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SUN SHINE GLORY por Raziel Soul

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Notas del capitulo:

TERRY X KYO

Nota:  Los “” significan que están hablando en japonés.


 


**************************************************


 


- ¡No! ¡Suéltame! – las sábanas se removían de manera constante, dos pares de pies desnudos se pueden vislumbrar entre los pliegues que se forman en la tela.


 


Una risilla divertida escapa al igual que una de las personas que estaba ahí, un chico castaño de rasgos japoneses, ojos grandes y expresivos cuyas pestañas parecían más las de una chica, estaba vestido apenas con la parte superior de una pijama, sus piernas bien formadas quedaban expuestas, detrás de él saltó de la cama un rubio cuyo largo cabello está suelto y le hace parecer un rebelde, este pilla al otro abrazándole y dándole una vuelta, ambos se veían sumamente felices y divertidos, lo cual no distaba nada de la realidad.


 


Hacía casi medio año que se habían conocido, ambos peleadores del KOF 94, la primera vez que se vieron fue en una situación bastante curiosa, por decirlo de alguna manera.


 


Flash Back


 


Todos los peleadores fueron convocados a una reunión previa a la presentación oficial del torneo, esta reunión se llevaría a cabo en South Town, en el bar "Illusion" cuya dueña también participaría en el torneo. El equipo italiano llegó algo tarde gracias al bien ponderado Joe Higashi, amigo de los hermanos Bogard, los otros dos que componían dicho team. El pelinegro se había tomado su tiempo en la ducha, Andy estaba de los nervios pues seguramente su prometida le reñiría al hacerla esperar tanto tiempo, aunque no era así, Shiranui le tenía mucha paciencia, gracias a ello el atraso de su boda más de diez veces no había logrado que la relación se rompiese, lo amaba desde mucho tiempo atrás, y era un sentimiento sincero, por eso no solía comportarse como una novia manipuladora, al contrario era bastante condescendiente, ambos pasaron por tantas cosas juntos que la relación se afianzaba día a día, claro que ella no borraba de su mente un día vestirse de blanco y entrar en la iglesia donde la esperaría el menor de los Bogard en el altar, para después ir a Japón y casarse nuevamente en base a las tradiciones de su clan.


 


- ¡Ey! – un respingo por parte de una camarera, la chica voltea molesta al sentir una leve nalgada, pero al ver quien fue el responsable sonríe de forma por demás coqueta, lanzando un beso a ese rubio que le ha guiñado el ojo, Joe intenta imitarle, pero recibe una buena bofetada por parte de otra de las señoritas que atendían el lugar. Higashi solo atina a sobarse la mejilla al tiempo que Andy se aguanta la risa, ve a lo lejos a su prometida y camina hacia donde estaba la menor, King le saluda pues estaban charlando un rato entre ellas.


- Wow… ya viste eso – Terry se detiene a medio camino al notar a esa chica en la barra, si bien llevaba el cabello corto eso no le quitaba el bonito rostro que tenía, además esa sonrisa era bastante dulce y desinhibida – siempre creí que las chicas en japón no acostumbraban a reír de esa manera – la menor se queda estática al sentir una mano en su costado, Benimaru observa aquella escena aguantándose la risa divertido, al tiempo que una vena de molestia se percibe en la frente de la japonesa


- “¡Puedes quitarme las manos de encima maldito pervertido!” – todo eso lo estaba diciendo en japonés por lo que Terry simplemente no entendía nada, pero de lo que si estaba seguro es que la había cagado, y mucho pues ese timbre de voz en definitiva no era de una mujer, cuando el chico se levantó se dio cuenta de cómo iba vestido, al principio se guio sólo por el rostro sin fijarse en todo lo demás, pero no era usual encontrar asiáticos “originales” en ese sitio, si, existía también un barrio chino pero muchos de ellos eran nacidos en estados unidos, y otros con padres mixtos.


- Espera, tranquilo… ammm… - intenta hacerle una seña con las manos indicándole que se calme – ¡oye ayúdame! – le pide a Benimaru puesto que al verle junto al otro era obvio que sabría comunicarse bien, varios en el lugar los miraban


- ¡No quiero peleas aquí! – advierte King


- Yo apenas se hablar lo básico del japones… - comenta Nikaido y era verdad, para su mala suerte el otro peleador del Japan team no andaba por ahí en esos momentos - ammm “Kusanagi-san… tranquilo”


- ¿Qué les pasa? – pregunta Mai pues Andy se acercó rápido para respaldar a su hermano – “Kyo-san hola”


- “Hola Shiranui-san”


- “¿Qué ha pasado?” – pregunta la mayor a lo que el moreno comienza a explicarle aun notoriamente alterado, los dos hablaban tan rápido que el único que se enteraba bien de lo que pasaba era Goro quien llegó hacia muy poco ya que estaba en el retrete y los demás que entendían japonés estaban algo lejos del barullo – es obvio que esté enojado, cómo se te ocurre abrazarlo nada más así… eres muy imprudente – comenta la castaña con cierto reproche


- ¡Yo no tengo la culpa que parezca una mujer! – se intenta defender el rubio, no obstante, Kyo logra entender algo de eso, sabía que cuando alguien le veía mientras decía: girl. Es que se referían a su apariencia y eso le cabreaba bastante


- ¡Onna ja nai!  (¡no soy mujer!) – comenta molesto y sus llamas aparecen, los presentes se sorprenden en demasía, varias personas “normales” se echan a correr directamente a la salida pues aquello les hizo asustarse como nunca en sus vidas


- ¡Nada de peleas! – King se interpone entre ambos con gesto serio y terminante, nota como el castaño intenta calmarse al tiempo que apaga su fuego, cuando todos ven que las cosas se tranquilizan retoman sus actividades, Benimaru comienza a charlar con Goro


- Oye, en verdad una disculpa… ammm… solo que eres bastante atractivo… la culpa la tienen tus ojos – dice el rubio y mientras hablaba intentaba hacer algo de mímica para que el jovencito le entendiese,  si bien Kyo apenas pudo captar un par de palabras notó que el otro parecía sincero, cuando Bogard extiende su mano para hacer las paces él corresponde el gesto, estrecha esa mano y siente un escalofrió recorrer su cuerpo, pero lo atribuye al firme apretón del otro y la poca experiencia que tiene en tratar con occidentales, nota como el rubio no deja de mirarle mientras se dan la mano. – en verdad tienes unos ojos hermosos – Terry no era el típico que sentía su hombría tambalear por reconocer los atributos de otro hombre, Kusanagi se sonroja bastante sin saber por qué, pues dentro suyo piensa que está mal interpretando las palabras ajenas, con el poco inglés que sabía estaba consciente que quizá el hombre aquel se refería a algo más, lo cual era totalmente erróneo. Aparta la mano de la ajena.


- ¿Tomas? – señala Kyo la cerveza y el ojiazul asiente, le pide a King una ronda para él y su nuevo amigo, pero es una de las otras bartender quien les sirve.


 


Después de un rato parecen pasarla bien, Terry le hablaba con un japanglish de palabras que aprendió de su cuñada y Kyo con su inglés burdo de secundaria y extraño pues aprendió con el método japonés de estudio, que era silabizar las palabras en inglés para adaptarlas a su pronunciación, pero de cierta manera lograban comunicarse. Transcurridas unas horas se despiden pues tenían poco de haber llegado de Japón y seguramente el jet lag les pegaría bastante si no iban a descansar al menos un rato, con cerveza en mano Terry los ve partir, nota al moreno voltear y sonreírle un poco, él le guiña el ojo.


 


-Jodido japonés – piensa al ver esa sonrisa tan linda, definitivamente ese chico de haber nacido mujer habría sido una muy bonita, niega para sí, seguro la cerveza le estaba pegando más de lo normal, o la impresión de antes le hizo pensar cosas que no iban con él, no era ni por asomo homófobo, pero sí que podía ser un mujeriego extremo por lo que la cierta atracción por ese sujeto le hacía sentir extraño.


 


Sale del bar dejando a Joe y Andy, tomaría su moto para recorrer un poco la ciudad y enfriar su cabeza esperando con ello volviese a ser el de antes.


 


************


 


Al día siguiente se lleva a cabo la inauguración del torneo, no era el primero para Terry, pero si era la primera vez que veía una organización más profesional, lo cual al mismo tiempo le daba muy mala espina, sabía que ese tipo de competencias regularmente se hacían para lavar dinero o estaban a cargo de un don de la mafia  como lo era el ganso estúpido, claro que al no verle por ahí, ni a él ni a su guardaespaldas desquiciado le hacía sentir algo más tranquilo o al menos eso intentaba ya que no debía bajar la guardia en esa situación. Por su parte Kusanagi estaba encantado con todo ahí, era la primera vez que viajaba fuera de japón, sin sus padres y por si fuera poco para participar en un torneo de esa magnitud, cierto es que si bien el que se llevó el pasado año en japón fue increíble no podía compararse con un evento internacional como lo era ese, el público era diez veces mayor, la euforia también pues el comportamiento nipón era muy diferente a esa emoción que lograba percibirse en el estadio. Estaba tan ensimismado que no se dio cuenta que uno de sus adversarios le miraba de vez en cuando, encantado por ver esa emoción en su semblante.


 


Cuando toda la ceremonia terminó cada quien regresaba a casa, al otro día comenzarían las peleas, su primer combate sería en Brasil, así que debía ir al hotel lo más pronto posible para preparar su maleta que había dejado hecha un desastre la noche anterior, si no hubiese sido por su madre seguramente no habría llevado más que dos prendas que serían insuficientes para vestirse decente.


-Oye… no puedo ir ahora, ¿estás loco? – Benimaru se cruza de brazos mientras respondía la llamada de su agente – ¡ni lo sueñes! – intentaban hacer una sesión rápida para un cliente del lugar – ya sé que está en mi cont… no me grites... sí, iré… - cuelga – debo irme unas horas


- ¿Qué? Pero hoy vamos a viajar a Brasil


- Pero el vuelo es hasta las 9 Kusanagi-san – Goro intenta tranquilizar a su amigo – además siendo cuestión del trabajo no podemos evitarlo


- Es verdad… perdona Benimaru – una reverencia por parte del castaño


- No hagas eso, no es necesario, yo soy quien debe disculparse… perdonen dejarles solos ¿saben regresar al hotel verdad?


- ¡Por supuesto! – la sonrisa en el gesto de Kyo le da confianza al rubio, el cual no se imagina siquiera que esa era una mentirita piadosa para no presionarle más de lo que estaba; a los pocos minutos escuchan unas llantas rechinar al frenar de pronto, era de la agencia de Benimaru, habían ido por él, el rubio se despide de sus amigos sin mucho ánimo que digamos - Goro… yo iré a dar una vuelta si no te molesta


- Claro que no Kusanagi-san, yo esperaré en el hotel, aún tengo un poco de sueño por el cambio de horario – Kyo asiente sonriendo divertido pues la cara que tenía su compañero era de preocupación y sueño – cuídate – se despide tomando un taxi que le lleve a su destino.


 


El chico de ojos avellana comienza su andar por los alrededores, aunque no tenía idea que ese lugar no era muy adecuado para “dar la vuelta” pero acostumbrado a vivir siempre en un sitio tan tranquilo como lo era su barrio en japón y el país en términos casi generales no se imaginó que algo pudiese ocurrirle, la ventaja que él tenía era ser un tipo fuerte y bastante ágil, claro que contra un arma por muy bien que manejase sus llamas un disparo podría ser más rápido provocándole no solo una herida sino la muerte. Mientras caminaba podía observar que a medida que iba alejándose de la zona céntrica el paisaje era cada vez menos alentador, quería conseguir algún sitio donde vendiesen “recuerditos” algo para llevarles a sus padres y a Yuki, tal vez incluso a Shingo, ese chico era un fan sumamente aferrado pero en cierto punto le agradaba tener a alguien que le admirase de esa manera, aunque a veces le provocase miedo. Miraba de un lado al otro, los grandes y elegantes edificios como en el que se hospedaba eran remplazados por otros edificios grises, tristes, ventanas rotas y grafitis por todas partes, a lo lejos la alarma de algún auto comienza a sonar, instantes después la sirena de la policía a la que seguían un par de disparos, su corazón empieza a palpitar, apenas iba a cumplir los 18 años, era normal que se sintiese un tanto inseguro pese a sus habilidades.


-Oye tu… - da un respingo cuando se le interponen unos sujetos, tres tipos altos, bastante fornidos con tatuajes en todos lados


- Yakuza – susurra pues en japón aquellos que tenían tatuajes eran solo los mafiosos, y en algo tenía razón, esos tipos eran mafiosos, aunque los tatuajes en Norteamérica no los identifican como tal forzosamente


- ¿Cómo me llamaste? – uno de ellos alza la ceja tomándole con fuerza del brazo, la primera reacción de Kyo fue defenderse y alzar toda esa humanidad aventándole contra el piso, otro le tira un puñetazo directo al rostro, pero es detenido por el antebrazo del moreno


- ¡Desgraciado! – el tercero saca una navaja y está pronto a picarle un costado, Kyo alcanza a notar eso logrando esquivar el golpe, pero el que estaba en el piso saca un arma, justo a lo que no deseaba enfrentarse el moreno, el cual sintió un fuerte dolor de estómago al ver la Smith & Wesson que apuntaba directamente a él


- ¡Power wave! – se escucha una voz resonar por el lugar y una ola de energía golpear a ese sujeto quien por supuesto no se lo esperaba


- ¡Es Bogard! Vámonos! – gritan los otros dos, cuando el tercer hombre mira al rubio también sale corriendo, ni siquiera toma su arma del suelo, tanto Terry como Andy eran conocidos en todo South Town, con parsimonia levanta el arma


- Qué idiota ni siquiera le quitó el seguro – ríe leve, pero mira el rostro un tanto pálido del chico oriental, chasquea la boca, para él todo eso era normal y enfrentarse con ese tipo de personas también, las armas no le daban miedo, tuvo contacto con ellas desde que era un niño, se guarda la smith bajo el chaleco en la parte de atrás del pantalón – oye… ammm….¿Daijobu? – pronuncia como lo había visto escrito, y pese a su mala dicción Kyo puede entender lo que quiere decir, asiente


- Sankyu – responde, el rubio lanza una risilla burlesca sin querer – disculpa… ammm “Thank you” – le explica como pronunciar a lo que Kyo alza una ceja


- Daiyoobu (Si bien se escribe daijoubu la J se pronuncia como una Y mientras que el ou es una o alargada) – le corrige también, lo que hace reír de nuevo a Terry


- Lo siento… - pone una mano en el hombro ajeno – ¿qué haces por aquí? Por lo que sé tú hotel está bastante lejos – esperaba que hablando algo lento el menor entendiese lo que quería decir


- Paseo… recuerdos – tal vez con palabra clave el rubio entendería toda la frase


- Entiendo… mira, South Town no es ningún sitio turístico, al menos no en esta zona… es mejor que regreses a tu hotel… sabes dónde está, ¿verdad? – le miraba a los ojos, frunce un poco el ceño cuando el otro le dice que no con un movimiento de cabeza – caminaste por cualquier lado solo por “recuerdos” ¿acaso eres un idiota? – eso último si lo había entendido


- ¡No Idiota!... -dice firme y da media vuelta para retomar sus pasos, no iba a permitir que un tipejo que apenas conocía le insultase, él no tenía la culpa que Norteamérica fuese un sitio de matones y ladrones, si no eran civilizados como en su país era porque ellos sí que estaban idiotas.


 


El rubio nuevamente había metido las cuatro, niega para sí pero el otro también debía entender que ya estaba grandecito para tomar decisiones tan erradas, uno no va sin rumbo por la vida en un sitio que no se conoce, aunque, realmente ahora que lo pensaba eso se hacía en los viajes de placer, para eso servía viajar para conocer, definitivamente no fue la mejor frase para decirle que eso no se hacía en un sitio como en el que se encontraban. Camina al lado contrario del castaño, pero a los pocos minutos se escucha una motocicleta seguirle, no tardó demasiado en alcanzarle, sin embargo, pese a las suplicas del rubio para que se detuviese, Kyo hacía caso omiso, no sólo por el enojo sino porque ahora si se sentía perdido, sumado al poco tiempo que tenía para ir al hotel, preparar todo y esperar a que los llevasen al aeropuerto.


 


- “¿Acaso quieres matarme?” – pregunta al ver como la moto le cierra el paso al subirse a la banqueta


- No te entiendo un carajo – aclara el rubio – sube, te llevaré al hotel – el chico de ojos avellana iba a rodear el monstruo aquel pero siente como le jala el mayor, termina con su cara estampada en los pectorales ajenos, se separa mirándole desde donde estaba – Gomenasai – eso sí que sabía pronunciarlo bien – déjame llevarte al hotel, o perderás tu vuelo – nota a Kyo separarse a la menor oportunidad, también percibe el sonrojo en esas mejillas, sonríe de lado sin mostrarse burlón, sencillamente la expresividad del rostro ajeno era una delicia de ver. Palmea la parte trasera de la moto para que se suba. El castaño ya no se hace del rogar, tenía el tiempo medido, se sube a la moto y después de ponerse el casco se ase del otro con firmeza, de pronto recordó todas las veces que había llevado a Yuki así, si no fuese porque no sabía por dónde estaba el maldito hotel le pediría al otro que le dejase manejar su moto, aunque ahora que lo pensaba bien estas son como las guitarras, solo el dueño puede manipularlas como es debido – ¿Listo? – pregunta el rubio antes de bajar la visera de su casco, nota a su copiloto asentir y emprende carrera, cuando siente el leve tirón de arranque Kusanagi se aferra a ese abdomen.


 


Terry puede sentir como su corazón se acelera, niega levemente, no podía, en absoluto, dejarse llevar por todo lo que le provocaba el menor, y no sólo porque era otro hombre, si lo pensaba bien eso no le importaba lo más mínimo, así como podía admirar la belleza de una mujer como su cuñada, también podía aceptar que otro tipo era un sujeto atractivo, pero la edad era un factor importante, le llevaba casi 5 años, eran de países diferentes sumado a que no sabía si quiera de lo que el otro sentía o podría llegar a sentir, vaya, incluso podría estar cargando con un sujeto homofóbico a sus espaldas, no se conocían de nada, y para terminar el numerito apenas y se entendían por la diferencia abismal del idioma. Por más que le llegase a atraer su pasajero no podía, ni debía, dejar que eso se saliera de sus manos, cualquier cosa que él quisiera que pasara estaba más que destinada al fracaso, no era un pesimista, sencillamente nunca había vivido sin los pies sobre la tierra, todo lo que considerase, aunque fuese un mínimo por ciento probable iba con todo, pero en esa situación todo apuntaba a una probabilidad de cero.


Pasaron aproximadamente unos quince minutos antes de detenerse frente a las puertas del hotel donde se hospedaban todos los peleadores extranjeros, o al menos la mayor parte, pues tenía entendido que uno que otro prefirió irse a otro sitio.


Kusanagi se baja de la moto, cuando se quita el casco se ve por demás atractivo, su cabello un tanto alborotado y como lo acomoda, pareciera que estaba haciendo cada uno de esos movimientos a propósito para ponérselo más difícil, tenía unas ganas de atraerlo y…


 


-Thank You – la perfecta pronunciación y la reverencia ajena le dejan sorprendido


- No… no agradezcas, fue un placer – le revuelve el cabello intentando verle como a un chiquillo, pero nuevamente los gestos tan naturales del japonesito dieron de lleno en su corazón


- ¿Sabes que eso es una falta de respeto al espacio personal japones? – Benimaru y Goro salían con sus maletas, el rubio le dice aquello con gesto de pocos amigos


- “Kyo-san, avisaron que llegarían en diez minutos, debes ir por tus cosas” – comenta Daimon


- “Enserio? Aaaahhh maldita sea… ¡muchas gracias por todo!” – un par de reverencias más hacia Bogard antes de emprender carrera dentro del hotel para ir por sus cosas


- No sé nada del espacio personal japonés, además estamos en América – comenta el rubio con un gesto de suficiencia, pues notó un resquicio de celos en el rostro ajeno – ¿acaso tu respetas su espacio personal? – una pregunta que jamás se hubiese esperado Nikaido


- Más de lo que crees, mi padre era japonés así que conocí algunas reglas de etiqueta pese a no vivir en el país


- Qué suerte tienes, pero como no sé ninguna… - se pone el casco – no me preocupa romperlas – dice y acelera para alejarse de ahí.


 


A los pocos minutos baja Kyo con la mitad de la ropa en el brazo, le pide ayuda a Goro para guardar todo como se debe, Benimaru ayuda también, miraba a Kyo de vez en cuando, intentaba saber si este presentaba alguna señal de “enamoramiento” o algo así, sin embargo todas sus dudas se disiparon al verle tan Kusanagi como siempre, un tanto despistado para algunas cosas, ese gesto dulce, quizá por la edad, era aún un adolescente en busca de nuevas experiencias, emocionado por todo lo que les esperaba en ese torneo, viajes, combates, fama. El claxon le saca de sus cavilaciones, los encargados de llevarlos al aeropuerto habían llegado, varios autos se llenaron con los peleadores que viajarían esa noche, la mayoría a destinos diferentes, comenzarían el torneo en 24 horas, si bien a ellos les hubiese encantado luchar en su país la suerte no les sonrió en ese aspecto, pero lo mejor es que conocerían un sitio tan especial, hermoso, y alegre como lo era Brasil.


 


Como era de esperarse el calor que los recibió nada más llegar era casi insoportable, al menos para Benimaru ya que Goro y Kyo habían experimentado un calor bochornoso como ese en el verano japones, para su fortuna Shizu-sama había pensado en todo y unas bermudas y ropa fresca estaban presentes en su maleta, claro que para los combates usaría su uniforme con el logo de la familia Kusanagi bordado en la espalda, el que tendría que llevar a lavar para la siguiente lucha. Sus primeros adversarios fueron los chicos de Corea. Goro peleó contra Chang, Benimaru dio cuenta de Choi sin tanto problema al tiempo que Kyo tuvo un muy buen combate con el jefe de equipo, un sujeto sumamente amable pero además de eso por demás recto en su forma de pelear, contrario un poco a sus compañeros, pero era normal, por lo que sabían y más aún por ese enorme grillete que tenía Chang, esos dos hombres estaban rehabilitándose de sus crímenes gracias a Kaphwan. Quien a pesar de perder contra él no mostró ni una señal de molestia ni desilusión, todo lo contrario, agradecieron la batalla levantando la mano de Kyo en señal de victoria.


Las demás pelean se sucedieron sin pausa, el torneo estaba llevándose a cabo más rápido de lo pensado. Los dos equipos que iban a la cabeza de los demás era el equipo de Italia y el Japonés, aunque a decir verdad Terry hubiese preferido ostentar la bandera de su país, sumado a que ninguno de ellos tres era de Italia sí que era una cierta falta de respeto, por tanto debía resarcir todo ese desastre llevando en alto la bandera extranjera y así lo hizo venciendo a sus penúltimos oponentes, precisamente el equipo de Heavy D que representaba a USA.


- ¡Mira! – Joe le hace voltear mientras se estaba tomando una soda haciendo que parte de esta le cayera encima


- Maldita sea Higashi, te haré lavar mi ropa en cuanto lleguemos a casa


- Si como digas, pero mira nada más contra quien nos toca pelear… contra la “japonesita” del bar – comenta burlón, Andy como siempre es quien le da un buen golpe en la nuca para que deje de estar de pesado


- Vaya, sí que son fuertes… - comenta ya sin importarle el frío del refresco que le acababa de caer – más te vale no dejarnos en ridículo perdiendo – le advierte al moreno, obviamente todo en broma puesto que sabía cuan fuerte era su amigo, y que, aun si perdiesen, nunca podría estar decepcionado de él ya que Joe daba todo de si en las peleas, y eso era lo que le convertía en un sujeto irremplazable.


 


Al terminar de algunas entrevistas, descansar un poco e ir a comer algo tuvieron que tomar un avión de Corea hacia Estados unidos puesto que, como era de esperarse, el último combate, la batalla que decidiría al ganador del torneo, se llevaría a cabo en South Town, por su parte Terry desconfiaba aun de todo aquello, algo en su interior le decía que había algo más pero no podía imaginarse qué era. Y como siempre sus sospechas no eran erradas, a varios kilómetros, en un enorme buque llamado Black Noah, el organizador del torneo que no era más que un mafioso de renombre, estaba llevando a cabo un combate extra que no se imaginaba siquiera que iba a tener, pero que de cierta manera le estaba sacando varias sonrisas burlescas pese a que su contrincante era sumamente poderoso.


 


*********


 


South Town, estadio principal…


 


- ¡Rising Tackle! – el golpe da de lleno en Benimaru quien sale volando de la plataforma, rueda un poco sobre el piso sintiendo todo su cuerpo molido, pero era obvio que el mayor de los Bogard vengaría la paliza dada a su hermano, no es que este no diese el 200% que siempre daba en los combates, pero eran tantas las ganas de Nikaido por pelear contra el otro rubio que no midió en absoluto sus ataques e hirió de más a Andy, cosa que enfureció a Terry, sí, era un torneo para demostrar quién era el más fuerte, pero siempre se tenían reglas no escritas, eran ese tipo de acuerdos entre peleadores que no se dicen pero se conocen por ética profesional. Kyo y Goro se sorprendieron también de la actitud de su amigo, en ninguna otra pelea se comportó de esa manera, claro que solo sentía celos de ese rubio al que quería destrozar con sus propias manos pues era el único que se daba cuenta de lo que podría llegar a pasar entre Terry y Kyo a la mínima oportunidad.


- Siento lo que pasó – hace una reverencia ante Bogard – Benimaru… nunca


- Él debe disculparse, no tu – la voz del mayor es tajante, pero no le parecía correcto que el moreno diese la cara por su compañero por más jefe de equipo que fuese – vamos a luchar que a eso hemos venido – era obvio que seguía molesto, el castaño suspira con cierta pesadez y se pone en guardia. El rubio nota ese gesto un tanto distraído de su contendiente, no es que Kyo fuese infantil, pero estaba bastante descolocado por las acciones de su amigo, entendía  a su adversario y por tanto no podía despejarse del todo.


 


La pelea comienza con el “Ready…go”, ambos peleaban de forma espectacular, la gente estaba más que eufórica, los poderes de ambos fluían por la plataforma sin tregua alguna, sin embargo, Bogard se dio cuenta de algo que los demás no, o al menos todos aquello que no eran peleadores. Un golpe en el estómago tira a Kusanagi sobre la plataforma al sacarle el aire, fue más intenso de lo que pensó, con una mano Terry le alza en vilo


 


-Si no quieres que me enoje aun más pelea como se debe, no vine aquí para que sintieras lástima de nosotros, Andy está herido pero dio su mejor esfuerzo – los ojos azules del rubio tenían una chispa de decepción, mas allá del enojo comenzaba a perder el respeto que sentía por el otro, fue en ese momento que el moreno puso de nuevo los pies sobre la tierra, ya después arreglaría el asunto con Benimaru, por ahora lo que menos debía hacer era menospreciar el esfuerzo ajeno al no concentrarse como debía en la pelea.


- Esta… será mi victoria – le dedica una media sonrisa después de que el otro le soltase, ambos se ponen en guardia nuevamente.


 


Si lo anterior fue un espectáculo admirable lo que siguió a esa corta charla triplicó en entusiasmo, tanto en ellos como por parte del público quien con gritos, silbidos y aplausos vitoreaban cada vez que su peleador favorito asestaba un golpe al contrario; la ropa de ambos estaba sucia, sudada y desgarrada en algunas partes, sus respiraciones agitadas secaban su boca por el polvo que se estaba levantando en la agrietada plataforma, tanto fuego y ataques continuos levantaron varios tramos de la misma. No podían alargar más el encuentro, sus miradas se encontraron provocando en ellos un escalofrió más allá del combate, claro que se enfocaron primero en ganar, el fuego comienza a emanar del cuerpo de Kyo como si de un fénix se tratase, en tanto que la energía de Terry también puede percibirse, toda se va concentrando en su puño derecho, ambos no pierden de vista al otro.


 


- ¡Power Geyser!  – el piso se abre mientras el poder de Bogard se dirige rápidamente a su destino, pero es devorado de pronto por una llamarada de fuego escarlata que además sigue la misma ruta pero hacia el lado opuesto, el rubio aprieta levemente la mandíbula pero no parecía un gesto negativo, sino todo lo contrario, contenía esa sonrisa que a fin de cuentas no pudo evitar, felicidad, resignación aunadas a la satisfacción de un buen combate le hicieron aceptar el último golpe al que por más que hubiese querido no podía esquivar, su cuerpo envuelto en llamas rueda fuera de la plataforma.


 


Y al tiempo que el anunciador reclamaba la victoria para el equipo japonés Kyo va a ver como se encuentra su adversario, intenta acercársele, pero los paramédicos lo detienen, aun así, nota al otro levantar un poco su cabeza para verle, su pulgar se alza como una felicitación por ganar la pelea. Mientras que en el buque que les aguarda, Saisyu queda tirado a mitad del pasillo que lleva al cuarto principal del organizador del torneo, quien espera deseoso que lleguen sus nuevos contrincantes y los trofeos que obtendrá al derrotarlos, se relame un poco de la sangre ajena que salpicó cerca de su labio inferior.


En el hospital Terry miraba el televisor, transmitían todo en tiempo real, los ganadores suben a un pequeño bote de motor para llevarlos a recibir su premio, le pareció algo extraño que los trasladasen a un lugar así, al final de cuentas cualquier trofeo bien se podía dar en el mismo estadio, pero no es como si en el mundo no existiese la gente excéntrica, seguramente uno de esos tipos locos era quien organizó dicho torneo, si que se había ganado una pasta para su realización y aunque la transmisión era solo para South Town no había nada de que quejarse realmente.


 


- ¿Como está Andy? – pregunta el rubio cuando Joe entra a verle al cuarto de hospital


- Está durmiendo descuida, ese tipo no es en absoluto como los mafiosos con los que se ha encontrado, por más molesto que estuviese su intención no era matarlo… - dice con seriedad, algo inusual en el pero tratándose de sus amigos no solía bromear – vaya con el japonesito, tiene un gran poder oculto ¿no? – se sienta cerca de su amigo, miran lo que sucedía en pantalla – oye… - se inclina acercándose un poco a la tele, mira a Terry y este le devuelve la mirada, ambos fruncen el ceño – oye espera! – detiene al mayor que estaba intentado levantarse pese a sus heridas recientes


- ¿A dónde crees que vas? – la puerta se abre, el menor de los Bogard aparece pues había visto lo mismo que ellos en la tv que estaba en su cuarto


- ¡Tenemos que hacer algo! – Joe le mantenía contra la cama


- Sí? ¿Y qué se te ocurre? ¿Lanzarte al mar y nadar hasta ellos? Nadie en esta ciudad podría ayudarnos tan rápido, y los demás seguramente saben de que se trata y les importa un carajo – conocían ese buque, sabían que el tipo que vivía ahí no era otro que Rugal Bernstein, un antiguo socio de Geese y Krauser, también habían escuchado todos los rumores sobre los trofeos que guardaba para su satisfacción personal, era un tipo ávido de poder, pero no solo en cuestión de dinero sino de fuerza física, era como la reina mala en blanca nieves, siempre buscando alguien más poderoso para derrotarlo y asesinarlo sin compasión.


- ¡Maldita sea! – los menores se sorprenden, sí, no era la primera vez que Terry se molestaba de esa manera al saber que no podía hacer nada para detener a esos perros, pero esa molestia iba más allá, en verdad parecía importarle demasiado lo que les sucediera a los peleadores japoneses, o mejor dicho, a uno de ellos: Kusanagi Kyo


- Tranquilo – la mano de Andy sobre su hombro – oye, es un sujeto fuerte, es un adolescente aun, pero eso no quiere decir nada con respecto a su fuerza y voluntad, te aseguro que si es como parece no se dejará vencer tan rápido.


 


Y eso era verdad, pero aun así no dejaba de sentir un hueco en el estómago, presentía algo malo, esos tres eran fuertes de eso no cabía duda, pero estaban cansados, Rugal además de loco era un cobarde de primera, enfrentarse a chicos que acababan de luchar de forma por demás intensa, estaban todavía llenos de tierra y con las ropas gastadas, siquiera les hubiese dejado descansar unas horas, claro que toda la ventaja que ese tipo pudiese tomar para su beneficio no lo pensaría dos veces y la aprovecharía.


 


-Bienvenidos ganadores – la rubia mujer que les entregó las invitaciones del torneo les esperaba a la entrada del recinto del organizador – es hora de recibir su premio – comenta con voz seductora pero ese gesto en su rostro no da nada de confianza, es una combinación de burlesca satisfacción.


 


Los jóvenes se pierden en el largo y oscuro pasillo, las cámaras son detenidas por unas pesadas puertas, lo último que se ve es la espalda de la mujer antes de que estas se cierren por completo, el narrador aclaraba que él no sabía que eso iba a suceder, por lo que tenía entendido presenciarían el evento hasta el final, pero pedía a la audiencia que no se apartasen de sus pantallas, que en corto los peleadores saldrían, tal vez tendrían una reunión privada antes de ser anunciados oficialmente como los peleadores más fuertes del mundo. Sin embargo antes de terminar su discurso el buque se movió de manera inesperada, como si una fuerte energía emanara desde dentro, no se imaginaban siquiera la fiereza con la que los japoneses estaban peleando contra Rugal; Kusanagi había encontrado a su padre a mitad del pasillo, les avisó que tuviesen cuidado con Rugal antes de caer nuevamente inconsciente, el recibimiento por parte del mayor fue estremecedor, pues estaba rodeado de los peleadores disecados a los que derrotó en torneos anteriores y luchas clandestinas en busca de tener el título del más fuerte del mundo.


Los hombres del barco al ver como balanceaba comenzaron a seguir un protocolo de seguridad, intentaron entrar para saber si su jefe estaba bien, pero Mature al otro lado se los impedía, les indicaba que no se preocuparan que todo estaría bien. Mientras tanto los espectadores estaban al borde de sus asientos, al igual que los que se encontraban en la plataforma de la nave no tenían la mínima idea de lo que se desencadenaría minutos después. Una enorme explosión que hizo cubierta del puente de mando saliera por los aires, los tres jóvenes apenas consiguieron a salir antes que el fuego los alcanzara


- ¡PAPÁ! – Kyo estiraba un brazo hacia la llamarada que no dejaba de crecer


- ¡Kyo! – entre sus dos amigos le detienen pues ha intentado correr hacia el fuego, las lágrimas bajaban por ese rostro lleno de desesperación


 


Y pese a todo lo que sucedía las cámaras no dejaban de grabar, una fuerte opresión se anida en el pecho de Terry al ver al chico sufrir de esa manera, él comprendía la impotencia de perder a un padre, sabía lo horrible de verle morir, pero más aún el sentimiento de odio que aumentaba día a día contra aquel que había ocasionado su muerte, aunque por todo el revuelo y el fuego incontrolable que se apoderaba del buque, creyó, erróneamente, que ese sujeto Rugal, por fin había muerto y pagado todas sus deudas.


El bote donde llegaron los llevó nuevamente a tierra, las ambulancias ya estaban listas para recibirles, Kyo estaba en estado de shock, miraba al vacío mientras algunas lágrimas seguían cayendo por sus mejillas, Benimaru quiso ir en la misma ambulancia que él, pero a cada uno lo llevaron por separado, debían descansar, reponer sus fuerzas y sobre todo estar bajo supervisión unas horas para saber si no tenían alguna fractura interna o algo parecido. Todo aquello sucedió tan rápido que apenas y comenzaban a tomar consciencia e intentaban asimilar los acontecimientos. Kusanagi se había lavado y estaba recostado en la camilla, respiraba de forma tranquila, sus ojos cerrados pues estaba por demás cansado, pero no podía dormir.


 


- Ey tranquilo – su mano apretaba con fuerza la muñeca del perpetrador, se sorprende al ver al rubio, le suelta disculpándose – tranquilo, fue mi culpa pero creí que estabas dormido y quería quitarte el flequillo de la cara porque podría despertarte – asegura tomando la silla cercana tomando asiento – sé que seguramente entenderás la mitad de lo que te diga pero… lo siento, sé que perdiste a tu padre – al escuchar esa palabra los ojos de Kyo comienzan a humedecerse, por más fuerte que fuese físicamente y pese a las ausencias de su papá durante buena parte de su vida algo era seguro, amaba a Saisyu por el simple hecho de ser su padre. Aquellos ojitos de tristeza hacen doler el corazón del mayor de los Bogard, sin pensarlo dos veces, aun al ir en contra de las costumbres japonesas del respeto al espacio personal le toma en brazos dándole un fuerte abrazo, se sorprende un poco cuando el otro corresponde y comienza a llorar como el jovencito que era, no sólo porque ya no vería a Kusanagi-san, tenía que decirle a su madre, debía ser fuerte por ella, necesitaba entender que jamás lo volverían a ver, a escuchar, no entrenarían ya ni podría esperar verlo entrar por la puerta principal de la mansión como sucedía siempre que llegaba de sus viajes, nunca más pasaría de nuevo.


- Sori… (sorry)- susurra el castaño hipeando un poco, se aparta para limpiarse las lágrimas con el dorso de las manos, una leve sonrisa enmarca los labios de Terry al escuchar esa pronunciación tan curiosa del otro, saca un pañuelo y seca sus mejillas como si de un niño se tratase.


 


“Joder” piensa para si al notar nuevamente lo bello de esa mirada, ¡era un hombre maldita sea! Pese a lo “bonito” que podía verse, sin importar aquella mirada que le embelesaba cuando se cruzaba con la suya, esa naricilla un tanto respingada, los labios sonrosados, sin evitarlo sus ojos se posan en esa boca, debía detenerse, retroceder y salir de la habitación antes de caer en la tentación, una de la que ya no podría escapar, eso presentía o, mejor dicho, estaba completamente seguro de ello. Pero era tarde, Kusanagi tal vez fue por estar tan vulnerable, quizá porque sentía lo mismo, o simplemente porque la atracción era tan fuerte como la que el rubio sentía por él pero sus labios se unieron a los ajenos en un beso tranquilo al principio, que segundo a segundo fue haciéndose más intenso, se sorprende al sentir el ímpetu de esa boca, trataba de seguir el ritmo, era tan diferente a los besos con Kushinada, más allá de que fuese con un hombre era el deseo que sentía en ese beso, definitivamente las muestras de afecto que se permitían los norteamericanos no se podían comprar en nada con la moderación japonesa. Cuando se separan Kusanagi estaba respirando agitado, sus mejillas rojizas y los ojos entrecerrados. Terry se disculpa, pero el moreno niega quería hacerle entender que también le había gustado, el rubio alza una ceja, no quería hacerse ilusiones.


- Kiss… ¿suki? – recordaba que esa palabra la usaba mucho su hermano para decirle a Mai que le gustaba, una sonrisa dulce se forma en esos labios, no podía ser demasiado expresivo en esos momentos por la tristeza que sentía debió a la muerte de su padre, pero tampoco podía no mostrar sentimientos ante algo que en verdad le provocaba muchas cosas.


- Raiku… (like) - asegura


- Like… - corrige el mayor y Kyo no puede evitar hacer morritos


- ¡Hai hai! Tch… anta baka… - farfulle


- ¡Oye eso si lo entendí! – dice el rubio y le pica una costilla al castaño, este se remueve un poco pues era algo sensible en esos sitios, niega cuando nota ese gesto travieso en el americano, intenta huir pero recibe un ataque de cosquillas.


 


El cual terminó con ambos sentados y regañados por una enferma debido al escándalo que estaban armando en el hospital, cuando el médico se dio cuenta que el moreno estaba mejor le dio de alta, lo mismo pasó con Terry puesto que no querían un par de ruidosos. Los seis peleadores salen del hospital, Joe quería ir a celebrar comiendo hamburguesas, pero Andy le dijo que no tenía muchas ganas de celebrar, por su parte Goro quería regresar a su hotel, deseaba recostarse un poco antes de subir al avión pues debían estar en el aeropuerto a primera hora, Benimaru deseaba quedarse con Kusanagi, sin embargo tenía cosas con su agencia, le estaban colmando la paciencia, claro que todo eso era consecuencia de ser el modelo mejor cotizado de la empresa. Se despide de todos pues ya no los vería, a sus compañeros seguro en un par de meses, pero a sus compatriotas no, ya que no tenía la intención de regresar a estados unidos a menos que fuese solo para cuestiones de modelaje.


Terry les dice a su hermano y amigo que irá a casa más tarde, argumentando que prometió que le mostraría un poco la ciudad a Kyo, el cual se sorprende un poco pues no tenía idea de eso. Le pasa un casco para que suba con él a la moto, le lleva a Delta Park, era un parque donde se encontraba un acuario, un zoológico, un bosque y un pequeño río que lo atraviesa. Ubicado en la parte sureste de Central City y cerca de South Town Bridge. Los arquitectos que diseñaron el parque lo dividieron en tres áreas, basadas en los temas de "agua", "bosque" y "fuego". Las áreas de "agua" y "bosque" cuentan con majestuosas estatuas de dragones por las que el parque es famoso. El área del "fuego" tiene un paisaje inusual, con objetos hechos con huesos de animales. El arquitecto que lo diseñó afirmó que "quería expresar un cierto tipo de desastre que duerme en la conciencia profunda del ser humano".


 


Mientras caminaban por ahí el ojiazul intentaba explicarle a Kyo de la forma más sencilla posible, no había sido buena idea ir solos, pero tampoco quería terceros, tal vez sería el ultimo día que iba a ver a ese chico, al menos deseaba estar con él a solas un poco más. Por su parte el castaño miraba sorprendido


-Dijiste… no sitio turístico – comenta como reclamándole


- Bueno, no por donde te metiste… la verdad es que esta ciudad no está tan mal… pero no es un buen lugar para vivir – asegura mirando a uno de los leones en el zoo – vamos crucemos el rio – toma la mano del menor comenzando a andar por el lugar, las personas pasaban a un lado de ellos pero apenas les tomaban en cuenta, el castaño se sorprende de ver a una pareja besándose de manera bastante intensa a medio parque, eso no se veía en japón. – ¿quieres un beso también? – pregunta Terry divertido al notar como Kusanagi miraba a la pareja


- ¿Kissu? – más que un pedido era pregunta, pues pese a haber entendido más del cincuenta por ciento del comentario no se creía que le estuviese preguntando eso como si nada


- Bueno – le atrae del mentón y le besa sin pudor, su mano izquierda afianza esa cintura y le atrae para que no escape, al principio Kyo no responde el beso, pero esos labios sobre los suyos comienzan a ganarle la batalla haciéndole corresponder. – ¿ves? No pasa nada, a las personas aquí no les parece nada del otro mundo… - vuelven a andar, mira la mano que toma la suya


-Teri-san – le llama haciéndole voltear, se acerca plantándole un beso, no uno apasionado, solo un beso corto, pero bastante significativo, se adelanta mirando un enorme hipopótamo que aparecía de pronto abriendo sus fauces en un curioso bostezo. El rubio sonríe alcanzándole poco después.


 


Horas más tarde le va a dejar al hotel. Se despiden, Terry le promete llevarle al aeropuerto al día siguiente, Kusanagi asiente agradeciendo las atenciones, le ve ponerse el casco y experimenta un enorme retortijón en el estómago, un sentimiento de tristeza invade su corazón, y ¿si no vuelve a verle? Esa ciudad era peligrosa ¿Si le pasa lo que a su padre?


 


- ¡Terry! – le llama antes que arranque su moto.


 


***************


 


Nunca imaginó aquello, o mejor dicho si, varias veces, pero en un hotel de amor, con Yuki, tal vez en un aniversario o alguna fecha especial… o quizá cuando la convenciera de ello. Si, llevaban varios años de conocerse y toda la preparatoria de novios, ahora que lo pensaba iba a ser después de la ceremonia de graduación, so pretexto de ir a dar un paseo como los novios que eran se la llevaría, ella era muy romántica asi que después de entregarle el botón correspondiente la convencería, sumado a que prácticamente estaban comprometidos casi desde su nacimiento.


Pero ahora estaba ahí, en el cuarto de un hotel, si, pero no estaba en japón, ni con su novia… ni siquiera con otra mujer, su primera vez sería con ese chico rubio, o, mejor dicho, ese hombre que conoció en el torneo, él apenas cumpliría los 18 mientras que el otro a sus 23 años ya tendría gran experiencia en esos menesteres, seguramente le parecería aburrido o “básico" ¿sabía sobre sexo? ¡Claro! Lo que las revistas y películas porno le enseñaban, pero todo era entre hombre y mujer. Se sorprende de si mismo al soltar ese suspiro placentero nada más sentir los besos en su cuello, el cómo el rubio se entretiene con dando mordisquitos en su piel, lo succiona un poco al tiempo que esas manos grandes y fuertes se cuelan bajo su ropa sacándole la camiseta pues la otra parte de su uniforme de combate estaba ya en el suelo junto al chaleco de Bogard. Poco a poco las demás prendas van quedando en el piso, los guantes, la gorra, pantalones, interiores. Ambos quedaron desnudos en la cama, el mayor se detiene observando el cuerpo ajeno, nota algunas heridas


 


-Training – aclara, cree que le disgustan al otro sus cicatrices, pero nota como se inclina y las besa


- Las mías son más de peleas callejeras – ríe un poco, los dedos de Kyo acarician una marca en el costado izquierdo – una bala me rozó, apenas pude escapar


- ¿Gun? – se sorprende notando al otro asentir


- Pero no estamos para contar historias – le besa – no ahora al menos – él mismo aun no entiende el por qué de su actitud para con el otro, es prácticamente un niño, legalmente ni siquiera ha cumplido los 21 años, vaya ni siquiera los 18 que es la adultez en otros países, lo mejor sería detenerse, su razón se lo gritaba así, seguramente si fuese un “ente” físico lo tomaría de los hombros dándole bofetadas por idiota y caliente, sin embargo los besos del menor le llaman a continuar, en realidad no era muy diestro besando. Medita un poco ¿y si era virgen? – espera – se separa un poco del chico de ojos avellana


- ¿Doushita? (¿qué pasa?) – pregunta respirando agitado, ese cuerpo tan sexy estaba ya dispuesto, la erección lo demostraba, el gesto sumiso, jodida carita inocente y atrayente que el castaño tenía en esos momentos


- Never mind (no importa) – que le den a su conciencia, no iba a dejarle ir, si ambos querían estaba bien.


 


Volvió a los labios de Kyo, este correspondió sin problemas, cerraba sus ojos disfrutando y entregándose por completo, da un leve respingo al sentir la mano ajena sobre su sexo, era la primera vez que le tocaba alguien que no era él mismo, pudo notar una gran diferencia, las manos de Yuki se sentían suaves al tacto, era dulce incluso para acariciar su mejilla, pero Terry estaba en otro nivel, no solo le estaba mostrando una pasión que en su vida creyó experimentar sino que parecía no detenerse ante nada, tal vez no era su primera vez con otro hombre pero no le importaba en absoluto, deseaba lo que iba a suceder entre ellos. Su mano viaja al falo ajeno también, no quería que pensara que tenía nula experiencia en esos menesteres, aunque en realidad no tenía nada de conocimiento práctico. La dureza del otro le provoca un leve espasmo en su propio sexo, Terry sonríe ante eso


- Eres tan transparente – susurra el rubio entre besos, nota a su amante separar un poco sus piernas para darle más espacio, el ritmo de la masturbación aumenta y Kusanagi apenas puede subir y bajar su mano por el falo ajeno, lo suelta al notar dos dedos de Bogard acariciar sus labios – lámelos – dice con cierta autoridad, como si fuese un cachorrito obediente el moreno entre abre la boca, siente aquellas falanges jugar con su lengua, era una escena sumamente erótica, la saliva cubriendo esos dedos mientras un poco escurría por la comisura izquierda.


- ¡Mng! – un gemidito contenido se escucha, el semen salpica el brazo ajeno, los dedos son retirados – g-gomen – farfulle con la respiración entre cortada, sin embargo, el mayor no le permite decir más, ni tampoco deja que tome el suficiente oxígeno, sus labios son devorados nuevamente.


 


Se aferra al cubrecama cuando nota algo intentar entrar en aquel pequeño y estrecho lugar, la lengua del rubio recoge el caminito de saliva que quedó después que lubricase sus dedos, no quería que pensara demasiado, eso le haría relajarse permitiendo a los intrusos abrirse camino, una mordidita en su labio inferior por parte del menor es señal que le ha dolido un poco la intromisión, se inclina lamiendo una de las tetillas, la cual muerde un poco para que no preste atención a sus dedos moviéndose como tijeras para dilatarle, ese cuerpo le invitaba a todo pero debía contenerse; con su mano libre acuna uno de los pectorales de Kyo como si fuese un pequeño seno y lo succiona, con cierta fuerza, un marquita rojiza se va mostrando alrededor de su pezón que ha quedado erecto después de aquello, tan duro y sensible pues apenas sentir la lengua de Terry sobre el no puede contener un gemido bastante audible esta vez, aunado claro a que está siendo estimulado cerca del punto más sensible en su cuerpo, el cual es encontrado segundos después haciéndole gemir nuevamente.


 


- ¡Eureka! – dice triunfal, nota como va eructándose nuevamente mientras consigue un fluido ritmo con sus dedos, a veces solo penetrándole, otras abriéndole, contrastaba uno y otro movimiento hasta que logra la flexibilidad suficiente para no lastimarle demasiado al entrar, le recuesta sacando sus dedos, el chico  de ojos avellana estaba un tanto aturdido por tanto placer, pero al mismo tiempo feliz – Kyo – el rostro del ojiazul esta frente al suyo – si quieres que pare solo dilo y lo haré – su voz es tan sexy, no es una voz demasiado gruesa pero si varonil, es cálida, amable. Asiente sin poder dejar de mirarle de esa manera tan dócil.


 


Se acomoda, no era su primera experiencia con el sexo anal, pero definitivamente nunca en su jodida vida había sentido un sitio tan estrecho y difícil de conquistar, pero al mismo tiempo que parecía no dejarle ir pues apenas logro que el glande entrase sintió esas paredes apretarse a su alrededor. 


 


-Tranquilo… - comienza a besarle – me detendré mientras te acostumbras ¿sí? – era algo difícil saber si el otro entendía lo que quería decirle, pero intentaba expresarlo con acciones, una lagrimilla escapa por su mejilla izquierda, siente como es limpiada con cuidado por el pulgar ajeno.


 


Al notar que el otro se va calmando y el esfínter relajándose entra un poco más, al ser su primera vez no iría hasta el final, sale un poco y vuelve a entrar, empieza un suave vaivén al tiempo que no deja de besarle, lo menos que quería era que se concentrase en lo que pasaba abajo, pensar en ello le haría contraerse involuntariamente, recorría su cuello con sus labios, daba besos en sus hombros sin detener sus caderas, no se había atrevido a hacerle un oral pues jamás en su vida lo hizo con alguien de su mismo sexo, y si quería que la primera vez del otro, porque ahora estaba seguro que lo era, fuese memorable haría las cosas que sabía hacer. Siente como el menor le abraza con las piernas, eso le deja hundirse un poco más, el gemido de Kusanagi le hace excitarse aun más, lo que no creía fuese posible pues esa situación le estaba poniendo al límite. Se acomoda un poco mejor para que sus caderas empiecen con embestidas constantes y más intensas. Siente al menor correrse por segunda vez, manchando su propio abdomen, mirándole con ojos entrecerrados llenos de placer.


 


-Si me sigues mirando así… no podré contenerme – dice con una mirada llena de deseo, sale de él poniéndole en cuatro, esta vez no es tan cuidadoso, pero no hacía falta, le había dejado lo bastante dilatado para volver a entrar, sus dedos se aferran a esa cadera, Kyo tenía la parte superior del torso totalmente pegada a la cama, su trasero expuesto por completo como si se ofreciese a su amante, la vista del rubio era increíble, podía ver como entraba y salía de ese firme trasero.


 


En su vida creyó que estar con otro hombre fuese la mar de satisfactorio, mucho menos se pasó por su mente que podría encontrar a alguien como Kyo, si, había muchos chicos gays en South Town, también travestis y chicas transexuales, pero nadie le llamó la atención, incluso cuando llegaron a ofrecérsele, y llega ese chiquillo de la nada haciéndole perder el control desde el primer momento, metiéndose en sus pensamientos y en su corazón. Su piel chocaba con la ajena dejando escuchar un lubrico sonido por la habitación. Una última estocada y un gemido por parte de ambos, cuando el rubio sale y después que esa estrechez vuelve a contraerse nota su semen escurrir un poco. Se tapa la cara con una mano, aunque no puede evitar espiar por entre sus dedos.


-No me jodas… - se dice a si mismo intentando mirar para otro lado, escucha a Kusanagi tumbarse boca arriba


- Itai… (duele)- susurra cuando trata de sentarse


- No, no… espera un poco… - hace que se recueste boca abajo – no te sientes… espera – se levanta para ir por una de las toallitas al baño y le limpia


- Thanks – dice el menor mirándole, nota como Terry le cubre con un cubrecama limpio tumbándose a su lado


- ¿Suki? – pregunta el rubio esperando entienda que le pregunta sobre lo que había pasado


- Terii… ga suki – no sabe por qué ni cómo, pero él si que le ha entendido al otro claramente


- Kyo… ga suki – dice también dándole un beso tranquilo


 


******************


 


- Es hora – dice Kusanagi a su amigo Goro, Benimaru como era de esperarse ya estaba seguramente en Europa u otra ciudad – regresemos a japón


- Ni siquiera nos dieron un trofeo – comenta divertido el mayor, no es como si le importasen los premios, pero le hubiese gustado exponer algo en el dojo para que la gente se diese cuenta que entrenar Judo también podía darles reconocimiento internacional; sí, él no miraba al Judo como un deporte que le diese beneficios materiales, sin embargo para que los demás se interesen en un principio debe mostrarles ese tipo de cosas pues lamentablemente el mundo actual se maneja de esa manera. – aunque tu si te llevas algo, un buen dolor de cadera… - Kyo se sorprende de que se diese cuenta – seguro te lastimaste en la pelea con Rugal y lo recientes hasta ahora


- S…si, seguro – dice algo avergonzado, mira de soslayo la sala de espera, estaban varios de los peleadores que conoció en el torneo y muchos de quienes vivían en japón tomarían el mismo vuelo, pero de Terry ni sus luces, incluso Joe y Andy estaban ahí. – Les sonríe una última vez antes de subir al avión, estaba tan ensimismado que ni cuenta se dio que Goro no había tomado asiento aún, se supone que estaban en la misma fila. Suspira profundamente, ¿cómo le diría a su madre lo de Saisyu? ¿Yuki le haría una escena cuando terminara con ella ahora que se dio cuenta que no la amaba? ¿Podría arreglar todo rápido para regresar a Estados Unidos? ¿Terry estaría feliz de verle de nuevo? Ni siquiera fue a despedirlo, tal vez solo fue diversión de una noche, no es como si él se arrepintiera, tampoco es que esperaba una vida juntos, pero su corazón se había encariñado con ese hombre


- ¿Está libre? – pregunta alguien, y el moreno estaba tan en lo suyo que no presto mucha atención a esa voz


- “No, ya está ocu…pado” – sus ojos se abren, frente a él, con una mochila al hombro, que era su único equipaje, un rubio que le sonríe de manera abierta, no puede decir más, el mayor se sienta a su lado y saca una libretita


- Kyo-san… anata to…kurashitai… (quiero vivir a tu lado) yaritai..ka (¿te gustaría intentarlo?) – cuando alza la mirada de las frases que le ayudó a escribir su hermano se encuentra con una mirada llena de felicidad, siente el abrazo ajeno, uno bastante fuerte pese a venir de un adolescente en crecimiento.


- ¡Yes!


 


Fin flash back


 


El teléfono en la habitación no deja de sonar, con cuidado Terry baja a Kyo para poder responder. 


-Hermano… tenemos problemas – Andy estaba al otro lado, al parecer algunos sujetos mandados por Geese estaban haciendo sus travesuras en ese lado de la ciudad y era algo que ellos no podían permitir


- ¿Todo bien? – pregunta Kyo ladeando la cabeza


- Lo de siempre – comenta el otro con una sonrisa


- Saluda al japonesito de mi ¡aaaah! – un grito de susto por parte Joe que estuvo por ser chamuscado de los cabellos por culpa de Billy, Andy rueda los ojos


- ¿Vienen? – Terry no sabe si el menor estaría listo, pero cuando voltea a verle ya se estaba poniendo los guantes con el emblema familiar, habían decidido vivir medio año en Japón y medio año en South Town, tenían apenas dos días de haber llegado


- ¡IKUZE! – es lo único que dice el moreno, la decisión en sus ojos le hace saber al otro que pase lo que pase estará a su lado.


- No nos dejen sin diversión, vamos para allá – cuelga y al terminar de vestirse salen del departamento, el emblema del sol y la estrella desaparecen juntos por las calles de South Town.


 


 


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