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Destino por Iztaxochitl

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Notas del capitulo:

Bien, pues aquí estoy trayéndoles un nuevo capítulo de esta locura.

La relación entre Seto y Joey avanza, y tenemos un visitante no esperado.

 

Disfrútenlo mucho, igual que yo lo hago cuando lo escribo.

 

Amor para todos!!

 


-Tengo una pregunta para ti- castaño y rubio estaban compartiendo tiempo juntos mientras veían las estrellas y la luna en la terraza del cuarto de Seto.


 


-Dime- el rubio estaba recargado en el pecho del castaño, ambos sentados en un cómodo y amplio sillón. Seto abrazaba a Joey y ocasionalmente le daba besos en la cabellera.


 


-¿Si pudieras tener o ser cualquier cosa, que serías o que te gustaría tener?- Joey era un hombre joven de 17 años que normalmente se comportaba algo infantil. Pero de repente soltaba alguna que otra pregunta profunda como esa, que hacía pensar al CEO.


 


-Pues no lo sé. Si te soy sincero, no me gustaría cambiar nada de mi vida actual- Joey sonrió sin que Seto pudiera percibirlo, y el castaño hundió su rostro en el cabello de Joey, disfrutando del aroma que este despedía.


 


-¿No cambiarías nada de tu pasado o tu presente?- el rubio detectó un suspiro de parte del castaño.


 


-No lo creo. En mi pasado, sobre todo en mi niñez, tuve vivencias muy fuertes que no le desearía a nadie. En muchos momentos de mi vida quise olvidarme de eso; me hacía sufrir pensar en esos tiempos pasados. Pero después comprendí que todo lo que me pasó me forjó y me hizo lo que soy ahora. Tengo la capacidad de tener lo que quiera, por más loco, excéntrico o difícil de conseguir que sea, y a la vez me gusta lo que hago. No podría pensar en cambiar nada- el castaño estrechó al rubio entre sus brazos.


 


Se mantuvieron en un silencio cómodo para ellos. No decían nada, y decían todo a la vez. Estar compartiendo como lo estaban haciendo, ellos dos solos sin compañía ni interrupciones, mostrándose como eran sin miedo a prejuicios o a rechazos, los hacía sentir demasiado bien.


 


Era una sensación poderosa, en especial para Seto Kaiba quien nunca había experimentado nada igual.


 


-Que loca es la vida- Joey rió mientras decía eso. Seto enarcó una ceja.


 


-¿Por qué lo dices?- el rubio se enderezó y se dio la vuelta para poder ver a los ojos azules de Seto.


 


-Tú eres Seto Kaiba, amo y señor de la tecnología, con una empresa de talla mundial, que hasta alguien como yo, viniendo de donde he venido, llegué a escuchar de ella. Y yo soy solo Joey Wheeler, con todo lo que yo soy, y ya. Y la vida es tan loca, que aquí nos tienes; somos prácticamente familia, y a la vez, sentimos muchas cosas el uno por el otro. Y todo empezó por un descuido de tu hermano y un conductor irresponsable- el castaño sonrió y atrajo los labios del rubio a los suyos.


Se besaron con calma, con detenimiento; saboreándose y deleitándose con todo lo que sentían.


 


-Es una de las pocas irresponsabilidades que estoy dispuesto a pasar por alto- dijo Seto cuando se separaron. Joey rió.


 


-Vaya, quien diría- el castaño sonreía con sinceridad. Atrajo al rubio hacia él, sentándolo sobre sus piernas, y comenzó otro beso; esta vez era más encendido, más mojado, más caliente.


 


Se besaron transmitiendo todas las sensaciones, todos los sentimientos que tenían el uno por el otro. Ambos chicos agradecidos con las locas circunstancias de la vida que los había reunido, y que había hecho que pudieran compartir estos momentos a solas.


 


El beso fue subiendo de tono cada vez más, calentando más a ambos hombres. El rubio, impulsivo como él solo, tomó la iniciativa, y rompió el beso solo para dirigirse al cuello del más alto. Seto estaba en un éxtasis, disfrutando como nunca en la vida.


 


-Cachorro... créeme que me encanta lo que estás haciendo, pero... si sigues así no voy a poder detenerme- la voz del CEO era sumamente sensual, demostrando su excitación sin pudor alguno. Joey se sintió afortunado de que Seto lo procurara y lo cuidara aún estando en ese estado.


 


El rubio juguetón se acercó a su oído y lo lamió con pasión.


 


-¿Y quién te dijo que yo quería que te detuvieras?- la voz de Joey se mezcló con el comienzo de el vaivén de sus caderas, haciendo que ambos miembros chocaran, y sacándole un intenso gemido al más alto.


 


Seto solo se dejó hacer, dispuesto a disfrutar todo lo que su cachorro estuviera dispuesto a darle.


Joey siguió besando, lamiendo y mordiendo su cuello, mientas a la par seguía moviendo su cadera, excitando cada vez más a Seto, y disfrutándolo él por igual.


 


Era todo tan caliente, tan intenso, que ninguno de los dos recordaba haber vivido algo así.


Entonces Joey fue bajando poco a poco, dándole atención al pecho del más alto, quitándole la camisa y aventándola quien sabe a donde.


 


Seto volteó hacia abajo, y ver a Joey así tan entretenido con su cuerpo, dedicándole su tiempo y su obvia inexperiencia, lo hacía ponerse más duro. Lo único que hacía en respuesta era gemir.


 


Después de atender con cuidado, lujuria y atención ambas tetillas, el rubio siguió bajando por al abdomen del CEO, hasta que llegó a la orilla del pantalón. Acercó su rostro hasta la cubierta hombría y lo olió.


-Me gusta tu aroma- el CEO solo pudo gemir en respuesta, moviendo la cadera más por instinto que otra cosa. Joey se tomó su tiempo y con cuidado y lentitud, para desesperación del castaño, fue quitando el pantalón poco a poco, dejando ver el miembro despierto de Seto por detrás de su ropa interior.


 


Comenzó a acariciarlo, casi con devoción, tocando puntos exactos, volviendo loco a Seto. Cuando creyó que era suficiente tortura, mandó a volar la ropa interior de Seto, dejándolo desnudo. Seto tenía un cuerpo perfecto a los ojos de Joey. Le gustaba mucho. Le había gustado desde la primera vez que lo vio, y eso que estaba vestido. Ahora podía decir que le fascinaba.


 


Sin previo aviso y con bastante agilidad, Joey engulló todo el miembro del castaño, haciendo que gritara con intensidad. Contrario a lo que había estado haciendo, cuando lo tuvo en su boca empezó a moverse con bastante intensidad, haciendo que Seto tocara el cielo y la luna y las estrellas y todo lo que había por allá arriba.


 


Pero Seto no solo era más alto, sino que como Joey aún se estaba recuperando, también era más fuerte. Así que, con todo y que Joey se resistió, Seto lo quitó de su hombría, lo jaló hacia arriba, y lo besó. Lo hizo con toda el hambre que el rubio le había despertado. Casi con urgencia, y cuando se separó, se conectaron a través de la mirada.


 


-Esto no es justo cachorro- el rubio se extrañó ante las palabras del CEO.


 


-¿De qué hablas?- Seto le sonrió seductoramente.


 


-No se vale que yo esté sin ropa y tú tengas toda encima. No estamos en igualdad de condiciones- el rubio se sonrojo, y en cuestión de menos de un minuto, Joey estaba en ropa interior.


 


Entonces, y sin previo aviso, Seto lo tomó entre sus brazos cual princesa y lo llevó adentro, hasta la cama. Lo depositó con suavidad y no tardó ni 5 segundos en despojar a Joey de la única prenda de ropa que le quedaba, dejándolo expuesto y vulnerable a los deseos del castaño.


 


Seto se relamió los labios, y entonces tragó toda la hombría del rubio sin previo aviso, haciéndolo gritar ahora a él. Joey nunca había experimentado nada parecido, y estaba en las nubes de éxtasis más deliciosas que podían existir, según él.


 


Mientras Seto saboreaba su miembro, hizo que lamiera 3 dedos de su mano derecha, y cuando estuvieron llenos de saliva, entonces acercó uno a la entrada del rubio, quien se sobresaltó un poco pero no se quitó.


 


Seto posicionó un dedo en la entrada, y mientras succionaba con fuerza el miembro, introdujo el dedo. Pudo notar de inmediato que esta era la primera vez de Joey, por lo que decidió esforzarse porque fuera la mejor experiencia posible para él.


 


Al principio el dedo se sintió incómodo, pero era tal la succión y estimulación en el miembro que pronto olvidó la sensación no grata. Después de un poco, llegó un segundo dedo, y después un tercero. Esos ya hicieron que Joey se sintiera incómodo.


 


-Respira profundo cachorro, te ayudará- el rubio le hizo caso, tratando de relajarse lo más posible. Mientras Seto movía sus dedos en el interior del rubio dilatándolo lo más posible, fue dejando su miembro para besarlo de nuevo.


 


Cuando estaban en pleno beso, Joey sintió algo muy extraño, pero muy placentero, al punto de que rompió el beso porque necesitaba gemir. Cuando le preguntó al CEO que era eso, las palabras de Seto llegaron mientras lo veía a los ojos.


 


-Eso es lo que te hará gritar, pidiendo más- entonces Seto puso a Joey boca abajo en la cama, recostado totalmente y con las piernas abiertas, y le insistió en debía respirar. También le dijo que si sentía mucho dolor le dijera y él pararía, aunque en sus adentros estaba seguro de que haría que Joey suplicara por más, y él con gusto se lo daría.


 


Posicionó su miembro en la entrada de Joey, y empezó a empujar adentro.


Era doloroso para Joey, a quien casi se le sale una lágrima.


 


Seto salió, fue al baño, y regresó con un pequeño frasquito. Untó su miembro con lubricante, y vio que los ojos del rubio estaban cerrados.


 


Volvió a posicionarse, y empezó a empujarse. Esta vez fue mucho más fácil.


 


-Cachorro... no olvides decirme si... te duele de...masiado- cada que empujaba un poco, Seto se quedaba sin aire. Ese cachorro travieso era tan estrecho que podía venirse solo al entrar. Pero hizo acopio de su gran autocontrol y se calmó, siguiendo con su labor de poseer a su chico.


 


Joey jadeaba, sintiéndose incómodo pero queriendo más a la vez.


No era un niño pequeño, sabía a que se atenía si provocaba a Seto, y también estaba seguro que poco a poco iría pasando el dolor, dejando paso al placer.


 


Cuando Seto logró estar completamente dentro del rubio, se detuvo y empezó a besar su nuca mientras esperaba a que se acostumbrara a su tamaño.


 


-Estoy listo Seto, muévete- el rubio levantó su cadera, haciendo que su trasero se levantara también, generando una corriente eléctrica en todo el cuerpo del castaño, quien se empezó a mover inevitablemente. Al principio empezó a salir poquito y volver a entrar, pero pronto estaba empujando cada vez más profundo, volviéndose loco e intentando llevarse a Joey con él en esa experiencia maravillosa.


 


Agarró sus hombros y entonces se empujó con más fuerza a un nivel más profundo, haciendo que Joey gritara de placer. Estaba seguro de haber encontrado el punto sensible de Joey que lo llevaría a la locura, porque el chico estaba literalmente gritando.


 


Sin previo aviso, Seto se dejó caer de lado, jalando con él al rubio, quedando ambos de costado, todo con la finalidad de tomar el miembro del rubio y estimularlo. Podía sentir que no aguantaría mucho más porque Joey era demasiado estrecho, así que decidió estimular el miembro de Joey para ayudarlo a llegar al éxtasis total.


 


Joey no podía pensar, tan solo sentir. Y era tanto lo que estaba sintiendo que no podía ponerlo en palabras. Sentirse rodeado por esos fuertes brazos, penetrado por ese hombre fuerte y duro y la vez dulce y tierno, eran sensaciones que no podía describir pero que valían más de lo que podría expresar.


 


No pasó ni un minuto de tanta estimulación cuando Joey se vino en su vientre y la cama, y unos pocos segundos después Seto lo llenó de su esencia. Los gemidos habían inundado la habitación, y de pronto todo se volvió silencioso. Tan solo se podían escuchar las respiraciones de ambos hombres.


 


Después de unos 5 minutos, Seto salió con suavidad y luego lo atrajo a sus brazos. Joey se dejó hacer. Estaba cansado y bastante adolorido como para moverse.


 


Ninguno de los dos decía nada, pero la verdad era que no lo necesitaban. Habían expresado más con sus acciones, y lo seguían haciendo con ese abrazo que estaban compartiendo.


 


El CEO levantó la cara del rubio y lo beso. Fue tranquilo, meloso y casi empalagoso, y a Joey le fascinó ser besado así.


 


-Gracias cachorro- la sonrisa radiante que Seto estaba mostrando, Joey nunca antes la había visto.


 


-Gracias Seto- volvieron a besarse, y luego se quedaron abrazados, terminando de calmar sus respiraciones, y compartiendo un hermoso momento íntimo.


 


Y sin darse cuenta, así como estaban, sudados, embarrados y sobre todo satisfechos, se quedaron dormidos.


 


 


 


Era lunes al medio día, y Seto se encontraba en su estudio revisando unos documentos que Hiro le había enviado. Joey se había ido a dormir en la habitación que desde hace días compartían. El castaño estaba inmerso en su trabajo cuando el teléfono en su escritorio sonó. Le extrañó puesto que no había nadie en casa.


 


-¿Sí?- sabía que era alguien del personal de la mansión.


 


-Señor Kaiba, el señor Taylor ha llegado, dice que si lo puede recibir- el castaño suspiró. Nadie sabía aún que Joey había despertado, y no quería tener que estar dando explicaciones de nada a nadie.


 


-Hazlo pasar a la sala, en un momento voy- cortó la comunicación y salió del lugar para buscar al rubio. Pero al llegar a su habitación, la cama estaba vacía. Le extrañó mucho, y entonces lo buscó en el baño, que igual no tenía a nadie dentro.


 


Se rascó la cabeza algo frustrado, y se dirigió a la sala. Buen momento había elegido el rubio para desaparecer y deambular por la casa.


 


-Hola Kaiba- saludó amable el castaño más bajo.


 


-Taylor, ¿cómo te va?- Seto se sentó en el sillón de dos plazas mientras que Tristan ocupaba el de una sola.


 


-Todo bien. ¿Cómo está Serenity?- desde hacia un tiempo que a Seto le daba la impresión de que Tristan se sentía atraído por Serenity, pero no había visto indicios de que fuera algo recíproco.


 


-Está muy bien; salió con Mokuba y Noah de vacaciones- el menor se vio sorprendido.


 


-Vaya, no me dijeron nada. ¿Cuándo regresan?-


 


-Me parece que el miércoles. Si gustas, le digo a Serenity que se ponga en contacto contigo- a pesar de las sospechas del ojiazul, tampoco es que le negara a Tristan ver a Serenity. Después de todo eran amigos, y además había sido pieza clave en la cuestión legal para adoptar a los Wheeler. Lo apreciaba, aunque prefería tener su distancia.


 


-Estaría genial. ¿Y qué hay de Joey? ¿Alguna novedad?- la voz de Tristan sonaba algo triste al hablar de su amigo. Cuando Seto estaba a 1000 por hora pensando en que contestar, se escuchó un escándalo en el recibidor que estaba a un lado. Ambos voltearon hacia donde venía el ruido, pero fue Seto quien se levantó, sospechando quien había hecho semejante escándalo.


 


-Lo siento Seto, tropecé cuando te estaba buscando para... ¡¡¡Tristan!!!- el rubio se puso de pie a toda prisa y se abalanzó sobre su amigo del alma, cayéndole encima con un abrazo. Tristan parecía que había visto un fantasma.


 


-¿Joey?- fue lo único que pudo articular.


 


-Levántate cachorro, lo vas a matar del susto- el CEO ayudó a ambos a levantarse.


-¡Despertaste!- el menor de los castaños cayó en cuenta lo que estaba sucediendo. Joey sonrió y se sonrojó un poquito, no le encantaba ser el centro de atención.


 


-Vamos a la sala, allá podemos hablar con más calma- el ojiazul los condujo de nuevo a la otra habitación, en donde Joey se sentó junto a Seto, viendo de frente a Tristan.


 


-Vaya sorpresa que me diste, no esperaba encontrarte caminando por ahí, y menos demoliendo media casa- Tristan rió haciendo que Joey se apenara.


 


-Ay, no molestes que no pasó nada- Seto casi se rie ante la reacción de su rubio.


 


-Bueno no importa en realidad eso ahorita, quiero saber cuando fue que despertaste que nadie me avisó- Tristan trató de fingir molestia, pero no pudo; estaba demasiado contento de ver a su amigocho del alma nuevamente.


 


-Desperté el día en que Serenity y los demás salieron de vacaciones, hace unos días. He estado aquí con Seto, tranquilo. Fuimos al hospital el sábado, pero pues todo está bien; yo estoy bien- la sonrisa radiante del rubio demostraba que estaba diciendo la verdad.


 


-¿Por qué no me avisaron?- volteó a ver a Seto, cuestionándolo directamente a él.


 


-Porque decidí no decirle a nadie hasta no corroborar el estado de salud de Joey, y quería que la primera en saberlo fuera Serenity. Por eso nadie te habló, porque nadie sabe nada-


 


-¿Entonces ya lo revisó un doctor?- el castaño asintió.


 


-No solo uno, le aplicaron diferentes estudios durante medio día, y determinaron que su salud es muy buena- el rubio estaba sonriendo.


 


-¿Algún indicio de por que te quedaste dormido?- la pregunta fue para el rubio.


 


-Pues dice el doctor que es algo insólito que haya dormido tanto tiempo y despierte así como si nada, pero pues en concreto no sabemos nada. Lo bueno es que estoy bien- Joey se notaba feliz con su amigo, y Tristan más.


 


Estuvieron cerca de una hora platicando hasta que Tristan anunció que se tenía que ir.


 


-Vamos, prométeme que iras a visitarme al taller. El lugar está cambiado, seguro que no lo reconocerías- Joey le aseguró que lo haría, y le pidió que guardara el secreto a todos, sobre todo a su hermana. Se despidieron con emotividad, y Tristan siguió su camino.


 


Cuando se había ido, Seto se acercó por la espalda del rubio y lo abrazó posesivamente. Besó su mejilla y aspiró su aroma, que por cierto le encantaba.


 


-No sabía que fueras celoso- ese comentario, dicho con inocencia por el rubio, lo agarró desprevenido.


 


-No soy celoso- ajá, como si Joey le fuera a creer.


 


-Vamos, está bien. No me molesta en realidad- el castaño besó la mejilla del rubio y lo volteó para que lo viera a los ojos.


 


-Cachorro, puede que no lo parezca, pero no soy alguien celoso. Dime media palabra y te protegeré de lo que sea. Pídeme lo que quieras, y lo tendrás. Todo lo que esté en mis posibilidades, considéralo hecho. Pero no soy celoso- el rubio rió más porque Seto le generaba cierta ternura al negar esa parte.


 


-Bueno, si tú lo dices entonces está bien. Aunque pareces celoso- el castaño le sonrió y lo besó.


 


-Vamos, tengo hambre y si no nos apresuramos, voy a querer el postre antes del plato principal- el rubio se sonrojó pero lo besó y luego se dejó guiar de la mano de su querido castaño.


 


Almorzaron, platicaron un rato y después Seto se fue a trabajar y Joey a dormir. Por la noche cenaron en la terraza, disfrutando de la vista de la luna y las estrellas. Y al igual que la noche anterior, acabaron en el sillón que tenía ahí el CEO, el rubio recargado en el castaño mientras era abrazado por esos fuertes y protectores brazos.


 


-Oye Seto, he estado pensando en algo y me preocupa un poco- el castaño daba besitos en la cabellera de Joey, demostrándole amor y cariño.


 


-¿Qué te preocupa? Estas aquí conmigo, nada te puede pasar- el rubio sonrió y hasta se rió un poco por las palabras de su amante.


 


-No es que me pueda pasar algo. Mas bien es Serenity. ¿Qué va a suceder cuando regrese? Y también con tu hermano- Seto supo a que se refería.


 


-No se si te estoy entendiendo bien, pero si te refieres a lo nuestro, no pienso dejarte ir cuando ellos regresen- el castaño apretó un poco más el abrazo, volviéndose un acto casi posesivo.


 


-¿Y si no se lo toman a bien?- el castaño giró al rubio, sentándolo sobre sus piernas, y lo besó largamente, saboreándolo y disfrutándolo. Al separarse, Seto juntó sus frentes, sintiéndolo sin abrir los ojos.


 


-Creo que no has entendido cachorro. Serenity es una hermana para Mokuba y para mí. A estas alturas, tenemos años viviendo juntos y conviviendo con ella. La hemos visto crecer y desarrollarse como una señorita alegre y amable. Y en verdad te digo que su mayor deseo en la vida en los últimos años ha sido que estés con ella. Si se da cuenta de que estamos juntos y eso te hace feliz, ¿no crees que ella estará feliz por ti?- Seto volvió a besar al rubio, acercando más su cuerpo hacia él, sintiéndose a través de la ropa.


 


-Seguro sí, y creo que lo mismo será con tu hermano- dijo al separarse del beso, y Seto le sonrió.


 


-Entonces deja eso atrás. Lo más importante es que estás bien y vas a reencontrarte con ella. Y vamos a hacer todo lo posible para que ella recupere su capacidad de hablar; ahorita es lo más importante- esta vez fue Joey quien se abalanzó sobre él, profundizando más en el beso.


 


Se besaron por largo rato, sin que pasara a más, pero vaya que se disfrutaron. Cuando consideraron que era tarde, se fueron a acostar a la cama del CEO, en donde abrazó al rubio por la espalda, como a Joey le encantaba que lo hiciera, y se quedaron dormidos.


 


Faltaba poco para que regresaran Mokuba y los demás, y esos breves momentos que tenían para ellos solos planeaban disfrutarlos al máximo.


 

Notas finales:

Lindo día!

Hermosa noche!

 

Amor para todos!!


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