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La ira de JongIn. por DenisseZepol

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KyungSoo abrió la puerta trasera de la casa de Victoria. Era tarde, así que trató de ser tan silencioso como le fue posible. Fue de puntillas, tratando de recordar donde crujían los peldaños de la escalera. KyungSoo hizo eso hasta el peldaño superior, y se inclinó en la escalera para asegurarse que había apagado la luz de abajo, antes de subir. KyungSoo no podía recordar si había golpeado el interruptor o no. 

 

KyungSoo gritó silenciosamente cuando Victoria agarró su brazo. 

 

—¿Tarde, verdad? Recompensa a una anciana y dime que fuiste travieso —dijo cuando le soltó el brazo y entonces lo acarició con su frágil mano—. Dame algo que contarles a las señoras de mi círculo de bingo. 

 

KyungSoo sonrió abiertamente. Realmente le gustaba Victoria. Tenía una mente aguda para su edad. Podía zumbar constantemente sobre las cosas más extrañas, pero era una buena compañía para KyungSoo. KyungSoo sacudió su cabeza, su pecho vibraba con una risa silenciosa. 

 

—Una muchacha puede soñar. —Ella agitó su mano hacia su entrepierna—. ¿Tú no tienes alguna disfunción ahí abajo, verdad, joven? 

 

La risa murió, y la boca de KyungSoo colgó abierta con incredulidad. ¿Qué podía saber una mujer de ochenta años sobre esas cosas? Ruborizado, sacudió nuevamente su cabeza. 

 

—Bien, entonces tu galán debería estar feliz. Venga, vamos a por té. 

 

Victoria lo arrastró de regreso abajo. KyungSoo trató de dar un toque a su muñeca para indicarle la hora, pero ella sólo la apartó. —Eres joven. La falta de sueño no debería ser algo que no puedas manejar. —Ella acarició su pelo. 

 

—Yo, en cambio, necesito mucho sueño de belleza. 

 

KyungSoo silenciosamente se rio entre dientes. Victoria era demasiado. Se sentó en la sala sobre una de las suaves sillas decoradas con flores rojas y amarillas mientras Victoria caminaba hacía el aparador y volvía con una bandeja. KyungSoo la habría ayudado, pero la última vez que se había ofrecido, lo había sermoneado sobre sus capacidades. KyungSoo no se había vuelto a ofrecer desde entonces. 

 

Ella apoyó la bandeja y entonces le alcanzó a KyungSoo una taza de porcelana. Aceptando la taza, KyungSoo bebió a sorbos el té Earl Grey. Había aprendido que el té favorito de Victoria era el Earl Grey. No era malo, pero KyungSoo no era un verdadero bebedor de té. Preferiría un vaso de soda. 

 

—¿Fuiste a verle esta noche, no es verdad? —preguntó mientras vertía un poco de leche en su té. 

 

KyungSoo asintió. Arrugó su rostro para lucir enojado y entonces suspiró y sus hombros cayeron. 

 

—¿Entonces es dominante, es del tipo mandón?

 

Oh chico, lo era. KyungSoo sacudió su cabeza asintiendo enérgicamente. 

 

—Sabes, querido, a veces los hombres son así cuando no saben cómo expresarse. Tienes que ver a través de eso, ver lo que realmente quiere decir. — Victoria acarició su mano—. Mi Zhoumi era de esa manera. Su manera de decirme te amo era aplastarme contra cualquier superficie. —Ella se rio tontamente mientras sus ojos verde suave adquirían aquella lejana mirada como si ella volviera a revivir los recuerdos—. Hubo una vez que el... 

 

KyungSoo se desconectó de lo que creía que ella diría. ¿Podría ser qué estuviera equivocado con JongIn? ¿Sería posible que sólo no supiera cómo expresarse? Lo había echado bastante bien a juicio de KyungSoo. ¿Qué es lo que trataba de decir entonces? ¿Te amo? KyungSoo resopló. Nunca había oído a alguien decir ‘te amo’ con la punta de su bota. 

 

—Y es por eso que deberías darle una oportunidad. — Victoria sonrió orgullosamente. 

 

KyungSoo se había perdido la conversación entera, así que sólo asintió cortésmente y se excusó. Llevando su taza al fregadero, KyungSoo la enjuagó y regresó trotando hasta llegar a su cuarto. Estaba totalmente amueblado, no había tenido que comprar nada. Bueno, sus propios artículos de higiene personal porque no había modo alguno para que utilizara su jabón. Olía a lilas. 

 

Era gay, pero no era tan gay. Además, el jabón de lilas era costoso. 

 

Victoria lo había acompañado al banco, lo ayudó a abrir su propia cuenta de ahorros. Insistió en que depositara el diez por ciento de su sueldo cada semana. Era una lucha lograr hacerlo. Después de que pagara su cuarto, comprara sus artículos personales, y el pase de autobús para ir al trabajo, no le quedaba mucho. 

 

De todos modos, hizo lo que Victoria le aconsejó. Llevaba ahorrados doscientos veinte dólares y treinta y siete centavos hasta ahora. Esto lo hacía sentirse realizado. KyungSoo nunca había tenido ahorros antes, y esto le daba una leve tranquilidad de saber que tenía algo de dinero al que echar mano si alguna vez lo necesitaba desesperadamente. 

 

Victoria seguro que era muy lista. También le enseñó como planear el presupuesto de su dinero, a utilizar cupones, y pequeños atajos económicos para ahorrar dinero. Victoria tenía mucha información para llevar una vida con pequeños ingresos. Tenía unos sustanciales ahorros del dinero de la compañía de seguros y la pensión de Zhoumi, pero aun así vivía como si sólo tuviera unos pocos dólares ahorrados. KyungSoo recordó cada lección que ella le había enseñado, rechazando la idea de vivir otra vez en las calles. 

 

Mientras trataba de dormir, se sintió culpable por salir huyendo de JongIn, pero la cólera del hombre removió los recuerdos de cuando lo echó, algo que KyungSoo temió afrontar otra vez. Decir que se sorprendió cuando su compañero se acercó a su mesa, era una subestimación, le habló suavemente, y le ofreció su mano. KyungSoo había dudado de su bondad, pero, parecía que JongIn se preocupaba de verdad, así que tal vez se había precipitado al llegar a la conclusión de que JongIn lo rechazaría otra vez. 

 

Bueno, el enorme zoquete ahora sabía donde trabajaba. Si JongIn quería a KyungSoo entonces su compañero vendría por él. KyungSoo giró sobre su costado y rezó porque JongIn lo quisiera. 

 

*****

 

Al día siguiente, KyungSoo observaba, constantemente, la puerta de la tienda mientras trabajaba, buscando una montaña de hombre caminar hacia él. Para el almuerzo KyungSoo tenía la horrible sensación de que JongIn no vendría. Almorzó con muy poco apetito. La única cosa que KyungSoo quería hacer era llorar. Anoche en su cama se había permitido soñar, soñar con JongIn corriendo hacia él y sacándolo de allí, prometiéndole amor incondicional. 

 

KyungSoo debería haberlo sabido mejor. Era de JongIn de quien estaba hablando. 

 

—Iré al club esta noche, Club Chatanz. ¿Vienes conmigo? —Era más una afirmación que una pregunta. 

 

KyungSoo estaba realmente cansado de DongYoung. Ni siquiera contestó con una sacudida de su cabeza, KyungSoo guardó el resto de su almuerzo en su bolso y dejó el cuarto de descanso. DongYoung se había convertido en un dolor en el culo. El cajero se hacía más valiente a cada momento. Antes solía solo preguntar y aceptar el rechazo de KyungSoo, pero últimamente se había vuelto más agresivo. Esto preocupaba a KyungSoo. DongYoung no lo había intimidado, aún, pero KyungSoo tenía la sospecha de que DongYoung no estaba demasiado lejos de hacer justo eso. 

 

Cuando KyungSoo caminaba por el pequeño vestíbulo que conducía de regreso a la tienda principal, silenciosamente gritó cuando lo empujaron contra los armarios, su pecho golpeó en el metal. 

 

—Vas a ir. — DongYoung frotó su polla contra el culo de KyungSoo antes de liberarlo. 

 

KyungSoo apartó a DongYoung mientras corría al almacén con lágrimas en sus ojos. No estaba seguro de lo que hacer respecto a DongYoung. El hombre finalmente había ido demasiado lejos, pero KyungSoo tenía miedo de decirle algo a su jefe, por miedo a que lo echasen. Necesitaba este trabajo. KyungSoo apiló las cajas en el carro y lo hizo girar en el suelo. Vio a DongYoung guiñarle un ojo antes de dirigirse hacía el frente. 

 

KyungSoo tembló ante la amenaza. Sólo lamentaba que no hubiera algo que pudiera hacer sobre el cerdo. DongYoung aquí era el niño mimado, con su ego inflado y todo. Era un idiota que creía que todos debían satisfacer cada uno de sus caprichos. KyungSoo rehúso ser otra muesca en el pilar de su cama. Ellos aceptarían la palabra de DongYoung sobre la suya. 

 

Sólo era un simple mudo, nada especial. 

 

KyungSoo se arrodilló en el suelo y comenzó a abrir las cajas que había llevado a la tienda desde el almacén. Apiló, con esmero, las botellas de detergente en el estante, asegurándose que estuvieran vueltas hacia delante, perdido en sus pensamientos. 

 

—Hola, KyungSoo.

 

KyungSoo alzó la mirada, arriba y más arriba. «Oh. Mi. Dios» 

 

JongIn era el sueño húmedo de cualquier chico gay. Por supuesto había visto a su compañero antes, pero nunca de esa manera. El Dios tenía botas de motociclista negras, vaqueros que marcaban deliciosamente sus muslos, y un abrigo de cuero, sobre una apretada camiseta negra estirada fuertemente a través de la amplia extensión de su pecho. Un pañuelo negro con calaveras cubría el renegrido pelo de JongIn, y las negras gafas de sol solo embellecían su rostro. KyungSoo casi se corre en los pantalones de su uniforme mientras estaba arrodillado ante los pies de ese dios. 

 

JongIn estiró hacia abajo su mano. KyungSoo notó un anillo de pulgar en su mano derecha y una pulsera de eslabones de plata. El hombre hacia que se derritiera. JongIn rozó sus dedos tiernamente sobre la mejilla de KyungSoo. 

 

—¿Por qué huiste de mí anoche? 

 

Con nada para escribir, KyungSoo sólo se encogió de hombros. Mirando a JongIn a través de sus pestañas, KyungSoo lamió sus labios. Estaba a la altura perfecta para sorber seriamente su polla. Era muy malo que estuvieran en público. JongIn sonrió torcidamente, obviamente leyendo la lujuria escrita en el rostro de KyungSoo. 

 

—¿A qué hora terminas?

 

«Siempre que estoy solo y pienso en ti». KyungSoo extendió sus dedos. —¿Cinco? ¿Me acompañaras a casa? 

 

KyungSoo asintió entumecido. Su cerebro se había vuelto papilla ante el crudo poder del hombre parado delante de él. A las cinco en punto, no podría salir lo suficientemente rápido de allí. Estaba medio tentado a dejar caer sus pantalones en medio del pasillo seis y dejar que JongIn lo follara. 

 

JongIn deslizó su mano detrás de KyungSoo y agarró una botella del detergente. —También podría conseguir lo que necesito mientras estoy aquí. — JongIn estaba tan cerca que KyungSoo podía sentir sus pequeños soplos de aliento sobre su mejilla. También pudo oír la velada insinuación. Babeando arrodillado ante el enorme oso, KyungSoo se sintió como si necesitara un maldito babero. 

 

—Tenemos un asunto inconcluso, KyungSoo —susurró JongIn en su oído y luego se echó hacia atrás y le guiñó un ojo antes de caminar a través del pasillo—. A las cinco, KyungSoo. —Dijo JongIn sobre su hombro mientras desaparecía en la esquina del pasillo. 

 

KyungSoo se quedó momentáneamente atontado, arrodillado en el suelo con una roca en sus pantalones. Parpadeó algunas veces y entonces salió de su aturdimiento. KyungSoo se levantó y caminó por el pasillo, echando una ojeada a su alrededor para comprobar a su compañero, mientras JongIn se detenía delante de una estantería. DongYoung estaba coqueteando desvergonzadamente con JongIn, su sonrisa era brillante y lasciva. KyungSoo cerró sus manos en puños. 

 

«¡Mío!» 

 

JongIn ni siquiera reconoció los intentos de coquetear de DongYoung. En cambio, miró sobre su hombro como si supiese que KyungSoo echaría una ojeada alrededor de los estantes y le guiñó, una vez más, de pasada antes de dejar el supermercado. 

 

—Olvídalo. Un hombre así nunca pestañearía ni un ojo hacia ti. 

 

DongYoung se mofó cuando se quedó mirando hacía donde JongIn había guiñado. KyungSoo interiormente sonrió enormemente ante la ignorancia de DongYoung. JongIn iba a pestañear más que un ojo cuando KyungSoo consiguiera al hombre desnudo. 

 

*****

 

JongIn soltó un suspiro mientras caminaba hacia su casa. Le había tomado todo su esfuerzo no agarrar a KyungSoo y follárselo en el pasillo de limpieza. La manera en que su compañero estaba arrodillado ante él... JongIn tembló con el recuerdo. Sus sueños húmedos estaban hechos de cosas como esa. 

 

Después de prácticamente seducir a KyungSoo en la tienda, un poco de la confianza de JongIn fue restaurada. Permitiendo que un poco de su vieja personalidad, la de antes de que la prisión lo convirtiera en un amargado y malhumorado, se filtrase de regreso, por las grietas de su enojada armadura. 

 

Había necesitado hablar mucho consigo mismo, convenciéndose para dejar ir el pasado, y seguir adelante. La amargura por poco logra que pierda a su compañero, dos veces. No iba a seguir cometiendo el mismo error, aun si tenía que darle un puntapié a su propio culo. 

 

KyungSoo era un raro hallazgo, un compañero, y JongIn tenía que dejar de mirarse el ombligo y comenzar a actuar como si KyungSoo fuera todo y más para él. JongIn tenía la sensación de que si perdiera a KyungSoo otra vez, el hombre lo habría perdido para siempre. Eso no era una opción. JongIn subió la escalera de dos en dos y entró en su apartamento. Ordenando el cuarto, metió las cajas bajo su cama y barrió el piso. Quería que el cuarto estuviera presentable para la reclamación. Sacó del bolso las velas perfumadas que había comprado, JongIn las colocó alrededor del cuarto. Metió la botella de vino en el congelador para que se enfriara, y rezó para no olvidarse de ella. 

 

A las cuatro, JongIn bajó al restaurante italiano y compró dos comidas. Colocó los envases en el horno. Parecía que todo estaba listo. ¿Entonces, por qué era un manojo de nervios? Un compañero, finalmente iba a tener un compañero. 

 

JongIn se sintió nauseabundo. No porque no quisiera a KyungSoo, sino porque quería demasiado al pequeño oso y tenía miedo de joder esto. Tan grande como era, JongIn parecía un niño pequeño afectado fuertemente por sus inseguridades. 

 

JongIn se paseó alrededor del cuarto esperando que la manecilla grande del reloj alcanzase el nueve. Sólo se necesitaban diez minutos para llegar al trabajo de KyungSoo. No había ningún sentido en llegar temprano y posiblemente conseguir meter a su pequeño oso en problemas. Pensó en la noche pasada. Después de que KyungSoo hubiera dejado la nota, JongIn tuvo una larga conversación con MinSeok sobre un aumento. Necesitaría más ingresos si iba a cuidar de un compañero. 

 

Hizo una mueca cuando miró alrededor del cuarto, notando por segunda vez lo simple que era. Sin duda al lugar le vendrían bien unos muebles y un poco de decoración, tal vez un juego de cortinas en la única ventana. JongIn tenía que hacer de esto un hogar, algo que ellos pudieran llamar suyo. No era mucho, pero dos personas que vivieran y se amaran podrían construir un hogar en cualquier parte. 

 

‘¿Verdad?’ 

 

Abrió el congelador para sacar el vino y lo bajó a la nevera, JongIn se sintió orgulloso. Había abastecido de comida el lugar esa mañana, queriendo asegurarse que su pequeño oso nunca pasara hambre otra vez. Aun mantenía las imágenes de KyungSoo parado cerca de aquel carro de Gyros mientras lucía tan hambriento que el corazón de JongIn dolió. No quería volver a ver a su compañero luciendo tan hambriento nunca más. 

 

El dinero sería escaso, sin duda, pero con dos ingresos podrían lograrlo. Tal vez hasta pudieran conseguir un apartamento de una habitación con sala de estar y cocina separada. JongIn redujo la marcha de sus pensamientos. Se estaba adelantando. Primero, tenía que reclamar a su compañero, y luego hablarían de mudarse juntos. 

 

Comprobando el reloj, JongIn encendió las velas, cuidando que ninguna brisa hiciera volar la llama y que nada estuviera lo bastante cerca como para prender fuego. Bajó dos platos del armario y los puso en la encimera junto con unos cubiertos. Dos vasos desechables se unieron a ellos. 

 

Perfecto. 

 

JongIn se apresuró a salir de su apartamento y llegó al trabajo de su compañero justo a tiempo. KyungSoo justamente salía de la tienda. 

 

—¿Listo? 

 

KyungSoo se dio vuelta y sonrió a JongIn, haciendo que JongIn contuviera el aliento y que se le acelerara el pulso. KyungSoo era simplemente sorprendente. Los ojos del hombre centellearon mientras asentía, dejando a JongIn mudo. Caminaron lado a lado de regreso al apartamento de JongIn, JongIn no dijo una palabra y KyungSoo no trató de escribir nada. Podía ver a KyungSoo temblar ligeramente y supo que no era solo por el frío invernal. 

 

Su pequeño oso estaba nervioso. 

 

JongIn hinchó su pecho con orgullo cuando los ojos de KyungSoo se volvieron tan grandes como dos lunas cuando JongIn lo invitó a entrar. La cabeza de su pequeño oso giraba alrededor mientras observaba lo que había hecho. Tenía que confesar, que el ambiente era muy romántico. Las velas parpadeaban mientras el aroma a ajo y a la salsa de la pasta impregnaba su pequeña vivienda. La cama tenía sábanas limpias que JongIn roció con alguna cosa que había comprado junto con las velas que olía a melocotones y canela, justo como su pequeño oso. 

 

Tomando el abrigo de KyungSoo, JongIn lo colgó en uno de los ganchos que había atornillado en la pared antes, sólo porque necesitaba algo que hacer. KyungSoo no era el único que estaba nervioso. JongIn era todo un manojo de nervios. Condujo a su compañero hasta la cama, suavemente levantó a KyungSoo por la cintura, y lo dejó sobre el colchón. No tenía una mesa o una silla para sentarse con su compañero. El levantarlo y acomodarlo en la cama era lo más parecido a darle una silla que JongIn podría llegar a hacer. 

 

Por suerte, KyungSoo no protestó. Después, JongIn sirvió ambos platos con la comida que había comprado, sirvió un poco de vino en los dos vasos de papel, y luego colocó las servilletas y una caja de galletas, usando una plancha metálica como bandeja para servir. KyungSoo se lamió sus labios ante su comida mientras JongIn colocaba la bandeja sobre la cama. 

 

‘Hasta ahora, todo iba bien.’ 

 

JongIn balbuceó sobre esto y aquello, haciéndose cargo de la conversación por los dos. KyungSoo asentía o negaba en los momentos oportunos, así JongIn podía comprobar que su pequeño oso lo escuchaba. Demasiado tentado como para dejarlo pasar, JongIn se inclinó sobre la bandeja y lamió la roja salsa de la esquina de la boca de KyungSoo. KyungSoo se inclinó ligeramente. JongIn dio un pequeño y cuidadoso gruñido, capturando la boca de KyungSoo. Tomó el beso profundamente, pillando la dulce boca de su compañero cuando KyungSoo se abrió para él. La lengua de JongIn acarició dientes y labios, para luego chupar el pequeño apéndice de la lengua de KyungSoo. 

 

KyungSoo le quitó el pañuelo de la cabeza a JongIn y tiró de su pelo, mientras trepaba lentamente encima de JongIn, quien rodó sobre su espalda. KyungSoo enganchó sus caderas, empujando su erección contra el estómago de JongIn, dejando que este devorara su lengua. KyungSoo se retiró, y JongIn observó como jadeaba silenciosamente. Agarrando la camiseta de KyungSoo, JongIn tiró de ella sobre la cabeza de su compañero. KyungSoo era jodidamente asombroso. 

 

Su delgado pecho se estremeció cuando JongIn acarició los pequeños pezones rosados con sus pulgares. Había visto a KyungSoo desnudo cuando el hombre se había bañado en su apartamento, pero JongIn no había tomado completamente en cuenta su aspecto. Ahora solo podía mirarlo boquiabierto, aunque una manada de vacas invadieran su casa, solo tendría ojos para el cuerpo que KyungSoo tenía. 

 

JongIn deslizó sus manos sobre el pecho de KyungSoo, sintiendo como la suave piel de su compañero temblaba. Empujándolo hacia él, JongIn tomó uno de esos perfectos botones rosados en su boca. KyungSoo tiró de su pelo, tratando de acercarlo más. JongIn gruñó por el dolor, queriendo más. Soltó el pico rosado.—Más fuerte —pidió antes de meter el otro pezón en su boca. KyungSoo tiró más fuerte, moliendo su erección contra el estómago de JongIn. Agarró las caderas de KyungSoo, ayudando a su compañero a friccionar más rápido. 

 

Cuando KyungSoo se puso rígido y arqueó su espalda, JongIn alzó la mirada para ver el escarpado placer cruzar el rostro de su compañero. KyungSoo se corrió en sus pantalones.  Era la cosa más jodidamente sexy que JongIn hubiera visto en toda su vida. KyungSoo se estremeció y luego dejó caer su cabeza hacia adelante, mirando fijamente a JongIn con tal placer en sus ojos azules que JongIn supo que el hombre lo tenía en corazón y alma. Ningún otro hombre conmovería alguna vez a JongIn de la manera en que KyungSoo lo hacía. 

 

JongIn se levantó, hizo rodar a su pequeño oso sobre su espalda, y se escabulló alejándose un paso de la cama. KyungSoo se estiró hacia él, desesperación y pánico se grabaron fuertemente, en líneas ásperas sobre su rostro. JongIn levantó los tobillos de KyungSoo, desató ambas botas, y las dejó a un costado, deslizándole los calcetines los guardó junto a ellas. KyungSoo se relajó. 

 

Inclinándose, JongIn desabrochó los vaqueros de su compañero y bajó la cremallera. KyungSoo levantó sus caderas permitiéndole a JongIn tirar de los pantalones para quitárselos. JongIn se quedó de pie allí durante un momento, adorando visualmente la deidad que no había visto antes. KyungSoo enrojeció ruborizándose ante los atentos ojos de JongIn cuando su polla golpeó contra su abdomen, otra vez totalmente erguida y preparada para seguir. JongIn envolvió sus manos alrededor del endurecido eje, pegajoso por el orgasmo de su compañero. 

 

Con unos tirones, JongIn podía sentir que su propia polla empujaba para liberarse. Hizo rodar a KyungSoo sobre su estómago. Incluso el trasero de su compañero era liso y suave. JongIn puso su mano en sus montículos, sonriendo mientras apretaba y frotaba la lisa piel. JongIn echó un vistazo para ver que KyungSoo había puesto su cabeza entre sus manos, observándolo. Sus ojos estaban llenos de lujuria mezclados con miedo. 

 

—No te haré daño. Lo juro. Seré cuidadoso. 

 

KyungSoo dio una cabezada leve, todavía observándolo. JongIn extendió las mejillas de su compañero, conteniendo su aliento ante el pequeño agujero fruncido que esperaba ser reclamado. Rozó su dedo sobre el apretado anillo, y KyungSoo se estremeció. JongIn tomó el lubricante de debajo de su almohada y lo puso al lado de la cadera de KyungSoo. Inclinándose, pasó su lengua sobre el tembloroso agujero mientras empujaba la punta de su pulgar en la entrada. KyungSoo voló a sus rodillas, meciéndose contra la boca de JongIn mientras este lo lamía y probaba la apretada entrada de su compañero. 

 

JongIn pellizcó ligeramente. Su saliva cubriendo la entrada, JongIn empujó todo su pulgar dentro. KyungSoo empujó hacia atrás, su cuerpo obviamente rogando por más. JongIn agarró el lubricante con su mano libre, abrió la tapa con sus dientes, y vertió un chorro del frío gel en la roseta de KyungSoo. Dejando el tubo, JongIn empujó su otro pulgar. KyungSoo se levantó en las puntas de sus pies. JongIn tuvo que presionar la espalda de su compañero para que regresara sobre sus rodillas. KyungSoo se retorcía alrededor de los pulgares de JongIn, su culo se meneaba de acá para allá. JongIn sabía que su compañero no lo hacía por dolor. Si así fuera, se alejaría, no estaría empujando hacia JongIn con tanta lujuria. 

 

JongIn follaba el agujero de KyungSoo con su lengua mientras que sus pulgares estiraban a su compañero. Podía sentir que el músculo se relajaba, se soltaba. Sacando su mano, JongIn empujó tres dedos, el cuerpo de KyungSoo los aspiró mientras se estremecía más duramente ante la invasión de JongIn. KyungSoo se alejó, mostrando lujuria en su cara cuando lo observó sobre su hombro. JongIn supo que era el momento de reclamar a su pequeño oso. Agarrando las caderas de KyungSoo, giró a su compañero sobre su espalda. KyungSoo enganchó sus manos detrás de sus rodillas y tiró de sus piernas hasta que ellas tocaron su pecho, abriéndose completamente para su compañero. JongIn nunca había sido testigo de una vista más bonita. Lubricando su pene y el agujero de KyungSoo una vez más, JongIn tomó las piernas de KyungSoo y las colocó sobre sus brazos. 

 

—Dime si duele. — JongIn bordeó el dulce pequeño agujero rosado con su pulgar una vez más y entonces alineó su pene—. Agita tus manos delante de ti si quieres que me detenga. 

 

KyungSoo apretó las sabanas con sus manos y asintió. JongIn soltó un suspiro cuando se empujó sobre los músculos. —Tan malditamente apretado —susurró él—. Y todo mío. 

 

Las manos de KyungSoo volaron de las mantas y comenzaron a agitarse frenéticamente delante de él. JongIn comenzó a salir, pero KyungSoo las agitó otra vez. 

 

—¿Sólo quieres que me quede quieto? 

 

KyungSoo asintió, soltó un gemido y cerró sus ojos. JongIn tensó cada músculo en su cuerpo para evitar empujar. Después de un momento KyungSoo dio un golpecito a la cama. 

 

—¿Sigo? 

 

KyungSoo asintió otra vez, estirándose hasta acariciar con sus manos los brazos de JongIn. JongIn empujó, finalmente tocando fondo. Tuvo que mantenerse quieto durante un momento hasta que el hormigueo en su columna pasara. KyungSoo era una criatura exquisita que podría envolver a JongIn alrededor de su meñique en un abrir y cerrar de ojos. 

 

KyungSoo dio unas palmadas al brazo de JongIn. JongIn sonrió abiertamente a su compañero. —Eres insistente, ¿Verdad? 

 

KyungSoo le dio dos pulgares con una amplia sonrisa. JongIn se rio entre dientes mientras se retiraba, casi del todo, y luego extendió más las piernas de KyungSoo para deslizarse de regreso. 

 

*****

 

KyungSoo estaba tan jodidamente lleno. JongIn golpeó su punto dulce en cada empuje llevando a KyungSoo malditamente cerca de correrse otra vez. Un baño caliente en la bañera estaría en el orden del día después de esto. JongIn era enorme en cuanto a su polla se refería, y maldito si el oso no sabía bien lo que hacía. KyungSoo miró a JongIn con asombro. Todo era tan surrealista, tan fantástico. Amó las velas, la comida y a JongIn. 

 

KyungSoo sintió como si flotara en un sueño. ¿Verdaderamente JongIn estaba reclamándolo, o esta sería otra noche que despertaría helado y solo, habiendo soñado todo lo que deseaba tan desesperadamente? KyungSoo paseó sus manos, bajando por su pecho, sus piernas, y luego su mano derecha se estiró para sentir a su compañero, mientras que la izquierda frotaba su polla entre sus muslos. 

 

—Maldición, eso es, bebé. Muéstrame cuánto lo quieres. — JongIn empujó más fuerte, su polla lo penetraba mientras que sus ojos se quedaron pegados en la mano de KyungSoo. 

 

KyungSoo enrolló sus dedos sobre el pene de JongIn, bombeando el duro eje a la vez que este se empujaba en él. La cabeza de JongIn cayó adelante, sus labios soltando un gruñido cuando empujó más profundo en el culo de KyungSoo. KyungSoo jaló fuertemente su polla, el semen golpeó en su muslo. 

 

— KyungSoo, bebé —gritó JongIn cuando colmó a KyungSoo con su caliente semilla. 

 

KyungSoo podía sentir las pulsaciones dentro de él, sentía como el calor lo bañaba. Liberó sus manos para agarrar los brazos de JongIn, animándole a acostarse a su lado. JongIn rodó, tirando a KyungSoo más cerca. KyungSoo gimió silenciosamente cuando la blanda polla de JongIn abandonó su dolorido culo. 

 

—Ah — JongIn gruñó y rodó colocándose otra vez sobre KyungSoo. 

 

KyungSoo le dio una extrañada mirada. JongIn se rio cuando miró abajo a KyungSoo. —Rodé sobre la bandeja. Mi espalda está llena de roja salsa. KyungSoo se rio interiormente. Bobo. 

 

La risa de JongIn murió en sus labios quedándose congelado. —Te oí. 

 

Lágrimas calientes rodaban por el rostro de KyungSoo cuando alzó la mirada sorprendida a JongIn. Su compañero finalmente era capaz de oírlo. Ellos podían comunicarse. 

 

—¿T... tú puedes? — KyungSoo había temido que una vez que la urgencia del apareamiento se terminara, algo se quebrara entre ellos de alguna manera, y los dejaría esforzándose por entenderse otra vez el uno al otro. 

 

Quería desesperadamente hablarle a JongIn sin cuaderno y bolígrafo. Quedar mudo después del accidente había frustrado bastante a KyungSoo. Pero su incapacidad para comunicarse con JongIn de la manera en que quería era una pura tortura. 

 

—Sí, amor. Puedo. Déjame oír esa hermosa voz otra vez. 

 

—Te amo, mi oso gris. 

 

JongIn lucía atontado cuando apartó la mirada de KyungSoo. ¿Había ido demasiado lejos? ¿No debería haberle dicho a su compañero que lo amaba? KyungSoo se preocupó de haberse movido demasiado rápido y que JongIn no estuviera listo para que le profesase su amor. 

 

JongIn sonrió enormemente y entonces besó suavemente a KyungSoo en cada ojo y luego puso un suave beso en sus labios. —Yo también te amo, mi pequeño oso. 

 

KyungSoo notó que JongIn no lo había dicho en voz alta. Pero estaba muy feliz con la declaración de JongIn. Esto significaba que ellos se movían en la dirección correcta. JongIn dio suaves palmadas a la cadera de KyungSoo. —Tengo un lío aquí que limpiar. 

 

—¿Puedo ayudar? 

 

—No —dijo JongIn cuando se levantó de la cama—. Quiero que sólo te quedes ahí y luzcas magnífico para mí. Eso me dará una razón para apresurarme a terminar y volver a la cama. 

 

KyungSoo sonrió. —Puedo hacer eso. 

 

—Estoy seguro que puedes. — JongIn retiró la bandeja de la cama. Puso los platos en el fregadero dándoles una limpieza rápida. KyungSoo esperó con paciencia. 

 

—¿Casi terminas? —Pudo oír como JongIn se reía mentalmente. Sí, entonces, ahora KyungSoo podía hablar a su compañero y no quería terminar su conversación. Demándenme. 

 

—Vas a hablar hasta sacarme los oídos, ahora... Puedo verlo. — JongIn usó el enlace para contestar. 

 

—Lo lamentó —Antes del accidente, KyungSoo era un charlatán. Parecía que no había cambiado ahora que podía hablar con su compañero. 

 

—No lo hagas, y no dejes de hablarme. He esperado demasiado tiempo para oír esa musical voz tuya. 

 

KyungSoo sintió que su cara podría partirse por la mitad por la sonrisa en ella. JongIn quería oírlo hablar. ¿Qué tan loco era eso? —Me siento solo. 

 

KyungSoo oyó un gruñido bajo, y luego JongIn le contestó. —Aquí voy. 

 

JongIn trajo una toalla con él del cuarto de baño, separando suavemente las mejillas de KyungSoo limpió la semilla que ahora corría por la espalda y los muslos de KyungSoo. —Vamos a tener que cambiar la cama. Está llena de salsa roja y semen. 

 

KyungSoo asintió mientras se deslizaba de la cama, mirando fijamente el cuerpo desnudo de JongIn. Maldito si el oso no era apetitoso. Era peludo, eso era seguro, pero también estaba bien trabajado y era atractivo como el pecado. KyungSoo quiso decirle a JongIn que dejara las sábanas porque quería ensuciarlas un poco más. Pero JongIn parecía decidido a quitarlas de la cama. 

 

«Que desperdicio.»

 

—Puedo ayudar. ¿Dónde están las sábanas limpias? 

 

—En una de aquellas cajas. — JongIn señaló el armario. 

 

KyungSoo excavó entre las cajas hasta encontrar una sabana negra. Caminó alrededor del espaldar hasta estar de pie en el lado opuesto de su compañero, sacudió la sabana extendiéndola. Acomodó su lado de las sábanas dentro de las esquinas, mirando a su compañero hacer el mismo. 

 

—¿Qué? — KyungSoo preguntó cuando JongIn torció un dedo hacia él. 

 

En lugar de contestarle, JongIn subió en la cama y tiró de KyungSoo. JongIn se movió a su alrededor hasta colocarse en cuchara con KyungSoo, un bajo ronroneo salió de su pecho como si estuviera contento. KyungSoo se presionó más contra el pecho de JongIn, envolviendo sus brazos alrededor de los brazos que JongIn había envuelto alrededor de él. 

 

—Puedo llevar la ropa de cama a mi casa para lavarla. Sé que tú tienes que pagar para hacer la lavandería. 

 

—¿Dónde vives? 

 

—En Los Olmos. Contesté un anuncio para alquilar un cuarto. Vivo con una anciana llamada Victoria. Es una muñeca. Hace las mejores snickerdoodles*. Son para morirse. Tienes que conocerla. Habla hasta por los codos, pero su mente aun es aguda para su edad. Es graciosa, también. Pero tienes que conocerla. Habla del sexo como si no fuera gran cosa. Realmente, siempre consigue que me sonroje, pero uno no podría encontrar a nadie más bondadoso. También hace mis almuerzos y me despierta a tiempo. Tiene la cena lista cuando llego a casa. Victoria es una mujer muy agradable, y... ¡Oh Dios, estoy hablando hasta sacarte los oídos! 

 

JongIn se rio entre dientes a la vez que su mano acariciaba a KyungSoo. — Podría escucharte hablar a mi oído cada día por el resto de mi vida. 

 

KyungSoo sintió como su rostro se sonrojaba. Nunca nadie había querido, voluntariamente, escucharlo balbucear sobre algo. Era refrescante que a JongIn no le importara en lo más mínimo. —Si quieres... quiero decir... me gustaría que la conocieras, entonces si tú... sabes... me recoges mañana después del trabajo podríamos ir allí. 

 

—Eso suena bastante bien, compañero. Ahora déjame conseguir dormir algo. Drenaste toda mi energía, y tengo que trabajar esta noche. Pero es mejor que no te vayas mientras duermo la siesta. 

 

—No lo haré. 

 

KyungSoo se quedó en los brazos de JongIn hasta que su gran oso comenzó a roncar. Hombre, JongIn si que roncaba. KyungSoo temió que las paredes se derrumbaran por el fuerte ruido. Se quedó allí, pensando sobre lo difícil que debió haber sido para JongIn, dejar atrás su ira. KyungSoo no estaba seguro del por qué su compañero había estado tan enojado, pero ya no lo estaba, al menos no con él, JongIn lo estaba intentando. Era todo lo que KyungSoo podía pedir. 

 

KyungSoo se meneó hasta desenredarse de los brazos de JongIn. Puso los restos en el refrigerador, lavó la bandeja, y guardó los vasos de papel sin usar en el armario. Por ultimo KyungSoo se puso a limpiar el suelo. Ahora, el lugar lucía mucho mejor. KyungSoo echó un rápido vistazo a JongIn para ver, y oír, que todavía estaba dormido. Dejó a su oso con sus ronquidos y entró en el cuarto de baño para tomar una ducha caliente. 

 

Cuando regresó al pequeño cuarto, KyungSoo encendió el calentador. Ambos habían generado mucho calor corporal teniendo sexo, pero ahora KyungSoo tenía frío. Tenía la sensación de que el radiador no sería de mucha ayuda durante los días amargamente fríos. Con la manta entre las cosas que necesitaban lavarse, KyungSoo no tenía nada para cubrirlos. Avanzó lentamente de regreso a la cama, temblando hasta estar de nuevo entre los brazos de su oso. JongIn se le acercó comenzando a roncar otra vez. KyungSoo iba a tener que conseguir tapones para los oídos ya que pensaba dormir todas las noches con su compañero, pero de alguna manera logró dormirse. 

 

JongIn lo despertó tiempo después besándolo. KyungSoo podría acostumbrarse verdaderamente a este nuevo JongIn. A KyungSoo le encantaban las muestras de afecto. 

 

—Es tiempo de despertar, compañero. 

 

—¿Por qué? — KyungSoo pudo sentir en su tono como si estuviera poniendo mala cara. Y lo hacía. KyungSoo no quería moverse de los brazos de JongIn. Estaba justo donde quería estar. 

 

—Porque tengo que ir al trabajo y tú tienes que conseguir dormir algo para ir mañana al trabajo. No tienes un cambio de ropa aquí. Además, tengo que hablar contigo después que te recoja. 

 

—Oh, no, no lo harás. Cuando alguien le dice a una persona que tienen que hablar más tarde, entonces la persona a la que le dijeron eso se vuelve loca tratando de entenderlo hasta que la persona que lo dijo finalmente hable con... 

 

JongIn besó a KyungSoo, haciéndolo olvidar lo que decía. El beso fue dulce, acalorado, y terminó demasiado malditamente rápido, en opinión de KyungSoo. Pero lo hizo callar, y KyungSoo sabía que ese era el objetivo de JongIn. 

 

‘Bastardo astuto.’ 

 

—Sólo iba a decirte que hay disponible un apartamento de una habitación en el cuarto piso. Si quieres, ya que ambos trabajamos ahora, tal vez te gustaría que alquiláramos juntos el apartamento. También, te quedaría más cerca para ir trabajar. 

 

Demonios, parecía que su compañero había estudiado esto detenidamente. Y KyungSoo estaba feliz como el infierno por la oferta. 

 

—¿De verdad? 

 

—De verdad. No tienes que darme una respuesta ahora. Sólo piensa acerca... 

 

—¡Sí! — KyungSoo se lanzó a los brazos de JongIn, besando repetidamente su rostro—. Sí, sí, sí. 

 

JongIn se rió mientras envolvía sus grandes brazos alrededor de KyungSoo. —Vale. Hablaré con el propietario sobre nuestra mudanza arriba. Vamos, sexy. Tenemos que salir un poco antes si tengo que llevarte a casa. 

 

—No tienes que llevarme a casa. Puedo tomar el autobús. 

 

—No vas a hacer eso, no tan tarde en la noche. No solo. 

 

—¿Hola? He estado cuidando de mí mismo toda mi vida. Un viaje nocturno en autobús es algo a lo cual estoy acostumbrado. 

 

—No seas obstinado. Te llevo a casa, y se terminó. —Gruñó JongIn. 

 

KyungSoo se alejó de un empujón de los brazos de JongIn. —¿Oh, así que ahora vuelves a tu carácter gruñón? — KyungSoo estrechó sus ojos, colocando sus manos en sus caderas y dando golpes enojados con su pie. 

 

JongIn restregó su rostro con su mano, tomó una profunda respiración. —No. Lo siento. ¿Por favor déjame escoltarte a tu casa? 

 

KyungSoo retrocedió ante la gran sonrisa dentuda que JongIn le dio. JongIn lucía como si fuera a comérselo. 

 

—No deberías falsificar una sonrisa, JongIn. Luces letal. 

 

—Ha-ha. Muy gracioso. 

 

KyungSoo no había bromeado. 

 

—¿Vas a dejarme llevarte a casa o no? —resopló JongIn. 

 

—Bueno, pero para que conste, no me gusta que gastes tu dinero en algo que puedo hacer por mí mismo. 

 

—Debidamente anotado. Ahora vístete. 

 

KyungSoo sacó su lengua hacia JongIn mientras se vestía. Nunca lo admitiría ante su compañero, pero le conmovía que JongIn fuese tan posesivo y que se preocupara tanto por su bienestar. Esto aliviaba sobremanera sus miedos de que su oso lo abandonara otra vez. Tomaron el autobús, bajando una calle antes de donde KyungSoo vivía con Victoria. JongIn se marcharía con tiempo suficiente para llegar al trabajo, lo que aliviaba la conciencia de KyungSoo. Este lo guío hasta la puerta trasera. 

 

—Quédate en la cocina. No quiero que ella tenga un ataque cardíaco si ve a un enorme extraño caminar por su casa. Deja que la busque. 

 

JongIn besó a KyungSoo en su sien. —De acuerdo. 

 

KyungSoo corrió arriba, llamando a la puerta del dormitorio de Victoria. Cuando nadie contestó, echó una ojeada dentro del cuarto para ver que estaba vacío. Comprobó el baño, pero encontró que también estaba vacío. KyungSoo volvió en sus pasos, preguntándose dónde demonios podría estar Victoria. Detuvo sus pasos cuando oyó voces que flotaban hacia él. 

 

—Eres un hombre grande. Pero no lo bastante grande como para que no pueda azotarlo si no tratas bien a mi KyungSoo. Lo llevaré detrás del cobertizo y lo azotaré hasta meter algunos modales en usted, joven. 

 

KyungSoo hizo girar sus ojos. Debería haber sabido que Victoria lo amenazaría. Podía estar entrada en años, pero era una galleta dura de roer. KyungSoo tuvo la sensación de que ella quiso decir cada palabra de lo que dijo. 

 

—Sí señora, planeo cuidar muy bien de KyungSoo. 

 

KyungSoo se rió entre dientes ante el modo en que JongIn asentía humildemente a Victoria. Incluso en la madura vejez de los ochenta, Victoria tenía unas maneras en ella que exigían aquel respeto. ‘Viejo pájaro astuto’. KyungSoo entró en la cocina y la besó en la mejilla. Realmente iba a echarla de menos. KyungSoo lamentó no poder llevar a Victoria con él, pero el apartamento apenas era adecuado para JongIn y él. Además, ella mantenía una vida muy activa, y vivir con una pareja gay probablemente no entraba en sus planes. 

 

—Estaba justo diciéndole a tu galán cuan agradable era conocerlo. — Victoria sonrío inocentemente a KyungSoo. Hombre, ella era buena. Si KyungSoo no la hubiera oído amenazar a JongIn, la habría creído. 

 

KyungSoo sonrió y frotó su índice derecho sobre su izquierdo, avergonzándola. Victoria estrechó sus ojos. —Bueno, amenazaba con darle un puntapié en su trasero si te hace daño. Después de todo es un hombre enorme. — Victoria tiró de la oreja de KyungSoo para acercarlo, y dijo bajando su voz—. ¿Vosotros dos habéis hecho cosas traviesas? — Victoria se rio tontamente. 

 

KyungSoo echó un vistazo a JongIn, sintiendo su cara volverse de diez tonos de rojo. 

 

—Te dije que ella era directa. Lamento esto. 

 

—No te disculpes. Me gusta. —La sonrisa de JongIn era amplia. 

 

KyungSoo besó su vieja mejilla y entonces la acarició en el hombro. 

 

Ella resopló. —No me lo digas entonces. Podrías haber complacido a una anciana, ¿Verdad? No te haría ningún daño eso. 

 

JongIn se rio entre dientes a la vez que tiró a KyungSoo en sus brazos. — Estamos en una relación comprometida. ¿Ayuda eso? 

 

—Oh, tonterías. Vosotros dos sois como PG** de mis libros. KyungSoo, muéstrale la sala mientras hago el té. 

 

—Vamos, gran oso. No podrás escapar pronto de esto. Y ya me estremezco con las imágenes de Victoria y el sexo. Esa no es una imagen que quería en mi cabeza. 

 

JongIn se rió entre dientes mientras caminaba detrás de KyungSoo. 

 

Notas finales:

*Snickerdoodles: Galletas de azúcar hechas con crémor tártaro y bicarbonato de sodio, rebozadas en azúcar ycanela. Se caracterizan por tener la superficie agrietada y pueden ser crujientes o blandas según el gusto y el tiempo de horneado. Existen muchas variantes para esta antigua receta y muchas preferencias en cuanto a su textura, pero todas conducen a una riquísima galleta de nombre extraño.


**PG: Paternal Guide (guía paternal) que es la clasificación para las películas, espectáculos, libros etc. En español es el equivalente a ATP (apto para todo público).


 


 


 


Gracias por leer. 


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