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Destino por Iztaxochitl

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Notas del capitulo:

Hola a todos y todas!

 

Aquí con un nuevo capítulo, esperando como siempre que lo disfruten.

 

Poco a poco la relación entre Seto y Joey avanza.

 

A disfrutar!

 

Amor para todos!

Con pesadez y lentitud empezó a abrir sus ojos. Estaba todo oscuro, por lo que pudo deducir que era de noche. Sentía el cuerpo pesado, pero eso no le impidió levantarse con cierta agilidad. Se vio solo en la habitación de su hermana, lo que le dio algo de nostalgia. No tardó en decidirse a salir de ahí.


 


Caminó por la mansión Kaiba, que le parecía enorme, sin cruzarse con nadie entre penumbras. Un par de pasillos y vueltas y se supo absolutamente perdido.


 


Cuado estaba comenzando a frustarse, se dio cuenta de que por debajo de una puerta había luz. Bueno, al menos podría preguntar.


 


Se acercó y abrió la puerta sin molestarse en tocar.


Al entrar vio un gran escritorio, y al CEO de Kaiba Corp tecleando en una laptop a una velocidad que le pareció fascinante.


 


-¿Nunca te enseñaron a tocar antes de entrar?- el castaño no levantó la vista al hablar, y Joey se ruborizó un poco.


 


-Bueno, no pensé que fueras tú- el castaño levantó la vista.


 


-No importa si no soy yo, es invasión a la privacidad de cualquiera que este dentro cuando llegas y abres sin consideración. Debes aprender ciertas reglas de sana convivencia porque no quiero problemas de este tipo entre tú y cualquiera aquí- el castaño regresó a su trabajo, y el rubio de sintió regañado, y a la vez un poco consternado.


 


-¿Qué me estas queriendo decir con eso?- Joey seguía en el marco de la puerta, y tuvo que esperar un par de minutos a que Seto cerrara su computadora para que le contestara. El ojiazul le indicó que pasara y tomara asiento en un cómodo sofá que tenía en su despacho. Un poco renuente le hizo caso.


 


-Joey, no se si has entendido que tú vives aquí; esta es tu casa ahora- el ojimiel estaba algo incómodo por eso, fue muy evidente para el castaño.


 


-No me gusta ser un arrimado- con su mirada desafió la del ojiazul, quien suspiró haciendo acopio de su paciencia.


 


-No te confundas. ¿Crees que hemos tratado a tu hermana como arrimada por más de 3 años?- Joey se avergonzó de sus palabras, pero trató de no demostrarlo.


 


-Bueno, no quise decir eso- el CEO se recargó en su silla y lo examinó a detalle con la mirada.


-¿Dirías que tu hermana se ve como una arrimada en la foto que te mostré?-


 


-No, para nada- la respuesta fue inmediata y casi atropellada; tampoco es que quisiera mostrarse malagradecido con Seto por cuidar a su hermana.


 


-Entonces entiende algo. Tomé una decisión fuerte y dura, y lo hice por el bien tuyo y de Serenity. No es que haya sido tan difícil, pero nos cambió la vida de una manera muy fuerte a Mokuba y a mí. Y lo hice consciente de todo lo que eso implicaba, y esta bien. Pero no vengas ahora a portarte como un niño orgulloso y berrinchudo; no hice todo para eso- las palabras del CEO eran duras, pero Joey sabía que tenía toda la razón.


 


-¿Entonces ahora qué?- de pronto Joey se sintió pequeño al recibir la fría y profunda mirada color azul.


 


-Serenity, Mokuba y los demás están en un viaje de fin de semana. Serenity no quería ir porque no quería dejarte, por eso me quedé yo. Necesitaban distraerse. Vamos a esperar a que regresen, y lo primero que haremos será asegurarnos de que estás bien. Antes de que todo esto pasara, si lo puedes recordar, tenías una terrible desnutrición que estaba derivando en problemas cardiacos. Se supone que todo eso fue tratado mientras dormías, pero fue tanto tiempo que no estoy dispuesto a arriesgarme, así que iremos a que te saquen los estudios necesarios- Joey estaba muy tenso.


 


-Tienes que entender algo. Nunca le he debido nada a nadie, y he tenido que ser muy independiente desde pequeño. No me agrada la idea de todo esto sin poder hacer algo por mi mismo- Seto lo pensó un momento, y creía poder entender a que se estaba refiriendo.


 


-¿Quieres trabajar?- Joey bufó, un algo exasperado.


 


-Sí, pero no es el hecho nada más de trabajar. No m quiero sentir un inepto o inútil, dependiente de ti para todo. Para ir, venir, el hospital, la comida, la ropa... todo. No me gusta. Aprovecharme de los demás no está en mi manera de ser y pensar- la mirada de Joey volvió a desafiar a Seto Kaiba.


 


-Primero debes saber que, aunque quisieras, no podrías aprovecharte de mí. No serías el primero en intentarlo y fracasar, así que deja eso de lado. Hace mucho tiempo que entendí la situación tuya y de tu hermana, y decidí ayudarlos porque quería hacerlo. Ni siquiera fue porque hayas ayudado a Mokuba. Eso suma, si lo quieres ver así, pero no lo es todo- el rubio trataba de calmarse, pero eran muchas emociones.


 


-¿Quieres decir que si no hubiera ayudado a Mokuba, aún así nos hubieras ayudado?- una vez más, los ojos del rubio se llenaron de lágrimas. Seto pudo ver que, aunque por fuera pareciera un chico fuerte, por dentro Joey era un pequeño que estaba muy lastimado.


 


Cuando el rubio cubrió su rostro con las manos, Seto se puso de pie y se sentó a su lado, abrazándolo mientras el menor empezaba a llorar una vez más.


¿Cuánto habrá soportado este chico para ponerse así con tan solo muestras de amabilidad?


Seto no lo comprendía del todo, pero intuía que lo necesitaba, por eso lo abrazó hasta que las lágrimas dejaron de fluir.


 


No se separaron. El rubio seguía acunado el el pecho del ojiazul, quien lo abrazaba protectoramente.


 


-Joey, si quieres un empleo, esta bien. Si quieres más independencia, esta bien también. Solo permíteme corroborar tu estado de salud para que no te pongas a ti mismo en peligro haciendo todo lo que quieres hacer, ¿de acuerdo?- el rubio solo asintió, y Seto sintió como le regresó el abrazo.


 


Ninguno de los dos quería separarse, pero el ruido proveniente del estomago del rubio los hizo activarse a cenar. Fueron a la cocina en donde les prepararon una cena balanceada. Joey estaba apenado con la situación.


 


-Come todo lo que quieras, no tienes que limitarte ni contenerte- la mirada ojiazul le dio calma, y aunque siguió sintiendo algo de incomodidad, el hambre podía más con eso, así que se dedicó a llenar su estomago. No hubo más plática esa noche, tan solo se despidieron y Seto le indicó una habitación en donde dormiría hasta que acondicionaran de nuevo la suya, ya sin aparatos médicos que no necesitaba.


 


Pero a media noche una pesadilla despertó a Joey. Salió de su habitación tratando de buscar la de Serenity, cuando vio luz por debajo de una puerta. Llegó y abrió la puerta de par en par, sin siquiera recordar la llamada de atención por ese previo comportamiento que le había dado el castaño.


 


Justo cuando abrió la puerta, Seto iba saliendo del baño. Tenía puestos unos shorts, y una toalla en la cabeza quitaba el exceso de agua. La enérgica entrada del rubio sorprendió al siempre apacible Seto Kaiba, quien de inmediato notó que algo no estaba bien. Joey se veía bastante alterado, lleno de sudor y con la respiración agitada. Además de eso, pudo ver emociones arremolinadas en sus ojos.


 


-Serenity- fue todo lo que el rubio pudo articular.


 


-Ella está bien, Joey. Se encuentra con mi hermano y gente de toda mi confianza- la voz del CEO salió más suave de lo normal, tratando de calmarlo.


 


-Es que yo... soñé con ella y... papá... y entonces...- no pudo continuar. Sin previo aviso se vio rodeado por fuertes brazos y acunado en unos pectorales bien formados y trabajados. Fue tal la sorpresa de Joey, que lo trajo de nuevo a la realidad, lo que causó un fuerte sonrojo de su parte.


Se quiso separar casi de inmediato, pero Seto no se lo permitió.


-Tranquilo cachorro, tu hermana esta bien. Yo me encargo de eso, confía en mí- esas palabras hicieron que Joey se relajara un poco, pero seguía sintiéndose un poco extraño por la posición en la que estaba. Cuando Seto se separó de él, ambos se vieron a lo ojos, con pocos centímetros entre sus rostros.


 


-Cachorro, ¿quieres quedarte a dormir aquí?- el rubio se sonrojó aún más, pero asintió sin decir nada más. El castaño lo tomó de la mano y lo llevó a la cama, en donde se recostó junto a él y lo abrazó, tratando de transmitirle tranquilidad y estabilidad, que era lo que le hacía poco.


Puso la rubia cabellera en su pecho y comenzó a acariciarla, logrando así que su acompañante se relajara, para no tardar mucho en quedarse dormido.


 


Seto tan solo se quedó ahí, acariciando ese cabello aún cuando Joey ya estaba bien dormido. Se preguntó por enésima vez cuánto habría sufrido ese muchacho para reaccionar de las maneras en las que lo hacía. No tardó mucho en quedarse dormido con esos pensamientos rondándole la cabeza.


 


 


 


 


Un ruido lo empezó a sacar de su sueño, y abrió los ojos con pesadez al sentir que el peso de la cama se levantaba. Joey vio como Seto se acercaba a un mueble de su propia habitación para contestar el teléfono.


 


-Kaiba- la voz del ojiazul no sonaba adormilada, y el rubio se preguntó si estaba dormido como él antes de la llamada.


Se dedicó a ver los gestos de Seto, que se suavizaron cuando se escuchó una voz distorsionada al otro lado de la línea.


 


-Hola Mokuba- ah, es que era su hermano. Con razón.


 


-Sí Moki, estoy bien, no te preocupes- la sonrisa del CEO lo dijo todo.


 


-¿Cómo están todos por allá?- el castaño se recargó en el mueble y volteó a ver a Joey, con quien hizo contacto visual, dándose cuenta de que estaba despierto.


 


-¿Qué hay de Serenity?- Joey empezó a sentir pánico repentinamente. Le hizo señas al castaño tratando de darle a entender que no dijera nada de él, pero Seto iba un paso adelante.


 


-Me da gusto. Acá está todo normal, no hay nada de que preocuparse- el rubio se tranquilizó tras escuchar esas palabras.


 


-Dime- el rubio trataba de distinguir lo que decía esa voz, pero era imposible.


-¿Qué hay de tu escuela, el trabajo en KC de Noah, y el colegio de Serenity?- pero Serenity no iba a ningún colegio, ¿o sí? Al parecer Joey se había perdido de muchas cosas.


 


-Si se comprometen tú y Serenity a ponerse al corriente, y Noah trabaja con Yami desde allá, está bien. Creo que estar allá les caerá bien- el rubio cerró los ojos, tan solo concentrándose en la voz del ojiazul.


 


-Estaré bien Mokuba, no soy un niño. Cuídense y disfruten, que tendrán que trabajar el doble al regresar- sin decir nada más, colgó el teléfono y regresó a su lugar en la cama. Joey solo se dio cuenta cuando sintió el peso del mayor de los Kaiba al sentarse. Abrió los ojos y se quedó viendo a los de Seto, que le parecían hermosos; casi fascinantes.


 


-Hola cachorro, ¿dormiste bien?- Joey no pudo contener más su duda.


 


-¿Serenity va a un colegio?- parecía perplejo.


 


-Sí, va a un colegio especializado para chicos y chicas que no pueden hablar. Al principio le costó adaptarse, pero ahora lo disfruta bastante. Es una buena estudiante- al ver a Joey, Seto pudo darse cuenta de inmediato que tenía sentimientos encontrados.


 


-Seto, yo...- pero el castaño puso un dedo en sus labios para callarlo, cosa que lo sorprendió porque no lo vio venir.


 


-Calla cachorro. No quiero el mismo discurso de «no se como pagarte», porque me estoy cansando de él. No me debes nada. Si quieres retribuirme de algún modo, entonces dedícate a ser feliz- el rubio se sonrojó; no pensó que fuera tan transparente, pero parecía que Seto había aprendido a leerlo.


 


-Gracias- fue un poco tímido al decirlo, pero sabía que era mejor expresarlo.


 


-Es un placer para mí poderlos ayudar. De hecho, unas horas antes de que Serenity y los demás salieran de paseo, recibí una llamada de su médico- el rubio se sentó, recargándose en la cabecera, para estar a la altura de Seto.


 


-¿Algo anda mal?- Seto negó con la cabeza.


 


-No, todo está bien. De hecho era una buena noticia. Serenity califica para un programa novedoso que unos colegas de él tienen, y con el cual podría recuperar el habla- Joey casi se quedó en shock. Era la mejor noticia de su vida.


 


-¿Esto es en serio? ¿No estás bromeando?- se emocionó, y externó una enorme sonrisa de sandía.


-Yo no bromeo, y mucho menos con algo tan delicado cachorro, pensé que ya lo sabías- Joey estaba que explotaba en júbilo, y empezó a llorar de alegría.


 


-¿Y ya le dijiste?-


 


-Sí, le platiqué todo lo que me dijo el médico, y quedamos que cuando regresen vamos a ir a platicar con él y sus colegas, para sacarnos de dudas, ver en que consiste, y si Serenity accede, entonces procederemos- Joey estaba que no cabía en si mismo de la emoción, así que se puso de pie en la cama y se puso a saltar. Seto lo observaba con una sonrisa discreta, hasta que el rubio casi cae de la cama, víctima de un mareo.


 


-¿Estás bien? Eres un cachorro alocado- dijo el castaño mientras lo sostenía al borde de la cama. El rubio se le quedó viendo.


 


-¿Por qué cachorro?- el CEO enarcó una ceja.


 


-¿Prefieres perro?- el rubio casi se ríe.


 


-Claro que no, pero quiero saber por qué cachorro. Suena algo... canino- el rubio vio como el castaño reía abiertamente, y le gustó.


 


-Bueno, lo es. La verdad es lo que me inspiras al verte- el rubio entrecerró los ojos, como si estuviera enojado, pero nada estaba más lejos de la realidad.


 


-En fin, me atacó un pequeño mareo, eso fue todo- el castaño puso su mano en la frente del rubio, haciendo que este se sonrojara.


 


-No pareces tener temperatura. Quizás solo necesitas comer- el castaño salió de la habitación y regresó un par de minutos después, anunciándole a su acompañante que les traerían un desayuno completo.


 


-¿Qué fue lo que te dijo tu hermano?- preguntó el rubio, recordando la llamada.


 


-Que están muy agusto, y que si se podían quedar unos días más. Se comprometió a ponerse al corriente con sus estudios, al igual que Serenity. Preferí no decirles que ya has despertado, pensé que podrían interrumpir sus vacaciones por venir a verte- el rubio sonrió.


 


-Por eso te hice señas de que no dijeras nada de mí, porque supuse algo así por lo que escuché. Que bueno que están disfrutando su paseo- el castaño asintió. Fueron entonces interrumpidos por unos toques en la puerta, que era el desayuno que traían para ellos.


 


Fruta, hot cakes, huevo revuelto y también estrellado, y un plato con sandwiches eran lo que habían traído, además de yogurt, jugo y agua. Café para el CEO, no podía faltar.


 


-Wow, ¿en serio puedo comer lo que quiera?- Seto se vio a si mismo enternecido con la actitud de Joey, que parecía como un niño que lo estaban llevando a una juguetería a escoger lo que quisiera.


 


-Todo tuyo cachorro, come lo que gustes. Solo modérate un poco, tu estomago tiene mucho tiempo sin recibir alimentos, y no deseo que nada te caiga mal- Joey asintió y se sirvió de todo. Probaba una y otra cosa, deleitándose con sabores que, si bien conocía, no eran comunes en su vida. Estaba en su viaje culinario cuando volteó y vio que Seto tenía un poco de yoghurt en la comisura del labio.


 


Sin detenerse a pensar ni un segundo, extendió su mano y lo limpió con su dedo, para después llevarlo a su boca y lamerlo.


 


-Wow, delicioso- Seto podía jurar que el rubio lo había hecho sin malicia, pero el acto en si hizo que él se ruborizara. Pero parecía que solo él se había dado cuenta, pues el rubio seguía en su rol de hambriento, tan inmerso que no se molestó en voltear.


 


Entonces Seto decidió dejarlo pasar, y siguió comiendo.


 


Después de compartir el desayuno en la habitación, Seto se fue a dar un baño y Joey se quedó dormido de nuevo.


Entonces el ojiazul aprovechó para comunicarse con su secretario y avisarle que no iría durante esos días a la empresa, que le pasara todo el trabajo por correo electrónico, pospusiera cualquier cita programada, y le avisara de cualquier cosa o situación urgente. También le habló al doctor Sakaguchi, con quien agendó una cita para la mañana siguiente, pues asegurar la salud de Joey era su prioridad.


 


Después estuvo un buen rato trabajando, poniéndose al corriente y también adelantando trabajo para poder tener el día siguiente libre. A media tarde fue interrumpido por el rubio, quien cargaba unas grandes ojeras por haber dormido tanto.


 


-Vaya, ¿alguna vez te han dicho que pareces un adicto al trabajo?- la puerta estaba abierta, por lo que el castaño no podía reclamarle eso a Joey, quien lo veía desde el marco de la puerta.


 


-A cada rato; mi hermano y su novio no callan con eso. ¿Cómo dormiste?- el CEO guardó su documento y cerró su laptop.


 


-Bien, aunque me siento medio inútil al dormir tanto- el castaño sonrió.


 


-Es normal, pienso yo. De cualquier manera, mañana vamos con el doctor para que te hagan una revisión más en forma- Joey pasó sin pedir permiso, y se sentó en una de las sillas que estaban frente al escritorio.


 


-Pensé que era suficiente con lo que ese doctor que vino me había revisado-


 


-El doctor Ao tiene toda mi confianza. El doctor Sakaguchi ha llevado tu caso desde la primera vez que caíste al hospital, cuando salvaste a Mokuba, por lo que me parece importante que te revise en el hospital. No voy a correr ningún riesgo contigo- esta vez el rubio no se fue hasta las lágrimas, pero si le regaló al castaño una sonrisa cargada de emociones.


 


-Bueno, ¿qué comiste?- Seto comenzaba a pensar que a partir de ahora, Mokuba no sería el único barril sin fondo.


 


-No he comido aún, estaba trabajando- el rubio enarcó una ceja.


 


-Pues yo se perfectamente que es trabajar, y las comidas no se saltan. Eso no es bueno para la salud- el CEO se le quedó viendo, tratando de medir las palabras que le iba a decir.


 


-¿Tú me estás diciendo eso? ¿Tú, que cuando el médico y yo te dijimos que mejoraras tu dieta, argumentaste que solo cuando pudieras lo harías? ¿En serio?- el rubio no se intimidó con el regaño del castaño.


 


-Si, porque si bien mi alimentación nunca ha sido muy completa, balanceada o siquiera buena, sé que eso es lo mejor. Que tuviera que darle mi almuerzo o cena a veces a mi hermana para que no pasara hambres, no quiere decir que no sepa que tener varias comidas al día es muy importante- el CEO se dio cuenta que al rubio no le avergonzaba su pasado, no en cuanto a lo que había hecho por Serenity, y supuso que eso sería bueno para su recuperación.


 


-Esta bien, tienes razón. ¿Qué quieres comer?- o cenar, ya casi eran las 6 de la tarde.


 


-¿Sería posible que comiéramos en el jardín? Me parece que un día de campo sería lindo- el rubio se sonrojó un poco al decir eso, enterneciendo al castaño una vez más.


 


-Bueno, no se que tanto nos alcancen a preparar antes de que anochezca, pero podríamos ir si quieres. Si te soy sincero no soy muy fan de comer afuera, peor por esta vez está bien- Seto se dio cuenta de que ese muchacho que tenía enfrente lograba romper hasta sus estructuras más arraigadas, porque en verdad nunca había disfrutado de comer afuera.


A veces Mokuba insistía tanto que salían, pero Seto terminaba por regresarse debido a la molestia que le causaban los insectos. Pero bueno, estaba dispuesto a intentarlo, así que accedió.


 


Ambos chicos salieron, después de que el anfitrión diera instrucciones para la comida afuera.


 


Llegaron a una parte del jardín que era plana, con árboles alrededor, y uno que otro arbusto.


-Wow, me pregunto cuanto gastas en jardineros al mes- fue un pensamiento en voz alta, más que otra cosa.


 


-Cachorro, espero que poco a poco te acostumbres a dejar de ver todo con precio. Hay muchas cosas que quizás podría hacer yo, pero que prefiero pagarle a alguien para que las haga y yo poder dedicarme a la empresa. Así le doy empleo a alguien, y además genero más dinero cada vez- nota mental para el rubio, que podía ser un desastre en finanzas.


 


-¿Nunca es suficiente dinero?- dijo el rubio mientras se sentaba en el pasto, justo al lado del ojiazul.


 


-El dinero es una herramienta, una cosa que te permite acceso a experiencias que de otra manera no tendrías. Es solo eso. No se trata de que sea o no sea suficiente. Gracias a él, puedo pagar los estudios de mi hermano y tu hermana, pude pagar más de 3 años de tu tratamiento mientras dormías, además del hospital de Mokuba y tuyo en su momento, y el de Serenity también. Gracias a él, soy el tutor legal de los hermanos Wheeler, y de mi hermanito también. No es que quiera más y más, es que es una herramienta y es bueno que la tengamos en grandes cantidades- Joey concordó con eso, aunque no estaba seguro de entender bien, no por sus palabras, sino porque él siempre había vivido en la carencia.


 


-Bueno, nunca lo había visto así. La verdad es que a lo largo de mi vida me ha tocado más sobrevivir que vivir- el CEO lo sabía.


 


-Entonces espero que logres romper con esa mentalidad, porque la familia Kaiba se mueve de manera diferente-


 


-Yo no soy un Kaiba- una vez más, el rubio retó a Seto con su mirada.


 


-No lo eres, pero eres parte de esta familia. Tú y tu hermana. Quizás no lo sientas así todavía, pero poco a poco verás como Serenity es como una hermana para Mokuba, y espero que logres adaptarte tú también- el rubio suspiró.


 


-¿Y si no lo logro?- el rubio observaba a Seto fijamente a los ojos, esperando una respuesta, pues esa duda lo estaba carcomiendo por dentro. El castaño se le quedó viendo y decidió hacer algo que solía hacer mucho con Mokuba; le revolvió la ya rebelde cabellera con cariño, asomando una discreta sonrisa.


 


-Deja de preocuparte por cosas insignificantes. Para empezar, esto no es una cárcel y no te voy a obligar a nada. En su momento, tu hermana se iba a quedar desprotegida y con tu padre, por lo que tomé la decisión de hacerme cargo de ambos. Eso sirvió para darle una vida mejor a tu hermana, quien ha crecido mucho y ahora es una señorita alegre que disfruta su vida como cualquier otra chica, y a la vez valora su vida y todo lo que tiene de una manera casi sobrenatural, gracias a lo que vivió de niña. Por otro lado, quiero que te quede bien claro que yo no espero nada de ti. Ni que aportes o trabajes en nada en especial, ni que asistas a una universidad si no quieres hacerlo. Ni siquiera que te quedes aquí si no estas cómodo. Por supuesto que todo lo que te menciono esta disponible para ti, no para convertirte en un hombre berrinchudo y chiqueado, malcriado; al contrario, es para que crezcas como ser humano y seas cada vez mejor- Joey escuchó con atención todo el discurso de Seto, reflexionando a profundidad en sus palabras.


 


-Es difícil. Siempre esperaron mucho de mí, no sé como comportarme de otro modo. Me hace sentir inseguro- el castaño pudo empatizar con él. Su padre adoptivo siempre había esperado demasiado de él, y nunca había sido suficiente. Supo lo que estaba sintiendo el rubio, así que se movió para quedar detrás de él, y lo abrazó por la espalda.


 


Joey se sonrojó de inmediato, pero ese abrazo lo hizo sentir bien. Lo hizo sentir querido, y quizás hasta valioso. Cerró los ojos y se permitió relajarse y recostarse en el pecho de Seto, mientras sus cálidos brazos se sentían como murallas dentro de las cuales no pasaría nada.


 


Se sintió protegido.


Y no recordaba la última vez que se había sentido así en su vida.


 


Estaban en silencio, solo disfrutando de la presencia del otro, cuando llegó la comida. Compartieron y disfrutaron uno junto al otro. Seto disfrutaba mucho de ver comer a Joey, pues se deleitaba con cualquier sabor.


 


Cuando terminaron se recostaron en el pasto, viendo el cielo anaranjado por el atardecer. Seto tenía sus manos sobre su abdomen, entrelazadas. El rubio las tenía debajo de su cabeza, como colchón.


 


-¿Sabes algo? No entiendo por qué me pasó todo eso, pero me siento bien aquí contigo. Es extraño para mí, son demasiadas cosas, demasiada información para asimilar y toda una nueva vida. Pero estando aquí contigo, creo que fuiste lo mejor que me pudo pasar- el rubio estaba sonrojado mientras hablaba, pero no dejaba de sonreír. El castaño tardó un poco en contestar.


 


-La vida es misteriosa y no siempre soy capaz de entenderla. Lo que sí se es que a partir del accidente en donde salvaste a Mokuba mi vida empezó a cambiar drásticamente. Fuiste la bola de nieve que originó una avalancha, y está bien, porque me doy cuenta de que ha sido para bien. Mokuba es un chico más feliz y seguro de si mismo, y gente ha llegado a nuestras vidas para mejorarla- Seto volteó a ver al rubio, quien ya lo veía desde antes.


 


Las miradas se cruzaron.


Ojicastaño y ojiazul se conectaron a un nivel mucho más profundo del que siquiera podían darse cuenta.


 


Sin pensarlo, tan solo siguiendo su instinto y sus ganas, Seto se acercó al rubio, acortando la distancia entre ellos hasta que se juntaron en un dulce beso, alegremente correspondido por ese rubio loco que había volteado su realidad patas para arriba.


 


 

Notas finales:

Hermoso día!

Bonita noche!

 

Amor para todos!


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