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Destino por Iztaxochitl

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Notas del capitulo:

Una entrega más.

La relación de nuestro protagonistas queridos avanza, y todo se va dando de manera muy natural.

La salud de Joey queda expuesta.

 

Y el fic poco a poco se acerca al final.

No se cuanto queda, pero no será mucho más.

 

Espero que lo sigan disfrutando.

 

Amor para todos!!!

 


-Gracias- el CEO de Kaiba Corp agradeció mientras le entregaban un café cargado en el restaurante del Hospital General de Ciudad Dominó. Salió de ahí, haciendo acopio de toda su paciencia para no empezar a amenazar gente acerca del estado de salud de Joey.


 


Y es que el doctor Sakaguchi los había citado a las 8:00 am, y ya era la 1 de la tarde. No había tenido información de ningún tipo acerca de Joey, y debía admitir que eso lo hacía sentir ansioso.


 


Entró en la recepción del lugar y se dirigió a la enfermera que estaba atendiendo.


 


-¿Alguna novedad?- eran tantas veces las que había preguntado por él, que ya no debía dar datos. Seto Kaiba nunca se había sentido así, ni siquiera cuando Mokuba estuvo internado.


 


-Aún nada señor Kaiba, en cuanto sepa algo se lo haré saber- la voz de la chica sonaba casi aburrida, repitiendo lo mismo cada vez que se lo preguntaba. El CEO no tuvo otra opción más que ir a sentarse.


 


Contrario a lo que se podría pensar, no le molestaba estar entre gente, siempre y cuando no se metieran con él. Mantenía su distancia por su experiencia con la gente, que solía acercarse por interés, pero no era una persona grosera o insensible como muchos creían.


 


Tomaba su café, cuando su teléfono celular empezó a sonar. Vió de quien era la llamada, y de inmediato salió del lugar para contestar.


 


-Hasta que contestas- fue la reprimenda con la cual saludo Seto.


 


-Lo siento, estaba algo ocupado. ¿Alguna emergencia? ¿Problemas en la empresa?- era la voz de Yami Atemu.


 


-Todo bien con KC, solo necesito saber cuando regresan- Seto lograba ocultar la ansiedad que estaba sintiendo por la situación con Joey bastante bien.


 


-Bueno, no lo hemos definido, pero pensábamos llegar el viernes-


 


-Cambio de planes, necesito que lleguen el miércoles- el tricolor se sintió extrañado por esa petición.


 


-Yugi y los chicos perderán más clases, y Noah y yo tenemos pendientes en la empresa- el CEO casi dejó salir un suspiro. Era mucha su ansiedad, casi rayando en frustración, debía controlarse o le gritaría más de lo que quería a su mano derecha en la empresa.


 


-Lo sé a la perfección, así como sé que los 3 podrán ponerse al corriente sin el más mínimo problema. Incluso te daré un par de tardes libres si necesitas ayudar a tu novio a ponerse al corriente. En cuanto a la empresa, estás hablando conmigo. Si yo quiero, les puedo dar un año sabático con todos los gastos pagados, cosa que no voy a hacer, pero me entiendes- ahora sí que Yami estaba extrañado. Seto le estaba concediendo días de descanso extras para ayudar a su novio y amante, cosa que nunca jamás haría, no en términos normales.


 


-¿Puedo saber a qué debo semejante petición?- Atemu era un hombre inteligente, y sabía que había gato encerrado en ese asunto.


 


-Solo hazlo- Kaiba siempre tenía un lado mandón.


 


-Kaiba, necesito darles una versión creíble a los muchachos, y decirles todo lo que me acabas de decir despertaría sus alarmas de que algo te está sucediendo. No tengo problemas en quedarme, si es lo que te preocupa. Pero el que me puede empezar a preocupar eres tú. Así que, vuelvo a preguntar, ¿qué está sucediendo?- no por nada le tenía tanta confianza al tricolor; sabía que si a alguien podía confiarle lo que estaba sucediendo era a él.


 


-Te lo diré a cambio de que no se lo digas a nadie, ni siquiera a Yugi- Atemu estaba bastante intrigado, y Seto inquieto.


 


-Sabes bien con quien estás tratando, y que soy una tumba si así lo requieres- el castaño no necesitó más que eso.


 


-Joey ha despertado- el castaño escuchó como Yami se empezó a atragantar con algo, tosiendo sin control. Pudo escuchar también otras voces, y como se excusaba para salir un momento.


 


-¿Es en serio? ¿Cómo sucedió? ¿Cómo está él, y cómo estás tú?- demasiadas preguntas, y eso que no había expresado todas las que había pensado.


 


-Claro que es en serio, no bromearía con algo así. El como sucedió sigue siendo un misterio, tan solo lo encontré comiendo en la cocina aquel día que salieron ustedes. Parece que está bien, en este momento lo estoy esperando afuera del hospital, Sakaguchi le está haciendo estudios para corroborar su estado de salud, aunque en estos días ha estado bastante bien, y algo cansado. Yo estoy bien, un poco frustrado porque llevo horas aquí, pero después del susto inicial que fue encontrarlo como si nada, todo ha ido mejorando- por un momento llegó a pensar que la comunicación se había interrumpido porque no escuchaba nada, pero entonces pudo distinguir un suspiro.


 


-Vaya, eso suena de locos. Pero entonces entiendo porque me pides esto; quieres corroborar su estado de salud antes de que regresemos, por Serenity- sip, el egipcio era bastante inteligente también.


 


-Sí, y por Mokuba también. No sé cuantas veces tenga que traerlo, o que estudios le estén aplicando, pero quiero que todo esté estable y tranquilo cuando regresen- Atemu lo entendió todo.


 


-No te preocupes, algo inventaré para entretenerlos aquí. Me va a costar trabajo Yugi, ¿podría comentarle algo en caso de ser necesario?- el tricolor escuchó al castaño bufar.


 


-Solo en caso de ser estrictamente necesario. De lo contrario, evítalo- Kaiba casi pudo imaginar al tricolor sonriendo.


 


-Bien jefe, entonces nos vemos el miércoles. Y por favor mantenme informado de la situación- ninguno de los dos dijo más. Cortaron la llamada, y el castaño regresó a la recepción del lugar dispuesto a sentarse, cuando una enfermera lo llamó y lo hizo pasar a la oficina del médico. La ansiedad aumentó, y apareció una emoción enorme, aunque siendo el castaño quien era, tenía autocontrol para no mostrar todo lo que estaba sintiendo.


 


-Disculpe la demora señor Kaiba- fueron las palabras del galeno mientras iba entrando. Tomó asiento en su silla, y miró al castaño de frente.


 


-¿Cómo está Joey?- la voz del CEO evidenció impaciencia; no estaba acostumbrado a que lo hicieran esperar.


 


-Él se encuentra bien. En este momento se está vistiendo para acompañarnos-


 


-¿Cuál es el diagnóstico?- el médico tardó un poquito en contestar. Parecía que estaba buscando las palabras adecuadas.


 


-Bueno, empecemos por el principio. He aplicado a Joey una gran cantidad de estudios. La razón de esto es que, cada vez que aplicaba uno, su resultado era tan bueno que quise aplicar más. Todo este asunto es de lo más extraño, porque no puedo encontrar ni una sola situación de salud afectándole en este momento- el ojiazul creyó entender lo que le estaba diciendo.


 


-¿Quiere decir que el estado de salud de Joey es bueno?- el médico se recargó en su silla, mostrando algo de tensión.


 


-No solo es bueno, es excelente. Es mejor de cuando llegó accidentado, o cuando cayó en coma. Y habiendo pasado tanto tiempo desde que eso pasó, no puedo entender que esté en el estado que está. Es impresionante e increíble- el CEO pudo ver que el médico estaba genuinamente sorprendido.


 


-¿A qué se pudo deber todo esto?- el galeno suspiró.


 


-Es que eso es lo insólito; no podría decirle. Le hemos hecho exámenes físicos para corroborar su capacidad de movimiento, sus reflejos y su respuesta a estímulos dolorosos. Mandé a hacer pruebas de laboratorio, las más completas, además de una prueba toxicológica. Le hicimos una tomografía computarizada, una resonancia magnética y un electroencefalograma, y todo tiene algo en común- el médico guardó silencio-


 


-¿Y es?-


 


-Que todos los resultados no podrían ser mejores. Joey Wheeler goza de una salud envidiable, como cualquier otro hombre de 20 años que lleva una excelente alimentación y hace ejercicio. El porque pasó todo esto, no se lo puedo explicar. Lo único que me atrevería a decir es que es un milagro- Seto se sintió aliviado al saber que el cachorro estaba bien, aunque aún tenía mil dudas en la cabeza.


 


-¿Y la razón por la cual cayó en coma?- el médico pensó un momento antes de hablar.


 


-Lo único coherente, lógico y sensato que se me ocurre es lo que su médico comentó hace mucho tiempo; que Joey estaba muy cansado y necesitaba un profundo descanso. Y a la vez eso no tiene el más mínimo sentido ni lógica, por lo que no se lo puedo explicar- en esos momentos se escucharon unos toques en la puerta. Abrió una enfermera y detrás de ella pasó el rubio, tomando asiento en una silla al lado de la de Kaiba.


 


-¿Cómo te sientes Joey?- el rubio meditó un momento su respuesta.


 


-Pues harto de estar aquí y oler a hospital. Y hambriento- el médico rió y el castaño enarcó una ceja.


 


-Bueno, el hambre es buena señal. Déjame decirte que después de todos los estudios que te hicimos, tus resultados nos arrojan una salud excelente. Estás listo para iniciar una vida normal- el rubio se le quedó viendo, asimilando esas palabras.


 


-¿Quiere decir que estoy bien? ¿No tengo nada?- el médico le sonrió.


 


-Lo único que tienes es una buena salud. Hay que cuidar tu alimentación por tu historial de anemia, pero más allá de eso, todo esta perfecto- Joey sonrió genuinamente. Se sintió feliz de saberse saludable.


 


-Hay algo más. Desde que despertó, duerme mucho, más de lo que alguien normal lo haría- todo parecía indicar que Seto era un preocupón.


 


-Bueno, eso me parecería normal. Fueron más de 3 años en coma, y si se levantó de un momento a otro, su organismo debe de estarse acostumbrando a estar alerta, despierto y funcional de nuevo-


 


-¿Entonces está bien que duerma tanto?- esa duda también la tenía el rubio, por eso la expresó.


 


-Duerme cuanto quieras, seguro te caerá bien. Solo recuerda, cuida mucho tu alimentación, y cuida tus esfuerzos durante un par de semana, solo por seguridad. De ahí en más, puedes hacer tu vida normal- el rubio se alegró. Ambos hombres agradecieron al médico, y luego pasaron a recepción a que el castaño cubriera los gastos de todo. No permitió que Joey viera cuanto estaba pagando, porque de seguro algo le diría.


 


Después de casi media hora en que los entretuvieron con el pago, salieron de ahí caminando juntos.


 


-¿Tienes hambre? Vamos a comer a algún lado- el castaño subió al auto, seguido del rubio en el lugar del copiloto.


 


-¿A dónde vamos?- cuestionó el rubio.


 


-A comer. ¿Qué se te antoja?- el castaño no perdía la vista del camino, pero estaba al pendiente de Joey por igual.


 


-Bueno, si me lo preguntas a mí, te diré que pizzas o hamburguesas. Tengo mucho que no pruebo nada de eso, y me encanta- la risilla del rubio hizo sonreír al castaño.


 


-El médico dijo que debemos vigilar tu alimentación, es la base de una buena recuperación- el rubio enarcó una ceja, imitando al CEO de Kaiba Corp.


 


-Disculpa, pero mi salud es excepcional, según dijo el médico- el rubio se cruzó de brazos, esperando una respuesta.


 


-Lo es, pero no me voy a confiar para que en unos días veas tu salud mermada por la situación. Necesitas alimentarte de manera adecuada- Joey estaba por seguir contestando cuando se dio cuenta de que estaban llegando a un estacionamiento.


 


-¿Dónde estamos?- pero la pregunta del rubio se quedó en el aire, ya que el castaño salió del auto sin decir nada. Ni lento ni perezoso, Joey salió del auto y lo alcanzó, queriéndole reclamar su falta de atención, siendo interrumpido por un hombre alto y moreno que los interrumpió.


 


-Señor Kaiba, es un gusto verle. Lo acompaño a su mesa- Seto no contestó nada, tan solo siguió a ese hombre en silencio. Joey lo seguía de cerca, preguntándose muchas cosas.


 


Pronto llegaron a un espacio privado, aislado de todo lo demás, con una mesa mediana en una orilla de la habitación, rodeada con un cómodo sillón. Era una habitación oscura, alumbrada de manera sutil, lo que hacía que pareciese sensual. Diferentes macetas colgaban del techo, y en el fondo se escuchaba una suave melodía de clarinete que parecía ser casi adictiva.


 


-En un momento le traigo un aperitivo señor, disfrute su estancia- el CEO agradeció y tomó asiento, viendo como un confundido Joey observaba todo algo incómodo.


 


-Siéntate cachorro- el castaño le hizo señas para que se sentara en el sillón junto a él. Joey tomó asiento, mostrando algo de incomodidad.


 


-¿Qué sucede cachorro?- la mirada del millonario era suave; estaba preocupado por la actitud que estaba tomando su acompañante.


 


-Hem... no sé, esto es demasiado raro. Nunca había estado en ningún lugar así, no se como comportarme- el rubio se encogió de hombros, y siguió observando todos los detalles del lugar. La verdad es que era un sitio hermoso, y Joey podía apreciar eso aunque no se sintiera del todo agusto.


 


-Solo se tú. La verdad es que por eso te traje a este lugar; aquí tenemos este espacio privado en donde nadie nos molestará- Joey suspiró.


 


-Sí, pero siento que es demasiado para mí. En una ocasión trabaje en un restaurante fino; yo era mesero. Y ese lugar no se acerca ni a los talones a esto. No sé, creo que no pertenezco aquí- la voz del rubio se volvía más y más depresiva.


 


-Bueno, la verdad es que yo tampoco pertenezco aquí. Ni siquiera me gusta frecuentar lugares así- el rubio levantó la mirada, cuestionando con ella al ojiazul.


 


-¿Cómo? ¿Y entonces qué hacemos aquí?- el castaño sonrió.


 


-Parece que aún no sabes con quien estás. Soy Seto Kaiba. Eso significa que a donde quiera que yo vaya, reporteros me andan siguiendo, además de gente que quiere presentarme algún proyecto y por algo no se le ha agendado una cita. Es complicado tener una vida tranquila así. Por eso tengo pequeños espacios en donde nadie me molesta. Este es uno de ellos, al ser mi propiedad- Joey bajó la mirada de nuevo.


 


-Vaya, eso debe sentirse muy triste. No poder ni siquiera salir a pasear sin ser acosado por gente que ni conoces. Que pesado- Seto suspiró.


 


-Sí, es cierto, pero también tiene sus ventajas-


 


-¿Qué ventajas podría tener ago así? Ni intimidad tienes- el rubio había dirigido su mirada a la ojiazul.


-Soy famoso por ser un empresario, ser joven, y tener mucho dinero. Me gusta trabajar y ganarme lo mío, no me gusta que hagan las cosas por mí cuando no es necesario. Eso me ha dado reconocimiento, poder y fama. Y también la posibilidad de tener una vida como sea que yo la quiera- Joey sopesó todo lo que le estaba diciendo; supo que tenía razón.


 


-Aún así, no poder tener vida privada me parece feo- el castaño sonrió.


 


-Claro que tengo vida privada, solo que es diferente. Además, de veras espero que te acostumbres a todo esto, pues estás en el ojo de este huracán-


 


-No me interesa ni la fama ni el dinero, y no estoy seguro de saber a que huracán te refieres- el Joey retador estaba suelto de nuevo.


 


-El huracán es mi vida, de la que tu eres parte ahora. Eres un Kaiba, aunque lleves otro apellido, prácticamente lo eres- Joey afiló la mirada; no le gustaba mucho lo que estaba escuchando.


 


-No, yo soy Joey Wheeler, y aunque tú seas mi tutor legal, sigo siendo yo. Y seas como y quien tú seas, eso a mí no me define. Yo sigo siendo yo, queriendo cosas que solo yo se, y teniendo sueños que solo yo se- el castaño sonrió.


 


-Y espero que los puedas cumplir todos. Cuenta conmigo para ello- las palabras dejaron mudo al rubio. Esas muestras de apoyo y cariño que le daba el empresario, nunca las había recibido antes, ni de él ni de nadie, y no sabía como reaccionar.


 


Fueron interrumpidos por un par de meseros quienes llevaron a la mesa diferentes tipos de aperitivos y salsas, todas muy diversas.


 


Joey, siempre curioso por naturaleza, empezó a probar todo lo que estaba a su alcance. Algunas cosas sabían bien, otras no tanto, pero no quería perderse la oportunidad de probar cosas nuevas y que no sabía si alguna vez podría volver a tener esa oportunidad.


 


Al poco tiempo llegaron platos de sopa de distintas variedades, y diversos platillos con base de carne y pescado.


 


Joey estaba en el deleite total. Estaba probando cosas tan nuevas y locas, que el solo probar le encantaba. Había alguno que otro platillo que no era de su total agrado, pero no permitía que eso lo desanimara de probar todo.


 


El castaño comía en silencio, sintiéndose feliz de ver a ese curioso cachorro probar de todo. Al menos no era un chiquillo remilgoso que no quería nada.


 


Terminaron de comer, y Joey sentía que iba a rodar.


-Creo que comí demasiado- decía mientras se sobaba su panza llena.


 


-Oh, ¿de veras? No podría decirlo. ¿Te diste cuenta en el tercer plato de sopa, o en la enésima vez que te serviste uno de los platos fuertes?- la voz del CEO era burlona, pero sin llegar a ser cruel.


 


-Bueno, tengo que recuperar fuerzas- Joey sonrió algo simplón.


 


-Si esto te recupera fuerzas, de seguro tienes para los próximos 4 años- amos rieron en una atmósfera cómoda. Después de unos minutos, Seto decidió que era hora de irse al darse cuenta de que su acompañante estaba cansado.


 


Salieron del lugar y subieron al auto.


 


-No vi que pagaras. ¿Eso es legal?- el CEO tenía su atención en el camino.


 


-Se vuelve legal cuando es de mi propiedad. Todo está bien, no te preocupes- ninguno de los dos dijo nada, hasta que casi llegaban a la mansión y Joey recordó algo.


 


-¿Mañana llega Serenity?- la voz rompió el cómodo silencio que había.


 


-No. Cuando estabas en el hospital hablé con Atemu, que es mi asistente y quien está con ellos, y le pedí que se quedaran allá hasta el miércoles- a Joey le extrañó la actitud del castaño.


 


-¿Y por qué hiciste eso?- no había reproche en su voz, solo estaba cuestionando porque en verdad quería saber.


 


-Porque quería estar bien seguro de que tu salud es buena. El médico aún no me daba cita, y no quería que llegaran sin que él te hubiera visto. Así todos estaríamos más tranquilos. La verdad es que tu manera de despertar fue bastante peculiar, y creo que todos se hubieran preocupado por ti- el rubio se sonrojó muy tenue.


 


-Vaya, de verdad piensas en todo- Seto apagó el auto frente a la mansión, le sonrió al rubio y levantó su mano para acariciar la mejilla del menor.


 


-No tienes una idea- ese gesto cariñoso logró hacer que el sonrojo de Joey se intensificara, a la vez de que no pudo cortar el contacto visual. Solo hasta que Seto bajó la mano fue que se rompió el momento.


 


Bajaron del auto y entraron.


 


-¿Qué piensas hacer cachorro?- la respuesta a esa pregunta vino en forma de bostezo, a lo que ambos rieron.


 


-Pues quisiera dormir un poco. Estar en el hospital fue algo tensionante- la sonrisa del rubio se veía radiante.


 


-Descansa. Estaré en el estudio revisando unos documentos que tengo pendientes. Si necesitas algo, no dudes en pedírmelo- el rubio asintió y salió de ahí con un ligero sonrojo en sus mejillas. El CEO se dirigió a lo suyo.


 


Mientras caminaba, empezó a pensar en lo tranquilo que se había sentido los últimos días. Toda la tensión que tenía acumulada parecía haber desaparecido con la «llegada» del rubio.


 


No entendía bien que es lo que estaba sucediendo, pero se sentía bien, así que no podía ser algo malo.


 


Llegó a su estudio y se sentó a trabajar.


No habían pasado ni 10 minutos cuando unos tenues golpes en la puerta lo hicieron levantar la mirada.


 


-¿Algo anda mal?- cuestionó el castaño cuando divisó a Joey en la puerta. Se veía algo apenado.


 


-No, es solo que no puedo dormir. ¿Puedo estar aquí contigo?- el rubio se veía algo incómodo.


 


-Claro. Puedes sentarte ahí si quieres- el CEO señaló el sillón del estudio, y luego regresó a lo suyo. No es que fuera su intención ignorar al rubio, pero tenía algo de trabajo pendiente. Además, prefería terminarlo de una vez y tener el fin de semana libre.


 


-¿Cuándo me dijiste que llega mi hermana y tu hermano?- la duda de Joey pudo más que su pena por interrumpir al CEO.


 


-El miércoles, en 5 días. A menos de que algo suceda que no este en los planes, llegarán hasta ese día- el rubio asintió y no dijo más, y el castaño se dedicó a lo suyo.


 


Unas dos horas más tarde el castaño apagó su laptop y volteó a ver al rubio, quien dormía profundamente en el sillón. No era muy tarde, pero la verdad era que la tensión de esa mañana en el hospital había hecho efecto y se sentía cansado.


 


Se acercó al rubio y lo cargó sin muchas dificultades. El muchacho se abrazó a su cuello, y pudo escuchar como suspiró al tenerlo cerca. Eso le sacó una sonrisa. Seto se movió con seguridad hasta su habitación, en donde con mucho cuidado depositó al rubio en su cama, para poder ir él a cambiarse. Unos minutos más tarde estaba recostándose junto a Joey, quien seguía dormido, y al sentir a alguien cerca de él, de inmediato lo abrazó por el pecho.


Seto se sonrojó, pero sonrió con ternura. Lo envolvió entre sus brazos y poco a poco fue cayendo en un profundo sueño.


 


Había sido un día tensionante, pero ese momento tan íntimo que estaban compartiendo lo ayudaba a relajarse. Mentalmente agradeció por la buena salud del rubio, y después cayó en un profundo sueño.


 


 


 


 

Notas finales:

Hermoso día!

Bonita noche!

 

Amor para todos!!


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