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Scare To Be Lonely [Simbaxkovu] por Nightmarefrexy

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Notas del capitulo:

Ya esta aqui, por fin. Agradezco infinitamente su paciencia, me ayudarias mucho si me mandas tus comentarios. Gracias por leerme.

CUATRO​



Hacía unas horas que había amanecido. Solo se miraban, no hablaban, como si un muro de hielo se formase entre ellos. Había sido una estupenda noche para ambos, aunque ninguno se atreviera a mencionar nada.

Caminaban rumbo a Santillo, a paso veloz. Pues un preocupado Simba no podía dejar de pensar en lo que aquel cretino de Risco estaría haciéndole a las Silvestres, a Nala.

Pensamientos grotescos y terroríficos invadían su mente, posicionando los más insensibles escenarios en donde ocurría lo peor.

Sin siquiera pensarlo, avanzaba con mayor rapidez conforme las ideas llegaban a su cabeza.

-Tranquilo Simba, no vayas tan deprisa -exclamó Kovu una vez lo alcanzó.

-Es que no dejo de pensar en lo que Risco les estará haciendo, me enfurece no estar allá ahora mismo -gruñó el joven león.

-Entiendo que te sientas así, pero avanzar a la carrera sin pensar nos va a retrasar a la larga.

Simba lo medito, era verdad. Solo pensaba en lo que haría en cuanto llegaran, pero no en el presente.

Pronto llegaron al centro de la selva. Cruzaban con cuidado de no caer a las pronunciadas pendientes sobre el camino. Además de ser cautelosos sobre los carnívoros rodantes de la zona, pues no sería factible que dos jóvenes leones se enfrentarán a otros grandes depredadores.

-Demonios, sí que es difícil pasar por aquí...-Exclamó Simba.

-Shh, calla -dijo Kovu.

Se agazaparon entre unos arbustos frondosos de bayas.

- ¿Qué sucede? -susurró Simba.

Kovu solo miraba entre los arbustos con detenimiento.

Tres sombras conocidas para el león marrón cruzaban la selva sin preámbulos.

- ¿Qué diablos hacen ellos aquí?

- ¿Kovu? -lo cayo.

De pronto las sombras voltearon con extrañeza, pendientes de su alrededor.

- ¿Qué sucede Nuka? -mencionó Vitani.

-Me pareció escuchar algo entre aquellos arbustos-miro hacia Kovu y Simba.

-Debe haber sido tu imaginación, sabes que nadie viene por estos rumbos, ni siquiera los carnívoros.

-Parecía la voz de Kovu.

-Oigan ustedes dos, será mejor que se apresuren o lamentaran haber nacido-Grito Zira.

Retomaron su caminar rumbo a Zira.

-Ya lo lamentamos madre -susurro Nuka.

De nuevo se alejaban.

Kovu volvió a respirar.

-Eso estuvo cerca-susurro.

Miro de nuevo a Simba, inconscientemente lo había puesto bajo su regazo, cubriéndolo.

De inmediato se apartó, avergonzado de su involuntario actuar.

-'Amigos' tuyos, supongo.

-Algo así.

No parecía haber signos de inconformidad. O al menos poco notables.

Se miraron de nuevo, y rieron de alivio.

Retomaron su andar rumbo a Santillo, ahora con una nueva preocupación de frente, debían ser cuidadosos de no avanzar con prisa, ya que podrían tener un reencuentro con aquellos.

-Así que, el príncipe Simba he-jugueteo Kovu.

-Podría decirse que sí.

-Oh vamos, no seas modesto, si a simple vista deslumbra el porte de un soberano. Herencia familiar supongo

-Supongo.

-Mis padres no me heredaron más que la desgracia, mi madre Zira nos atormentaba a mí y a mis hermanos con historias sobre el reinado de terror de Mufasa y sus antepasados. Y mi padre Scar, hipócrita, insensato y cobarde, incapaz de asumir su papel en nuestra desaliñada familia. En fin, puras decepciones en mi vida. -continuo- No me malinterpretes, hubo un tiempo en el que los adoraba, a ambos, sentía ese rencor por ti y tu familia, y deseaba de verdad crecer para reclamar lo que nos pertenecía. Pero -lo miro-, eso cambió en cuanto te conocí, cuando te vi correr por las praderas, verte relucir por la luz del sol entre el resto, ese primer encuentro que nos conectó. De verdad, conmemoró ese día como mi madurez, mi auto conocimiento de lo que estaba ocurriendo con mi vida y lo que quería para el resto de mi existencia. Estoy increíblemente agradecido por eso.

Simba lo miró con admiración.

-Pero bueno, no creo que deba contarte de mi vida, es demasiado aburrida.

-Lo cayo- Para nada, me parece realmente interesante, nunca podría aburrirme, es especial si es sobre ti...

Ambos se miraron con dulzura. Simba mordió su labio inferior mientras lo observaba, había tantas cosas que quería decirle, pero no se atrevía.

-Será mejor que continuemos, para avanzar lo más que podamos antes de que anochezca -soltó Kovu.

Simba asintió desganado. Había perdido su momento.

Caminaron un par de kilómetros más y se detuvieron en un pequeño oasis junto a la entrada a la selva.

-Aquí estará bien descansar, mañana al atardecer llegaremos a las fronteras de Santillo.

Simba trago saliva. Estaba tan cerca que se sentía ansioso de lo que pudiera ocurrir.

Kovu lo noto, observó en su rostro el miedo y la ansiedad que alguna vez él llegó a sentir, no quería que él pasara por lo mismo, quería realizar lo que alguna vez deseó que su madre hiciera por él.

Se acercó despacio hacia él, rodeándolo con su pata. Casi abrazándolo, reconfortándolo junto a su pecho.

-Todo estará bien, ya verás que saldremos en un santiamén de allí y regresaremos como una feliz manada de vuelta con Mufasa.

-Eso espero, de verdad no sé qué me ocurrió, debí haberla retenido junto a mí. Si tan solo hubiera conversado con ella sobre el matrimonio no se habría marchado así. Todo esto es mi culpa.

-No, no Simba, esto no es tu culpa, nunca he conocido a Nala, pero sí puedo decirte que no fue tu decisión apartarla, ella fue quien lo hizo, y sobre eso nadie tiene control. Ella escogió crecer, seguir adelante, volverse alguien. No tienes que culparte por todo aquello que es incontrolable.

-Pero yo...

-Tranquilo, no hay mayor culpabilidad que la que tiene Risco sobre sus infundadas acciones, es el que debería sentirse terrible. -continuo- Mientras que nosotros tenemos que prepararnos para la batalla, afrontar lo que se avecina y solidificar el reino. No hay mayor deber que eso.

-Hablas como todo un líder.

-Fui criado para suplantarlos ¿recuerdas?

Se miraron.

-Si -exclamó Simba.

Kovu se aventuró de nuevo hacia el cuerpo de Simba, ansioso. El joven príncipe solo se quedó inmóvil, dispuesto a todo lo que se avecinaba.

El joven león marrón recorrió con su hocico el cuello del menor, olfateando de nuevo el dulce aroma que emanaba, saboreando cada nota que dejaban las feromonas.

Simba se retorcía de la sensación; ya había tenido un encuentro, pero ahora sentía con mayor claridad sus sentimientos hacia el mayor, aunque no se conocieran por completo algo los impulsaba a estar juntos. Era como si estuvieran destinado a pertenecer el uno al otro.

Kovu se adentró aún más en la caverna del joven príncipe, dejando ligeros besos sobre su cuello rumbo a su hocico. Debía hacerlo, sentir por un momento que el alma de Simba le pertenecía, aunque fuera con un beso quería demarcar su territorio, ya después vería que hacer.

Lo beso con dulzura, cuidadoso. Saboreando sus dulces labios.

Ambos estallaron con emociones internas, en donde todas las sensaciones que habían conocido y todas las que no aparecían de repente.

Solo hasta que la naturaleza los llamó a respirar, lograron separarse. Ahora el celo no se veía involucrado, tan solo la razón y la lógica mental de cada individuo.

-Dios...-exclamó Simba.

Ambos temblaban, la fresca noche había caído sobre sus cabezas y a pesar de la helada que se avecinaba, ambos no sienten frío, se sentían cómodos y cálidos.

- ¿Quieres que descansemos juntos? -titubeo.

Simba asintió con nerviosismo.

Se posicionaron junto al estanque, sobre unas rocas salinas que sobresalía entre la arena.

Kovu abrazaba por la cintura al joven príncipe, restregando su cuerpo para impregnar lo mejor posible su aroma sobre el que de alguna forma ahora consideraba su pareja.

Ambos sabían eso.

~☆~

Risco se dirigía a la frontera principal de su reinado. Había sido alertado de la llegada de forasteros a sus dominios.

- ¿Quién demonios es esta gente?

-Venimos de las lejanías orientales, hemos venido hasta aquí a ofrecer nuestros servicios -Exclamo Zira- ...majestad.

-Y que los hace conscientes de que son bienvenidos aquí.

-El deseo de muerte al rey Mufasa y a sus subordinados por supuesto, y a su despreciable hijo.

-Bien dices tu amiga mía.

-A corrido el rumor majestad, que ha capturado a las Silvestres, un grupo servil de Mufasa, ¿es acaso eso cierto?

-Has escuchado bien, los usaremos como carnada para que vengan a nosotros.

-Perfecto majestad, no podría estar más de acuerdo con usted al respecto.

-Vengan, acompáñenme.

Zira y sus hijos siguieron a Risco hasta las zonas reales del reinado, filas de leones demacrados y fornidos hacían hileras junto a la roca central, preparados para la batalla. Era una vista impresionante, las columnas de leones leales a Risco eran gigantescas.

-Impresionante ¿no es así?

-Nuka y Vitali exclamaron al unísono- absolutamente.

Risco rio.

-Hemos impartido un riguroso método para prepararnos contra Mufasa, solo es cuestión de tiempo para que gobernemos sobre el resto de la sabana. Las patéticas tropas que posee caerán frente a esta defensiva sin duda. -mofo- Dormirán con la orden cazadora, proveerán alimento al resto de la manada hasta el momento de la batalla.

Zira reverencio a Risco como gesto de aprobación.

-Cumplan con sus obligaciones y serán recompensados. Es todo por ahora, tengo la sensación de que nos reuniremos pronto.

Risco se retiró de la zona, dirigiéndose a los aposentos reales.

Los recién llegados leones se acercaron a la orden.

-Tengan cuidado novatos, ahora sus vidas ya no les pertenecen.

Nadie dijo nada más, solo reposaban sobre la tierra a la espera del amanecer.

~☆~

Rafiki observaba todo desde la lejanía. Sonreía con melancolía, cuanto había crecido el joven príncipe, pensaba.

Era todo un león ahora, uno creería que todo ocurría con demasiada rapidez, pero algunas veces así debe suceder, los reyes del pasado habían preparado a ambos prospectos desde pequeños, encaminándolos hacia caminos iguales, en donde sus ideales y pensamientos se complementaran para bien. Aunque no todo fue tan sencillo como esperaban, cada uno tuvo que aprender, sobrevivir y respetar.

Y míralos ahora, el fruto del trabajo de años comenzaba a florecer entre aquel par de tortolos sobre la arena.

Mufasa estaría estupefacto ahora que lo supiera, que el nuevo reinado del ciclo de la vida seria dirigido por dos leones.

Era una nueva era, un nuevo momento para el ciclo de la vida, su metamorfosis en una nueva etapa histórica en la vida de los animales que se arrastran sobre la tierra.

Que magnifico desenlace para un anciano como yo, pensó.

~☆~

Mierda, que hambre, pensó Kovu mientras despertaba después de una magistral velada.

Se sintió vacío, pues un ligero peso a su lado había desaparecido. Levanto la mirada rápidamente, asustado y ansioso de no sentir a Simba cerca de él.

Para cuando se incorporó para ver a su alrededor, Simba venia con la frente en alto, con una espectacular gacela entre sus fauces, derrochando orgullo y soberbia.

-El desayuno está listo-sonrió de oreja a oreja.

Kovu se ruborizo, era la primera vez que era procurado de aquella forma.

Comieron con prisa, saciando sus impulsos primitivos, para no dejar ni las sobras.

-Vaya, estoy satisfecho -soltó Kovu.

Simba rio, tras un ligero eructo.

Ambos rieron con intensidad.

-Pero ¿d9nde has encontrado semejante banquete?

-He andado por ahí desde temprano, y encontré una pequeña manada entre las orillas de la selva, y pues una cosa llevo a la otra.

- ¿Habías cazado antes?

-Nunca, a decir verdad, ha sido mi primera cacería, así que puedes sentirte afortunado de haber sido participe.

Kovu se ruborizo de nuevo. Simba sonrió dulcemente ante el cumplido.

-Y ¿tu?, ¿has cazado alguna vez?

-Un par de veces, los animales eran escasos en las lejanías así que pues era poco frecuente comer carne. Aunque, he pescado un sin fin de veces, no es por presumir, pero soy buen nadador y atrapo lo que sea en el agua -Inflo su pecho de orgullo.

- ¿De verdad?, es increíble, creo que yo moriría si me llegase a meter al agua. Deberías enseñarme alguna vez.

-Claro, tu solo di cuando y nos ponemos a practicar.

Platicaban como buenos amigos mientras caminaban, contando anécdotas y habilidades que poseía cada uno. Una amena platica fraternal entre amigos.

Ambos se sentían geniales, pues, aunque no se conocieran de toda la vida, sentían la amistad a flor de piel, pues cada uno tenía gustos parecidos, y aunque algunos no, sabían bromear de ello. Era realmente agradable escucharse entre ellos.

De pronto, Simba callo.

Habían llegado, a lo lejos se observaba la praderas rojizas por el derrame natural. Era realmente inquietante la vista, piedras volcánicas negras y arena rojiza sobre la sabana. No podía ser lugar más ideal para el mismo diablo.

-Llegamos -pronuncio Simba.

~☆~

—En que pensaba Zazú al traicionarnos de esa forma —Susurro Nala.

Había sido una emboscada, una treta entre Zazú y Risco para atraparlos. Fueron guiados por el que alguna vez fue leal a Mufasa directo a sus garras.

A pesar de que no las habían matado las mantenían a raya, alimentándolas lo suficiente para no morir de hambre, pero no lo suficiente como para escapar. Además, de estar vigiladas todo el tiempo por los Dardos, un grupo de tres hermanos que eran los mejores hombres del Rey. Eran un obstáculo difícil, aunque no imposible, de superar.

No solo le preocupaba lo que pudiese ocurrir, sino los escenarios más probables. Tenía miedo de la caída del reinado de Mufasa, de lo que les deparaba el destino con un soberano como Risco.

Pero sobre todo tenía miedo sobre Simba, lo había abandonado, sin decir una sola palabra, la aterraba pensar que saldría a buscarla sin pensarlo, aquel inconsciente león seria la cereza del pastel dentro de los planes de Risco sin duda.

Debian planear una estrategia de prisa para escapar. Antes de que una desgracia las alcanzara, y eso dejaba sin dormir a Nala. Anhelaba con todo su corazón que los refuerzos vinieran enseguida a rescatarlas. No quería de ninguna forma confrontar a las despiadadas bestias y fieras que desfilaban sobre las fuerzas de Risco.

~☆~

Se escabulleron sobre las piedras junto a la guardia fronteriza. A la lejos se observaba la fortaleza principal en el centro de las tierras rojizas, una imponente complejo rocoso conformado por cuevas en distintas zonas específicas, que lo hacía parecer construido a propósito.

Era una maravilla natural perfectamente conveniente.

—Debes tenerlas en alguna de aquellas cuevas—Susurro Simba.

—En la superior izquierda parece ser, hay demasiados leones resguardando la entrada como para pasarlo de largo

—Tienes razón. Andando entonces.

Kovu lo detuvo.

—Alto, debemos hacer un plan o algo, no sería prudente llegar como si nada.

—No soy muy bueno para hacerlos, planeo, llego y todo sale mal, soy más de lo que surja en la situación —exclamo Simba.

Kovu rio.

—No me sorprende. —continuo— Bien, podemos rodear la frontera rumbo al punto más cercano a la roca central, entrar por allí, rescatarlas y salir desapercibidos por la misma entrada, no debe haber confrontaciones solo sigilo.

—Lo haces sonar tan sencillo, pero, que pasara en caso de que haya un inconveniente.

—Nos las arreglaremos.

—Vaya, eso sí que es motivador.

Ambos sonrieron de ironía.

—Supongo que es momento de irnos

—Espera...

—Ahora q...

La reacción del joven príncipe encendió las mejillas de Kovu, pues un tierno beso fue plantado sobre los labios del menor. Aunque ambos tenían miedo, aquel gesto significaba ahora un signo de esperanza para sobrevivir, salir de ahí con la frente en alto y con la posibilidad de vivir una vida plena y feliz.

—Wow, yo...—menciono Simba.

—No digas nada, hay que irnos ya.

Kovu avanzo sobre la rocas, tratando de ocultarse para pasar desapercibido entre los rondines de leones que vigilaban la frontera.

Aunque era relativamente difícil ocultarse, aprovechaban los puntos ciegos de los leones para lograrse escabullirse entre las rocas.

Pronto llegaron a la entrada norte, donde la roca central se encontraba de cierta manera más cercana a la salida.

Solo se miraron con señales de aprobación, introduciéndose en el territorio enemigo con la mayor cautela posible que les permitieron sus cuerpos. A veces arrastrándose o yendo a hurtadillas.

Pronto llegaron a las espaldas del monumento.

—Bien, ahora viene la parte complicada —susurro Kovu.

Simba asintió.

Asomaron sus cabezas por el costado de la montaña, observando cuidadosamente los destalles que les permitieran subir a la cueva superior.

Vislumbraron una serie de plataformas que hacían de escaleras.

—Demonios, hay demasiados leones vigilando, tendré que ir solo.

—Kovu no, salgamos. Pensemos un mejor plan

—No hay tiempo, hemos avanzado hasta aquí como para arrepentirnos ahora.

—Es que yo...

—No hay tiempo, debo ir, espera aquí, mantente oculto, juro que volveré.

—Kovu no quiero que te vayas, yo...

Se miraron con intensidad, Simba lo supo, sabía que no lo haría cambiar de opinión, por lo que solo miró al suelo como señal de aprobación, no había más opción.

Kovu avanzo dejando a Simba entre unas rocas, procurando mantenerse oculto mientras regresaba.

Subió la escalinata como todo un profesional, evadiendo cada uno de los vigilantes.

Pronto llego a la cueva y asomo su cabeza nuevamente para observar los posibles peligros que pudieran causarle problemas. Pero no observó nada, la cueva permanecía vacía, como si alguien hubiera dejado inhóspita la sala frente a sus ojos.

—Pero mira nada más —exclamo una voz entre las penumbras.

—No es posible—susurro para sí.

—Que te trae por aquí —sonrió—, querido hijo.

Kovu gruño, de todas las posibilidades que habían surgido en su cabeza, está la menos probable que se le hubiera ocurrido, su antigua familia, sirviendo a Risco, que disparate.

—Qué demonios haces aquí.

—Es un poco tonto preguntar eso, ¿no crees?, más bien, ¿qué haces tu aquí?, ¿es acaso una misión especial de tu nuevo rey?, hum.

—Eso no te incumbe.

—Oh Kovu, eso totalmente me incumbe, porque si no lo has notado, debo repórtame frente a su majestad.

—Su majestad es Mufasa, y siempre deberá ser así.

—Rio— Miren nada mas quien se ha convertido en su perro fiel. Es que acaso has olvidado tus lecciones pequeño cachorro, Mufasa nos arrebató lo que por derecho nos pertenece, es un desgraciado infeliz que nos arrebató todo.

—Eso es mentira, él es un Magnífico rey que sabe lidiar con escorias como nosotros.

—Que no te das cuenta en lo que te has convertido pequeño Kovu. Has olvidado tu propósito en este mundo, y todo porque, ¿amor?, ¿aceptación?, no eres más que un intento fallido de león que busca lo que nunca tuvo en otro lugar, deja de engañarte con falsas esperanzas, ambos sabemos lo que Mufasa cree de ti, lo que cree que le harás a su pobre hijo y sabes que, es cierto, como se sentirá al saber que su despreciable hijo es un sinvergüenza homosexual que desea estar con un forajido, que patético final.

Kovu quedo mudo de rabia, se anonado de semejante revelación.

—continuo— Pero eso no importa ahora, Risco querra verte sin duda, y ten por seguro que hará contigo lo que yo nunca pude.

—¿Criarme? — jugueteo Kovu— Ahora ven aquí madre, terminemos con esto.

Zira gruño. Uno contra otro se abalanzararon con zarpazos y mordidas, luchando como nunca en sus vidas, dando un todo o nada. Gruñían y atacaban sin descanso, hiriéndose de gravedad. Zira marcaba la diferencia de experiencia, pero Kovu demarcaba la velocidad y estrategia.

Al final solo quedo el joven león de pie, y aunque a duras penas se mantenía, había vencido.

Zira tendida sobre el suelo herida, gemía de dolor.

—No es posible, cuando te volviste así de fuerte.

Kovu no hablo, solo la miro con superioridad.

—¿Dónde están las Silvestres?

—Aunque te lo dijera, no saldrías vivo de aquí.

Kovu se acercó, y recargo su pata sobre una de las heridas sin piedad, escuchando los gemido dolosos de su madre bajo su peso.

—Eso no fue lo que pregunte.

—Están en la cueva inferior, han sido movidas allá esta mañana —respiro de alivio una vez fue liberada.

Kovu salió de allí a prisa, debían salir de ahí cuanto antes, pues era cuestión de tiempo antes de que se dieran cuenta de su pequeña riña de la que había sido participe hace un momento.

—Auxilio, tenemos una herida aquí —grito uno de los guardias.

Todos los leones aledaños corrieron en dirección al llamado.

Kovu se desplazó rápidamente a la cueva una vez estuvo desprotegida. Observo el interior con cuidado. Las Silvestres se encontraban ahí sin duda. Pues solo conocía a una leona del grupo, Bertha. Una leona que había conocido en uno de sus viajes fuera de su hogar.

—De prisa, despierten.

—¿Quién eres? —exclamo una de las leonas.

—No hay tiempo para explicar, hemos venido a rescatarlas, pero debemos salir de inmediato si es que queremos salir con vida.

Todas comenzaron a movilizarse.

—Esperen, como sabemos que no es una trampa.

—Mufasa nos envió a mí y al príncipe Simba a salvarlas, andando que no gay tiempo.

Todas cuestionaron.

—Alguien se acerca...—Exclamo una de las leonas.

—Dense prisa, encontraran a Simba detrás de la Roca central, debe estar escondido junto a las rocas volcánicas, corran y escapen, los detendré para darles tiempo.

—¿Quién eres? —esta vez hablo Nala.

—Kovu, un servidor, tu debes ser Nala.

Se miraron. Alguien estaba por llegar desde los adentros de la caverna. Ya no había más tiempo.

—Gracias por esto, te esperaremos con Mufasa.

Kovu sonrió.

—Díganle a Simba que me perdone, pero que he complido con el plan.

Permaneció allí, posicionado para la batalla.

—¡Vaya! —Lo miro—, pero que tenemos aquí.

Kovu gruño.

—Calma muchacho —sonrió—, así que tú eres quien está causando tantos estragos.

—Aléjese.

—Relájate, no voy a hacerte daño.

Era un león desproporcionalmente grande, robusto y con una notable musculatura, con pelaje marrón, poseía unos ojos ámbar y un hocico pronunciado, cok un par de cicatrices a lo largo de su rostro.

—Me han hablado mucho de ti Kovu—Continuo—de tus dotes y belleza, el menos amado por una madre que deseaba ya no tener más hijos. Créeme, yo comprendo tu dolor, el implacable fuego de la ansiedad y depresión que te atosigan por toda tu vida sin descanso las he vivido por igual, el deseo de venganza por todos aquellos que te destrozaron es algo común entre nosotros.

—¿Como sabe eso?

—¿Crees que la muerte de tu madre te sanara?, ¿que un simple acontecimiento como es te hará sentir vivo?

—Yo no...

—Oh Kovu, has hecho es esta noche, has asesinado a tu madre.

—No, ella seguía viva, yo lo vi.

—Qué final tan crudo, ¿no creses?, pero así son las cosas, pues ella marco su propio destino al momento de enfrentarte, ¿cómo matar aquello que alguna vez amaste?

Kovu quedo mudo.

—Pero ahora todo ha cambiado —exclamo—, siendo que se ha entregado a mí por voluntad propia, ha cedido sus vidas a mi propiedad, la de ella y sus hijos. Y para tu sorpresa, estas incluido en ello. —Hablaba mientras caminaba de lado a lado— No obstante, se presentó una ligera complicación, ya que, has servido a Mufasa como su súbdito, representa una de las mayores traiciones en estas tierras profanas en donde aquel bufón de rey no es más que una burla para la naturaleza, como quiere gobernar si no permite que la evolución alcance su máximo esplendor. —Lo miro deteniéndose de nuevo— Pero no importa, no importa, ahora viene tu castigo por haber cometido aquel pecado, que desde luego no ha sido culpa tuya. Tu reprimenda será ser mi siervo y esclavo personal por el resto de tus días o, la muerte súbita. Decide ahora o calla para siempre.

Kovu lo pensó un momento, no le gustaba para nada la encrucijada en la que se encontraba, no tenía muchas opciones.

—Yo...

—A prisa muchacho.

—Yo...—titubeo—...escojo la segunda opción.

Risco sonrió de oreja a oreja de una forma macabra.

—Has escogido con sabiduría. Adelante.

El terrorífico gobernante, salió despampanante de la cueva rumbo a los aposentos reales, siendo seguido por un silencioso Kovu a sus espaldas.

—Mañana, al atardecer la ejecución del hijo tercero de nuestra guerrera caída, Zira, será sacrificado como símbolo de honor y lealtad a nuestro imperio, además como recordatorio de que las traiciones no son permitidas.

Los leones alardeaban y hacían bullicio como signo de aclamación a su rey por tan imponente discurso.

Ahora solo podía esperar lo mejor, deseaba con toda su alma el poder salvarse para ver de nuevo a Simba, su joven león que sin duda había decepcionado.

~☆~

—Kovu ha llegado.

—¿Lo has visto?

—Si, se ha sido emboscado por Risco, su ejecución será mañana por la tarde.

—Bien, tenemos hasta mañana entonces.

Nuka asintió.
Notas finales:

Buenas buenas.

Antes que nada, quiero pedir una disculpa, de verdad lamento haberme tardado cuatro meses en subir nuevo capítulo, pero he estado demasiado ajetreado con un sin fin de pendientes y apenas tuve el tiempo para dedicárselo a este proyecto.

Espero fervientemente que les guste este trabajo que me ha costado realizar. Además, espero que se encuentren con salud y en excelentes condiciones.

Subiré lo más pronto posible. Gracias por todo.


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