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La epifanía irónica por Katt-chan

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Notas del capitulo:

¡Espero que lo disfruten!

Oikawa e Iwaizumi partieron ese mismo día en la tarde rumbo a Karasuno para hablar con el armador pelinegro, para así poder abordarlo sin posibilidad de escapar. Hajime consideró si dejar que su amigo fuese solo, pero optó por acompañarlo para asegurarse de que no se acobardara y se fuera sin arreglar las cosas. Al llegar, hicieron guardia fuera de la entrada del gimnasio, y pronto vieron salir de a poco a los miembros del equipo de volley. Al final, salió Hinata, quien cerró el lugar con llave y se alejó. Los amigos se miraron intrigados.

“Kageyama no salió de ahí con ellos, ¿cierto?”

“Yo no lo vi al menos…”

“¿Oikawa-san? ¿Iwaizumi-san?” Ambos voltearon sus cabezas y vieron al pelinaranja mirándolos con curiosidad. “¿Qué hacen aquí?”

“Estábamos esperando a Kageyama para hablar con él.”

“Ah, tenía que hacer unos trámites. Ya se fue.” Después de explicar, Hinata los miró con sus ojos levemente entrecerrados. “¿Qué necesitan hablar con él?”

“De como él y este imbécil se mueren por estar juntos.” Dijo el as de Seijoh indicando al castaño, quien lo miró ofendido.

“Espera, ¿tú aun quieres a Kageyama?” Preguntaba un incrédulo Hinata a Oikawa.

“Sí.”

“Pero, ¿y la chica con la que estabas hace un par de días? ¿No estás saliendo con ella?” El pelinaranja replicó con desconfianza, haciendo que Tooru rodara los ojos.

“No. Solo era una chica que insistía en acompañarme a casa y caminar un rato, pero nada más. Solo quise darle en el gusto para que dejara de joder. Y necesito aclararle eso a Tobio.” Hinata miró a Iwaizumi buscando una confirmación de su parte, quien solo asintió aburrido, dándole a entender que estaba siendo honesto.

“¿Quieres volver con él?”

“Me gustaría, sí. Pero no estoy seguro si él quiere volver conmigo…”

“Pues, yo creo que sí…” Dijo Hinata mientras intentaba reprimir una sonrisa.

“Pensé que estaba claro que los dos se adoran.” Hajime gruñó, ya hastiado. “No entiendo por qué te complicas tanto; solo anda a hablar con él y vuelvan para terminar de una vez con toda esta mierda.”

“Miren, quien tiene que decidir eso es Tobio, ¿ok? Seré honesto con él, pero no lo presionaré para volver y no me haré ilusiones antes de tiempo.” Sentenció seriamente el castaño. “Lo que más me interesa ahora es que no se sienta peor pensando que lo nuestro me valió un pepino.”

“Sí… Quedó muy mal después de verte con esa chica…” Shoyo murmuró triste. “Y realmente se le notaba feliz cuando estaba contigo.” Ya más emocionado, volvió a hablar. “¿Cuál es el plan?” Terminó con sus ojos brillosos y temblando mientras sacudía de arriba abajo sus puños.

“Tranquilo, no hay ningún plan. Solo que hablen.” Aclaró Iwaizumi. “Pero intercambiemos números, para coordinarnos mejor y que Kageyama no se pueda escabullir de la conversación.”

“¡De acuerdo!” Hinata exclamó, contento y ansioso de poder al fin ayudar a su amigo.

--

Kageyama caminaba por un sector que desconocía para ir a hablar con el director de un campamento de volley. Aparentemente, el profesor Takeda había recibido el llamado de esta institución y habían mostrado un interés en él por su participación con Karasuno en el último campeonato. Así fue como lo citaron a una reunión para poder conocerlo mejor y establecer si cumplía con el perfil que ellos buscaban. El pelinegro salió del lugar sintiéndose orgulloso porque la gente lo reconozca como un buen jugador, y no solo como ‘El Rey de la Cancha’. Sin embargo, esa felicidad era levemente opacada por el pensamiento de un muchacho castaño.

Después de verlo con otra persona y de la conversación con su hermana, se dio cuenta de varias cosas. Él estaba recién aceptando la realidad, y esta era que estaba enamorado de Tooru, pero lo había rechazado y ahora el joven estaba continuando con su vida… sin él. Y debía hacer lo mismo.

De repente, comenzó sorprendentemente a llover y fue cuando se fijó en su alrededor; no tenía idea de donde estaba. Atinó a refugiarse bajo el techo exterior de una tienda que se encontraba cerrada en ese momento. Algo ofuscado, intentó buscar la nota con las instrucciones y el mapa del profesor de como llegar al lugar, pero no la encontró en sus bolsillos. Comenzó a revolver dentro de su bolso buscando, sin éxito. Mientras se quedó un rato ahí esperando a que la lluvia cesara un poco, pasó un hombre rubio con un paraguas.

“¿Hola?” Le dijo acercándose. Kageyama notó que debía tener unos veintitantos y vestía de manera semiformal. “¿Estás varado aquí? ¿Necesitas ayuda?”

“No, solo espero a que pase un poco la lluvia, y tengo mi celular-” Comenzó a decir sacándolo, para darse cuenta de que el aparato se había descargado. “Mmh…” El hombre lanzó una risita.

“Vivo cerca de aquí. Si quieres puedes esperar ahí, y cargas tu celular.”

Kageyama consideró sus opciones. Podía quedarse ahí hasta quien sabe que hora para luego adivinar hacia donde estaba su casa… O ir con el extraño, recargar su teléfono e irse cuando el cielo no se estuviese cayendo encima.

“De acuerdo. Muchas gracias.”

“Ven.” El rubio lo acercó a él para que también pudiese resguardarse de la lluvia con el paraguas. Caminaron en silencio un par de cuadras hasta detenerse en un edificio de departamentos. Tobio se sentía algo tímido de estar con ese extraño, ya que ni siquiera sabía su nombre. Abrió mucho sus ojos; acababa de darse cuenta de que ni siquiera se habían presentado. Mientras el otro abría la puerta de su departamento, dejó el paraguas en un costado y le hizo un gesto para que el pelinegro entrara. “Adelante.” El menor bajó levemente la cabeza para luego obedecer.

“Emmm… ¿Cuál es su nombre?”

“Nakamura Toshio.” Le respondió quitándose su saco. “¿Y tú?”

“Kageyama Tobio.”

“Te ves muy serio, Tobio-kun.” Nakamura dijo con gracia. “Relájate. Iré a buscar algo que puedas usar mientras pongo tu ropa en la secadora.” Dicho eso, se alejó de ahí. El pelinegro no sabía que hacer, así que solo se quedó parado en el mismo lugar esperando a que el hombre volviera. Cuando lo hizo, lo vio con cierta incredulidad y se rio sutilmente. “Toma. Te llevaré al baño para que te cambies.” Kageyama lo siguió con leve timidez, hasta que el hombre abrió una puerta. “Aquí está. Puedes usar la toalla que está ahí encima si necesitas secarte.” El menor asintió y cerró la puerta. Rápidamente, se cambió de ropa, que eran una polera blanca de algodón y un buzo gris. La polera era un poco grande para él, lo que tenía sentido porque Toshio era más alto -como Tsukishima, estimaba-. Salió unos minutos después con su uniforme en mano y buscó con la mirada al mayor.

“¿Nakamura-san?”

“Ah, Tobio-kun.” El pelinegro volteó a ver hacía el origen de la voz, y notó que se había cambiado también a una ropa más cómoda. Toshio se acercó al más joven para tomar su uniforme escolar. “¿Quieres tomar un té? ¿o prefieres algo más contundente?”

“Pues…” Y justo un gruñido de su estómago resonó en la habitación, haciendo que se sonrojara. Toshio rio con ganas.

“Te serviré un plato.”

Al poco rato, ambos se sentaron en el sofá a comer una sopa de fideos. Sin embargo, Kageyama notaba que el otro lo miraba mucho, algo que lo ponía un poco nervioso, y no se decidía a comer.

“Emmm… ¿Nakamura-san? ¿Tengo algo raro en la cara?”

“No.” Le respondió con una sonrisa. “Pero tengo curiosidad como un chico como tú terminó perdido, en la lluvia y sin celular.” Ante el cuestionamiento, Kageyama se sintió avergonzado e hizo un puchero. Nakamura acentuó su sonrisa.

“Estaba distraído… creo…” Murmuró, algo molesto consigo mismo por lo estúpido que sonaba.

“¿Y qué te tiene así de distraído, Tobio-kun?”

“Preferiría no hablar de eso…”

“Ah… Tema sensible.” Dijo tranquilamente el hombre. “¿Serán problemas familiares? ¿O tal vez algún problema amoroso?” El pelinegro frunció el ceño al oír lo último, que no pasó desapercibido por el otro. “Acerté, ¿no?” Pero no recibió respuesta. “¿Cómo es posible que alguien tan atractivo como tú tenga problemas amorosos? Esa chica debió estar loca para dejarte.”

“Yo fui quien terminó con él…” Aclaró resignado, sin atreverse a reclamarle al mayor. Toshio asintió.

“Entonces, ¿por qué te acongoja tanto? ¿No querías terminar acaso?”

“Es… complicado…”

“Pero sea como sea, sigue presente en tu mente y eso es lo que te tiene tan distraído, ¿no es así?” Sin atreverse a mirarlo, el menor asintió lentamente con la cabeza. “Sabes, yo tengo una técnica para olvidarse de un antiguo amor.” El pelinegro levantó la vista, curioso. “¿Quieres que te la diga?” Terminó mientras se acercaba más a él y Kageyama volvía a asentir. “Buscarse a alguien mejor.” Susurró para luego comenzar a besarlo. Tobio no reaccionó por unos segundos hasta que su mente razonó lo que ocurría. Ahí, apretó sus labios y empujó con fuerza al hombre para quitárselo de encima.

“¿¡Qué hace!?”

“Vamos, Tobio-kun, ¿no quieres olvidarte de ese chico?” Poco a poco, se comenzó a acercar nuevamente, esta vez para besar su cuello. “Yo puedo ayudarte.” Le susurró. El menor se comenzó a sentir ligeramente intrigado por la posibilidad de poder dejar de pensar en el castaño.

“Pero, es que no creo que-”

“Confía en mí… ¿O acaso no quieres sacarte de la cabeza al otro?”

“Sí, pero-”

“Entonces, déjate hacer, Tobio-kun. Te prometo que te haré olvidar todo.”

Kageyama sentía como lo empujaba con un poco más de fuerza de la necesaria para recostarlo sobre el sofá, y luego las caricias bruscas del mayor en su cuello en tanto sus manos se deslizaban por distintas partes de su cuerpo. Cerró los ojos con fuerza mientras un par de lágrimas caían y se deslizaban sobre sus mejillas. No quería hacer eso con ese hombre, realmente no quería. Se sentía incorrecto y vacío. Pero le había prometido que podría olvidarse del castaño de esa forma, y si tenía que soportar esto para lograrlo, tal vez valía la pena.

Vale el intento… para olvidar a Tooru de una vez.’ Pensó mientras dejaba salir más lágrimas de manera silenciosa y el hombre lo comenzaba a despojar de la polera que llevaba puesta con impaciencia.

Notas finales:

Agradezco cualquier comentario o retroalimentación para poder mejorar ¡Muchas gracias! :)


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