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Destino por Iztaxochitl

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Notas del capitulo:

Bueno, pues nuestro querido rubio ha despertado.

Creo que me quedó un poco OC, pero es que tomando en cuenta todo lo que ha vivido Joey, más el tiempo que estuvo dormido, pues el carácter puede mermar. 

De cualquier manera recuerden que cualquier duda, queja, sugerencia, porra, chiste o comentario, los leo con atención en los reviews.

 

Qué lo disfruten!

Amor para todos!

-Seto... Seto... Seto...- escuchaba su nombre, pero no podía reaccionar del todo. Empezó a sentir poco a poco su cuerpo, tomando mayor control de él cada vez.


 


Se sentó con algo de dificultad, sobándose la cabeza en donde se había golpeado, y se talló un poco los ojos, acostumbrándose a la luz artificial que les obsequiaba el foco de la cocina.


 


-Seto, por favor dime que estas bien- esa voz se escuchaba preocupada, genuinamente preocupada. El castaño pudo enfocar la mirada y volteó hacia su lado izquierdo, de donde venía la voz.


 


Volteó y entonces empezó a sospechar que seguía dormido.


Joey Wheeler estaba a un lado de él con una mirada de gran preocupación.


Kaiba trató de decir algo, pero su garganta se sentía cerrada y no pudo articular sonido alguno.


 


-Seto, ¿estás bien? Me estás preocupando- la mirada consternada del rubio lo hizo reaccionar.


 


-¿Qué demonios haces aquí?- bueno, no era con exactitud lo que deseaba decir, pero es que no pudo sacar otras palabras de su mente.


 


-¿Yo? Pues no lo sé. Yo desperté en una habitación extraña, con muchísima hambre. Entonces empecé a caminar por aquí y por allá y encontré la cocina, y agarré lo primero que vi- Kaiba estaba más helado que un pingüino.


 


-¿Hace cuánto que despertaste?- Joey se sentía en una estación de policías, siendo interrogado sin saber por que. Pero algo en su interior le dijo que era mejor que contestara con tranquilidad, pues el castaño se veía muy afectado por verlo.


 


-No sé. No creo que mucho, como te dije salí a buscar algo que comer. ¿En dónde estoy?- el castaño seguía sentado en el piso, y el rubio decidió sentarse también.


 


-Estás en mi casa- Kaiba deseaba darse unas cachetadas a si mismo para reaccionar, pero es que en verdad no podía. Apenas podía pensar.


 


-Bueno, pues no tengo idea de que hago aquí. ¿Tienes un teléfono para hacer una llamada?- para el CEO fue evidente que el rubio quería saber acerca de su hermanita. Era lógico y obvio.


 


-¿No recuerdas que pasó?- la cara de Joey fue todo un poema. Tenía la auténtica y famosa cara de what.


 


-Pues no se a qué te refieres. Tal vez si me explicas un poco de que estás hablando, podría saber- la mente del CEO avanzó con rapidez. Por fin empezó a aterrizar y a reaccionar. Se puso de pie sin mucha dificultad, siendo seguido por el rubio.


 


-Sígueme- el castaño empezó a caminar por su propia mansión, sin corroborar que el rubio venía tras él, pero sabiendo que lo venía siguiendo.


 


Llegaron hasta un cuarto que era desconocido para el rubio. Paredes blancas con rosa pastel, varios muebles pero nada demasiado sofisticado, y todo muy ordenado.


 


-Espera un momento aquí. El CEO salió de la habitación dejando la puerta abierta. Joey se puso a observar con detalle todo lo que había ahí. Una cama evidentemente cómoda, un escritorio y un tocador, además de un clóset que se veía de buen tamaño. Joey supo que era el cuarto de una chica. ¿Por qué estaba ahí? Asomó la cabeza por la puerta y vio al castaño hablando por teléfono alejado de él; de seguro no quería que escuchara su conversación.


 


Regresó al lugar y examinó todo. Los peluches en la cama eran lindos; de seguro a Serenity le encantarían. Se sintió tentado a abrir el clóset, pero le dio la impresión de que iba a invadir la privacidad de alguien, así que se abstuvo. Volteó para todos lados, y el buró captó su atención. Se acercó y vio que había un pequeño marco. Se tomó la libertad de levantarlo, solo para ver que era una foto suya la que estaba ahí.


Eso lo descolocó bastante.


 


¿Por qué la persona a la que pertenecía la habitación tenía una foto suya en su buró? Se sintió extraño, como invadido, y sin poder explicar ni por que.


 


Justo en ese momento entro Kaiba al cuarto, y se dio cuenta de lo que Joey estaba viendo. Se quedó parado y no interrumpió los pensamientos del rubio, quien estaba en verdad consternado.


 


-¿Qué es esto?- Joey decidió no sacar conclusiones apresuradas, pero sí cuestionar que estaba pasando.


 


-Una fotografía- Joey rodó los ojos hacia arriba.


 


-Sí, bueno, eso lo puedo deducir por mi mismo. ¿Por qué hay una foto mía en este lugar?- Joey vio al CEO suspirar, y no le gustó. Esperó a que le contestara, lo cual tardó un poco, y no fue lo que Joey esperaba.


 


-¿En verdad no recuerdas nada, cierto?- Joey bufó, empezando a desesperarse.


 


-No, y quiero saber por qué hay una fotografía mía aquí- el rubio dejó el artículo en cuestión en su lugar, y se cruzó de brazos, mostrando su impaciencia. Volvió a notar como Kaiba suspiraba.


 


-Ven, sígueme- una vez más, Seto se dio la vuelta y comenzó a caminar sin voltear hacia atrás, pero seguro de que el otro lo seguía. Y es que a pesar de estar indeciso acerca de que hacer, Joey decidió que su mejor opción era seguirlo.


 


El rubio había crecido en un lugar casi peligroso para un niño, teniéndose que valer por si mismo desde muy temprana edad, lo que lo había hecho precavido y desconfiado. No se fiaba de cualquiera, y cuando lo hacía era con cierto recato.


 


Llegaron a otra habitación que Joey pudo reconocer de inmediato.


 


-Aquí fue donde desperté- Seto se dio cuenta que Joey estaba a la defensiva. Claro que era normal, pero no era su intención que la pasara mal. Al contrario, llevaba años trabajando para que el rubio pudiera vivir mejor, más relajadamente, como un muchacho normal de su edad, in tantas responsabilidades sobre sus hombros.


 


-Así es, aquí era donde estabas hasta hace unas horas- la seguridad en la voz del CEO, su entera presencia le inspiraba confianza al rubio, pero su historia personal estaba muy arraigada en él, por lo que no se podía relajar.


 


-La verdad no estoy entendiendo nada, y creo que merezco una explicación- la mirada del rubio era bastante retadora.


 


-Estoy de acuerdo, y la tendrás. Solo necesito esperar un poco para hablar contigo- Joey no era alguien particularmente paciente, y aunque era impulsivo, tampoco era tonto; supo que debía ir al ritmo del castaño.


 


Se hizo un silencio incómodo entre ellos, que fue interrumpido por un hombre en traje negro.


 


-Señor Kaiba, la persona a quien espera ha llegado-


 


-Bien, dile que pase hasta acá- la voz autoritaria del CEO no gustó nada al rubio.


 


-Podrías ser más amable- el castaño enarcó una ceja.


 


-Y tú podrías mantenerte a raya de lo que no te incumbe- ojiazul y ojicastaño se fulminaron con la mirada, acto que fue interrumpido por un hombre de edad avanzada.


 


-Buenas tardes Seto- el hombre lo saludó con familiaridad, la cual fue recíproca por parte del castaño. Intercambiaron una pequeña conversación, y luego ambos voltearon a ver al confundido y exasperado rubio.


 


-Buenas tardes Joey- el aludido se quedó helado. ¿Qué estaba pasando? Estaba seguro de no recordar a ese hombre que lo estaba saludando con tanta confianza.


-Hola- fue lo único que quiso decir.


 


-Soy el doctor Ao, y me da gusto verte bien- la mirada del médico estaba cargada de bondad, pero no fue suficiente para que Joey bajara la guardia.


 


-Sigo sin entender nada Seto- el rubio le recriminó con la mirada, y después empezó a cuestionarse a si mismo por que seguía ahí, y no se iba de una vez por todas.


 


-Ao, Joey no recuerda nada de... el último tiempo- se notaba que el castaño estaba preocupado por él.


 


-Joey, ¿me permitirías hacerte un chequeo rápido? Será sencillo, solo quiero ver tu estado de salud- el rubio estaba confundido.


 


-Yo...- su crianza lo había hecho desconfiado, y no estaba seguro de que hacer.


 


-Vamos, prometo aclarar todas tus dudas. Solo primero quiero asegurarme de que estas bien- una vez más, la cálida voz del castaño le inspiraba confianza, así que asintió. Le pidieron que se sentara en la cama, y entonces el doctor Ao le pidió a Kaiba que saliera un momento, a lo que Joey, para sorpresa del castaño, objetó.


Se negaba a quedarse solo en ese lugar. No le importaba que lo viera mientras estaba con el doctor, solo no quería que se fuera.


 


En menos de 10 minutos, el doctor les indicó que había terminado.


 


-¿Y bien?- Seto estaba esperando una respuesta.


 


-No se que decirte, Seto. Este muchacho tiene una buena salud, y buen estado físico. Claro que para resultados más precisos necesitaremos pruebas de laboratorio, pero por lo que puedo ver, no tiene ningún problema- Seto estaba ofuscado. Le frustraba lo que no podía entender, y este era uno de esos casos.


 


-¿A qué se debe esto?- el médico levantó los hombros.


 


-No tengo idea. Es muy extraño, nunca había visto anda igual. Y lo único que puedo decirte es lo mismo que te dije aquella vez; hay demasiada presión y cansancio acumulado, lo único que necesita es descansar- Seto recordaba muy bien esa ocasión. Y entendía la lógica que había en esas palabras. Pero, ¿tres años dormido? Ni él se cansaba tanto, y dirigía una empresa internacional multimillonaria.


 


-Hem, me gustaría saber de que hablan. Me siento algo perdido- Joey se esforzaba por ser educado. El doctor volteó a ver a Seto, solo para decirle.


-Bien, muchacho, tengo que irme. Tengo algunas cosas que hacer, y estoy seguro de que ustedes tienen una conversación pendiente- Seto entendió que él solo debía lidiar con esa situación. Era su responsabilidad, así lo había elegido.


 


-¿Si se altera mucho?- el doctor negó, y la molestia de Joey crecía al sentirse ignorado.


 


-Lo contienes y lo tranquilizas. Tal vez un té podría caerle bien. No lo voy a medicar, si es a lo que te refieres. Necesitaría estudios para saber qué darle y cuánto, de otra manera sería irresponsable de mi parte, y quizás hasta peligroso para él- el castaño lo entendió, y cuando el médico iba a salir de la habitación, Joey lo detuvo.


 


-Espere, no me ha dicho cuánto es de la consulta que acaba de hacerme- Seto y el doctor se voltearon a ver, algo extrañados.


 


-No es nada, muchacho. Seto es un viejo amigo y me pidió el favor de que viniera- la sonrisa del médico le dio algo de calma al rubio, peor seguía siendo más terco que una mula.


 


-Eso esta bien, pero... aún así, usted vino a invertir su tiempo en mí, así que lo menos que puedo hacer es pagarle sus servicios- honorable, pensó Seto, y le gustó. Al parecer, el rubio era un hombre con principios.


 


-Considéralo un favor. Si no quieres que sea de parte de Seto, entonces de mi parte- Joey se vio incómodo.


 


-No me gusta recibir favores, menos si yo no los pido- el doctor Ao le dedicó una sonrisa bondadosa y cálida.


 


-Muchacho, estás muy joven aún. Aprende a abrirte a los regalos que te dan los demás. No me debes nada, ni a mí ni a Seto, mejor abre tu mente a lo que Seto tiene que decirte, de lo contrario podrías sufrir- el rubio no entendió del todo las palabras del médico, pero supo que debía dejar ahí el tema.


 


El doctor inclinó la cabeza a manera de despedida, y se fue.


 


-¿No lo acompañas?- Joey se veía incómodo estando con Kaiba.


 


-No. Él me conoce desde hace mucho y conoce la casa, puede salir sin problemas. Además, en verdad tenemos una conversación pendiente- la mirada del CEO era fría.


 


-Bueno, la verdad es que ya tengo que irme. No se cuanto tiempo estuve dormido, así que supongo que necesitaré reponer días en el trabajo- Seto enarcó una ceja.


 


-Así que... ¿Te quieres ir?- Joey asintió.


 


-Sería lo mejor. Además, tengo que pasar a visitar a alguien- Seto bufó.


 


-Dime, ¿qué es lo último que recuerdas antes de quedarte dormido?- Seto se cruzó de brazos, esperando la respuesta del rubio.


 


-Pues...- Joey trató de recordar, pero en verdad no podía.


 


-Vamos, ¿no recuerdas nada?- el CEO lo alentó.


 


-Hem... pues no, la verdad no recuerdo nada. Recuerdo que fuiste a verme al hospital, porque ayudé a tu hermanito. Luego salí... y nop, nada más. No recuerdo más. Lagunas mentales- Seto volvió a bufar.


 


-Sígueme, te mostraré algo- el castaño salió de la habitación, con Joey confundido y casi consternado por que no lo recordaba.


 


Entraron a otra habitación, esta vez con un olor masculino en el ambiente, y hasta un poco desordenada. Joey notó que esta era más grande que la otra que había visto, en donde estaba su retrato.


 


-Mira esto- el CEO le extendió otro marco con una foto, en donde pudo ver a dos muchachos y una chica. Una jovencita atractiva... y extrañamente parecida a su hermanita. Pero, Serenity tenía 12 años, y hasta se veía menor de su edad. ¿Qué demonios...?


 


-¿Quiénes son?- Seto notó un ligero temblor en la voz. Tomó aire antes de hablar.


 


-¿No reconoces a nadie?- fue el seco cuestionamiento que salió de su boca.


 


-Pues... tengo leves recuerdos de tu hermano, me parece que es este- dijo al señalar a Mokuba.


 


-Sí, ese es Mokuba- Joey ladeó la cabeza.


 


-Pero... es que lo recuerdo distinto. Incluso su cabello. ¿Se lo cortó o algo así? Hay algo distinto- bueno, 3 años hacen gran diferencia.


 


-¿Alguien más?- el castaño estaba tranquilo, aunque por dentro lo carcomía la impaciencia.


 


-No lo sé. Pero, ¿a dónde quieres llegar con esto? Si yo me tengo que ir- Joey iba a regresar el marco cuando fue fulminado por la mirada ojiazul, que lo hizo quedarse quieto, casi helado.


 


-Joey, no sé que esta pasando, no comprendo nada, pero tienes que saber. Has estado dormido por mucho tiempo. Llegamos a pensar que no despertarías- las palabras hicieron eco en la mente del rubio, y después de unos segundos de silencio, empezó a reír.


 


-Vaya, y yo que pensé que no tenías sentido del humor. Casi me atrapas con esta, pero en verdad Seto, me tengo que ir- el rubio le extendió el cuadro de regreso, pero el castaño no lo recibió.


 


-¿Tengo cara de ser un bromista?- la voz del CEO regresó seriedad al asunto.


 


-Bueno, no. De hecho, siempre me has parecido algo amargado- en otras circunstancias, Seto se hubiera desesperado o molestado con el muchacho, pero el ambiente estaba muy tenso, y debía aclarar la situación.


 


-No estoy amargado, ni soy un bromista. ¿Ves esa chica de ahí, la que está con Mokuba? Es tu hermana Serenity- Joey sintió como un baldazo de agua fría caía sobre él.


 


-Espera, ¿tú cómo sabes que yo tengo una hermana? Y hasta como se llama. ¿Qué está pasando?- el rubio comenzó a alterarse. Seto sabía que eso no era bueno, pero no veía otra opción. Él siempre había sido de decir y hacer las cosas directas; pensaba que quitaba muchas complicaciones ser sincero. Pero en ese momento, temió por la reacción del rubio.


El castaño tomó a Joey y lo hizo sentarse en la cama de Mokuba, haciendo él lo mismo, quedando frente a frente.


 


-Joey, no entiendo nada, no tengo ninguna explicación lógica, coherente o siquiera creíble para esto. Pero es lo que es, y ya estamos aquí. Has estado dormido durante los últimos 3 años- Joey abrió los ojos de sobremanera, quedando impactado ante tal revelación.


 


Tenía mil preguntas, pero tal parecía que su voz se había ido de vacaciones en esos momentos.


El castaño tomó aire para empezar a explicarle.


 


-Hace un poco más de 3 años, una noche venía yo de regreso del trabajo. Venía en mi motocicleta, y una llamada entró a mi celular. Sabía que no podía ser Mokuba a menos de que fuera une emergencia, así que contesté. Eras tú, bastante alterado- Joey no daba crédito a lo que estaba escuchando. No recordaba nada, y su voz parecía seguir de vacaciones.


 


-Me pediste ayuda. Estabas muy mal, y traías a tu hermana contigo. Pude dar contigo sin tantos problemas, y los llevé al hospital, de donde tu hermana fue dada de alta a los pocos días- a Joey se le fue el alma a los pies.


 


-¿Qué pasó con Serenity cuando salió del hospital?- Seto se dio cuenta de que el rubio estaba muy pálido. Supo que era lo que estaba pensando, y temiendo.


 


-No la llevé con tu padre, si es lo que estás temiendo. Desde ese día ella se quedó aquí a vivir con nosotros. Y como puedes ver en la foto, se ha convertido en una señorita alegre y muy inteligente- el rubio soltó el aire que ni había notado que estaba guardando. Volteó a ver la foto de nuevo, y se dio cuenta de que lo que decía Seto era verdad; Serenity se veía feliz en esa foto, junto a Mokuba y el otro muchacho.


 


-¿Cómo lograste que ella pudiera quedarse aquí? ¿Papá... nunca vino a buscarla?- había tristeza en esa voz.


 


-No lo permití. Me di cuenta de todo lo que habían vivido, y con ayuda de Serenity y Tristan, y unos buenos abogados, me convertí en tutor legal de los hermanos Wheeler- Joey tardó unos momentos en asimilar esa información.


 


-Espera, ¿Tú hiciste qué?- el rubio empezó a sudar y transpirar al caer en cuenta de lo que le estaba diciendo.


 


-Yo soy tutor legal de ti y tu hermana hasta su mayoría de edad- Joey se llevó la mano a la frente.


 


-¿Y Tristan te ayudó?- parecía que todo lo que le había dicho acerca de que había dormido años era verdad.


 


-Sí. Cuando por fin pude localizarlo, le expliqué la situación, y fue él quien me puso al tanto de lo que estaba pasando contigo y tu padre. Entonces pedí su ayuda, y unos meses después todo estaba hecho. Serenity no ha vuelto a ver a tu padre, y hasta donde yo se, nunca ha preguntado por él- el rubio se tomó la libertad de recostarse en la cama. Llevó sus manos a su rostro, tapándolo por completo. Seto permaneció ahí, en silencio, dándole tiempo al rubio de entender todo lo que había pasado.


 


-¿Serenity... está bien? Creo que ya lo habrás notado, pero... ella no puede hablar- la voz era cada vez más apagada.


 


-Lo notamos desde que estaba en el hospital. Por suerte, el novio de mi hermano y su propio hermano saben lenguaje de señas, así que ellos nos han apoyado mucho con eso. Ni Mokuba ni yo nos podemos comunicar al 100 si no están ellos, pero pues nos damos a entender. No fue fácil al principio, pero ver a tu hermana y mi hermano felices de estar juntos, ha valido la pena. Son hermanos de corazón- Seto volvió a guardar silencio, y se dio cuenta de que el rubio estaba llorando discretamente. Era obvio que quería evitar que el castaño lo notara, así que se acomodó de tal manera que no lo veía directamente.


 


Pasó un rato corto, y Joey se enderezó. Tenía los ojos rojos, y casi no podía aguantar las lágrimas.


 


-¿Sabes algo? Cuando yo era pequeño, y Serenity era casi una bebé, mamá se fue de la casa. Habló conmigo una mañana, explicándome que no podía salir de la casa con Serenity y conmigo, porque no tenía un lugar certero a donde ir. Yo le dije que se llevara a mi hermana, y ella me aseguró que volvería por mí. Esa fue la última vez que la vi. Cuando regresé de la escuela, papá estaba muy enojado, diciendo pestes que ni siquiera recuerdo acerca de mi madre. Serenity estaba en la casa, y me saludó como si nada. Todo me pareció muy extraño. Tiempo después, cuando crecí y entendí todo un poco mejor, algún vecino me dijo que papá amenazó a mamá con Serenity, y se tuvo que ir sola. Entendí muchas cosas cuando supe eso. Siempre había tenido un poco de resentimiento hacia mamá por no haber regresado, porque ese fue el inicio de una vida muy complicada para mí. Pero cuando supe eso, comprendí que se fue sin nosotros porque de otra manera no habría podido ni salir ella. Y a pesar de que fue cuando la tortura empezó para mí, pude liberar todo lo feo que sentía por mi mamá- Seto escuchaba con atención. No sabía si el rubio quería llegar a algo en específico, pero escuchaba con atención a que se desahogara el chico.


 


Joey lo vio a los ojos, transmitiendo demasiadas emociones con su mirada.


 


-A pesar de que había personas como Tristan que nos tendían la mano de ayuda, nunca nadie hizo nada por nosotros, por ayudarnos a salir de ese encierro, de esa tortura... de ese infierno... Muchas gracias Seto- Joey rompió en llanto, soltando cosas que traía cargando desde años atrás.


 


Seto no pudo evitar sentir pena por ese muchacho, que había vivido más de lo que debía a tan corta edad.


 


Mientras Joey lloraba desconsoladamente, hizo lo único coherente que se le ocurrió.


Jaló al rubio y lo envolvió entre sus brazos, hasta que cayó dormido, víctima del cansancio y del torbellino de emociones que acababa de vivir.


 


 

Notas finales:

Hermoso día!

Bonita noche!

 

Amor para todos!


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