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Destino por Iztaxochitl

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Notas del capitulo:

Todo avanza... poco a poco, pero avanza...

 

Amor para todos!!

Un mes entero había pasado desde aquella noche en que Joey pidió ayuda a Seto Kaiba.


En ese mes, alguna cosas habían cambiado, y otras estaban preocupantemente iguales.


 


Serenity estaba muy acoplada a la vida en la mansión. Pese a que no salía para nada, se le veía contenta al pasear por los grandes jardines de la mansión Kaiba, a veces sola y a veces en compañía de Mokuba y Noah.


Poco a poco iba recuperando fuerza, y hasta había crecido un poco. Se empezaba a hacer notoria la diferencia en su físico gracias a la dieta especializada que estaba llevando.


 


Mokuba había retomado la escuela a regañadientes, tratando de armar mil y un argumentos para no asistir, pero su hermano lo había mandado de todas maneras. De por si nunca le había encantado la escuela, ahora que disfrutaba más su estancia en la mansión que antes, tenía menos ganas de ir a la escuela.


Y es que era la escuela en si, porque estudiar le gustaba, y era bueno en ello. Solo que la parte social no le gustaba, sus compañeros eran demasiado superficiales para su gusto, y no tenía amigos o gente que en verdad le importara ahí.


 


Por otro lado, y a escondidas de su hermano, Noah y él habían comenzado una relación. Mokuba se sentía en las nubes cada vez que estaba con el peliverde, y tenían varios días que habían formalizado, después de haber compartido incontables besos y una que otra caricia. La única que sabía de esto era Serenity, quien se había puesto contenta por los dos y había prometido no decirle a nadie. No es como si pudiera hacerlo, de todas maneras.


 


Yugi en ocasiones iba a la mansión. Se había encariñado con Serenity y le gustaba visitarla, aunque sabía que estaba bien cuidada por su hermano. Él tampoco sabía de la relación que mantenía Noah con el menor de los Kaiba, pero intuía que había algo más.


Por otro lado, él y Yami habían estado saliendo. Encontraba la compañía del egipcio agradable, y le daba la impresión que él le agradaba también, así que se veían un par de veces a la semana.


 


Seto Kaiba seguía enfrascado en su trabajo y en su empresa, poniendo más atención a su hermanito que antes, y encargándose de Serenity, quien ya era como de la familia.


 


Pero estaba otra perturbadora realidad, y es que en este último mes, Joey Wheeler no había despertado. Si bien su salud ya era estable, parecía que había entrado en una especie de coma que ningún médico le podía explicar. Lo único que tenía sentido fue una frase que le dijo el doctor Sakaguchi un par de días atrás.


 


«Quizás está tan cansado de todo, que necesita estar desconectado de la realidad un tiempo».


 


Al principio le parecieron patrañas, pero pensándolo mejor, aquello podría tener sentido en una muy extraña manera.


 


De cualquier manera, se encontraba recogiendo sus cosas para salir de KC y, como todos los días, ir al hospital para ver si había alguna novedad.


En eso estaba cuando su celular sonó.


 


-Kaiba- siempre contestaba igual, sin importar quien fuera.


 


-Señor Kaiba, buenas tardes, habla el doctor Sakaguchi- la voz del médico sonaba algo alterada.


 


-¿Qué sucede?- no le importó mucho ser descortés. Siguió caminando hacia la salida mientras escuchaba al médico.


 


-Sucede que Joey despertó, pero se alteró demasiado por lo que lo tuvimos que sedar. Se encuentra muy nervioso, y pide ver a su hermana- el castaño iba llegando a su motocicleta.


 


-No haga nada ni le diga nada, voy para allá- Seto colgó el móvil y lo guardó, para arrancar con bastante velocidad rumbo al ya muy conocido hospital.


 


Al llegar se dirigió de inmediato a la oficina del doctor, quien lo estaba esperando revisando algún caso pendiente.


 


-Señor Kaiba, que bueno que llegó-


 


-Déjeme ver a Joey- el doctor se puso de pie y caminó a la puerta.


 


-Lo dejaré pasar, pero necesito que el paciente se mantenga tranquilo. Recuerde que habíamos detectado un ruido extraño en su pecho, lo cual nos puede hablar de una afección cardiaca, y lo que menos necesita es otra alteración, u otra dosis de sedante- el castaño asintió, y ambos fueron al cuarto del rubio.


 


-Adelante, estaré en mi oficina si me necesita- el doctor se retiró, y Seto entró solo.


 


Al entrar, vio que Joey tenía los ojos cerrados, pero no pudo determinar si estaba despierto o dormido. Se puso de pie juntó a él, y casi sin pensarlo le acomodó unos cabellos. Entonces, el rubio abrió los ojos.


 


-Hola- Seto fue el primero en hablar.


 


-Seto, estás aquí- la voz del rubio era pesada y adormilada. Se notaba que estaba luchando en contra del sueño.


 


-Aquí estoy. Y tú necesitas estar tranquilo. Me dijeron que armaste un alboroto- no era un regaño ni un reclamo, más bien era para que Joey supiera que él sabía.


 


Y eso hizo que Joey recordara lo que había pasado antes de que llegara el castaño, y quiso moverse. Seto notó que algunos músculos se tensaron, lo que hizo que se diera cuenta que algo pasaba.


 


-Necesitas estar tranquilo. En serio, tu salud ha estado muy frágil, y puede ser muy contraproducente que te pongas mal- el rubio conectó su mirada con la del ojiazul.


 


-Lo que necesito es saber... ¿dónde está Serenity?- Joey no podía pensar con claridad.


 


-Tu hermana está bien, está con Mokuba- Seto no quiso darle grandes explicaciones, sabía que el rubio no estaba del todo lúcido.


 


-Mokuba... ¿tu hermano? ¿cómo?- la cabeza de Joey empezó a dar vueltas y su respiración se empezó a alterar.


 


-Joey, te lo diré todo, pero necesito que te calmes. En el estado de salud en el que estás, que te alteres puede ser muy malo, y eso implica que tardarás más en ver a Serenity- Joey pudo entender esas palabras, y trató de moderar su respiración en pos de tener calma. Seto tomó una silla y se sentó junto a él. El rubio cerró los ojos, aunque el ojiazul se dio cuenta de que estaba despierto.


 


-Quiero que sepas que tu hermana está bien. Se ha quedado con nosotros, en nuestra casa, y ahí nada ni nadie la puede dañar- Joey, en silencio y con los ojos cerrados, empezó a llorar.


 


-También quiero que sepas que, una vez que seas dado de alta, tú también iras con nosotros- Joey abrió los ojos y volteó a ver a los azules, con gran agradecimiento y gran confusión en su mirada.


 


-¿Por qué?- fue todo lo que pudo articular.


 


-Porque nada ni nadie los volverá a dañar. Ni a ella, ni a ti- Seto tuvo el impulso de acariciar los rubios cabellos, y no se frenó. Al hacerlo, Joey cerró los ojos, relajándose.


 


-Gracias- murmuró, y cayó una vez más en el mundo de los sueños. Cuando pasaron unos 10 minutos Seto se dirigió con el doctor Sakaguchi.


 


-Doctor- dijo mientras entraba en la oficina.


 


-Señor Kaiba, ¿todo bien con Joey?- se notaba que al galeno le preocupaba su paciente.


 


-Sí. Pude hablar un poco con él, y de seguro estará más tranquilo la próxima vez que despierte- Kaiba pudo ver como el doctor respiró con tranquilidad.


-Bien, le agradezco- Seto tomó asiento frente al de bata blanca.


 


-No me agradezca. Al contrario, su buena evolución ha sido gracias a su excelente atención. Por otro lado, creo que ya es tiempo de llevarme a Joey- el castaño habló con autoridad.


 


-Señor Kaiba, no estoy seguro de que sea lo mejor- el castaño vio que el médico dudaba, lo que le dijo que había posibilidades de que aceptara.


 


-Doctor, yo tengo los medios económicos para tenerlo mejor que aquí. La primera vez que le dije esto, me dijo que no nos podíamos arriesgar a una emergencia, pero creo que esa etapa ya pasó, y de verdad creo que él estará mejor en compañía de su hermana- el doctor meditó las palabras del empresario.


 


-Una semana. Si en el plazo de una semana no hay complicaciones, le permitiré que se lo lleve. Pero necesito una semana porque apenas hace unas horas que salió de estar en coma, y necesito aplicarle diversos estudios- bueno, no era la victoria completa, pero al menos era algo.


 


-Bien. Estará en observación una semana, y si todo es favorable, lo llevaré conmigo- el doctor asintió.


 


-Siempre y cuando esté bajo buena supervisión. No podemos arriesgarnos a otra recaída- Seto sabía que se refería como tema principal a las costillas, y a su salud en general.


 


-He invertido mucho en su recuperación. Créame, lo tendré bien vigilado- entonces el castaño se despidió y salió de ahí. Subió a su moto y se fue rumbo a la mansión. Una parte de él estaba emocionado por contarles a Serenity y Mokuba que Joey había despertado, y lo que había hablado con el doctor. Él también empezaba a considerar a Serenity como una hermanita.


 


Y sonrió ante ese pensamiento.


 


 


En Kaiba Corp, un tricolor estaba ansioso por salir. Terminó de guardar los documentos pendiente en su computadora, y hizo unas anotaciones que le servirían para el día siguiente. Avisó a su asistente que se iba, y salió del edificio harto y cansado.


Justo antes de llegar a su vehículo sonó su celular. Sonrió al ver el número de donde provenía la llamada.


 


-Hola Yugi- subió a su auto y cerró la puerta.


 


-Yami, solo quería saber si nuestra cita de hoy sigue en pie- Atemu arrancó, dirigiéndose a su departamento para cambiarse.


 


-Claro que sí, ¿por qué no estaría en pie?- el tricolor conducía con una sonrisa en el rostro, como siempre la tenía cuando hablaba con Yugi.


 


-Bueno, se que has estado teniendo bastante trabajo en KC, por lo que pensé que quizás estarías cansado- bueno. Claro que lo estaba, pero no lo suficiente como para no ver a Yugi.


 


-Todos los días salgo cansado de trabajar, pero al contrario de lo que estás diciendo, verte a ti me relaja y me hace sentir mejor. No cambiaría eso por nada- escuchó la risita de Yugi del otro lado del teléfono.


 


-¿Ni por un aumento en tu trabajo?- Yami llegó a su destino, y bajó mientras seguía hablando.


 


-Ni por un aumento. Me gusta mucho estar contigo Yugi- abrió la puerta del departamento y se dejó caer en el sillón.


 


-Y tú me gustas a mí, Yami- era algo obvio, evidente y que brillaba y sonaba por todas partes cuando estaban juntos. Pero el hecho de que Yugi le haya dicho esas palabras, lo hizo sentir muy afortunado.


 


-Entonces te veré en un rato más. Yo pasaré a buscarte- para Yami, el carácter de Yugi era atractivo, además de que se le hacía apuesto, y eso sumado a su enigmática manera de pensar, lo hacía querer estar con él.


 


-Esta bien, me prepararé para cuando vengas. ¿A dónde iremos?- el tricolor mayor pensó por un momento.


 


-No lo sé, ¿a dónde te gustaría ir?- empezó a quitarse los zapatos y la ropa, debía bañarse antes de buscar a Yugi, y el fin de la llamada se avecinaba.


 


-No lo sé. Podríamos salir, o.. podríamos ver una película aquí en casa- Yami levantó una ceja. ¿Era acaso una invitación sugerente, o solo estaba imaginando cosas?


 


-¿Y tu hermano está bien con eso?- terminó de quitarse el pantalón.


 


-Pues Noah no vendrá esta noche. Creo que se quedará en casa de tu jefe- al mayor le extrañó eso.


 


-¿En la mansión Kaiba? Vaya que me sorprende- Yugi rió de nuevo.


 


-Ha entablado una estrecha amistad con Mokuba. Si me lo preguntas, creo que le gusta. Entre eso y que trabaja allá, se han acercado mucho- Quien lo diría, Mokuba y Noah.


 


-Me pregunto que diría Seto si se enterara- con un movimiento ágil y rápido se quitó su camisa, quedando solo en boxers.


 


-Bueno, no tiene por qué decir nada. Es el hermano mayor de Mokuba, no su dueño. Y si no están haciendo nada que dañe a Mokuba o que afecte a Seto, no tiene por que meterse- la verdad era que Yugi tenía razón, pero no estaba seguro de que su jefe pensara igual.


 


-En fin, ¿entonces está bien que estemos en tu casa?- casi parecía que Yami estaba tanteando terreno.


 


-Claro, cenamos y vemos una película. Creo que la pasaremos bien- la voz de Yugi se escuchaba tan inocente.


 


-Bien. Entonces yo llevaré algo de cenar. Te veo ahí a las 8- Yami abrió el grifo del agua para que se calentara en lo que terminaba de hablar.


 


-Es un hecho. Aquí te espero- y sin decir nada más, ambos cortaron comunicación.


 


El tricolor se bañó con agilidad. Faltaba poco más de una hora para las 8 p.m. y no quería llegar tarde. Es más, podía decir que estaba ansioso por llegar.


 


No estaba seguro de qué comida le gustaría a Yugi. Mientras se vestía consideró hablarle para preguntarle, pero decidió mejor llevar cualquier cosa y compartir con él. Ni siquiera le importaba tanto la cena, lo importante era la compañía.


 


Terminó de arreglarse y se vio al espejo. Camisa azul eléctrico, pantalón de mezclilla y unas botas negras, además de su siempre bien peinado cabello. No era para nada formal, pero estaba seguro que Yugi no lo esperaba de smoking. Le gustó lo que vio al verse al espejo, así que salió a buscar cualquier cosa para llegar con su querido casi clon.


 


Cuando faltaban 10 minutos para las 8 tocó el timbre de la casa de Yugi, con un par de pizzas en las manos.


Momentos después apareció Yugi, con el cabello mojado y despeinado, una camisa blanca qe le quedaba grande y pantalones azules. Y como no podía faltar, su gran sonrisa.


 


-Yami, llegas un poco temprano- el más bajito estaba sonrojado, era evidente que apenas estaba acabando de prepararse, pues ni bien peinado estaba.


 


-Lo se, es que tenía muchas ganas de verte- el tricolor menor se sonrojó, y se hizo a un lado para que el egipcio pasara. Lo condujo hasta la cocina, en donde una mesa sencilla ya estaba lista.


 


-¿Pizza? Vaya, eso sí que me sorprende- Yugi cepilló su cabello, dándole forma a su peinado.


-¿No te agrada?- la sonrisa de ambos estaba reluciente.


 


-Me encanta la pizza. Es solo que no pensaría que alguien como tú elegiría pizza para una cita- Yami enarcó una ceja.


 


-¿Qué quieres decir con eso? Soy un hombre normal- Yugi rió y terminó de acomodarse el cabello. Se acercó a Yami, quedando a pocos centímetros de distancia.


 


-Lo sé, tan solo no pareces el tipo de persona que le gustan las pizzas. Es decir, el estereotipo de un empresario como tú no incluye pizzas en su dieta- Atemu rió de buena gana, llenando el lugar con su carcajada.


 


-Bueno, te diré dos cosas. Primero, no me considero un empresario. Trabajo con Kaiba, que sí lo es, pero no considero que yo lo sea. Dos, creo que es un estereotipo muy cuadrado y cavernícola del que estás hablando- Yugi rió pero con suavidad.


 


-En fin, comamos. Muero de hambre, y este olor no hace más que abrirme el apetito- Yugi se acercó y sirvió una rebanada para cada quien. Pasaron la cena platicando de esto y lo otro, más que anda disfrutando de la presencia del otro.


 


Al terminar, Yugi recogió la mesa y Yami se apuntó a lavar los trastes. Seguían platicando, cuando a Yami se le ocurrió preguntar qué película verían.


 


-La verdad es que no tengo idea. Más bien estaba esperándote para ver cual quieres tú ver- Yami pensó en diversos títulos, todos para mayores de edad y con escenas pornográficas, para ver con Yugi. Pero estaba seguro que no sería un buen primer paso.


 


-Bueno, primero tendría que saber que tienes como para ver- Estaba enjuagando un plato, cuando sintió que Yugi lo abrazó por detrás, pegando todo su cuerpo al suyo. Por un momento se congeló, sin saber con exactitud qué hacer o qué decir.


 


-Me da mucho gusto que estés aquí Yami. Te he extrañado- tampoco era como si no se hubieran visto en muchos días. Habían estado saliendo un promedio de dos veces por semana, pero ambos se acostumbraban rápido a la presencia del otro.


 


-Gracias por la invitación, Yugi. Me sorprendió que me invitaras a tu casa- el más alto estaba sintiendo toda clase de cosas y sensaciones teniendo a Yugi abrazándolo como lo hacía, y estaba seguro de que si no se quitaba pronto, otro tipo de consecuencias se avecinaban.


 


No estando muy convencido de que esto, quiso darse la vuelta, pero Yugi se lo impidió.


 


-También... hay otras cosas que podríamos hacer- Yami parpadeó un par de veces, sintiendo escalofríos por todo el cuerpo.


 


-¿Qué clase de cosas?- se aventuró a preguntar, a lo que Yugi respondió posando su mano encima del pantalón de Atemu, a la altura de su hombría.


Entre la sorpresa y la acción, Yami no pudo evitar que un gemido saliera de su boca, poniéndole la piel de gallina.


 


Yugi empezó a mover su mano, frotando el miembro del más alto por encima del pantalón. Yami cerró los ojos, apoyó sus manos en el fregador, y se dedicó a disfrutar de los mimos que le estaban haciendo.


 


De un momento a otro, Yugi sorprendió a Yami desabrochando su pantalón y metiendo su mano, para sentir piel con piel.


 


Atemu estaba extasiado.


Por supuesto que tenía experiencia sexual, y no era poca. Pero el nivel de excitación que estaba sintiendo es este momento, no recordaba haberlo sentido antes. El simple hecho de que alguien como Yugi, quien parecía penoso y tímido, además de que su altura lo hacía ver menor de lo que era, estuviera haciéndole «eso» de una manera tan desinhibida, lo prendió aún más.


 


Con los ojos aún cerrados, sintió como Yugi bajó sus pantalones hasta sus tobillos, teniendo más libertad de acción, y aumentando el ritmo de su mano. Yami no podía pensar, estaba en el éxtasis puro. Empezaba a gemir como desquiciado, y estaba seguro de que no aguantaría mucho si Yugi seguía con ese ritmo.


 


Como si lo hubiera escuchado, Yugi se detuvo, haciendo suspirar al más alto.


Estaba a punto de decir algo, cuando sintió que Yugi le daba la vuelta. Abrió los ojos, y solo alcanzó a ver como Yugi introducía su miembro en su boca.


 


De no haber estado recargado en el fregador, se hubiera ido al suelo. Yugi le estaba aplicando sexo oral de una manera tan deliciosa, que se hipnotizó ante lo que estaba viendo. Podía ver como ese que parecía un niño, aunque claramente no lo era, metía toda su hombría en su boca, mientras chupaba, lamía y hasta mordía, haciéndolo volar entre nubes de sensaciones maravillosas.


 


Solo atinaba a gemir con fuerza, sin importarle en realidad si algún vecino los escuchaba.


En un momento de lucidez, abrió los ojos y se dio cuenta de que mientras Yugi lo probaba de todas las maneras posibles, se estaba tocando a si mismo.


 


Esa imagen hizo que se calentara más, si es que eso era posible. Quiso detener a Yugi. Quería llevarlo a otro lugar más cómodo y atenderlo igual que él lo estaba atendiendo. Estaba al borde de terminar, y no quería terminar así. Hizo acopio de toda su fuerza de voluntad, y separó la cabeza de Yugi se si mismo.


Se vieron a los ojos, conectando a un nivel profundo.


 


Yugi, quien ya tenía los pantalones en los tobillos, se sentó en el suelo y siguió auto complaciéndose. Yami estaba seguro de que podría venirse tan solo de verlo en su labor. Le extendió la mano, invitándolo a levantarse.


 


Yugi detuvo su labor manual para levantarse con la ayuda de Yami, y al ponerse de pie se abalanzó sobre el más alto y lo besó. Un beso fuerte, húmedo, demandante. Transmisor de todo lo que ambos chicos estaban sintiendo.


 


Se separaron y Yugi lo tomó de la mano para llevarlo a lo que parecía ser su habitación. Ahí empujó a Yami sobre su cama y se subió. Ambos estaban ya sin pantalones, y lo que Yugi hizo dejó sin aliento al mayor.


 


Se puso a 4, con su boca en la hombría de Yami, y poniendo su propia hombría en la boca de Atemu, quien lo recibió con gusto. Ambos chicos estaban chupando, succionando, lamiendo y probando todo, con una calentura que ninguno de los dos había sentido antes.


 


Era todo tan caliente, tan intenso, tan húmedo.


No pasó mucho para que ambos derramaran su semilla en la boca del otro. Yami tragó a Yugi, degustándolo hasta la última gota. Yugi tragó a Yami, saciando las ganas que tenía de hacerlo.


 


El más bajito se tumbó en la cama junto al egipcio, tratando de regular su respiración. No recordaba haber tenido un orgasmo tan potente en toda su vida.


 


-Wow, creo que... esto es ... mejor que... cualquier película- dijo Yami con la respiración aún agitada. Solo escuchó la risita de Yugi, y sonrió él también.


 


Ahí se quedaron, moderando su respiración, con una relajación absoluta, en la que fueron cayendo más y más hasta quedarse profundamente dormidos.


 


 


 


 


 

Notas finales:

Hermoso día!

Bonita noche!

 

Amor para todos!!


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