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La epifanía irónica por Katt-chan

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Notas del capitulo:

¡Espero que lo disfruten!

Hinata estaba emocionado viendo su celular mientras caminaba a la escuela. Se había estado comunicando con los muchachos de Seijoh desde el día anterior cuando intercambiaron números y buscaban esa tarde hablar con Kageyama para arreglar todo ese embrollo. El pelinaranja se sentía ansioso por volver a ver feliz a su amigo.

Ya casi llegando a la escuela, a lo lejos vio caminando a paso más pausado a Tobio, así que corriendo se acercó a él.

“¡Kageyama!” Gritó contento llegando a su lado. Pero pronto su sonrisa cayó al ver el aspecto desaliñado y demacrado de su compañero.

“Deja de gritar…” Tobio murmuró mientras parecía que hacía un esfuerzo por hablar y permanecer en pie.

“¿Qué te pasó? ¿Te sientes bien?” Le tomó el rostro para inspeccionarlo, y notó que estaba más caliente de lo usual. “¿Tienes fiebre?”

“¡Déjame!” Kageyama reclamó volteándose rápidamente para liberarse del agarre del otro. Pero esto fue un error, ya que el movimiento brusco lo mareó e hizo que perdiera el equilibrio un momento.

“Ok, suficiente, te llevaré a tu casa.” Dijo guiando al muchacho en dirección contraria.

“No seas idiota, hay que ir al entrenamiento.” Tiraba del brazo que tenía sujeto el pelinaranja, sin embargo, no tenía mucha fuerza.

“¡Tú eres el idiota! ¡Mira como estás, ni siquiera deberías estar en pie!”

Kageyama no siguió reclamando, y solo dejó que el otro tomara su torso para apoyar parte de su peso sobre él. Después de varios minutos llegaron a la casa del pelinegro, donde con esfuerzo el más alto abrió la puerta y ambos pudieron entrar. Hinata fue junto con su amigo directamente a su habitación, lo guio hacia la cama y le sacó las zapatillas. El otro solo se recostó sin oponer resistencia.

“Bien, ya puedes irte.” Murmuró el pelinegro acomodándose en la cama.

“¿Estás loco? No te voy a dejar solo así como estás.”

“Una cosa es que yo no pueda entrenar, pero tú sí puedes, y lo necesitas.”

“Kageyama, en estos momentos, tú eres más importante, ¿ok?” Ambos se quedaron en silencio. “Iré a buscar agua y algunos trapos para bajar esa fiebre. Tú descansa.” El pelinaranja notó que, a los pocos segundos, su compañero cerró los ojos, completamente agotado. Salió de la habitación con su bolso, mientras buscaba su teléfono. Primero, le mandó un mensaje a Suga para notificarle que Kageyama estaba enfermo y que él se quedaría para cuidarlo. Luego, le mandó un mensaje a los de Seijoh, informando lo mismo además de preguntarles cuando podrían hacer que el par platique.

Después de eso, se concentró en su amigo. Llevó agua fría y un par de toallas para ponerla en la frente del enfermo, junto a un vaso de agua para ayudarle a hidratarse. Hinata notó que Kageyama se había cambiado de ropa mientras él no estuvo ahí, usando prendas de manga larga y de pierna completa.

“¿No sería mejor que uses algo más fresco? Tienes fiebre…”

“No.” El pelinegro dijo tajante en tanto se metía a la cama nuevamente, frente a lo que Shoyo solo lanzó un suspiro resignado.

“¿Tienes medicinas?” Le preguntó delicadamente el pelinaranja.

“Baño. Puerta izquierda del mueble.” El más alto dijo adormilado. Hinata partió rápidamente al baño y encontró un botiquín. Había paracetamol, de lo que tomó una porción para ir de vuelta a la pieza.

“Tómate esto.” Kageyama le obedeció, tomando el vaso de agua que le ofrecía junto con la medicina. Mientras el muchacho bebía, el pelinaranja notó que parte de su cuello estaba levemente enrojecido. “Oye, Kageyama, ¿te duele el cuello?” Terminó preguntando curioso.

“No.” Después de eso dejó el vaso sobre su mesita de noche para luego recostarse tratando de taparse completamente con las sábanas y el plumón.

Así transcurrió el día, en el que el pelinegro estuvo la mayor parte del tiempo durmiendo mientras el más bajo se aseguraba de que su fiebre no se descontrolara. No fue hasta la tarde que escuchó unos golpes en la puerta y al ver de quien se trataba, se encontró con Iwaizumi y Oikawa.

“¿Tobio está en su pieza?” Dijo seriamente el capitán, a lo que el menor asintió. “Iré a verlo.” Y partió a la habitación rápidamente.

“Lo lamento, Hinata. Al ver tu mensaje no hubo forma de que se quedara tranquilo.”

“No importa, tal vez hasta le haga sentir mejor si solucionan las cosas.” Hajime sonrió.

“Seguro que sí.”

En la habitación, Kageyama seguía durmiendo en tanto Oikawa se acercó hasta su cama y se sentó en el piso que estaba frente a ella. El rostro del menor estaba algo sonrojado por la fiebre. Acercó sus labios a la frente del otro hasta presionar suavemente por unos segundos.

Parece que no es tan alta la fiebre, después de todo.’ Pensó aliviado. Se quedó un rato mirándolo detenidamente. Luego, puso su mano sobre la mejilla del menor y comenzó a acariciarle el rostro con ternura. Para su sorpresa, Kageyama -aun dormido- se acomodó para sentir más el contacto y rotó su cuerpo de forma de aprisionar el brazo de Oikawa con sus dos manos. El castaño sonrió ante esto, hasta que vio el ahora descubierto cuello del pelinegro. Estaba inusualmente rojo, y al verificar el sector de su clavícula deslizando el cuello de la polera se dio cuenta que también tenían ese tono. ‘¿Alergias? ¿Ronchas?’ Se acercó aún más para examinar el enrojecimiento. ‘¿Es idea mía, o estos son como raspones?’ Después de eso se volvió a concentrar en el rostro del chico y en como se aferraba a él. Con su mano libre, le dio más caricias en su cara para deslizar luego a las manos del menor. Fue ahí cuando noto algo incrédulo que a pesar de la camiseta de manga larga que llevaba puesta, podía ver algunos tonos rojos también en sus muñecas. ‘¿Qué mierda…?’ Se quedó mirándolo hasta que el pelinegro empezaba a abrir sus ojos con esfuerzo y alejó su mano cuidadosamente cuando el otro lo dejó ir.

“¿Oikawa-san…?” Kageyama preguntó con incredulidad, tallándose los ojos.

“Hola, Tobio-chan. Oí que no te sentías bien, así que vine a visitarte.” Le dijo con una sonrisa, pero el pelinegro seguía viéndose confundido.

“¿Por qué?” Pronunció desganado el menor mientras se sentaba en la cama.

“Porque me importas, aunque no estemos juntos te sigo teniendo cariño. Tú lo sabes.” Oikawa dijo tomando las manos del menor. “Tobio…” Comenzó nuevamente. “Supe que me viste con una chica hace unos días caminando cerca del parque.”

Aquí vamos…’ Kageyama pensó con resignación. ‘Me siento como la mierda y ahora tendré que escuchar como me dice que está con esa chica. Perfecto… Simplemente perfecto…

“Salí un momento a caminar con ella y conversamos un rato, pero nada más que eso. Quería aclarártelo, porque no quiero que pienses que sería capaz de estar con otra persona siendo que-” Se detuvo un momento para tomar una bocanada de aire y continuó. “- que sigo totalmente enamorado de ti. Recuerda que dije que te quiero, y lo sostengo.” Después de eso, se quedaron en silencio un largo rato, mientras el pelinegro no acababa de comprender lo que ocurría ni saber que decir al respecto y el otro esperaba pacientemente sin querer presionarlo.

“¡Bésense ya!” Se escuchó la voz del pelinaranja desde el pasillo.

“¡¿Quieren volver de una puta vez?!” Gritó esta vez Iwaizumi.

“¡Iwa-chan! ¡Chibi-chan! ¡Están matando el momento!”

Kageyama, por su parte, tenía su mente en otro lugar. Bajó la vista hacia sus manos mientras recordaba lo ocurrido la noche anterior.

Déjate hacer, Tobio-kun. Te prometo que te haré olvidar todo.

“Ay, por Dios…” Susurró el pelinegro sintiendo náuseas.

“Tobio, ¿estás bien?” El muchacho salió corriendo a gran velocidad hacia el baño con una mano sobre su boca. Los otros tres chicos lo siguieron para encontrarlo vomitando en la taza.

“Wow, ¿qué bicho pescaste, Kageyama?” Dijo algo asqueado Hinata, mientras Oikawa se arrodilló a su lado para masajearle la espalda. No tardó mucho en sentirse mejor -al menos físicamente-. Tomó aire para luego tirar la cadena.

“Estoy bien…” El pelinegro dijo mientras se levantaba y se limpiaba la boca con un trozo de papel higiénico. Después de tirar el papel, se fue a lavar tanto las manos como los dientes.

“Claramente no lo estás. Mejor recuéstate.”

“De verdad, estoy bien. Solo fue la impresión, es todo.” Kageyama comenzó a caminar pesadamente hacia su habitación. Se fue hacia su cama mientras en la puerta, Oikawa le decía al otro par que se fueran al primer piso y no molestaran más. Una vez que cerró la puerta, se acercó a la cama para sentarse cerca del pelinegro.

“¿Seguro que te sientes mejor?” Kageyama asintió con la cabeza en silencio. “¿Quieres hablar o prefieres que me vaya?”

“Oikawa-san… Tooru…” Se corrigió a sí mismo, sin mirar al otro. “Lo que dijo Iwaizumi-san… Tú acaso, ¿quieres volver conmigo?” El castaño sonrió y puso una mano sobre su cabeza para acariciarlo.

“Por supuesto que quiero; ya te dije que estoy enamorado de ti. La pregunta aquí es si tú quieres volver conmigo.”

“Sí, quiero.” Murmuró mientras apretaba las sábanas con los puños. “Antes no quise porque… porque pensé que era mejor para mí enfocarme en otras cosas. Pero creo que me equivoqué.” Terminó admitiendo con vergüenza.

“Tranquilo, Tobio, lo importante es que podemos comenzar de nuevo.” Oikawa tomó su mentón para que lo mirara, pero el menor quitó su mano y siguió con su vista gacha.

“Espera… Antes de eso, necesito contarte algo.”

“¿Bien…?” Dijo el mayor, poniéndose algo nervioso.

“Y si una vez que te lo cuente, decides que no quieres volver conmigo, lo entenderé.” Ante lo dicho, Oikawa rio claramente inquieto.

“Me estás asustando…” Hubo un breve momento de silencio, hasta que el pelinegro habló.

“Ayer estuve con otro hombre.”

Notas finales:

Agradezco cualquier comentario o retroalimentación para mejorar ¡Muchas gracias por leer!


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