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Cocina con el corazón por Mascayeta

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En la medida que avanzamos en el programa las pruebas se hacen más difíciles, cada vez somos menos, hoy quedamos cinco, y mañana será definitivo para dos de nosotros.

—Una propuesta por tus pensamientos —el chef Dojima se sentó frente mío con una sonrisa que pocas veces había visto durante el concurso—. ¿En qué piensas?

—En mi matrimonio, tan pronto salga de aquí Anata tiene programado que nos casemos.

La tibia mano de Gin-sama se colocó sobre la mía, para pedirme acompañarlo a un lugar donde me tenía una sorpresa, y de verdad que lo fue. Sentado junto a Onodera-kun se encontraba mi examigo, y uno de los que quería quedarse con mi Kiseki.

Avancé directo hacía él y cuando lo vi pararse aproveché para golpearlo tan fuerte como pude.

—¡¿Qué diablos haces aquí Masamune?!

—Yo también estoy feliz de verte Takafumi —dijo sobándose la mandíbula—, todavía golpeas como una bestia, ¿seguro que eres un Omega?

—Y también soy un hombre ¿cuántas veces tengo que decírtelo?

Busqué a su alrededor para ver en que momento Haitini se presentaba, ese pelirrojo era peor que la peste, y Takano demostró que se dejaba manipular por él con facilidad.

—Los dejaremos en paz, si alguien pregunta, por favor digan que es parte del programa, ya nos la arreglaremos nosotros con el resto de la mentira.

Las palabras de Ritsu fueron avaladas por Dojima para dejarnos solos, el ojimiel delante de mi pidió que me sentara en el lugar que antes ocupaba el castaño.

—Te debo una disculpa por todo lo que he hecho —díganme estúpido, pero eso fue suficiente para que mi corazón se calmara y volviese a querer estar con el único Alpha, fuera de mi padre, que me trató como una persona—. Onodera me abrió los ojos ante muchas cosas que estaban mal en mi vida, por favor Takafumi...

—Eres un idiota.

—Yo también te quiero,

Durante una hora hablamos como si nunca nos hubiésemos separado, pero en especial del tema de Kiseki. Takano explicó que iba a retirar la solicitud de adopción, sin embargo, el día que llegó a realizarlo, Yokobô lo invitó a una conversación que tenía programada para decirle los avances del proceso. Dentro del despacho le explicó que las cosas se habían complicado porque había dos formularios más, uno de Kirishima Zen y el otro de un empresario extranjero.

Mi Omega pareció despertar de su letargo al escuchar el nombre de nuestro destinado, así que estaba tratando de adoptar legalmente nuestro cachorro, al menos tenía la esperanza de que quedará con su hermana y poder verlo a escondidas de Anata.

La alegría duró poco, Takano me pasó el documento que mi futuro esposo le entregó para que decidiera si quería quedarse con el cachorro, la fecha límite para dar su respuesta era en tres días, justo cuando se sabría si quedé entre los finalistas o no.

—Pregunté si los otros interesados tenían una suma similar —sabía que la respuesta no me iba a gustar, más cuando Takano expresó que esto era parecido a una subasta—. Si los tres aceptamos pagar, quien oferte una mayor cantidad se quedará con tu cachorro.

El resto de la historia era peor, al querer irse, Masamune fue detenido por Anata que le amenazó recordándole un error ligado con un chico de apellido Oda. La desaparición del Omega que fue su pareja hacía pensar en un posible asesinato, lo cual era peor que la supuesta venta de cachorros en adopción.

—Aceptaré el trato Takafumi, si me lo niega subiré la suma lo suficiente para quedarme con él —supe cual era el objetivo del que volvía a comportarse como la persona de la que me enamoré en la universidad—, pero debes prometerme que tan pronto lo tengamos, te irás del país.

Asentí, no era mucho lo que podía hacer.

Al día siguiente vi a Kirishima hablar con Yasuda, no parecía muy contento, al querer aproximarme giró su cara para continuar con los preparativos del concurso, esa actitud era la que me desconcertaba, no sabía si a él también Yokobô le pidió dinero por Kiseki.

«Silencio en el set»

Los cinco que quedábamos nos hicimos detrás de las puertas que se abrieron para darnos la entrada a las estaciones independientes que estaban dispuestas para la prueba individual.

—Está noche nuestros concursantes se enfrentan a su último desafío de eliminación, los platos con los puntajes más bajos abandonarán la competencia.

Escuchamos las instrucciones, nos enfrentaríamos a tres pruebas en donde se evaluarían la presentación, el sabor y la preparación, es decir que el puntaje máximo que podía dar un jurado era de 15 puntos.

—Para hacerlo más justo, hay seis tarjetas con las posibles pruebas, tendrán un minuto para elegir entre ustedes un representante —Kirishima hablaba con una sonrisa falsa a la cámara en lo que otra se dirigía a nosotros.

La representante del grupo fue Aikawa Eri, la castaña avanzó hasta la mesa cogiendo tres de las fichas, que entregó al presentador que fue leyendo en orden los duelos.

De esa manera quedó definido lo que podía significar nuestra última oportunidad para conseguir el premio del Cocinero Golden Star.

Cada reto sería evaluado por Dojima, Onodera y tres jueces invitados especializados en lo que debíamos cocinar. Los dos primeros se llevarían a cabo ese mismo día, una reinvención de la Paella Valenciana, y una prueba de técnica vinculada a la preparación de un plato japonés clásico, el Kaiseki.

Para la tercera y definitiva en puntaje, tendríamos que elaborar de una obra de arte con chocolate, nos darían hasta la media noche para aquellas partes de la estructura que necesitaban refrigerarse por más de seis horas, además que debía acompañarse con 24 bombones rellenos con tres sabores distintos de frutas provenientes de Latinoamérica y que en mi vida había escuchado: Uchuva, Chirimoya y Pitahaya.

El trabajo fue bastante extenuante, cada una de las preparaciones llevaba una carga de responsabilidad en cuanto a la decoración de los platos.

Aniki y Yuudai se encuentran al lado mío, están tan nerviosos como yo por la posibilidad de ser eliminados, nos prometimos ayudarnos fuese quien fuese el ganador, estoy nervioso porque Takano hoy está en reunión con Anata, Onodera me dirá como le fue tan pronto como den la clasificación.

Kirishima ha cortado cualquier comunicación de su Alpha con mi Omega, no sé porque me abandonó, y tampoco sé porqué seguí confiando en él.

Nos dicen que pasemos para escuchar el veredicto, los cinco nos tomamos de las manos y sonreímos deseándonos suerte.

—En este sobre tengo los resultados, los leeré en orden de mayor a menor.

«El primer finalista obtuvo una puntuación de 70 puntos en su primer plato, en técnica 60 puntos y en la obra de arte 65, para un total de 195 puntos, un aplauso para Yuudai Furogawa.

El segundo las calificaciones fueron en el mismo orden, 65, 65 y 60 puntos, obteniendo 190 puntos, Kibashi Shou.

Y el tercer finalista obtuvo 60 puntos en su reinvención, 60 en su técnica y 65 en su obra de arte, con 185 puntos Aikawa Eri».

Aniki y yo quedamos eliminados, a ambos nos felicitaron, a él por obtener la máxima puntuación en técnica y yo en la obra de arte.

—Agrademos su participación y obtienen como premio en efectivo 50.000 dólares cada uno —anunció el chef Dojima—, junto con una beca de cocina en la Academia Tōtsuki por seis meses.

Fue el momento para hablar de Kirishima.

—Sin embargo, debido a la condición especial del joven Yokozawa Takafumi, hoy tenemos una sorpresa.

La música que sonó en la parte de atrás del set me heló.

Con un hermoso arreglo de flores, Yokobô hizo el peor anuncio que podría escuchar, y que desafortunadamente debí aceptar cuando al voltear a ver a Onodera me instó a hacerlo con una seña.

—Takafumi ¿me harías el honor de casarte conmigo?

 


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