los vi llegar aquí. Aunque nunca creí verlos así —insinuó avergonzado pero a la vez con un poco de risa 

Kovu y Simba se miraron con total avergonzamiento, totalmente ruborizados.

—No se preocupe majestad, no diré nada— mencionó entre risas

☆¤《————》¤☆

 

Mufasa recorría de un lado a otro los aposentos reales, se sentía inquieto por no saber el paradero de Simba, se había escapado todo el día con aquel león.

Una ligera preocupación lo acongojaba, por mucho que se auto convenciera de lo contrario no llegaba a una solución lógica. 

Eran claras las intenciones del joven león, era posible que una relación estuviera en mente de ambos leones, un vínculo impuro que acabaría degradando la reputación de la realeza. No era propicio que aquel atroz evento surgiese.

—Ese Kovu —gruño—, ¡¿quién se ha creído para venir a corromper a mi Simba?!

Uno de los mensajeros apareció.

—Su majestad, ¡hemos logrado localizar a su hijo! —exclamó—, Arenco.

Mufasa se disponía a salir en su búsqueda, cuando un fatigado Zazu entró despavorido por la entrada a los aposentos, voló cuan veloz pudo rumbo a la ayuda.

—S-Su Ma-Majestad

—¡Zazu! —exclamó—, ¿qué ha ocurrido?, porque la prisa

Zazu tomó un momento para respirar, no era posible hablar con los pulmones de fuera. Inhalo y exhalo repetidamente hasta que recobró la tranquilidad en la respiración.

—¡¡Ha sucedido una tragedia!!, su majestad; las Silvestres, han sido capturadas.

—¡¿De qué estás hablando?!

—Han interceptado las lejanías ocupando con manadas pequeñas las distintas secciones de las tierras. No han podido librar la batalla, y Risco planea usarlas como rehenes hasta que usted ceda su trono.

Mufasa medito perplejo, pensativo ante su siguiente anuncio.

Debía partir de inmediato, era claro que la solución diplomática había pasado a segundo plano, la guerra que se había querido evitar se encontraba más cerca que nunca.

☆¤《————》¤☆

 

Desde hacía unos minutos caminaban, azorados por la penosa situación en la que habían sido encontrados. 

Esperando encontrar a un fastidiado Mufasa, habían decidido partir a paso veloz.

Pronto vislumbraron la Roca del rey, reluciendo tras la luna llena cual una majestuosa obra de arte.

Subieron nerviosos la escalinata, inquietos por saber lo que diría Mufasa al verlos.

Observaron. Zazu había entrado con rapidez por la puerta, algo había sucedido.

Simba se alarmó, una sensación de miedo y angustia lo invadió, algo debió haber ocurrido con las Silvestres.

Apresuró la subida, aunque al llegar a la entrada se detuvo, esperó el momento indicado para ingresar. Ateniéndose a solo escuchar.

Oyó con cuidado cada una de las advertencias de Zazu analizando con detenimiento. "Risco era un sinvergüenza" pensó, algo tan bajo y corriente, para solo conseguir los ambiciosos planes que tenía.

Miro a Kovu, cruzaron miradas por unos instantes, aunque pareciese como si hubiera sido una conversación, se decidieron en silencio.

No había otra alternativa, debería partir de inmediato, no había cabida para que fueran autorizados por Mufasa, no permitiría tal hazaña.

Dieron media vuelta con vista al norte; Santillo.

Corrieron cuanto pudieron, no podían esperar a ser alcanzados, ya después se las arreglarían con Mufasa, por ahora la prioridad eran las Silvestres; Nala. 

☆¤《————》¤☆

 

Avanzaron sobre las praderas, sobre la amarillenta arena del desierto, cruzando una considerable distancia que lo apartaba de lo que se conocía como el reinado de Mufasa.

Pronto las frondosas copas de los árboles tropicales aparecieron sobre sus cabezas, haciéndolos comprender que el momento de descansar había llegado.

—Continuaremos mañana —exclamó Simba

—¿Comprendes que no hay vuelta atrás?, a partir de ahora estamos por nuestra cuenta, y tu padre solo nos crucificara cuando regresemos.

—Por eso es necesario que no se enteren en absoluto, debemos hacer esto, debo ayudar a Nala, no puedo abandonarla. Mi padre nunca lo comprendería, y por eso he querido que vinieras, es como si hubiese sido mandato divino que nos reencontraramos para esta misión. Nuestra relación con Santillo se debe solventar a partir de ahora, quiero arreglar lo que mi padre no ha conseguido.

—Simba, comprendo que quieras hacerlo, pero aún somos demasiados jóvenes, como combatiremos contra unas bestias como Risco y sus aliados. 

—Suspiro— No lo sé…

Se volvieron a mirar, una cierta incertidumbre se ocultaba tras los ojos de cada uno, ninguno sabía lo que les deparaba el futuro, y eso los asustaba, no estaban preparados para una misión tan riesgosa.

Se recostaron sobre la tierra húmeda, inseguros de saber si era prudente la cercanía.

Kovu permaneció alerta, la fuerte rafaga de sonidos a su derredor lo hacía sentirse inseguro, sensible ante un posible ataque. No era algo a lo que estuviese acostumbrado.

Sus ojos se posaron sobre la amarillenta silueta sobre la tierra, la observó, adorando cada una de las cualidades del joven príncipe, saboreando cada una de las vistas. Aunque pronto lo noto, la clara diferencia de temperaturas importuno al joven león. La fresca brisa de la jungla irrumpió contra el pelaje de Simba, haciéndolo temblar. Aunque para Kovu no era nada esa sensación térmica.  Lo miró con condescendencia; levantó con pereza su cuerpo para posicionarse junto a su amado león, rodeando su cuerpo, otorgándole el mayor calor posible.

A pesar de sus movimientos, Simba no se inmuto, permaneció quieto una vez sintió el aumento de temperatura a su alrededor.

Y esa fue la solución, Kovu sintió la seguridad que le faltaba haciendo que sus ojos comenzaran a cerrarse, se sintió tranquilo, sereno ante la agradable compañía.

☆¤《————》¤☆

 

—¡Majestad! —exclamó un topo junto a Mufasa—, su hijo, ha escapado, corre rumbo al norte, parece ser que lo ha escuchado todo

Mufasa salió despavorido, asomo la mirada con irritación y preocupación, y observó la escena frente a sus ojos, con claridad se vislumbraba a la lejos dos medianas figuras que se encogían a cada segundo sobre el horizonte nocturno.

Posiciono el cuerpo, listo a la carrera. Pero un bastón se posó frente a él.

—No eres parte de este mandato —exclamó Rafiki

—Pero no puedo dejarlos a su suerte. Mucho menos con alguien como Risco.

—Mi querido Mufasa, te preocupas demasiado por tu pequeño; él ya no es un niño y debe aprender a valerse por él mismo, su padre nunca estará para protegerlo de las hienas —mencionó.

—Pero él…

Rafiki lo callo.

—Además, con un acompañante como Kovu, nadie está desamparado.

—Rafiki, Risco no es el único ser que me preocupa —insinuó.

—sonrió— Kovu…

Mufasa asintió angustiado.

—Sera que eres idiota—solto—, nadie en esta vida debe imponer sus idealizaciones frente a la identidad de los demas, y si eso no te satisface, pues tu eres el que debe de cambiar no los demas.

—Pero, querido amigo,es debido,¿que la tradición y alcurnia se vea afectada por un vínculo impuro que aquel forastero indecente está planeando congeniar con mi hijo?

—Mufasa, no es cuestión terrenal aquella decisión, si los cielos han decidido aquella unión como una solución a la división cultural y social del reino, no es debido que nosotros nos preocupemos por eso. Más bien hay que festejarlo, alabarlo como una enseñanza de la diversidad de la comunidad.

Mufasa se quedó mudo, incapaz de dar una respuesta, era acaso posible que su juicio se encontrase cubierto de prejuicios y estereotipos. Se sintió impotente, avergonzado de sus palabras. Pero no mencionó nada más.

—Recuerda que te dije que los reyes del pasado han planeado algo para tu pequeño, no desesperes por sobrellevar los designios divinos, preocúpate por encaminar, por acomodar todo para llegar al resultado. Tu pequeño está en muy buenas manos, iré con ellos, observando de cerca cada detalle, seré tus ojos junto a ellos. No te preocupes mas y continua con el reino.

Rafiki le dio una última sonrisa, reconfortandolo.

Pronto el Mandril, se encaminó tras la pareja de tortolos. A paso veloz para no perderlos.

 

Notas finales:

Buenas buenas.


Antes que nada, quiero pedir una disculpa. Se que había prometido capítulo antes del 15 de hace dos meses, pero he estado con la inscripción de la universidad y asuntos personales. Pero ya estoy aquí, listo y preparado para continuar. 


Este capitulo es mas corto que los anteriores, siento mucho eso; pero he decidido hacerlo así para no cortar la trama tan abruptamente, prometo hacer mas largos los próximos. 


Espero fervientemente que les guste este trabajo que nos ha costado realizar. Además, espero que se encuentren con salud y en excelentes condiciones. 


Subiré lo más pronto posible. Gracias por todo.


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